Más allá de los fantasmas del pasado [Pietro Anghel]

Off: Canción que cantará Evelyn: https://www.youtube.com/watch?v=EAANKFPchtA
E imagina que esa imagen está en un ambiente nocturno.

On:


Deslicé mis dedos cuidadosamente sobre el tronco del imponente sauce llorón que alzándose ante mí impregnaba la atmósfera de una sensación de protección, tranquilidad y melancolía. En el mismo había unas marcas irregulares que trazaban unas iniciales aun manchadas por la tétrica sombra granate que antaño fue carmesí, éstas se encontraban rodeadas de unos símbolos que según mi libro de hechicería atraían la buena fortuna. Deseé aferrarme a esa creencia con toda mi ánima, pues las iniciales que ocupaban el centro del susodicho tronco eran nuestros presudónimos; el mío y el de mi hermana. Y aquello, un ritual de protección espiritual llevado a cabo en un momento de suma desesperación.

Tras dejar escapar un pesaroso suspiro, deslicé la mirada hasta posarla sobre la radiante luna llena, aquella que con su hermoso fulgor abrazaba todos y cada uno de los confines de aquel desolado y diminuto claro oculto y desconocido para la mayoría de los seres humanos.
Aun me extrañaba el hecho de encontrarme en un lugar como aquel, pues no hacía más que evocar el dolor que no hace mucho tiempo había atenazado y desahuciado nuestras pobres ánimas aun inexpertas y lejos de estar adaptadas a la crueldad que parecía ser la protagonista de aquella comedia a la que muchos llamaban Vida. No obstante, la sombra del magnífico roble que me protegía de las coléricas y gélidas ráfagas de viento de aquella noche de invierno, una vez nos protegío a mí y a mi hermana de caer entre las garras de la Muerte, hubiese sido una caída de lo más injusta pese a nuestros supuestos crímenes, desde luego, pero... si la vida no era justa, tampoco podíamos esperar una cortesía diferente por parte de la muerte así que decidimos salvarnos, y aquí estoy, pero... ¿ella?
Por desgracia la respuesta no acudió a mi mente. Ni a mi mente ni a mi tarot. Ni siquiera vino a hacerme la anhelada visita en mi reino onírico o en los cuadros que pintaba... tampoco el piano, mi más fiel amigo pudo ayudarme.

Ante aquellas expectativas y las emociones a flor de piel confiada en que no había nadie por los alrededores, inspiré hondo y empecé a cantar en una lengua muy antigua. Canté, canté, canté y canté como si no existiera mañana, como si aquella fuera la única solución existente, como si así pudiera hallar respuestas... como si la sonrisa de la muerte fuera a desaparecer de mi mente, al igual que la grotesca imagen de la propia realidad que al cerrar los ojos para imaginar un lugar mejor al que poder escapar a veces se dignaba a liberarme de mi perpetuo martirio.

Estresante. No podía recibir otro nombre la vida de alguien de sangre azul. ¿Privilegios? Los que se quisieran. ¿Responsabilidades? Más de las que se quisieran. Tantas reuniones, viajes, fingimientos, falsas risas, tristezas maquilladas, odios sepultados bajo melancolías… Y aún así nadie estaba dispuesto a escuchar a nadie, nunca. Siempre era el deber por delante, daba igual si las consecuencias iban a ser malas o buenas, siempre intentando no perder posiciones… Codicia, ambición, corrupción, envidia… Nunca podías fiarte de nadie. Ni si quiera de tu propia sombra.

Aunque, en aquella ocasión, la sombra lo seguía y muy de cerca. ¿O era que él estaba dentro de ella? De noche, en el bosque, solo y con frío. -Genial…- susurró al ver que se había perdido -¡Por qué le haría caso! -, gritó despacio. Había salido precisamente a retirar todos esos pensamientos de su cabeza, a airearse, a perderse un poco (nunca mejor dicho) y respirar tranquilo durante al menos unas horas. Sin embargo, al tomar el atajo que le había mencionado su mayordomo, se había perdido. Llevaba horas quizá dando vueltas, siempre volviendo al mismo punto, al lado de aquel árbol caído que se pudría en el suelo mientras hongos y setas nacían de sus oscuras holguras. Hasta el caballo comenzaba a cansarse, visible en la espuma que sobresalía de sus labios. Se apeó para dejarlo descansar y fue entonces cuando escuchó algo que llamó su atención. Un sonido suave y melódico, como las olas del mar que siguen un ritmo constante. Comenzó a caminar con las riendas en la mano, despacio, buscando la cuna de aquella embriaguez que llegaba a sus oídos.

Sus pies lo llevaron a una especie de claro con un lago en medio y muchos árboles alrededor y, concretamente de detrás de un sauce llorón, era de donde provenía el sonido. Se acercó y vio a una mujer de largos cabellos flameantes entonando un canto cuya lengua desconocía, pero que lo cautivó. Suspirando, se echó en un tronco, apoyándose en él mientras la observaba embobado.


Off: Lo siento un millón de veces T.T Tenía muchos exámenes y no podía concentrarme en esto, perdón T.T

Por cada nota que entonaba, un nuevo sentimiento se posaba tras la melodía impulsandola hasta alcanzar los confines de la añorada paz. Poco a poco mi cuerpo mecido por el cántico, se fue relajando lentamente y aquellas diapositivas pesadumbrosas se fueron apagando hasta que no hubo rastro de ellas. Finalmene pude sonreir de alivio.

Una vez alcazdo el anhelado sosiego, abrí los ojos permitiendo así que mi mirada se topara con el susodicho tronco de árbol. Todo lo que hice fue dejar escapar un leve suspiro y sonreir a sus nombres, aquello era una despedida.
Pese a tener ese concepto de despedida relampagueando en mi mente, en el fondo deseé volver a encontrarla... desee que su muerte tan solo existiera en el eco de mi más tortuosa preocupación, por desgracia no podía estar segura de ello.

Cuando salí de mis divagaciones, me volví hacia el camino de vuelta a casa y de pronto me percaté de la presencia de un señor que descansaba sobre el tronco de un árbol. Sentí una mezcla entre miedo y sorpresa, miedo porque temia que sospechara de mi condición de bruja y sorpresa porque no esperaba encontrarme a nadie por ahí, ¡era un lugar casi inalcanzable! Supuse que al abrir los ojos de par en par fue más que notable que no contaba con encontrarme con alguien en aquel hermoso claro nocturno.

-Buenas noches le deseo aquí en este lugar alejado, mas debo pedirle disculpas por mi torpeza, pues no había reparado en su presencia hasta ahora.- Dije cortés esbozando una media sonrisa. -Hasta estos instantes habría jurado que nadie más conocía este claro, supongo que la estrella de la fortuna brilla sobre su cabeza.- Comenté aun manteniendo la cortesía.
-Y si no es indiscreción, ¿Qué le trae por aquí?- Pregunté con amabilidad y un atisbo de curiosidad.


Off: No te preocupes, yo también he estado de examenes. De hecho los acabé ayer. ^^

Sonreía escuchándola. Fuese lo que fuese lo que estuviera diciendo, lo calmaba y tranquilizaba. ¿Era acaso alguna melodía relajante de por sí? Suspiró y cerró los ojos mientras seguía oyendo aquel suave sonido, pero frunció el ceño y los abrió cuando este cesó. Contempló entonces la luz de la luna reflejarse sobre el rostro de la mujer que cantaba y sonrió al ver lo hermosa que era. Ladeó un poco más la cabeza y la observó, hasta que ella lo descubrió y pareció asustarse. O eso, o sus ojos eran demasiado expresivos - ¿Fortuna? - rió suavemente - Si la fortuna significa perderse, entonces sí, esta noche esa estrella me acompaña - sonrió y volvió a ladear la cabeza - Canta usted muy bien, madame… - dijo casi susurrando, mirándola con algo más que ternura.

Bueno, ella había dicho alejado… Sí, acababa de cerciorase de que se había perdido. ¡Maldita sea! - Eh… -se llevó una mano a la nuca - ¿Conoce usted este sitio? - preguntó con un tono ambiguo entre infantil y serio. La verdad, se sentía algo tonto preguntando aquello, pero bueno… Ser conde no significaba conocerse la geografía europea… Al menos no la física…

Suspiró y se la quedó mirando, a la espera de que dijera algo que pudiera ayudarle, o esperando poder volver a ponerse en marcha para encontrar el camino a casa.


Off: Sorry de nuevo, menos mal que ha llegado Semana Santa TTU...