Nada es imposible [Privado]

No era muy tarde, pero tampoco muy temprano, eran de esos días que el frió dejaba en casa a las parisinos y donde la mejor opción era quedarse junto a algún brasero que proporcionara mucho calor, pero ahí me encontraba yo en el pequeño laboratorio, no había sonado la campanilla en todo el día salvo cuando el viento muy fuerte movió la puerta. Prendí con cuidado una pequeña caldera, con el cual solía calentar algunos aceites que se congelaban con el gran frió que en días existía y sobre el puse una pequeña jarra de aluminio en el interior había agua y café, necesitaba mantener una temperatura normal para mi cuerpo y aquella era la manera mas sana de hacerlo. El café era uno de mis brebajes preferidos aunque solo lo cambiaba por un buen te de canela.

Sobre la jarra y a una distancia moderada puse mis manos que estaban muy frías y las refregué entre si para agarrar calor de manera mas rápida, luego de algunos segundos me aleje de ahí y me dirigí a la parte de adelante donde se encontraba la perfumería, con todas las galerías llenas de frascos coloridos con aromas tan especiales como cada persona. Camine hasta la puerta y le puse un seguro a la puse un pestillo para que no se volviera abrir por que si. Me di vueltas y camine de nuevo hacia el laboratorio que ya estaba impregnado de ese olor a café, que me hacia desear probar pronto de aquel brebaje. Busque entre unos frascos algo de azúcar y le eche lo justo y lo necesario para que quedara de un sabor agradable para el paladar. Con mucho cuidado saque aquel jarro y lo tome con una tela gruesa que ocupaba para manipular los frascos calientes y lentamente lo vacié sobre una pequeña taza de porcelana blanca que tenia en el laboratorio. Tome la taza ya con el café en su interior y le di un sorbo cuidadosamente para no quemarme ya que emanaba mucho vapor diciendo que había hervido lo justo y lo necesario. El sabor fuerte del café se hacia presente en mi paladar, mientras mis gustos se abrían y era envuelta en aquel vapor que se impregnaba en mi nariz, pero algo faltaba... vainilla, deje la taza junto al mechero y me dirigí a un rincón donde tenia un pequeño baúl donde sabia que tenia vainilla seca, saque unos frascos donde conservada algunos concentrados hasta que sentí el aroma característico de la vainilla emanar de una bolsa de tela oscura la tome y saque una vaina ya tratada, la machaque y un poco de aquello lo introduje en la taza que aun conservada el calor y para mejor seguí humeando.

Tome asiento para poder al fin disfrutar de mi café, pase mis manos rodeando la taza para así sentir mas calor, mire el reloj pronto llegaría August mi chófer a recogerme el horario de invierno dependía de que tan helado estuviera el ambiente pero el siempre llegaba antes para hacerme compañía o simplemente para ayudarme en una u otra cosa que hubiera que hacer en la perfumería. Escuche unos golpes en la puerta y supuse que seria mi chófer, deje la taza en la mesa y me fui hacia la parte de adelante de la perfumería... pero no era August.

No podría definir cuál puedo ser mi desconcierto cuando vi aquel joven, que desde que tenía recuerdo siempre tenía la misma gracia – Monsieur Loech, siempre es un gusto tenerlo por mi perfumería - acote mientras una sonrisa cálida se posaba en mi rostro, sus palabras siempre eran un halago hacia mi persona. Pero si pensaba fríamente la mayoría de los varones que se acercaban a mi tiendan venían con halagos bastante superficiales ya que lo único que querían era que guardara secretos sobre el perfume que compraban para la amante.¿ A caso el perfume solo serviría para aquello? Una pregunta que en realidad su respuesta me interesaba por sobremanera.

Hice la sutil reverencia mientras volvía a colocarme detrás del mesón donde estaban todos los muestrarios de fragancias nuevas, antigua, las más cotizadas y las menos – Dígame Monsieur, ¿quiere alguna fragancia nueva? O ¿prefiere que le muestre las últimas que he creado? – Sabia que el siempre venía con algún desafío para mí y por muy difícil que fueran sus pedidos siempre lograba superar mis expectativas. Mi trabajo valía desde la primera gota hasta la última no todos sabían cómo era ese arte, crear un perfume no era tan solo conjugar aromas si no mucho más que eso. Era poner magia, aromas fuertes, aromas suaves, gotas de pasión y el ingrediente secreto el amor por el trabajo.

Tengo que confesar que usted siempre huele bien, más sé que es exigente y le gusta la exclusividad. Ha sido una verdadera sorpresa encontrarlo un día tan helado, donde los clientes escaseas y la imaginación para la creación está en el ambiente – Si el calor no me dejaba pensar con claridad por el contrario el frio hacia que mi mente se abriera y pudiera crear mezclas diferentes.

Tome un pañuelo de seda blanco con mi mano izquierda y con la derecha un frasco color rojizo que en su interior contenía “Destroy” el ultimo perfume para varones que había hecho, una mezcla entre eucaliptus, lima, aceites de canela y clavo… entre otros. Rocié al pañuelo un poco de ese perfume y moví de lado a lado aquella ceda, el olor se impregno en mis fosas nasales en realidad era un buen perfume digno de la misma realeza. Extendí el pañuelo al joven para que degustara aquella fragancia.

Mis ojos quedaron fijos en los del Monsieur, claramente el tenía un estilo en particular y único que a muchos parisinos le hacía falta, una media sonrisa se posó en mis labios a medida que Loech iba hablando sobre mi próximo proyecto, el mejor que nadie sabía que si algo me gustaban eran los retos y lo que me proponía en este momento era una fórmula que alguna vez intente hacer pero solo encontré un medio fracaso, medio por el hecho que las combinaciones no hacían el efecto necesario. Me dedique unos minutos a pensar, mientras tomaba un frasco de “”Destroy” envolviéndolo con un papel blanquecino para luego colocarlo en el interior de una bolsa de terciopelo azul, con un lazo dorado que serraba la abertura del mismo, lo deje junto a la bolsa de color carmesí – Este es por cuenta de la casa – sonreí con tranquilidad intentando dejar mis nervios alejados de aquella escena.

Un nuevo proyecto siempre es bienvenido, más si es de la mano de un cliente fiel – no me gustaba llamarlo así, pero aquel hombre era más que un cliente, podría decir que hasta lo consideraba un verdadero amigo. El dinero en realidad no era lo importante, si no el pedido mismo – Si el proyecto en cuestión tiene que ver con mi trabajo, téngalo por seguro que tiempo siempre hay – la descripción no salía de mi cabeza, necesitaba poner mi cabeza en blanco para que todo saliera bien. – Así que algo que desvanezca aromas, usted sí que me sorprende con sus pedidos – si algo había aprendido en mi tiempo en la perfumería era a no hacer muchas preguntas sobre el hecho para que lo necesitarían.

Entiendo, pero tengo una pregunta – dije mientras mis ojos recorrían la galería de perfumes – Necesita que el perfume en cuestión, desvanezca ¿todo tipo de olor? – aquello era imposible pero los retos siempre iban de la mano con buenos resultados y aquello ambos queríamos. Apoyé ambas manos en el mesón y lo quede mirando – Tenga por seguro que daré todo de mi para que este nuevo perfume sea exitoso – sí, hasta mi última gota de sudor daría por que todo saliera perfectamente.