El Deber de un Gentleman [Privado Alice]

por **Luis Alejandro Taylor** Mar Mayo 22, 2012 10:27 pm

He viajado bastante a pesar de mi corta edad, y debo decir que realmente estoy muy conforme y feliz de haber escogido París como próximo destino. Bella arquitectura, bellas mujeres...tragos exquisitos y, cómo no, una tierra tremendamente fértil para los negocios. Poco a poco comenzaba a comprender en carne propia el por qué de que mi padre triunfara en esta ciudad, y el por qué de mi nacimiento aquí; y eso me tenía bastante animado.

El atardecer adornaba el ya precioso paisaje francés del que yo era parte, caminando por las veredas observando con curiosidad cada detalle, cada edificio y cada persona, con ese entusiasmo propio del perro pero con la mesura propia del hombre. Gracias a esa ansiedad detallista fue que pude ver una situación que, por decirlo menos, llamó mi atención: una mujer, qué digo...una bella mujer caminaba con premura mirando de reojo hacia atrás, y gracias a mi posición pude ver el motivo de sus acelerados pasos. Un varón, no...un hombre no muy agraciado tenía sus ojos fijados en ella, y la seguía aparentemente con no buenas intenciones a pesar de que su objetivo le decía una y otra vez que se alejara y que le dejara tranquila. Me ajusté sutilmente la corbata y no perdí más tiempo, era mi deber ayudarle.

Me acerqué interrumpiendo el paso de aquel incompetente y le hablé con tono pausado, pero firme - Monsieur, creo que la dama ya le dijo que no deseaba estar con usted. - Le miré inquisitivo, tratando de intimidarlo. Mi intervención fue suficiente para que más personas (menudos ciegos...) se fijasen en la situación y en el hombre que ahora era el centro de atención. Afortunadamente un policía iba pasando y fue informado de la situación, llevándose al hombre ante el alivio de los presentes. Me volteé a ver a la joven y le sonreí con amabilidad - Aquel desalmado no volverá a molestarle, mademoiselle. - dije en un francés que se notaba extranjero.

por **Alice Velour** Jue Jul 05, 2012 1:15 am

Había sido un día muy agitado, el circo tenía todas las funciones del día ya vendidas, menos mal, para Alice, solo duraban hasta el atardecer ya que a ella le tocaba un doble trabajo, el ser bailarina y también la domadora de animales. A pesar de que era bastante agotador ella se lo pasaba de maravilla, siempre había disfrutado desempeñarse en ello además que había aprendido de la mejor, su madre. Las funciones por fin habían acabado y Alice había sabido escabullirse entre la gente para escapar así de las manos del dueño, que si bien era una buena persona a veces se ponía un poco…odioso y no la dejaba salir.

Antes de salir con la multitud pasó a su habitación para al menos lavarse la cara, soltarse el cabello y cambiarse de ropa porque siempre la ropa del circo era complicada y de colores demasiado llamativos aunque a ella siempre le habían gustado. Cuando por fin pudo salir, ya no quedaba demasiado para que se oscureciera por completo y la mucha gente volvía a la seguridad de su hogar. La gitana jamás le había temido a la noche y tampoco se había encontrado con alguna criatura, ella no las conocía por lo que no sabía a lo que se exponía.

Cuando caminaba por las calles parisinas logró darse cuenta (extraño en ella) que alguien la miraba de forma extraña, se asustó, se asustó mucho, sobre todo porque estaba segura que lo había visto antes en el show que había hecho en el circo ¿o es que había acaso posibilidad de encontrar a alguien tan parecido?. El hombre le causaba un rechazo que pocos le provocaban, ella siquiera se volteaba para mirarle de frente, le daba miedo pues presentía que sus intenciones no eran nada buenas. Insistió muchas veces, con una voz no muy alta, con que la dejara en paz y se alejara pero aquél hombre no parecía hacerle caso.

Su paso era rápido pero mientras más aceleraba más aumentaba el paso el hombre ¿qué pretendía? Alice llevó una de sus manos sobre el corazón y unas lágrimas se asomaron en sus ojos, estaba nerviosa pero aún así no quería gritar, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar. Solo miró hacia atrás cuando sintió la voz de alguien más, se volteó para mirar la situación de frente estando totalmente sorprendida, alguien la estaba ayudando ¿era acaso un milagro? Estaba tan embobada con la situación que no se percató de que la gente alrededor comenzó a observar todo, solo notó como se llevaban al hombre que la molestaba y luego vio cómo el hombre que la había ayudado se volteaba quedando aún más sorprendida por la belleza del mismo, si, había visto hombres guapos en su vida, pero él era de aquellos en que tanto hombres y mujeres volteaban a mirar. Abrió la boca inútilmente y luego aclaró la garganta antes de contestar – Muchas gracias….si no me hubiese ayudado…no se qué habría hecho ese hombre – Tragó saliva nerviosa, de tan solo imaginar lo que pudo haberle ocurrido si no fuese por él. En un movimiento disimulado, o era lo que ella pensaba, se secó las lágrimas y luego le sonrió

Perdón la demora! u_u

por **Luis Alejandro Taylor** Jue Jul 12, 2012 8:20 pm

El ser un Gentleman no era únicamente coquetear galantemente con las damas a punta de halagos y estímulos a su ego y a su bolsillo; también era prestar toda la ayuda posible en caso de que la dama tuviera problemas, logrando casi siempre el inicio de una conversación sin demasiado esfuerzo, tal y como en esta situación. La jovencita se veía nerviosa, y cómo no, casi cualquier dama veía alterada su hermética calma con una persecución de ese tipo. Era mi deber tranquilizarla, y comencé de inmediato. Sin dejar de sonreír me le acerqué manteniendo al filo la distancia establecida para dos personas que no se conocen sin ánimo alguno de intimidarla, ya que esa obviamente no era la idea; sino que hacerla sentir tranquila y a gusto para que poco a poco fuera cediendo. - Me parece inaudito que ninguno de los que circulaban por aquí haya movido un solo dedo por ayudarle, pero sí se movieron de inmediato en plan cotillas para contar la experiencia a sus familiares y guardarla como un recuerdo pintoresco de un día común - Dije mirando a mi alrededor, sabiendo que las personas a las que pretendía aludir se sentirían plenamente aludidas.- Hmph, parisinos...- Al fin había encontrado algo que me disgustase de aquella ciudad que parecía perfecta por todos lados...así que recuerden, nada es perfecto. Me volví a la dama y sonreí casi con sensualidad - ¿Se encuentra bien? ¿Desea algo más? - Pregunté cual mayordomo, inclinándome en una reverencia propia del criado al rey. - Luis Alejandro Taylor para servirle - incliné una de mis rodillas y amplié la reverencia, sonriendo internamente por cómo se sonrojaba mi acompañante. No me gusta juzgar por vestimenta, pero por lo que traía no parecía para nada alguien beneficiado con las ventajas que suponían tener dinero en grandes cantidades. Le vi tender tímidamente su mano hacia mí y yo no hice más que cogerla con delicadeza y besar lentamente su dorso, separándome e incorporándome a la vez con lentitud, contemplándola a los ojos...y notando que su rostro era intrigantemente bello. Un motivo más para querer tenerla en mis brazos.

por **Alice Velour** Miér Ago 08, 2012 3:47 pm

Se sentía altamente nerviosa, su respiración estaba agitada solo por el nerviosismo que la persecución había significado. A pesar de que el hombre ya estaba lejos de ella y había tenido la suerte de que una buena persona la había ayudado, de todas formas parte de su cuerpo seguía temblando, jamás había pasado por una situación así y siempre en el circo le repetían que si salía a pasear sola debía tener mucho cuidado, ahora comenzaba a comprender el por qué lo decían. Escuchó con atención al joven quien hablaba de forma desilusionada al notar que nadie más la había ayudado, le costaba mantener la mirada en él ya que lo consideraba realmente guapo, Alice no tenía la costumbre de estar muy cercana a los hombres, solo a los amigos y compañeros del circo – Tal vez les dio miedo que el hombre les hiciera algo… - Suspiró y luego levantó la vista, con una dulce sonrisa en sus labios – Agradezco el que haya estado aquí para ayudarme, me encuentro bien…gracias a usted – Hizo una pequeña reverencia mientras observaba como besaba el dorso de su mano y sentía que sus mejillas se sonrojaban notoriamente – Soy Alice Velour…es un gusto, trabajo en el circo gitano – Aquél hombre la ponía realmente nerviosa y ella no comprendía del todo la razón, sentía que su estómago se retorcía tan solo por el beso en su mano.

por **Luis Alejandro Taylor** Miér Ago 15, 2012 11:07 pm

Alice, Alice, Alice. Alicia. Alice. ¡Hermoso nombre! Bendita mi suerte que me había dejado junto a una mujer como ella, de buen cuerpo y buen nombre, y de actitud aún más buena. ¿Era gitana? Eso era un detalle mínimo, así como que a ella le importase que yo fuera de la alta sociedad. Era algo destinado, así lo percibía y hasta hoy lo sigo creyendo. No dejé de sonreír un segundo, contrastando con su evidente nerviosismo que me dejaba un tanto anonadado y enternecido a la vez. – El placer es todo mío, Lady Alice. – Qué bien sonaba eso…- No tiene por qué agradecer – le dije incorporándome – Hice lo que cualquiera con un grado de decencia hubiera hecho, usted es una dama demasiado bella como para dejarla sola a la suerte de personas que no son de su preferencia. – Me coloqué a su lado y le ofrecí mi brazo con tal de que se afirmara – ¿Desea que le lleve de vuelta a su hogar en mi carruaje? ¿O a la manera tradicional? Usted sólo diga, que yo dispongo. – Reí un poco y le miré expectante, esperando saber qué tendría que hacer para tenerla comiendo de la palma de mi mano; aunque, como se veían las cosas…no faltaba mucho para ello.

por **Alice Velour** Miér Ago 29, 2012 12:11 am

Quedó perdida en sus ojos por unos largos segundos, pero al escucharlo volvió rápidamente en si ¿Lady Alice? Primera vez que la trataban con aquella formalidad y realmente era extraño para ella, después de todo “solo era una gitana” aunque no por ello poca cosa, eso lo sabía bien, su madre jamás se había cansado de repetirle que no se dejara pasar a llevar por nadie. De pronto sintió una leve brisa por lo que cruzó sus brazos, realmente no hacía frío pero después de toda la adrenalina, Alice suponía que ahora su cuerpo “volvía a la normalidad” o algo así. Al escucharlo sonreía, nadie había sido tan amable con ella a pesar de no entender demasiado bien sus intenciones, ladeó un poco el rostro antes de hablar – Supongo que no todos tienen decencia – Sonrió y se alzó de hombros, la verdad es que aún no comprendía bien todo lo que había ocurrido. - ¿Dama? ¿Bella? – Murmuró sin prestar demasiada atención si él escuchaba, observó de reojo el cómo se ponía a su lado para ofrecerle el brazo, sin esperar demasiado posó una de sus manos en él, después de todo sería una falta de respeto no hacerlo – Creo que sería un abuso el que perdiera su tiempo en irme a dejar, de todos modos ya ha hecho bastante por mi hoy…el circo no queda demasiado lejos de acá – Lo miró de frente y le sonrió, realmente no quería que él perdiera más tiempo en ella. Desvió la mirada hacia el cielo y suspiró hondo, cerrando por unos segundos sus ojos – Además, ya no creo que pueda sucederme algo peor…-

por **Luis Alejandro Taylor** Mar Sep 04, 2012 9:53 pm

- Conmigo a mi lado no le sucederá nada malo, ni nada peor de lo que ha vivido hoy. Eso se lo puedo garantizar con los ojos cerrados. – Dije mirándole, aguantándome las ganas de realizar una actitud tan infantil como haberle dicho aquello efectivamente sin mirar de manera temporal. ¿Pero dónde quedaría mi tan buena primera impresión si hacía eso? En la nada, y esa obviamente no era la idea. – Aunque, para asegurarnos, podría acompañarle al circo. Hace muchos años que no visito aquellos lugares, así que un tour guiado no me vendría mal – Le sonreí – A menos que su voluntad dicte otra cosa… ¿Quizás un poco de comida digna de su persona para pasar el mal rato? ¿Un paseo en coche? ¿O una visita al lago? – Allí fue cuando paré para no bombardearla y hacerla sentir más nerviosa de lo que se veía (y se veía preciosa tan tímida, no puedo negarlo) – El abuso sería escoger sin oír lo que usted desea. La voluntad de una Dama es lo más importante, y debiera serlo, lástima que la sociedad no piense lo mismo. – Pensamientos quizás un tanto adicionales e innecesarios al tema, pero no lo pude resistir, tal y como no podía resistirme a ella.

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