AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un día de paseo (Valentin I.)
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Un día de paseo (Valentin I.)
No hacía mal tiempo para estar en invierno, y París era tan hermosa vestida de blanco como lo estaba en esta época, aunque hoy en cambio, seguía blanca pero las nubes habían dado un día de paz, dejando el cielo limpio de ellas para que pudiéramos notar el leve calor del sol. Había aprovechado el que su nana y guardia estaban ocupados, para poder escapar una vez más de palacio sola, era de día, cantaba el sol y confiaba en que no le pasaría nada malo.
Llevaba el pelo suelto, recogido levemente por un pequeño sombrero azul que llevaba puesto, a juego con el suave y elegante vestido, pero no demasiado. Desde que estaba aquí pocas veces vestía como lo que realmente era. Una larga y gruesa capa la cubría para protegerla del frío.
Paseaba por el mercado ambulante, sonriendo a las personas que llevaban ya toda la mañana en su puesto y parando para comprar algunas flores y fruta para ir comiendo mientras.
Se acercó corriendo a un puesto con un vendedor que parecía nada agradable, y que cierto era. Estaba agarrando a una pequeña niña por el brazo, haciendo que desde la distancia se escuchasen sus lamentos de dolor y se viesen varios tipos de verduras tirados por el suelo.
- ¡Sueltenla! Es solo una niña y no os ha robado.
Estaba casi segura de estar mintiendo y no le importaba, la niña no debía de tener más de 5 años y se veía con cara de hambre. Era por una buena causa y no iba a dejar que le hicieran daño por eso. Agarró a la niña de la mano en un descuido del hombre al pillarlo por sorpresa, escondiéndola ligeramente detrás de ella al ver la expresión malhumorada del hombre y como se iba enfureciendo con cada segundo pasado.
Llevaba el pelo suelto, recogido levemente por un pequeño sombrero azul que llevaba puesto, a juego con el suave y elegante vestido, pero no demasiado. Desde que estaba aquí pocas veces vestía como lo que realmente era. Una larga y gruesa capa la cubría para protegerla del frío.
Paseaba por el mercado ambulante, sonriendo a las personas que llevaban ya toda la mañana en su puesto y parando para comprar algunas flores y fruta para ir comiendo mientras.
Se acercó corriendo a un puesto con un vendedor que parecía nada agradable, y que cierto era. Estaba agarrando a una pequeña niña por el brazo, haciendo que desde la distancia se escuchasen sus lamentos de dolor y se viesen varios tipos de verduras tirados por el suelo.
- ¡Sueltenla! Es solo una niña y no os ha robado.
Estaba casi segura de estar mintiendo y no le importaba, la niña no debía de tener más de 5 años y se veía con cara de hambre. Era por una buena causa y no iba a dejar que le hicieran daño por eso. Agarró a la niña de la mano en un descuido del hombre al pillarlo por sorpresa, escondiéndola ligeramente detrás de ella al ver la expresión malhumorada del hombre y como se iba enfureciendo con cada segundo pasado.
Abigail Barascout- Realeza Escocesa
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Re: Un día de paseo (Valentin I.)
Valentin abrió con lentitud los ojos al sentir unos rayos del sol colándose con rebeldía por las grandes cortinas de color rojo pasión ,de su habitación. Hizo una mueca. No deseaba levantarse , al menos no por ahora. Su cuerpo dolía a causa de la noche que había pasado. No piensen mal, su transformación como cada vez, dejaba marcas fuertes en su cuerpo. Justo cuando intentó volver a conquistar a Morfeo, para caer de nuevo en sus brazos mágicos, el gemelo hizo su presencia vestido con solo un albornoz de unos colores y unas telas finas, caras para alguien de su clase. Valentin tenía los ojos cerrados pero no los sentidos, así que el olor de su gemelo inundó las fosas nasales del moreno haciendo que este arrugase la nariz. Vinicius parecía haberse levantado mucho antes, su rostro de facciones perfectas no mostraban cansancio alguno. Se acercó hacía la cama de Val, tirando de la manta grande y calentadora.
Buenos días, mi linda hermana..
Ante tal saludo Valentin gruñó por lo bajo, ignorando su gesto infantil y sus palabras tan escasas de sentido. Vinicius abrió las cortinas con el intento de hacer que su hermano se levantarse de una vez de la cama. Inspiró cerrando los ojos con aquella sonrisa burlona, típica de Vinicius. Los rayos del sol golpeaban su masculino rostro, otorgándole un aire mucho mas frágil. Pero era todo lo contrario, duro, como una piedra. Valentin volvió a despegar los párpados con cierta molestia.
¿De verdad no tienes nada mejor que hacer?. Déjame dormir.
Exigió casi despegando los labios, un murmullo un tanto audible para los oídos de Vinicius. Este, comenzó a reírse.
Tranquilo hermano, tengo una buena razón para hacerlo. Uno de los criados vio…¿a quien crees que ha visto en el mercado?
Su juego comenzaba , ante todo con una sonrisa arrogante.
¿A quien?
Preguntó aburrido casi volviendo a caer en los brazos de aquel infernal de Morfeo. Vinicius soltó una carcajada fuerte que se hizo demasiado clara en la habitación.
A la señorita Abigail..
Dijo poniendo énfasis en el nombre de la joven. ¿Quién era ella?. Una mujer, una mujer que Valentin comenzaba a sentirse atraído por su belleza y su personalidad. No entendía muy bien su estado de ánimo cuando de ella se trataba, tal vez estaba confuso, tal vez necesitaba tiempo para hablar con ella. Valentin tragó saliva y arqueó las cejas, levantándose de la cama como si el sueño hubiera desaparecido.
¿ Estás espiando a Abigail?
Preguntó un tanto molesto. Sin dejar a su hermano responder le dio la espalda comenzando a vestirse lo mas rápido posible. Pensaba que aun estaba en el mercado, por lo que la vería , tenía que hablar , verla. Vinicius se tumbó en la cama de su hermano , colocando sus brazos detrás de su cuello , mirando el techo.
No, te estoy haciendo un favor. Además, su belleza atrae a muchas personas. Deberías hacer algo antes de que alguien se adelantara. Sabes como eres de infernal con las declaraciones…
Aquel consejo no le servía de nada a Valentin, lo sabía de sobras pero..ante su presencia..no podía hacer nada.
Terminó por vestirse y se dirigió hacía la puerta saludando a su hermano e indicándole de que no destrozara nada. Sus pasos eran rápidos y por eso mismo necesitaba una de las carrozas que les pertenecía. Con la misma rapidez, se subió y prendió la marcha.Al llegar al Mercado, su olor parecía acercarse, acentuarse a medida que la carroza avanzaba
Déjame aquí, no sé cuando volveré..
Dijo a su sirviente bajándose. Al hacerlo, buscó con la mirada entre la gente. La encontró en uno de los mercados donde un supuesto mercader estaba acusando a una pequeña de haber robado. Valentin se acercó al hombre con caballerosidad
No os rogaré soltar a la pequeña dama, os lo ordenaré .
Ante tales palabras, el mercader la soltó y la niña corrió con rapidez hacia su familia. Valentin, sigilosamente, se acercó hacía Abigail con aquel brillo en los ojos. La tomó de la mano con suavidad y besó el dorso con caballerosidad “ Mi preciosa amada” pensó con los ojos fijos en los de ella.
Podríamos decir que Valentin, estaba loco por ella.
Buenos días, mi linda hermana..
Ante tal saludo Valentin gruñó por lo bajo, ignorando su gesto infantil y sus palabras tan escasas de sentido. Vinicius abrió las cortinas con el intento de hacer que su hermano se levantarse de una vez de la cama. Inspiró cerrando los ojos con aquella sonrisa burlona, típica de Vinicius. Los rayos del sol golpeaban su masculino rostro, otorgándole un aire mucho mas frágil. Pero era todo lo contrario, duro, como una piedra. Valentin volvió a despegar los párpados con cierta molestia.
¿De verdad no tienes nada mejor que hacer?. Déjame dormir.
Exigió casi despegando los labios, un murmullo un tanto audible para los oídos de Vinicius. Este, comenzó a reírse.
Tranquilo hermano, tengo una buena razón para hacerlo. Uno de los criados vio…¿a quien crees que ha visto en el mercado?
Su juego comenzaba , ante todo con una sonrisa arrogante.
¿A quien?
Preguntó aburrido casi volviendo a caer en los brazos de aquel infernal de Morfeo. Vinicius soltó una carcajada fuerte que se hizo demasiado clara en la habitación.
A la señorita Abigail..
Dijo poniendo énfasis en el nombre de la joven. ¿Quién era ella?. Una mujer, una mujer que Valentin comenzaba a sentirse atraído por su belleza y su personalidad. No entendía muy bien su estado de ánimo cuando de ella se trataba, tal vez estaba confuso, tal vez necesitaba tiempo para hablar con ella. Valentin tragó saliva y arqueó las cejas, levantándose de la cama como si el sueño hubiera desaparecido.
¿ Estás espiando a Abigail?
Preguntó un tanto molesto. Sin dejar a su hermano responder le dio la espalda comenzando a vestirse lo mas rápido posible. Pensaba que aun estaba en el mercado, por lo que la vería , tenía que hablar , verla. Vinicius se tumbó en la cama de su hermano , colocando sus brazos detrás de su cuello , mirando el techo.
No, te estoy haciendo un favor. Además, su belleza atrae a muchas personas. Deberías hacer algo antes de que alguien se adelantara. Sabes como eres de infernal con las declaraciones…
Aquel consejo no le servía de nada a Valentin, lo sabía de sobras pero..ante su presencia..no podía hacer nada.
Terminó por vestirse y se dirigió hacía la puerta saludando a su hermano e indicándole de que no destrozara nada. Sus pasos eran rápidos y por eso mismo necesitaba una de las carrozas que les pertenecía. Con la misma rapidez, se subió y prendió la marcha.Al llegar al Mercado, su olor parecía acercarse, acentuarse a medida que la carroza avanzaba
Déjame aquí, no sé cuando volveré..
Dijo a su sirviente bajándose. Al hacerlo, buscó con la mirada entre la gente. La encontró en uno de los mercados donde un supuesto mercader estaba acusando a una pequeña de haber robado. Valentin se acercó al hombre con caballerosidad
No os rogaré soltar a la pequeña dama, os lo ordenaré .
Ante tales palabras, el mercader la soltó y la niña corrió con rapidez hacia su familia. Valentin, sigilosamente, se acercó hacía Abigail con aquel brillo en los ojos. La tomó de la mano con suavidad y besó el dorso con caballerosidad “ Mi preciosa amada” pensó con los ojos fijos en los de ella.
Podríamos decir que Valentin, estaba loco por ella.
Vinicius-Valentin Ivasaki- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Un día de paseo (Valentin I.)
Miró como la niña corría asustada hasta los brazos de su madre, la cual abrazó fuertemente e intentando esconderse para que el hombre no la encontrase de nuevo. "Pobre pequeña..." suspiró tristemente pensando en esa familia, sabiendo que tenía que hacer algo por ellos.
Pero su cabeza volvió a centrarse en su dulce caballero en cuanto sus ojos se encontraron y buscó la mano de ella para darle un suave beso que la hizo sonrojarse levemente, sin perder la sonrisa que siempre tenía en la cara cuando estaba cerca de Valentin.
- Buenos días, Valentin. ¿Cómo ha dormido?
Los hermanos serían como dos gotas de agua completamente iguales, pero eran estos gestos los que hacían que fuese muy fácil el poder diferenciarlos. Su hermano jamás la miraría de esa forma ni se mostraría de esa forma.
Sonrió dulcemente, sin apartar los ojos de esa linda mirada que siempre tenía Valentin. Se mordió el labio suavemente, notándose nerviosa como solía estarlo sin saber el motivo cada vez que tenía a ese hombre cerca.
- Quiero que a esa niña no le falte de nada.
Susurró en bajo, más para si misma que para los dos. Sonrió un poco más, dándole un pequeño apretón en su mano antes de acercarse hasta donde estaba el tendero, sin soltar nunca la mano de Valentin. El hombre la miró de malas formas y abrió la boca para decir algo hasta que prestó atención de que no estaba sola.
- Quiero que abastezcas a esa familia con todo lo que deseen y necesiten, que no les falte de nada. Yo vendré a pagarlo cada semana y pobre de vos como no les hayas ayudado.
Apretó la mano de Valentin un poco más, volteándome para mirarlo de cara en cara con una gran sonrisa al ver que el hombre aceptaba aunque a regañadientes.
Pero su cabeza volvió a centrarse en su dulce caballero en cuanto sus ojos se encontraron y buscó la mano de ella para darle un suave beso que la hizo sonrojarse levemente, sin perder la sonrisa que siempre tenía en la cara cuando estaba cerca de Valentin.
- Buenos días, Valentin. ¿Cómo ha dormido?
Los hermanos serían como dos gotas de agua completamente iguales, pero eran estos gestos los que hacían que fuese muy fácil el poder diferenciarlos. Su hermano jamás la miraría de esa forma ni se mostraría de esa forma.
Sonrió dulcemente, sin apartar los ojos de esa linda mirada que siempre tenía Valentin. Se mordió el labio suavemente, notándose nerviosa como solía estarlo sin saber el motivo cada vez que tenía a ese hombre cerca.
- Quiero que a esa niña no le falte de nada.
Susurró en bajo, más para si misma que para los dos. Sonrió un poco más, dándole un pequeño apretón en su mano antes de acercarse hasta donde estaba el tendero, sin soltar nunca la mano de Valentin. El hombre la miró de malas formas y abrió la boca para decir algo hasta que prestó atención de que no estaba sola.
- Quiero que abastezcas a esa familia con todo lo que deseen y necesiten, que no les falte de nada. Yo vendré a pagarlo cada semana y pobre de vos como no les hayas ayudado.
Apretó la mano de Valentin un poco más, volteándome para mirarlo de cara en cara con una gran sonrisa al ver que el hombre aceptaba aunque a regañadientes.
Abigail Barascout- Realeza Escocesa
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Fecha de inscripción : 13/12/2010
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Re: Un día de paseo (Valentin I.)
Valentin no abandonaba sus ojos, tan bellos como lo eran las estrellas que cubrían el negro manto de la noche. Iluminaban el camino hacía la bondad a cualquier moribundo pecador. Diosa, diosa y musa caída justamente a tiempo para mitigar las heridas profundas que la mujer cruel había dejado en Valentin años atrás. Una voz dulce, una melodía cantada por los ángeles con sus dedos inocentes . Hombre moribundo, sediento por el amor de tal dama. Había pasado noches con toda clase de mujeres, pero a ella la deseaba , pero no solo una noche. Tal vez dos, tres, todas las noches. Incomprensible sentimiento de locura que le hacía captar el comportamiento de un adolescente enamorado. El lobo se deleitó con la voz de ella, eso bastaba para poder soñar con ella toda la noche y añorarla cada hora que pasaba y ella no estaba a su lado. Valentin no hizo ni el más negativo movimiento de apartar su mano de la dama, al contrario, unió sus dedos con los de ella como si se tratase de dos cuerpos en uno. Dos almas, un solo cuerpo.
Buenas días , mi querida Abigail. E dormido…bien. Pero no lo suficiente, su presencia no la podía sentir ,no podía mirarte, tocarte..
Sus palabras se deslizaban con suavidad sin perder el contacto visual que tenía con la preciosa mujer. ¿Por qué demonios se volvía a enamorar el idiota de Valentin?. La última vez acabó siendo un lobo por eso..¿pero que?. ¿Qué importaba eso si su vida, su alma y toda su piel iba a ser regalada, ofrecida solo para ella?. Las consecuencias podrían venir a riendas sueltas, iba a asumir la responsabilidad, por ella cruzaría hasta los siete mares , el mundo entero.
¿Su majestad como a dormido?
Preguntó formando una sonrisa en sus labios, una sonrisa tierna y masculina delatando la lealtad, sentimiento fiel y constante ante aquella hermosura. El lobo, hizo un esfuerzo por escuchar sus palabras. Sentía pena como sentía Abigail por aquella niña que no tenía nada de comer. Quiso comentar pero esa era su decisión y respetaría aquello. Valentin no quiso abrir su boca para comentar, las palabras sobraban y siempre le había gustado ver a las mujeres como intentaban tomar las riendas de la situación. Una mujer fuerte, digna de un lobo feroz imposible por controlar, dominar. Cuando ella dejó de hablar, Valentin, aun tomado de la mano con ella, llevó su otra mano libre hacía si angelical rostro, acariciándolo con suavidad con las yemas de sus dedos .No podía estar lejos de su cuerpo, parecía gritar a cuatro vientos el deseo que tenía por aquella mujer. ¡Maldita sea! No tenía ni la menor idea lo que despertaba en el con tan solo oír su voz, mirarle..
Inconscientemente, su rostro se acercaba al de ella. No podía entrar en razón y por eso mismo , rozó sus labios con los de el, acariciándolos y cerrando sus ojos. ¿Se preguntan cual era la debilidad de Valentin?. Abigail, ella, su diosa y su fuente de inspiración, su luz en la oscuridad y su demonio del infierno.
Buenas días , mi querida Abigail. E dormido…bien. Pero no lo suficiente, su presencia no la podía sentir ,no podía mirarte, tocarte..
Sus palabras se deslizaban con suavidad sin perder el contacto visual que tenía con la preciosa mujer. ¿Por qué demonios se volvía a enamorar el idiota de Valentin?. La última vez acabó siendo un lobo por eso..¿pero que?. ¿Qué importaba eso si su vida, su alma y toda su piel iba a ser regalada, ofrecida solo para ella?. Las consecuencias podrían venir a riendas sueltas, iba a asumir la responsabilidad, por ella cruzaría hasta los siete mares , el mundo entero.
¿Su majestad como a dormido?
Preguntó formando una sonrisa en sus labios, una sonrisa tierna y masculina delatando la lealtad, sentimiento fiel y constante ante aquella hermosura. El lobo, hizo un esfuerzo por escuchar sus palabras. Sentía pena como sentía Abigail por aquella niña que no tenía nada de comer. Quiso comentar pero esa era su decisión y respetaría aquello. Valentin no quiso abrir su boca para comentar, las palabras sobraban y siempre le había gustado ver a las mujeres como intentaban tomar las riendas de la situación. Una mujer fuerte, digna de un lobo feroz imposible por controlar, dominar. Cuando ella dejó de hablar, Valentin, aun tomado de la mano con ella, llevó su otra mano libre hacía si angelical rostro, acariciándolo con suavidad con las yemas de sus dedos .No podía estar lejos de su cuerpo, parecía gritar a cuatro vientos el deseo que tenía por aquella mujer. ¡Maldita sea! No tenía ni la menor idea lo que despertaba en el con tan solo oír su voz, mirarle..
Inconscientemente, su rostro se acercaba al de ella. No podía entrar en razón y por eso mismo , rozó sus labios con los de el, acariciándolos y cerrando sus ojos. ¿Se preguntan cual era la debilidad de Valentin?. Abigail, ella, su diosa y su fuente de inspiración, su luz en la oscuridad y su demonio del infierno.
Vinicius-Valentin Ivasaki- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Un día de paseo (Valentin I.)
Acariciaba suavemente la parte de la mano a la que tenía acceso con el pulgar mientras se perdía por completo en la mirada de Valentin. Ahora mismo no hacían falta muchas palabras o ninguna más bien para ver que ella estaba demasiado a gusto y que era así como deseaba estar todos los días.
Era de esta forma donde la princesa más protegida y segura se sentía, al lado del hombre por el que sentía tantas cosas que no sabía que pudiese sentir, le gustaba, le atraía de una forma inimaginable para ella y se había ganado un espacio demasiado grande en su corazón, un lugar que deseaba que no se marchase jamás de él... No hacía falta que leyese muchas más historias de amor y las envidiara como antes. Ahora estaba viviendo su propia historia, y estaba siendo maravillosa, nada que envidiar a las leídas.
- Mi dulce Valentin. Deberíais intentar descansar mejor. No me gusta veros cansado y saber que la razón soy yo.
Pero ella no era nadie para regañarlo, ni para haber dicho esas palabras antes. Tendría que escucharse a si misma y seguir su consejo, pero desde que conocía a ese hombre, las noches se convertían en fría oscuridad y el tiempo se detenía, convirtiendo las horas en eternas. Solamente podía pensar en el hombre que tenía enfrente de ella, y recordar las horas que habían estado juntos y desear que esos momentos fuesen eternos, que no terminasen jamás.
- Bien... he tenido un lindo sueño del que no quise despertar, había un caballero hermoso en él y una bella dama también.
Como todas las noches, una vez que conseguía quedarse dormida, su mente tampoco descansaba de dejar de pensar en su Valentin. Era él quien reinaba en sus sueños todas las noches, haciendo que el despertar no fuese igual de sonriente que el seguir durmiendo, seguía sola, dándose cuenta de que solamente había sido un sueño.
Sonrió dulcemente, cerrando por unos segundos los ojos para disfrutar de esas cálidas caricias que le estaba regalando, suspiró tranquilamente antes de volver a abrirlos y acercar su mano libre al pecho de él, ahora mismo no pensaba en nada más que en ellos dos. No le importaba toda la gente que estaba a su alrededor.
- Valen...
Su voz no había sido más que un susurro, apagándose al sentir como su cara se acercaba a ella y sentir su respiración acompasada con la de ella, cerró de nuevo los ojos, disgustando de esos roces como si fuese el mejor manjar de todos. Acercó más sus labios a los de él para hacer que ese roce se fuese convirtiendo en un dulce y lento beso.
Era de esta forma donde la princesa más protegida y segura se sentía, al lado del hombre por el que sentía tantas cosas que no sabía que pudiese sentir, le gustaba, le atraía de una forma inimaginable para ella y se había ganado un espacio demasiado grande en su corazón, un lugar que deseaba que no se marchase jamás de él... No hacía falta que leyese muchas más historias de amor y las envidiara como antes. Ahora estaba viviendo su propia historia, y estaba siendo maravillosa, nada que envidiar a las leídas.
- Mi dulce Valentin. Deberíais intentar descansar mejor. No me gusta veros cansado y saber que la razón soy yo.
Pero ella no era nadie para regañarlo, ni para haber dicho esas palabras antes. Tendría que escucharse a si misma y seguir su consejo, pero desde que conocía a ese hombre, las noches se convertían en fría oscuridad y el tiempo se detenía, convirtiendo las horas en eternas. Solamente podía pensar en el hombre que tenía enfrente de ella, y recordar las horas que habían estado juntos y desear que esos momentos fuesen eternos, que no terminasen jamás.
- Bien... he tenido un lindo sueño del que no quise despertar, había un caballero hermoso en él y una bella dama también.
Como todas las noches, una vez que conseguía quedarse dormida, su mente tampoco descansaba de dejar de pensar en su Valentin. Era él quien reinaba en sus sueños todas las noches, haciendo que el despertar no fuese igual de sonriente que el seguir durmiendo, seguía sola, dándose cuenta de que solamente había sido un sueño.
Sonrió dulcemente, cerrando por unos segundos los ojos para disfrutar de esas cálidas caricias que le estaba regalando, suspiró tranquilamente antes de volver a abrirlos y acercar su mano libre al pecho de él, ahora mismo no pensaba en nada más que en ellos dos. No le importaba toda la gente que estaba a su alrededor.
- Valen...
Su voz no había sido más que un susurro, apagándose al sentir como su cara se acercaba a ella y sentir su respiración acompasada con la de ella, cerró de nuevo los ojos, disgustando de esos roces como si fuese el mejor manjar de todos. Acercó más sus labios a los de él para hacer que ese roce se fuese convirtiendo en un dulce y lento beso.
Abigail Barascout- Realeza Escocesa
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Re: Un día de paseo (Valentin I.)
El lobo sintió los carnosos labios de la joven, rozándolos con la dulzura necesaria para llenar a Valentin de aquellos polvos amorosos. Llevó ambas manos hacia sus mejillas, tomando el rostro en aquellas manos masculinas y finas . Manos de un artista que intentaba sentir el fluido de la imaginación y de la inspiración.
Ella acortó la distancia de ambos, uniendo aquellos rostros en un beso repleto de dulzura , ternura y posesividad. Valentía movía con lentitud sus labios sobre los pétalos de Abigail. Hasta que aquel gesto , añorado por el lobo, se intensifico permitiendo a ambos conocer sus bocas frescas aromatizadas.
Valentin introdujo su lengua sedienta por recorrer el especio de Abigail, moviéndola con pasión y lentitud.
Pero era demasiado mágico todas aquellas escenas llamativas de los dos enamorados. La falta de aire obligó tanto a el como a ella , a separarse . El solo lo hizo unos milímetros. Se había acostumbrado al aroma tan dulce de su querida amada. Tanto su sangre como la fragancia de rosas, incitaban al joven a ciertos juegos que el bien sabía que poco podía controlar su cuerpo. Siempre tenía debilidad por la sangre dulce y aunque no era un vampiro, si no un licántropo, la sangre le llamaba de igual manera. Ella no tenía ni la menor idea cuantos esfuerzos hacía el ruso para no dañarla. Ese iba a ser un problema entre ellos dos, el segundo era el hermano gemelo.
Tus labios son como las mariposas encendidas que arden enloquecidas con cada roce..
Susurró con lentitud, claridad. Dejando que aquellas palabras románticas, sabias , envolvieran a su amada en aquel embrujo amoroso que el solía sentir al lado de ella. El ruso dejo que sus manos bajaran del rostro de ella, acariciando a su paso el cuello, los hombros y los brazos, hasta llegar a sus delicadas manos. Cada vez que extendía su mano para socorrer a un ser necesitado, un ser como lo era el, ella abría sus ventanas para que el sol entrasen e irradiaran cada rincón sombrío de su corazón. Tomó sus manos entre las suyas, ambas y comenzando con la primera, Valentin depositó un beso en la palma de su mano como si fuera la última vez que iba a sentirla, verla, besarla y amarla. Luego, besó su otra mano formando una sonrisa dulce en su rostro moldeada con perfeccionismo. Aquellos gestos, caricias y besos eran propios de Valentin. En el amor el ruso entregaba todo, sin importarle que la otra persona no hacía lo mismo, eso en general. Cada vez conseguía impresionar a su amada y sus romanticismos eran de verdad unas propiedades de Valentin.
La gente que pasaba al lado de ambos parecían sorprendidos por el amor tan público que ellos estaban entregando. Pero como cada vez, a el le importaba bien poco. Al lado de ellos, yacían unas cestas llenas de rosas y diferentes flores coloridas , expuestas solo para venderlas. Miró con el rabillo , aun sonriendo mientras soltaba un poco la mano de Abigail . Extendió su brazo para tomar una rosa roja pasión, tal cual la pasión que el percibía al lado de ella. Se la entregó sujetándola con dos dedos , volviendo a acercar su rostro para depositar tan solo un beso corto pero dulce.
El marfil de tu color, la belleza que te engalana, tu apariencia lazana te hace la mas bella flor..
Susurro con aquel matiz tranquilo , observando en todo momento a la mujer que la quería a su lado, el resto de su vida.
Ella acortó la distancia de ambos, uniendo aquellos rostros en un beso repleto de dulzura , ternura y posesividad. Valentía movía con lentitud sus labios sobre los pétalos de Abigail. Hasta que aquel gesto , añorado por el lobo, se intensifico permitiendo a ambos conocer sus bocas frescas aromatizadas.
Valentin introdujo su lengua sedienta por recorrer el especio de Abigail, moviéndola con pasión y lentitud.
Pero era demasiado mágico todas aquellas escenas llamativas de los dos enamorados. La falta de aire obligó tanto a el como a ella , a separarse . El solo lo hizo unos milímetros. Se había acostumbrado al aroma tan dulce de su querida amada. Tanto su sangre como la fragancia de rosas, incitaban al joven a ciertos juegos que el bien sabía que poco podía controlar su cuerpo. Siempre tenía debilidad por la sangre dulce y aunque no era un vampiro, si no un licántropo, la sangre le llamaba de igual manera. Ella no tenía ni la menor idea cuantos esfuerzos hacía el ruso para no dañarla. Ese iba a ser un problema entre ellos dos, el segundo era el hermano gemelo.
Tus labios son como las mariposas encendidas que arden enloquecidas con cada roce..
Susurró con lentitud, claridad. Dejando que aquellas palabras románticas, sabias , envolvieran a su amada en aquel embrujo amoroso que el solía sentir al lado de ella. El ruso dejo que sus manos bajaran del rostro de ella, acariciando a su paso el cuello, los hombros y los brazos, hasta llegar a sus delicadas manos. Cada vez que extendía su mano para socorrer a un ser necesitado, un ser como lo era el, ella abría sus ventanas para que el sol entrasen e irradiaran cada rincón sombrío de su corazón. Tomó sus manos entre las suyas, ambas y comenzando con la primera, Valentin depositó un beso en la palma de su mano como si fuera la última vez que iba a sentirla, verla, besarla y amarla. Luego, besó su otra mano formando una sonrisa dulce en su rostro moldeada con perfeccionismo. Aquellos gestos, caricias y besos eran propios de Valentin. En el amor el ruso entregaba todo, sin importarle que la otra persona no hacía lo mismo, eso en general. Cada vez conseguía impresionar a su amada y sus romanticismos eran de verdad unas propiedades de Valentin.
La gente que pasaba al lado de ambos parecían sorprendidos por el amor tan público que ellos estaban entregando. Pero como cada vez, a el le importaba bien poco. Al lado de ellos, yacían unas cestas llenas de rosas y diferentes flores coloridas , expuestas solo para venderlas. Miró con el rabillo , aun sonriendo mientras soltaba un poco la mano de Abigail . Extendió su brazo para tomar una rosa roja pasión, tal cual la pasión que el percibía al lado de ella. Se la entregó sujetándola con dos dedos , volviendo a acercar su rostro para depositar tan solo un beso corto pero dulce.
El marfil de tu color, la belleza que te engalana, tu apariencia lazana te hace la mas bella flor..
Susurro con aquel matiz tranquilo , observando en todo momento a la mujer que la quería a su lado, el resto de su vida.
Vinicius-Valentin Ivasaki- Licántropo Clase Alta
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Re: Un día de paseo (Valentin I.)
Subió en una suave caricia su mano por su pecho hasta llegar a su cuello, rozando su piel con los dedos y notando su calidez y su tersa piel, acariciaba su cuello mientras seguía ese beso que cada vez era más apasionado sin dejar de ser por un segundo dulce y con amor.
Sus palabras la hicieron sonreír y sonrojarse levemente, pasó la lengua por sus labios, notándolos algo hinchados por el beso y el sabor de Valentin en ellos.
- Entonces arderán toda la vida, la dueña de estos labios desea muchos, muchísimos roces más.
Se acercó de nuevo, respirando algo entrecortadamente por ese beso lleno de amor, dulzura y pasión, para poder rozar su nariz con la de él, sonriendo con dulzura mientras lo miraba con todo el amor que sentía por él.
- Eres todo lo que necesito para seguir viviendo cada día, no me importa nada si no estás a mi lado.
Escuchaba los murmullos de toda la gente que estaba en el mercado, éramos el centro de atención por las muestras de cariño que no deberíamos hacer en público. No solía estar muy bien visto y aunque tendría que apartarlo y decirle eso mismo. No podía, no sería capaz ni de alejarse ni un milímetro de él, su corazón le exigía estar haciendo lo que estaban demostrando al mundo entero. Se amaban, y ella deseaba que todo el mundo supiera que ese hombre era de ella, solamente de Abigail.
Sus ojos se iluminaron de alegría, haciendo que su azul brillase aún más al ver ese gesto en él, la rosa era la más hermosa de ese cesto, y no podía imaginar rosa más bella que la que Valentin tenía en sus manos.
- Es hermosa, como el hombre encantador que la aporta.
Le devolvió el beso, quejándose sobre sus labios cuando se apartó demasiado pronto, tomó la rosa con una sonrisa, acercándosela a su cara para poder disfrutar del olor característico y bello de esa flor.
Sus palabras la hicieron sonreír y sonrojarse levemente, pasó la lengua por sus labios, notándolos algo hinchados por el beso y el sabor de Valentin en ellos.
- Entonces arderán toda la vida, la dueña de estos labios desea muchos, muchísimos roces más.
Se acercó de nuevo, respirando algo entrecortadamente por ese beso lleno de amor, dulzura y pasión, para poder rozar su nariz con la de él, sonriendo con dulzura mientras lo miraba con todo el amor que sentía por él.
- Eres todo lo que necesito para seguir viviendo cada día, no me importa nada si no estás a mi lado.
Escuchaba los murmullos de toda la gente que estaba en el mercado, éramos el centro de atención por las muestras de cariño que no deberíamos hacer en público. No solía estar muy bien visto y aunque tendría que apartarlo y decirle eso mismo. No podía, no sería capaz ni de alejarse ni un milímetro de él, su corazón le exigía estar haciendo lo que estaban demostrando al mundo entero. Se amaban, y ella deseaba que todo el mundo supiera que ese hombre era de ella, solamente de Abigail.
Sus ojos se iluminaron de alegría, haciendo que su azul brillase aún más al ver ese gesto en él, la rosa era la más hermosa de ese cesto, y no podía imaginar rosa más bella que la que Valentin tenía en sus manos.
- Es hermosa, como el hombre encantador que la aporta.
Le devolvió el beso, quejándose sobre sus labios cuando se apartó demasiado pronto, tomó la rosa con una sonrisa, acercándosela a su cara para poder disfrutar del olor característico y bello de esa flor.
Abigail Barascout- Realeza Escocesa
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Re: Un día de paseo (Valentin I.)
Sus palabras, cantadas de un ángel caído del cielo para cicatriz las heridas del ruso. Aquellas heridas , que ahora tan solo estaban cicatrizadas , olvidadas por el joven. Un nuevo sentimiento parecía crecer y crecer cada vez que se encontraba con la figura de Abigail. Suya, su princesa. Los labios del ruso se curvaron formando una larga sonrisa que demostraba el blanco de su dentadura .
Y yo te daré muchos, muchísimos roces ..
Dijo sintiendo aquel sentimiento de felicidad que brotaba con tan solo las palabras de su amada. Llevó ambos brazos a su cintura, rodeándola y atrayéndola mas hacía su cuerpo. Los roces , dulces y tiernos de su nariz les daba un imagen de adolescentes , tontos y enamorados. No pensaba ir con ella a la mansión, su hermano seguramente ya había llamado mas de cincuenta chicas para tener compañía y no deseaba que el estropeara sus momentos dulces. Tal vez ir hacía otra parte iban a tener mas intimidad. Valentin no borraba aquella sonrisa al escuchar sus siguientes palabras. Depositó un beso suave en la nariz al escucharla.
Siempre lo estaré, siempre..
Murmuró suspirando. No le importaba si su destino no estaba al lado de ella, el lo iba a cambiar. Además como bien había dicho su gemelo, ella iba a encontrar hombres que tal vez despertarán en ella aquella atención tanto física como moral. Valentin no deseaba perder el tiempo , y no lo iba a hacer pero no sabía si debía hacer aquel paso tan importante. Tal vez se estaba precipitando, pero la conocía de hace tiempo y debía actuar ahora o su hermano iba a estropear todo, como lograba hacerlo muchas veces. Valentin no desviaba su mirada de ella, verla tan inocente y dulce hacía que su corazón palpitase mas. Llevó la nariz a la rosa que el moreno le había regalado y pudo verla tan enamorada. En efectivo, ella sentía lo mismo que el sentía.
Mi princesa ¿te parece bien ir hacía otro lugar?.
Preguntó aun abrazando su cintura y dejando leves besos en su mejilla, en su cuello, mientras la sonrisa traviesa y pícara no lograba desaparecer de su rostro tan masculino y algunas que otras veces serio.
Y yo te daré muchos, muchísimos roces ..
Dijo sintiendo aquel sentimiento de felicidad que brotaba con tan solo las palabras de su amada. Llevó ambos brazos a su cintura, rodeándola y atrayéndola mas hacía su cuerpo. Los roces , dulces y tiernos de su nariz les daba un imagen de adolescentes , tontos y enamorados. No pensaba ir con ella a la mansión, su hermano seguramente ya había llamado mas de cincuenta chicas para tener compañía y no deseaba que el estropeara sus momentos dulces. Tal vez ir hacía otra parte iban a tener mas intimidad. Valentin no borraba aquella sonrisa al escuchar sus siguientes palabras. Depositó un beso suave en la nariz al escucharla.
Siempre lo estaré, siempre..
Murmuró suspirando. No le importaba si su destino no estaba al lado de ella, el lo iba a cambiar. Además como bien había dicho su gemelo, ella iba a encontrar hombres que tal vez despertarán en ella aquella atención tanto física como moral. Valentin no deseaba perder el tiempo , y no lo iba a hacer pero no sabía si debía hacer aquel paso tan importante. Tal vez se estaba precipitando, pero la conocía de hace tiempo y debía actuar ahora o su hermano iba a estropear todo, como lograba hacerlo muchas veces. Valentin no desviaba su mirada de ella, verla tan inocente y dulce hacía que su corazón palpitase mas. Llevó la nariz a la rosa que el moreno le había regalado y pudo verla tan enamorada. En efectivo, ella sentía lo mismo que el sentía.
Mi princesa ¿te parece bien ir hacía otro lugar?.
Preguntó aun abrazando su cintura y dejando leves besos en su mejilla, en su cuello, mientras la sonrisa traviesa y pícara no lograba desaparecer de su rostro tan masculino y algunas que otras veces serio.
Vinicius-Valentin Ivasaki- Licántropo Clase Alta
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Re: Un día de paseo (Valentin I.)
No pudo evitar ronronear suavemente y muy bajo al sentir como la acercaba un poco más a él, notó como su sonrisa iba creciendo cada vez más, se estaba tan bien de esa forma con él. No le importaba nada más en este mundo ahora mismo.
Sus manos subieron por su pecho hasta sus hombros, moviendo los dedos en un suave masaje en la piel de Valentin. La gran mayoría de veces en su vida se dejaba llevar por lo que sentía, por lo que necesitaba en ese momento... por sus impulsos y sentimientos. Y aunque a veces la metían en algunos líos.. otras como ahora con él eran maravillosos y la dejaban hacer lo que quería,sin tener que pensar si es lo correcto o está dejando de ser la dama recatada que tenía que ser por su condición. No era así como quería ser y menos con su Valentin, con él siempre se había mostrado tal como era.
- Me alegra escuchar eso, no sabes cuanto...
Se quedó mirando fijamente a los ojos de ese maravilloso hombre que tenía conquistado su corazón, para ella no habían más hombres, ninguno podría ser como él y estaba segura de que nadie podría hacerla sentir tan segura y feliz como lo hacía él cada vez que estaba cerca de ella. Seguía sonriendo, pasando sus manos por el cuello de Valentin mientras seguía perdida en su mirada, riendo cuando empezó a darle pequeños besos por su cara y cuello, le estaba haciendo cosquillas con esos roces,escondió como pudo su cara mientras olía la rosa, sonriendo feliz, tan feliz en esos momentos que no le era fácil parar de reir.
- Me encantará Valentin, a donde os guste.
Apoyó la cabeza en el hombro de él, escondiendo su cara de la vista de todo el mundo mientras intentaba recuperarse y dejar de reír poco a poco.Su respiración estaba algo alterada, cosa que podía sentir Valentin con cada respiración de la princesa cerca de su cuello.
Sus manos subieron por su pecho hasta sus hombros, moviendo los dedos en un suave masaje en la piel de Valentin. La gran mayoría de veces en su vida se dejaba llevar por lo que sentía, por lo que necesitaba en ese momento... por sus impulsos y sentimientos. Y aunque a veces la metían en algunos líos.. otras como ahora con él eran maravillosos y la dejaban hacer lo que quería,sin tener que pensar si es lo correcto o está dejando de ser la dama recatada que tenía que ser por su condición. No era así como quería ser y menos con su Valentin, con él siempre se había mostrado tal como era.
- Me alegra escuchar eso, no sabes cuanto...
Se quedó mirando fijamente a los ojos de ese maravilloso hombre que tenía conquistado su corazón, para ella no habían más hombres, ninguno podría ser como él y estaba segura de que nadie podría hacerla sentir tan segura y feliz como lo hacía él cada vez que estaba cerca de ella. Seguía sonriendo, pasando sus manos por el cuello de Valentin mientras seguía perdida en su mirada, riendo cuando empezó a darle pequeños besos por su cara y cuello, le estaba haciendo cosquillas con esos roces,escondió como pudo su cara mientras olía la rosa, sonriendo feliz, tan feliz en esos momentos que no le era fácil parar de reir.
- Me encantará Valentin, a donde os guste.
Apoyó la cabeza en el hombro de él, escondiendo su cara de la vista de todo el mundo mientras intentaba recuperarse y dejar de reír poco a poco.Su respiración estaba algo alterada, cosa que podía sentir Valentin con cada respiración de la princesa cerca de su cuello.
Abigail Barascout- Realeza Escocesa
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Re: Un día de paseo (Valentin I.)
Valentin sintio su respiración acelerada, su sangre correr por las venas de ella. Arrugó la nariz volviendo a olerla y cerrando sus ojos. Tenía miedo, sus ojos estaban cambiando , tal vez tanto acercamiento no era bueno para ninguno de los dos. Gruñió por lo bajo intentando cobrar el mismo estado que antes, relajado. Pero dentro de el, la furia parecía querer salir. El cuerpo de Valentin parecía mucho mas caliente que antes, a una temperatura demasiado alta. Apretó los dientes con fuerza alejando su rostro de ella y abriendo sus ojos, ahora teniendo el color marrón miel de siempre. Tenía las cejas fruncidas . No deseaba tener una vida así la lado de ella. Ahora mas que nunca detestaba lo que era. Carraspeó un par de veces rogando a los dioses para que ella no se diese cuenta del repentino cambio .
Desde luego ir a mi mansión sería un suicidio para ambos..
Comentó intentando sonreír con suavidad para tranquilizar a su amada. La tomó de la mano comenzando a caminar hacía ninguna parte. Realmente estar a solas con ella era un suicidio también, no le agradaba la idea de estar bañado en sangre, la sangre de ella, solo por no saber controlar el animal encadenado. Aquella imagen hizo que las facciones del ruso volvieran a estar tensas. No sabía como tranquilizar su cuerpo y si eso no sabía no imaginaba como conseguía tranquilizar a su futura prometida. Por instinto, besó el dorso de su mano aun estando alterado. Una opción sería ir al palacio de ella o a su residencia, le daba igual. Valentin volvió a hundirse en sus pensamientos, en sus mas profundos miedos. Morderla , sería una opción, tal vez ambos intentarían vivir una vida normal. Pero por otra parte no deseaba que ella tuviera aquel infierno, era demasiado para el. Debía de hablar con alguien sobre aquel asunto y el mas indicado era su gemelo, aunque ya sabía la respuesta de este. Tenía que pensar en algo sabio, como solía hacerlo. Pero el tiempo era demasiado repentino, demasiado..
El silencio se apoderó de Valentin, esos momentos solo venían cuando el se encontraba en un problema demasiado grande buscando alguna salida, algo inteligente. Giró su cuello para mirar a su amada, se veía tan inocente y tan feliz al lado de el…
Esa era una imagen que le dolía, demasiado.
Desde luego ir a mi mansión sería un suicidio para ambos..
Comentó intentando sonreír con suavidad para tranquilizar a su amada. La tomó de la mano comenzando a caminar hacía ninguna parte. Realmente estar a solas con ella era un suicidio también, no le agradaba la idea de estar bañado en sangre, la sangre de ella, solo por no saber controlar el animal encadenado. Aquella imagen hizo que las facciones del ruso volvieran a estar tensas. No sabía como tranquilizar su cuerpo y si eso no sabía no imaginaba como conseguía tranquilizar a su futura prometida. Por instinto, besó el dorso de su mano aun estando alterado. Una opción sería ir al palacio de ella o a su residencia, le daba igual. Valentin volvió a hundirse en sus pensamientos, en sus mas profundos miedos. Morderla , sería una opción, tal vez ambos intentarían vivir una vida normal. Pero por otra parte no deseaba que ella tuviera aquel infierno, era demasiado para el. Debía de hablar con alguien sobre aquel asunto y el mas indicado era su gemelo, aunque ya sabía la respuesta de este. Tenía que pensar en algo sabio, como solía hacerlo. Pero el tiempo era demasiado repentino, demasiado..
El silencio se apoderó de Valentin, esos momentos solo venían cuando el se encontraba en un problema demasiado grande buscando alguna salida, algo inteligente. Giró su cuello para mirar a su amada, se veía tan inocente y tan feliz al lado de el…
Esa era una imagen que le dolía, demasiado.
Vinicius-Valentin Ivasaki- Licántropo Clase Alta
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Re: Un día de paseo (Valentin I.)
No había que ser muy lista ni fijarse demasiado en que su amado había cambiado por completo, ya no era el joven sonriente y tranquilo que había sido hacía tan solo un momento. Aunque intentase ocultarlo se veía tenso. Suspiró nerviosa y triste por haber sido la causante de ese cambio, otra persona no había entre ellos, asi que algo malo tenía que haber hecho sin darse cuenta.
Lo miró preocupada unos instantes, bajando un poco la vista cuando él se giró para mirarla también al haberle dado un suave apretón en su mano.
- ¿Eso quiere decir que tú hermano estará allí? A lo mejor está ocupado y no nos hará ni caso
Sonrió medio divertida, más bien fingiendo al ver que él intentaba aparentar tranquilidad. No iba a preguntar, por lo menos no ahora que Valentin no parecía estar bien. Con su otra mano la llevó hasta las manos entrelazadas de los enamorados, colocándola encima de la de Valentín, acariciandosela para intentar calmarlo de alguna forma posible. Ojalá funcionase...
Aguantó todo lo que pudo sin preguntar, pero la tensión se iba acumulando en ellos dos, dejándolos serios y en silencio todo el rato pasado, apoyó la cabeza en el hombro de Valentin cuando se giró a mirarla, intentando sonreir todo lo que le era posible en ese momento.
- ¿Te encuentras bien? Si he hecho algo malo pido disculpas, yo...
No sabía como terminar la frase, notaba como sus ojos se humedecían por las lágrimas que aún no derramaba, pero que no iban a tardar mucho en recorrerle las mejillas. Se mordió el labio nerviosa por su respuesta, nerviosa por lo que sentía y por verlo tan cambiado en tan pocos minutos.
Quería abrazarlo y decirle que todo estaba bien, pero no sabía nada... y ahora mismo se sentía demasiado culpable por haber hecho daño a esa bella persona que amaba tanto. Abrió la boca para decir algo, pero sus palabras se habían quedado atrancadas en su garganta, sentía un fuerte nudo en su pecho. Rozó su mejilla en su hombro,sin dejar de mirarlo a los ojos.
Lo miró preocupada unos instantes, bajando un poco la vista cuando él se giró para mirarla también al haberle dado un suave apretón en su mano.
- ¿Eso quiere decir que tú hermano estará allí? A lo mejor está ocupado y no nos hará ni caso
Sonrió medio divertida, más bien fingiendo al ver que él intentaba aparentar tranquilidad. No iba a preguntar, por lo menos no ahora que Valentin no parecía estar bien. Con su otra mano la llevó hasta las manos entrelazadas de los enamorados, colocándola encima de la de Valentín, acariciandosela para intentar calmarlo de alguna forma posible. Ojalá funcionase...
Aguantó todo lo que pudo sin preguntar, pero la tensión se iba acumulando en ellos dos, dejándolos serios y en silencio todo el rato pasado, apoyó la cabeza en el hombro de Valentin cuando se giró a mirarla, intentando sonreir todo lo que le era posible en ese momento.
- ¿Te encuentras bien? Si he hecho algo malo pido disculpas, yo...
No sabía como terminar la frase, notaba como sus ojos se humedecían por las lágrimas que aún no derramaba, pero que no iban a tardar mucho en recorrerle las mejillas. Se mordió el labio nerviosa por su respuesta, nerviosa por lo que sentía y por verlo tan cambiado en tan pocos minutos.
Quería abrazarlo y decirle que todo estaba bien, pero no sabía nada... y ahora mismo se sentía demasiado culpable por haber hecho daño a esa bella persona que amaba tanto. Abrió la boca para decir algo, pero sus palabras se habían quedado atrancadas en su garganta, sentía un fuerte nudo en su pecho. Rozó su mejilla en su hombro,sin dejar de mirarlo a los ojos.
Abigail Barascout- Realeza Escocesa
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Re: Un día de paseo (Valentin I.)
Escuchó la pregunta de su princesa. Su hermano estaba en casa seguramente y las sirvientas escondidas. ¿Quién demonios tenía la tonta idea de contratar solo sirvientas jóvenes?. Era muy obvia la respuesta, Vinicius. Ahora Valentin se dio cuenta porque lo hizo, para entretenerse cada día sin pagar a ninguna cortesana. De verdad Vinicius era un hombre sin remedios. Vivía la vida sin pensar en los demás, solo en el, en su bien. Hacía lo que deseaba, cuando deseaba y donde deseaba. En cambio Valentin, era totalmente diferente.
Seguro esta ocupado , mi princesa. ¿De verdad quieres ir a mi mansión?.
Preguntó un poco mas tranquilo y relajado que antes, besó su frente como un padre besaba la frente de su pequeña antes de dormir. Valentin se giró para mirarla , se dio cuenta de todo aquello en unos minutos. Estaba preocupado, no podía decirle lo que era. Tal vez ella, por miedo , iba a abandonarle y el no podría aguantar aquella tortura. Ya estaba sufriendo demasiado con su transformación. Las palabras de ella molestaron al ruso. ¿Qué podía hacer ella?. Levantó su mentón con dos dedos y con la suavidad necesaria para que ella le mirase a los ojos fijamente. Sintió como si su corazón se partiera en dos al ver sus ojos cristalinos casi dejando escapar lagrimas. Valentin hizo una mueca molesta, por su culpa ahora había entristecido a su futura prometida, su mujer.
Shh, no me has hecho nada , mi vida. Me encuentro bien..
Murmuro abrazándola para luego depositar suaves besos sobre sus labios . Intentó sonreír para tranquilizarla y de nuevo volvió a hablar.
En serio, no tengo nada ..
Susurró mordiendo su labio inferior con suavidad para volver a tomarla de la mano con firmeza.
Vamos a mi casa..
Volvió a hablar desviando la vista hacía la carroza que le estaba esperando. Desde luego sus sirvientes eran muy leales y siempre esperaban cuando los amos les indicaba que no debían hacerlo. Iba a agradecérselo mas tarde ,ahora estaba ocupado viviendo un cuento mágico donde los protagonistas eran Abigail y Valentin.
Seguro esta ocupado , mi princesa. ¿De verdad quieres ir a mi mansión?.
Preguntó un poco mas tranquilo y relajado que antes, besó su frente como un padre besaba la frente de su pequeña antes de dormir. Valentin se giró para mirarla , se dio cuenta de todo aquello en unos minutos. Estaba preocupado, no podía decirle lo que era. Tal vez ella, por miedo , iba a abandonarle y el no podría aguantar aquella tortura. Ya estaba sufriendo demasiado con su transformación. Las palabras de ella molestaron al ruso. ¿Qué podía hacer ella?. Levantó su mentón con dos dedos y con la suavidad necesaria para que ella le mirase a los ojos fijamente. Sintió como si su corazón se partiera en dos al ver sus ojos cristalinos casi dejando escapar lagrimas. Valentin hizo una mueca molesta, por su culpa ahora había entristecido a su futura prometida, su mujer.
Shh, no me has hecho nada , mi vida. Me encuentro bien..
Murmuro abrazándola para luego depositar suaves besos sobre sus labios . Intentó sonreír para tranquilizarla y de nuevo volvió a hablar.
En serio, no tengo nada ..
Susurró mordiendo su labio inferior con suavidad para volver a tomarla de la mano con firmeza.
Vamos a mi casa..
Volvió a hablar desviando la vista hacía la carroza que le estaba esperando. Desde luego sus sirvientes eran muy leales y siempre esperaban cuando los amos les indicaba que no debían hacerlo. Iba a agradecérselo mas tarde ,ahora estaba ocupado viviendo un cuento mágico donde los protagonistas eran Abigail y Valentin.
Vinicius-Valentin Ivasaki- Licántropo Clase Alta
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Re: Un día de paseo (Valentin I.)
- Si se puede si, amor
Además que su hermano era como aire fresco en las relaciones de Abigail, no había hipocresía ni el pensar cada palabra para malos entendidos. Él era todo lo contrario de lo que estaba acostumbrada.
Y ahora mismo solo podía pensar que Valentin se iba a sentir mucho mejor en su propia mansión, rodeado de todas sus cosas y de gente conocida para él. Cerró los ojos al sentir sus labios en su frente y ese dulce beso la encandiló, quitando una pequeña parte de su inquietud, aunque era demasiado pequeña pero por lo menos se dio cuenta de que no estaba así por culpa de ella.
No pudo decir nada con sus palabras tranquilizadoras ni su abrazo, solamente pudo corresponder ese abrazo, haciendolo algo más fuerte. Necesitaba sentirlo cerca, se sentía demasiado pequeña por no poder hacer nada para aliviar lo que fuera que estaba haciendo daño a su amado. Subió una mano a la cara de Valentin, rozando su piel con los dedos en suaves caricias, notando una pequeña sonrisa cada vez que le daba un beso.
- Esta bien, mi amor. Confío en ti.
Porque deseaba que si le pasara algo malo se lo contase, no aguantaba las mentiras y mucho menos el ver a alguien que quería mal, fuera la razón que fuese, la mataba verlos así. Y era eso lo que ahora mismo le sucedía a Abigail, no tenía forma de saber que es lo que le ocurría a su amado.
Sonrió, asintiendo con la cabeza, acercándose un poco más a él, rozó sus labios en su mejilla unos segundos antes de dejarle un suave beso en ella, colocándose después como estaba y caminando a su lado hasta la carroza.
Además que su hermano era como aire fresco en las relaciones de Abigail, no había hipocresía ni el pensar cada palabra para malos entendidos. Él era todo lo contrario de lo que estaba acostumbrada.
Y ahora mismo solo podía pensar que Valentin se iba a sentir mucho mejor en su propia mansión, rodeado de todas sus cosas y de gente conocida para él. Cerró los ojos al sentir sus labios en su frente y ese dulce beso la encandiló, quitando una pequeña parte de su inquietud, aunque era demasiado pequeña pero por lo menos se dio cuenta de que no estaba así por culpa de ella.
No pudo decir nada con sus palabras tranquilizadoras ni su abrazo, solamente pudo corresponder ese abrazo, haciendolo algo más fuerte. Necesitaba sentirlo cerca, se sentía demasiado pequeña por no poder hacer nada para aliviar lo que fuera que estaba haciendo daño a su amado. Subió una mano a la cara de Valentin, rozando su piel con los dedos en suaves caricias, notando una pequeña sonrisa cada vez que le daba un beso.
- Esta bien, mi amor. Confío en ti.
Porque deseaba que si le pasara algo malo se lo contase, no aguantaba las mentiras y mucho menos el ver a alguien que quería mal, fuera la razón que fuese, la mataba verlos así. Y era eso lo que ahora mismo le sucedía a Abigail, no tenía forma de saber que es lo que le ocurría a su amado.
Sonrió, asintiendo con la cabeza, acercándose un poco más a él, rozó sus labios en su mejilla unos segundos antes de dejarle un suave beso en ella, colocándose después como estaba y caminando a su lado hasta la carroza.
Abigail Barascout- Realeza Escocesa
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Re: Un día de paseo (Valentin I.)
Por supuesto que se puede, rayo de sol. Solo que mi hermano…bueno, ya le conoces , desafortunadamente.
Aquellas palabras estaban acompañadas con la típica sonrisa alegre y dulce que Valentin dibujaba a cada hora ,minuto y segundo pasados al lado de su futura esposa. Abigail Ivasaki. Solo de pensarlo su cuerpo se estremecía de placer. Por supuesto, ella no tenía ni la menor idea. Pero todo a su tiempo. Ambos caminaron hacía la carroza del ruso, lentamente , sin ninguna prisa que pudiera invadirles el paso. Valentin no cesaba en preguntarse ¿Por qué la gente los miraban de aquella manera?. Parecían radicalmente celosos, envidiosos por la belleza de la rubia. Bien sentían. NADIE se comparaba con su amada, NADIE se comparaba con la belleza que la naturaleza le había otorgado. Ante aquellos pensamientos Valentin volvió a besar el dorso de la mano de ella jovialmente. Eso solía hacer ante las personas que tenían respeto, amor y lealtad. Ante ella, iba a arrodillarse sin ningún esfuerzo. Su amor iba a arrodillar ante el corazón de Abigail. Llegaron a la carroza , en unos minutos. Valentin ayudó a su amada a subir en ella . Ahora se fijaba mejor en su vestido. Un vestido que delataba la sensualidad y la elegancia, aquella esencia típica de los de la realeza. Eran un rango mucho mas mayor que las personas de clase alta, por eso mismo Valentin se sentía un poco inferior a ella y eso no le gustaba . El ruso la observó subirse hasta que hizo lo mismo , indicándole a su sirviente a ponerse en marcha pero sin prisa alguna. Abrazó a Abigail pasando su mano izquierda por su espalda y la otra tomándola de la mano . Besó su mejilla con dulzura , sintiendo de nueva como la felicidad lo llenaba por dentro como unas pequeñas mariposas. Eso se sentía cuando alguien recibía su primer beso. Pero a el, aquello le pasaba cada vez que veía a su diosa.
Aquellas palabras estaban acompañadas con la típica sonrisa alegre y dulce que Valentin dibujaba a cada hora ,minuto y segundo pasados al lado de su futura esposa. Abigail Ivasaki. Solo de pensarlo su cuerpo se estremecía de placer. Por supuesto, ella no tenía ni la menor idea. Pero todo a su tiempo. Ambos caminaron hacía la carroza del ruso, lentamente , sin ninguna prisa que pudiera invadirles el paso. Valentin no cesaba en preguntarse ¿Por qué la gente los miraban de aquella manera?. Parecían radicalmente celosos, envidiosos por la belleza de la rubia. Bien sentían. NADIE se comparaba con su amada, NADIE se comparaba con la belleza que la naturaleza le había otorgado. Ante aquellos pensamientos Valentin volvió a besar el dorso de la mano de ella jovialmente. Eso solía hacer ante las personas que tenían respeto, amor y lealtad. Ante ella, iba a arrodillarse sin ningún esfuerzo. Su amor iba a arrodillar ante el corazón de Abigail. Llegaron a la carroza , en unos minutos. Valentin ayudó a su amada a subir en ella . Ahora se fijaba mejor en su vestido. Un vestido que delataba la sensualidad y la elegancia, aquella esencia típica de los de la realeza. Eran un rango mucho mas mayor que las personas de clase alta, por eso mismo Valentin se sentía un poco inferior a ella y eso no le gustaba . El ruso la observó subirse hasta que hizo lo mismo , indicándole a su sirviente a ponerse en marcha pero sin prisa alguna. Abrazó a Abigail pasando su mano izquierda por su espalda y la otra tomándola de la mano . Besó su mejilla con dulzura , sintiendo de nueva como la felicidad lo llenaba por dentro como unas pequeñas mariposas. Eso se sentía cuando alguien recibía su primer beso. Pero a el, aquello le pasaba cada vez que veía a su diosa.
Vinicius-Valentin Ivasaki- Licántropo Clase Alta
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Re: Un día de paseo (Valentin I.)
- Vinicius no me cae mal, lo sabes. Me hace reír y morirme de la vergüenza también, pero sobretodo reír.
Sonrió divertida, eran sinceras palabras las que salían de sus labios. Vinicius era especial y aunque a veces con sus comentarios la hacían sonrojarse o sentirse incómoda, era el hermano de Valentin.
Ahora sabía como se sentían los personajes de sus libros cuando terminaban con un final perfecto y feliz. Se sentirían llenos, completos con la persona amada y que siempre tenían a su lado. Feliz con cada mirada, roce, caricia o beso que su amado le regalase. Un amor puro para un final feliz. Eso es lo que debían sentir los personajes y eso era lo que sentía Abigail cuando tenía a Valentin cerca, y era un sentimiento que iba creciendo cada día un poco más.
Pero sabía que entre ellos dos no habría un final feliz como el que ella deseaba, podía mentirse y no pensar en ello, pero una vez que saliese de ese país tendría que asumir su destino, no quería casarse con un desconocido. No quería a otro hombre en su vida que no fuese Valentin Ivasaki.
- Adoro tus besos, amor. Adoro estar a tu lado.
Susurró suavemente, con una cálida sonrisa mientras apoyaba de nuevo la cabeza en su hombro, temerosa de la reacción de su amado. La carroza se puso en marcha instantes después de estar ellos dos bien sentados, el andar de los caballos era constante pero lento. Nunca le gustaba que fuesen rápidos al no ser que fuese por un motivo concreto.
Sonrió divertida, eran sinceras palabras las que salían de sus labios. Vinicius era especial y aunque a veces con sus comentarios la hacían sonrojarse o sentirse incómoda, era el hermano de Valentin.
Ahora sabía como se sentían los personajes de sus libros cuando terminaban con un final perfecto y feliz. Se sentirían llenos, completos con la persona amada y que siempre tenían a su lado. Feliz con cada mirada, roce, caricia o beso que su amado le regalase. Un amor puro para un final feliz. Eso es lo que debían sentir los personajes y eso era lo que sentía Abigail cuando tenía a Valentin cerca, y era un sentimiento que iba creciendo cada día un poco más.
Pero sabía que entre ellos dos no habría un final feliz como el que ella deseaba, podía mentirse y no pensar en ello, pero una vez que saliese de ese país tendría que asumir su destino, no quería casarse con un desconocido. No quería a otro hombre en su vida que no fuese Valentin Ivasaki.
- Adoro tus besos, amor. Adoro estar a tu lado.
Susurró suavemente, con una cálida sonrisa mientras apoyaba de nuevo la cabeza en su hombro, temerosa de la reacción de su amado. La carroza se puso en marcha instantes después de estar ellos dos bien sentados, el andar de los caballos era constante pero lento. Nunca le gustaba que fuesen rápidos al no ser que fuese por un motivo concreto.
Abigail Barascout- Realeza Escocesa
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