Mi pensamiento de escritora invadiendo la obra (Lord Belluscio)

por **Zaskya Cassabel** Lun Mar 14, 2011 1:46 am

"Enronces llevaréis con vosotros una roca sobre vuestros hombros haciendo colecta de pecados, sin pensar en ser nosotros los mismos aristas de la piedra" estaba pensando mientras el vestido vaporoso caía como agua hasta el piso, el sombrero bien colocado escondía bien mis facciones grabadas sobre mi rostro de emoción; tenía vario tiempo de entrar a este lugar desde mi arribo en París. Sin duda se prestaba para ser un sitio inspiracional rodeado de criaturas inimaginables bajo la luz de la luna o los farolillos alumbrando la calle dándole al ambiente un aire proporcional y hasta algo tétrico para los amantes de la noche.

Tomé el programa con la mano jugándolo leyendo los nombres de los actores hasta que algunas gotillas cayeron en el borde de mi mejilla, comprendí que estaba a punto de desatarse una enorme tormenta, suspiré ya que en las páginas corría la tinta dejando una lectura menos agradable. Levanté los hombros y la mirada escarlata cuando el hombre pidió mi boletillo de entrada; dándoselo le agradecí el gesto de ayudarme a subir las escaleras. Una vez dentro, me quietaon el abrigo y yo me despojé del sombrero dejando mi cabello salir a la luz en un pequeño acomode sencillo, miré de reojo el ambiente ya que la mayoría estábamos arreglados de gala.

Saqué el pequeño libro de mi bolsillo pues comencé a leer párrafo por párrafo de la obra que se presentaría esa noche, nada más y nada menos que Hamlet era quién sería interpretado éste día, sin duda toda una obra de arte para deleitar la imaginación. Pensé unos segundos cuando se acercaron ofreciéndome una copa de vino, tomándola tomé asiento sobre un reposo situado estratégicamente para esperar, quedaban un par de horas antes de comenzar el evento, sin embargo, jamás llegaba tarde a algún lado. Reconocí algunos rostros sociales sin importarme mucho, me concentré en unas hojas en blanco que llevaba dobladas para escribir lo que se viniese a mi cabeza.

"Si cada día pudiera deciros lo que guarda mi corazón con sólo sentir una caricia vuestra sobre mi piel, tal vez pudieráis comprender que no hay diferencia entre vuestros cuerpos, su piel y la mía fueron hechas para pertenecerse mutuamente, aunque me quisieráis contradecir, he de deciros querido; aunque digáis que sois humano, vuestra realidad va más allá de lo imaginado" finalicé cerrando el tintero percatándome de un dato curioso, todo lo había dicho en voz alta, me sonrojé al respecto porque quizá aquellos que habían escuchado mis pensamientos pensarían que carezco de razón, sólo podía argumentar, por experiencia propia la vida no sólo está centrada en nosotros si nos fijamos bien sorpresas pueden recurrir en nuestras existencias.

por **Enzo Belluscio** Mar Mar 15, 2011 2:40 pm

En las noches invernales, principalmente las de luna llena. Me acomodaba internarme en los salones más sofisticados y aristocráticos de la ciudad. Y el teatro era el lugar pertinente para aquella selección personal de aquel momento. Las calles estaban atestadas de gente, la cola se hacía prácticamente inmensa y la lluvia optaba por irrumpir con fuerza como queriendo despejar sus calles. Sin embargo, los simples paraguas y chubasqueros de entonces plantaron guerra a las flechas mojadas, cuan centuria romana ante los ataques a distancia de sus enemigos. La llovizna no cesaría aquella noche, y sus infructuosos esfuerzos por desalojar las calles tampoco parecía surtir efecto inmediato.

El cartel de “No hay billete” estaba a punto de pender sobre la ventanilla del vendedor de entradas. La gente murmuraba entre sí, muchos se empujaban ya para conseguir el pase antes que los demás; yo simplemente me dirigí en un abrir y cerrar de ojos hasta dentro del teatro, sin mediar palabra con nadie. El rojo y dorado imperaban en las decoraciones de las infraestructuras del edificio. Me cuidé de que mis actos pasaran desapercibidos ante los allí congregados, algo que me resultaba sencillo debido a la experiencia que ya acumulaba en todo mi existir.

Caminé parsimonioso entre medio de las butacas, intentando seleccionar un lugar lo más adecuado a mi parecer. Andaba con las manos en la espalda, la cabeza alta y un caminar garboso, con arte. Sonreía de cuando en cuando ante los presentes que se cruzaban y me saludaban educadamente. Suponían ser gente de alta alcurnia, especialmente en ese día debía ser así, ya que la obra que se iba a emular sería la de “Hamlet”, una tragedia del siglo XVI o XVII, aún no sabían con exactitud cuando se realizó, los señores historiadores. Una obra teatral que se había convertido por méritos propios en la madre de todas las obras en toda Europa, siendo aclamada como la más perfecta y lograda de ellas.

Finalmente lograría decidirme a tomar asiento junto a una damisela amanerada, inmersa en su lectura: la cual recitaba en voz alta. Y a la cual no pude resistirme a responder tras un párrafo que había terminado la señorita de leer.

-¿Creéis vos en algo “más allá de lo imaginado”?-dije recogiendo su mano en la mía, y besando el dorso de la suya, de una manera alejada de toda acritud. –estoy deseoso de saber vuestra respuesta, ma chérie.

Ciertamente ya sabía todo de ella con tan solo haber palpado su piel, su vida se me esclareció como el sol lo hace en los amaneceres.

por **Zaskya Cassabel** Miér Mar 16, 2011 12:47 am

Mis pensamientos fueron invadidos por unos labios fríos posándose sobre mi mano conllevando a una pregunta de lo escrito, alcé la vista lentamente cautelosa cuál vil ciervo asustado por estar a la espera de ser cazado entrecerré la mirada sólo analizando la vestimenta de aquél hombre; su voz era presuntuosa un tanto elegante siendo poco común para los humanos rodeándome, se tornaba un tanto rasposa con sonido dulce y encandilante.

Las pupilas verdáceas propias contemplaron el color marfilizado del sujeto, un escalofrío recorrió mi cuerpo de pies a cabeza como si la misma tormenta me hubiese caído a monzones sobre el cuerpo haciéndome titiritar por el contacto tan frío de sus labios con mi piel en temperatura media. Cuando por fin me decidí las esmeraldas plasmadas sobre mis ojos entraron en contacto con el caballero sonriendo de lado, lejos de atemorizarme causábame intriga.

A simple vista no me había equivocado su piel despampanante en tono blanquíceo en compracación a la mía que era algo amarilla, sus ojos formaban dos iris de color sin fundamento, cierto fulgor sobresalía de aquella mirada, sus labios estaban bien formados, llevaba el cabello hasta el hombro como personaje de la antiguedad asemejando a a algún personaje de penas siglos atrás, su andar era grácil con la silueta de un hombre enfundado perfectamente para la ocasión.

Sonreí de lado al esperar mi respuesta, de inmediato noté que estaba lejos de ser humano quién se presentaba frennte mío, reconocí ser un acto desencajador que se presentara allí, no cualquiera lo hacía intentado saciarse de sangre humana. me tragué lo que estaba pensando endulzando un poco más mis facciones.

-Creo en todo lo que no podemos ver o sentir a simple vista; vividlo es otra cosa haciéndote un poco más suspicaz monsieur- le dije aún con mi mano entre la suya bajándola lentamente.

-Disculpadme por favor si en algo he ofendido a vuestro criterio, cada uno de vosotros cree en lo que conviene, he de pensar que vos ha tenido para escuchar distintos puntos de vista- le comenté cerrando la pestaña de la libreta dónde escribía, arrepintiéndome la abrí nuevamente fijando mis ojos en ella.

"Vuestros suspiros helados sobre mi piel son escalofríos que me hacen vivir día con día, el tacto de vuestro corazón inmóvil se plasma sobre el mío sabiendo que late por ambos a pesar de que estáis muerto ya.
Prometo no diré nada al mundo si tú me amas sin más, seré tuya eternamente si tú lo podéis realizar, aunque cuando mencionáis que preferís el rubor de mis mejillas sobre vuestra tez color lienzo yo pienso, querido mío con tintura o no sobre mi rostro te amaré del mismo modo aunque penséis que esté mintiendo" terminé de leerle en voz alta al hombre mordiéndome el labio inferior.

-Cómo podréis ver, me declaro culpable sobre pensar más allá del sentido común caballero- argumenté colocando mi brazo sobre el descanso del sillón.

-Mi nombre es Zaskya, un placer en conoceros, que supongo, ya sabéis quién soy o al menos estáis intentando averiguarlo o ¿Cometo un error al preguntaros esta información?- murmuré alzando los hombros haciendo una leve reverencia agachando la cabeza, pareciese ser un encuentro poco ´común.

Era extraño, un vampiro con una humana estar intercambiando conversación sin sentirse amenazada por su prescencia, le parecía un tanto sereno y se mostraba curiosa ante su ahora acompañante; ofrecía aire deslindado capaz de sobrevivir a cualquier circunstancia. no sabía si podía leer lo que estaba pensando, sin embargo no paré, me pregunté quién era, ¿De dónde venía? y ¿Qué estaba haciendo mezclado entre gente como la nuestra?, si se marchaba había sido fructífero de que alguien al menos escuchaba lo que pensaba.

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