AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Obsession [Priv. Sheira]
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Obsession [Priv. Sheira]
Estaba realmente cansado de todo, mi vida ahora había dado un giro completo. Una “hija” en casa, con la que ni siquiera puedo conversar o ni enseñar, por no saber su idioma, maldita sea! Y el encuentro con aquella mujer cuyo nombre aun me taladraba la cabeza, era una completa estupidez , pero el remordimiento me recorría la cabeza sin sentido alguno, solo quería poder organizar un poco mi cabeza y saber asi por fin como hacer las cosas bien de un modo fácil.
Decidí que lo mejor sería despejar la mente por una noche, dejé a la niña a cargo de los sirvientes mientras salía de casa con una simple camisa y pies descalzos. Galopé a lomos de mi caballo hacia el puerto. Bajé de él y lo amarré a una de las vigas de madera, en un sitio en el que nadie me lo pudiese robar y asi poder volver a casa cuando me encontrase psicológicamente mejor. Odiaba esta absurda obsesión que me comía por dentro, una segunda mujer, pero la única que aun seguía viva, lo ridículo era que me odiaba, o eso me dio a entender la primera y última vez que nos vimos, casualidad o no quería volverla a ver, quería saber de aquella Pandora que me obsesionaba, y ya no me refería a la mujer de mi foto, sino a la mujer cual dí mi confianza al saltar del acantilado por un motivo que escapaba a comprender.
Dí un largo paseo, sin saber si era bueno o no, ya que parecía que mis pensamientos me iban a llevar a la locura. No podía dejar de pensar ni un segundo en ella y la suavidad de su piel empapada y fría bajo el calor de mi mano aquel día en el mar. Enfadado conmigo mismo y con el destino solitario que me aguardaba en éstos años, decidí que sería mejor dejar la ciudad en la que me había acomodado en éste último mes. Era un lugar precioso y distinto, conocí a sus personas, mujeres… de vuelta venía su recuerdo a mi cabeza! Todo me recordaba a ella pese a que solo fueron unas pocas horas en nuestro encuentro. Definitivamente tenía que irme de la ciudad y volver al mar, con respecto a la niña no creo que le sentase mal unos días en el mar, hasta llegar a un nuevo puerto.
Dí una patada sorda a la arena de la playa bajo mis pies, con el ceño fruncido mientras metía las manos en mis bolsillos dando un par de pasos hacia la orilla, empapando mis pies en aquella helada agua, fruto de mis delirios
Decidí que lo mejor sería despejar la mente por una noche, dejé a la niña a cargo de los sirvientes mientras salía de casa con una simple camisa y pies descalzos. Galopé a lomos de mi caballo hacia el puerto. Bajé de él y lo amarré a una de las vigas de madera, en un sitio en el que nadie me lo pudiese robar y asi poder volver a casa cuando me encontrase psicológicamente mejor. Odiaba esta absurda obsesión que me comía por dentro, una segunda mujer, pero la única que aun seguía viva, lo ridículo era que me odiaba, o eso me dio a entender la primera y última vez que nos vimos, casualidad o no quería volverla a ver, quería saber de aquella Pandora que me obsesionaba, y ya no me refería a la mujer de mi foto, sino a la mujer cual dí mi confianza al saltar del acantilado por un motivo que escapaba a comprender.
Dí un largo paseo, sin saber si era bueno o no, ya que parecía que mis pensamientos me iban a llevar a la locura. No podía dejar de pensar ni un segundo en ella y la suavidad de su piel empapada y fría bajo el calor de mi mano aquel día en el mar. Enfadado conmigo mismo y con el destino solitario que me aguardaba en éstos años, decidí que sería mejor dejar la ciudad en la que me había acomodado en éste último mes. Era un lugar precioso y distinto, conocí a sus personas, mujeres… de vuelta venía su recuerdo a mi cabeza! Todo me recordaba a ella pese a que solo fueron unas pocas horas en nuestro encuentro. Definitivamente tenía que irme de la ciudad y volver al mar, con respecto a la niña no creo que le sentase mal unos días en el mar, hasta llegar a un nuevo puerto.
Dí una patada sorda a la arena de la playa bajo mis pies, con el ceño fruncido mientras metía las manos en mis bolsillos dando un par de pasos hacia la orilla, empapando mis pies en aquella helada agua, fruto de mis delirios
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 339
Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Obsession [Priv. Sheira]
El aire me azotaba las mejillas mientras corría por París. No tenía sentido lo que estaba haciendo. La sed me carcomía las entrañas, tenía el vestido cubierto de sangre, y la piel fría y blanquecina como nunca. Por algún motivo no podía sentirme segura hasta que supiera de voto propio que el loco de la posada no iba a buscar a Vincenzo esa misma noche. Me había fijado en sus ojos al mencionar envidia por su hermano, y lo único que me habían trasmitido era un odio intenso y antiguo. Además aun no me explicaba cómo no había podido averiguar que el miserable era un mago. ¡UN HECHICERO! ¿Y si Vincenzo también lo era? ¿A caso de ahí provenía ese cosquilleo al tocarle? Había tenido demasiados prejuicios sobre él... y me había caido de bruces al suelo para despertar descontrolada.
¿Qué haces Sheira? Me preguntaba mientras hacía uso de mi don y tanteaba la zona. No había ni una sola persona con la silueta de Vincenzo en el interior de ninguno de los barcos del puerto. Si no, lo habría sabido. No entiendo cómo terminé en la playa. Simplemente, me encontré frente al mar y frente a Vincenzo en unos minutos. Cuando conseguí verle estaba cansada y jadeaba. Esperaba que la herida que tenía hubiera comenzado a cerrarse ya, pero me preocupaba que tardase muchas horas si no me alimentaba. No tenía tiempo para irme ahora que había encontrado a Vincenzo. Me rodeé el cuerpo con la capa negra y me coloqué la capucha de nuevo. Al menos, mis manos volvían a estar limpias gracias a una fuente en una de las calles parisinas.
Me acerqué a Vincenzo con cuidado, y me permití el lujo de observarle durante unos instantes. ¿Y si no era él? Mi cuerpo se tensó de tal forma que casi suelto un grito de dolor. Agudicé mis sentidos y hasta mi llegó el olor del joven. No se parecía en nada al del joven del callejón, pero aun así, tuve que estar alerta hasta que me acerqué a él, y le cogí la cara cuando se volvió para estudiarle. Me fatigaba usar mis dones cuando estaba sedienta, así que decidí disminuirlos para ahorrar fuerzas.
-¿Eres tú? -el joven parecía sorprendido, pero tranquilo al verme allí.
¿Qué haces Sheira? Me preguntaba mientras hacía uso de mi don y tanteaba la zona. No había ni una sola persona con la silueta de Vincenzo en el interior de ninguno de los barcos del puerto. Si no, lo habría sabido. No entiendo cómo terminé en la playa. Simplemente, me encontré frente al mar y frente a Vincenzo en unos minutos. Cuando conseguí verle estaba cansada y jadeaba. Esperaba que la herida que tenía hubiera comenzado a cerrarse ya, pero me preocupaba que tardase muchas horas si no me alimentaba. No tenía tiempo para irme ahora que había encontrado a Vincenzo. Me rodeé el cuerpo con la capa negra y me coloqué la capucha de nuevo. Al menos, mis manos volvían a estar limpias gracias a una fuente en una de las calles parisinas.
Me acerqué a Vincenzo con cuidado, y me permití el lujo de observarle durante unos instantes. ¿Y si no era él? Mi cuerpo se tensó de tal forma que casi suelto un grito de dolor. Agudicé mis sentidos y hasta mi llegó el olor del joven. No se parecía en nada al del joven del callejón, pero aun así, tuve que estar alerta hasta que me acerqué a él, y le cogí la cara cuando se volvió para estudiarle. Me fatigaba usar mis dones cuando estaba sedienta, así que decidí disminuirlos para ahorrar fuerzas.
-¿Eres tú? -el joven parecía sorprendido, pero tranquilo al verme allí.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Obsession [Priv. Sheira]
Soñaba despierto hasta el momento en el que unas manos frías como el mismísimo hielo me hicieron volver a la realidad. Mi rostro contrariado se suavizó al ver de quien se trataba aquella persona, de haber sido otra no sabría muy bien que hubiese ocurrido, pero ahí estaba, la mujer cuya obsesión por ella me mataba. Enmarcada entre aquella capa de un negro aterciopelado, típico de la realeza me hizo verla con otros ojos, algo casi inalcanzable, pero no imposible.
Tanto tiempo con su imagen en mi cabeza, a penas una semana desde aquel encuentro que me hizo comportarme como un loco, y todo por tenerla más cerca... y a pesar de sus inaudibles amenazas allí estaba ella frente a mí.
- Si, soy yo. - – Evité sonreír por si la incomodidad sucumbía de nuevo ante nosotros. Pero me moría por pasar una noche como la del otro día, sin que acabase igual… por supuesto.– ¿No decías que no te buscase? A que vie…-
Su mirada era un tanto distinta, parecía evitar el contacto directo conmigo, cosa que antes no le habría importado para nada. Al tomar su mano, fría y temblorosa al descender de mi mejilla, me hizo temer lo peor. Un mal presentimiento recorría cada uno de los vellos de mi cuerpo, haciéndolos ponerse de punta.
- ¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? - – El olor a oxido era inaguantable, su forma de comportarse no era normal. Harto de esperas la despojé de su capucha para que me mirase a los ojos.Que… -te… -ocurre… - Dije pausadamente, intentando transmitirle confianza, esperando una buena respuesta por su parte. Aquella muchacha ruda y delicada al mismo tiempo no podía haber cambiado asi por las buenas.
Tanto tiempo con su imagen en mi cabeza, a penas una semana desde aquel encuentro que me hizo comportarme como un loco, y todo por tenerla más cerca... y a pesar de sus inaudibles amenazas allí estaba ella frente a mí.
- Si, soy yo. - – Evité sonreír por si la incomodidad sucumbía de nuevo ante nosotros. Pero me moría por pasar una noche como la del otro día, sin que acabase igual… por supuesto.– ¿No decías que no te buscase? A que vie…-
Su mirada era un tanto distinta, parecía evitar el contacto directo conmigo, cosa que antes no le habría importado para nada. Al tomar su mano, fría y temblorosa al descender de mi mejilla, me hizo temer lo peor. Un mal presentimiento recorría cada uno de los vellos de mi cuerpo, haciéndolos ponerse de punta.
- ¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? - – El olor a oxido era inaguantable, su forma de comportarse no era normal. Harto de esperas la despojé de su capucha para que me mirase a los ojos.Que… -te… -ocurre… - Dije pausadamente, intentando transmitirle confianza, esperando una buena respuesta por su parte. Aquella muchacha ruda y delicada al mismo tiempo no podía haber cambiado asi por las buenas.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 339
Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Obsession [Priv. Sheira]
-Te dije que no me buscaras porque te meterías en problemas. No te mentí. Tú no me has buscado, y he sido yo la que ha decidido encontrarte- dije desviando la vista hacia el horizonte.
Mirar los ojos de Vincenzo era un lujo que no me podía permitir. Me desconcertaba, y la exactitud de la mirada de su hermano casi me causa la muerte. Además, el hecho de ver su rostro preocupado me hacía desviar mi atención hacia su cuello, y allí, estaba segura de que notaría sus venas, y su pulso irregular. Me quedé desconcertada cuando me quitó la capucha. Lancé un siseo al aire, intentando sonar amenazante, pero sonó como un quejido lastimero.
No estaba bien. Claro que no estaba bien. Por dios. Estaba sedienta y me desangraba a partes iguales. ¿Cómo podía irme de allí lo más rápido posible asegurándome de que Vincenzo estaba seguro? Deslicé mi mano de la suya. Me sorprendí a mi misma retirándola con cuidado, y no con un calculado movimiento como otras veces. Cada vez me sentía más estúpida aquel día, y toda mi desgracia era por su culpa. Vincenzo... ¿y si no le hubiera conocido esa noche hacía una semana? Nada de aquello habría ocurrido, y yo no estaría ahí de pie protegiendo a un humano como una niñera. ¡Por todos los mares, ni siquiera estaba segura de si era humano o hechicero o un maldito nigromante! Decidí esquivar su preocupación cambiando de tema, pero lo cierto es que me encontraba mareada y débil, y eso me enfurecía y me adormecía a partes iguales.
-Llevo unas cuantas horas preguntándome por qué se te ocurrió la maravillosa idea de ocultarme que tenías un hermano exáctamente igual a ti, que para variar, te imita a la perfección- comenté con un tono pesado que sonó más dolido de lo que me gustaría reconocer. Como por acto reflejo oculté aun más mi vestido en la capa. Con la temperatura que tenía, el gesto quedaría como si una humana tuviera frío, aunque la noche era más bien templada.
Mirar los ojos de Vincenzo era un lujo que no me podía permitir. Me desconcertaba, y la exactitud de la mirada de su hermano casi me causa la muerte. Además, el hecho de ver su rostro preocupado me hacía desviar mi atención hacia su cuello, y allí, estaba segura de que notaría sus venas, y su pulso irregular. Me quedé desconcertada cuando me quitó la capucha. Lancé un siseo al aire, intentando sonar amenazante, pero sonó como un quejido lastimero.
No estaba bien. Claro que no estaba bien. Por dios. Estaba sedienta y me desangraba a partes iguales. ¿Cómo podía irme de allí lo más rápido posible asegurándome de que Vincenzo estaba seguro? Deslicé mi mano de la suya. Me sorprendí a mi misma retirándola con cuidado, y no con un calculado movimiento como otras veces. Cada vez me sentía más estúpida aquel día, y toda mi desgracia era por su culpa. Vincenzo... ¿y si no le hubiera conocido esa noche hacía una semana? Nada de aquello habría ocurrido, y yo no estaría ahí de pie protegiendo a un humano como una niñera. ¡Por todos los mares, ni siquiera estaba segura de si era humano o hechicero o un maldito nigromante! Decidí esquivar su preocupación cambiando de tema, pero lo cierto es que me encontraba mareada y débil, y eso me enfurecía y me adormecía a partes iguales.
-Llevo unas cuantas horas preguntándome por qué se te ocurrió la maravillosa idea de ocultarme que tenías un hermano exáctamente igual a ti, que para variar, te imita a la perfección- comenté con un tono pesado que sonó más dolido de lo que me gustaría reconocer. Como por acto reflejo oculté aun más mi vestido en la capa. Con la temperatura que tenía, el gesto quedaría como si una humana tuviera frío, aunque la noche era más bien templada.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Obsession [Priv. Sheira]
No podía dejar de observar su labios entumecidos a la vez que me decía practicamente que yo no le buscase porque ella lo haría antes. Debía ser un idiota, por pensar que estaba molesta, no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa al oir sus palabras, pero mi gesto se contrajo al notar como toda ella parecía desvanecerse en pie.
No parecía tener la fuerza del otro día, moría por abrazarla y darle algo caliente para beber, parecía exhausta, algo en mi me decía que andase con pies de plomo, que ella seguía siendo la del otro día y que escondía algo.
Se la veía preocupada por algo hasta que decidió hablar, dejándome totalmente atónito frente a tales acusaciones.
- ¿De que me estas hablando? - Fruncí el gesto pareciendo no entender nada y así era. Yo, hijo único de los Domani, un hermano? era ridículo, además a que venía eso¿?! De pronto mis pensamientos fugaces fueron difusos al percatarme de su estado. Aquel gesto al tapar su cuerpo aun mas con la capa, algo muy raro para cuando el otro día, que parecía no importarle nada mostrarme su piel en breves espacios de tiempo, ahora< parecía no querer mostrarla, algo ocultaba bajo la capa que la hacía reaccionar a´si.
Harto de estupideces abrí su capa con brusquedad y cierta rapidez, me extrañó que no parase mis manos al intentar acercar mi mano a su cuerpo, y entonces vi aquello que me dejó completamente en shock.
- Oh no... ¿Qué te ha pasado? ¿QUIEN DEMONIOS TE HIZO ESTO? - La verborrea que acudía veloz a mis labios se vió interrumpida por un grito ahogado de mis pulmones. Miré horrorizado aquel vestido manchado de sangre a la altura de su vientre. No podía creerlo, ella tan sobervia como era ocultaba aquella herida nada mas para venir a contar algo de un supuesto hermano, estaba delirando y tenía que ayudarla pronto, diese igual o no revelar mi identidad como brujo, ya no estábamos en los tiempos antiguos ni en las tierras en las que aun quemaban a las brujas.
La obligué a deshacerse de la capa pese a que no me dejaba ni siquiera acercarme al fino hilo que la ataba a su cuello.
- Qué demonios te pasa? Dejame ayudarte, dejame pedrte de nuevo perdon una vez mas pero dejame que te mire esa herida, o al menos vamos al hospital.. por favor Sheira. Apreté los dientes al pensar que quien le hizo eso estaba tan tranquilo paseando por las calles quizá con la conciencia tranquila pero no iba a dejar esto como asi. Primero la ayudaría. Me quité la camisa para presionarla sobre la herida, pero al pasarla por mi cabeza, la cadena que tenía al cuello me hizo un pequeño corte en él. Apreté aquella tela sobre su herida, que pese a que no sangreba demasiado, la mancha me decía que había perdido mucha sangre.
No parecía tener la fuerza del otro día, moría por abrazarla y darle algo caliente para beber, parecía exhausta, algo en mi me decía que andase con pies de plomo, que ella seguía siendo la del otro día y que escondía algo.
Se la veía preocupada por algo hasta que decidió hablar, dejándome totalmente atónito frente a tales acusaciones.
- ¿De que me estas hablando? - Fruncí el gesto pareciendo no entender nada y así era. Yo, hijo único de los Domani, un hermano? era ridículo, además a que venía eso¿?! De pronto mis pensamientos fugaces fueron difusos al percatarme de su estado. Aquel gesto al tapar su cuerpo aun mas con la capa, algo muy raro para cuando el otro día, que parecía no importarle nada mostrarme su piel en breves espacios de tiempo, ahora< parecía no querer mostrarla, algo ocultaba bajo la capa que la hacía reaccionar a´si.
Harto de estupideces abrí su capa con brusquedad y cierta rapidez, me extrañó que no parase mis manos al intentar acercar mi mano a su cuerpo, y entonces vi aquello que me dejó completamente en shock.
- Oh no... ¿Qué te ha pasado? ¿QUIEN DEMONIOS TE HIZO ESTO? - La verborrea que acudía veloz a mis labios se vió interrumpida por un grito ahogado de mis pulmones. Miré horrorizado aquel vestido manchado de sangre a la altura de su vientre. No podía creerlo, ella tan sobervia como era ocultaba aquella herida nada mas para venir a contar algo de un supuesto hermano, estaba delirando y tenía que ayudarla pronto, diese igual o no revelar mi identidad como brujo, ya no estábamos en los tiempos antiguos ni en las tierras en las que aun quemaban a las brujas.
La obligué a deshacerse de la capa pese a que no me dejaba ni siquiera acercarme al fino hilo que la ataba a su cuello.
- Qué demonios te pasa? Dejame ayudarte, dejame pedrte de nuevo perdon una vez mas pero dejame que te mire esa herida, o al menos vamos al hospital.. por favor Sheira. Apreté los dientes al pensar que quien le hizo eso estaba tan tranquilo paseando por las calles quizá con la conciencia tranquila pero no iba a dejar esto como asi. Primero la ayudaría. Me quité la camisa para presionarla sobre la herida, pero al pasarla por mi cabeza, la cadena que tenía al cuello me hizo un pequeño corte en él. Apreté aquella tela sobre su herida, que pese a que no sangreba demasiado, la mancha me decía que había perdido mucha sangre.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Obsession [Priv. Sheira]
¿Qué hacía? No Vincenzo, no te acerques más. Las palabras se me atragantaban, y mientras yo trastabillaba hacia atrás Vincenzo no dejaba de insistir en ver mi herida. No quería tenerle cerca. Su olor era demasiado elocuente para mi estado. Mi espalda dio a parar con una de las paredes del acantilado de nuestro primer encuentro, y yo solté un gruñido de desesperación.
-No puedo ir a un hospital, y no quiero que me ayudes ni que me pidas perdón. No es nada es solo un corte y...- me quedé de nuevo sin palabras cuando vi que Vincenzo se quitaba la camiseta, y un nuevo olor me golpeó como un puño-. ¿Qué has hecho?
Mis músculos se comenzaron a tensar, y solté un grito. Vincenzo no pareció notarlo puesto que estaba ocupado empapando su camisa de mi propia sangre. Interpuse uno de mis brazos entre nosotros y le empujé levemente hacia atrás sujetándome las cosquillas con la mano libre.
-Vincenzo... apartate. Por todos los...- "dioses" iba a decir, pero entonces vi la pequeña herida de su cuello, y juro que sentí mis pupilas agrandarse.
Todos mis pensamientos giraban alrededor de hacer uso de mi autocontrol, de fijarme en Vincenzo, a quien tenía delante y no quería hacer daño, y sobre la incertidumbre de no saber qué podía hacer para evitar hacerle daño. Estaba en el punto en el que mis instintos me movían, y tuve que echar las manos atrás y buscar una piedra a la que aferrarme, pero era demasiado tarde. Mis ojos se encontraron con los suyos en una mueca contrariada donde destacaba el dolor, y después volví a fijarme en la herida de su cuello. Vincenzo volvió a avanzar hacia mi para insistir en que la prioridad era curarme, pero estaba equivocado. "Detenme Vincenzo, detenme si no quieres que te haga daño. No dejes que te engañe..." eso fue lo último que conseguí trasmitir a su mente conscientemente antes de avalanzarme sobre él haciéndo que cayera sobre la arena.
Rodamos sobre ella y conseguí inmovilizarle los brazos respirando con dificultad. Me ardía la garganta, y los ojos, y deseaba que ésto último no fuera porque quisiera llorar. No me perdonaría una debilidad así. Besé a Vincenzo con furia, notando el escalofrío que eso provocó en su cuerpo. No era ni mucho menos algo que hubiera planeado, pero mi instinto funcionaba de esa manera. Conquistaba a la presa hasta que podía alcanzar mi objetivo, y en aquel caso era su cuello, donde podía vislumbrar un hilo escarlata que corría hasta su clavícula.
-No puedo ir a un hospital, y no quiero que me ayudes ni que me pidas perdón. No es nada es solo un corte y...- me quedé de nuevo sin palabras cuando vi que Vincenzo se quitaba la camiseta, y un nuevo olor me golpeó como un puño-. ¿Qué has hecho?
Mis músculos se comenzaron a tensar, y solté un grito. Vincenzo no pareció notarlo puesto que estaba ocupado empapando su camisa de mi propia sangre. Interpuse uno de mis brazos entre nosotros y le empujé levemente hacia atrás sujetándome las cosquillas con la mano libre.
-Vincenzo... apartate. Por todos los...- "dioses" iba a decir, pero entonces vi la pequeña herida de su cuello, y juro que sentí mis pupilas agrandarse.
Todos mis pensamientos giraban alrededor de hacer uso de mi autocontrol, de fijarme en Vincenzo, a quien tenía delante y no quería hacer daño, y sobre la incertidumbre de no saber qué podía hacer para evitar hacerle daño. Estaba en el punto en el que mis instintos me movían, y tuve que echar las manos atrás y buscar una piedra a la que aferrarme, pero era demasiado tarde. Mis ojos se encontraron con los suyos en una mueca contrariada donde destacaba el dolor, y después volví a fijarme en la herida de su cuello. Vincenzo volvió a avanzar hacia mi para insistir en que la prioridad era curarme, pero estaba equivocado. "Detenme Vincenzo, detenme si no quieres que te haga daño. No dejes que te engañe..." eso fue lo último que conseguí trasmitir a su mente conscientemente antes de avalanzarme sobre él haciéndo que cayera sobre la arena.
Rodamos sobre ella y conseguí inmovilizarle los brazos respirando con dificultad. Me ardía la garganta, y los ojos, y deseaba que ésto último no fuera porque quisiera llorar. No me perdonaría una debilidad así. Besé a Vincenzo con furia, notando el escalofrío que eso provocó en su cuerpo. No era ni mucho menos algo que hubiera planeado, pero mi instinto funcionaba de esa manera. Conquistaba a la presa hasta que podía alcanzar mi objetivo, y en aquel caso era su cuello, donde podía vislumbrar un hilo escarlata que corría hasta su clavícula.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Obsession [Priv. Sheira]
Las palabras acudían a mi cabeza inexplicablemente, como en un conjuro dificil de pronunciar pero lo destacable era que era su voz! pero sus labios andaban sellados en una mueca inexplicable de angustia por querer protegerla.
Cuando reconocí aquello, alguien introduciendo aquella frase en mi mente aflojé mis brazos alrededor suyo, quería que me explicase aquello pero antes de que pudiese darme cuenta mis labios fueron presa de un feroz beso.
Deseaba desde el primer segundo de nuestro encuentro probar aquellos labios pero jamás me hubiese detenido a pensar de que sería de esa forma, anhelaba ese beso pero no ahora! por que ahora! solté un ridículo suspiro al sentir sus labios amoldarse a los mios, pero algo escocía en mi boca, quizás uno de sus incisivos me hizo un pequeño corte en ellos, pero no me importaba si sangraba o no, mas tarde le preguntaría el por qué de aquel beso y.. que demonios!!
La fuerza que hacía contra mí se me hacía demasiada para una mujer que estaba a punto de morir desangrada.
- Tranquila...
Logré susurrar sobre sus labios, concentrando todo mi poder en mis manos, que conseguían zafarse de las suyas, para tocar su piel con cuidado, relajándola brevemente, lo que me concedía el poder de mis manos, para ver su rostro, sus pupilas dilatadas y el breve goteo de sangre de sus labios.
Cuando reconocí aquello, alguien introduciendo aquella frase en mi mente aflojé mis brazos alrededor suyo, quería que me explicase aquello pero antes de que pudiese darme cuenta mis labios fueron presa de un feroz beso.
Deseaba desde el primer segundo de nuestro encuentro probar aquellos labios pero jamás me hubiese detenido a pensar de que sería de esa forma, anhelaba ese beso pero no ahora! por que ahora! solté un ridículo suspiro al sentir sus labios amoldarse a los mios, pero algo escocía en mi boca, quizás uno de sus incisivos me hizo un pequeño corte en ellos, pero no me importaba si sangraba o no, mas tarde le preguntaría el por qué de aquel beso y.. que demonios!!
La fuerza que hacía contra mí se me hacía demasiada para una mujer que estaba a punto de morir desangrada.
- Tranquila...
Logré susurrar sobre sus labios, concentrando todo mi poder en mis manos, que conseguían zafarse de las suyas, para tocar su piel con cuidado, relajándola brevemente, lo que me concedía el poder de mis manos, para ver su rostro, sus pupilas dilatadas y el breve goteo de sangre de sus labios.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 339
Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Obsession [Priv. Sheira]
No podía pensar más que en sus labios y la poca sangre que había conseguido que manara de ellos. Sentía un cosquilleo electrizante en el paladar, y había estado a punto de olvidar quién estaba debajo de mí y de quien era ese maravilloso licor que bebía. Vincenzo zafó sus manos de mi agarre casi en el momento en el que pretendía descender a su yugular, y mi reacción fue separarme levemente y apoyar los antebrazos en la arena de la playa, para mirarle. Sus ojos me devolvieron a la realidad y reparé en mi respiración acelerada. Pasé uno de mis dedos por mis labios y me quedé hipnotizada, mirando el color rojizo de la sangre de Vincenzo. ¿En qué demonios estaba pensando?
-No puedo… quiero…- tartamudeé angustiada.
¿Qué no podía qué? ¿Matarle? Claro que podía, es más, lo necesitaba. Necesitaba más sangre, para suplir aquellos días sin alimento. ¿Entonces qué me lo impedía? Devolví la mirada borrosa a los ojos plateados de Vincenzo y tomé un puñado de arena con una mano como si con ello pudiera controlar todo lo que sentía en aquellos instantes. Simplemente, no quería hacerle daño. Iba a abrir la boca para hablar y probablemente decir algo incoherente, pero un dolor agudo me atravesó como una flecha, y me dejé caer a un lado de Vincenzo, dando con la espalda en la arena junto a él. Me llevé las manos al vientre de nuevo y me retorcí con un gemido, comprendiendo que la poca sangre que había tomado estaba surgiendo efecto de inmediato. Rompí con torpeza la zona más ensangrentada del vestido y miré la herida con gesto interrogante. Lo más profundo del corte estaba cerrándose, y en poco tiempo solo quedaría una tajada superficial, pero era demasiado pronto para que eso sucediera. Pensé en la naturaleza de Vincenzo. Quizás su sangre también tuviera parte de su magia al fin y al cabo. Cerré los ojos y esperé forzadamente a que el dolor disminuyera. No me atreví a mirar a Vincenzo. ¿Qué sabía a esas alturas de mí? No quería saberlo.
-No puedo… quiero…- tartamudeé angustiada.
¿Qué no podía qué? ¿Matarle? Claro que podía, es más, lo necesitaba. Necesitaba más sangre, para suplir aquellos días sin alimento. ¿Entonces qué me lo impedía? Devolví la mirada borrosa a los ojos plateados de Vincenzo y tomé un puñado de arena con una mano como si con ello pudiera controlar todo lo que sentía en aquellos instantes. Simplemente, no quería hacerle daño. Iba a abrir la boca para hablar y probablemente decir algo incoherente, pero un dolor agudo me atravesó como una flecha, y me dejé caer a un lado de Vincenzo, dando con la espalda en la arena junto a él. Me llevé las manos al vientre de nuevo y me retorcí con un gemido, comprendiendo que la poca sangre que había tomado estaba surgiendo efecto de inmediato. Rompí con torpeza la zona más ensangrentada del vestido y miré la herida con gesto interrogante. Lo más profundo del corte estaba cerrándose, y en poco tiempo solo quedaría una tajada superficial, pero era demasiado pronto para que eso sucediera. Pensé en la naturaleza de Vincenzo. Quizás su sangre también tuviera parte de su magia al fin y al cabo. Cerré los ojos y esperé forzadamente a que el dolor disminuyera. No me atreví a mirar a Vincenzo. ¿Qué sabía a esas alturas de mí? No quería saberlo.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Obsession [Priv. Sheira]
Me quedé paralizado en aquellos angustiosos instantes. Aun estaba en shock por aquel beso feróz pero para nada sentido... una autentica lástima..
Su cuerpo cayó en redondo topando con la arena.. no pude evitar observar como me volvía a mostrar sin ningun tapujo su piel a lo que aproveché para colocarme entre sus piernas, pero sin ningun fin sexual.. aunque costase reconocerlo.
Se la notaba angustiada, y mi cabeza solo sabía dar vueltas sin sentido dandome mil razones para su comportamiento pero solo uno casaba con todo lo ocurrido.
Ahogué mis palabras al ver como su herida se cerraba mas rápido de lo normal, pero aun así muy lentamente. Sopesé todas las posibilidades, escapar, o dejarla ahi, o como en muchas ocasiones.. acabar con la maldad. No podía ser que tuviese frente a mi lo que mas temía, ella no era humana algo que ligeramente me hizo suspirar al saber que no moriría, o bien hacer lo que solía en otras tierras, demonios! tenía a un vampiro frente a mi, y podía acabar facilmente con ella pero no, no podía aunque me llamase idiota por toda la vida, no podía acabar con ella, mi obsesión, mi... joder!
Intenté permanecer sereno, y con una roca del acantilado apreté mi muñeca hasta que sentir salir mi líquido vital de ella. Dejé caer un poco sobre su herida, esperando un milagro. Pero no podía ver de nuevo su mirada perdida a lo que solo pude hacer lo obvio. Besarla de nuevo. Mi boca sabía levemente a sangre, quizá por ello su beso era tan fiero. Pobre diablo... por unos instantes había pensado que lo hacía por propia voluntad.. bufé para mis adentros, incrédulo por lo que había ocurrido. Al menos ella estaría bien por esta noche y pronto podría volver a su.. digamos "vida" normal.
Separé mi cuerpo del de ella, con esfuerzo y la mirada ausente. Me quedé frente a ella de rodillas aun en la arena, esperando que se calmase, o ver como desaparecía como la última noche...
Su cuerpo cayó en redondo topando con la arena.. no pude evitar observar como me volvía a mostrar sin ningun tapujo su piel a lo que aproveché para colocarme entre sus piernas, pero sin ningun fin sexual.. aunque costase reconocerlo.
Se la notaba angustiada, y mi cabeza solo sabía dar vueltas sin sentido dandome mil razones para su comportamiento pero solo uno casaba con todo lo ocurrido.
Ahogué mis palabras al ver como su herida se cerraba mas rápido de lo normal, pero aun así muy lentamente. Sopesé todas las posibilidades, escapar, o dejarla ahi, o como en muchas ocasiones.. acabar con la maldad. No podía ser que tuviese frente a mi lo que mas temía, ella no era humana algo que ligeramente me hizo suspirar al saber que no moriría, o bien hacer lo que solía en otras tierras, demonios! tenía a un vampiro frente a mi, y podía acabar facilmente con ella pero no, no podía aunque me llamase idiota por toda la vida, no podía acabar con ella, mi obsesión, mi... joder!
Intenté permanecer sereno, y con una roca del acantilado apreté mi muñeca hasta que sentir salir mi líquido vital de ella. Dejé caer un poco sobre su herida, esperando un milagro. Pero no podía ver de nuevo su mirada perdida a lo que solo pude hacer lo obvio. Besarla de nuevo. Mi boca sabía levemente a sangre, quizá por ello su beso era tan fiero. Pobre diablo... por unos instantes había pensado que lo hacía por propia voluntad.. bufé para mis adentros, incrédulo por lo que había ocurrido. Al menos ella estaría bien por esta noche y pronto podría volver a su.. digamos "vida" normal.
Separé mi cuerpo del de ella, con esfuerzo y la mirada ausente. Me quedé frente a ella de rodillas aun en la arena, esperando que se calmase, o ver como desaparecía como la última noche...
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Obsession [Priv. Sheira]
Arrugé la nariz cuando el olor a sangre volvió a invadirme. Quise boquear porque el no probar lo que me daba la vida me hacía sentir que me ahogaba, y cuando abrí los ojos, Vincenzo estaba sobre mi, con el torso desnudo y sus labios rozándo los mios. Correspondí a su beso con un escalofrío antinatural, volviendo a tironear de sus labios para que la sangre manara de ellos. Aunque yo nunca le daba importancia cuando me alimentaba, el hecho de utilizar a un humano para sobrevivir tenía cierto matiz erótico que solía facilitar que las presas no sufrieran al ser mordidas. No quise pensar que yo no estaba intentando cazar a Vincenzo y sin embargo, esa atmósfera sexual era más palpable que ninguna vez en mi vida. Cuando se separó tuve que cubrirme la cara con las manos para amortiguar el gruñido que quiso escapar de mi garganta lo que confirmó mi teoría de que la familia Domani iba a conseguir volverme loca.
Limpié mis labios con las largas mangas que colgaban de mis muñecas como si me diera verguenza haberme lanzado a por él de aquella manera. Me odiaba por ser tan débil, y sobre todo me maldecía por haber sido tan estúpida de haber acudido allí sin haber estado en plena forma. Me incorporé levemente y miré a mi alrededor. No había ninguna seña de que un hermano despechado fuera a hacer aparición en la playa, asíque con indecisión volví a tirarme en la arena y a mirar a Vincenzo. Éste parecía sumido en sus pensamientos, y por primera vez comprendí que estaba en plena desventaja en aquel instante. Suspiré con cansancio dándome cuenta de que no me importaba lo que me hiciera.
-Puedes hacerlo - dije escuetamente. Vincenzo alzó la vista y yo intenté esquivar su torso y sus ojos a partes iguales. Cerré los ojos-. Ya sabes a lo que me refiero. Estoy sin fuerzas, y aunque no fuera así eres tan poco humano como yo. Puedes competir conmigo si lo deseas. Puedes matarme. Yo he estado a punto de matarte a ti ahora mismo, así que sería lo justo. Y no te lo impediría. Es más, me lo merezco.
Sentí el agua del mar rozando mi cabello, y me obligué a incorporarme de mala gana. La marea estaba subiendo. Miré a Vincenzo, que me observaba con abierta indecisión. Me puse de rodillas y volví a empujar su cuerpo hacia detrás. Después apoyé una de mis manos sobre su pecho para mirarle desde arriba. Algún mechón rebelde dejó caer gotas saladas sobre su clavícula. Evalué su rostro recordando lo ocurrido, y sentí algo oprimiéndome el pecho. Pero yo estaba muerta. El afecto había muerto con mi vida.
-No vuelvas a darme tu sangre voluntariamente. No me es sencillo parar una vez que empiezo a beber... debes recordarlo- pasé uno de mis dedos por los labios del joven, donde las heridas habían desaparecido gracias a mi saliva. Después me llevé su muñeca a los labios y observé cómo también el corte que se había hecho desaparecía. Dejé caer su brazo sobre la arena, azotada ahora por el agua, y tomé su rostro entre mis finos dedos, esta vez con seriedad en la mirada-. Te dije que me detuvieras y preferiste ser el héroe. Te dije que era peligroso... ¿A caso no me escuchaste?
Limpié mis labios con las largas mangas que colgaban de mis muñecas como si me diera verguenza haberme lanzado a por él de aquella manera. Me odiaba por ser tan débil, y sobre todo me maldecía por haber sido tan estúpida de haber acudido allí sin haber estado en plena forma. Me incorporé levemente y miré a mi alrededor. No había ninguna seña de que un hermano despechado fuera a hacer aparición en la playa, asíque con indecisión volví a tirarme en la arena y a mirar a Vincenzo. Éste parecía sumido en sus pensamientos, y por primera vez comprendí que estaba en plena desventaja en aquel instante. Suspiré con cansancio dándome cuenta de que no me importaba lo que me hiciera.
-Puedes hacerlo - dije escuetamente. Vincenzo alzó la vista y yo intenté esquivar su torso y sus ojos a partes iguales. Cerré los ojos-. Ya sabes a lo que me refiero. Estoy sin fuerzas, y aunque no fuera así eres tan poco humano como yo. Puedes competir conmigo si lo deseas. Puedes matarme. Yo he estado a punto de matarte a ti ahora mismo, así que sería lo justo. Y no te lo impediría. Es más, me lo merezco.
Sentí el agua del mar rozando mi cabello, y me obligué a incorporarme de mala gana. La marea estaba subiendo. Miré a Vincenzo, que me observaba con abierta indecisión. Me puse de rodillas y volví a empujar su cuerpo hacia detrás. Después apoyé una de mis manos sobre su pecho para mirarle desde arriba. Algún mechón rebelde dejó caer gotas saladas sobre su clavícula. Evalué su rostro recordando lo ocurrido, y sentí algo oprimiéndome el pecho. Pero yo estaba muerta. El afecto había muerto con mi vida.
-No vuelvas a darme tu sangre voluntariamente. No me es sencillo parar una vez que empiezo a beber... debes recordarlo- pasé uno de mis dedos por los labios del joven, donde las heridas habían desaparecido gracias a mi saliva. Después me llevé su muñeca a los labios y observé cómo también el corte que se había hecho desaparecía. Dejé caer su brazo sobre la arena, azotada ahora por el agua, y tomé su rostro entre mis finos dedos, esta vez con seriedad en la mirada-. Te dije que me detuvieras y preferiste ser el héroe. Te dije que era peligroso... ¿A caso no me escuchaste?
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Re: Obsession [Priv. Sheira]
Todo encajaba como cada pieza en un puzle, pero... acaso estaba soñando? o quizás una pesadilla..? Si, debía de ser eso, habría caido del caballo y nada de esto estaba pasando. Pensé como un crio. Al volcar mi cuerpo de nuevo sobre la arena creía que oiría palabras de tranquilidad, alguna explicación con respecto a todo ésto, pero en lugar de eso sus labios rozaron de nuevo la piel de mi muñeca haciendo que increiblemente mi herida se cerrase con rapidez.
- Sabía que escondías algo, por eso a mi boca vino el nombre de Pandora, como la diosa madre de los hechiceros, como la caja que escondía el secreto mejor guardado de los tiempos y que al abrirla..
Mis palabras se vieron interrumpidas por la afonía de mi voz, quería salir de ahi, pero no antes de aclarar lo ocurrido.
- Me buscaste por una razón, y quiero saber cual es.. Una sonrisa triste apareció en mi rostro dejándome aun mas lejos del lugar en el que me encontraba. Sin saber por qué, con solo una mirada de aquella mujer me había obsesionado con ella, deseaba verla pero no hoy y de esta forma. Por alguna razón que se me escapaba a entender deseaba que este descubrimiento no hubiese tenido lugar en este instante. Yo, embobado por la belleza de una vampiresa y ella... ella que tan solo me vería como una presa mas de cual alimentarse.
- Dime que quieres de mi. - Bajé la mirada al tiempo que me levantaba del suelo. - si solo me ves como una presa, pierdes el tiempo aqui. - Mi voz sonó dura, pero lo que en realidad sentía era un desgarro interior que dolía mas que cualquier herida. - Pero dime antes una cosa, quien te hizo eso? y por qué llegaste diciendo que te ocultaba no se que cosa.. Deberias saber que soy hijo único.
- Sabía que escondías algo, por eso a mi boca vino el nombre de Pandora, como la diosa madre de los hechiceros, como la caja que escondía el secreto mejor guardado de los tiempos y que al abrirla..
Mis palabras se vieron interrumpidas por la afonía de mi voz, quería salir de ahi, pero no antes de aclarar lo ocurrido.
- Me buscaste por una razón, y quiero saber cual es.. Una sonrisa triste apareció en mi rostro dejándome aun mas lejos del lugar en el que me encontraba. Sin saber por qué, con solo una mirada de aquella mujer me había obsesionado con ella, deseaba verla pero no hoy y de esta forma. Por alguna razón que se me escapaba a entender deseaba que este descubrimiento no hubiese tenido lugar en este instante. Yo, embobado por la belleza de una vampiresa y ella... ella que tan solo me vería como una presa mas de cual alimentarse.
- Dime que quieres de mi. - Bajé la mirada al tiempo que me levantaba del suelo. - si solo me ves como una presa, pierdes el tiempo aqui. - Mi voz sonó dura, pero lo que en realidad sentía era un desgarro interior que dolía mas que cualquier herida. - Pero dime antes una cosa, quien te hizo eso? y por qué llegaste diciendo que te ocultaba no se que cosa.. Deberias saber que soy hijo único.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Obsession [Priv. Sheira]
Antes de levantarme, conseguí alcanzar la capa negra que yacía tirada de cualquier manera sobre la arena. Me la puse por encima y até de nuevo la fina cuerda alrededor de mi cuello para que no volviera a caer. Despúes crucé los brazos y evalué el estado de ánimo del hechicero. ¿Realmente él desconocía la existencia de un hombre igual que él? Apreté los labios imperceptiblemente para evitar esbozar una media sonrisa. Sin proponérmelo había descubierto muchos secretos de su pasado que ni siquiera él conocía... pero había conseguido que me odiara por mi ineptitud. Maldije por lo bajo mientras escuchaba sus acusaciones.
- Yo no he venido hasta aquí para cazarte, hechicero. Nunca me alimento de personas como tú - dije un poco molesta evitando dar más detalles de a quién mataba o a quién no.
El hecho de hacer un estudio completo antes de matar a alguien para asegurarme de que merecía ese castigo era otra debilidad más en mi raza. Ninguno de nosotros pensaba antes si debía o no arrancar una vida, porque era parte de nuestra supervivencia, algo necesario. No había vampiros buenos, o al menos, eso es lo que querían aparentar mis hermanos. La fama de los vampiros debía permanecer intacta pese a las dificultades que eso nos traía en la vida real.
-Solo se que he visto a alguien con tus mismos ojos, tu mismo rostro, voz y don hace unas horas... y el mismo daño que me ha intentado causar a mi parecía querértelo hacer a ti. Te odia... y por eso he venido... aunque he sido una estúpida al aparecer aquí en ese estado - confesé. Tras unos minutos añadí en voz baja-. He venido para asegurarme de que estabas bien.
Desvié la mirada hacia el mar. No me gustaba transmitir ninguna emoción, pero si no dejaba entrever párte de lo que había sentido aquella noche Vincenzo no me creería... ni confiaría en mi, y si quería protegerle por la causa que fuera necesitaba que viera en mi una solución, no un monstruo a quien destruir.
-Siento haberte atacado. Ni siquiera había planeado volver a verte. Pensé que no era seguro y ya he comprobado que realmente no lo es- volví la mirada vacía hacia el joven una vez conseguí recomponerme de la impresión. Comencé a andar hacia el puerto para regresar a la ciudad-. Espero que puedas olvidar lo ocurrido.
- Yo no he venido hasta aquí para cazarte, hechicero. Nunca me alimento de personas como tú - dije un poco molesta evitando dar más detalles de a quién mataba o a quién no.
El hecho de hacer un estudio completo antes de matar a alguien para asegurarme de que merecía ese castigo era otra debilidad más en mi raza. Ninguno de nosotros pensaba antes si debía o no arrancar una vida, porque era parte de nuestra supervivencia, algo necesario. No había vampiros buenos, o al menos, eso es lo que querían aparentar mis hermanos. La fama de los vampiros debía permanecer intacta pese a las dificultades que eso nos traía en la vida real.
-Solo se que he visto a alguien con tus mismos ojos, tu mismo rostro, voz y don hace unas horas... y el mismo daño que me ha intentado causar a mi parecía querértelo hacer a ti. Te odia... y por eso he venido... aunque he sido una estúpida al aparecer aquí en ese estado - confesé. Tras unos minutos añadí en voz baja-. He venido para asegurarme de que estabas bien.
Desvié la mirada hacia el mar. No me gustaba transmitir ninguna emoción, pero si no dejaba entrever párte de lo que había sentido aquella noche Vincenzo no me creería... ni confiaría en mi, y si quería protegerle por la causa que fuera necesitaba que viera en mi una solución, no un monstruo a quien destruir.
-Siento haberte atacado. Ni siquiera había planeado volver a verte. Pensé que no era seguro y ya he comprobado que realmente no lo es- volví la mirada vacía hacia el joven una vez conseguí recomponerme de la impresión. Comencé a andar hacia el puerto para regresar a la ciudad-. Espero que puedas olvidar lo ocurrido.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Re: Obsession [Priv. Sheira]
Yo? Un hermano? Jamás de los jamases… es más, alguna vez hubiese sabido de él o al menos lo habría visto alguna vez en la vida. Solo necesitaba verlo para creerlo, no es que desconfiase de la palabra de una mujer, pero se me hacía imposible. No podía creer lo que estaba ocurriendo, en todos estos años había sido el más mujeriego de todos los hombres y ahora la despedida de Pandora me estaba haciendo polvo en mi interior. Sacudí la arena de mis brazos, observando la herida que anteriormente estaba abierta en mi muñeca, y como ésta ya estaba cerrada y enmarcada en un surco de sangre reseca.
Me agaché para limpiar la mancha con agua del mar, sin dejar de ver como aquella mujer se iba dejándome allí y como posiblemente no la volviese a ver nunca. Ésta vez ella me había buscado precisamente, pero después de esta tormentosa noche no creí que volviésemos a reencontrarnos. Escuché sus palabras una a una, meditándolas en una fracción de segundo, para cuando me di cuenta ya estaba a sus espaldas, con su cintura entre mis brazos y mi frente sobre su hombro, en silencio. Miles de preguntas se agolpaban en mi mente sin quererlo.
- - En serio vas a irte.. eso es lo que quieres en realidad? – Avancé inundando mis sentidos con su fragancia, que pese a el odioso olor a sangre se me hacía perfecta. – No quiero que te vayas. – Dije en un tono ronco, pero totalmente serio en su oído derecho. Se podía sentir el dolor que supondría el no volverla a ver. Podría pagar a muchas mujeres por unos minutos de placer, pero nada me satisfacería como su sola presencia una vez mas. – No quiero olvidar esto, por favor.. quédate conmigo. – Seguí abrazando su cuerpo entre mis brazos desnudos, negándome a verla marchar. Una autentica locura, pese a que solo había visto su rostro dos veces.
Me agaché para limpiar la mancha con agua del mar, sin dejar de ver como aquella mujer se iba dejándome allí y como posiblemente no la volviese a ver nunca. Ésta vez ella me había buscado precisamente, pero después de esta tormentosa noche no creí que volviésemos a reencontrarnos. Escuché sus palabras una a una, meditándolas en una fracción de segundo, para cuando me di cuenta ya estaba a sus espaldas, con su cintura entre mis brazos y mi frente sobre su hombro, en silencio. Miles de preguntas se agolpaban en mi mente sin quererlo.
- - En serio vas a irte.. eso es lo que quieres en realidad? – Avancé inundando mis sentidos con su fragancia, que pese a el odioso olor a sangre se me hacía perfecta. – No quiero que te vayas. – Dije en un tono ronco, pero totalmente serio en su oído derecho. Se podía sentir el dolor que supondría el no volverla a ver. Podría pagar a muchas mujeres por unos minutos de placer, pero nada me satisfacería como su sola presencia una vez mas. – No quiero olvidar esto, por favor.. quédate conmigo. – Seguí abrazando su cuerpo entre mis brazos desnudos, negándome a verla marchar. Una autentica locura, pese a que solo había visto su rostro dos veces.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Obsession [Priv. Sheira]
Sentí el poder que emanaba del cuerpo de Vincenzo instantes antes de que completara su desesperado abrazo. No pude evitar estremecerme, pero mantuve el cuerpo firme lo mejor que pude, y la mente alejada de banalidades como el hecho de que la respiración del joven era más acelerada de lo normal contra mi espalda, o de que su aliento acariciaba mi rostro casi con cariño. Cerré los ojos unos instantes y respiré por pura costumbre. Ni siquiera necesitaba el oxígeno para vivir y sin embargo ahí estaba yo, una vampira haciéndose pasar por humana. Un monstruo aparentando normalidad. Casi podía palpar los fuertes sentimientos que destilaban las palabras de Vincenzo, pero por algún motivo solo pude soltar una leve risa triste.
-No sabes lo que dices. ¿A caso no has entendido lo que soy? Voy a permanecer toda la vida maldita, y tú como todos los demás deseas verme unos instantes más antes de que salga el sol pese a que podría matarte en cuestión de segundos- dije bajando la voz, que amenazaba con quebrárse.
Posé mis manos sobre las de Vincenzo y entrelacé mis dedos con los suyos para soltar su sólido agarre. Después me volví hacia él con un suspiro. ¿Qué podía ver en mi? Mi personalidad era detestable, o al menos eso pretendía hacer ver. ¿Era yo igual que todas las demás mujeres que habían caido en sus brazos pese a todo? ¿O era la única que de verdad veía algo especial en él? No respondí a su primera pregunta, tal vez porque no tenía respuesta alguna.
- No puedo permanecer aquí más tiempo, debo estar a buen recaudo durante el día - vi la desilusión en los ojos de Vincenzo y tuve que aguantar el impulso de abrazarle, pero no podía poner en peligro su vida otra vez.
-No sabes lo que dices. ¿A caso no has entendido lo que soy? Voy a permanecer toda la vida maldita, y tú como todos los demás deseas verme unos instantes más antes de que salga el sol pese a que podría matarte en cuestión de segundos- dije bajando la voz, que amenazaba con quebrárse.
Posé mis manos sobre las de Vincenzo y entrelacé mis dedos con los suyos para soltar su sólido agarre. Después me volví hacia él con un suspiro. ¿Qué podía ver en mi? Mi personalidad era detestable, o al menos eso pretendía hacer ver. ¿Era yo igual que todas las demás mujeres que habían caido en sus brazos pese a todo? ¿O era la única que de verdad veía algo especial en él? No respondí a su primera pregunta, tal vez porque no tenía respuesta alguna.
- No puedo permanecer aquí más tiempo, debo estar a buen recaudo durante el día - vi la desilusión en los ojos de Vincenzo y tuve que aguantar el impulso de abrazarle, pero no podía poner en peligro su vida otra vez.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Re: Obsession [Priv. Sheira]
Maldita? No entendía muy bien del todo aquello. Los humanos deseabamos la inmortalidad sobre todo pero al parecer los inmortales deseaban por unos instantes ser como nosotros, anñorando sus costumbres quizá olvidadas. Por un momento sentí la esperanza de entrelazar mi mano con la suya pero aquel sueño se desvaneció como humo en el aire cuando se separó de nuevo de mí.
Solté un suspiro, al tiempo que frotaba mis manos contra mi cara, la rabia se apoderaba de mi y aun podía hacer algo, aunque sea pasar unas últimas horas con ella, aunque sabría las consecuencias que tendría.
No había reparado en que había dejado mi caballo atado al muelle de no ser por el equino que jugaba tras mi oreja haciendome sentir un escalofrío por pensar que estabamos solos en la playa. Acaricié sus crines y dirigí mi vista de nuevo hacia Pandora, que parecía lushar interiormente en si quedarse lo que restaba de noche en las calles parisinas o tomar el camino de regreso a su casa.
- Quedan algunas horas para el amanecer, querrías dar un paseo mientras? o tienes algo mejor que hacer?
Dije con tono triste, pese a que una sonrisa adornaba mis labios, esperando alguna respuesta por su parte o si preferiría acabar con lo que quedaba de noche de raiz. Monté en mi caballo con facilidad, pese a que no había colocado la silla de montar. Extendí mi mano invitandola a subir.
Solté un suspiro, al tiempo que frotaba mis manos contra mi cara, la rabia se apoderaba de mi y aun podía hacer algo, aunque sea pasar unas últimas horas con ella, aunque sabría las consecuencias que tendría.
No había reparado en que había dejado mi caballo atado al muelle de no ser por el equino que jugaba tras mi oreja haciendome sentir un escalofrío por pensar que estabamos solos en la playa. Acaricié sus crines y dirigí mi vista de nuevo hacia Pandora, que parecía lushar interiormente en si quedarse lo que restaba de noche en las calles parisinas o tomar el camino de regreso a su casa.
- Quedan algunas horas para el amanecer, querrías dar un paseo mientras? o tienes algo mejor que hacer?
Dije con tono triste, pese a que una sonrisa adornaba mis labios, esperando alguna respuesta por su parte o si preferiría acabar con lo que quedaba de noche de raiz. Monté en mi caballo con facilidad, pese a que no había colocado la silla de montar. Extendí mi mano invitandola a subir.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Obsession [Priv. Sheira]
- Eres osado, cabezota... y aunque lo niegues posees un orgullo tan alto como el mío - dije entornando los ojos.
La intensidad de la mirada de Vincenzo cuando volví la vista a él me abrumó como tantas otras veces y destaruda como lo era no dudé en hacer derrogar mi respuesta durante unos instantes. Después bajé la mirada con un suspiro y tomé la mano de Vincenzo, más me hubiera bastado de mi sola agilidad para subir al hermoso caballo del muchacho. No quise sujetarme a él de primeras. Pese a lo sucedido aquella noche me resistía a romper las distancias que siempre me había obligado a mantener con los hombres parisinos.
No obstante, tras un rato de marcha al trote, el caballo dio un gran salto que me obligó a rodear con los brazos al joven. Oí su risa queda, y me pregunté si Vincenzo habría planeado aquello de antemano. Gruñí por lo bajo y me coloqué con una mano la capucha sobre los húmedos cabellos cuando oi los cascos del caballo chocando con el asfalto de las calles de París.
- Espero que hayas tenido mis advertencias en cuenta y te cuides durante el día - dije sin poder evitarlo. ¿Estaba dando por hecho que iba a vigilarle en las noches?-. Pese a que te cueste creerme, corres peligro. No solo por mi culpa.
La intensidad de la mirada de Vincenzo cuando volví la vista a él me abrumó como tantas otras veces y destaruda como lo era no dudé en hacer derrogar mi respuesta durante unos instantes. Después bajé la mirada con un suspiro y tomé la mano de Vincenzo, más me hubiera bastado de mi sola agilidad para subir al hermoso caballo del muchacho. No quise sujetarme a él de primeras. Pese a lo sucedido aquella noche me resistía a romper las distancias que siempre me había obligado a mantener con los hombres parisinos.
No obstante, tras un rato de marcha al trote, el caballo dio un gran salto que me obligó a rodear con los brazos al joven. Oí su risa queda, y me pregunté si Vincenzo habría planeado aquello de antemano. Gruñí por lo bajo y me coloqué con una mano la capucha sobre los húmedos cabellos cuando oi los cascos del caballo chocando con el asfalto de las calles de París.
- Espero que hayas tenido mis advertencias en cuenta y te cuides durante el día - dije sin poder evitarlo. ¿Estaba dando por hecho que iba a vigilarle en las noches?-. Pese a que te cueste creerme, corres peligro. No solo por mi culpa.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
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Re: Obsession [Priv. Sheira]
Sonreí a escondidas de aquellos ojos que en poco tiempo consiguieron cautivarme. Acaricié con gesto burlón las crines de mi caballo, apostando por que él solo habría sentido lo que ocurría y solo pretendía ayudar. Siempre había sido un caballo fiel, y siempre lo sería.
Con un golpe de talón dí señas al caballo para que emprendiese el camino a galope, aun estabamos algo cerca de mi destino así que decidí escoger un camino distinto, lejos de los ojos de los borrachos y los transeuntes que caminaban entre la brisa de media noche. El viento azotaba y revolvía nuestrois cabellos, los cambios de sentido, hacían que el viento me trajese el aroma de su cabello, el que nunca se me borraría de mi mente.
Mis manos se aferraban a las guías, hasta que por fin oí aquel sonido sordo que acostumbraba a escuchar cuando los cascos del caballo tocando tierra de nuevo. Tan solo era un nuevo camino, que había descubierto cuando compré la casa en la que ahora vivía, el camino llevaba a mi pequeño paraíso, aquel cual nadie había pisado nunca antes al ser privado.
- Quiero que conozcas éste sitio.
Aquella frase salió sin esfuerzo, quería por fin unirme a ella en una simple conversación pero algo me decía que aquella noche no iba a terminar como pensaba. Al menos dejaría una buena impresión de mí, y que al menos sus ojos viesen una vez mas aquel pequeño paraíso en la tierra.
Allí, entre los árboles y un acantilado se asomaba la mas bella de las estampas. Por algo yo le había llamado mi pequeño paraíso, un lugar en el que mi mente podía volar lo mas lejos posible, sin interrupciones, y solo con la compañía de mi preciado mar.
Con un golpe de talón dí señas al caballo para que emprendiese el camino a galope, aun estabamos algo cerca de mi destino así que decidí escoger un camino distinto, lejos de los ojos de los borrachos y los transeuntes que caminaban entre la brisa de media noche. El viento azotaba y revolvía nuestrois cabellos, los cambios de sentido, hacían que el viento me trajese el aroma de su cabello, el que nunca se me borraría de mi mente.
Mis manos se aferraban a las guías, hasta que por fin oí aquel sonido sordo que acostumbraba a escuchar cuando los cascos del caballo tocando tierra de nuevo. Tan solo era un nuevo camino, que había descubierto cuando compré la casa en la que ahora vivía, el camino llevaba a mi pequeño paraíso, aquel cual nadie había pisado nunca antes al ser privado.
- Quiero que conozcas éste sitio.
Aquella frase salió sin esfuerzo, quería por fin unirme a ella en una simple conversación pero algo me decía que aquella noche no iba a terminar como pensaba. Al menos dejaría una buena impresión de mí, y que al menos sus ojos viesen una vez mas aquel pequeño paraíso en la tierra.
Allí, entre los árboles y un acantilado se asomaba la mas bella de las estampas. Por algo yo le había llamado mi pequeño paraíso, un lugar en el que mi mente podía volar lo mas lejos posible, sin interrupciones, y solo con la compañía de mi preciado mar.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Localización : Roma.
Re: Obsession [Priv. Sheira]
Volví a la tierra justo cuando el paso del caballo comenzaba a disminuir, y aflojé el abrazo alrededor del torso desnudo de Vincenzo. Recordé que su camisa, manchada con mi propia sangre, había quedado tendida en la arena de la playa. Tendría que comprarle otra cuando pudiera.
Mis ojos se adaptaron con facilidad a la oscuridad del lugar, y recorrí con la vista cada sitio de aquel paisaje al que me había traido Vincenzo. Bajé del caballo con la ayuda del joven, la cual no tuve fuerzas para rechazar, y me aproximé en silencio al borde del acantilado. Sentí un escalofrío impropio de un vampiro al ver el horizonte parisino desde allí, y me tapé el vestido hecho girones con la capa, como para disimular. Vincenzo había descubierto sin pretenderlo el único motivo por el que me gustaba ser lo que era. Ni un solo detalle podía escaparse de mi escrutinio. La belleza se mostraba plena frente a mi. En otro momento cualquiera en el que hubiera estado suficiéntemente fuerte, podría haber expandido mis poderes y haber escuchado cualquier sonido, detectado cualquier presencia. Tragué saliva y cambié el peso de una pierna a otra, sintiendo a Vincenzo a mi lado, un poco más alejado del borde que yo. No entendí el por qué, pero si se debía al miedo a caer, debía saber que yo le habría cogido en cualquier caso.
-Es muy hermoso- admití en un suspiro-, y me encantaría poder ver un amanecer desde aquí.
Mis palabras se tiñeron de amargura, y agradecí que la capucha volviera a ocultar mis facciones. Hacía siglos que no veía amanecer, y muchas veces había sentido que me volvería loca por no poder salir de día a la ciudad... cuando más vital estaba. Me había arriesgado una vez a ello, a quedarme hasta la hora punta en el exterior de mi mansión. Me había expuesto a quemaduras graves solo por ver salir el sol, para descubrir que mirar dolía, y que mi cuerpo se aletargaba y a penas podía arrastrarme de vuelta a las sombras. Aparté la mirada del paisaje y retrocedí hasta situarme detrás de Vincenzo.
-Gracias por traerme aquí. Supongo que es un lugar especial para ti...
Mis ojos se adaptaron con facilidad a la oscuridad del lugar, y recorrí con la vista cada sitio de aquel paisaje al que me había traido Vincenzo. Bajé del caballo con la ayuda del joven, la cual no tuve fuerzas para rechazar, y me aproximé en silencio al borde del acantilado. Sentí un escalofrío impropio de un vampiro al ver el horizonte parisino desde allí, y me tapé el vestido hecho girones con la capa, como para disimular. Vincenzo había descubierto sin pretenderlo el único motivo por el que me gustaba ser lo que era. Ni un solo detalle podía escaparse de mi escrutinio. La belleza se mostraba plena frente a mi. En otro momento cualquiera en el que hubiera estado suficiéntemente fuerte, podría haber expandido mis poderes y haber escuchado cualquier sonido, detectado cualquier presencia. Tragué saliva y cambié el peso de una pierna a otra, sintiendo a Vincenzo a mi lado, un poco más alejado del borde que yo. No entendí el por qué, pero si se debía al miedo a caer, debía saber que yo le habría cogido en cualquier caso.
-Es muy hermoso- admití en un suspiro-, y me encantaría poder ver un amanecer desde aquí.
Mis palabras se tiñeron de amargura, y agradecí que la capucha volviera a ocultar mis facciones. Hacía siglos que no veía amanecer, y muchas veces había sentido que me volvería loca por no poder salir de día a la ciudad... cuando más vital estaba. Me había arriesgado una vez a ello, a quedarme hasta la hora punta en el exterior de mi mansión. Me había expuesto a quemaduras graves solo por ver salir el sol, para descubrir que mirar dolía, y que mi cuerpo se aletargaba y a penas podía arrastrarme de vuelta a las sombras. Aparté la mirada del paisaje y retrocedí hasta situarme detrás de Vincenzo.
-Gracias por traerme aquí. Supongo que es un lugar especial para ti...
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: Obsession [Priv. Sheira]
Aquella imagen sobrecogió mis sentidos, deseaba abrazarla, estrecharla entre mis brazos aunque poco tiempo antes le hubiese podido servir de cena. La observaba, cada uno de sus sutiles movimientos casi pétreos, denotaban anhelo, añoranza quizás por su tierra, o por los años vividos, o quizá un amanecer que nunca verá en el resto de su existencia.
Cuando quise acercarme a ella, ya agradecía desde mis espaldas el haberla llevado a aquel lugar. Me sentía mejor después de tantos días. Aun así, no pude resistirme a la idea de no volverla a ver cuando el sol se alzase. La tomé de la mano, y a tan solo un paso de caer al abismo la abracé por la espalda.
-No tienes por qué dármelas. – Susurré a duras penas. – No sé lo que ahora mismo ronda tu mente, pero quiero que me pidas un deseo. – Mis manos parecían no querer hacer caso de mi mente, pero no querían soltar el amarre con su cuerpo, como si la necesitaran así por siempre. – Si soy capaz de concederlo, entonces haremos un trato. Lo concederé, a cambio de que volver a verte. – Palabras deslizadas con sutileza desde mis labios que morían por besar una vez más los suyos, no pudiéndose resistir a besar su frente esperando una respuesta por su parte al observar sus ojos.
Cuando quise acercarme a ella, ya agradecía desde mis espaldas el haberla llevado a aquel lugar. Me sentía mejor después de tantos días. Aun así, no pude resistirme a la idea de no volverla a ver cuando el sol se alzase. La tomé de la mano, y a tan solo un paso de caer al abismo la abracé por la espalda.
-No tienes por qué dármelas. – Susurré a duras penas. – No sé lo que ahora mismo ronda tu mente, pero quiero que me pidas un deseo. – Mis manos parecían no querer hacer caso de mi mente, pero no querían soltar el amarre con su cuerpo, como si la necesitaran así por siempre. – Si soy capaz de concederlo, entonces haremos un trato. Lo concederé, a cambio de que volver a verte. – Palabras deslizadas con sutileza desde mis labios que morían por besar una vez más los suyos, no pudiéndose resistir a besar su frente esperando una respuesta por su parte al observar sus ojos.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 339
Fecha de inscripción : 01/07/2010
Edad : 37
Localización : Roma.
Re: Obsession [Priv. Sheira]
Respiré con dificultad ante la situación. Bajé la mirada para observar los brazos del joven a mi alrededor y suspiré sintiéndome un poco mareada. Me di cuenta de que el cuerpo del joven estaba marcado por pequeñas cicatrices que brillaban con la luna, las que supuse serían fruto de peleas o simplemente, un duro trabajo. Una vez más pensé que sus imperfecciones le hacían más bello si cabía. Alcé la mirada levemente, y busqué sus ojos, pero decidí que aquella acción me desconcentraba y la posé en su mandíbula, que se tensaba y destensaba con la espera.
-Solo deseo que sigas vivo. Es la única manera de que podamos volver a vernos alguna vez - comenté con voz suave.
Era la tercera vez en el mismo día que decía cosas sin pensar, sin recapacitar antes en lo que podía suceder a continuación. No debía ligarme a Vincenzo más, y sin embargo, no podía dejar que le pasara algo... simplemente... era algo que no quería que sucediera.
-Quizás algún día puedas llevarme a Egipto - musité.
-Solo deseo que sigas vivo. Es la única manera de que podamos volver a vernos alguna vez - comenté con voz suave.
Era la tercera vez en el mismo día que decía cosas sin pensar, sin recapacitar antes en lo que podía suceder a continuación. No debía ligarme a Vincenzo más, y sin embargo, no podía dejar que le pasara algo... simplemente... era algo que no quería que sucediera.
-Quizás algún día puedas llevarme a Egipto - musité.
Sheira Lyzbeth- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 07/10/2010
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