Las dos caras de la luna [Dorian]

por **Leonela Von Drachenberg** Dom Mar 20, 2011 7:35 pm

Habia resibido una invitacion de palacio para asistir a una representacion teatral; sabia que debido a las buenas relaciones que habia empezado a desarrollar en este pais me veia agraciada con este tipo de invitaciones; por razones del destino o del mal clima mi madre no podria asistir y tuve la necesidad de insistirle mucho para que me dejara ir a la representacion. Luego de mucho hablar y a la intervencion de mi amada tia Ainara se me permitio ir al lugar; por supuesto acompañada de una de las doncellas a la cual propure darle uno de mis vestidos mas viejos para que no me dejara en desprestigio.

Realmente no habia entendido la insistencia de Ainara en contratar gitanos, especialmente me llenaba de intriga cuando me contestaba que en Paris el mejor acompañante era aquel que conocia la oscuridad y que desde siempre nuestra familia habia tenido roces con aquel mundo. Mientras me arreglaba para aquella ocacion mi tia entro en mi habitacion, comentandome que aquella noche se cumplia otro aniversario desde el asesinato de mi antesesora Eleonora Von Drachenberg a la cual supuestamente me parecia de manera tal que resultaba escalofriante

Asi decia mi padre, incluso entre los vienes que logramos salvar esta ese cuadro de ella- dije señalando con mi cabeza aquella pintura de la ultima Duquesa de Bohemia y Lorena, desde entonces el titulo solo habia sido portado por los hombres de la familia, en su cuello colgaba un hermoso collar de diamantes adornando un zafiro hermoso-Dicen que ese collar se lo habia regalado uno de los herederos a la corona Inglesa, segun mi madre fue amante de uno de los Windors- dije con una media sonrisa, mire a mi tia y note la caja que tenia en sus piernas; mi sorpresa fue grande cuando vi que dentro contenia el mismo collar que ella llevaba en el cuadro

Es hermoso-dije tomandolo con mis manos y mirandome al espejo, sin poder negarme me lo coloque y luego de esto me puse el vestido seleccionado para esa ocacion
Vestido y collar

Spoiler:

La velada habia sido excelente y no deseaba marcharme todavia, asi que luego de tomar unas copas de vino sali con los demas invitados a los jardines; no supe en que momento me habia internado mucho en ellos ya que me encontre en un extraño claro despejado cuando la repentina luminocidad de la luna llena cubrio por completo el entorno haciendome que alzara la mirada para observarla anonadada

por Invitado Jue Mar 31, 2011 9:56 pm

[Disculpa la demora]

La correspondencia fue depositada sobre mi escritorio, muchas invitaciones, algunas que me llegaban desde el mismo Londres donde insistían en mi pronto retorno y no podía estar más de acuerdo con ello, solo que me quedaban algunos asuntos pendientes en Paris antes de pensar en irme, por supuesto que todo sería diferente cuando regresara. Aburrido por aquellas noches en las que no tenía nada que hacer mientras mis guardias buscaban a un par de personas que deseaba ver decidí ver entre las invitaciones que eran de nobles de Paris, las del Palacio Royal eran las más frecuentes, siendo el lugar de propiedad de mi familia o bien nos invitaban por ser realeza o por protocolo de tenernos entre las muchas caras hipócritas y lambisconas de la alta sociedad, a veces llegaba a enajenarme tanto que me surgía el deseo de salir de todo aquello y pasarme una noche de lo más normal en Paris.

Entre una y otra me pareció que la invitación a una representación teatral era la más apropiada, nada de bailes, nada de ir a besar la mano de la duquesa o condesa de cualquier reino de esta época cada vez mas cambiante que estuvieran inventando o hablar con el príncipe de Tormes de la política o ideología filosófica, era solo ver, aplaudir, una copa de vino e irse, como se dice, hacer acto de presencia. Mande a preparar el carruaje, me puse ropa de gala porque sea lo que fuera era un acontecimiento donde la alta sociedad estaría presente y la etiqueta era regla como los diez mandamientos de la iglesia. La verdad es que no tenía mucho ánimo pero evidentemente no lo mostré una vez allí.

Las grandes puertas del Palacio Royal se abrían a mi paso haciendo los sirvientes la venia correspondiente, me mostraron el camino al salón donde se llevaba a cabo y dieronme un lugar preferencial donde reconocí algunas caras conocidas entre realeza y alta sociedad. El Barón Du Barry se quedo dormido sobre el hombro de su cuñada quien llevaba un escote tan pronunciado que cualquier ciego con ojos en las manos podían aprovecharse de una buena oportunidad, como dicho barón. A mi otro lado, la duquesa de Chagny posesionaba juiciosamente su mano sobre la entrepierna del único heredero de los Mallarme quien había heredado además de propiedades monedas contantes y sonantes, mismas que le hacían falta en las faldas a dicha duquesa y que le sobraban entre las piernas. Ese era parte del mundo de la realeza, una sonrisa curvo por mi rostro cuando recordé cuantas decenas de años llevaba entre ellos viendo generación tras generación y cierto es que los hijos adquirían las mismas costumbres que los padres en muchos de los casos.

Finalmente, cuando la representación concluyo todas las puertas se abrieron y los sirvientes sirvieron aperitivos y vino blanco y tinto. El salón estaba lleno y algunas damas se me acercaron a saludar aunque era obvio que el juego de seducción comenzaba cada vez que una de ellas intentaba colgarse de mi brazo y llevarme a un lugar apartado de la sala, con todas mis excusas tome una copa de vino y salí hacia los jardines donde no habían tantas personas como en el interior, algunas me siguieron pero me metí entre los arbustos y camine hacia una zona que sabia siempre estaba despejada, la de un claro. Todo el Palacio Royal lo conocía como la palma de mi mano, no podía perderme de mi destino pero su podría quedarme asombrado una vez que llegara a él y observar aquella a la que creía muerta.

Muchos años atrás, sucedió tan solo 50 años después de mi transformación que deje el trono de Inglaterra en manos de mis hermanos menores para darme unas diligentes vacaciones, por supuesto visite Paris y en esa visite tuve de amante a una de las mujeres más halagadas de las sociedad de esa época, no solo por su extraordinaria belleza también por su notable inteligencia y habilidades para convertirse en toda una dama, la misma que poseía muchos pretendientes, la misma que solo cayó en la cama de quien menos esperaba, la mía. Nuestros encuentros solían darse cada noche y su familia no sospechaba lo mas mínimo, incluso llegue a decirle lo que en realidad era y porque solo podía verla durante las noches...todo iba bien hasta que...

Pensé que mi memoria me estaba jugando una mala pasada, ella había muerto hace mucho tiempo y sin embargo creía verla allí como aquellas primeras veces en que nos habíamos perdido en el mismo jardín. Tomando como hecho que cuando me acercara su imagen se desvanecería decidí hacerlo, camine por allí con paso tranquilo y llegue frente a ella donde aun la imagen no se desvanecía pero aun mas, era completamente real en carne y hueso. Mis sentidos no podían engañarme, aquella era una humana...Eleonora que llevaba el mismo collar que le había regalado la noche antes de regresar a Londres donde me habían convocado, esa sería la última noche que estuviéramos juntos. Tome una expresión seria, no dije ni una palabra, extendí la mano lentamente sobre su rostro porque solo el tacto podría confirmarme totalmente si se trataba de una ilusión y al contacto con su piel supe que era real -Eleonora- fue la única palabra que pude mascullar incluso dudando de pronunciar ese nombre que creía olvidado.

por **Leonela Von Drachenberg** Vie Abr 15, 2011 1:51 pm

No sabia cuanto tiempo habia pasado contemplando aquella hermosa luna, era tan agradable y tan triste a la vez aquel espectaculo lo que hizo que me perdiera en mis pensamientos, no supe como...solo me fue extraño ya que no habia sentido sus pasos por la grava que cubria el suelo de aquel jardin. Era extraño, pero aunque aparecio de tal manera delante de mi, no senti miedo alguno; su rostro era glorioso incluso bajo la luz espectral de la señora de la noche, aquellos ojos resultaban perturbador de algun modo

No pude decir palabra alguna, incluso cuando alzo la mano tocando mi mejilla lo que hizo que me estremeciera ligeramente...sabia en mi pensamiento racional que el que hubiera aparecido de aquella manera, o que se tomara el atrevimiento de acariciar mi mejilla, inclusive la forma en la que me miraba como si mi persona fuera una representacion de algun anima escapada de el otro mundo, ya que aunque sus ojos eran de un azul profundo y proyectaban una sombra de ferocidad, el sentimiento oculto en ellos, debia de ocacionar algun tipo de manifestacion en mi....pero nada de eso lo fue.

Fue aquel nombre; el que significaba tan poco y tanto a la vez...el nombre de Eleonora el cual yo misma me habia atrevido a pronunciar aquella noche, recordando su vida y su extraña y atroz muerte esto me hizo sentir un ligero vertigo ya que desde aquel suceso la familia habia cambiado tanto hasta el punto en el que su nombre habia sido prohibido nombrarlo, lo que me hizo reacionar alejandome de su mano y haciendome fruncir el ceño

Me confunde mi Lord- espete, mi voz salio temblorosa ¿porque? me pregunte pero aun asi lo mire alzando el menton, en muestra de orgullo- No soy aquella que usted nombra, ya que a dejado de andar del mundo de los vivos hace mucho y compararla conmigo aunque la diferencia entre ambas sean las mismas diferencias que puedan existir entre dos gotas de agua, esto lo le da licencia alguna de atreverse a tocarme de esta manera- lo mire a los ojos, intentando decifrar aquella expresion- ¿Quien es usted?¿ Porque me a llamado de aquella manera?

No sabia porque, pero una extraña sensacion se apodero de mi cuerpo, habia hecho mal en colocarfme aquella joya, bien sabia que Eleonora, aquella con la que este hombre me habia confundido habia tenido muchos amantes, solo se supo esto luego de su muerte ya que todo lo habia escrito en sus diarios, pero lo que habia escrito en ellos era aun mas oscuro, ya que por estos escritos la hermana de mi padre se habia sumergido en el mundo de lo oculto...desterre aquellos pensamientos al instante esperando una respuesta de aquel caballero

[Perdon, mil veces perdeon. Se me habia dañado la computadora]

por Invitado Sáb Mayo 14, 2011 10:10 pm

[Vale, esta vez yo me demore XD]

Muchos años atrás existió una mujer tan digna de cualquier hombre que de hacer elegido el camino correcto no estaría bajo tierra. Lastimosamente por esos años yo era un tanto más desenfrenado de lo que era en la actualidad con respecto a mi debilidad por las mujeres, Eleonora había sido una de las mujeres que me había mantenido en Paris varios meses después de convertirse en mi amante. Delante de mí estaba la figura de Eleonora, tal cual como la recordaba, los fantasmas de mi pasado se presentaban bajo diversas formas pero nunca pensé encontrar una tan real como aquella. Después de tocarla comprendí que no era una ilusión, por primera vez en mucho tiempo no supe cómo reaccionar pero la respuesta de ella me hizo entrar en razón.

Al parecer la persona que tenía enfrente no era quién pensaba y si lo era al mismo tiempo, dos collares como el que ella llevaba puesto no existían y si lo tenía significaba que debía tener algún parentesco con la difunta Eleonora. El parecido entre las dos me hizo suponer que el parentesco debía ser estrecho, solo minutos después me di cuenta que ella no poseía el lunar que Eleonora tenía en el cuello, aquel donde tantos besos habían sido repartidos una vez. Sin embargo, todo aquello pertenecía a un pasado cada vez mas extenso pues los años a veces pasaban como días y no la había vuelto a recordar hasta este día.

Ella se alejo ante el toque, era evidente que ante el miedo de un desconocido incluso llegara a correr asustada pero no lo hizo, nos quedamos parados a una corta distancia donde ella formulo sus preguntas mientras yo inventaba mentalmente las respuestas. Sonreí y como si despertara de aquella sorpresa a mi total razonamiento fingí que todo aquello carecía de toda importancia -Tiene razón madeimoselle, son como dos gotas de agua pues es usted muy parecida a una dama cuyo retrato he visto repetidas veces- respondí caminando un poco mas allá como si paseara por los jardines -Un antepasado trato cercanamente a la que supongo también es antepasada suya y he ahí el motivo por el que reconozco el rostro que vi en una pintura- proseguí y volví a acercarme a ella tranquilamente.

Pensar que la humana que había conocido regresaba con esa misma juventud me hizo pensar en la posibilidad de que conservara la longevidad de la raza opuesta a la mía pero aquella chica era una humana, el olor de su sangre era claramente el de una humana joven y no el olor característico de un licántropo. Observe por una fracción de segundo el collar, obviamente no preguntaría nada al respecto porque estaba armando el engaño para cubrir lo que podía asustar a los mortales, la existencia de los inmortales pero más importante aún era que tenía que resguardar mi posición. Miré de reojo hacia el Palacio Royal y luego regrese la mirada a ella -Me ha preguntado quién soy y se lo diré pero antes me gustaría saber quién es usted madeimoselle…-

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