Nuevos tiempos, viejos amigos [Privado]

por **Esteban Valenzuela** Miér Mar 16, 2016 11:44 pm

Taberna || 20:00 horas || Frío

Se coloca un abrigo lo suficientemente largo para cubrir el aire que golpea contra su cuerpo, mientras va caminando por las calles parisinas, esa ciudad le ha acogido de la mejor forma, aunque sus caminos van y vienen de España con la frecuencia necesaria, sabe que nunca podrá dejar aquél lugar, no porque no quiera, sino porque en verdad no puede, hay lazos que le unen y que respeta, sin embargo, debe aceptar que estar lo más lejos de aquellos que le conocen le hace descansar lo más posible.

Toma uno de sus puros y lo enciende, dejando atrás el bullicio de las grandes avenidas, que apenas si se van apagando poco a poco conforme la luz natural se ve reemplazada por algunas farolas que encienden en las aceras, aunque no todas funcionan, dejando grandes trechos oscurecidos, sin saber que aguarda en aquellos sitios. Va a un encuentro. Nada furtivo, nada fuera de lo común, a pesar de que le gusta huir de la gente, realmente en muchas otras ocasiones está bien ver una cara conocida, que recuerde que hay cosas que valen la pena hacer y que perteneces a algo, así era con Esteban, a veces huía, otras volvía, era un ir y venir que no le agotaba, pues era su forma de vivir.

Al llegar a la taberna, se adentró en el lugar, no había estado ahí en otros tiempos y a pesar de que era demasiado discreto, había accedido a encontrarse ahí con Drake, se suponía que tendrían que verse en la noche, siempre eran así sus encuentros, cuando la luna era lo que estaba firme en el cielo estrellado, pero al Duque no le molestaba, así era cuando podía ver a su amigo sin ningún problema, pues nadie interrumpía sus charlas, podía prestarle la atención adecuada y tomando en cuenta que tenía bastante tiempo que no le veía.

Se habían hecho bastante buenos amigos hace un par de años, en los que a pesar de ser como agua y aceite, pero tal vez era precisamente lo que les hacía llevarse bien, pues mientras Esteban era bastante cuadrado, Drake le empujaba a que fuera un poco más desgarbado y en ocasiones le servía para no tener aquella rigidez en las facciones. Pidió un whisky mientras esperaba que el hombre de cabellos rubios apareciera por el lugar, el olor a alcohol era más que evidente en el sitio y Esteban se mantenía con la atención puesta en todos lados. Debía cuidar sus propias espaldas.

por **Alrik Ragnvald** Dom Abr 17, 2016 1:19 pm

“¿Qué cosa más grande
que tener a alguien
con quien te atrevas
a hablar como contigo mismo?...”
(Cicerón).

La nocturna estaba tranquila en su esencia, aunque el frío se denotaba muy fuertemente entre los Seres. Yo, por mi parte, caminaba con la cabeza puesta en los ojos de mi amigo Esteban. Así es… hace años que no le veía, y como todo pasa por algo… no es coincidencia que nos hayamos reunido en la tormentosa París. A la vista de todos Esteban parece ser un humano cualquiera, más no para mí, aquél hombre es el único que me ha escuchado a lo largo de mis años, jamás se ha puesto a indagar en mis secretos o en mi misterio, yo siempre he sido quien la ha dialogado con respecto a cosas puntuales de mí no-vida y nada más. No es un humano invasivo para mi naturaleza, como muchos otros que han querido tomar su lugar. Pero no, Esteban tiene un lugar en la Muerte… y es aquí donde él puede buscarme cuánto desee, nunca le he prohibido nada. Somos libres entre nosotros, y ningún tabú, ningún protocolo ha podido separarnos nunca.

Harto cariño ha nacido en mi carne muerta, con respecto a mi amigo Esteban; y ésta noche como si los años no pasaran, aunque para mí está claro que no pasan a diferencia de él; será como cualquier otra noche en la que he disfrutado de su compañía fraternal. A medida en que mis pasos iban acercándose a la taberna, pude percibir el aroma de la sangre de Esteban, sus manos y labios tocando el vidrio del vaso de whisky que se ha pedido, observando la bohemia, buscando allí…. Mi presencia. Él es un hombre sano, a mi vista vive su vida humana como cualquier otro Ser con sus horizontes claros, aquello también es una de las razones por las cuáles es mi amigo. Las riquezas no le han hecho caer en la miseria de la soberbia, incita su carne a develarse a sí mismo como lo que es.

Al entrar los aromas dentro de la taberna, no se comparaban con el de mi amigo. El lazo que se tiene desde tiempos pasados ya, es mucho más dulce que el de la sangre humana que se me entregaba por montones en aquél lugar. Más yo, dirigí mi vista hacia una sola criatura…
“…Esteban , Esteban, Esteban… como estás mi amigo Esteban.” –dije en el rincón de mi mente silenciosa, y observé sus detalles, que entre sorbos, elegancia y sonrisas… deleita a los presentes, a las mujeres y a los hombres…

Acercándome hasta él, antes de tomar mi lugar a su lado di un apretón de manos fuertemente y a sus ojos miré, lo que ya venía viendo durante mi largo caminar, saliendo desde mi castillo: Un Reencuentro.

-Mi viejo amigo…- susurré con mi voz grave, gentil y elegante, mientras que dándole un abrazo, me senté a su lado y pedí rápidamente al mesero que me trajera un vino tinto…
-Verte de nuevo, me complace mi estimado…- dije esbozando una media sonrisa a Esteban.

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