Debemos apaciguar las voces [Kyla]

por **Cyrille Vezier** Miér Abr 13, 2011 9:15 pm

El manto obscuro se cernía entorno a aquel lugar, saber por donde avanzaba era difícil de descifrar para sus orbes como almendras y mientras sus piernas sorteaban las lapidas de piedra laja y cruces de madera sus labios pronunciaban rezos para la salvación porque las almas en pena del purgatorio merecían también conocer los cielos, aquellas animas que habían olvidado aquí en la tierra no eran menos merecedoras de un descanso digno y el podría aportar en pequeña o gran medida a aquello sucediese y asi, se encontraba caminando por la necrópolis en compañía de su voz y con un único pensamiento, ayudar a aquellos que mas nadie podia porque les habían olvidado ya.

El manantial de plata liquida que como espejo se reflejaba alla en lo alto parecía estar cubierto hoy por perezosas e inmensas nubes negras y grises y las estrellas como diamantes se escondían tímidas e inseguras en la negra inmensidad que opacaba o realizaba su belleza difiriendo los ojos que le viesen. Aquella no era época de lluvias, pero quizas si de densas brumas y rogo a los cielos que aquellas nubes negras no bajasen a los sembradíos ni se refugiaran en corazón de nadie. Sujetaba con fuerza en torno a su mano un diminuto rosario de cuentas blancas que como perlas destellaban en la obscuridad como la boquilla cromada de una escopeta y aunque en su vida habia visto solo una no podia olvidar el barbárico acto que con ella se habia cometido porque a sus pies habia caído el polluelo y sus ropas habia quedando manchadas al intentar salvarle. Por necesidad y no deporte.

-que en paz descanses- susurraba cada que pasaba frente a un sepulcro sin nombre, o con el mismo borrado por las centurias y décadas porque los duros inviernos y calurosos veranos erosionaban la piedra haciendo imposible leer lo que en antaño le había sido escrito para conmemorar. Su mirada se fijo entonces en una de aspecto humilde, o asi lucia lo poco los e insinuantes ríos de plata que manados de aquel manantial en lo alto decidían alumbrar de vez en cuando, y comprendió que seria aquella su labor del día.

Sus manos se propusieron pues en comenzar a quitar toda enredadera y hierbajo de la tumba sin preocuparse o quizás sin conocer los bichos y venenosos que se escondían en aquel lugar y en silencio comenzaron a reptar para esconderse o quizas atacar desde el refugio de la obscuridad -vamos no sean testarudas- susurro con las manos terrosas y los demonios al asecho.

por Invitado Sáb Abr 16, 2011 10:20 pm

La noche era solo un momento en donde la obscuridad rondaba, un momento de completo silencio donde tus pensamientos se vuelven ecos enormes y los confundes con conversaciones, simples monólogos que se tornan contra ti; visto de ese modo... no es un simple momento ¿cierto? Para ella se vuelve una eternidad, un manto frío que la rodea, una pesada cadena que está condenada a sobrellevar donde los monólogos se vuelven discusiones y las ilusiones cobran vida.

Una visita al cementerio ¿acaso rogaba por las almas en pena?, no conoce que es la salvación ni propia ni ajena; ¿llevaba flores a alguna tumba? las lápidas de piedra resguardan millones de secretos cuya sangre no está involucrada, ¿busca acaso refugio? de ella misma, de quienes la persiguen, de...

-Silencio, no hablen ¿porque tienen que gritar?
Una pequeña figura se levantaba como fantasmal espejismo sobre el escenario de piedra que una de las corroídas sepulturas le brindaba, llevándose las manos a la cabeza intentando apaciguar el acribillante dolor que se apoderaba de ella.

-¡QUE SE CALLEN! cuando deben hablar guardan silencio, y cuando el silencio debe de ser el único escuchado ustedes solo...
Su respiración se agitó, sus manos comenzaron a temblar, el viento rozaba su piel en un desesperado intento por arrastrarla hacia donde ellos se encontraban ¿era eso?; se enderezó mostrando su delicado cuerpo ante la luz de la luna, las puntas de sus pies comenzaron a danzar sobre las camas de piedra levantando los brazos intentando alcanzar la luna; una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro mientras su cuerpo giraba al son que ellos le marcaban.

De pronto cesó, como si el mismo tiempo hubiera decidido tomar un descanso del incesante tic toc que marcaba -¿Quién ha llegado?... no mientan como suelen hacerlo, ustedes creen que me engañan pero ¿realmente quienes son los engañados aquí?

Sus pies tomaron vida propia dejando la pequeña danza que estaba interpretando, su espalda volvió a corvarse haciéndola ver como un animal al acecho, su nariz se corrugó en cuanto olfateó la ligera estela de dulzón origen, sus ojos azules centellaron como diamante al sol enfocando hacia aquel que se abría paso entre las sombras.
- ¿En serio crees que tan fácil cederán? No las ves que se aferran a lo que creen es suyo ¿no tienes algo a lo que aferrarte tú?... Ellos dicen que si… pero ellos dicen muchas cosas
Se acercó sigilosa hacia el fantasma carnal que desesperadamente intentaba liberar otro de los dormidos recuerdos de vida de algún mortal quedándose a sus espaldas esperando escuchar aquel eco que siempre oía

por **Cyrille Vezier** Miér Abr 27, 2011 12:11 am

La voz que taño el cielo nocturno en aquellos instantes, que sin previo aviso hizo alarde de presencia le obligo a saltar en su lugar intentando enfocar en un vago intento a la persona de la cual habia manado tan extrañas palabras y en su cabeza no se formaban con un sentido lógico ni mucho menos coherente -¿Quiénes son ellos?- le cuestiono, su primera y una pregunta fue escupida por sus labios mucho antes que su cerebro se sintiera en afán de analizar lo que habia dicho, imprudencia, debía aprender mejor.

-solo intento hacer que esta lapida luzca mejor pues al parecer la han olvidado en antaño- su voz sono firme aun en aquel ambiente de hostilidad como si fuesen las únicas dos animas en todo el continente solo el soplo nocturno y el ulular de las aves parecían cernirse entorno a ellos, las únicas dos animas de la necrópolis en la cual andaban y el rostro de la extraña si bien resguardado por los nulos rayos de la luna no resultaba perturbado o lacrimoso como debía serlo el de alguien que visita a un cercano, sus labios no guardan plegarias ni rezos y sus ojos no se bañaban en la señal de la fragilidad ¿por qué entonces se encontraba en aquel lugar? Y que egocéntrico fue pensar que solo el asistía para resguardar a los olvidados.

-¿puedo saber que hace aquí?- cayo entonces de sentón al suelo, con las hierbas estrujadas entre sus dedos y mil animales extraños observándole bajo el lecho de muerte, sus ojos de rubies destellaban y sus dientes de navaja bailoteaban deleitándose quizás con un futuro mordisco de una futura cena, le pareció escuchar el zumbar de una abeja sobre su oído, agito la cabeza con fiereza levantándose de un solo salto y entonces un grito ahogado y sordo se colo bajo la tierra retumbando sus entrañas, tenia en la palma de su mano encarnado el aguijón de tan torpe animal ¡ahora moriría! Una abeja no vivía sin su aguijón ¿lo haría un hombre sin fé?

por Invitado Miér Mayo 04, 2011 10:17 pm

El recibir respuesta de aquella fantasmagórica aparición la sobresaltó, el dulce timbre de aquella voz rompió el pesado aire que los rodeaba acariciando con fragilidad sus aturdidos oídos, aún así, el agacharse más y encaramarse como animal en defensa fue la reacción inmediata que su cuerpo atinó a mostrar. ¿Era posible que aquella delicada silueta no se hubiera ya transformado en un terrible mounstro? si lo era lo ocultaba muy bien tras una máscara perfectamente labrada Lo es, lo es, lo sabes... él lo es era lo que resonaba dentro de su cabeza obligándola a tomarla entre sus manos y agitarla levemente para después volver a mirarlo.

¿No sabes quiénes son? Tu lo que quieres es engañarme... Dijo mientras volvía a enderezarse dando un paso hacia el extraño, mirándolo a los ojos intentando descifrarlo y abriendo con sorpresa y entusiasmo los propios al descubrir mil y un secretos y desnudar completamente su alma ...no, tú no eres como ellos, por eso te siguen a todas partes, por eso saben lo que ocultas, lo que temes y lo que quieres; yo lo sé porque lo he visto ¿puedes hacer lo mismo? dio un paso más acercándose a él para luego cambiar de dirección y girar hacia un lado para mirar fugazmente la lápida y después verlo de nuevo.

-¿Y a tu alma olvidada quien la hace lucir mejor?... tu corazón te pide a gritos atención ¿lo escuchas? se llevó el dedo a la boca en señal de silencio aguzando el oído para escuchar el leve tum ta que provenía del interior del pecho de aquel muchacho y que al parecer incrementaba la intensidad con la que galopaba -Escucha, ¡escucha! ¿puedes distinguir las suplicas? Las propias de las ajenas ¿o aún se confunden entre el bullicio del pensamiento ajeno?

Levantó los brazos hacia el cielo como si intentara alcanzar algo, puso sus pies en punta girando una y otra vez, una vez más, hasta que la risa hizo que bajara de nuevo los brazos como si fueran de trapo, dándole la espalda a su espejismo personal - Buscando almas para encontrar la mía, buscando recuerdos ajenos para suplantas los propios... estoy aquí para encontrarte a ti giró rápidamente haciendo que sus cabellos danzaran por un momento con el viento, dejando que la luz de luna diera de lleno contra su pálida piel matizada de tierra y que se reflejara sobre el azul de aquellos lagos que tenía por ojos.

- ¿Te diste cuenta? ... ¿a qué vienes realmente?
Volvió a acercarse hacia él, ahora con una actitud más segura eliminando casi toda la distancia entre ellos mirándolo a los ojos con algo parecido a una sonrisa dibujada sobre sus rosados y secos labios.

por **Cyrille Vezier** Jue Mayo 19, 2011 10:12 pm

Le escuchaba sin realmente comprender, la observaba sin realmente llegar a ver, nada mas alla de lo que sus labios lograban pronunciar, nada más alla de lo que sus ojos le permitían observar. Intento prestar mayor atención y en el silencio nocturno su corazón pareció ser una sinfonía, una rápida y poco acompasada sinfonía –puedo escucharlo, pero no creo que este gritando…más bien me susurra cosas- asevero con tranquilidad, como si de un segundo a otro su mente hubiese sido capaz de razonar aquel lenguaje de brujas y demonios, de espectros y pecados.

Desvió la mirada al cielo, dejando caer su nuca sobre su espalda cuando la extraña mujer habia decidido alzar los brazos al cielo como en suplica de algo mayor y se cuestiono a si mismo en aquellos instantes si en verdad observaba algo, quizas una constelación o una estrella peculiar –pero…yo no supliré nada- pensó, quizás en voz demasiado alta. La repentina cercanía de la mujer le obligaron a retroceder y tropezar, caer de sentón al suelo entre dos altas lapidas que habían amenazado con golpear su cuerpo, en su mano yacia aun el aguijón de tan desdichado animal, su cadáver ahora tieso rodaba por el suelo, hasta encontrar refugio en un agujero de hormigas negras.

-a pedir por las almas en pena…¿crees que te estoy mintiendo?- su voz sono tan tersa e ingenua que la posibilidad de ser tachado de infame y mentiroso le agobio los pensamientos y oprimió su frágil pecho, la sinfonía de su corazón habia cambiado, sonaba ahora lacrimosa y parsimoniosa, como una sonata en piano, de aquellas que parecían partir el corazón en dos y obligar a los oyentes a dar muestra de fragilidad de su ser –¿quieres ayudarme a hacerlo?- pues seguramente dos personas rezaban con mas entrega y devoción que una sola, habia escuchado alguna vez que Dios escuchaba a las masas y a las almas bondadosas.

Extendió su mano frente a su rostro desencarnando el aguijón que deposito sobre el suelo en muestra de real respeto -¿te han picado alguna vez?...vaya seres inusuales, vuelan sin deberlo hacer y mueren al atacar...mejor seria no hacerlo y ya- soplo sobre la herida observando la ponzoña que se extendia bajo la piel.

{me disculpo por la demora!}

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