AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Nuevo comienzo, nuevos amigos [Privado]
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Nuevo comienzo, nuevos amigos [Privado]
Los días eran mucho más alegras desde que Autumn encontrara finalmente alguien que estaba dispuesta a ser su maestra en hechicería. Lavern era tan buena con ella, le trataba como si le conociera de toda la vida, eso a pesar de que llevaban escasas dos semanas desde su primer encuentro en las mismas calles que ahora la bruja transitaba alegre y despreocupada. Desde que sus entrenamientos con Lavern iniciaran, se sentía mucho menos temerosa que antes, como si pudiera enfrentar todo lo que se le atravesaba además de que la presencia de la otra bruja le animaba a hacer cosas que antes no había esperado. En un intento por vivir de una manera mucho más digna, Autumn se había decidido a buscar un trabajo, un lugar para vivir que no fueran las calles y por supuesto, amigos. Ya en ocasiones anteriores se había hecho de algunos amigos y amigas, siempre personas que compartían algo en común con ella, la magia. En esta ocasión por lo tanto, no sería la excepción, y si bien Autumn deseaba encontrar con quien compartir aventuras, ese día estaba concentrada en encontrar primero que nada un trabajo.
La bruja llegó no solo a uno, sino a varios sitios donde se ostentaban carteles con anuncios sobre el requerimiento de ayuda; varios fueron los establecimientos que visito y en todos y cada uno fue terriblemente rechazada por diversos motivos, así que cabizbaja y sin toda la emoción que llevara antes, Autumn salió del ultimo establecimiento que pensaba visitar cuando sus ojos terminaron por posarse, al igual que había sucedido con Lavern, en una joven con un aura mágica hermosa. La hechicera siguió con la mirada a aquella chica y por una segunda ocasión, guiada por una corazonada, se apresuro a seguirle. Era evidente que Autumn no era una joven muy común, hacía las cosas de una manera un tanto apresuradas y se ponía en peligro a si misma una y otra vez, aún así, confiaba plenamente en sus impulsos. Presurosa llegó al lado de la joven del cabello rubio y la paso apenas por unos pasos, todo para ponerse frente a ella y hablarle con una enorme sonrisa en el rostro.
– Hola, ¿Estas muy ocupada? Creo que podríamos ser amigas y me gustaría hablar un poco contigo – era mucho más cuidadosa al momento de hablar de sus poderes, motivo por el que no los menciono para nada, ya que daba por sentado que la chica vería el aura mágica que despedía y se daría cuenta de que pertenecían al mismo circulo – Se que esto es repentino, pero te aseguro que seriamos grandes amigas – su seguridad era absoluta y la alegría que perdiera momentos antes, llegaba de nuevo a ella. Quizás aquel día no era el indicado para haber buscado el trabajo, sino que era el día de encontrar una nueva amiga.
La bruja llegó no solo a uno, sino a varios sitios donde se ostentaban carteles con anuncios sobre el requerimiento de ayuda; varios fueron los establecimientos que visito y en todos y cada uno fue terriblemente rechazada por diversos motivos, así que cabizbaja y sin toda la emoción que llevara antes, Autumn salió del ultimo establecimiento que pensaba visitar cuando sus ojos terminaron por posarse, al igual que había sucedido con Lavern, en una joven con un aura mágica hermosa. La hechicera siguió con la mirada a aquella chica y por una segunda ocasión, guiada por una corazonada, se apresuro a seguirle. Era evidente que Autumn no era una joven muy común, hacía las cosas de una manera un tanto apresuradas y se ponía en peligro a si misma una y otra vez, aún así, confiaba plenamente en sus impulsos. Presurosa llegó al lado de la joven del cabello rubio y la paso apenas por unos pasos, todo para ponerse frente a ella y hablarle con una enorme sonrisa en el rostro.
– Hola, ¿Estas muy ocupada? Creo que podríamos ser amigas y me gustaría hablar un poco contigo – era mucho más cuidadosa al momento de hablar de sus poderes, motivo por el que no los menciono para nada, ya que daba por sentado que la chica vería el aura mágica que despedía y se daría cuenta de que pertenecían al mismo circulo – Se que esto es repentino, pero te aseguro que seriamos grandes amigas – su seguridad era absoluta y la alegría que perdiera momentos antes, llegaba de nuevo a ella. Quizás aquel día no era el indicado para haber buscado el trabajo, sino que era el día de encontrar una nueva amiga.
Autumn Di Moncalieri- Hechicero Clase Alta
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Re: Nuevo comienzo, nuevos amigos [Privado]
Mieri caminaba desde temprano como cada día en busca de fruta fresca o cualquier otra cosa que fuese una buena idea llevar a la casona. Siempre se encontraba con algo que le llamaba fuertemente la atención, aunque no fuese ella la que finalmente fuese a disfrutar de dicha cosa, la compraba con aquellas monedas destinadas a la compra de víveres que necesitaban las cocineras. La muchacha siempre con un cesto colgando de su brazo y una bonita capa de color verde seda, paseaba por entre los puestos del mercado que iban más allá de las callejuelas, introduciéndose incluso en lo más selecto de París.
Mieri paró su paso en seco y en lugar de gritar por el susto que se había llevado, aquello causó el efecto contrario; tomó tanto aire que la dejó muda.
No sabía qué le había sorprendido más, si el hecho de que la asaltaran en plena calle o el que aquella muchacha pareciese conocerla de antes. El simple hecho de querer comenzar una relación tan rápida la abrumó tanto que en lugar de echar a correr sintió el terrible impulso de abrazarla.
- No… yo… No sé quién eres! – Dijo atropelladamente, pues era tanta la confusión que parecía que había perdido hasta la capacidad de coordinar su voz con lo que realmente pensaba.
No le gustaba que la gente le mirase, pero algunos se giraron para entender la conversación que ambas mantenían, lo cual hizo que Mieri avanzase unos cuantos pasos para deshacerse del gentío y así poder expresarse como bien le viniera.
- No sé qué es lo que quieres, no tengo nada para darte, lo siento… - Dijo con un hilo de voz. Mieri pensó que no podía tratarse de una ladrona, era demasiado lindo lo que aquella muchacha le transmitía, aunque ni siquiera supiese el cómo expresarlo. Quizás era algo parecido a lo que veía en Emhyr, salvo que lo que veía de él era una completa atracción y fiereza en cada sorbo de aire que tomaba y sin embargo en aquella muchacha sentía algo que podía dar veracidad a lo que la muchacha intentaba decirle. - ¿Quién eres? Quizás si no fueras por ahí asaltando a la gente no te habría tomado por una ladrona. – Dijo ajustando la capa sobre sus hombros, no sabía por qué le recordaba a Emhyr si viéndolos mejor… eran como el agua y el aceite. Emhyr… desde el día que lo conoció, solo le han ocurrido cosas extrañas.
Mieri paró su paso en seco y en lugar de gritar por el susto que se había llevado, aquello causó el efecto contrario; tomó tanto aire que la dejó muda.
No sabía qué le había sorprendido más, si el hecho de que la asaltaran en plena calle o el que aquella muchacha pareciese conocerla de antes. El simple hecho de querer comenzar una relación tan rápida la abrumó tanto que en lugar de echar a correr sintió el terrible impulso de abrazarla.
- No… yo… No sé quién eres! – Dijo atropelladamente, pues era tanta la confusión que parecía que había perdido hasta la capacidad de coordinar su voz con lo que realmente pensaba.
No le gustaba que la gente le mirase, pero algunos se giraron para entender la conversación que ambas mantenían, lo cual hizo que Mieri avanzase unos cuantos pasos para deshacerse del gentío y así poder expresarse como bien le viniera.
- No sé qué es lo que quieres, no tengo nada para darte, lo siento… - Dijo con un hilo de voz. Mieri pensó que no podía tratarse de una ladrona, era demasiado lindo lo que aquella muchacha le transmitía, aunque ni siquiera supiese el cómo expresarlo. Quizás era algo parecido a lo que veía en Emhyr, salvo que lo que veía de él era una completa atracción y fiereza en cada sorbo de aire que tomaba y sin embargo en aquella muchacha sentía algo que podía dar veracidad a lo que la muchacha intentaba decirle. - ¿Quién eres? Quizás si no fueras por ahí asaltando a la gente no te habría tomado por una ladrona. – Dijo ajustando la capa sobre sus hombros, no sabía por qué le recordaba a Emhyr si viéndolos mejor… eran como el agua y el aceite. Emhyr… desde el día que lo conoció, solo le han ocurrido cosas extrañas.
Mieri G. Milanova- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 13/01/2014
Re: Nuevo comienzo, nuevos amigos [Privado]
El exceso de energía que Autumn solía presentar era lo que la volvía más una chiquilla que una mujer adulta que tenía que responsabilizarse por sus actos, era quizás por eso que muchas personas la miraban con extrañeza cuando se comportaba de determinadas maneras y aunque aquellos que estaban destinados a ser parte de su circulo social no encontraban ni extraña, ni abrupta la manera de la joven hechicera de actuar, si les había resultado sospechosa y hasta en cierto grado agresiva la primera vez que tuvieron contacto con la hechicera. Y en ese día en particular parecía no ser la excepción pues si bien Autumn llevaba algunos planes, esos dieron todo un giro cuando descubrió el aura de quien creía podía ser alguien más en su pequeño circulo social. Con una entusiasmo arrollador y una sonrisa fue que asalto a una chica de cabellos rubios que termino por únicamente mirarle unos segundos antes de dar una respuesta negativa ante lo que la hechicera creía como una buena idea.
La chica se retiro algunos pasos mientras que la bruja permaneció estática en su sitio. La francesa notaba la mirada de algunas personas sobre ella pero eso no le importaba en lo más mínimo, de hecho lo que la había afectado era recibir una negativa de parte de alguien que parecía ser tan buena.
– Yo no quiero nada de ti, solo que pensé que podíamos ser amigas y llevarnos bien – se encogió de hombros sintiendo por primera vez la culpabilidad de sus actos tan impulsivos – Mi nombre es Autumn De Lacour y mis intenciones no son para nada malas, ¿Cuál es tu nombre? – pregunto con la voz ya sin la felicidad de segundos atrás y ¿Cómo ser feliz cuando te dabas cuenta de que hacías algo que los demás mal interpretaban? Autumn en pocas ocasiones llegaba a hacer algo malo, quizás solo robar un poco de comida y libros de hechizos que nadie ocupaba pero desde que Lavern se convirtiera en su mentora, eso había quedado en el pasado – Yo nunca te robaría – sus mejillas estaban encendidas de la pena que pensar en robar nuevamente le generaba – y perdóname si fui muy abrupta, lo que pasa es que estaba de muy buen humor y no me di cuenta de que acercarme así no era la mejor manera – pero para ser sinceros, esa era la única manera que ella conocía para acercarse a la gente – ¿Podemos charlar un poco? Prometo que no volveré a asustarte y que me mantendré a una distancia prudente si temes que te robe – en el hecho de que la joven hubiera vuelto a hablarle vio la posibilidad de un nuevo intento para mostrar que podían ser amigas.
La chica se retiro algunos pasos mientras que la bruja permaneció estática en su sitio. La francesa notaba la mirada de algunas personas sobre ella pero eso no le importaba en lo más mínimo, de hecho lo que la había afectado era recibir una negativa de parte de alguien que parecía ser tan buena.
– Yo no quiero nada de ti, solo que pensé que podíamos ser amigas y llevarnos bien – se encogió de hombros sintiendo por primera vez la culpabilidad de sus actos tan impulsivos – Mi nombre es Autumn De Lacour y mis intenciones no son para nada malas, ¿Cuál es tu nombre? – pregunto con la voz ya sin la felicidad de segundos atrás y ¿Cómo ser feliz cuando te dabas cuenta de que hacías algo que los demás mal interpretaban? Autumn en pocas ocasiones llegaba a hacer algo malo, quizás solo robar un poco de comida y libros de hechizos que nadie ocupaba pero desde que Lavern se convirtiera en su mentora, eso había quedado en el pasado – Yo nunca te robaría – sus mejillas estaban encendidas de la pena que pensar en robar nuevamente le generaba – y perdóname si fui muy abrupta, lo que pasa es que estaba de muy buen humor y no me di cuenta de que acercarme así no era la mejor manera – pero para ser sinceros, esa era la única manera que ella conocía para acercarse a la gente – ¿Podemos charlar un poco? Prometo que no volveré a asustarte y que me mantendré a una distancia prudente si temes que te robe – en el hecho de que la joven hubiera vuelto a hablarle vio la posibilidad de un nuevo intento para mostrar que podían ser amigas.
Autumn Di Moncalieri- Hechicero Clase Alta
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Re: Nuevo comienzo, nuevos amigos [Privado]
Mieri se quedo paralizada. Muy lejos de sentir ese terror previo a que la asaltaran, ahora se sentía culpable por haber sido tan prejuiciosa con aquella muchacha. Era cierto que Mieri nunca pensaba más de la cuenta antes de hacer, simplemente hacía lo primero que se le pasase por la cabeza, de ahí que luego anduviera disculpándose por cualquier error que cometiera.
- Yo... Espera! No quise decir eso. - Avanzó unos pasos hasta recortar la distancia impuesta por la otra chica y tomó su mano con ambas, aún sosteniendo el cesto repleto de frutas, flores e hilo de colores, del cual prendía casualmente una hebra de color rojo. - En serio, disculpame, no quería que te sintieras mal, es sólo que no estoy acostumbrada a... hacer amigas tan rápido. - Mieri se echó a reír avergonzada, negando y bajando un poco la mirada, pero sin dejar de mostrar esa sonrisa tan característica suya. Aunque ella siempre recorriese los lugares más frecuentados por comerciantes, no solía ir mas allá de un amable saludo al llegar y unas palabras amables al anciano del puesto de frutas que solía regalarle una manzana cada mañana; no era que fuese haciendo amigos ni tampoco que se negase a tenerlos, simplemente tenía mucho que hacer que nunca se preocupó de tener un círculo de amigos ccomo toda muchacha de su edad. Jamás había compartido vestidos, ni tampoco largas conversaciones bajo la abrumadora luz del sol.
Mieri pestañeo varias veces, sin darse cuenta de que se había quedado en silencio desde hacdía bastante rato. - Disculpa, me fui a las nubes otra vez. - Su tez seria, se volvió sonrisa nuevamente, cada vez eran más largos esos viajes que se hacdía sin pretenderlo, lo cual la molestaba en ocasiones, porque llegado a un momento no sabía si era real o era una simple ensoñación. - ¿Qué te parece si me acompañas un rato? Me mandaron a hacer recados, así que no puedo alejarme mucho del centro. - Comentó ésta vez más tranquila, curiosamente cómoda. - Por cierto, mi nombre es Mieri. - Omitió el apellido pues en realidad no tenía sino uno prestado por si algún día fueran a reclamarla. Mieri caminó lentamente por entre los puestos, porque aunque ya hubiese comprado lo necesario, nunca sabía con qué cosa nueva podría encontrarse. - ¿Vives cerca? - Preguntó a la muchacha, curiosa ahora por todo lo que podría llegar a conocer de ella, ya que nunca había tenido una amiga.
- Yo... Espera! No quise decir eso. - Avanzó unos pasos hasta recortar la distancia impuesta por la otra chica y tomó su mano con ambas, aún sosteniendo el cesto repleto de frutas, flores e hilo de colores, del cual prendía casualmente una hebra de color rojo. - En serio, disculpame, no quería que te sintieras mal, es sólo que no estoy acostumbrada a... hacer amigas tan rápido. - Mieri se echó a reír avergonzada, negando y bajando un poco la mirada, pero sin dejar de mostrar esa sonrisa tan característica suya. Aunque ella siempre recorriese los lugares más frecuentados por comerciantes, no solía ir mas allá de un amable saludo al llegar y unas palabras amables al anciano del puesto de frutas que solía regalarle una manzana cada mañana; no era que fuese haciendo amigos ni tampoco que se negase a tenerlos, simplemente tenía mucho que hacer que nunca se preocupó de tener un círculo de amigos ccomo toda muchacha de su edad. Jamás había compartido vestidos, ni tampoco largas conversaciones bajo la abrumadora luz del sol.
Mieri pestañeo varias veces, sin darse cuenta de que se había quedado en silencio desde hacdía bastante rato. - Disculpa, me fui a las nubes otra vez. - Su tez seria, se volvió sonrisa nuevamente, cada vez eran más largos esos viajes que se hacdía sin pretenderlo, lo cual la molestaba en ocasiones, porque llegado a un momento no sabía si era real o era una simple ensoñación. - ¿Qué te parece si me acompañas un rato? Me mandaron a hacer recados, así que no puedo alejarme mucho del centro. - Comentó ésta vez más tranquila, curiosamente cómoda. - Por cierto, mi nombre es Mieri. - Omitió el apellido pues en realidad no tenía sino uno prestado por si algún día fueran a reclamarla. Mieri caminó lentamente por entre los puestos, porque aunque ya hubiese comprado lo necesario, nunca sabía con qué cosa nueva podría encontrarse. - ¿Vives cerca? - Preguntó a la muchacha, curiosa ahora por todo lo que podría llegar a conocer de ella, ya que nunca había tenido una amiga.
Mieri G. Milanova- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 13/01/2014
Re: Nuevo comienzo, nuevos amigos [Privado]
Los ojos de Autumn se posaron sobre su posible nueva amiga, quien de un movimiento tomo la mano de la bruja y para disculparse de manera sincera de lo antes acontecido. Ante las palabras de la joven y su manera tan natural de admitir la dificultad que le simbolizaba hacer amigas, Autumn rió.
– A ti puede costarte mucho pero como ya te has dado cuenta es algo que se me da fácil y no eres la primera que se asusta cuando aparezco de la nada – admitió aquello con la misma sinceridad que la joven. La bruja solía confiar demasiado en algunas personas pero estaba segura de que la chica de los cabellos rubios, era una que no le decepcionaría y que incluso a Lavern le agradaría conocerla, mucho más por esa aura mágica tan pura que emergía de ella.
El silencio entre ambas se hizo algo largo pero si algo fue capaz de aprender la bruja al lado de Lavern es que en algunas ocasiones el silencio era el mejor compañero de una persona o algo necesario en una conversación, así que mientras pasaba ese momento, Autumn mantuvo una sonrisa animada y sus ojos se dedicaron a observar lo bonita que era la joven frente a ella; no lo decía solo por la pureza de su aura sino porque también poseía una sonrisa hermosa y una rostro angelical. Tan perdida se quedo la bruja en sus propios pensamientos que la voz ajena la sobresalto de manera ligera.
– Descuida… – sus mejillas se enrojecieron de pena – Yo también me he quedado pensando en cualquier cosa, lo lamento – aseguró desviando la mirada un segundo y aclarándose la garganta un poco para responder a quien ahora se presentaba con el nombre de Mieri y le invitaba a andar con ella un rato – Tienes un nombre sumamente bonito – sonrió – y claro, me gustaría mucho poder acompañarte y ayudarte en lo que necesites hacer – dispuesta y alegre, fue que sus pasos se reiniciaron, siguiendo los de Mieri.
– Mmmmm… pues no vivo muy cerca pero tampoco vivo muy lejos – observo de reojo a su compañera mientras andaban – Lo que pasa es que mi situación de casa es algo complicada porque suelo quedarme en casa de una amiga algunas ocasiones y otras me quedo en algunos albergues cercanos ya que no es seguro que este en mi casa ahora y quizás nunca lo sea – su hogar debía estar vigilado por inquisidores y pese a tener la ayuda de Lavern, Autumn aún pasaba días en las calles, todo debido a que no deseaba ser una carga para su maestra y amiga, quien de manera desinteresada le abrió no solo las puertas de su corazón a la joven bruja, sino también las de su casa – ¿Tu vives cerca? ¿Qué recados te enviaron a hacer? Quizás pueda ayudarte haciendo algo – las palabras cargadas de la peculiar energía de Autumn fluyeron por aire, haciendo que algunas personas las observaran y sonrieran ante la visión de dos jóvenes amigas.
– A ti puede costarte mucho pero como ya te has dado cuenta es algo que se me da fácil y no eres la primera que se asusta cuando aparezco de la nada – admitió aquello con la misma sinceridad que la joven. La bruja solía confiar demasiado en algunas personas pero estaba segura de que la chica de los cabellos rubios, era una que no le decepcionaría y que incluso a Lavern le agradaría conocerla, mucho más por esa aura mágica tan pura que emergía de ella.
El silencio entre ambas se hizo algo largo pero si algo fue capaz de aprender la bruja al lado de Lavern es que en algunas ocasiones el silencio era el mejor compañero de una persona o algo necesario en una conversación, así que mientras pasaba ese momento, Autumn mantuvo una sonrisa animada y sus ojos se dedicaron a observar lo bonita que era la joven frente a ella; no lo decía solo por la pureza de su aura sino porque también poseía una sonrisa hermosa y una rostro angelical. Tan perdida se quedo la bruja en sus propios pensamientos que la voz ajena la sobresalto de manera ligera.
– Descuida… – sus mejillas se enrojecieron de pena – Yo también me he quedado pensando en cualquier cosa, lo lamento – aseguró desviando la mirada un segundo y aclarándose la garganta un poco para responder a quien ahora se presentaba con el nombre de Mieri y le invitaba a andar con ella un rato – Tienes un nombre sumamente bonito – sonrió – y claro, me gustaría mucho poder acompañarte y ayudarte en lo que necesites hacer – dispuesta y alegre, fue que sus pasos se reiniciaron, siguiendo los de Mieri.
– Mmmmm… pues no vivo muy cerca pero tampoco vivo muy lejos – observo de reojo a su compañera mientras andaban – Lo que pasa es que mi situación de casa es algo complicada porque suelo quedarme en casa de una amiga algunas ocasiones y otras me quedo en algunos albergues cercanos ya que no es seguro que este en mi casa ahora y quizás nunca lo sea – su hogar debía estar vigilado por inquisidores y pese a tener la ayuda de Lavern, Autumn aún pasaba días en las calles, todo debido a que no deseaba ser una carga para su maestra y amiga, quien de manera desinteresada le abrió no solo las puertas de su corazón a la joven bruja, sino también las de su casa – ¿Tu vives cerca? ¿Qué recados te enviaron a hacer? Quizás pueda ayudarte haciendo algo – las palabras cargadas de la peculiar energía de Autumn fluyeron por aire, haciendo que algunas personas las observaran y sonrieran ante la visión de dos jóvenes amigas.
Autumn Di Moncalieri- Hechicero Clase Alta
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Re: Nuevo comienzo, nuevos amigos [Privado]
"La necesitas. Es ella. Quédate, abrázala, cómetela a besos, disfruta, ríe, respira y vive". Esas eran las palabras que diría su cuerpo si éste hablase. Su compaía le provocaba constante hormigueo en la punta de sus dedos y no era para nada desagradable... Era como si siempre la hubiese estado esperando, extraña sensación tratándose de una muchacha a la que acababa de conocer, pero inigualable y aunque sus instintos estuviesen desbocados... sabía que estaba haciéndo lo correcto cuando sus actos la llevaban a seguir junto a ella en lugar de alejarse como haría cualquier otra persona en su sano juicio; era como si sus dedos hubiesen sido creados para estar entrelazados por siempre. No era amor, era una inevitable y extrema sensación de comodidad.
- Viv... Tabajo cerca, es allí dónde vivo. - Dijo luego de trabarse, ya que no era justo decir que aquel fuera un hogar convencional, sino un mero cobijo para resguardarse del frío de la calle. - Todas las mañanas me levanto temprano para venir al mercado, siempre doy un paseo y espero a que los puestos estén abiertos y haya algo de gente. No sé, pero me gusta mucho el ambiente que hay aquí. - Mieri sonrió tan risueña como era cuando se encontraba cómoda y aquel era el caso. Guiando su mano junto a la de la chica, la llevó hasta algunos puestos de fruta, con la esperanza de comprar algo para su nueva amiga. Se paró y observó un montón de peras dulces y le pidió al tendero la que más arriba se encontraba. Le dió el dinero, pero éste se negó a tomarlo y con una sonrisa le regaló dicha fruta que no dudó en regalar a su nueva amiga. - Las llaman peras de agua, con tan sólo un bocado se te llena la boda de rica fruta! - El hombre sonrió y al ver dicho acto por parte de la rubia, decidió regalarle otra fruta idéntica para que ninguna de las dos se quedase sin aquel pedazo de cielo. La gente comenzó a desviarse de los otros puestos para acudir a aquel, no por nada, sino por el simple hecho de haber escuchado la explicación tan deliciosa de la rubis sobre dicha fruta y su increíble sabor. - Muchas gracias, señor! - Dijo y entre risas, se apartó junto con autumn del tumulto que se regodeaba en los puestos. - ¿Nos sentamos allá? - Señaló justo hacia una pequeña escalinata a escasos metros del mercado, pero bien cómoda para estar un rato conversando. Mieri sentía que debía de hablar harto con ella, como si llevasen siendo amigas mucho tiempo y no se hubiesen visto en años y ahora tuvieran que ponerse al día. No sentía que hubiese peligro alguno, era como si con ella, pudiera ser ella misma, sin inhibiciones.
Mieri se sentó, haciendo gesto a Autumn para que se sentase en el mismo peldaño que ella y así pudiese disfrutar de aquella fruta sin miedo a que se le cayese. - No... No me dejan llevar a nadie, no es que hubiese tenido amigas antes, pero las normas son muy estrictas.- Dijo retomando la conversación anterior y luego de pensar, levantó la mirada hasta encontrarse con la de su nueva amiga, tal y como si se le hubiese ocurrido la mejor idea de todas. - ¿Tienes una escalera?
- Viv... Tabajo cerca, es allí dónde vivo. - Dijo luego de trabarse, ya que no era justo decir que aquel fuera un hogar convencional, sino un mero cobijo para resguardarse del frío de la calle. - Todas las mañanas me levanto temprano para venir al mercado, siempre doy un paseo y espero a que los puestos estén abiertos y haya algo de gente. No sé, pero me gusta mucho el ambiente que hay aquí. - Mieri sonrió tan risueña como era cuando se encontraba cómoda y aquel era el caso. Guiando su mano junto a la de la chica, la llevó hasta algunos puestos de fruta, con la esperanza de comprar algo para su nueva amiga. Se paró y observó un montón de peras dulces y le pidió al tendero la que más arriba se encontraba. Le dió el dinero, pero éste se negó a tomarlo y con una sonrisa le regaló dicha fruta que no dudó en regalar a su nueva amiga. - Las llaman peras de agua, con tan sólo un bocado se te llena la boda de rica fruta! - El hombre sonrió y al ver dicho acto por parte de la rubia, decidió regalarle otra fruta idéntica para que ninguna de las dos se quedase sin aquel pedazo de cielo. La gente comenzó a desviarse de los otros puestos para acudir a aquel, no por nada, sino por el simple hecho de haber escuchado la explicación tan deliciosa de la rubis sobre dicha fruta y su increíble sabor. - Muchas gracias, señor! - Dijo y entre risas, se apartó junto con autumn del tumulto que se regodeaba en los puestos. - ¿Nos sentamos allá? - Señaló justo hacia una pequeña escalinata a escasos metros del mercado, pero bien cómoda para estar un rato conversando. Mieri sentía que debía de hablar harto con ella, como si llevasen siendo amigas mucho tiempo y no se hubiesen visto en años y ahora tuvieran que ponerse al día. No sentía que hubiese peligro alguno, era como si con ella, pudiera ser ella misma, sin inhibiciones.
Mieri se sentó, haciendo gesto a Autumn para que se sentase en el mismo peldaño que ella y así pudiese disfrutar de aquella fruta sin miedo a que se le cayese. - No... No me dejan llevar a nadie, no es que hubiese tenido amigas antes, pero las normas son muy estrictas.- Dijo retomando la conversación anterior y luego de pensar, levantó la mirada hasta encontrarse con la de su nueva amiga, tal y como si se le hubiese ocurrido la mejor idea de todas. - ¿Tienes una escalera?
Mieri G. Milanova- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 13/01/2014
Re: Nuevo comienzo, nuevos amigos [Privado]
Las relaciones entre personas con habilidades mágicas eran algo peculiares. Podían pasar de ser desconocidos a conocidos de un momento a otro, todo debido a lo que sus poderes le decían del otro, uniendo en muchas ocasiones a amigos y en otras generando enemigos. Con Mieri sin embargo las cosas parecían ir bien, como si desde siempre hubieran estado destinadas a encontrarse y ayudarse, detalles que le sacaron una sonrisa a Autumn. A la bruja le faltaban amistades, personas cercanas en las cuales confiar y con quienes ser simplemente una muchacha, no una bruja con una historia de persecución y dolor. Dispuesta entonces a abrirse a las nuevas experiencias que aquel día le ofrecía, Autumn seguía y escuchaba con suma atención a su nueva amiga.
– ¿Te dejan quedarte en el lugar donde trabajas? – preguntó asombrada, pues para ella los trabajos y las casas no iban de la mano, además de que todo respecto a empleos le resultaba completamente novedoso – Debe ser muy importante tu trabajo y seguro que lo haces muy bien – aseguró, mostrando esa enorme sonrisa ingenua tan característica de ella – De hecho – observo a Mieri – ¿Qué se siente tener un trabajo? – quería saber como es que funcionaba todo, e interrogando a su amiga esperaba saber el motivo por el que hasta aquellos momentos nadie había aceptado emplearla. Si bien era evidente que Autumn no era una persona normal, no existía (o al menos ella lo creía y Lavern también) algo concreto que las personas pudieran encontrar como para negarse a darle trabajo y sin embargo, había pasado toda la mañana recibiendo rechazos a donde quiera que iba.
– Este lugar es especial – suspiró, observando a su alrededor – por si mismo el mercado es mágico – dicho aquello, la hechicera fue guiada hasta un puesto donde Mieri le dio la explicación más deliciosa posible que podía existir sobre una pera. Autumn observaba a su amiga emocionada no solo por la manera en que se expresaba de la fruta, sino además, por la manera en que sus habilidades mágicas se le escapaban de la piel, formando a su alrededor un aura que comenzaba a atraer a las personas a la adquirir las deliciosas frutas. Una risita se le escapo a la bruja cuando ambas recibieron el regalo del tendero, de quien ambas se despidieron, dejándolo entonces atender a las personas que comenzaban a aglomerarse – Esa ha sido una manera muy especial de ayudar al hombre – mencionó de manera que parecía que podían hablar simplemente de las palabras que salieron de los labios de Mieri. Autumn no mencionaba por nada del mundo la magia como parte de ella; le aterraba el que algún inquisidor pudiera estar cerca, escuchando sus conversaciones y esperando porque alguien se delatara para entonces asesinarle.
Asintió a la invitación de la joven a sentarse en unas escalinatas cercanas desde donde podían platicar, comer y admirar el lugar. Dando una pequeña mordida a la pera, descubriendo que lo que Mieri dijo acerca de ella era la absoluta verdad y deleitandose tanto con el sabor como la textura, la bruja escuchó como su acompañante retomaba el tema del hogar y frunció al ceño al saber que quizás, nunca podría conocer la casa y el trabajo de su nueva amiga.
– Es una pena, sería muy divertido que pudiera ir a visitarte y ayudarte con lo que sea que hagas de trabajo… por cierto, ¿En qué es lo que trabajas? – iba a preguntar algunas otras cosas cuando de los labios de Mieri fluyó una pregunta que provoco que Autumn entrecerrara los ojos – ¿Una escalera? Si, claro que la tengo – se detuvo unos segundos – Bueno no es que sea mía pero pueden prestármela – si le decía a Lavern que la escalera era para una nueva amiga, su mentora no se negaría – ¿Para qué la necesitas? – cuestiono curiosa.
– ¿Te dejan quedarte en el lugar donde trabajas? – preguntó asombrada, pues para ella los trabajos y las casas no iban de la mano, además de que todo respecto a empleos le resultaba completamente novedoso – Debe ser muy importante tu trabajo y seguro que lo haces muy bien – aseguró, mostrando esa enorme sonrisa ingenua tan característica de ella – De hecho – observo a Mieri – ¿Qué se siente tener un trabajo? – quería saber como es que funcionaba todo, e interrogando a su amiga esperaba saber el motivo por el que hasta aquellos momentos nadie había aceptado emplearla. Si bien era evidente que Autumn no era una persona normal, no existía (o al menos ella lo creía y Lavern también) algo concreto que las personas pudieran encontrar como para negarse a darle trabajo y sin embargo, había pasado toda la mañana recibiendo rechazos a donde quiera que iba.
– Este lugar es especial – suspiró, observando a su alrededor – por si mismo el mercado es mágico – dicho aquello, la hechicera fue guiada hasta un puesto donde Mieri le dio la explicación más deliciosa posible que podía existir sobre una pera. Autumn observaba a su amiga emocionada no solo por la manera en que se expresaba de la fruta, sino además, por la manera en que sus habilidades mágicas se le escapaban de la piel, formando a su alrededor un aura que comenzaba a atraer a las personas a la adquirir las deliciosas frutas. Una risita se le escapo a la bruja cuando ambas recibieron el regalo del tendero, de quien ambas se despidieron, dejándolo entonces atender a las personas que comenzaban a aglomerarse – Esa ha sido una manera muy especial de ayudar al hombre – mencionó de manera que parecía que podían hablar simplemente de las palabras que salieron de los labios de Mieri. Autumn no mencionaba por nada del mundo la magia como parte de ella; le aterraba el que algún inquisidor pudiera estar cerca, escuchando sus conversaciones y esperando porque alguien se delatara para entonces asesinarle.
Asintió a la invitación de la joven a sentarse en unas escalinatas cercanas desde donde podían platicar, comer y admirar el lugar. Dando una pequeña mordida a la pera, descubriendo que lo que Mieri dijo acerca de ella era la absoluta verdad y deleitandose tanto con el sabor como la textura, la bruja escuchó como su acompañante retomaba el tema del hogar y frunció al ceño al saber que quizás, nunca podría conocer la casa y el trabajo de su nueva amiga.
– Es una pena, sería muy divertido que pudiera ir a visitarte y ayudarte con lo que sea que hagas de trabajo… por cierto, ¿En qué es lo que trabajas? – iba a preguntar algunas otras cosas cuando de los labios de Mieri fluyó una pregunta que provoco que Autumn entrecerrara los ojos – ¿Una escalera? Si, claro que la tengo – se detuvo unos segundos – Bueno no es que sea mía pero pueden prestármela – si le decía a Lavern que la escalera era para una nueva amiga, su mentora no se negaría – ¿Para qué la necesitas? – cuestiono curiosa.
Autumn Di Moncalieri- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/11/2014
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Re: Nuevo comienzo, nuevos amigos [Privado]
En ocasiones, Mieri creía haber dicho demasiadas cosas, y cuando solía darse cuenta de ello, enrojecía violentamente por el hecho de no haber notado la incomodidad del compañero de conversación. Pero todo ahí era distinto. Se sentía verdaderamente cómoda con cada diálogo que compartía con aquella muchacha, su nueva amiga. Mieri vió el interés de ella por ayudar y sabía que sus intenciones erab buenas, aunque el hecho de que no la tratasen demasiado bien en la casona, le decía que no debía proponerle trabajo allí dentro.
- Ojalá pudieras ayudar, sería divertido verte todos los días, así no me sentiría tan sola. - Mieri soltó una suave risa, al mismo tiempo que sus ojos se cerraron en una fina línea de felicidad. - Podría intentarlo... Ver el modo de que vean que serías una buena trabajadora, quizás si empezaras con recados pequeños.- La fascinación por mieri era absoluta; si de su mano estuviese el poder brindar una oportunidad a Autumn, lo haría, aunque ésto pudiera acarrearle problemas a futuro, ya que había oído que no es seguro que pudiesen mantener a Mieri por mucho más tiempo.
- Nací allí, bueno, a los demás niños los dejan en la puerta de un convento o de un orfanato, pero a mí me dejaron en la puerta de la casona, y desde entonces me han dado todo lo que he necesitado para subsistir, incluso un cuarto propio en el ala de los sirvientes. Suelo abastecer las cocinas con cosas que no acarreen mucho peso, como son las frutas o las flores que adornan todos los jarrones. Lavo, friego e incluso he servido a los clientes, aunque ésto último fué algo puntual, ya que lo pidió expresamente uno de los clientes. - Mieri agachó la cabeza ante ésto último, rememorando aquello que no le hacía ni gracia recordar. Aún así, volvió a levantar la cabeza cuando su amiga dijo que sí ante la pregunta de la escalera.
- Se va haciendo tarde y debo volver. Lo de la escalera, te lo decía porque... Ellos no deberían verte y el único modo de entrar es por un árbol viejo que hay cerca de mi ventana, por eso te pedí lo de la escalera. - Realmente la idea era una locura y Mieri no sabía a ciencia cierta si su amistad con aquella chica le iba a acarrear problemas que no necesitaba ni mucho menos ahora que todo andaba raro en la casona, pero Mieri, confiaba ciegamente en sus buenas intenciones, sin miedo a equivocarse. Mieri nuncapensó en el futuro, ni en nada que la alejase de la casona, siempre vivía el día a día en el más estricto significado de la palabra. Por ello, cualquier cosa que se salía de lo normal, de lo cotidiano, de lo confortable, para ella era una completa aventura, aunque aquello mismo quizás fuese algo absurdo para cualquier persona corriente.
- La cena la sirven a las diez y apagan las luces luego de una hora, ahí todos dormirán y puedes subir a mi cuarto. si quieres, claro está. - Mieri esperó paciente una respuesta por parte de la muchacha, con la inevitable sensación de que estaban haciendo una travesura con la mayor inocencia del mundo.
- Ojalá pudieras ayudar, sería divertido verte todos los días, así no me sentiría tan sola. - Mieri soltó una suave risa, al mismo tiempo que sus ojos se cerraron en una fina línea de felicidad. - Podría intentarlo... Ver el modo de que vean que serías una buena trabajadora, quizás si empezaras con recados pequeños.- La fascinación por mieri era absoluta; si de su mano estuviese el poder brindar una oportunidad a Autumn, lo haría, aunque ésto pudiera acarrearle problemas a futuro, ya que había oído que no es seguro que pudiesen mantener a Mieri por mucho más tiempo.
- Nací allí, bueno, a los demás niños los dejan en la puerta de un convento o de un orfanato, pero a mí me dejaron en la puerta de la casona, y desde entonces me han dado todo lo que he necesitado para subsistir, incluso un cuarto propio en el ala de los sirvientes. Suelo abastecer las cocinas con cosas que no acarreen mucho peso, como son las frutas o las flores que adornan todos los jarrones. Lavo, friego e incluso he servido a los clientes, aunque ésto último fué algo puntual, ya que lo pidió expresamente uno de los clientes. - Mieri agachó la cabeza ante ésto último, rememorando aquello que no le hacía ni gracia recordar. Aún así, volvió a levantar la cabeza cuando su amiga dijo que sí ante la pregunta de la escalera.
- Se va haciendo tarde y debo volver. Lo de la escalera, te lo decía porque... Ellos no deberían verte y el único modo de entrar es por un árbol viejo que hay cerca de mi ventana, por eso te pedí lo de la escalera. - Realmente la idea era una locura y Mieri no sabía a ciencia cierta si su amistad con aquella chica le iba a acarrear problemas que no necesitaba ni mucho menos ahora que todo andaba raro en la casona, pero Mieri, confiaba ciegamente en sus buenas intenciones, sin miedo a equivocarse. Mieri nuncapensó en el futuro, ni en nada que la alejase de la casona, siempre vivía el día a día en el más estricto significado de la palabra. Por ello, cualquier cosa que se salía de lo normal, de lo cotidiano, de lo confortable, para ella era una completa aventura, aunque aquello mismo quizás fuese algo absurdo para cualquier persona corriente.
- La cena la sirven a las diez y apagan las luces luego de una hora, ahí todos dormirán y puedes subir a mi cuarto. si quieres, claro está. - Mieri esperó paciente una respuesta por parte de la muchacha, con la inevitable sensación de que estaban haciendo una travesura con la mayor inocencia del mundo.
Mieri G. Milanova- Humano Clase Media
- Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 13/01/2014
Re: Nuevo comienzo, nuevos amigos [Privado]
Una sonrisa apareció en los labios de la bruja al escuchar el buen deseo de Mieri. Era después de todo un deseo de corazón, uno que seguramente los cielos iban a escuchar, otorgando sus bendiciones no solo a Autumn, sino también a Mieri.
– Bueno pero aunque no te pueda ayudar con tu trabajo, igual podemos buscar la manera de vernos – dió un saltito de la emoción, pues aquella sería su segunda amistad importante, o al menos eso sentía – todos los días si es que deseas, por mi no habrá problema alguno al menos no en lo que encuentro un lugar donde me den trabajo – se encogió de hombros algo apenada. Autumn deseaba sinceramente conseguir un empleo, ser una mujer productiva y hacer que Lavern se sintiera orgullosa de ella. Al escuchar lo que Miere decía más para si misma que para ella, la hechicera no pudo hacer nada más que sujetar las manos de su nueva amiga – Descuida, ya encontrare un trabajo por mi cuenta de esa manera sabré que de verdad puedo valerme por mi misma – que mejor que saber que las enseñanzas de Lavern estaban rindiendo frutos y que algún día, podría caminar sin temor por las calles de París.
Los ojos de la bruja se mantenían fijos en la figura de rubios cabellos, escuchando con atención la historia que salía de sus labios.
– Tuviste suerte entonces, porque por lo que dices tus empleadores te tratan bien… o lo mejor que pueden y – miro a Mieri como si fuera a contarle el mayor secreto de la historia – he escuchado que los orfanatos o los conventos no son muy buenos lugares – bajo el volumen de su voz – en especial para gente especial como nosotras – después de decir aquello sonrió, nuevamente sin hacer mención de sus poderes o de que supiera que Mieri también los poseía – aunque tampoco es como si yo conociera mucho del mundo y de las cosas que suceden en él, de hecho, apenas sé las cosas que Lavern me ha enseñado – pensar en su mentora siempre la ponía de un excelente humor pero no era momento de ello, sino de centrarse en lo que su nueva amiga le decía – por cierto, ¿Todo eso que me has dicho lo haces tu sola? ¿No es una casona muy grande? ¿Debes hacer las cosas todos los días? – la curiosidad le carcomía por dentro, fue ese el motivo que la llevó a seguir interrogando a su acompañante hasta que llegaron a la escalinata y fue Autumn cuestionada sobre algo bastante raro.
Los ojos de Autumn se abrieron más de lo normal y el brillo de la aventura resplandeció en sus ellos. La pera que mantenía en su mano quedo en segundo plano y la posibilidad de conocer un poco más a Mieri se situó en el primer lugar, en lo importante-
– ¿Hablas en serio? – el tono de su voz transmitía completamente la emoción que experimentaba en esos segundos, estaba siendo invitada al hogar de su nueva amiga, algo que ni en sus más remotos sueños pensó llegar a experimentar. Fascinada ante aquella idea, se levantó de la escalinata y observó a Mieri – ¡IRE! Por supuesto que iré, solo necesito que me digas exactamente dónde es que vives o mejor aún – estiró su mano a Mieri – muéstrame dónde es que te acompañare hasta tu hogar – de esa manera podía pasar un poco de más tiempo con ella antes de la gran velada que pasarían.
– Bueno pero aunque no te pueda ayudar con tu trabajo, igual podemos buscar la manera de vernos – dió un saltito de la emoción, pues aquella sería su segunda amistad importante, o al menos eso sentía – todos los días si es que deseas, por mi no habrá problema alguno al menos no en lo que encuentro un lugar donde me den trabajo – se encogió de hombros algo apenada. Autumn deseaba sinceramente conseguir un empleo, ser una mujer productiva y hacer que Lavern se sintiera orgullosa de ella. Al escuchar lo que Miere decía más para si misma que para ella, la hechicera no pudo hacer nada más que sujetar las manos de su nueva amiga – Descuida, ya encontrare un trabajo por mi cuenta de esa manera sabré que de verdad puedo valerme por mi misma – que mejor que saber que las enseñanzas de Lavern estaban rindiendo frutos y que algún día, podría caminar sin temor por las calles de París.
Los ojos de la bruja se mantenían fijos en la figura de rubios cabellos, escuchando con atención la historia que salía de sus labios.
– Tuviste suerte entonces, porque por lo que dices tus empleadores te tratan bien… o lo mejor que pueden y – miro a Mieri como si fuera a contarle el mayor secreto de la historia – he escuchado que los orfanatos o los conventos no son muy buenos lugares – bajo el volumen de su voz – en especial para gente especial como nosotras – después de decir aquello sonrió, nuevamente sin hacer mención de sus poderes o de que supiera que Mieri también los poseía – aunque tampoco es como si yo conociera mucho del mundo y de las cosas que suceden en él, de hecho, apenas sé las cosas que Lavern me ha enseñado – pensar en su mentora siempre la ponía de un excelente humor pero no era momento de ello, sino de centrarse en lo que su nueva amiga le decía – por cierto, ¿Todo eso que me has dicho lo haces tu sola? ¿No es una casona muy grande? ¿Debes hacer las cosas todos los días? – la curiosidad le carcomía por dentro, fue ese el motivo que la llevó a seguir interrogando a su acompañante hasta que llegaron a la escalinata y fue Autumn cuestionada sobre algo bastante raro.
Los ojos de Autumn se abrieron más de lo normal y el brillo de la aventura resplandeció en sus ellos. La pera que mantenía en su mano quedo en segundo plano y la posibilidad de conocer un poco más a Mieri se situó en el primer lugar, en lo importante-
– ¿Hablas en serio? – el tono de su voz transmitía completamente la emoción que experimentaba en esos segundos, estaba siendo invitada al hogar de su nueva amiga, algo que ni en sus más remotos sueños pensó llegar a experimentar. Fascinada ante aquella idea, se levantó de la escalinata y observó a Mieri – ¡IRE! Por supuesto que iré, solo necesito que me digas exactamente dónde es que vives o mejor aún – estiró su mano a Mieri – muéstrame dónde es que te acompañare hasta tu hogar – de esa manera podía pasar un poco de más tiempo con ella antes de la gran velada que pasarían.
Autumn Di Moncalieri- Hechicero Clase Alta
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