La noche de luna llena. (Astrid)

por Invitado Dom Jun 06, 2010 2:09 pm

La brisa nocturna era algo que apreciar por un largo tiempo. Era increíble lo que los humanos se perdían, y también era increíble lo que nosotros nos perdíamos. Todo ese calor del sol... ya lo extrañaba con mi mente, mi alma y mi todo. Por otro lado, ver irse a los pájaros a algun lugar para descansar a la hora que caía la noche era tranquilizante. Y así, yo misma, Adelaide Carlie Dorée, estaba sentada con las piernas cruzadas bajo un vestido negro no tan pomposo como los demás, pero en fin, era pomposo. Observé a las estrellas, alzando la cabeza. Una luna llena se asomaba de entre ellas, tranquila desde todos los lados. Alcé un dedo para simular que tocaba la luna, y cerré un ojo, sonriendo. Pero en fin, era imposible tocar la luna.

Bajando la vista, ahora mirando al frente con los ojos ausentes en un mundo dividido al común, empecé a jugar con la cinta que colgaba de mi cabello, atándolo grácilmente. Cada sommbra era detectada ante mis ojos, una cosa que los humanos no podrían hacer. Cuando, una figura de una muchacha apareció en la plaza. Era imposible creerse que estaba Astrid, allí parada observándome también. En mi rostro serio, se empezó a fijar una cariñosa sonrisa llena de nostalgia. ~ ¡Astrid! ~ Exclamé con alegría. Y no lo dudé, me paré alzando el vestido con mis manos para no pisarlo, y corrí hasta ella para luego abrazarla.

La diferencia de altura se hizo notar cuando la abracé. Yo solo parecía de una de 15, que no logró vivir la vida a su manera, cuando ella había vivido como humana años mas.

por Invitado Dom Jun 06, 2010 2:22 pm

Haciendo una noche así, fue impensable perdérmela. Salí de mi mansión cuidando no darme contra los muros mientras caminaba, mi mirada fija en la luna llena. Me apasionaban esas noches, la luna estaba tan llena y era tan grande que casi la sentías a tu lado. Sonreí con un toque infantil mientras la observaba, hasta que llegué a una plaza donde un olor familiar hizo volver mi cabeza. Mis ojos se abrieron como platos ante la grata sorpresa. Allí sentada, estaba Adelaide, con un vestido negro, recargado de los suyos. Sonreí con dulzura cuando fijó su mirada en mi. Éramos muy buenas amigas, y esque, ¿como no iba a quererla? Es una auténtica monada. Abrí los brazos y cuando me abrazó los cerré en torno a ella. Pese que Adelaide era más joven exteriormente que yo, no había tanta diferencia de altura. Debía de sacarle como muchísimo media cabeza. Aunque de edad real, no éramos tan desiguales en términos vampíricos.
- Hola Addie. - La saludé con ternura, dándole un maternal beso en la frente. - ¿Como has estado? Tanto tiempo sin verte...

por Invitado Dom Jun 06, 2010 3:01 pm

¿Cuanto tiempo había pasado que no veía a esta gran amiga, Astrid? Probablemente un largo tiempo, mis años me estaban pasando factura, mi memoria se borraba de a poco, lenta y tortuosamente. Detestaba mi falta de memoria, era difícil ya recordar mi infancia como humana. Y pensar que la noche seguía avanzando. ~ ¿Yo? Muy bien. No hay muchas noticias importantes, ni malas, ni buenas. ~ Contesté, deshaciendo el abrazo poco a poco. Ese día aburrido se había vuelto repentinamente bueno, había vuelto a ver a mi gran confidente, Astrid. Ella tenía razón al decir "Cuanto tiempo". Probablemente para nosotros, una diferencia de 100 años era como una diferencia de 2 meses, pero cuando no ves a alguien al que quieres, se torna todo a una eternidad.

~ ¿Y que ha sido de vuestra vida mientras yo estaba desaparecida, Astrid Caristeas? ~ Pregunté cortesmente, mientras que sostenía aún mi vestido y empezaba a caminar lentamente, observándola. No había cambiado en nada de cuando la conocía, aunque era de esperarse para los vampiros. Su cabello aún era envidiable, de un color rojo intenso y sus ojos seguían teniendo ese celeste vampírico. Agradecí que fuera una de las personas en las que podía confiar plenamente sin guardarme nada, ya que ella era una excelente persona desde todos los lados.

por Invitado Dom Jun 06, 2010 3:13 pm

Reí quedamente, feliz al reencontrarme con ella. La verdad, me había sentido un poco sola. No esque fuera la reina de la fiesta la verdad, me gustaba pasar desapercibida, pero Addie me hacía sentir como una más, y yo eso lo valoraba muchísimo. Addie no había cambiado nada, seguía con esos vestiditos que a mí me hubiera encantado ponerme. Era como una muñequita, realmente mona. Daban ganas de achucharla.
La seguí, juntando las manos tras la espalda y ladeando un poco la cabeza. Un gesto muy propio de mí, que hacía que mi pelo oscilase a un lado.
- Lo típico, ya sabes. Paseo tras paseo en las sombras, enamorada del cielo... ya me conoces. - Me reí suavemente de mí misma.- La verdad esque te he echado de menos, Addie. - Añadí, mirándola dulcemente. - Me alegro mucho de que hayas vuelto.

por Invitado Dom Jun 06, 2010 4:31 pm

Reí al unísono, de verdad la conocía y, aunque usaba un tono divertido, era verdad lo que decía. Pronto escuché su siguiente comentario, ahora observando hacia el suelo con una ligera sonrisa. No sabía siquiera el motivo por el que yo había desaparecido, tal vez en busca de más respuestas para mis preguntas existenciales. Pronto alcé la vista nuevamente, observando hacia el frente pero aún con esa sonrisa. ~ Yo también te extrañé, me costó separarme de Paris por ese corto tiempo. ~ Admití, ahora tornando la cabeza para mirarla. Extendí la sonrisa, y nuevamente miré hacia el frente.

Cerré los ojos por un momento, ahora recibiendo esa brisa que caracterizaba la noche. Pronto me animé de nuevo, abriendolos y sonriendo tranquilamente. ~ ¿Tienes hambre? Yo si. ~ Dije, y olfatée disimuladamente. Habían varios hombres camimando por la plaza, nadie más excepto nosotras. Iban vestidos normalmente, nada muy elegante ni muy descuidado. Si no, habían varios animalillos para una cena no tan buena, pero en fin.

Me había vuelto un poco más callada que antes, podía ser una virtud y al mismo tiempo un contra. La virtud era que ahora todo era más tranquilo, el contra era que a veces tanta tranquilidad aburría.

por Invitado Mar Jun 08, 2010 3:18 pm

Sonreí sin decir nada más ante su comentario, mientras la seguía con las manos juntadas tras la espalda. Nunca es fácil separarse de tu hogar, bien lo sabía. Los recuerdos que despertó ese sencillo comentario bastaron para que en mis ojos apareciese ese conocido toque de nostalgia. Pero no era el momento de ponerse a revivir el pasado. Era el momento de pasarlo bien con una amiga, en compañía. Hacía mucho que no experimentaba esa sensación. No esque fuera popular, precisamente. Y aunque a veces no me importara fundirme con las sombras, otras veces la soledad caía sobre mí con todo su peso.
Viré la cabeza en dirección de los hombres al oir la pregunta de Addie. Lo cierto era que tenía un poco de hambre, pero salir de caza... no era lo mío. No me gustaba arrebatar vidas que no se lo merecían, y menos dándoles caza, como animales. Yo solía darles una muerte rápida a aquellos que sus vidas eran miserables, o a aquellos que no se merecían la suya. Así, mi existencia como monstruo me parecía un poco menos despreciable. Asíque negué levemente con la cabeza a Addie, con una leve sonrisa en el rostro.
- No demasiada, puedo aguantarme. Pero si tu la tienes... - Señalé a los hombres con un gesto del brazo. En mi tono de voz delataba la pena que sentía por ellos. - ... la cena está servida.

por Invitado Miér Jun 09, 2010 11:27 am

Mi cabeza pronto bajó y observó al suelo. Había escuchado el tono apenado de Astrid, y definitivamente no quería hacerle pasar un mal momento cuando se acababan de reencontrar. ~ No, puedo resistir. ~ Dije con una sonrisa, alzando el rostro. Sí, tenía bastante sed, pero podía aguantarla por un buen rato. No me molestaba cargar con un ardor en mi garganta. Luego de 310 años empezaba a acostumbrarme a ese sentimiento de una oscura sed de sangre, ese líquido escarlata que necesitabamos para vivir.

Extrañaba el sabor de la comida humana, pero lo mejor era que no me podrían obligar a comerme mis espárragos. '¡Puaj! Tiene una virtud esto de ser vampiro' pensé como una niña pequeña caprichosa, y pronto observé a Astrid. Al verla noté cuanto la había extrañado, y era esta la respuesta: demasiado. ~ No te apenes, prometo no darle caza a nada hasta la noche de mañana. ~ Prometí, aunque tragué saliva. Sin embargo estaba dispuesta a cumplir mi "promesa".

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