Un muerto en el Mercado { libre}

La noche ya había cubierto con su manto negro , diseñado con los polvos de aquellas estrellas que tanto gusto le daba a Lyuba mirarlas, observarlas…estudiarlas hasta llegar a sentir el cansancio cerrar sus parpados y dormirse en un silencio que más tarde se vería alborotado por los recuerdos de nuestra gitana. Como cada noche , algunos gitanos se reunían para cantar, bailar o simplemente hablar sobre las novedades de París . Aquella noche no era una excepción, casi todos los gitanos estaban reunidos alrededor de un fuego grande, cantando como hacían cada año. Lyuba no conocía aquello, apenas había llegado a París y había hablado a torpezas con el jefe, por lo que solo se resigna a ayudar a algunos que necesitaban, para ganar la confianza de sus “hermanos”. Mientras salía de su estancia, afuera, cubierta por una capa larga y usada , escuchó la canción que parecía volver a devolverle la paz. Tan armoniosa! Sus oídos disfrutaba cada nota que el gitano tocaba . Claramente se pudo observar en el rostro de la rumana, una sonrisa dulce. Como un imán que atrae cualquier metal, Lyuba comenzó a caminar hacía el fuego y sentarse al lado del gitano cantante. Sus ojos eran inexpresivos, tan solo observaban los dedos del gitano , acariciar las cuerdas de una guitarra vieja , española.

Se desconocía la estancia de Lyuba al lado del gitano, tan solo cuando acabó la canción ella se levantó y se alejó de la zona donde habitaba normalmente. En todos los días Lyu no hacía nada más que dar vueltas por París, trabajos que hacía a nobles caballeros o a damas. Aquella noche iba a dar una vuelta, seguramente en invierno no iba a estar tan repleto como lo era en verano. Se tomó la libertad de dirigirse hacía el mercado. Obviamente no había nadie así que siguió su camino con pasos sigilosos, ignorando la nieve que parecía impedir cualquier paso más que daba. Sus ojos claros y llamativos pudieron distinguir una sombra en la noche, un hombre . Alto ,blanco , un rostro conocido. El miedo parecía hacerse dueño de Lyu en cuestión de segundos. ¿Podía ser Isari?. Esa era la pregunta que la atormentaba. Cerro por unos instantes sus ojos, deseando que desapareciera y cuando los abrió..ya no estaba – No me digas.. – susurro en voz baja con un tono un tanto fastidiado – Ahora se supone que tengo alucinaciones.. – se dijo para si misma volviendo a caminar con el intento de olvidar aquella escena.

Dobló una esquina de un callejón y comenzó a caminar sin temor de algún ladrón o quien sabe que obstáculo podía encontrar en el camino. Justo cuando dio un paso más, se topo con algo ..algo que produjo su caída en la espesa nieve. Asustada por haber tropezado con algo fuerte, decidió apoyar sus manos en el suelo y girar su cuello aun estando en el suelo. Sus dos perlas llamativas, fueron en busca de “aquella cosa”. Era un ..hombre, que yacía como si nada en mitad del callejón, medio cubierto de nieve. La curiosidad siempre había hecho de Lyu una persona imposible por controlar. Gateó hacía aquel hombre apartando la nieve de el con rapidez. Parecía…- ¿MUERTO?! – exclamó sintiendo como su sangre dejaba de recorrer el recorrido que acostumbraba llevar. Su respiración estaba agitada y su corazón parecía salirse del pecho. Estaba más pálida que de costumbre . Tragó saliva. No podía ir a la policía , ellos creerían que ella era la que había hecho esa monstruosidad siendo una persona de clase baja. Lo único que podía hacer era déjalo ahí o enterrarlo, pero eso era demasiado para ella. Sin ninguna intención que pudiera servirle, sus ojos fueron dirigidos hacía el cuello de este. Tenía dos marcas profundas y parecía que la sangre que había perdido era justamente de aquel sitio. ¿podría ser..? .Sus ojos estaban fijos en aquel cadáver y su cuerpo no reaccionaba ,aunque su mente le pedía a gritos salir corriendo. No podía hacer eso, no sentía sus pies , tan solo escuchó el timbre de una persona .

Adoraba las noches en las que todos nos reuníamos, poder fingir que eramos una familia, fingirlo tan bien que se sentía real. Sonreía junto con los demás, a pesar de ser invierno y a pesar de que era de noche, invadía la calidéz, quizás era por el fuego del centro o por el sentimiento de pertenecer a un grupo. Estaba sentada entre ellos, sonreía a sus comentarios y fingía especial interés por los cotilleos mas recientes de la elite de París. El que no tuvieramos orígenes exactos o un lugar en la tierra construido para llamarlo hogar no nos hacía diferentes, al fin y al cabo eramos humanos. Me molestaba el rechazo de todos hacia mi gente, generalmente los mataban como a mi madre o los encarcelaban solo por el hecho de ser lo que eran o por hablar el romaní. Pero al verlos ahí reunidos tan felices me hacía olvidar todo eso, quería disfrutar de esos moentos y sentirme orgullosa.

Mi mirada no pudo evitar centrarse en la de una jóven, no llevaba mucho tiempo con nosotros, mi sonrisa desapareció lentamente, recordé cuando era yo la chica nueva, tienes que sonreir, tienes que luces agradable, hacer favores solo para encajar en el único lugar donde se supone puedes encontrar afecto. Si, me sentí identificada con ella, lucía como yo unos años atrás cuando recién llegué.

Me levanté de mi lugar no antes de darle una ojeada a los demás. Cuando me dispuse a ir hacia donde ella estaba, desapareció. La busqué con la mirada, se estaba alejando. La seguí despacio, no quería asustarla o que se sintiera acosada por mi. Dudé un poco, quizás lo mejor era darle su espacio, o quizás lo mejor era darle un poco de confianza conmigo y que no se sintiera tan apartada del grupo.

Cuando llegué a dónde ella se encontraba me sorprendió verla tan inmóvil sobre la nieve. A paso lento caminé hacia ella, quería asegurarme que se encontraba bien. -¿Lyuba?- Pregunté aún a distancia acercandome cada vez mas. Al estar a solo dos pasos de ella ahogué un grito. -¿Quesa....mulé?- Pregunté un poco asustada sabiendo la respuesta obvia: Si, estaba muerto. Miré a Lyuba, sabía que ella no lo había hecho, no la conocía del todo pero ella no pudo tener el tiempo para hacerlo, vaya yo habría visto algo, lo que podía dar por seguro era que estabamos en un grave problema ahora, si no me habían arrestado por hablar romaní en público seguro ahora lo hacían por homicidio. No podía dejarla sola y pretender que no había pasado nada, y si en verdad quería darle mi apoyo tendría que hacerlo ahora. Me senté a su lado examinando al hombre tendido sobre la nieva mientras intentaba pensar en que podríamos hacer para salir de ese aprieto.

Podía jurar que había oído una voz conocida , al menos su conciencia eso le decía. Pero su cuerpo no reaccionaba y por más que se limitaba en mover un dedo, no lograba. Temblaba . Y su rostro reflejaba sus emociones más profundas. Parecía haber visto la muerte delante de ella. Las cosas mas horribles estaban volviendo a su mente y podía sentir como las cicatrices del pasado se abrían volviendo a provocar el mismo dolor que aquel ser inhumano había provocado en ella. Todo aquello solo por ver a un humano muerto en medio del Mercado. Un aroma fresco, suave. A hierba que apenas había sido cosida y a flores frescas del campo embriagado con el olor del fuego , inundaron las fosas nasales de la gitana. Ese fue como un polvo mágico para poder moverse. En primer lugar apartó la capucha , dejando que su cabello largo y totalmente negro hicieran resaltar aun más los dos espejos de su alma. En segundo lugar giró su cuello con lentitud, observando a la chica.

¿Cómo era posible?. No había gritado a todo pulmón de que ,supuestamente, Lyuba hubiera matado al desconocido. Para la sorpresa de la morena, se sentó al igual que ella al lado del cadáver, pensativa. Y eso, de verdad, le dio razones al asunto. A la gitana, para volver a pensar en la situación que se encontraba y por supuesto , en la situación que la otra chica , se encontraba. Ahora, que podía analizar mejor su figura podía jurar que era una gitana. La había visto en el campamento muchas veces y también en la reunión de antes. ¿La había seguido?. Eso era lo de menos. Solo quería agradecer su presencia en aquel lugar. Parecía darle color a la situación tan macabra y sádica. Seguramente Lyu mañana se reiría de aquello.


Sus labios, secos a causa del frío, se preparaban para responder. Pero ella se había dado cuenta de que sí era un muerto . Lyuba tan solo asintió aun más pálida que de costumbre – Deberías volver al campamento.. – fueron las únicas palabras que la morena pudo hacer resonar en aquellas calles. Una voz apagada y frágil. Parecía ,que, en cualquier momento se rompería y comenzara a gritar , a destruir. Se preocupaba por ella y se sentía culpable. Iba a ser su responsabilidad, aunque no era culpable. Aun temblando apartó un poco la cabeza del hombre para examinar mejor aquello – Demonios.. – su susurro era vacío, pero lleno de odio . Su comentario era referido hacía aquella criatura que había causado tal desastre. Con rapidez volvió a mirar a la figura que estaba al lado de ella . Los ojos de Lyu tan solo estaban preguntando “¿Aun sigues aquí?”. ¿Acaso la joven quería ser juzgada por algo que no había hecho?¿Iba a caer en la desgracia junto a nuestra gitana?. Suspiró. Un suspiro solitario, completado por el miedo que parecía no desaparecer del cuerpo de Lyuba. Tanto tiempo intentando escapar de aquello y ahora parecía haber encontrado lo que de verdad había rezado al cielo por no toparse. La muerte. La eternidad. El sufrimiento.

Tantas cosas pasaron por mi mente que me di el lujo de ignorar su comentario, no pensaba regresar al campamento, ¿para que? Fingir que nada ocurría, fingir que todo era felicidad esa noche, fingir que nadie nos juzgaba, ya no mas, no esa noche, no me perdonaría que se la llevaran por algo que sé que no cometió y saber que yo la pude ayudar. Ahora era prte de mi familia, era parte de la kampania, ¿que clase de apoyo fraternal mostraría si la abandonara?

Mirando mas de cerca al hombre noé entonces las dos amrcas en su cuello y los hilos de sangre, no lucían taqn profundas como para haberlo matado, pero aún así lucía seco, era poca la sangre que aún quedaba, solo esas gotas. -Sin charco de sangre...- Musité, el no tenía sangre salvo dos gotas, se había desangrado, mas no había señal de líquido rojo, había dos opciones solamente:

a) Alguien lo había matado y decidió abandonar ahí el cadaver.
b) Lo había hecho un vampiro.

Los rumores sobre vampiros no eran novedad, tantos casos similares de los que se hablaban en los al rededores. En un reflejo paranóico miré lentamente a todos lados. -Vamonos.- Le dije mientras con delicadeza la tomaba del hombro, creí que era lo mejor, si regresabamos a la kampania podríamos fingir que nunca ocurrió nada, mañana nos enteraríamos sobre lo que ocurrió a través de los rumores, fingiríamos sorpresa y nadie recordaría el evento. A pesar de todo, me sentía un poco culpable, dejarlo ahí solo en la nieve como si nunca hubiera significado nada, probablemente ahora su familia lo estaba buscando, pero entre mas tiempo pasabamos con el, mas riesgo corríamos de terminar en prisión.

Debía abandonar la batalla. Ella no iba a irse. Se resignó con la idea de que tendría compañía en la celda . Podría sonar algo egoísta pero si ella quería estar involucrada en aquella obra de arte, debería asumir las consecuencias. Sin volver a comentar sobre el asunto de quedarse o irse, volvió su vista al pobre hombre. Era un inocente. Los vampiros solían arrancarles la vida a seres inocentes como lo era Lyuba y su querida compañera. ¿Por qué se sentía culpable por todo aquello?. No era ella el ángel de la muerte, tan solo era una pobre gitana de origen rumano, intentando sobrevivir en aquel mundo enigmático.

Ambas parecían saber lo que estaba ocurriendo. No sorprendía a Lyuba aquello. Era algo normal que la gente supiera de la existencia de aquellos seres sin corazón ni piedad. Definitivamente, la mente de la rumana se repetía una y otra vez que defendería a todo aquel que necesitaba su ayuda en aquellas tierras. No más miedos, no más pesadillas . Iba a tener que esforzarse, hacer ejercicios hasta poder llegar a ser una cazadora de vampiros como su difunta madre lo había sido. Por supuesto, eso llevaría años buenos de ejercicios diferentes. Uno a uno, los vampiros caerían y junto con ellos…toda aquella eternidad. Sí, tenía grandes sueños, pero…ese era el deseo más intimo de la morena. Y no descansaría en paz hasta saber que la perfección junto con la lujuria había muerto , abrazando a la eternidad y dando paso a un mundo mejor, mucho más tranquilo.

Aquellos pensamientos fueron borrados con rapidez al sentir una mano suave en su brazo. No dudó en levantarse con lentitud ,mirando a la morena y agradeciendo con una mirada dulce todo aquel apoyo que le había regalado, sin aun conocer su personalidad y su forma de pensar. Sin pedir permiso, tan solo dejando que su cuerpo hable, la tomó de la mano jovialmente , como si todo aquello no hubiera existido - ¿Damos una vuelta, Milenka? – preguntó comenzando a dejar atrás aquella imagen tan oscura como la misma noche.
La nieve parecía gritar con cada paso que ellas daban. Dos chicas que buscaban la infancia robada y la alegría de una familia, al menos por parte de Lyuba. Mientras caminaban en silencio, aun tomadas de la mano como dos hermanas, la morena preguntó - ¿De donde vienes? – su acento tan peculiar y torpe desvelaron el origen de Lyu, rumana. Un timbre de voz mucho más tranquilo. Es por ella la tranquilidad con la que invadía su cuerpo de esperanzas, polvos mágicos de las estrellas y el brillo tan natural y bello de la luna. Una luna que escondía secretos durante miles de años.

Parecía que ella también estaba dispuesta a olvidar el pequeño indicente, de igual manera continuaba preocupada, no solo nosotras podríamos ser culpadas, también la kampania, tecnicamente eramos los únicos cerca de donde ocurrió al indicente y a ning´n policía le afectaría decir que encontró all culpable del homicidio: Un gitano. Una excusa para deshacerse de uno o varios de nosotros, darse un logro ante la sociedad que últimamente no ve tan bien al departamento de policía con tantas muertes aún sin resolver.

Me hubiese gustado darle una despedida al muerto como se debía, me limité a levantarme y hacer una pequeña reverencia -Ashen Devlesa.- Murmuré casi en forma de bendición en mi idioma materno y me dispuse a dar por cerrado el pequeño y sombrío encuentro de aquella noche. Dudaba olvidarlo alguna vez, mas perfectamente podría no mencionarlo, no hacía falta hacerlo. Aún así me inundaba la curiosaidad, y cuando mañana mencionaran el tema no podría evitar preguntar quien era aquél hombre, preguntar por su familia, dar mi pésame...actuar de la misma forma en la que actuo cada que me entero de uno de esos eventos. Pensar que a diario escuchaba ese tipo de eventos y nunca les ponía atención, sin duda eso cambiaría.

Quizás no había ganado un poco de su confianza de la manera que me hubiera gustado, con una muerte involucrada, mas ahora compartíamos algo, algo que no era cualquier cosa, seríamos complices aunque nunca volvieramos a mencionarlo nosotras sabíamos lo que habíamos visto juntas.

Caminamos, dejando atrás el cuerpo, lo que habíamos descubierto. Fue ella quién rompió el silencio con una simple pregunta, una a la que nunca me había enfrentado antes, las personas suelen evitar preguntar eso, saben que los gitanos no tenemos un lugar de donde venimos, los gitanos no habían preguntado eso, poco sabían de mi historia, y no les incomodaba, importaba mas quién era ahora y en qué me convertiría, no lo que fui en un pasado. -Yo...- Dudé antes de dar una respuesta concreta. Yo no venía de ningún lado, no había país alguno al que pudiera llamar hogar, no crecí con otro idioma que no fuera la lengua gitana, nunca me establecí, nunca tuve que comuniarme con otras personas que no fueran mi kampania. Solo me he establecido en Francia, gracias a que fui aceptada aquí, mas no provenía de París. -Vengo de todas y ninguna parte.- Esa fue mi respuesta, había recorrido todo Europa, algunas veces incluso visité dos veces el mismo lugar, lo que yo consideraba hogar era la carrecta que compartía con mi abuela y con mi madre antes de que muriera. -¿Cómo tu llegar aquí?- Le pregunté después de mi no muy acertada respuesta, ella podría decirme de dónde venía, o cual fue su última parada antes de París. Aunque por lo que pude notar ella tenía un acento, por lo que sabía otra lengua, lo que me hizo suponer que la había aprendido en un lugar donde estuvo varios años.

El paisaje de blanco no le agradaba a la morena de ninguna manera. Nunca le habían gustado el invierno. Aquel color blanco , tan puro e inocente ponía a Lyuba de un humor negro. ¿Qué inocencia tenía aquellas tierras. ?. No existía inocencia alguna en aquella ciudad tan pecadora. Aquella noche había visto como la “inocencia” había matado a un hombre. Pero debía olvidarse del incidente, debía estar acostumbrada ver a su alrededor personas muertas.

Volvió a la realidad, escuchando con atención cada palabra que salía de los labios de su compañera , intentando despejar su mente de la conciencia que la atormentaba y de los recuerdos que parecían devorarla de vida. No había pensado correctamente la pregunta y la boca se le había ido por delante, adelantándose en preguntar de donde venía. Era obvio que todos , o al menos algunos gitanos no tenían un lugar fijo. La morena se refería de donde había venido, de donde había nacido. En Rumania, la pregunta era frecuentada, por lo tanto no era tan extraño cuando escuchaban aquellas curiosas interrogaciones. Su respuesta había sido un enigma. De todas partes..¿ había visto TODO el mundo?. Tal vez la joven no tenía confianza en Lyuba para decirle de donde exactamente venía, su lugar de procedencia..¿o es que no tenía?. Dejando eso a un lado, ahora era el turno de Lyuba contestar. Iba a ser sincera.

Ambas compartían un “homicidio” y ella había demostrado fidelidad hacía nuestra rumana. Por lo tanto despegó sus secos labios para hablar, haciendo resonar su aterciopelada y suave voz – ]i]El…destino me trajo aquí[/i] - ¿tal vez era eso?. Siguieron caminando un rato en silencio hasta que Lyu volvió a añadir – Vengo de Rumania.. – al decir aquello fue como sentir aquellos momentos donde ella danzaba alrededor del fuego , con una edad frágil..pero al menos junto a sus padres. Fue más como un flash rápido. Aquello asustó a la joven y dejó de pensar en su país natal para volver a preguntar - ¿Conoces a mucha gente? – curiosa. Una buena palabra para describirla. Tal vez ella tenía mucho más tiempo que la morena, por eso mismo la pregunta. Se refería a toda clase de gente, no solo a los de su clase. ¿Los gitanos eran una clase social?. Sí, solo que algunos ignoraban aquello por historias o leyendas que a veces solían enflorecer la imaginación de la gente con mentiras.

La conversacion con Lyuba y las interrogantes me hacian recordad a cuando llegue a la kampania por primera vez, algunos amistosamente me hacian preguntas para conocerme mejor, la mayoria me las hacian en frances, la minoria en romani, de haber conocido su lengua y de haber respondido la mayoria, quizas pude haberme integrado mas rapido a la convivencia de la kampania parisina.

Ahora caminabamos, dificil de creer, incluso parecia que el incidente nuca hubiese pasado, ¿era una actitud incorrecta el dejar atras a un hombre asesinado e iniciar una conversacion practicamente casual? Queria hacer algo al respecto, llamar a la policia, avisar a alguien, pero sabia que solo conseguiria ser yo la encarcelada. Fue entonces que decidi continuar solo concentrada en sus preguntas. -La kampania, pocos en pueblo, mi amo.- Respondi a su pregunta en forma de lista practicamente.

No conocia a muchas personas a pesar de llevar ya un par de años en la cuidad, debido en su mayoria a mi falta de dominio del idioma, no queria hacer el riduculo, durante unos segundos pense en que seguramente lo estaba haciendo en ese momento, quedar como una ignorante solo por no saber acomodar las palabras del lugar, a pesar de sonar como una vanalidad lograba deprimierme, pero ya tenia a mi parecer, un mayor avance a diferencia de cuando llegue. Tomando en cuenta de que nunca recibi una leccion, salvo un par de veces que los demas gitanos intentaron ayudarme a incrementar mi vocabulario.-¿Tu? ¿Trabajas?- Pregunte para saber su respuesta a su propia pregunta mientras caminabamos ademas de agregar una nueva por curiosidad.

A cada paso que dabamos yo miraba el suelo con cuidado de no pisar alguna grieta, eso lo hacia solo por entretenimiento algunas veces,, pero ahora mis pies solo se hundian en la nieve. Mis brazos estaban cruzados, mas bien de forma que parecia y sentia que yo misma me daba un abraazo. A pesar de todo, era invierno, hacia frio, el que pasaramos frio durante las noches no significaba que lo soportabamos, al contrario, era molesto, ademas de que los escalofrios que me recorrian tambien en gran parte eran por recordar la triste iimagen del cimen una y otra vez en mi mente.