AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Con nuevos enfrentamientos debemos estar [Privado]
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Con nuevos enfrentamientos debemos estar [Privado]
Julia e Inés estaban preparándose la una a la otra. Juan rivera las acompañaría frente a sus amigos, las dejaría en el restaurante del hotel y desde entonces ellas ya vivirían por un tiempo en la mansión de los conocidos de Rivera. Julia e Inés estaban acicalandose en una de las habitaciones de invitados de Rivera, en una hermosa casita de campo que tenia para cuando iba de pequeño. Sin embargo, Julia aún viendo muy callada a Inés se estaba preocupando demasiado, iba a explotar de verla tan callada siempre y en cuanto le hizo una corona de trenzas en el pelo vio como Inés energicamente y de mala manera destrozo su buen tramado peinado.
Julia tan solo estuvo un poco dolorida pues hacia tiempo que no le salia tan bien un peinado, había estado a punto de abofetear a su hermana menor pero la escuchó como lloraba, Julia solamente suspiró con ese deje de soberbia que siempre la caracterizaba - Se fuerte de una vez Inés -Espetó - Juan no nos pondría una trampa, es recuerda alguien de quien me enamoré una vez - susurro abrazando a su hermana - Y nos ayudó él y su familia de buena gana - Aquellas palabras estabilizaron a Inés, solo pedía que fuera así y que aguantara toda la noche.
Inés con su vestido azul oscuro y uno rojo que vestía Julia prestados por Juan y de su hermana melliza, ambas terminaron por acicalarse finalmente y cuando por fin anduvieron hacia la salida, en el corazón de Julia resaltó el recuerdo de cuando andaba de chiquilla con Juan por España, pero ahora no podía volver al pasasdo y tenia que mirar al futuro, hacia delante y cuidar de momento a su hermana pequeña, que dejara su timidez de momento y que ella pudiera estar con hombres y poder mantener una familia, una nueva vida, eso solo pedían las Castelló. A saber donde estaría su padre.
Más de media hora hasta el restaurante del hotel donde Juan las dejaría una vez cuando estuvieran juntas con los conocidos. Julia reconocía que estaba totalmente nerviosa, si, nuevas amistades, Inés le sujetaba el brazo temerosa de las personas que las miraban, se intentaba tapar el escote, le daba vergüenza que alguien la viera asi pero su hermana estaba bien orgullosa como siempre. Julia miro a su hermana y sonrió - Tranquila Inés, Juan no nos tendería una trampa - Aquello que dijo Julia hizo que Juan la mirara y sonriera negando.
Finalmente vieron a dos hombres que se acercaron al trio.
Julia si.
Estaba nerviosa y asombrada por los hombres que se acercaban hacia ellas.
Julia tan solo estuvo un poco dolorida pues hacia tiempo que no le salia tan bien un peinado, había estado a punto de abofetear a su hermana menor pero la escuchó como lloraba, Julia solamente suspiró con ese deje de soberbia que siempre la caracterizaba - Se fuerte de una vez Inés -Espetó - Juan no nos pondría una trampa, es recuerda alguien de quien me enamoré una vez - susurro abrazando a su hermana - Y nos ayudó él y su familia de buena gana - Aquellas palabras estabilizaron a Inés, solo pedía que fuera así y que aguantara toda la noche.
Inés con su vestido azul oscuro y uno rojo que vestía Julia prestados por Juan y de su hermana melliza, ambas terminaron por acicalarse finalmente y cuando por fin anduvieron hacia la salida, en el corazón de Julia resaltó el recuerdo de cuando andaba de chiquilla con Juan por España, pero ahora no podía volver al pasasdo y tenia que mirar al futuro, hacia delante y cuidar de momento a su hermana pequeña, que dejara su timidez de momento y que ella pudiera estar con hombres y poder mantener una familia, una nueva vida, eso solo pedían las Castelló. A saber donde estaría su padre.
Más de media hora hasta el restaurante del hotel donde Juan las dejaría una vez cuando estuvieran juntas con los conocidos. Julia reconocía que estaba totalmente nerviosa, si, nuevas amistades, Inés le sujetaba el brazo temerosa de las personas que las miraban, se intentaba tapar el escote, le daba vergüenza que alguien la viera asi pero su hermana estaba bien orgullosa como siempre. Julia miro a su hermana y sonrió - Tranquila Inés, Juan no nos tendería una trampa - Aquello que dijo Julia hizo que Juan la mirara y sonriera negando.
Finalmente vieron a dos hombres que se acercaron al trio.
Julia si.
Estaba nerviosa y asombrada por los hombres que se acercaban hacia ellas.
Julia Castelló- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 22/08/2015
Re: Con nuevos enfrentamientos debemos estar [Privado]
Inés holgazaneaba en el interior de las sábanas de aquella gran cama en la que dormían las hermanas, juntas y en la pequeña y amueblada hacienda francesa de las afueras de Paris que Juan Rivera tenía bajo su poder. Estando en aquella tesitura, Inés no quería salir de su escondite a menos que Julia la obligara una y otra vez. Sentía que quería desaparecer, quería nunca haber nacido nunca, se sentía además sucia y despojada de la santidad que su virtud le brindaba. Estaba triste y decepcionada por ser un bicho raro y una chica demasiado floja.
Julia la empujó a que saliera de su cama, a que se vistiera. Juan dejo a las hermanas vestidos de la hermana de Juan, ellas agradecidas los aceptaron en gratitud. Julia peinaba el cabello pelirrojo de su hermana, de Inés que enmudecida por la tristeza contaba los dedos de sus manos distraidamente, escuchaba por un lado las palabras de ánimo de Julia, pero, le era imposible levantar el ánimo. Le dijo que conocerían a nuevas personas, pero ¿Y si eran horribles como las personas que la perjudico en su personalidad?
Inés pensaba, que, venga, no todo el mundo podria ser como ella se piensa que pueden ser las personas, podrían haber personas amables como Juan o como Julia que seguían luchando contra todo lo que les pasaba. Se vio en el espejo, su hermana había elaborado un precioso peinado que enseguida Inés desbarató de mala gana desatando una pequeña regañina de parte de Julia. Iba a hablar pero prefirió callarse, pensaba que su hermana le daria la vuelta y la pegaría pero sin embargo, Julia la abrazó por detrás, sintiendo como su hermana apoyaba su mentón en su hombro ofreciéndola confort y afecto.
Inés podría estar un poco más animada, un poco más animada frente a lo que tendrían que luchar o frente a lo que se encontrarían en cuanto dejaran de ocupar una de las habitaciones de la hacienda Rivera a las afueras de París. Inés terminó de ataviarse el vestido con ayuda de una sirvienta y de la mano de su hermana, el corsé le apretaba un poco pero estaba cómoda. Solo esperaba que no tuviera que aagacharse de ninguna manera, el vestido era largo, si, pero le incomodaría que tuviera que coger más aire del que se quedará.
Tardaron un rato en llegar a lo que era el restaurante. Juan las acompañaba en el carruaje. Cuando bajaron, Inés sonrió a un cachorro de un perro que iba de la mano de un joven de ojos claros. Esta se sonrojó y acarició levemente al perro a pesar de que después estornudó varias veces a causa de la alergia. En el cuello de Inés colgaba un ovalo de plata, con el emblema de la familia Castelló debajo del dibujo grabado de una lechuza. Fue un regalo de su madre mientras que Julia porta el mismo colgantre en ovalo pero sin ningún detalle de animal alguno.
¿serían buenas personas? ¿Como tanto conocía Juan a esos dos caballeros?
Julia la empujó a que saliera de su cama, a que se vistiera. Juan dejo a las hermanas vestidos de la hermana de Juan, ellas agradecidas los aceptaron en gratitud. Julia peinaba el cabello pelirrojo de su hermana, de Inés que enmudecida por la tristeza contaba los dedos de sus manos distraidamente, escuchaba por un lado las palabras de ánimo de Julia, pero, le era imposible levantar el ánimo. Le dijo que conocerían a nuevas personas, pero ¿Y si eran horribles como las personas que la perjudico en su personalidad?
Inés pensaba, que, venga, no todo el mundo podria ser como ella se piensa que pueden ser las personas, podrían haber personas amables como Juan o como Julia que seguían luchando contra todo lo que les pasaba. Se vio en el espejo, su hermana había elaborado un precioso peinado que enseguida Inés desbarató de mala gana desatando una pequeña regañina de parte de Julia. Iba a hablar pero prefirió callarse, pensaba que su hermana le daria la vuelta y la pegaría pero sin embargo, Julia la abrazó por detrás, sintiendo como su hermana apoyaba su mentón en su hombro ofreciéndola confort y afecto.
Inés podría estar un poco más animada, un poco más animada frente a lo que tendrían que luchar o frente a lo que se encontrarían en cuanto dejaran de ocupar una de las habitaciones de la hacienda Rivera a las afueras de París. Inés terminó de ataviarse el vestido con ayuda de una sirvienta y de la mano de su hermana, el corsé le apretaba un poco pero estaba cómoda. Solo esperaba que no tuviera que aagacharse de ninguna manera, el vestido era largo, si, pero le incomodaría que tuviera que coger más aire del que se quedará.
Tardaron un rato en llegar a lo que era el restaurante. Juan las acompañaba en el carruaje. Cuando bajaron, Inés sonrió a un cachorro de un perro que iba de la mano de un joven de ojos claros. Esta se sonrojó y acarició levemente al perro a pesar de que después estornudó varias veces a causa de la alergia. En el cuello de Inés colgaba un ovalo de plata, con el emblema de la familia Castelló debajo del dibujo grabado de una lechuza. Fue un regalo de su madre mientras que Julia porta el mismo colgantre en ovalo pero sin ningún detalle de animal alguno.
- Tranquila Inés, Juan no nos tendería una trampa - Aquello que dijo Julia hizo que Juan la mirara y sonriera negando e Inés tembló en el sitio observando como se acercaban dos hombres hacia ellos.
¿serían buenas personas? ¿Como tanto conocía Juan a esos dos caballeros?
Inés Castelló- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 22/08/2015
Re: Con nuevos enfrentamientos debemos estar [Privado]
El viento parisino siempre trae Buenos recuerdos en las mentes de todo ser humano o sobrenatural, agitando los cabellos y alborotando las angustias así como la felicidad, es siempre una buena compañía el viento de la noche aun así a muchos les parece un desagrado por el frio que congela los huesos pero solo es porque no pueden ver lo maravilloso que resulta aquel frio ya que al sentirlo correremos a los brazos de quien nos espere en casa un amigo, un hermano o hermana, incluso un padre o madre que nos caliente aunque también puede ser un esposo o esposa lo importante es sentir aquel apego familiar.
Hace varias lunas y soles atrás a la residencia Chevalier habían llegado, como de costumbre, varias misivas pero una, una de todas las habituales, les había llamado la atención. Un viejo conocido de negocios solicitaba su ayuda, ¿la razón? Era desconocida pero, por la nota escrita sugería una reunión de carácter urgente; la solicitud pareció algo extraña a los dos hermanos que se miraban sin palabras alguna en sus mentes, pero, aun así, ambos aceptaron respondiendo a aquella petición, una carta en respuesta citando el lugar, día y hora para llevar a cabo dicho encuentro.
Sol naciente que comienza la vida donde alumbras en Paris las sombras se disipan y tus hijos pueden disfrutar de la gracia divina de contemplar un bello amanecer como el que cada día se muestra incrédulo a los ojos de los que no pueden apreciar semejante belleza en el horizonte de los cielos rosáceos como la sonrisa de una madre al despertar a sus adorados retoños.
De una casa salen los hombres, hermanos, el mayor Bran, con una espada oculta en el bastón que lleva como señuelo, por si fuera un truco sucio de su tío, el menor Ben, llevaba un libro en la mano y una pluma cuya tinta era veneno, no creía él en las armas ni en matar pero, si ponían en riesgo a su hermano y a él no dudaría en proteger a aquello que más quiere. Sus trajes son formales y llevan corbatas, Bran tan lustro e impecable como siempre, mientras que Ben la lleva algo desarreglada y la camisa no está del todo fajada con sus cabellos algo rebeldes; todo lo opuesto de Bran que al ver a su hermano solo sonríe dándole una palmada en la espalda.
–¿De qué crees que se trate todo esto, Bran?–
–No lo sé, pero habrá que esperar para saberlo ¿no?–
El carruaje andaba por la calzada en aquella hora del día, al menos llegarían al restaurante para el almuerzo. Podían divisar aquella estructura, estaban muy cerca.
El restaurante era un lugar lleno a cualquier hora por lo tanto si fuese algún plan de su tío no podría ejecutarse con libertad, y si lo pudiese hacer ellos también lo harían en todas las formas. La mirada de los hermanos se encuentra asintiéndose mutuamente y así se adentraron al lugar viendo a su conocido acompañado con dos damas, Ben quedó hacia atrás para dejar que su hermano mayor hiciera los honores.
–Juan espero que esta cita no sea para presentarnos a dos jóvenes bellas para matrimonio, sabes muy bien lo que pensamos de ello y más si por esa cuestión de “negocios” que ya antes habíamos discutidos con los otros caballeros–
Saluda al hombre con un apretón de manos mirando a las damas luego a las que saluda con una reverencia de su cabeza, seguida de su hermano que se acerca a ellas cual si fuera un sirviente más del lugar
–Yo creo que Juan no haría eso, hermano, pues quedaría mal delante de las damas– mira a las mujeres –Son muy hermosas, como todas las damas de este mundo pero, no creo que un tipo de acuerdo de esta naturaleza vaya bien con ustedes y con nosotros, mi ladies–
Ambos hermanos sonríen invitándoles a los conocidos y amigos a tomar asiento en una mesa que fue reservada por ellos.
Hace varias lunas y soles atrás a la residencia Chevalier habían llegado, como de costumbre, varias misivas pero una, una de todas las habituales, les había llamado la atención. Un viejo conocido de negocios solicitaba su ayuda, ¿la razón? Era desconocida pero, por la nota escrita sugería una reunión de carácter urgente; la solicitud pareció algo extraña a los dos hermanos que se miraban sin palabras alguna en sus mentes, pero, aun así, ambos aceptaron respondiendo a aquella petición, una carta en respuesta citando el lugar, día y hora para llevar a cabo dicho encuentro.
Sol naciente que comienza la vida donde alumbras en Paris las sombras se disipan y tus hijos pueden disfrutar de la gracia divina de contemplar un bello amanecer como el que cada día se muestra incrédulo a los ojos de los que no pueden apreciar semejante belleza en el horizonte de los cielos rosáceos como la sonrisa de una madre al despertar a sus adorados retoños.
De una casa salen los hombres, hermanos, el mayor Bran, con una espada oculta en el bastón que lleva como señuelo, por si fuera un truco sucio de su tío, el menor Ben, llevaba un libro en la mano y una pluma cuya tinta era veneno, no creía él en las armas ni en matar pero, si ponían en riesgo a su hermano y a él no dudaría en proteger a aquello que más quiere. Sus trajes son formales y llevan corbatas, Bran tan lustro e impecable como siempre, mientras que Ben la lleva algo desarreglada y la camisa no está del todo fajada con sus cabellos algo rebeldes; todo lo opuesto de Bran que al ver a su hermano solo sonríe dándole una palmada en la espalda.
–¿De qué crees que se trate todo esto, Bran?–
–No lo sé, pero habrá que esperar para saberlo ¿no?–
El carruaje andaba por la calzada en aquella hora del día, al menos llegarían al restaurante para el almuerzo. Podían divisar aquella estructura, estaban muy cerca.
El restaurante era un lugar lleno a cualquier hora por lo tanto si fuese algún plan de su tío no podría ejecutarse con libertad, y si lo pudiese hacer ellos también lo harían en todas las formas. La mirada de los hermanos se encuentra asintiéndose mutuamente y así se adentraron al lugar viendo a su conocido acompañado con dos damas, Ben quedó hacia atrás para dejar que su hermano mayor hiciera los honores.
–Juan espero que esta cita no sea para presentarnos a dos jóvenes bellas para matrimonio, sabes muy bien lo que pensamos de ello y más si por esa cuestión de “negocios” que ya antes habíamos discutidos con los otros caballeros–
Saluda al hombre con un apretón de manos mirando a las damas luego a las que saluda con una reverencia de su cabeza, seguida de su hermano que se acerca a ellas cual si fuera un sirviente más del lugar
–Yo creo que Juan no haría eso, hermano, pues quedaría mal delante de las damas– mira a las mujeres –Son muy hermosas, como todas las damas de este mundo pero, no creo que un tipo de acuerdo de esta naturaleza vaya bien con ustedes y con nosotros, mi ladies–
Ambos hermanos sonríen invitándoles a los conocidos y amigos a tomar asiento en una mesa que fue reservada por ellos.
Bran & Ben Chevalier- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 21/11/2013
Localización : importa?
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Con nuevos enfrentamientos debemos estar [Privado]
Ese hombre…ese hombre….ese hombre…. Julia fue despertó gracias a que Inés le pellizco sutilmente en el brazo, despertando así del breve embrujo que sufrió al ver al que se había acercado a Juan para darle un apretón de manos. Se dio cuenta de la actitud del otro que se mostraba algo más cauto y ya pensó enseguida sin poder evitarlo que sería el blandengue de la familia. Sin embargo lo hacía porque no podía evitarlo, era algo automático que salía de ella pero que de momento controla callárselo en su mente. Julia miro a Inés, colocando una mano en la espalda de Inés para que se adelantara –Buenas tardes caballeros –Ambas al mismo tiempo hicieron una reverencia perfecta. Julia podría haber parecido algo “seca” casi sin emoción alguna aunque escondió la cautela detrás de una leve sonrisa que parecía amigable.
En el momento que supuestamente iban a coger la mesa, Juan apartó hacia un lado a los hermanos, sobre todo a Bran Chevalier que parecía tener los pantalones y la responsabilidad en el apellido – Bran, ha sido mucho tiempo en el que no hemos podido aunque sea vernos debido a otros compromisos, sé que pido esto con demasiada antelación y sin avisar, pero necesito que mantengáis a salvo a estas dos amables damas durante un par o tres semanas en vuestra residencia hasta que las cosas se calmen para ellas –dijo con seguridad, confianza en sí mismo –ellas o ella misma –señalo con la mirada hacia Julia que ayudaba a Inés con elegir el menú del restaurante – os contarán lo que ocurre cuando puedan. De momento necesito de vuestra ayuda – Dijo finalmente, tosió y finalmente se dirigía hacia las damas que ya estaban sentadas, esperando a los hombres que faltaban por unirse.
Juan se sentó haciendo vértice entre las dos damas, dejando espacio para que se sentaran al lado de cada una los hermanos. Julia observó o más bien vio la tensión del músculo del cuello de Juan que suspiro por mera costumbre de vérsela cuando Juan había hecho algo sin su consentimiento, llegando siempre Julia a enterarse – Relájate Juan por favor, no voy a montar un espectáculo –murmura sin importarle lo más mínimo si en cualquier momento se le explotaba la yugular. Inés parecía estar más relajada por lo que pudo ver su hermana, solo suspiró y entonces saco un espejo de su bolso, mínimo para poder retocarse si hubiera alguna imperfección pero en realidad estaba vigilando aquella sombre que las observaba a lo lejos. No mostro nerviosismo para no alertar a Inés de que uno de los culpables que le robo su virginidad hace no mucho estaba justamente a unas mesas de donde estaban ambas con la compañía de tres varoniles hombres.
Cuando el mesero vino a la mesa, Julia pudo oler el apestoso olor a deshonor del sujeto violador de su hermana que se iba hacia prácticamente hacia los lavabos de hombres – Inés –Atrajo la atención de su hermana, pero demasiado tarde fue cuando vio a Inés que se le salían un par de lágrimas en silencio, pudo ver como la carta estaba siendo sujetada con fuerza, que tardo un poco en quitársela de las manos –Deja ver antes la carta a nuestros acompañantes –Mandó, disimulando para que Inés pudiera controlarse sobre su pena – Límpiate –Susurro hacia su hermana, lo cual ella hizo y levanto bien arriba el mentón, sufriendo por dentro su dolor pero por fuera mostrando seguridad en si misma.
En el momento que supuestamente iban a coger la mesa, Juan apartó hacia un lado a los hermanos, sobre todo a Bran Chevalier que parecía tener los pantalones y la responsabilidad en el apellido – Bran, ha sido mucho tiempo en el que no hemos podido aunque sea vernos debido a otros compromisos, sé que pido esto con demasiada antelación y sin avisar, pero necesito que mantengáis a salvo a estas dos amables damas durante un par o tres semanas en vuestra residencia hasta que las cosas se calmen para ellas –dijo con seguridad, confianza en sí mismo –ellas o ella misma –señalo con la mirada hacia Julia que ayudaba a Inés con elegir el menú del restaurante – os contarán lo que ocurre cuando puedan. De momento necesito de vuestra ayuda – Dijo finalmente, tosió y finalmente se dirigía hacia las damas que ya estaban sentadas, esperando a los hombres que faltaban por unirse.
Juan se sentó haciendo vértice entre las dos damas, dejando espacio para que se sentaran al lado de cada una los hermanos. Julia observó o más bien vio la tensión del músculo del cuello de Juan que suspiro por mera costumbre de vérsela cuando Juan había hecho algo sin su consentimiento, llegando siempre Julia a enterarse – Relájate Juan por favor, no voy a montar un espectáculo –murmura sin importarle lo más mínimo si en cualquier momento se le explotaba la yugular. Inés parecía estar más relajada por lo que pudo ver su hermana, solo suspiró y entonces saco un espejo de su bolso, mínimo para poder retocarse si hubiera alguna imperfección pero en realidad estaba vigilando aquella sombre que las observaba a lo lejos. No mostro nerviosismo para no alertar a Inés de que uno de los culpables que le robo su virginidad hace no mucho estaba justamente a unas mesas de donde estaban ambas con la compañía de tres varoniles hombres.
Cuando el mesero vino a la mesa, Julia pudo oler el apestoso olor a deshonor del sujeto violador de su hermana que se iba hacia prácticamente hacia los lavabos de hombres – Inés –Atrajo la atención de su hermana, pero demasiado tarde fue cuando vio a Inés que se le salían un par de lágrimas en silencio, pudo ver como la carta estaba siendo sujetada con fuerza, que tardo un poco en quitársela de las manos –Deja ver antes la carta a nuestros acompañantes –Mandó, disimulando para que Inés pudiera controlarse sobre su pena – Límpiate –Susurro hacia su hermana, lo cual ella hizo y levanto bien arriba el mentón, sufriendo por dentro su dolor pero por fuera mostrando seguridad en si misma.
Julia Castelló- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 22/08/2015
Re: Con nuevos enfrentamientos debemos estar [Privado]
Julia iba a estar para ella siempre. Jamás la defraudaría y sabía que quería distraerla pero era demasiado tarde, casi, por poco lloraba por culpa de aquel que reconoció, aquel fue uno de aquellos que la mantuvieron sujeta mientras su otro hermano estaba….mancillándola. Pudo notar como su hermana le daba un apretón en el muslo, podía notar como su hermana quería que ella misma permaneciera fuerte y eso haría.
Suspiro, respiro y se encontró un poco más tranquila otorgando la carta hacia sus invitados, dos hombres que acaparaban casi toda la mesa. Inés se puso nerviosa, cerro las piernas bajo su vestido, se sujetó su colgante con el diseño de un pájaro y lo apretaba tan fuerte que no quería que se notara su rubor cuando miró de reojo a uno de los jóvenes, pero le hizo gracia como venía, algo desaliñado, no como el otro que iba hecho un pincel. Después miro a Juan que este le miro por unos segundos y luego una sonrisa efímera. Ella estaba hambrienta la verdad, quería comer algo - …-quería decir algo, no sabía el que, que se puso tan nerviosa y tiro una de las copas sobre la mesa, esparciendo unas gotas de agua sobre su escueto escote – dios…-Con la voz temblando comenzó a limpiar el agua. Todos la miraban, sobre todo su hermana que aguantaba la risa detrás del dorso de su mano.
Se estuvo quieta, pero empeoraban sus nervios – Voy al lavabo –Dijo mientras se levantaba, pero fue atrapada hábilmente por la fuerte mano de su hermana, que cuando la miró a los ojos estos eran acusantes, fijos, demandantes, lo que hizo que Inés se sentara de inmediato – Oh iré luego –Dijo sentándose de nuevo alrededor de donde estaban sentados. Con las manos entrelazadas sobre su regazo, Inés pensaba en las personas que había conocido en su estancia en París. Había una joven que trabajaba en una floristería que le regalaba una rosa roja cada vez que pasaba por su lado. Según pudo llegar a averiguar se llamaba Naomi, era un nombre muy bonito y le hacía sentir cosas raras en su ombligo, pero en cuanto miró a uno de los invitados que estaban con ellas en la mesa, al que iba un poco rebelde, Inés le sonrió que sin quererlo su corazón comenzó a acelerarse. Ella era inocente e ingenua, tonta, siempre se pillaba fácil.
Aparto la vista, miró a otro lado y entonces le vio. Ganas de vomitar, de llorar, su fortaleza casi se derrumbe al ver a aquel que le impidió defenderse frente aquel atroz ataque – Julia…¿Por qué estamos en el mismo techo del que ayudo aquel que me violo? –Pretendiendo murmurar solamente hacia su hermana, Inés no se dio cuenta para nada de que probablemente lo había dicho algo alto, puede que un poco audible para sus desconocidos invitados – Digo…aquel que…? –Inés fue callada para después ser llevada al baño de la mano de su hermana.
Estuvieron hablando largo y tendido y en pocos minutos volvieron a la mesa. Inés vio cómo su hermana se sentaba antes que ella misma. Su hermana le dijo que se disculpara.
-Debo disculparme…-suspiro nerviosa – Quiero pedir disculpas…E-Estoy algo nerviosa.
Suspiro, respiro y se encontró un poco más tranquila otorgando la carta hacia sus invitados, dos hombres que acaparaban casi toda la mesa. Inés se puso nerviosa, cerro las piernas bajo su vestido, se sujetó su colgante con el diseño de un pájaro y lo apretaba tan fuerte que no quería que se notara su rubor cuando miró de reojo a uno de los jóvenes, pero le hizo gracia como venía, algo desaliñado, no como el otro que iba hecho un pincel. Después miro a Juan que este le miro por unos segundos y luego una sonrisa efímera. Ella estaba hambrienta la verdad, quería comer algo - …-quería decir algo, no sabía el que, que se puso tan nerviosa y tiro una de las copas sobre la mesa, esparciendo unas gotas de agua sobre su escueto escote – dios…-Con la voz temblando comenzó a limpiar el agua. Todos la miraban, sobre todo su hermana que aguantaba la risa detrás del dorso de su mano.
Se estuvo quieta, pero empeoraban sus nervios – Voy al lavabo –Dijo mientras se levantaba, pero fue atrapada hábilmente por la fuerte mano de su hermana, que cuando la miró a los ojos estos eran acusantes, fijos, demandantes, lo que hizo que Inés se sentara de inmediato – Oh iré luego –Dijo sentándose de nuevo alrededor de donde estaban sentados. Con las manos entrelazadas sobre su regazo, Inés pensaba en las personas que había conocido en su estancia en París. Había una joven que trabajaba en una floristería que le regalaba una rosa roja cada vez que pasaba por su lado. Según pudo llegar a averiguar se llamaba Naomi, era un nombre muy bonito y le hacía sentir cosas raras en su ombligo, pero en cuanto miró a uno de los invitados que estaban con ellas en la mesa, al que iba un poco rebelde, Inés le sonrió que sin quererlo su corazón comenzó a acelerarse. Ella era inocente e ingenua, tonta, siempre se pillaba fácil.
Aparto la vista, miró a otro lado y entonces le vio. Ganas de vomitar, de llorar, su fortaleza casi se derrumbe al ver a aquel que le impidió defenderse frente aquel atroz ataque – Julia…¿Por qué estamos en el mismo techo del que ayudo aquel que me violo? –Pretendiendo murmurar solamente hacia su hermana, Inés no se dio cuenta para nada de que probablemente lo había dicho algo alto, puede que un poco audible para sus desconocidos invitados – Digo…aquel que…? –Inés fue callada para después ser llevada al baño de la mano de su hermana.
Estuvieron hablando largo y tendido y en pocos minutos volvieron a la mesa. Inés vio cómo su hermana se sentaba antes que ella misma. Su hermana le dijo que se disculpara.
-Debo disculparme…-suspiro nerviosa – Quiero pedir disculpas…E-Estoy algo nerviosa.
Inés Castelló- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 22/08/2015
Re: Con nuevos enfrentamientos debemos estar [Privado]
La mirada de ambos hombres quedó clavada en la de su amigo sin moverse centímetro alguno, incluso cuando estuvieron en la mesa sentados y listos a pedir la cena de aquella noche. Para el mayor, Bran, sus ojos se cerraban y abrían sin expresión alguna en el rostro y eso solo auguraba que estaba molesto por la situación que se estaba dando; mientras, que para el menor, Ben, no prestaba demasiada atención a esos detalles y sonreía a ambas damas de manera amable para hacerlas sentir cómoda frente a los dos Chevalier.
Las conversaciones de los demás hacían callar palabras que los hermanos querían decir, por dos razones, la primera era que para Bran sus emociones se harían ver en sus palabras al grado de ofender por ello y para Ben no tenía mucho que decir porque ya sabía lo que diría su hermano y él lo apoyaría sin importar que. Las palabras de su viejo amigo y socio de negocios no tranquilizaban a los hermanos al contrario, pero aun así Bran sostuvo la sonrisa de educación en su rostro y Ben solo se limitó a quedar con la mirada seria y algo apagada evitando el contacto con las damas, sobre todo cuando se dio la conversación en un tema interesante y poco atractivo para ellos, porque ambos hermanos se miraron pero en segundos rompieron ese contacto fingiendo que no habían oído nada, solo la sonrisa de calma de Ben era lo que se podía ver entre los dos hermanos.
–Juan, tu mejor que nadie sabes que no me gusta ese tipo de acciones, por dos razones, una, no me dices nada de que debo protegerlas, y dos así de golpe me dejas atado de manos para poder hacer un buen trabajo de protección, porque no sé nada de ellas– Mira a las mujeres pero con el semblante relajado.
–No lo tomen a mal, lo que mi hermano quiere decir, es que no sabemos de qué o quien debemos cuidarlas y protegerlas, puede que incluso ustedes sean malas. El ir sin información sin conocer nada no es bueno para ningún hombre entrar a ciegas en la selva espesa–
–Ben, di lo que realmente quise decir a las damas– la mirada la regresa a donde su amigo con severidad –Juan tenemos que hablar en privado– se levanta la mesa caminando a la parte de atrás del restaurante, cerca de uno de los balcones del lugar, abre la puerta y la cierra tras de sí esperando a su amigo para charlar en privado, pero más que nada para probar algo.
–Señoritas, no se ofendan por favor, mi hermano quiere ser grosero, al contrario quiere ayudarlas, queremos hacerlo pero entiendan. No se cómo explicar las palabras duras de mi hermano, el no las ve como algo menos ni nada, el las ve como iguales y por eso es que ha tomado esa actitud, díganme que harían ustedes si fuera lo contrario, sin saber de qué o quien proteger a alguien, lo harían, ustedes me dicen si pero no lo han pensado bien como mi hermano, saben lo que implica proteger a alguien, no solo es darle un lugar que se oculte porque no son aves para encerrar, son personas, en algún momento saldrán y están en su derecho de hacerlo, de hacer sus vidas lo más normal y tranquila posible, pero ¿Cómo hacerlo si no sabemos el mal que las amenaza? Quizás alguien cercano a nosotros les quiere hacer daño y cuando sepan que están en nuestra casa lo harán aun peor, o mandaran a alguien, han pensado en las demás personas que viven con nosotros, lo que pasaría si algo les ocurriera. Mucho conlleva el ayudar a alguien a ciegas, por ello use ese refrán, y mi hermano solo quiere las respuestas de las preguntas que ustedes no ven o no quieren ver para responder–
Suspira, en recordar su propia vida, pero ese pensamiento se borra cuando llama al joven mozo con los dedos, el joven llega mirándole con algo de atención por las ropas que lleva, pero antes de que lance su interrogatorio le ha pedido el mejor de los vinos, agua y algo de té de menta, además de haber ordenado el especial de la casa, que consistía en un puré de patatas, ensalada, un poco de arroz con nueces y pimientos y un trozo de carne la cual debía estar para ellos dos a término medio. Observó a las damas a que hagan su pedido, pero para ellos dos pidió dos veces, es decir cuatro órdenes.
–Pidan lo que deseen comer, pagaremos nosotros la cuenta así que no se midan señoritas–
La sonrisa que deja mientras cuida a las dos mujeres pero sin dejar de observar el resto de personas, sobre todo a aquel que del sanitario de caballeros salía. Como toda ave que se digne de serlo, su mirada había pasado por todos unas tres veces, analizando correctamente, lo que haría que cuando venga su hermano ya tendría un análisis completo de la situación.
Ambos hermanos son tan unidos, que nada ni nadie podría separarlos.
Las conversaciones de los demás hacían callar palabras que los hermanos querían decir, por dos razones, la primera era que para Bran sus emociones se harían ver en sus palabras al grado de ofender por ello y para Ben no tenía mucho que decir porque ya sabía lo que diría su hermano y él lo apoyaría sin importar que. Las palabras de su viejo amigo y socio de negocios no tranquilizaban a los hermanos al contrario, pero aun así Bran sostuvo la sonrisa de educación en su rostro y Ben solo se limitó a quedar con la mirada seria y algo apagada evitando el contacto con las damas, sobre todo cuando se dio la conversación en un tema interesante y poco atractivo para ellos, porque ambos hermanos se miraron pero en segundos rompieron ese contacto fingiendo que no habían oído nada, solo la sonrisa de calma de Ben era lo que se podía ver entre los dos hermanos.
–Juan, tu mejor que nadie sabes que no me gusta ese tipo de acciones, por dos razones, una, no me dices nada de que debo protegerlas, y dos así de golpe me dejas atado de manos para poder hacer un buen trabajo de protección, porque no sé nada de ellas– Mira a las mujeres pero con el semblante relajado.
–No lo tomen a mal, lo que mi hermano quiere decir, es que no sabemos de qué o quien debemos cuidarlas y protegerlas, puede que incluso ustedes sean malas. El ir sin información sin conocer nada no es bueno para ningún hombre entrar a ciegas en la selva espesa–
–Ben, di lo que realmente quise decir a las damas– la mirada la regresa a donde su amigo con severidad –Juan tenemos que hablar en privado– se levanta la mesa caminando a la parte de atrás del restaurante, cerca de uno de los balcones del lugar, abre la puerta y la cierra tras de sí esperando a su amigo para charlar en privado, pero más que nada para probar algo.
–Señoritas, no se ofendan por favor, mi hermano quiere ser grosero, al contrario quiere ayudarlas, queremos hacerlo pero entiendan. No se cómo explicar las palabras duras de mi hermano, el no las ve como algo menos ni nada, el las ve como iguales y por eso es que ha tomado esa actitud, díganme que harían ustedes si fuera lo contrario, sin saber de qué o quien proteger a alguien, lo harían, ustedes me dicen si pero no lo han pensado bien como mi hermano, saben lo que implica proteger a alguien, no solo es darle un lugar que se oculte porque no son aves para encerrar, son personas, en algún momento saldrán y están en su derecho de hacerlo, de hacer sus vidas lo más normal y tranquila posible, pero ¿Cómo hacerlo si no sabemos el mal que las amenaza? Quizás alguien cercano a nosotros les quiere hacer daño y cuando sepan que están en nuestra casa lo harán aun peor, o mandaran a alguien, han pensado en las demás personas que viven con nosotros, lo que pasaría si algo les ocurriera. Mucho conlleva el ayudar a alguien a ciegas, por ello use ese refrán, y mi hermano solo quiere las respuestas de las preguntas que ustedes no ven o no quieren ver para responder–
Suspira, en recordar su propia vida, pero ese pensamiento se borra cuando llama al joven mozo con los dedos, el joven llega mirándole con algo de atención por las ropas que lleva, pero antes de que lance su interrogatorio le ha pedido el mejor de los vinos, agua y algo de té de menta, además de haber ordenado el especial de la casa, que consistía en un puré de patatas, ensalada, un poco de arroz con nueces y pimientos y un trozo de carne la cual debía estar para ellos dos a término medio. Observó a las damas a que hagan su pedido, pero para ellos dos pidió dos veces, es decir cuatro órdenes.
–Pidan lo que deseen comer, pagaremos nosotros la cuenta así que no se midan señoritas–
La sonrisa que deja mientras cuida a las dos mujeres pero sin dejar de observar el resto de personas, sobre todo a aquel que del sanitario de caballeros salía. Como toda ave que se digne de serlo, su mirada había pasado por todos unas tres veces, analizando correctamente, lo que haría que cuando venga su hermano ya tendría un análisis completo de la situación.
Ambos hermanos son tan unidos, que nada ni nadie podría separarlos.
Bran & Ben Chevalier- Cambiante Clase Alta
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Re: Con nuevos enfrentamientos debemos estar [Privado]
Julia, conforme hablaba el menos despreocupado de la situación, ella sacaba de su bolso un pequeño espejo en el que vio su reflejo parcialmente, suspiro y lo siguiente que hizo fue clavar su cristalina mirada en los ojos del joven.
- Escuche, si usted desea, nosotras nos vamos, porque primero, no quiero resultar grosera, sé que lo hacen con todo la buena voluntad del mundo, que su hermano, si, lo entiendo perfectamente que se sienten un poco amenazados por las desconocidas que somos hacia ustedes. Quien es culpable de todo esto está hablando ahora mismo acaloradamente con su otro hermano –Sonrió ladinamente, algo coqueta, sonriendo de lado hasta que fue pellizcada en el brazo por Inés quien se moría de la vergüenza.
– Hemos sido citadas aquí igual que ustedes, no tengo nada que ver en esto –Dijo liberándose de la culpa – Mi hermana en cambio y yo, hemos sufrido una pequeña mala racha y nuestro padre se encuentra buscando a la culpable de que ahora nuestras vidas tengan que ser tan misteriosa por el momento – Suspira, pidió pato a la naranja para ambas y agua para beber al mesero que se había acercado.
– Eso será de momento – Dijo y cuando el mesero se alejó volvió hacia el joven Chevallier – Me llamo Julia –y señalo a su hermana vagamente con la mano – Ella es Inés –Lo que pudo sonreír coqueta, solamente se rio por la reacción que tuvo al ver a su hermana beber rápidamente de una copa que por error contenía vino.
- ¡No! Inés, cuidado, esto es vino –Vio cómo su hermana se disculpó y esta solamente reia al ver a su hermana poner gestos de desacuerdo con el sabor del vino – Se ve que el paladar no es apto aun para el vino –sonríe –Deja el vino para los mayores hermanita –Beso la sien de su hermana sin tener que esconder nada, amaba a su hermana Inés y la protegería con toda su alma, la protegería incluso de aquel que estaba deambulando todo el rato hasta el momento de atacar a alguna de las hermanas. No sabía de la situación de su padre ni de su localización. Ni una carta, tampoco ni un telegrama o lo que pudiera hacer para comunicarse con las hermanas y decirlas que estaba bien, que estaba cerca de encontrar a esa zorra malcriada que les jodió la vida a ella y a su hermana…..y sobre todo, a su casi compromiso con Juan.
- Escuche, si usted desea, nosotras nos vamos, porque primero, no quiero resultar grosera, sé que lo hacen con todo la buena voluntad del mundo, que su hermano, si, lo entiendo perfectamente que se sienten un poco amenazados por las desconocidas que somos hacia ustedes. Quien es culpable de todo esto está hablando ahora mismo acaloradamente con su otro hermano –Sonrió ladinamente, algo coqueta, sonriendo de lado hasta que fue pellizcada en el brazo por Inés quien se moría de la vergüenza.
– Hemos sido citadas aquí igual que ustedes, no tengo nada que ver en esto –Dijo liberándose de la culpa – Mi hermana en cambio y yo, hemos sufrido una pequeña mala racha y nuestro padre se encuentra buscando a la culpable de que ahora nuestras vidas tengan que ser tan misteriosa por el momento – Suspira, pidió pato a la naranja para ambas y agua para beber al mesero que se había acercado.
– Eso será de momento – Dijo y cuando el mesero se alejó volvió hacia el joven Chevallier – Me llamo Julia –y señalo a su hermana vagamente con la mano – Ella es Inés –Lo que pudo sonreír coqueta, solamente se rio por la reacción que tuvo al ver a su hermana beber rápidamente de una copa que por error contenía vino.
- ¡No! Inés, cuidado, esto es vino –Vio cómo su hermana se disculpó y esta solamente reia al ver a su hermana poner gestos de desacuerdo con el sabor del vino – Se ve que el paladar no es apto aun para el vino –sonríe –Deja el vino para los mayores hermanita –Beso la sien de su hermana sin tener que esconder nada, amaba a su hermana Inés y la protegería con toda su alma, la protegería incluso de aquel que estaba deambulando todo el rato hasta el momento de atacar a alguna de las hermanas. No sabía de la situación de su padre ni de su localización. Ni una carta, tampoco ni un telegrama o lo que pudiera hacer para comunicarse con las hermanas y decirlas que estaba bien, que estaba cerca de encontrar a esa zorra malcriada que les jodió la vida a ella y a su hermana…..y sobre todo, a su casi compromiso con Juan.
Julia Castelló- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/08/2015
Re: Con nuevos enfrentamientos debemos estar [Privado]
La vergüenza crecía por segundos a lo que simplemente aprovechó para suspirar y asentir, reírse para si misma de lo que casi hace por completo y esperar a que los problemas se solucionasen a mejor – Mi hermana esta en lo correcto….No sabemos porque hemos sido citadas aquí –encogió los hombros después de divulgar esas palabras.
– Cuando llegamos aquí a Paris, nuestro padre desapareció misteriosamente, por lo que no sabemos con exactitud que es realmente lo que está haciendo para poder mantener nuestra reputación. Es una historia larga para dormir, por lo que –Inés detenida por su hermana, calló al instante al ver que todo parecía estar en calma pero un poco más allá, estaban argumentando el hermano del apuesto caballero con Juan.
Inés en cambio estaba preguntándose cuando podrían irse del restaurante por lo que podrían seguir con su acostumbrada y aburrida vida en la mansión de Juan, pero por alguna extraña razón, si antes no sentía que molestaba, ahora si. Probablemente Juan quería soledad para estar con alguna dama. Probablemente no era su hermana, o si, aunque si fuera su hermana la elegida, no tendría que estar pidiendo ayuda a unos desconocidos. Juan se volvió un hombre extraño después de que las ayudo a escapar de aquella mujer que al fin y al cabo les destrozo la vida a ella y a su hermana y que precisamente estaba uno de esos hijos deambulando por los baños del mismo restaurante en el que estaban o intentando comer ese mismo día.
-Hermana, necesito excusarme, no aguanto más –Dijo Inés en confidencia con su hermana pero enseguida vio a Juan acercarse a la mesa, no enfurecido pero si disgustado por lo que pudo ver en aquella pesada y clara mirada. Inés no se levantó del asiento. De repente, su necesidad desapareció y entonces volvió a decir que ya no necesitaba ir al lavabo de señoras.
Su hermana asintió y entonces pidió algo más para ambas hermanas mientras Inés jugaba con su cabello de fuego. La música en el ambiente comenzó a caldearse y a contagiarse por cada uno de los comensales que estarían disfrutando de algún manjar especial del cual ahora ella tendría que esperar a poder degustar hasta que el mesero trajera su comida.
– Cuando llegamos aquí a Paris, nuestro padre desapareció misteriosamente, por lo que no sabemos con exactitud que es realmente lo que está haciendo para poder mantener nuestra reputación. Es una historia larga para dormir, por lo que –Inés detenida por su hermana, calló al instante al ver que todo parecía estar en calma pero un poco más allá, estaban argumentando el hermano del apuesto caballero con Juan.
Inés en cambio estaba preguntándose cuando podrían irse del restaurante por lo que podrían seguir con su acostumbrada y aburrida vida en la mansión de Juan, pero por alguna extraña razón, si antes no sentía que molestaba, ahora si. Probablemente Juan quería soledad para estar con alguna dama. Probablemente no era su hermana, o si, aunque si fuera su hermana la elegida, no tendría que estar pidiendo ayuda a unos desconocidos. Juan se volvió un hombre extraño después de que las ayudo a escapar de aquella mujer que al fin y al cabo les destrozo la vida a ella y a su hermana y que precisamente estaba uno de esos hijos deambulando por los baños del mismo restaurante en el que estaban o intentando comer ese mismo día.
-Hermana, necesito excusarme, no aguanto más –Dijo Inés en confidencia con su hermana pero enseguida vio a Juan acercarse a la mesa, no enfurecido pero si disgustado por lo que pudo ver en aquella pesada y clara mirada. Inés no se levantó del asiento. De repente, su necesidad desapareció y entonces volvió a decir que ya no necesitaba ir al lavabo de señoras.
Su hermana asintió y entonces pidió algo más para ambas hermanas mientras Inés jugaba con su cabello de fuego. La música en el ambiente comenzó a caldearse y a contagiarse por cada uno de los comensales que estarían disfrutando de algún manjar especial del cual ahora ella tendría que esperar a poder degustar hasta que el mesero trajera su comida.
Inés Castelló- Hechicero Clase Alta
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Re: Con nuevos enfrentamientos debemos estar [Privado]
Las duras palabras solo se reflejaron en respuestas iguales, ante la mirada del segundo hermano solo hubo una sonrisa cálida y amable mientras sus ojos de ave se posaron sobre aquel hombre que sonreía con un cinismo y descaro mirando hacia la mesa donde se encontraban los dos. Aun cuando estaba viendo a las dos hermanas no dejaba de mantener en su campo visual a aquel que no paraba de observarlos; murmullos que se fueron convirtiendo en rumores llegaron al oído del ave que solo se dedicó a apretar la mandíbula mientras disimula frente a las dos damas.
Mientras tanto, le hermano mayor mantenía una conversación con el amigo de ambos, su plática estaba un poco acalorada por cómo se observaban ambos hombres pero también servía como una cortina para hacer calmar la situación; la mira de ambos hermanos se cruzó en un segundo y fue todo lo que bastó para dejar una comunicación entre los dos, una que sirvió para romper aquel ambiente pesado y tenso que se estaba dando
–No malentienda a mi hermano señorita Julia; él no quiere decir que no le ayudaremos, como dije, es un poco difícil la situación para él, como ponerlo para que no lo mal entienda– meditó lentamente pensando en sus palabras pero no encontró otra más que ser honesto con las damas –Mi hermano le gusta controlar todo, pero no del tipo que da órdenes y hace su voluntad sino más bien del tipo que le gusta saber todo y así poder disponer para que las personas a su alrededor puedan disfrutar plenamente; el era el hijo sucesor y siempre tuvo a un gran grupo de personas a su cuidado, entonces, él sabe muy bien que hacer y cómo debe proceder para mantener segura a las personas y en eso lo ayudo porque yo debía ser su mano derecha, el segundo a suceder; ambos sucederíamos en igual condición y por eso nos apoyábamos– un ligero carraspeo de su garganta que lo aclara –Ustedes jamás serán una molestias, señoritas, solo quiero que entiendan a mi hermano que está preocupado por ustedes, el solo quiere lo mejor para las dos y por eso está molesto porque Juan no le dijo nada acerca de su problema–
Antes de darse cuenta el joven mozo había traído el pedido de las jóvenes con un poco de vino tinto y blanco, mientras que a los hermanos Chevalier había carne a medio cocinar con unos vegetales al vapor y lechuga, una porción enorme de arroz bañada en jugo de naranja. Con una sonrisa agradeció al joven mozo al momento de pedir agua para la joven dama, Inés. En ese momento su hermano y amigo llegan a la mesa mirándose con un desanimo mientras el mayor de los Chevalier terminaba lo que su hermano estaba por decir.
–Si no conocemos el problema ¿Cómo podremos solucionarlo? Aun así puedo comenzar por saber el nombre de su progenitor y que negocios tenía, además de cuáles eran sus amistades más cercanas y si tenía algún enemigo notable, o alguien que les haya amenazado a su padre. Además de que quiero saber la verdad señorita Castelló– abre sus ojos cuando toma una de las copas de vino blanco mirando directamente a la hermana mayor –No nos gusta las mentiras, un engaño, una mentira arruinaría todo, porque al final nos enteraremos y será peor porque no podremos arreglar los daños que se ocasionen– un sorbo de su vino y su hermano solo niega regañándolo entre susurros.
El amigo de ellos les miraba serio pero más que nada a Bran mientras que Ben le dedicaba unas miradas de desapruebo por no detener al mayor.
Mientras tanto, le hermano mayor mantenía una conversación con el amigo de ambos, su plática estaba un poco acalorada por cómo se observaban ambos hombres pero también servía como una cortina para hacer calmar la situación; la mira de ambos hermanos se cruzó en un segundo y fue todo lo que bastó para dejar una comunicación entre los dos, una que sirvió para romper aquel ambiente pesado y tenso que se estaba dando
–No malentienda a mi hermano señorita Julia; él no quiere decir que no le ayudaremos, como dije, es un poco difícil la situación para él, como ponerlo para que no lo mal entienda– meditó lentamente pensando en sus palabras pero no encontró otra más que ser honesto con las damas –Mi hermano le gusta controlar todo, pero no del tipo que da órdenes y hace su voluntad sino más bien del tipo que le gusta saber todo y así poder disponer para que las personas a su alrededor puedan disfrutar plenamente; el era el hijo sucesor y siempre tuvo a un gran grupo de personas a su cuidado, entonces, él sabe muy bien que hacer y cómo debe proceder para mantener segura a las personas y en eso lo ayudo porque yo debía ser su mano derecha, el segundo a suceder; ambos sucederíamos en igual condición y por eso nos apoyábamos– un ligero carraspeo de su garganta que lo aclara –Ustedes jamás serán una molestias, señoritas, solo quiero que entiendan a mi hermano que está preocupado por ustedes, el solo quiere lo mejor para las dos y por eso está molesto porque Juan no le dijo nada acerca de su problema–
Antes de darse cuenta el joven mozo había traído el pedido de las jóvenes con un poco de vino tinto y blanco, mientras que a los hermanos Chevalier había carne a medio cocinar con unos vegetales al vapor y lechuga, una porción enorme de arroz bañada en jugo de naranja. Con una sonrisa agradeció al joven mozo al momento de pedir agua para la joven dama, Inés. En ese momento su hermano y amigo llegan a la mesa mirándose con un desanimo mientras el mayor de los Chevalier terminaba lo que su hermano estaba por decir.
–Si no conocemos el problema ¿Cómo podremos solucionarlo? Aun así puedo comenzar por saber el nombre de su progenitor y que negocios tenía, además de cuáles eran sus amistades más cercanas y si tenía algún enemigo notable, o alguien que les haya amenazado a su padre. Además de que quiero saber la verdad señorita Castelló– abre sus ojos cuando toma una de las copas de vino blanco mirando directamente a la hermana mayor –No nos gusta las mentiras, un engaño, una mentira arruinaría todo, porque al final nos enteraremos y será peor porque no podremos arreglar los daños que se ocasionen– un sorbo de su vino y su hermano solo niega regañándolo entre susurros.
El amigo de ellos les miraba serio pero más que nada a Bran mientras que Ben le dedicaba unas miradas de desapruebo por no detener al mayor.
Bran & Ben Chevalier- Cambiante Clase Alta
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Re: Con nuevos enfrentamientos debemos estar [Privado]
-..¡Agh!...
-¡Julia!
-¡Julia!
Una oportunidad, un acierto.
Julia Castelló, tras mirar a su hermana para disponerse a relatar el porqué de la inminente ayuda de los Chevallier, se disponía a relatar el porqué de tanta prisa, pero lo que salió fue un escueto gemido de dolor de la hoja de un chuchillo clavada en su omoplato izquierdo, atravesando la tela del hermoso vestido carmesí. De un momento a otro, rápidamente Inés buscó con la mirada al culpable, quiso ir hasta él pero Juan rivera la detuvo, manteniéndola cerca de su hermana, ordenándola que se quedara en el sitio.
Comenzó a perder la consciencia, su flujo sanguíneo estaba derramándose lentamente por la apertura del puñal clavado en su espalda. Escuchaba los sollozos nerviosos de Inés, Julia la miró con cierta dificultad – Quítame el puñal…Inés –Dijo a su hermana. Vio a su hermana negar de un lado a otro, no, más sangre sería derramada, más probabilidades tendría su hermana de morir encima de la mesa que de sobrevivir y vivir para desquitarse con el culpable.
Julia chisto de mala gana, pero tal y como era de tozuda, ella mismo, con dificultad, con el brazo bueno que tenía, esforzándose en llegar hasta el puñal, pero sus energías estaban esfumándose rápidamente. Había sido demasiado confiada en haber ido a la comida sin la protección adecuada, volvió a intentar sacárselo pero lo pidió de nuevo a Inés y su hermana estaba sufriendo de verla. Vio como Inés se levantaba, se le acercaba pero tenía tanto miedo encima que no tocaba el puñal – Inés…se clavará más…coge el puñal ¡maldita sea….! ¡Cough! ¡cough! –Julia contuvo el aire hasta el último momento, su hermana tenía que darse prisa si no quería morir en ese restaurante.
Julia Castelló- Hechicero Clase Alta
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Re: Con nuevos enfrentamientos debemos estar [Privado]
Aquello escapaba de su compresión, ¿Qué había ocurrido? Y aun peor ¿por qué? Como es aquello se había dado frente a sus ojos, y era por ello que ambos hermanos no dejaba de observar a las hermanas en silencio tratando de comprender entre sus miradas las razones de sus comportamientos. Bran sostuvo su copa sin dejar de ver a la hermana mayor mientras Ben trataba de ayudar en lo posible, más una mirada a su hermano bastó para comprender en el silencio que no debían hacer nada, por el momento.
Su amigo le miró reprochándole su actitud, pero él bien conocía como eran los Chevalier caballeros y de buen trato siempre y cuando no se les ocultar nada, de lo contrario su trato se volvía frio e indiferente, más, aun así corrió él a ayudar a sus invitadas y protegidas viendo con seriedad el actuar de los hermanos. Bran sabía que faltaba poco para recibir el regaño de su amigo y antes que ello ocurra soltó su copa de vino mirando a las dos mujeres
–Ven a lo que me refiero, señoritas, si ustedes no confían en nosotros como podemos nosotros hacerlo. No sabemos en qué nos estamos metiendo aun con la seguridad de nuestro amigo nada nos garantiza que ustedes estén a salvo si no nos dicen la verdad, ¿tan difícil es? En caso de que así sea, no hay más que hablar– se levanta de la mesa mirando a su hermano menor –Encargarte del resto, yo iré a hacer los preparativos para nuestras invitadas – con una cortés reverencia de despide de las mujeres y de su amigo con una palabra al aire “luego”. Eso indicaba que más tarde tendrían una larga y tediosa conversación. Ben carraspeo tratando de ayudarlas pero se mantuvo al margen pues contenía aun las palabras de su hermano –lamento ello, pero esto no quiere decir que no las ayudaremos, se mudaran a una villa que tenemos en las afueras de la ciudad por la zona de bosques, ahí casi nadie va pues está bien alejada y oculta entre la espesura del bosque, por lo tanto estarán a salvo, lastimosamente vivirán solas, porque no podremos vivir con ustedes por lo mismo que ha dicho mi hermano, no se preocupen, él y yo volveremos a la ciudad a nuestra otra casa, hasta que podamos sacarlas del país a otro lugar con nuevas identidades. Tranquilas somos expertos en ello, ya– sonríe levantándose dejando una cantidad espantosa en la mesa.
–Disfruten la cena, esto va por cuenta de nosotros, Juan, un gusto espero que nos volvamos a ver, me gustaría leer los nuevos libros que has adquirido, espero que sobrepasen los que yo he adquirido– Bromea con su amigo antes de retirarse con su educación de por medio, siguiendo a su hermano.
Su amigo le miró reprochándole su actitud, pero él bien conocía como eran los Chevalier caballeros y de buen trato siempre y cuando no se les ocultar nada, de lo contrario su trato se volvía frio e indiferente, más, aun así corrió él a ayudar a sus invitadas y protegidas viendo con seriedad el actuar de los hermanos. Bran sabía que faltaba poco para recibir el regaño de su amigo y antes que ello ocurra soltó su copa de vino mirando a las dos mujeres
–Ven a lo que me refiero, señoritas, si ustedes no confían en nosotros como podemos nosotros hacerlo. No sabemos en qué nos estamos metiendo aun con la seguridad de nuestro amigo nada nos garantiza que ustedes estén a salvo si no nos dicen la verdad, ¿tan difícil es? En caso de que así sea, no hay más que hablar– se levanta de la mesa mirando a su hermano menor –Encargarte del resto, yo iré a hacer los preparativos para nuestras invitadas – con una cortés reverencia de despide de las mujeres y de su amigo con una palabra al aire “luego”. Eso indicaba que más tarde tendrían una larga y tediosa conversación. Ben carraspeo tratando de ayudarlas pero se mantuvo al margen pues contenía aun las palabras de su hermano –lamento ello, pero esto no quiere decir que no las ayudaremos, se mudaran a una villa que tenemos en las afueras de la ciudad por la zona de bosques, ahí casi nadie va pues está bien alejada y oculta entre la espesura del bosque, por lo tanto estarán a salvo, lastimosamente vivirán solas, porque no podremos vivir con ustedes por lo mismo que ha dicho mi hermano, no se preocupen, él y yo volveremos a la ciudad a nuestra otra casa, hasta que podamos sacarlas del país a otro lugar con nuevas identidades. Tranquilas somos expertos en ello, ya– sonríe levantándose dejando una cantidad espantosa en la mesa.
–Disfruten la cena, esto va por cuenta de nosotros, Juan, un gusto espero que nos volvamos a ver, me gustaría leer los nuevos libros que has adquirido, espero que sobrepasen los que yo he adquirido– Bromea con su amigo antes de retirarse con su educación de por medio, siguiendo a su hermano.
Bran & Ben Chevalier- Cambiante Clase Alta
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