Buscando a las Musas Nocturnas

por **Milo Van Dyck** Jue Abr 07, 2011 12:58 am

Que procedas del cielo o del infierno, qué importa,
¡Oh, Belleza! ¡monstruo enorme, horroroso, ingenuo!
Si tu mirada, tu sonrisa, tu pie me abren la puerta
De un infinito que amo y jamás he conocido?

De Satán o de Dios ¿qué importa? Ángel o Sirena,
¿Qué importa si, tornas —hada con ojos de terciopelo,
Ritmo, perfume, fulgor ¡oh, mi única reina!—
El universo menos horrible y los instantes menos pesados?

12:45 am/ Burdel

La llegada a París había sido majestuosa, sin embargo los días que siguieron a ese recayeron ante la amenaza del tedio. Para evitarlo, Milo se dedico a revivir sus distractores: Pasear por los lujosos museos, volver a sonreír en las ferias del pueblo, y justo esa noche había sido invitado a dar una vuelta en el famoso Burdel Parisino. Con una curiosidad quizás mórbida marcho a tal lugar, en compañía de 2 de sus viejos amigos de la academia. Cada uno supo explicarle a Milo, de formas muy vulgares y bromistas, como funcionaba el lugar y las cosas que tenia que tomar en cuenta, incluso llegaron a recomendarle a alguna que otra chica.

Acompañando Milo a sus amigos en sus risas, fueron atendidos por una mujer mayor, pese a los muchos consejos el Teniente se limito a no realizar ningún pedido en particular y se marcho a la habitación designada.

Una habitación pequeña, con su cama amplia de sabanas caras y la mesilla de noche donde retozaba un vino barato y varias copas. En un vistazo breve, la habitación solo evidenciaba decadencia, pero ¿Cuanta tragedia y romance no albergaba?

por **Desirea** Jue Abr 07, 2011 1:36 pm

La puerta se abrió y por ella entro una muchacha de cabellos negros y piel muy blanca
- Buenas noches mi señor Caballero… sonrió desde la puerta que ahora estaba abierta.
Se acerco un poco con su andar semi felino en aquella tenue luz de la madrugada haciendo resaltar su hermosa figura hasta el hombre que esperaba.

-puedo serviros en algo? Dijo mientras alzaba una ceja levemente con malicia, sus palabras y sus movimientos no expresaban ninguna inseguridad si no todo lo contrario, estaba acostumbrada a ello, e incluso lo hacia con naturalidad y picardía, Paris representaba una nueva cultura y una nueva vida para ella pero no creia que los hombres fueran muy diferentes a los de inglaterra.

- Talves un poco de vino? dijo y sirvio una copa para el caballero, luego se extendio esperando ver su reaccion, primero tenia que saber si era de agrado para aquel hombre.

por **Milo Van Dyck** Vie Abr 08, 2011 2:47 am

Muy rápido el servicio, Milo ni siquiera espero más de 2 minutos cuando una ninfa apareció cruzando la puerta. Un par de tacones de un elegante oscuro anunciaron su llegada, con los sentidos seducidos el varón siguió acariciando con la mirada las largas y bien labradas piernas de mármol, cubiertas por unas medias de encaje que terminaban en ligueros insinuantes. Una cintura de avispa, junto con unos pechos aventajados conspiraba para lucir con orgullo un corsét azabache con el tocado en pedrerías blancas. La oscuridad de su gótico atuendo, asi como su larga cabellera a juego, resaltaba la palidez de su piel lechosa, que invitaba a ser bebida. Y su rostro, de facciones delicadas y maquilladas mostraba una sonrisa ladina en esos labios pequeños y apetitosos. Siempre había pensando que las cortesanas de Paris eran las más hermosas de Europa, poseían la sensualidad natural, espontanea y llena de fuerza de la nación.

--- Buenas noches, Señorita --- Saludo como saludaría a cualquier Princesa o Dama ordinaria, para el Teniente todas las mujeres eran especiales, y todas merecían su respeto, a menos claro que demostraran no merecerlo. Se acerco a la mesa, desprendiendo una risa muy breve con la broma del servicio, aflojándose el cuello de la camisa mientras se detenía a su lado --- Solo si bebe conmigo --- Accedió, tomando la copa recién servida. Alzo la copa dándole un sorbo ligero. En efecto, un vino ordinario, pero no por ello de mal sabor.

por **Desirea** Vie Abr 08, 2011 2:04 pm

La mirada de aquellos profundos ojos azules le dio el si para continuar – oh.. claro que os acompañare mi señor… pero yo e servido solo una copa porque prefiero beber de vuestros labios.. puso su dedo índice en la boca del elegante caballero y luego lo resbalo el cuello entreabierto de su camisa.

La altura del joven la sobrepasaba por un buen trecho por lo que tuvo que tomarse de sus hombros sutilmente para alcanzar su boca pero lo hizo, el beso fue lento y breve, era una diminuta introducción a lo que vendría después.

-ummm… dijo ella y deslizo su lengua en un recorrido por sus labios mirándole con deseo. – vuestros labios saben mejor de lo que sabe el vino no será difícil embriagarse con ellos…

Otra sonrisa maliciosa le floreció en los labios y dedico los siguientes momentos a desabrochar uno por uno los botones de la camisa del caballero – Decidme mi señor… su color de voz era suave y seductor como el satín y tenia el tono invitante de las noches apasionadas - que trae a un guapo joven como vos a estos lugares? Abrió su camisa cuando los botones estuvieron todos desabrochados y las palmas de sus manos se deslizaron suaves por los hombros de el sacándola casi por completo. – todos tienen una historia… la tenéis vos?

por **Milo Van Dyck** Vie Abr 08, 2011 5:25 pm

Los brazos delicados se ciñeron a su cuello como la serpiente, invitándole a hundirse en el pecado, Milo apenas atino a inclinar el rostro como era debido y recibir la hiel de los labios de la desconocida mujer como un manso enamorado. Fue entonces cuando se pregunto: ¿Quien usaba a quien?

El ingenio de la cortesana lo atrapo, provocando mas de una sonrisa ladina. Con el silencio como permiso le dejo desabrochar su camisa y recorrerlo incitante. Su tacto era terriblemente suave, una provocación a la lascivia mas que una invitación. El ingenio de la cortesana tanto para hablar y hacer, le agrado, provocando una sonrisa mas franca en el prudente varón.

-Usted me trajo aquí - Respondió con hilaridad - Su nombre, que aun desconozco, es la causa - Una gentil invitación a saber mas de ella, sin revelarse. El Teniente rodeo con un brazo la cintura de la dama, deslizándose hacia la silla que tenia a su lado para tomar asiento, dejando a la otra la libertad de hacer lo mismo sobre su regazo. Su mano libre se extendió, abandonando la copa que sostenía sobre la mesa. [/justify]

Una vez libre aparto unos mechones rebeldes de cabello oscuro, exponiendo su hombro derecho desnudo, inclinándose a el le beso con la misma suavidad con la que ella lo trataba, jugando el mismo juego. Un aroma dulce emanaba de su piel perfumada.

- Nací, crecí... y estoy aquí - Rió - Disculpa mi nula elocuencia, soy malo para contar historias. ¿Que tal la tuya?

por **Desirea** Sáb Abr 09, 2011 6:06 pm

-Oh si recuerdo haberos invocado… dijo ella sentándose sobre las piernas de el
- pero es la primera ves que respondéis a mi llamado, porque os habéis tardado tanto? Dijo en un reproche juguetón, después se aparto otros tantos mechones de su largo cabello con una mano dejando a merced de su boca la curvatura de su esbelto cuello.

-mi nombre?… cerro los ojos sintiendo las caricias de su boca - Desirea… aunque vos podéis llamarme como deseéis mi señor.

El nombre del caballero no lo pregunto, ahí no se necesitaba de nombres ni apellidos, no en ese rincón de lujuria y de pecados, ahí nadie tenía nombre, todos venían e iban con la misma facilidad del viento.

-para mi suerte habéis nacido Rió – crecer? Espero ver mas de vuestro desarrollo
Sus dedos se deslizaron juguetones hacia su pantalón y comenzó a sacarle el cinturón mientras aprovechaba para hacer leves movimientos con sus caderas que le tentasen aun mas.

- dejadme veros…

por **Milo Van Dyck** Sáb Abr 16, 2011 3:11 am

- Esperaba el momento en el que estuviese lista, hermosa hechicera o lo estuviese yo de enfrentarme a su belleza y poder – Sus labios pasaron por lo largo del cuello de la cortesana, catando del sabor a lujuria y sal. Néctar de pecado y adicción el de la piel de una mujer hermosa. Mas exquisito aun en vista que Desirea demostraba ser mucho mas que el halagador calificativo.

A segundos fue perdiendo la displicencia de caballero, Desirea con su cinismos invitaba a Milo a quitarse todas sus mascaras y prejuicios, a dejarse ver con la promesa de ser un secreto. Eran solo el y ella en ese territorio de nadie. Aceptando sus propuestas el hombre reclamo sus labios con exigencia, invadiendo su cavidad con brusquedad, las yemas de sus dedos subieron por los seguros de su corset: La única forma de abrirlo era por delante. Muy oportuno.

-Antes tendrá que dejarme ver usted, Desirea – Concedió, desabrochando los primeros seguros que oprimían los considerados pechos.

por **Desirea** Jue Mayo 26, 2011 10:49 pm

Aquel Hombre era todo un deleite se entrego a sus besos con una pasión que no era en lo mas mínimo fingida, lo estaba disfrutando, sus manos mas habilidosas que las del hombre encontraron la cinta justa que halar para que todo el armazón de su ajustado corset cayera frente a los ataques de aquellos besos mortales.

-si vuestra boca es así de placentera no quiero pensar en como lo seréis por otros lados..

La cortesana rió, con aquella risa contagiosa y sensual que siempre lograba relajar a los hombres de sus tensiones del camino.

Con ambas manos abrió lo que quedaba en pie de aquella prenda y dejo al descubierto todo su torso, suave como la seda, blanco y torneado proporcionado y en perfecta simetría, se ocupo pues de pararse frente a el desnuda solo quedaban las medias negras que le envolvían aquellas largas piernas, tan peligrosas como ella misma.

Dio una vuelta jugando con el y luego se sentó en la cama, una señal de su dedo índice le pedía que se acercase.

- venid a mi, mi señor y conoced los placeres que tiene la noche…

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