¿A Rose for Me? Oh, What a Gentleman [Pietro]

por Invitado Dom Mar 20, 2011 6:04 pm

Hoy era un día común, el sol resplandecía en el cielo azul, y sentía como sus cálidos rayos tocaban y acariciaban la piel desnuda de mis hombros mientras me dirigía a los jardines botánicos de la familia, tenía una especie de afinidad con las plantas que me encantaba, era como si todo floreciera más cuando estaba a mi cuidado, y eso era desde que era pequeña, cuando era pequeña, cuando era pequeña, el pensar en mi niñes trajo recuerdos de mis padres, recuerdos que intente borrar con una sacudida de cabeza, pero no lo logre.

El carruaje me había dejado al inicio de los jardines botánicos privados de las familias más pudientes de Francia, así como la realeza de este y otros países, caminaba con la elegancia y clase que me caracterizaban por mi educación desde niña, una mascara que sabía llevar bien puesta ya que nada de esto era verdad, en realidad yo no era educada, era una chica que diría todo lo que piensa si se lo permitieran, pero era una mujer, debía permanecer callada y sin molestar a nadie hasta que fuera permitido decir una que otra palabra.

Estaba ausente en mis pensamientos, tan ausente, que no me percate que había un hombre frente a mi, un hombre de porte elegante y fino, choque con el y por poco pierdo el equilibrio, sentí sus brazos alrededor mio apenas lo suficiente para no caer, mi corazón latió fuertemente en mi pecho y sentí mis mejillas enrojecer-Yo..yo...lo lamento- tartamudee bajando la cabeza, lo más probable es que fuera un noble o algo así y para ellos que una mujer los golpeara, por muy accidente que hubiera sido, era un insulto.

por Invitado Lun Mar 21, 2011 11:59 am

Aquel lugar estaba bien custodiado, oye, con hombres en la puerta y todo. Sus labios se curvaron en cuanto vio las caras de éstos haciéndoles una seña para que le dejaran abrir a él. Estaba algo harto de que siempre se lo tuvieran que hacer todo. Más de una vez había mandado a freír espárragos s las doncellas que iban por las mañana para “vestirle”. ¿Es que acaso no tenía manos? ¡Por el amor del cielo! Ladeó la cabeza mientras se negaba a sí mismo que situación semejante pudiera tener lugar entre la alta sociedad. ¿No tenían bastante con ser imbéciles que también debían ser vagos de narices? Dios… Con lo fácil que era ponerse unos pantalones y abrocharlos sin tener que esperar a que alguien se agachara a meterte el pie dentro. En fin… Debería ser el único que pensara así.

Se adentró jardín adentro y comenzó a recorrerlo observando todo y oliendo cada rincón escondido, acariciando las flores y sonriendo a su tacto. Cualquiera que lo viera podría decir que parecía un niño pequeño con zapatos nuevos. De repente se fijó en unas flores en concreto, unas rosas rojas cual sangre de emperador, a las que se quedó mirando con cara de embobado. Tan entusiasmado se encontraba con ellas que no se percató de que una hermosa mujer caminaba por allí, y cuando fue a erguirse chocó con ella, casi haciéndola caer. Consiguió agarrarla a tiempo y se quedó abrazado a ella - Oh, disculpe, ¿está bien, domnisoara? - preguntó con la última palabra en rumano cuando la miró a los ojos y contempló toda su morena belleza.

por Invitado Lun Mar 21, 2011 3:28 pm

Estaba muy avergonzada por lo que había pasado, el se disculpo y me pregunto si me encontraba bien-Curs, ne pare rau, vina mea-dije respondiendo, tenía un muy marcado asentó rumano, así que supuse que el hablaba ese idioma, yo sabía gracias a los estudios que se me habían impartido a pesar de que en estos tiempos la mujer solo debería ser buena esposa y aunque fuera una tonta.

Le dedique una sonrisa, seguía siendo sostenida solo por sus brazos y era un poco incomodo ya que era un completo desconocido, y si era guapo, y vaya si tenía unos labios apetecibles, pero era un desconocido así que con elegancia y delicadeza puse mis manos en su pecho y me apoyé para quedar parada a unos pasos de el. Ante todo, cuando estaba en publico y frente a extraños, era toda una dama.

-Violette Rousseau-dije extendiendo mi mano formalmente

por Invitado Mar Mar 22, 2011 3:57 pm

París no dejaba de sorprenderle. Primero aquella mujer en el bosque originaria de su propio país, y ahora otra belleza que sabía hablar como él. La dejó que se levantara, y sonrió pícaramente cuando notó aquellas manos apoyarse sobre él - Vaya, grata sorpresa, madame - dijo mirándola, y luego le cogió la mano, besándole el dorso - Pietro Anghel, a sus servicios - dijo con una de sus seductoras sonrisas. Se fijó en su rostro. Qué bella se veía con aquella tímida sonrisa… - Bonito día, ¿no le parece? - y se dio la vuelta. Disimuladamente, cortó una de las rosas y se la ofreció - Una simple flor para adornar la ya de por sí visible belleza de la mismísima Venus personificada ante mis ojos - ofreció son un tono muy seductor y cortés.

por Invitado Mar Mar 22, 2011 8:04 pm

Continué sonriendo cuando note que el me correspodio el gesto y en mi interior reí por sus gestos, de acuerdo no sería la primera vez que un noble intentaba seducirme o cortejarme, por lo regular termíno jugando con el por unas semanas y luego pasaba la página al siguente candidato, era una forma muy divertida de pasar el rato, pero por ahora decidí dejar esto en sonrisas coquetas y miradas insinuantes.

Mantuve una aparente timides después de que paso la verdadera y mantuve la cordura, vaya si era guapo el hombre, pero eso no era algo con lo que dejaba que los hombres me controlaran, todo lo contrario, yo tambien era bella, lo sabia, y sabia utilizarlo.

El giró y se inclinó ligeramente en un sembradio de rosas muy hermoso, había rojas, blancas y amarillos, unas mezclas que hacían que pareciera que era magico, cuando se irgio con una de color blanco en su mano, me dedico un cumplido que debería haberme hecho caer rendida sobre sus brazos, y lo logro a medias, me impresionó un poco-Supongo que sí es un hermoso día y ahora más con su compañia caballero, ¿Dispondria de unos momentos de su tiempo para pasar un rato a mi lado?-pregunte educadamente mientras le dedicaba una sonrisa calida y una mirada atrapante.

por Invitado Sáb Abr 16, 2011 6:12 am

Pietro, Pietro, Pietro… ¿No has aprendido todavía que las cosas hermosas son las que más saben hacer daño y defenderse?

Aunque su conciencia le dijera aquello, Pietro sonreía de lado. Aquella hermosa dama parecía ser de las que no guardan recuerdos de aquello que no les interesa. Pero, en fin, la cortesía estaba primero - Gracias por devolverme el halago, madame Rousseau - contestó en un tono alegre y jovial - ¿Tiempo? - se encogió de hombros - No me sobra muy a menudo… Pero podré concederle esos minutos que solicita a nuestro original encuentro - respondió sonriéndole educadamente.

La miraba con los ojos entornados, observándola y sonriendo de lado por todo lo que sus ojos y su rostro le contaban. Sin embargo, dejó de pensar en aquello y se dedicó a seguir siendo cortés, y le ofreció el brazo - ¿Gusta de dar un paseo para fundirse aún más con la belleza del lugar? - preguntó inclinándose levemente.

Off: Siento la tardanza, espero que en esta Semana anta tenga más tiempo libre. Perdón TT

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