AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
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Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
"Yo soy un soldado, combato donde se me dice, y gano donde combato"
George Patton
George Patton
Como todas las noches después de aquel maldito incidente, tenía que hacer una pequeña ronda para asegurarme de que nada peligroso estuviese asechando los alrededores de la mansión. Era algo que cumplía mecánicamente. En mi antiguo trabajo también solía hacer rondas, aunque si se ve del punto de vista político, aquellas vidas eran “más importantes”. En este caso en particular, la política no tenía nada que ver.
No podía dejar que nada le pasara a la niña. Le juré tanto a ella como a su padre que nada le pasaría mientras yo siguiera en este mundo. Y mi honor de soldado me impedía incumplir una promesa. Además, ¿Cómo iba a dejar morir a Larisa, a la que había visto crecer durante estos casi veinte años? ¿Cómo podría dejarla desamparada? Ella era como una hija para mí, una muy frágil. Si alguien se atrevía a hacerle siquiera un rasguño, allí estaría yo estrangulando al susodicho.
Le debía muchísimo a aquella familia. Ellos me habían sacado del agujero en el que me había metido casi voluntariamente. Ellos me habían acogido, me habían dado un lugar. Y yo no los defraudaría, de ninguna manera.
Un soldado está hecho para ser leal a sus patrones, y a no dejarse vencer bajo ninguna circunstancia. Y por supuesto, yo era bastante más leal- y letal, claro- que la mayoría de los soldados. Y no precisamente por mis dotes físicas. Tenía otros ases bajo la manga, otras habilidades ocultas de las que sólo mi empleador sabía. La única persona en la que había confiado lo suficiente como para mostrarle las cosas de las que era capaz.
Frunciendo los labios, seguí mi camino. Por ahora, mi destino sería la puerta de la niña. Si algo se atrevía a tratar de entrar, yo no se lo pondría fácil. Y si ingresaba desde la ventana, tampoco tendría la ventaja.
Última edición por Borya Lukáshenko el Miér Ene 30, 2013 9:04 pm, editado 1 vez
Borya Lukáshenko- Cambiante Clase Media
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
Tras mi visita al hogar de Larisa me había puesto manos a la obra sin perder ni un solo minuto.
Había hecho labores de rastreo anteriormente, pero nunca antes de tal importancia como ahora. No solo tenía que intentar encontrar un rastro fiable que pudiera darme alguna pista sobre el paradero del intruso, si no que además tenía que estar alerta ante un nuevo ataque y preservar mi identidad ante los ojos de los demás. La seguridad de Larisa y la mía propia dependían de eso.
No le debía nada a ella ni ella me debía nada a mí, al menos no algo material. Sin embargo, le había prometido a ella y también a mí mismo que no dejaría que nada le pasase. Al menos no mientras que yo siguiera respirando.
Aprovechando la oscuridad de la noche y teniendo a las sombras como mis mejores aliadas, recorrí el perímetro de la mansión en busca de algo que pudiera resultar sospechoso. Sin embargo, estaba claro que el causante de tal desgracia no era un principiante y se había encargado de ocultar bien sus huellas.
Por un momento sentí la necesidad de escalar por los muros de la mansión hasta la ventana de la habitación de Larisa, solo para asegurarme de que nada perturbara su sueño. Demasiado arriesgado. Si me atrapaban haciendo algo así tendría mucho que explicar.
Finalmente seguí con la guardia, con los pies bien pegados al suelo, moviéndome con sigilo. ¿Sería el único que estaría despierto y alerta a estas horas?
Había hecho labores de rastreo anteriormente, pero nunca antes de tal importancia como ahora. No solo tenía que intentar encontrar un rastro fiable que pudiera darme alguna pista sobre el paradero del intruso, si no que además tenía que estar alerta ante un nuevo ataque y preservar mi identidad ante los ojos de los demás. La seguridad de Larisa y la mía propia dependían de eso.
No le debía nada a ella ni ella me debía nada a mí, al menos no algo material. Sin embargo, le había prometido a ella y también a mí mismo que no dejaría que nada le pasase. Al menos no mientras que yo siguiera respirando.
Aprovechando la oscuridad de la noche y teniendo a las sombras como mis mejores aliadas, recorrí el perímetro de la mansión en busca de algo que pudiera resultar sospechoso. Sin embargo, estaba claro que el causante de tal desgracia no era un principiante y se había encargado de ocultar bien sus huellas.
Por un momento sentí la necesidad de escalar por los muros de la mansión hasta la ventana de la habitación de Larisa, solo para asegurarme de que nada perturbara su sueño. Demasiado arriesgado. Si me atrapaban haciendo algo así tendría mucho que explicar.
Finalmente seguí con la guardia, con los pies bien pegados al suelo, moviéndome con sigilo. ¿Sería el único que estaría despierto y alerta a estas horas?
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
A pesar de los mitos que decían que la audición de los Osos no es la mejor, pude escuchar perfectamente los pasos de algo o alguien rondando la casa por fuera. Fruncí el ceño. No quería abandonar la defensa de la puerta, pero a la vez me preocupaba el hecho de que si no hacía algo ahora, entonces la niña pagaría las consecuencias. Al final decidí dejar a un sirviente a cargo de la puerta, a la vez que yo mismo salía a ver quién estaba asechando en la oscuridad.
Tenía la enorme suerte de transformarme en un Oso del Polo, el úrsido con los sentidos más finos de su familia. Olfateé para localizar a nuestro invitado no deseado, y para identificar su naturaleza. Al parecer era de los míos, y estaba haciendo una especie de ronda por el patio. Pero lo que me hizo arquear una ceja era la certeza de haberlo olido en alguna parte. ¿Por qué me parecía vagamente familiar? Me dirigí con cuidado hacia los jardines. No era precisamente sigiloso, pero al menos podía pasar desapercibido. No era fácil. Podía sentir mis pisadas a medida que avanzaba. Y como ya sentía que me había delatado a mí mismo, saqué uno de los faroles de la intemperie y seguí avanzando. Ni los osos ni yo teníamos buena vista.
La linterna ayudó bastante. Distinguí una vaga silueta delante de mí, caminando como si quisiera ocultarse en la oscuridad. Mi ceño se fue frunciendo más y más a medida que lo alcanzaba. Si éste era el sujeto que le estaba haciendo daño a mi niña, lo iba a destruir. O si no, le iba a dar un escarmiento tal que jamás osaría aparecer por aquí de nuevo. Apreté los labios.
Y simplemente arremetí.
El sospechoso quedó aplastado contra la pared de la mansión mientras yo lo sujetaba por la camisa con una sola mano. Acerqué la interna para verle el rostro, y cuando lo hice, lo único que pude hacer fue arquear una ceja. ¿De verdad?
-Bien, chico de la calle. Tienes muchas cosas que explicar, y lo harás antes de que se me ocurra partirte la cara-mi amenaza era tangible y real. Cuando decía las cosas, las decía en serio-. No me importa todo el aprecio que la niña pueda tenerte. ¿Qué se supone que haces aquí a esta hora?
Tenía la enorme suerte de transformarme en un Oso del Polo, el úrsido con los sentidos más finos de su familia. Olfateé para localizar a nuestro invitado no deseado, y para identificar su naturaleza. Al parecer era de los míos, y estaba haciendo una especie de ronda por el patio. Pero lo que me hizo arquear una ceja era la certeza de haberlo olido en alguna parte. ¿Por qué me parecía vagamente familiar? Me dirigí con cuidado hacia los jardines. No era precisamente sigiloso, pero al menos podía pasar desapercibido. No era fácil. Podía sentir mis pisadas a medida que avanzaba. Y como ya sentía que me había delatado a mí mismo, saqué uno de los faroles de la intemperie y seguí avanzando. Ni los osos ni yo teníamos buena vista.
La linterna ayudó bastante. Distinguí una vaga silueta delante de mí, caminando como si quisiera ocultarse en la oscuridad. Mi ceño se fue frunciendo más y más a medida que lo alcanzaba. Si éste era el sujeto que le estaba haciendo daño a mi niña, lo iba a destruir. O si no, le iba a dar un escarmiento tal que jamás osaría aparecer por aquí de nuevo. Apreté los labios.
Y simplemente arremetí.
El sospechoso quedó aplastado contra la pared de la mansión mientras yo lo sujetaba por la camisa con una sola mano. Acerqué la interna para verle el rostro, y cuando lo hice, lo único que pude hacer fue arquear una ceja. ¿De verdad?
-Bien, chico de la calle. Tienes muchas cosas que explicar, y lo harás antes de que se me ocurra partirte la cara-mi amenaza era tangible y real. Cuando decía las cosas, las decía en serio-. No me importa todo el aprecio que la niña pueda tenerte. ¿Qué se supone que haces aquí a esta hora?
Última edición por Borya Lukáshenko el Miér Ene 30, 2013 9:06 pm, editado 1 vez
Borya Lukáshenko- Cambiante Clase Media
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
Durante unos breves momentos esto se convirtió en el juego del ratón y del gato. Sin embargo, y debido a un exceso de confianza por mi parte, en cuestión de segundos me vi atrapado entre la pared y el cuerpo del siempre oportuno mayordomo de Larisa.
¿Cómo había sido posible que en mi anterior visita a la casa no me hubiese dado cuenta de lo evidente? Debía de haber estado tan concentrado intentando captar el efluvio del misterioso asesino que había pasado completamente por alto que no era el único cambiaformas de la mansión. ¡Menuda sorpresa!
Levanté las manos a ambos lados de mi cabeza, enseñándole las palmas en señal de paz, ya que aunque en caso de pelea estaríamos más o menos en igualdad de condiciones, mi intención no era la de liarme a puñetazos con el hombre. Y bueno, tenía la esperanza de que su línea de pensamientos fuera similar a la mía.
—¿Qué te parece que estoy haciendo?—respondí a su pregunta con otra pregunta, con un tono visiblemente molesto en mi voz—Aseguraba el perímetro antes de que me interrumpieses para hacer un agujero en la pared de la fachada con mi cuerpo—añadí con cierto sarcasmo, ya que anteriormente había llegado a pensar que el aprecio de Larisa sería suficiente como para ganarme la simpatía de Barnhard. Al parecer, no podía haber estado más equivocado. Me mantuve unos largos segundos en silencio, con el ceño fruncido, hasta que finalmente solté un pequeño suspiro y relajé la expresión de mi rostro—Barnhard, ¿verdad?—no tenía dudas de que Larisa se había referido a él por ese nombre, pero en un intento de aligerar la tensión del ambiente decidí retomar la conversación en ese punto—Te aseguro que estamos en el mismo equipo, ¿puedes soltarme?
Usar la fuerza para liberarme de su agarre solo empeoraría las cosas, así que lo más sensato era mantener la cabeza fría y hacerle ver al hombre que no tenía intenciones más oscuras que la de cumplir mi palabra a Larisa.
¿Cómo había sido posible que en mi anterior visita a la casa no me hubiese dado cuenta de lo evidente? Debía de haber estado tan concentrado intentando captar el efluvio del misterioso asesino que había pasado completamente por alto que no era el único cambiaformas de la mansión. ¡Menuda sorpresa!
Levanté las manos a ambos lados de mi cabeza, enseñándole las palmas en señal de paz, ya que aunque en caso de pelea estaríamos más o menos en igualdad de condiciones, mi intención no era la de liarme a puñetazos con el hombre. Y bueno, tenía la esperanza de que su línea de pensamientos fuera similar a la mía.
—¿Qué te parece que estoy haciendo?—respondí a su pregunta con otra pregunta, con un tono visiblemente molesto en mi voz—Aseguraba el perímetro antes de que me interrumpieses para hacer un agujero en la pared de la fachada con mi cuerpo—añadí con cierto sarcasmo, ya que anteriormente había llegado a pensar que el aprecio de Larisa sería suficiente como para ganarme la simpatía de Barnhard. Al parecer, no podía haber estado más equivocado. Me mantuve unos largos segundos en silencio, con el ceño fruncido, hasta que finalmente solté un pequeño suspiro y relajé la expresión de mi rostro—Barnhard, ¿verdad?—no tenía dudas de que Larisa se había referido a él por ese nombre, pero en un intento de aligerar la tensión del ambiente decidí retomar la conversación en ese punto—Te aseguro que estamos en el mismo equipo, ¿puedes soltarme?
Usar la fuerza para liberarme de su agarre solo empeoraría las cosas, así que lo más sensato era mantener la cabeza fría y hacerle ver al hombre que no tenía intenciones más oscuras que la de cumplir mi palabra a Larisa.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
Mis cejas iban arqueándose más y más a medida que escuchaba a mi congénere hablar. Parecía sincero, aunque yo no era la persona más confiada del mundo. De cualquier modo, decidí liberarlo y que me explicara mejor de qué iba la cosa. Lo solté y arreglé la manga de mi camisa a la vez que hablaba.
-Borya Lukáshenko para ti, chico. Sólo los de la casa me llaman por ese nombre. Muy bien, por mientras te creeré, pero si llego a ver a la niña con un rasguño y descubro que tú tienes algo que ver, no dudes en que te perseguiré hasta encontrarte y vaciarte los intestinos- hay que decirlo, tenía talento para amenazar a la gente. En mi época de soldado había aprendido frases peores que esa.
Le hice una seña para que siguiera caminando conmigo por el jardín, rodeando la parte trasera. Mi destino era la puerta principal, para volver a someter a vigilancia el pasillo donde se supone estaba la habitación de Larisa. Posiblemente si el chico me ayudaba en algo, le sería más difícil escabullirse hacia la niña. Y a propósito de ello, la presencia del cambiaformas a mi lado no hacía más que llenarme de interrogantes. ¿Dónde carajo había conocido Larisa a alguien como él? ¿Y por qué estaba tan empeñado en protegerla? Según yo, con Ilya bastaba y sobraba.
-Uno, no me has dicho tu nombre. Se supone que las normas de la buena educación estipulan que si te digo mi nombre, tú también tienes que presentarte- la primera parte fue dicha con sarcasmo, pero la segunda fue formulada con la mayor seriedad del mundo-. Dos, aún me pregunto si tienes alguna deuda de honor con la niña o algo parecido como para venir a patrullar la casa. ¿Es así o no?
-Borya Lukáshenko para ti, chico. Sólo los de la casa me llaman por ese nombre. Muy bien, por mientras te creeré, pero si llego a ver a la niña con un rasguño y descubro que tú tienes algo que ver, no dudes en que te perseguiré hasta encontrarte y vaciarte los intestinos- hay que decirlo, tenía talento para amenazar a la gente. En mi época de soldado había aprendido frases peores que esa.
Le hice una seña para que siguiera caminando conmigo por el jardín, rodeando la parte trasera. Mi destino era la puerta principal, para volver a someter a vigilancia el pasillo donde se supone estaba la habitación de Larisa. Posiblemente si el chico me ayudaba en algo, le sería más difícil escabullirse hacia la niña. Y a propósito de ello, la presencia del cambiaformas a mi lado no hacía más que llenarme de interrogantes. ¿Dónde carajo había conocido Larisa a alguien como él? ¿Y por qué estaba tan empeñado en protegerla? Según yo, con Ilya bastaba y sobraba.
-Uno, no me has dicho tu nombre. Se supone que las normas de la buena educación estipulan que si te digo mi nombre, tú también tienes que presentarte- la primera parte fue dicha con sarcasmo, pero la segunda fue formulada con la mayor seriedad del mundo-. Dos, aún me pregunto si tienes alguna deuda de honor con la niña o algo parecido como para venir a patrullar la casa. ¿Es así o no?
Última edición por Borya Lukáshenko el Miér Ene 30, 2013 9:12 pm, editado 1 vez
Borya Lukáshenko- Cambiante Clase Media
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
Ni siquiera hice el intento de repetir su nombre completo en voz alta, ya que, si días atrás apenas había sido capaz de pronunciar correctamente el nombre de unos simples pasteles, dudaba muy seriamente que fuese capaz de reproducir con fidelidad las sílabas que él acababa de pronunciar. Dichosa lengua enredada.
Por otro lado, y aunque su amenaza había conseguido ponerme los pelos de punta durante unos segundos, necesitaría mucho más que unas palabras para lograr intimidarme de manera seria.
Sin mediar palabra le seguí por el jardín, recolocándome levemente la camisa, principal víctima del ataque por parte del mayordomo.
El descubrimiento de la verdadera naturaleza de Borya le daba un giro de 180º a los acontecimientos, ya que si antes no existía nexo alguno entre Larisa y mi mundo, con esto los senderos entre uno y otro comenzaban a dibujarse. No es que estuviese cargando al hombre con la responsabilidad de lo sucedido, pero al menos ahora si que podía afirmar que no se trataba de una mera casualidad.
—Noah Evans, señor. Me habría presentado antes de no ser por la bienvenida tan poco hospitalaria—repliqué. En cierta manera, me sentí como un chiquillo que estaba siendo reprendido por su maestro tras haber hecho algo indebido, pero que aún así tenía el valor como para decir la última palabra—Y creo que no le debo nada a Larisa, más allá de gratitud por su amistad—añadí, ya que definitivamente no estaba haciendo todo esto por el famoso collar, que seguía a buen recaudo en el interior de mi bolsillo.
Me era extremadamente difícil explicarle a Borya los por qués de mis actos, sobre todo cuando ni yo mismo acababa de encontrarles justificación. Solo sabía que Larisa había ido metiéndose en mi cabeza de manera exponencial y que no podía evitar sentir la imperiosa necesidad de ayudarla y de protegerla.
—Hablemos claro, ambos queremos proteger a Larisa de lo que sea que está azechándola y ambos sabemos también que mis habilidades podrían ser de gran ayuda en la tarea—expuse, sin tapujos.
Por otro lado, y aunque su amenaza había conseguido ponerme los pelos de punta durante unos segundos, necesitaría mucho más que unas palabras para lograr intimidarme de manera seria.
Sin mediar palabra le seguí por el jardín, recolocándome levemente la camisa, principal víctima del ataque por parte del mayordomo.
El descubrimiento de la verdadera naturaleza de Borya le daba un giro de 180º a los acontecimientos, ya que si antes no existía nexo alguno entre Larisa y mi mundo, con esto los senderos entre uno y otro comenzaban a dibujarse. No es que estuviese cargando al hombre con la responsabilidad de lo sucedido, pero al menos ahora si que podía afirmar que no se trataba de una mera casualidad.
—Noah Evans, señor. Me habría presentado antes de no ser por la bienvenida tan poco hospitalaria—repliqué. En cierta manera, me sentí como un chiquillo que estaba siendo reprendido por su maestro tras haber hecho algo indebido, pero que aún así tenía el valor como para decir la última palabra—Y creo que no le debo nada a Larisa, más allá de gratitud por su amistad—añadí, ya que definitivamente no estaba haciendo todo esto por el famoso collar, que seguía a buen recaudo en el interior de mi bolsillo.
Me era extremadamente difícil explicarle a Borya los por qués de mis actos, sobre todo cuando ni yo mismo acababa de encontrarles justificación. Solo sabía que Larisa había ido metiéndose en mi cabeza de manera exponencial y que no podía evitar sentir la imperiosa necesidad de ayudarla y de protegerla.
—Hablemos claro, ambos queremos proteger a Larisa de lo que sea que está azechándola y ambos sabemos también que mis habilidades podrían ser de gran ayuda en la tarea—expuse, sin tapujos.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
Ante las palabras del jovencito allí presente, no pude evitar echarme a reír a todo pulmón. No dudaba que sus habilidades debían ser extraordinarias, dada su naturaleza, pero ¿de verdad quería una muerte gratuita sólo para proteger a la niña? Seamos sinceros, ¿qué preparación tenía? ¿Qué pasaba si el mal nacido que perseguía a mi niña era un asesino experimentado? Posiblemente no duraría ni cinco segundos en batalla. Eso o yo era demasiado marcial para estas cosas. La verdad, quizá era más lo segundo. Me habían enseñado a mirar en menos a la gente,
-Veamos, jovencito. Primero: No sé qué clase de cambiaformas seas, pero dudo que sea algo más poderoso que un Oso del Polo. Segundo: Aquí la mayoría de nosotros ha recibido instrucción militar. Y tercero: ¿Estás loco? ¿Es que quieres morir? ¿No tienes unos cien años más de vida que disfrutar?
Aunque no lo pareciera, en verdad estaba preocupado. No lo conocía en absoluto, y la única cosa en común que teníamos era Larisa. Pero no tenía la intención de que se perdieran más vidas inocentes. Ya no había podido defender a Vladimir. No quería sumarle otra vida perdida más a mi enorme lista de muertes, que comenzaba desde que ingresé al ejército. Eran demasiadas cosas que pesaban en mi conciencia, llena de remordimiento por el pasado que había dejado atrás sin siquiera mirar. Ahora yo tenía otro nombre, otra vida y otra misión. Y no tenía permitido fallar. Lo único que debía hacer era cumplir con mi deber.
Aunque, a decir verdad, un poco de ayuda a veces no venía mal.
-No estoy diciendo que no me ayudes, sólo me pregunto si no tienes otro pasatiempo un poco más amigable- traté de sonar algo amable, y lo logré-. Si te metes en esta empresa, tú eres responsable de tu pellejo. Si te llegara a pasar algo, no será culpa mía y más razones tendré para vaciarte los intestinos, porque si haces llorar a la niña de nuevo ese será tu castigo más suave.
Al final, le dirigí una sonrisa llena de sarcasmo. En mi idioma, posiblemente significara que ya éramos socios o algo parecido. Hace tiempo que no entablaba camaradería con alguien que no fuera yo mismo, así que era algo bastante extraño. La pregunta que rondaba ahora en mi mente era si sería lo suficientemente eficiente como para seguirme el paso.
-Veamos, jovencito. Primero: No sé qué clase de cambiaformas seas, pero dudo que sea algo más poderoso que un Oso del Polo. Segundo: Aquí la mayoría de nosotros ha recibido instrucción militar. Y tercero: ¿Estás loco? ¿Es que quieres morir? ¿No tienes unos cien años más de vida que disfrutar?
Aunque no lo pareciera, en verdad estaba preocupado. No lo conocía en absoluto, y la única cosa en común que teníamos era Larisa. Pero no tenía la intención de que se perdieran más vidas inocentes. Ya no había podido defender a Vladimir. No quería sumarle otra vida perdida más a mi enorme lista de muertes, que comenzaba desde que ingresé al ejército. Eran demasiadas cosas que pesaban en mi conciencia, llena de remordimiento por el pasado que había dejado atrás sin siquiera mirar. Ahora yo tenía otro nombre, otra vida y otra misión. Y no tenía permitido fallar. Lo único que debía hacer era cumplir con mi deber.
Aunque, a decir verdad, un poco de ayuda a veces no venía mal.
-No estoy diciendo que no me ayudes, sólo me pregunto si no tienes otro pasatiempo un poco más amigable- traté de sonar algo amable, y lo logré-. Si te metes en esta empresa, tú eres responsable de tu pellejo. Si te llegara a pasar algo, no será culpa mía y más razones tendré para vaciarte los intestinos, porque si haces llorar a la niña de nuevo ese será tu castigo más suave.
Al final, le dirigí una sonrisa llena de sarcasmo. En mi idioma, posiblemente significara que ya éramos socios o algo parecido. Hace tiempo que no entablaba camaradería con alguien que no fuera yo mismo, así que era algo bastante extraño. La pregunta que rondaba ahora en mi mente era si sería lo suficientemente eficiente como para seguirme el paso.
Última edición por Borya Lukáshenko el Miér Ene 30, 2013 9:10 pm, editado 1 vez
Borya Lukáshenko- Cambiante Clase Media
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
No estaba esperando que Borya me lo fuera a poner fácil, así que estaba más que preparado para no rendirme a la primera y seguir insistiendo. A fin de cuentas, no pensaba dejar mi objetivo a un lado, ya fuese estando en el mismo bando que él o actuando por mi cuenta.
De todas formas, si mirabas la situación desde fuera, la postura del hombre que tenía frente a mí era bastante más razonable que la mía. Eso era innegable. Me estaba metiendo voluntariamente en un lío que aparentemente no tenía nada que ver conmigo, sin saber a ciencia cierta a lo que me iba a enfrentar. Algo así como entrar en la boca del lobo con los ojos vendados.
Aún así, la parte más racional de mi conciencia parecía estar de vacaciones, ya que por más que me repetía ciertas cosas, no conseguía convencerme de hacerle caso a Borya y retirarme del asunto antes de que fuera demasiado tarde.
—Puede que no sea tan fuerte, pero soy realmente rápido y tengo buen olfato. Además, me he criado en el bosque así que estoy acostumbrado a cuidar de mí mismo—me defendí, tratando de ser lo más sincero posible. De nada me serviría resaltar cualidades que no tuviese realmente, ya que si mentía me desenmascararían muy rápidamente—Y puede que no sea un soldado, pero podría aprender a ser uno si me dieses la oportunidad.
Si de verdad quería ayudar a Larisa era de vital importancia que Borya confiase en mí, ya que ¿cómo iba a pedirle a la muchacha que pusiese su vida en mis manos si su círculo más cercano no daba su aprobación o me veían como una carga más a la que proteger?
—Por otro lado, no quiero vivir cien años más sabiendo que una joven inocente lloró por la muerte de los suyos o incluso por la suya propia y yo no hice nada por evitarlo—añadí con solemnidad, mirándole fijamente. A los pocos segundos mis ojos se desviaron hacia un lado mientras que una sonrisilla se dibujaba en mi rostro—Si me dais a elegir, prefiero ser yo el responsable de sus lágrimas y acabar con mis intestinos al aire libre, señor—finalicé con cierta broma, ya que las anteriores ocasiones en las que Larisa había terminado derramando alguna lágrima en mi presencia se podía decir que habían sido lágrimas buenas.
De todas formas, si mirabas la situación desde fuera, la postura del hombre que tenía frente a mí era bastante más razonable que la mía. Eso era innegable. Me estaba metiendo voluntariamente en un lío que aparentemente no tenía nada que ver conmigo, sin saber a ciencia cierta a lo que me iba a enfrentar. Algo así como entrar en la boca del lobo con los ojos vendados.
Aún así, la parte más racional de mi conciencia parecía estar de vacaciones, ya que por más que me repetía ciertas cosas, no conseguía convencerme de hacerle caso a Borya y retirarme del asunto antes de que fuera demasiado tarde.
—Puede que no sea tan fuerte, pero soy realmente rápido y tengo buen olfato. Además, me he criado en el bosque así que estoy acostumbrado a cuidar de mí mismo—me defendí, tratando de ser lo más sincero posible. De nada me serviría resaltar cualidades que no tuviese realmente, ya que si mentía me desenmascararían muy rápidamente—Y puede que no sea un soldado, pero podría aprender a ser uno si me dieses la oportunidad.
Si de verdad quería ayudar a Larisa era de vital importancia que Borya confiase en mí, ya que ¿cómo iba a pedirle a la muchacha que pusiese su vida en mis manos si su círculo más cercano no daba su aprobación o me veían como una carga más a la que proteger?
—Por otro lado, no quiero vivir cien años más sabiendo que una joven inocente lloró por la muerte de los suyos o incluso por la suya propia y yo no hice nada por evitarlo—añadí con solemnidad, mirándole fijamente. A los pocos segundos mis ojos se desviaron hacia un lado mientras que una sonrisilla se dibujaba en mi rostro—Si me dais a elegir, prefiero ser yo el responsable de sus lágrimas y acabar con mis intestinos al aire libre, señor—finalicé con cierta broma, ya que las anteriores ocasiones en las que Larisa había terminado derramando alguna lágrima en mi presencia se podía decir que habían sido lágrimas buenas.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
Tuve que esconder de alguna forma mi sonrisa ante las palabras del chico. Había que aceptarlo, era valiente. Todos los jóvenes son valientes al principio, cuando su vida recién comienza. En mi caso, yo ya estaba lo suficientemente viejo como para sentir real valentía. El único sentimiento que tenía ahora era preocupación, algo que todos los ancianos tienen. Me preocupaba sobremanera el futuro de la gente a mi alrededor.
-Te tomaré la palabra cuando el momento llegue- y no lo iba a olvidar, para su desgracia-. ¿Entras o no? Es muy fácil burlar una defensa por fuera, pero este maldito mal nacido sentirá nuestras presencias si estamos cerca de la niña, supongo.
Mantuve la puerta de la mansión abierta mientras hacía un gesto para que se mantuviera en silencio en el primer tramo. Tampoco quería que cundiera la alarma, y seguro que cundiría si veían alguien ajeno a la casa entrando como si fuera lo más natural del mundo. Caminé rápidamente hacia mi anterior puesto, sin dejar que nada me distrajera. Aún en la oscuridad, y teniendo no muy buena vista, podía hacer el recorrido con los ojos cerrados. Y tampoco era tan largo. La idea era que la niña no se perdiera en su propia residencia.
Las escaleras se hicieron extremadamente cortas, y en un segundo estuvimos frente a la puerta de Larisa. El sirviente, que se había quedado allí todo el tiempo de mi ausencia, se fue claramente aliviado. Cobarde, pensé en mi fuero interno. Todo hombre debía saber pelear cuando la situación lo ameritaba. Y en ese momento, lo ameritaba muchísimo. La vida de la niña estaba en manos de todos, y a la vez de ninguno.
-Si sientes algo anormal, házmelo saber. Por mientras, te pediré que me relajes con cualquier cosa insustancial. Aunque no lo parezca, soy un manojo de nervios.
-Te tomaré la palabra cuando el momento llegue- y no lo iba a olvidar, para su desgracia-. ¿Entras o no? Es muy fácil burlar una defensa por fuera, pero este maldito mal nacido sentirá nuestras presencias si estamos cerca de la niña, supongo.
Mantuve la puerta de la mansión abierta mientras hacía un gesto para que se mantuviera en silencio en el primer tramo. Tampoco quería que cundiera la alarma, y seguro que cundiría si veían alguien ajeno a la casa entrando como si fuera lo más natural del mundo. Caminé rápidamente hacia mi anterior puesto, sin dejar que nada me distrajera. Aún en la oscuridad, y teniendo no muy buena vista, podía hacer el recorrido con los ojos cerrados. Y tampoco era tan largo. La idea era que la niña no se perdiera en su propia residencia.
Las escaleras se hicieron extremadamente cortas, y en un segundo estuvimos frente a la puerta de Larisa. El sirviente, que se había quedado allí todo el tiempo de mi ausencia, se fue claramente aliviado. Cobarde, pensé en mi fuero interno. Todo hombre debía saber pelear cuando la situación lo ameritaba. Y en ese momento, lo ameritaba muchísimo. La vida de la niña estaba en manos de todos, y a la vez de ninguno.
-Si sientes algo anormal, házmelo saber. Por mientras, te pediré que me relajes con cualquier cosa insustancial. Aunque no lo parezca, soy un manojo de nervios.
Borya Lukáshenko- Cambiante Clase Media
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
Tuve que contenerme para no actuar como un chiquillo emocionado y empezar a dar saltitos de alegría alrededor de Barnhard, feliz por haber conseguido mi objetivo. Lo que si que no pude evitar fue dibujar una sonrisa más que amplia en mi rostro, mostrando todos los dientes a la perfección.
Después de unos segundos tosí un par de veces, pretendiendo aclararme la garganta para recuperar algo de mi compostura perdida, tomando una expresión algo más neutral y ajustada a la situación. Al fin y al cabo, el asunto era la suficientemente grave como para permitirse más distracciones.
Sin perder más tiempo, y en el más absoluto de los sigilos, comencé a caminar a los talones de Borya, permitiendo que me mostrase el camino pero sin rezagarme ni quedarme demasiado atrasado en ningún momento.
Dfibitivamente, de haber ido solo me tendria que haber guiado por el olfato, ya que en la oscuridad de la noche los pasillos de la mansión distaban mucho del recuerdo que tenía de ellos de mi anterior visita. Borya, por el contrario, se movía con soltura y destreza, doblando cada esquina y dando cada paso sin dudar.
—Quien sea que esté detrás de esto sabía perfectamente lo que estaba haciendo—comenté lo obvio, ya que era completamente imposible que un novato hubiese podido ocultar su efluvio hasta hacerlo casi indetectable. Por otro lado, el estar en mi forma humana limitaba considerablemente mis capacidades, lo que me dificultaba aún más mis labores de rastreo inicial.
Solté un amago de carcajada entre dientes al escucharle decir en alto exactamente lo mismo que yo estaba sintiendo en ese momento pero que no me había atrevido a compartir por temor a ser tachado de cobarde—¿Llevas muchos años velando por la familia? No hay duda de que Larisa te tiene en gran estima, hasta el punto de casi venerarte, si me permites la observación.
Probablemente no sería el tema de conversación más apasionante del mundo, pero al menos mantendría nuestros pensamientos a raya y me permitiría conocer de manera algo más informal a mi camarada.
Después de unos segundos tosí un par de veces, pretendiendo aclararme la garganta para recuperar algo de mi compostura perdida, tomando una expresión algo más neutral y ajustada a la situación. Al fin y al cabo, el asunto era la suficientemente grave como para permitirse más distracciones.
Sin perder más tiempo, y en el más absoluto de los sigilos, comencé a caminar a los talones de Borya, permitiendo que me mostrase el camino pero sin rezagarme ni quedarme demasiado atrasado en ningún momento.
Dfibitivamente, de haber ido solo me tendria que haber guiado por el olfato, ya que en la oscuridad de la noche los pasillos de la mansión distaban mucho del recuerdo que tenía de ellos de mi anterior visita. Borya, por el contrario, se movía con soltura y destreza, doblando cada esquina y dando cada paso sin dudar.
—Quien sea que esté detrás de esto sabía perfectamente lo que estaba haciendo—comenté lo obvio, ya que era completamente imposible que un novato hubiese podido ocultar su efluvio hasta hacerlo casi indetectable. Por otro lado, el estar en mi forma humana limitaba considerablemente mis capacidades, lo que me dificultaba aún más mis labores de rastreo inicial.
Solté un amago de carcajada entre dientes al escucharle decir en alto exactamente lo mismo que yo estaba sintiendo en ese momento pero que no me había atrevido a compartir por temor a ser tachado de cobarde—¿Llevas muchos años velando por la familia? No hay duda de que Larisa te tiene en gran estima, hasta el punto de casi venerarte, si me permites la observación.
Probablemente no sería el tema de conversación más apasionante del mundo, pero al menos mantendría nuestros pensamientos a raya y me permitiría conocer de manera algo más informal a mi camarada.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
No pude evitar soltar una sonrisa de orgullo en cuanto lo escuché. Ya era consciente de que la niña me tenía en un altar particular, y la verdad ese conocimiento no hacía más que enternecerme. Había cuidado de esa niña desde que nació, y todos esos años habían creado en mí un verdadero amor paternal hacia la que fuera la más frágil de los hijos. Era como la pequeña que nunca tuve-y posiblemente nunca tendría-, y aunque ella envejecería bastante más rápido que yo- y esperaba no verla morir tampoco-siempre la tendría en ese pequeño pedestal que pertenecía solo a ella.
-He estado con la familia desde que nació la niña, de eso harán casi veinte años- comencé, con un tono bastante relajado-. El padre de Larisa me contrató para cuidar de ella, y hasta ahora sólo he tenido un solo fallo.
Y allí es donde apreté mis puños con algo de frustración. Una vez había fallado, y aquella vez la niña había estado a un paso de la muerte. Era algo que no se volvería a repetir, al menos mientras yo viviera. Otro fallo sería algo imperdonable, lo lamentaría el resto de mis días, los cuales lamentablemente eran bastante largos. ¿Quién me había mandado a nacer cambiaformas, en primer lugar?
-Esa pequeñaja es como mi hija- seguí, con la preocupación tiñendo mi voz-. Si le llegara a suceder algo no me lo perdonaría jamás. Supongo que pasa lo mismo con todos. Tiene algo que hace que todos la quieran sin siquiera conocerla. Pero supongo que es parte de lo que Dios le dio.
Miré hacia la puerta, esperando no oír nada peligroso al otro lado. Lo que menos quería era escuchar era otro ruido aparte de la respiración regular de Larisa. Luego miré al chico.
-Y tú, ¿cómo es que llegaste a conocer a la niña?
-He estado con la familia desde que nació la niña, de eso harán casi veinte años- comencé, con un tono bastante relajado-. El padre de Larisa me contrató para cuidar de ella, y hasta ahora sólo he tenido un solo fallo.
Y allí es donde apreté mis puños con algo de frustración. Una vez había fallado, y aquella vez la niña había estado a un paso de la muerte. Era algo que no se volvería a repetir, al menos mientras yo viviera. Otro fallo sería algo imperdonable, lo lamentaría el resto de mis días, los cuales lamentablemente eran bastante largos. ¿Quién me había mandado a nacer cambiaformas, en primer lugar?
-Esa pequeñaja es como mi hija- seguí, con la preocupación tiñendo mi voz-. Si le llegara a suceder algo no me lo perdonaría jamás. Supongo que pasa lo mismo con todos. Tiene algo que hace que todos la quieran sin siquiera conocerla. Pero supongo que es parte de lo que Dios le dio.
Miré hacia la puerta, esperando no oír nada peligroso al otro lado. Lo que menos quería era escuchar era otro ruido aparte de la respiración regular de Larisa. Luego miré al chico.
-Y tú, ¿cómo es que llegaste a conocer a la niña?
Borya Lukáshenko- Cambiante Clase Media
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
Le doblaba la edad a Larisa. Ya era conciente de ese hecho antes, pero el escucharlo en voz alta y en los labios de otra persona solo me hacía sentir raro. Tal vez se debía a que mi cerebro iba creciendo acorde con mi cuerpo y no con mi edad real, pero realmente me costaba creer que entre ella y yo existía tal diferencia que, en caso de haber sido yo humano, ella podría haber sido mi hija. Simplemente extraño.
Escuché el resto de la conversación en silencio, sintiendo y observando las diferentes emocionnes que iban cruzando el rostro de Borya y tratando de sentirme identificado con él. En mi caso, mi única preocupación durante años había sido mi madre, y el simple hecho de imaginar que algo malo pudiera pasarle delante de mis narices me ponía los pelos de punta.
Al conocer los sentimientos de Borya por Larisa no pude hacer otra cosa que reafirmarme en mi propósito de protegerla, sabiendo que, en caso de que algo le pasase, no solo yo estaría perdiendo a mi amiga, si no que este cambiaformas estaría perdiendo a su hija.
Dejando los malos pensamientos a un lado, no pude evitar sonreir ligeramente al recordar mi primer encuentro con Larisa.
—Si es verdad que dices conocer tanto a Larisa, creo que no será algo nuevo para ti el escuchar que su sentido de la orientación es completamente nulo—comenté, queriendo hacer una pequeña broma como introducción a mi corto relato—Y sabiendo eso creo que tampoco te sorprenderá saber que hace unos días se perdió por las calles de la ciudad mientras realizaba unas compras y por cosas del destino fue a encontrarse conmigo—aún recordaba esos grandes ojos azules llenos de lágrimas, sentada en un banco con cara de desesperación. Finalicé mi historia queriendo dejarle claro a Barnhard lo que había pasado, ya que me daba la impresión de que este hombre había calado mi caracter pícaro desde el primer momento y no quería que dudase de mis intenciones—La escolté para que terminase de realizar sus compras y le indiqué el camino de regreso a casa, eso fue todo.
Por otro lado, sonaba más descabellado aún que me estuviese tomando tantas molestias por una muchacha en apuros a la que solo había visto en otra ocasión más desde ese primer encuentro.
Escuché el resto de la conversación en silencio, sintiendo y observando las diferentes emocionnes que iban cruzando el rostro de Borya y tratando de sentirme identificado con él. En mi caso, mi única preocupación durante años había sido mi madre, y el simple hecho de imaginar que algo malo pudiera pasarle delante de mis narices me ponía los pelos de punta.
Al conocer los sentimientos de Borya por Larisa no pude hacer otra cosa que reafirmarme en mi propósito de protegerla, sabiendo que, en caso de que algo le pasase, no solo yo estaría perdiendo a mi amiga, si no que este cambiaformas estaría perdiendo a su hija.
Dejando los malos pensamientos a un lado, no pude evitar sonreir ligeramente al recordar mi primer encuentro con Larisa.
—Si es verdad que dices conocer tanto a Larisa, creo que no será algo nuevo para ti el escuchar que su sentido de la orientación es completamente nulo—comenté, queriendo hacer una pequeña broma como introducción a mi corto relato—Y sabiendo eso creo que tampoco te sorprenderá saber que hace unos días se perdió por las calles de la ciudad mientras realizaba unas compras y por cosas del destino fue a encontrarse conmigo—aún recordaba esos grandes ojos azules llenos de lágrimas, sentada en un banco con cara de desesperación. Finalicé mi historia queriendo dejarle claro a Barnhard lo que había pasado, ya que me daba la impresión de que este hombre había calado mi caracter pícaro desde el primer momento y no quería que dudase de mis intenciones—La escolté para que terminase de realizar sus compras y le indiqué el camino de regreso a casa, eso fue todo.
Por otro lado, sonaba más descabellado aún que me estuviese tomando tantas molestias por una muchacha en apuros a la que solo había visto en otra ocasión más desde ese primer encuentro.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
Estuve a punto de soltar una risotada, pero la ahogué por miedo a despertar a la niña, que aunque tenía el sueño muy pesado, de seguro se levantaría de la cama para ver por qué su mayordomo se desternillaba de risa al frente de su puerta. Bendita sea Larisa y su sentido de la orientación. Desde pequeña había tenido problemas con ese ítem, y a pesar de que trató de enseñársele nunca pudo aprender. Claro, la niña era capaz de escuchar una canción e interpretarla al Piano con una precisión casi espeluznante, pero si la dejabas sola cinco segundos era capaz de perderse hasta en su propia casa.
Por otro lado, sabía que uno de esos días su madre- a la que todavía consideraba una buena mujer, pero con un espíritu maternal bastante distante del normal- la había mandado a hacer un par de encargos a la ciudad, un lugar que la niña apenas conocía de nombre. ¿Cómo no esperar que se perdiera en medio de todo ese gentío? Claro, yo podría haberla acompañado, con la diferencia de que llegué a París un día después de aquel hecho. Quizá debía agradecerle al chico que la hubiera ayudado, aunque me causaba curiosidad que quisiera ayudar en su seguridad aún sin conocerla del todo.
Además, teníamos el asunto del hermano mayor. Ay, el hermano mayor. Ilya estaba tan preocupado como nosotros, pero podía llegar a tomar medidas drásticas en pos de la seguridad de su hermana menor. Eso contaba deshacerse de este guardián improvisado si es que no lo consideraba suficientemente confiable. Y no, no estamos hablando sólo de echarlo a patadas a la calle. Arqueé una ceja.
-No sé si la niña te advirtió, pero deberías pensar en cuidarte un poco del hermano mayor, chico. Si quieres ayudar, hazlo desde las sombras y no te muestres ante él, que puede ser tu último día sobre la tierra.
Por otro lado, sabía que uno de esos días su madre- a la que todavía consideraba una buena mujer, pero con un espíritu maternal bastante distante del normal- la había mandado a hacer un par de encargos a la ciudad, un lugar que la niña apenas conocía de nombre. ¿Cómo no esperar que se perdiera en medio de todo ese gentío? Claro, yo podría haberla acompañado, con la diferencia de que llegué a París un día después de aquel hecho. Quizá debía agradecerle al chico que la hubiera ayudado, aunque me causaba curiosidad que quisiera ayudar en su seguridad aún sin conocerla del todo.
Además, teníamos el asunto del hermano mayor. Ay, el hermano mayor. Ilya estaba tan preocupado como nosotros, pero podía llegar a tomar medidas drásticas en pos de la seguridad de su hermana menor. Eso contaba deshacerse de este guardián improvisado si es que no lo consideraba suficientemente confiable. Y no, no estamos hablando sólo de echarlo a patadas a la calle. Arqueé una ceja.
-No sé si la niña te advirtió, pero deberías pensar en cuidarte un poco del hermano mayor, chico. Si quieres ayudar, hazlo desde las sombras y no te muestres ante él, que puede ser tu último día sobre la tierra.
Borya Lukáshenko- Cambiante Clase Media
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
Fruncí el ceño en la oscuridad. Esta era la segunda vez que me advertían sobre el hermano de Larisa. Cuando ella lo había hecho no le había dado importancia alguna, ya que al no conocer mi verdadera naturaleza, era lógico que Larisa hubiese visto a dicho hombre como una amenaza para mí. Sin embargo, que Borya me avisase si que me causaba algo más de recelo.
—¿Qué tiene de particular ese hombre como para que tenga que temerle? Un humano dificilmente podría ganarle en una pelea a uno de los nuestros, incluso si se tratase de un niño—repliqué de una manera un tanto bravucona. Sabía que el exceso de confianza nunca llevaba a buen puerto, pero con la información de la que disponía ahora mismo, me costaba creer que el hermano fuese una auténtica amenaza para mí.
Por otro lado, ya me había hecho a la idea de que mi trabajo tendría que ser siempre a las espaldas de Larisa para preservar su seguridad, por lo que ocultarme del mayor de los Navratinov no sería un problema. Mi progenitora había sido (y aún era) una experta en camuflarse y pasar desapercibida, y por fortuna para la causa, yo había aprendido directamente de ella.
—Aún así, no tienes de que preocuparte, me aseguraré de mantener un perfil bajo—añadí en un tono algo más humilde, ya que estaba claro que no iba a conseguir nada bueno menospreciando al hombre de la casa dentro de su propia morada y delante del hombre que era como un padre para su hermana pequeña. Me crucé de brazos, apoyando la espalda en la pared con gesto pensativo.
Mi madre siempre afirmaba que detalles como este eran los que indicaban que aún no había madurado del todo para poder considerarme un adulto hecho y derecho. En ocasiones podía ser ciertamente arrogante, confiando demasiado en mis posibilidades y menospreciando a los peligros potenciales. De haber estado ella aquí, no habría tardado ni dos segundos en recordarme que mi padre había sido mucho más fuerte que yo en vida, y aún no así no pudo evitar morir en manos de otro hombro. Eso nunca me pasará a mí, no lo permitiré.
—¿Qué tiene de particular ese hombre como para que tenga que temerle? Un humano dificilmente podría ganarle en una pelea a uno de los nuestros, incluso si se tratase de un niño—repliqué de una manera un tanto bravucona. Sabía que el exceso de confianza nunca llevaba a buen puerto, pero con la información de la que disponía ahora mismo, me costaba creer que el hermano fuese una auténtica amenaza para mí.
Por otro lado, ya me había hecho a la idea de que mi trabajo tendría que ser siempre a las espaldas de Larisa para preservar su seguridad, por lo que ocultarme del mayor de los Navratinov no sería un problema. Mi progenitora había sido (y aún era) una experta en camuflarse y pasar desapercibida, y por fortuna para la causa, yo había aprendido directamente de ella.
—Aún así, no tienes de que preocuparte, me aseguraré de mantener un perfil bajo—añadí en un tono algo más humilde, ya que estaba claro que no iba a conseguir nada bueno menospreciando al hombre de la casa dentro de su propia morada y delante del hombre que era como un padre para su hermana pequeña. Me crucé de brazos, apoyando la espalda en la pared con gesto pensativo.
Mi madre siempre afirmaba que detalles como este eran los que indicaban que aún no había madurado del todo para poder considerarme un adulto hecho y derecho. En ocasiones podía ser ciertamente arrogante, confiando demasiado en mis posibilidades y menospreciando a los peligros potenciales. De haber estado ella aquí, no habría tardado ni dos segundos en recordarme que mi padre había sido mucho más fuerte que yo en vida, y aún no así no pudo evitar morir en manos de otro hombro. Eso nunca me pasará a mí, no lo permitiré.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un buen soldado siempre cumple con su deber [Privado]
¿Era mi imaginación o el pequeñajo estaba portándose demasiado orgulloso? Lo miré largamente con una ceja arqueada. Había recibido la advertencia de la niña, pero no había hecho caso. Era lógico, estamos hablando de Larisa. Pero, ¿Desdeñar así la señal de alarma que yo le había dado? Eso era claramente de locos. Subestimar a Ilya, un hombre que además de letal estaba furioso, definitivamente no era la mejor de las ideas que tendría nunca.
-La verdad es que los humanos no pueden compararse a ningún sobrenatural en fuerza física, pero palian su debilidad con empeño y, usualmente, ansias de venganza. Y un hombre al que lo mueve la venganza es realmente peligroso, porque no escatimará gastos para cazarte, aún si eso le cuesta la vida. Ilya es uno de esos.
La voz con la que pronuncié esas palabras era fría, casi triste. Había vivido muchos años con Ilya antes de todo este incidente, y conocía su temperamento como la palma de mi mano. En el pasado… bueno, no era un hombre al que se podía tildar de “el alma de la fiesta”, pero al menos era feliz. Los mayores siempre se habían llevado de maravilla, aún cuando Ilya supiera que tendría que ganarse su fortuna con el sudor de su frente. Ahora, con su hermano muerto y una fortuna destinada a él, era todo menos feliz. Era un verdadero autómata.
-Me alegro de oír eso- comenté ante la segunda oración-. No me gustaría que la niña sufriera por culpa de alguna temeridad tuya. Ya es suficiente con que tenga que sufrir con los desvaríos de todos. Ponte en su lugar e imagina cómo una familia completamente normal de pronto se va al abismo sin que puedas evitarlo.
Y ya sabía yo que la niña pensaba así. Al igual que Ilya, la conocía lo suficiente como para saber cuándo estaba feliz, triste o asustada. Sabía la impotencia que sentía al verse tan débil, como si de una verdadera muñeca de porcelana se tratase. El hecho de que no podía defenderse sola la atormentaba siempre. Aún cuando supiera que yo estaría siempre a su lado para defenderla, también sentía toda esa culpa infundada que cargaba por tenerme… ¿Cómo decía ella? Encadenado.
-La verdad es que los humanos no pueden compararse a ningún sobrenatural en fuerza física, pero palian su debilidad con empeño y, usualmente, ansias de venganza. Y un hombre al que lo mueve la venganza es realmente peligroso, porque no escatimará gastos para cazarte, aún si eso le cuesta la vida. Ilya es uno de esos.
La voz con la que pronuncié esas palabras era fría, casi triste. Había vivido muchos años con Ilya antes de todo este incidente, y conocía su temperamento como la palma de mi mano. En el pasado… bueno, no era un hombre al que se podía tildar de “el alma de la fiesta”, pero al menos era feliz. Los mayores siempre se habían llevado de maravilla, aún cuando Ilya supiera que tendría que ganarse su fortuna con el sudor de su frente. Ahora, con su hermano muerto y una fortuna destinada a él, era todo menos feliz. Era un verdadero autómata.
-Me alegro de oír eso- comenté ante la segunda oración-. No me gustaría que la niña sufriera por culpa de alguna temeridad tuya. Ya es suficiente con que tenga que sufrir con los desvaríos de todos. Ponte en su lugar e imagina cómo una familia completamente normal de pronto se va al abismo sin que puedas evitarlo.
Y ya sabía yo que la niña pensaba así. Al igual que Ilya, la conocía lo suficiente como para saber cuándo estaba feliz, triste o asustada. Sabía la impotencia que sentía al verse tan débil, como si de una verdadera muñeca de porcelana se tratase. El hecho de que no podía defenderse sola la atormentaba siempre. Aún cuando supiera que yo estaría siempre a su lado para defenderla, también sentía toda esa culpa infundada que cargaba por tenerme… ¿Cómo decía ella? Encadenado.
- off:
- User de Larisa al habla. Lamento la demora, pero como el user de Barnhard tuvo que devolvermelo por motivos de fuerza mayor, tuve que tratar de adecuarme a la escritura ._.
Borya Lukáshenko- Cambiante Clase Media
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