Raíces [Priv. Sheira]

por **Triana** Miér Abr 06, 2011 9:14 am

Abrí los ojitos, era de noche, pero quería estar fuera pese a que me habían dejado en sobre aviso a que no lo hiciese. Había estado esperando a que saliese cada una de las estrellitas del cielo, para saber que todos mis cuidadores estaban dormiditos, como lo debería de estar yo también. Pero no tenía ganas, quería ir a un lugar bonito y estar sola, quizá encontrar a la mujer que me hablaba y decía cosas bonitas en mis sueños. Aquel día me había quedado todo el tiempo dormida, así que por la noche no tenía tanto sueñecito. Había soñado en ésta ocasión con una mujer sonriente, parecía algo triste, pero cuando alzaba mi manita su reflejo en el agua se esfumaba dejándome de nuevo sola.

Me dejé guiar por mis piececitos que caminaban sin rumbo fijo por las calles de mi nuevo hogar, convivía con un señor muy amable, que me había acogido en su casa pese a que no hablaba nunca conmigo. Todos hablaban un idioma distinto al mío y eso era en parte lo que me ponía muy triste. Me paré en seco y levanté la vista del suelo. Era un lugar como el de mi sueño, pero no había ninguna mujer lo que me hizo sentirme apenada y bajar la mirada hasta el suelo. Caminé un par de pasos más hasta verme reflejada en aquel agua tan limpia. Aquél círculo en el cielo parecía tener un hermanito gemelo bajo el agua que amenazaban con darse un besito de buenas noches cuando se juntasen en el horizonte. Me senté en el suelo y comencé a tararear aquella canción que cada noche sonaba en mi mente, haciéndome soñar cosas bonitas.

Paré de cantar justo en el momento apropiado, sin acabar aun aquella canción vi el reflejo de una mujer, como la que había ésta mañana en mi sueño y sonreí aun de espaldas hacia ella.

por **Sheira Lyzbeth** Jue Abr 07, 2011 3:13 pm

No tenía sentido que continuara encerrándome en mi mansión durante días enteros. Mi vida no tenía sentido. Solo cuando me sentaba en el piano de cola del salón y tocaba, volvía a sonreir. La música era mi medio de comunicación con el mundo real, tantos años después de mi nacimiento. Echaba de menos el pasado. Hacía siglos que había tenido lugar mi conversión y aun recordaba cómo degustaba exquisitas comidas y todo tenía valor, porque era finito. Sabía que envejecería y moriría siendo una gran emperatriz, pero mi sueño se destruyó. Lo único que conservo de mi otra vida es la envidia que hago despertar en los humanos que me rodean, y a veces siento nauseas por ello... pero he conseguido aprovechar esa ventaja para cazar. Belleza, y una personalidad que inquieta e interesa al hombre más pasivo de París.

Tomé un abrigo siguiendo mi actuación diaria, y salí a la calle, sientiendo la bienvenida de una noche despejada. Pronto me encontré en una especie de parque sin mucha gente. Había un lago, y había música. Tal vez por ello había ido a parar allí. No obstante sentí que me daba un vuelco el corazón cuando reconocí otro idioma distinto al Francés. De hecho, en mi mente resonó una melodía olvidada y alejada de mis recuerdos durante siglos.

Lo siguiente que hice fue estúpido por mi parte. Me planté detrás de una niña pequeña, justo detrás del foco de aquella canción que tantos recuerdos me traían a la mente. Solté una maldición en árabe sin darme cuenta, y la niña se volvió hacia mi sonriente. Parecía que me esperara... y yo solo temí hacerla tener miedo por la brusquedad con la que trabajaba por las noches. Decidí guardar silencio hasta que ella se decidiera a hablarme. ¿De dónde has salido, pequeña? Quise preguntar, pero mi corazón invisible latía con fuerza.

por **Triana** Vie Abr 08, 2011 9:40 am

Aquella canción me recordaba a mi mamá, generación tras generación habían sido entonadas por las mujeres de mi familia. Mi mamá me la cantaba en la cuna en las noches en las que no podía dormir. Me sentía tranquila, contenta de que mi sueño de nuevo fuese real y no como en otras ocasiones, en las que soñaba pero no ocurría nada.
Aquella mujer era como la mujer del sueño que había tenido en la mañana, la oí susurrar palabras que había oído en mi idioma, pese a que no sabía que significaban. La miré con una dulce sonrisa, preguntándome qué hacía aquella mujer allí y por que había aparecido en mi sueño. Abrí mis grandes ojos plateados observándola.

- Eres mi mamá?

Era una triste pregunta, pero la realidad era que me moría de ganas de que la respuesta fuese un “si”. Y que todas mis pesadillas hubiesen acabado. Aquella mujer era la única que había oído hablar en mi idioma, si siquiera mi ahora “papá” me dirigía la palabra al no entender bien el suyo.. lo que me hacía estar triste. Me puse torpemente de pié, esperando una respuesta por su parte.

por **Sheira Lyzbeth** Sáb Abr 09, 2011 1:08 pm

La imagen de la niña levantándose y más tarde preguntándome con su frágil voz me partieron el alma. No podía echarme atrás y dejarla allí sin más. Me mordí la lengua mientras la observaba y pensaba en qué podía hacer. No era capaz de dejarla sin respuesta... Me agaché frente a la niña y la miré a los ojos. Por algún motivo éstos me recordaron a los de Vincenzo.

- No soy tu madre, pero al parecer, hablamos el mismo idioma- dije envolviéndome en los sonidos siseantes que provocaba mi lengua natal en mis labios.

Hacía tanto que no escuchaba hablarlo y tanto que no lo utilizaba mas que en sueños... Suspiré al ver la mirada triste de la niña bajar al suelo. No sabía qué hacía ella allí ni qué esperaba de mi. Al menos, parecía alegrarse de oirme hablar, y yo esperaba casi como un milagro que ella abriera su pequeña boca y me deleitara con una respuesta que volviera a transportarme a mi pasado.

-¿Qué haces aquí sola? París es peligroso cuando cae la noche - comenté intentando no parecer fría.

Al fin y al cabo, aquella niña era lo más parecido a una hija que podría haber tenido en Egipto, y la pequeña no podía suponer la de ganas que tenía de oir que alguien me llamaba "mamá". Pero era demasiado tarde para ello. Estaba maldita para siempre.

por **Triana** Dom Abr 10, 2011 9:06 am

aguanté la respiración mientras esperaba a que dijese Si.. pero la respuesta fué negativa.. bajé la cabecita avergonzada y un poco triste por lo que me había dicho pero aun seguía con la esperanza de encontrar a mi mamá algún día.

No llegaba a comprender entonces la razón de por qué aquella mujer apareció en mi sueño. Quizás ella me dijese algo que pudiese devolverme con mi mamá o simplemente una amiga que entendiese mi idioma. Di un paso al frente con la cabeza gacha y la mirada alta hacia sus ojos.

- Eres mala persona?

Fruncí ligeramente los labios esperando de nuevo una respuesta negativa, al fin y al cabo quien querría perder su unica esperanza de comunicarse con los demás?. Vi en su rostro que aquella pregunta no debía de haberla cuestionado asi que me apresuré a responderle con otra pregunta antes de que me contestase. si era mala o no quería que fuese mi amiga.

- Me llamo Katrina... y tu? - alcé mi pèqueña mano para encontrar la suya en un apreton de manos como hacian los señores mayores.

por **Sheira Lyzbeth** Miér Abr 27, 2011 3:33 pm

La primera pregunta de la chiquilla me hizo sentir contrariada. La miré a los ojos como preguntándome de dónde habría sacado aquella idea, y temí haberla asustado, pero cuando vi su pequeña mano tendida hacia mi esbocé una sonrisa ladeada. Tomé su mano y posé una rodilla en el suelo para estar a su altura. La belleza de la niña era destacable a su corta edad, y me recordó a mis primeros años de vida, de viajes y de amores.

-Me llamo Sheira, y me alegro mucho de conocer a alguien que hable mi idioma natal- dije con voz suave.

Me sentía un tanto incómoda ablandando mi actitud para hablar con la pequeña, pero cuando la oí repetir para si misma mi nombre, bajito, con el acento exacto de nuestra tierra, no pude evitar sonreir.

-¿Qué haces aquí? -volví a preguntar-. Tu familia... estará preocupada por ti. Además hace frío.

Me quité la capa que siempre llevaba puesta, y rodeé a la niña con ella. Evité sonreír de nuevo cuando vi que era demasiado larga para ella, y la capa rozaba contra el suelo. No me importó. Me levanté y le tendí la mano a la niña.

-Vamos. Te acompañaré a donde vives, y mientras, me gustaría que me hablaras un poco sobre ti - volví la mirada a Katrina-. Si quieres que seamos amigas... claro.

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