AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Maullando a Paris...
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Maullando a Paris...
El amanecer no era más que el comienzo de un nuevo día, la suave briza de la mañana comenzó a mecer mi pelaje anaranjado cada pelo que cubría mi cuerpo se erizo cuando el olor a leche fresca llego a mi pequeña y rosada nariz, aun con los ojos cerrados pude prever que la leche era recién ordeñada, mas estaba embotellada de aquellas botellas de vidrio transparente. Al final me deje llevar y mis ojos terminaron por abrirse eche mi cola hacías atrás y mis patas delanteras lo más adelante posible para estirar cada musculo de mi pequeño cuerpo estirando y contrayendo todo a su paso de cabeza hasta la misma cola, termine por sacudir mi cuerpo y dejar que todo volviera a su lugar ya estaba completamente despierta y pude notar la soledad que me acogía en ese momento, el pintor no estaba había emprendido un viaje y ver aquel lugar así hizo que un escalofríos recorriera de punta a punta. Camine en silencio hasta la pequeña cocina hay a la vita estaba un cuenco de porcelana amarillenta sonde solía dejar, por las noches, llena de agua para que el despertar fuera fresco y sin la necesidad de transformarme en humana para un desayuno. Comencé a beber agua y así hidratar mi cuerpo, pero a pesar de tomar agua seguía sintiendo el vacío en mi estómago.
Fui hasta el balcón en completo silencio, el olor a leche seguía latente conjugado con otros aromas un verdadero deleite para mis sentidos felinos, ¿Qué podía hacer? Mientras pensaba en qué hacer para llenar mi estómago empecé a maullar al viento, cantando a Paris por este hermoso día que se avecinaba, mi maullido se escuchaba triste, lleno de dolor, hambre y angustia, pero aquel era solamente una manera de llamar la atención de algún transeúnte.
Me encontraba en el tercer piso de una vieja casa, en uno de los lugares más pobres de todo parís. Donde los perros y gatos callejeros abundan, mi cantico se envolvía con el viento y así se alejaba del balcón. Con cuidado y siempre mirando a todo mi alrededor me subí al barandal de madera, este al sentir mi peso se tambaleo de lado a lado hasta que logre encontrar el punto donde dejo de moverse cuando eso pase senté mi cuerpo en ese pequeño espacio, sintiendo como los primeros rayos de sol comenzaban acariciar tiernamente mi brillante pelaje, con destellos más oscuro asemejando a los mismos rayos de sol. Volví a maullar pero esta vez con otro tono un canto de alegría por aquel nuevo día – Meeeeaaaaw….-
Fui hasta el balcón en completo silencio, el olor a leche seguía latente conjugado con otros aromas un verdadero deleite para mis sentidos felinos, ¿Qué podía hacer? Mientras pensaba en qué hacer para llenar mi estómago empecé a maullar al viento, cantando a Paris por este hermoso día que se avecinaba, mi maullido se escuchaba triste, lleno de dolor, hambre y angustia, pero aquel era solamente una manera de llamar la atención de algún transeúnte.
Me encontraba en el tercer piso de una vieja casa, en uno de los lugares más pobres de todo parís. Donde los perros y gatos callejeros abundan, mi cantico se envolvía con el viento y así se alejaba del balcón. Con cuidado y siempre mirando a todo mi alrededor me subí al barandal de madera, este al sentir mi peso se tambaleo de lado a lado hasta que logre encontrar el punto donde dejo de moverse cuando eso pase senté mi cuerpo en ese pequeño espacio, sintiendo como los primeros rayos de sol comenzaban acariciar tiernamente mi brillante pelaje, con destellos más oscuro asemejando a los mismos rayos de sol. Volví a maullar pero esta vez con otro tono un canto de alegría por aquel nuevo día – Meeeeaaaaw….-
Última edición por Sophia D`Luca el Miér Mayo 11, 2011 12:21 pm, editado 1 vez
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Maullando a Paris...
Los amaneceres son el momento más triste de mis días, qué hermosas cosas me pierdo allá afuera por ser lo que elegí cegado por la venganza. Qué amargo es el inicio de un día cuando eres incapaz de salir, cuando mueres al toque del sol, cuando tu destino es la noche.
Miro por una ventana desde la obscuridad de una casa que no es la que he comprado en París, en una zona más privilegiada; estoy en esta área marcada por la pobreza porque aquí pretendo poner un consultorio, he decorado ya con gruesas cortinas de terciopelo azul marino para protegerme. Los niños corren, las mujeres salen por la leche y el pan, los hombres abren sus negocios y yo aquí enclaustrado sin poder escuchar esas risas de cerca, ni ver los rostros de esas mujeres y esos hombres.
Extraño muchas cosas de mi vida antes, antes de ser lo que ahora soy, y una de ellas no odiar los amaneceres. Mirar el exterior me pone mal, debería dejar de hacerlo, debería leer un libro.
Me doy la vuelta para consultar los libros de medicina que ya he traído a este lugar cuando un maullido me hace desistir, regreso la vista a la ventana y un gato sobre un viejo barandal. Dejo la ventana un momento y me dirijo a la cocina de este viejo apartamento, me parece que he traído ya algunas cosas de comer y por fortuna encuentro leche, vierto un poco en un traste y regreso a donde el gato contempla todo a su al rededor con semblante orondo.
Lo llamo pero me ignora, pongo el traste con leche fresca dentro del apartamento y dejo la ventana abierta con la esperanza que eso lo llame.
Miro por una ventana desde la obscuridad de una casa que no es la que he comprado en París, en una zona más privilegiada; estoy en esta área marcada por la pobreza porque aquí pretendo poner un consultorio, he decorado ya con gruesas cortinas de terciopelo azul marino para protegerme. Los niños corren, las mujeres salen por la leche y el pan, los hombres abren sus negocios y yo aquí enclaustrado sin poder escuchar esas risas de cerca, ni ver los rostros de esas mujeres y esos hombres.
Extraño muchas cosas de mi vida antes, antes de ser lo que ahora soy, y una de ellas no odiar los amaneceres. Mirar el exterior me pone mal, debería dejar de hacerlo, debería leer un libro.
Me doy la vuelta para consultar los libros de medicina que ya he traído a este lugar cuando un maullido me hace desistir, regreso la vista a la ventana y un gato sobre un viejo barandal. Dejo la ventana un momento y me dirijo a la cocina de este viejo apartamento, me parece que he traído ya algunas cosas de comer y por fortuna encuentro leche, vierto un poco en un traste y regreso a donde el gato contempla todo a su al rededor con semblante orondo.
Lo llamo pero me ignora, pongo el traste con leche fresca dentro del apartamento y dejo la ventana abierta con la esperanza que eso lo llame.
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Re: Maullando a Paris...
El olor de la leche era demasiado fuerte y si fuera un licor estaría completamente embriagada por aquel elixir que tanto amaba, que hacía que mis papilas gustativas produjeran demasiado liquido bucal, a esas horas de la mañana mi mente, mi cuerpo y por supuesto mis sentidos estaban abiertos de par en par. En la lejanía del edificio que estaba enfrente se escuchó el rechinar de una ventana y uno llamado llamo mi atención. Mis orejas se movieron hacia a otras y mi olfato comenzó hacer su trabajo por si solo, con un movimiento lento casi magistral moví mis ojos y logre notar un platillo con leche… ¡DIOS LECHE! Mi corazón se aceleró a más no poder. Me dedique enteramente a todo lo que me rodeaba, necesitaba saber si aquel lugar sería un lugar del cual fiarme. No escuchaba el latir de un corazón en ese espacio ¿un vampiro? Aquella idea loca se posó por mi cabeza mientras la curiosidad crecía en mi interior y preste real atención a la ventana y aquel lugar que poseía un cortinaje oscuro, la apariencia no decía mucho pero no sentía aquel peligro más el recelo siempre estaba para los no vivos.
Una invitación informal, pensé mientras me bajaba con cuidado del barandal que sostenía mi cuerpo por completo, quería leche, mi cuerpo lo necesitaba y aunque fuera un capricho llegaría a ese lugar. ¿Pero cómo? Hice memoria de aquella vez que baje por la cañería, pero aquello no me serviría, mire el cielo completamente despejado y vi a mis tan enemigas las palomas, el techo de ahí saltaría hasta la ventana que estaba en frente tenía confianza de que mi salto sería justo. Volví a subirme a la baranda pero esta vez con más energía haciendo que esta se meciera más de lo habitual y casi sin preocuparme por nada más di un salto con mis patas traseras hasta aferrarme de la canaleta del techo, con la poca fuerza de mis patas delanteras me afirme hasta quedar arriba en el tejado. Mi corazón bombeaba sangre a gran velocidad haciendo que la adrenalina volara por mi pequeño y peludo cuerpo. Tome algo de distancia del borde del techo hacia atrás espantando con mi presencia a las palomas que andaban cerca. Comencé a correr y cuando estuve cerca del final del tejado di un salto dejando caer mi cuerpo; mis patas iban abiertas de par en par planeado de una forma extraña hasta llegar a mi objetivo o casi. Mis garras salieron al encuentro de la cortina donde me aferre con toda la fuerza que podía tener en ese momento, mas que seguro había corrido algunos puntos de aquella gruesa tela y lamente para mí aquel hecho.
Rugí levemente haciendo notar mi presencia, de alguna manera incierta me sentía insegura más la luz del sol era mi beneficio personal, salte para tocar suelo firme y con el cuidado que me caracterizaba seguí mi instinto hasta llegar al plato con leche, sin siquiera poder pensar mi estómago comenzó a rugir en un escaso silencio y mi lengua toco aquel liquido blanquecino haciendo que el placer y el deleite creciera. En completo silencio bebí aquella leche, como si nunca la hubiera probado…
Una invitación informal, pensé mientras me bajaba con cuidado del barandal que sostenía mi cuerpo por completo, quería leche, mi cuerpo lo necesitaba y aunque fuera un capricho llegaría a ese lugar. ¿Pero cómo? Hice memoria de aquella vez que baje por la cañería, pero aquello no me serviría, mire el cielo completamente despejado y vi a mis tan enemigas las palomas, el techo de ahí saltaría hasta la ventana que estaba en frente tenía confianza de que mi salto sería justo. Volví a subirme a la baranda pero esta vez con más energía haciendo que esta se meciera más de lo habitual y casi sin preocuparme por nada más di un salto con mis patas traseras hasta aferrarme de la canaleta del techo, con la poca fuerza de mis patas delanteras me afirme hasta quedar arriba en el tejado. Mi corazón bombeaba sangre a gran velocidad haciendo que la adrenalina volara por mi pequeño y peludo cuerpo. Tome algo de distancia del borde del techo hacia atrás espantando con mi presencia a las palomas que andaban cerca. Comencé a correr y cuando estuve cerca del final del tejado di un salto dejando caer mi cuerpo; mis patas iban abiertas de par en par planeado de una forma extraña hasta llegar a mi objetivo o casi. Mis garras salieron al encuentro de la cortina donde me aferre con toda la fuerza que podía tener en ese momento, mas que seguro había corrido algunos puntos de aquella gruesa tela y lamente para mí aquel hecho.
Rugí levemente haciendo notar mi presencia, de alguna manera incierta me sentía insegura más la luz del sol era mi beneficio personal, salte para tocar suelo firme y con el cuidado que me caracterizaba seguí mi instinto hasta llegar al plato con leche, sin siquiera poder pensar mi estómago comenzó a rugir en un escaso silencio y mi lengua toco aquel liquido blanquecino haciendo que el placer y el deleite creciera. En completo silencio bebí aquella leche, como si nunca la hubiera probado…
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Re: Maullando a Paris...
Seguro de los rayos de sol, a unos pasos de la ventana miré la travesía de aquel gato por tratar de alcanzar la suculenta panacea que le estaba ofreciendo, lo miraba por partes, pues había momentos en los que desaparecía de mi vista pues no me podía acercar más sin que el sol me lastimara; era divertido verlo luchar por llegar a su meta, los gatos caen de pie de todos modos, y tienen 7 vidas, o eso dicen. La soledad de los números primos... suspiro y de pronto lo veo aferrarse de una de las cortinas.
-Ouch, mis cortinas nuevas -digo, pero sé que el gato no me entiende y sólo busca la leche.
Mientras comienza a comer me acerco a la ventana, la dejo abierta pero recorro las cortinas para poder desenvolverme con mayor libertad por la habitación. Es donde planeo poner el consultorio tal cual, siendo la sala de estar el lugar ideal para la sala de espera. Luego lo miro, con cuánto ahínco bebe y me pongo en cuclillas para acariciarlo.
-¿Mucho mejor amigo? -sí, soy de esos locos que le hablan a los animales-, ¿o amiga? -trato de asomarme entre sus patas traseras pero el pelaje no me lo deja claro.
Espero que no le moleste ser acariciado mientras bebe. Sentir su pelaje entre canela y rojo me tranquiliza. Siempre voy por ahí con una sonrisa amable y un gesto gentil, pero la verdad es que dentro soy un desastre y cada cosa, por pequeña que sea, como este gato, me ayudan a tranquilizarme.
-¿Estás perdido? -trato de buscar una correa pero no la hay-, creo que eres un perdedor solitario como yo -le digo sonriendo mientras no dejo de acariciarlo. Y él bebe, bebe como si en eso se le fuera la vida.
-Ouch, mis cortinas nuevas -digo, pero sé que el gato no me entiende y sólo busca la leche.
Mientras comienza a comer me acerco a la ventana, la dejo abierta pero recorro las cortinas para poder desenvolverme con mayor libertad por la habitación. Es donde planeo poner el consultorio tal cual, siendo la sala de estar el lugar ideal para la sala de espera. Luego lo miro, con cuánto ahínco bebe y me pongo en cuclillas para acariciarlo.
-¿Mucho mejor amigo? -sí, soy de esos locos que le hablan a los animales-, ¿o amiga? -trato de asomarme entre sus patas traseras pero el pelaje no me lo deja claro.
Espero que no le moleste ser acariciado mientras bebe. Sentir su pelaje entre canela y rojo me tranquiliza. Siempre voy por ahí con una sonrisa amable y un gesto gentil, pero la verdad es que dentro soy un desastre y cada cosa, por pequeña que sea, como este gato, me ayudan a tranquilizarme.
-¿Estás perdido? -trato de buscar una correa pero no la hay-, creo que eres un perdedor solitario como yo -le digo sonriendo mientras no dejo de acariciarlo. Y él bebe, bebe como si en eso se le fuera la vida.
Última edición por Daniil Stravinsky el Jue Abr 28, 2011 7:51 pm, editado 1 vez
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Re: Maullando a Paris...
Leche fresca que mejor deleite para mis sentidos, me había quedado verdaderamente hipnotizada por el sabor tan especial de aquel liquido blanco y casi sin prever sentí en mi pelaje el frio de una mano, mi cuerpo casi automáticamente se elevó, amo las caricias y nunca me había podido resistir a unas aunque provinieran de un vampiro mi interior estaba satisfecho y al escuchar al hombre hablar me causo gracia… todos al final hablaban con un animal, no era el primero y tenía fe que tampoco sería el último.
Mi ronronear comenzó automáticamente mientras aún seguía terminando toda esa leche, luego de aquello me senté y al decir eso de perdido y perdedor quede pensando. ¿y mi collar? ¡DIOS mi collar! El pánico se apodero de mi cuerpo y me fui a la ventana para ver si se me había soltado en el salto comencé a moverme sin sentido maullando de preocupación. ¿Un gato preocupado? Dios seguro espantaría a ese vampiro por mi comportamiento. Pero el collar tenía una perla negra única en su especie y tenía tallada mi nombre felino Lit. Por más que busque ajustando mi vista por la ventana no la vi, de seguro alguien la había tomado. Mi corazón comenzó a latir fuertemente más de lo normal en mi forma gatuna. Me acerque a los pies del vampiro y le quede mirando con mis pupilas totalmente dilatadas, una especie de carita de pena. – meeaaw – dije muy finamente mientras encorvaba mi cuerpo y me hacía masajes en su pierna.
Quede pensando en sus últimas palabras… yo no era una perdedora… si estaba solitaria… pero ¿perdedora? Un rugido de mi interior salió a flote, lo cual me hizo pensar que quizás aquello sea cierto… pero yo tenía empleo y aunque aún no me pagaban sabía que al final de la semana tendría mi salario. Mientras seguía buscando cariño me dedique a observar el lugar, los libros y esas cosas… el no parecía un fracasado, claro que no.
Mi ronronear comenzó automáticamente mientras aún seguía terminando toda esa leche, luego de aquello me senté y al decir eso de perdido y perdedor quede pensando. ¿y mi collar? ¡DIOS mi collar! El pánico se apodero de mi cuerpo y me fui a la ventana para ver si se me había soltado en el salto comencé a moverme sin sentido maullando de preocupación. ¿Un gato preocupado? Dios seguro espantaría a ese vampiro por mi comportamiento. Pero el collar tenía una perla negra única en su especie y tenía tallada mi nombre felino Lit. Por más que busque ajustando mi vista por la ventana no la vi, de seguro alguien la había tomado. Mi corazón comenzó a latir fuertemente más de lo normal en mi forma gatuna. Me acerque a los pies del vampiro y le quede mirando con mis pupilas totalmente dilatadas, una especie de carita de pena. – meeaaw – dije muy finamente mientras encorvaba mi cuerpo y me hacía masajes en su pierna.
Quede pensando en sus últimas palabras… yo no era una perdedora… si estaba solitaria… pero ¿perdedora? Un rugido de mi interior salió a flote, lo cual me hizo pensar que quizás aquello sea cierto… pero yo tenía empleo y aunque aún no me pagaban sabía que al final de la semana tendría mi salario. Mientras seguía buscando cariño me dedique a observar el lugar, los libros y esas cosas… el no parecía un fracasado, claro que no.
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Re: Maullando a Paris...
El sonido de su ronroneo y su cuerpo vibrando mientras los hace ayudan a la sensación de tranquilidad que previamente me había invadido al estarlo acariciando, al menos sé que como yo, disfruta del contacto. Qué sentirá al ser tocado por una mano fría como la mía, seguramente estaba acostumbrado al contacto de los mortales.
De pronto el gato sale de control y me pregunto qué pude haber dicho o hecho, se asoma a la ventana como si buscara algo, tal vez a su dueño, tal vez no estaba del todo perdido, pero luego me digo que es imposible, cómo un animal iba a estar buscando algo, tal vez otro plato de leche en otra ventana abierta era lo que lo había llamado. Me pongo de pie y lo miro regresar a mi, me ve con cara de pesadumbre, no sé cómo un gato puede conseguir tal expresión.
-¿Qué pasa? -le pregunto como si de hecho me pudiera responder. Luego comienza a caminar entre mis piernas. Río solitario.
-Eres un gato peculiar -le digo y camino hasta un sofá al otro lado de la habitación, lejos del sol, lo tengo aquí para sentarme a leer, una vez que esté listo el consultorio planeo sacarlo a la estancia, espero que el gato me siga, es libre de posarse en mi regazo-, pareces inteligente -qué gato no lo es, pero este destaca especialmente.
Lo miro, tan despreocupado, después de aquel lapso que tuvo en el que miró la ventana y se veía un poco más tenso, pero ahora regresa a ser un gato como cualquier otro. ¡Qué vida!
-Te envidio, pequeño amigo -se lo digo porque me siento seguro de decirle algo íntimo a un animal que no me va a juzgar-, a veces me arrepiento de la vida que elegí.
De pronto el gato sale de control y me pregunto qué pude haber dicho o hecho, se asoma a la ventana como si buscara algo, tal vez a su dueño, tal vez no estaba del todo perdido, pero luego me digo que es imposible, cómo un animal iba a estar buscando algo, tal vez otro plato de leche en otra ventana abierta era lo que lo había llamado. Me pongo de pie y lo miro regresar a mi, me ve con cara de pesadumbre, no sé cómo un gato puede conseguir tal expresión.
-¿Qué pasa? -le pregunto como si de hecho me pudiera responder. Luego comienza a caminar entre mis piernas. Río solitario.
-Eres un gato peculiar -le digo y camino hasta un sofá al otro lado de la habitación, lejos del sol, lo tengo aquí para sentarme a leer, una vez que esté listo el consultorio planeo sacarlo a la estancia, espero que el gato me siga, es libre de posarse en mi regazo-, pareces inteligente -qué gato no lo es, pero este destaca especialmente.
Lo miro, tan despreocupado, después de aquel lapso que tuvo en el que miró la ventana y se veía un poco más tenso, pero ahora regresa a ser un gato como cualquier otro. ¡Qué vida!
-Te envidio, pequeño amigo -se lo digo porque me siento seguro de decirle algo íntimo a un animal que no me va a juzgar-, a veces me arrepiento de la vida que elegí.
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Re: Maullando a Paris...
Escuchar hablar a los mortales y los no, con animales como yo me hacía pensar que al final todos sentían esa necesidad entablar una sana conversación a pesar de la naturaleza inmortal del vampiro parecía más agradable que Soren, él siempre me veía como una amenaza en su relación pero yo solo quería al pintor como se quiere a un hermano, ronronee siguiendo los pasos de hombre hasta llegar al sofá donde dejo caer su cuerpo, sin pensarlo me subí a sus piernas y dando una vuelta me acomode recostando mi pequeño cuerpo sobre su frialdad.
Cuando menciono aquello de que era un “gato peculiar” alce mi cabeza y lo quede mirando, para asentir con mi cabeza intentando de hacerle entender que era más que eso. ¿A caso el no sentía mi otra presencia? Yo era una gata consiente de todo lo que ocurría a mi alrededor no había nada que se me escapara, era minuciosa, cuidadosa y al parecer una buena oyente. Con cuidado me levante sobre él y apoye mis patas delanteras en su pecho acercando mi cabeza a su mentón y con cuidado apoye mi fría nariz ahí, era divertido hacerlo. Podría decir que era una muestra de cariño solo con Anuar había hecho aquello y ahora le daba el gusto al desconocido pero amigable vampiro de sentir aquello.
El había tenido la posibilidad de elegir su vida, el mismo lo había dicho muy por el contrario yo había nacido con esta especie de Maldición y don, no sabía cómo explicar que era lo que en realidad tenia, un cambiaformas era para muchos un mito, conocía a pocos en Paris pero el olor de ellos llegaba a mis narices siempre. Al igual que lican y vampiros tenía claro que había por montón en Paris… pero… Dios que estaba pensando… Amaba ser un gato, un guepardo y más tener esa parte humana definitivamente tenía el don un don demasiado diferente… En ese momento sentía la necesidad de comunicarme con el vampiro pero el miedo y la desconfianza seguía en mi interior. Solo había una manera de hacerlo… pero necesitaba algo más de confianza… por ahora solo sería una gatita mimada.
Cuando menciono aquello de que era un “gato peculiar” alce mi cabeza y lo quede mirando, para asentir con mi cabeza intentando de hacerle entender que era más que eso. ¿A caso el no sentía mi otra presencia? Yo era una gata consiente de todo lo que ocurría a mi alrededor no había nada que se me escapara, era minuciosa, cuidadosa y al parecer una buena oyente. Con cuidado me levante sobre él y apoye mis patas delanteras en su pecho acercando mi cabeza a su mentón y con cuidado apoye mi fría nariz ahí, era divertido hacerlo. Podría decir que era una muestra de cariño solo con Anuar había hecho aquello y ahora le daba el gusto al desconocido pero amigable vampiro de sentir aquello.
El había tenido la posibilidad de elegir su vida, el mismo lo había dicho muy por el contrario yo había nacido con esta especie de Maldición y don, no sabía cómo explicar que era lo que en realidad tenia, un cambiaformas era para muchos un mito, conocía a pocos en Paris pero el olor de ellos llegaba a mis narices siempre. Al igual que lican y vampiros tenía claro que había por montón en Paris… pero… Dios que estaba pensando… Amaba ser un gato, un guepardo y más tener esa parte humana definitivamente tenía el don un don demasiado diferente… En ese momento sentía la necesidad de comunicarme con el vampiro pero el miedo y la desconfianza seguía en mi interior. Solo había una manera de hacerlo… pero necesitaba algo más de confianza… por ahora solo sería una gatita mimada.
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Re: Maullando a Paris...
Como lo supuse, el gato me siguió y se colocó en mi regazo cómodamente, observé sus movimientos con detenimiento, había algo más que felino en él, pero quien sabe, los gatos como los humanos en esta ciudad podían ser más peculiares de lo que estaba acostumbrado en mi tranquilo Nóvgorod donde nunca pasa nada; he estado en tanto sitios que ya no se distinguir bien la peculiaridad de la normalidad.
Pero en definitiva este felino era especial, de pronto se apoyó en mi y como si tratara de decirme algo posa su fría nariz en mi mentón y solté una carcajada sincera ante aquella muestra de lo que podía llamar cariño.
-Al menos te caigo bien -me encogí de hombros y lo premié con una caricia que empezó en la cabeza y culminó en la punta de la cola.
Me observaba como si de hecho pudiera entender todo lo que le decía y cómo me hubiera gustado que de hecho pudiera responderme. Había escuchado en mis viajes y leído en libros poco confiables que había mortales con habilidades tales como convertirse en animales, nunca lo había presenciado, nunca lo había visto, así que no podía dar por sentado nada; era un gato y nada más, uno muy amigable y algo más inteligente que el promedio pero nada más.
-Cuando quieras andaré por aquí -le dije para seguir el monólogo que hasta entonces había llevado-, aquí será mi consultorio -señalé el cuarto casi vacío, aún faltaban muchas cosas por arreglarse-, mi casa está más al centro, puedes visitarme cuando quieras -dije y le guiñé un ojo, probablemente estaba perdiendo la cordura como para haber hecho algo así a un animal-, de noche, de preferencia -aclaré.
Pero en definitiva este felino era especial, de pronto se apoyó en mi y como si tratara de decirme algo posa su fría nariz en mi mentón y solté una carcajada sincera ante aquella muestra de lo que podía llamar cariño.
-Al menos te caigo bien -me encogí de hombros y lo premié con una caricia que empezó en la cabeza y culminó en la punta de la cola.
Me observaba como si de hecho pudiera entender todo lo que le decía y cómo me hubiera gustado que de hecho pudiera responderme. Había escuchado en mis viajes y leído en libros poco confiables que había mortales con habilidades tales como convertirse en animales, nunca lo había presenciado, nunca lo había visto, así que no podía dar por sentado nada; era un gato y nada más, uno muy amigable y algo más inteligente que el promedio pero nada más.
-Cuando quieras andaré por aquí -le dije para seguir el monólogo que hasta entonces había llevado-, aquí será mi consultorio -señalé el cuarto casi vacío, aún faltaban muchas cosas por arreglarse-, mi casa está más al centro, puedes visitarme cuando quieras -dije y le guiñé un ojo, probablemente estaba perdiendo la cordura como para haber hecho algo así a un animal-, de noche, de preferencia -aclaré.
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Re: Maullando a Paris...
No negaría que las caricias a mi persona era lo que más me gustaba, lo mejor de ser gato era que siempre había alguien que quería cuidar de nosotros y nos ofrecían hogar y leche fresca. Pero también por el contrario había los que nos golpeaban y nos echaban de todo lugar al cual íbamos. Sacudí mi cuerpo lentamente cuando el vampiro termino de hacerme cariños, seguí con mis ojos el lugar al tiempo que lo oía hablar de que este lugar seria su consultorio y que podía ir a su hogar… me gustaba la idea de venir acompañarlo al consultorio ya que su casa de seguro estaría llena de lujos y no quería rodearme de cosas que seguramente perturbarían mi recuerdo. Además era libre… No estaría siempre en casa del pintor… moví mis orejas hacia atrás al sentir una extraña sensación en mi interior.
Volví a su regazo por completo mientras lo miraba con algo de curiosidad en mis ojos, no sabía cuál sería aquella expresión en un rostro felino pero mi interior decía que era curiosidad, sin pedir permiso y sin previo avisa salte de sus piernas a una ruma de libros que había en el lugar, acomode mis patitas y me recosté ahí mirando al vampiro… quería decirle o mejor dicho agradecer por lo que había hecho, primero la leche y luego la invitación pero seguía siendo un simple e inteligente gato… un rayo de luz daba a una parte de aquella habitación y recordé que era un vampiro no podía estar cerca de la luz solar y se me ocurrió… cambiarme pero no tenía ropas… luego mire las cortinas, dos por ventana y según creía prever con una alcanzaría a cubrir mi cuerpo y tapar los rayos proveniente de afuera….
Salte al suelo en completo silencio y me escondí tras las cortinas, maúlle para que supiera que seguía en el lugar o mejor que pensara que estaba bebiendo leche o alguna cosa gatuna que se le pudiera ocurrir, el sol llegaba directo a la ventana con cuidado tome entre mis dientes una de las cortinas y con esfuerzo comencé a correrla hacia una lugar, para que en ningún momento entrara algún haz solar a la habitación cuando logré lo que me había propuesto vi como la otra cortina quedo en una esquina toda arrullada comencé a escalar por la cortina intentando soltarla pero fue en vano… salte al suelo y me volví a esconder donde el sol cubría mi pelaje… me quede quieta muy quieta… mientras el sol abrigaba mi cuerpo mi mente comenzó a despejarse mi corazón que latía con gran fuerza y rapidez poco a poco fue poniéndose más lento mis extremidades comenzaron a estirarse y el pelaje a desaparecer… con mis ojos cerrados logre sentir como mi cabellera larga cubría una parte de mis hombros… mi respiración se volvió lenta como la de cualquier humano y casi en completo silencio abrí un poco la cortina para ver al vampiro… - ¿Me ayudas? – le pregunte aun sin dejar ver mi cuerpo que estaba desnudo, tan solo cubriéndolo con la tela que aún estaba colgada de aquel palo de madera que la contenía.
NO esperaba que reaccionara inmediatamente, nadie lo hacía cuando veían o sentían ese cambio tan drástico de felino a humano… aun sin respuesta saque mi cabeza entre las dos cortinas… -Yo… yo… soy la gata anaranjada o mejor dicho era... – comencé a dar explicaciones, necesarias a mi parecer – Y me gustaría hablar con usted Monsieur… siento si lo asuste… pero como Felino no me puedo comunicar… - baje la mirada y volví a esconderme tras la cortina.
Volví a su regazo por completo mientras lo miraba con algo de curiosidad en mis ojos, no sabía cuál sería aquella expresión en un rostro felino pero mi interior decía que era curiosidad, sin pedir permiso y sin previo avisa salte de sus piernas a una ruma de libros que había en el lugar, acomode mis patitas y me recosté ahí mirando al vampiro… quería decirle o mejor dicho agradecer por lo que había hecho, primero la leche y luego la invitación pero seguía siendo un simple e inteligente gato… un rayo de luz daba a una parte de aquella habitación y recordé que era un vampiro no podía estar cerca de la luz solar y se me ocurrió… cambiarme pero no tenía ropas… luego mire las cortinas, dos por ventana y según creía prever con una alcanzaría a cubrir mi cuerpo y tapar los rayos proveniente de afuera….
Salte al suelo en completo silencio y me escondí tras las cortinas, maúlle para que supiera que seguía en el lugar o mejor que pensara que estaba bebiendo leche o alguna cosa gatuna que se le pudiera ocurrir, el sol llegaba directo a la ventana con cuidado tome entre mis dientes una de las cortinas y con esfuerzo comencé a correrla hacia una lugar, para que en ningún momento entrara algún haz solar a la habitación cuando logré lo que me había propuesto vi como la otra cortina quedo en una esquina toda arrullada comencé a escalar por la cortina intentando soltarla pero fue en vano… salte al suelo y me volví a esconder donde el sol cubría mi pelaje… me quede quieta muy quieta… mientras el sol abrigaba mi cuerpo mi mente comenzó a despejarse mi corazón que latía con gran fuerza y rapidez poco a poco fue poniéndose más lento mis extremidades comenzaron a estirarse y el pelaje a desaparecer… con mis ojos cerrados logre sentir como mi cabellera larga cubría una parte de mis hombros… mi respiración se volvió lenta como la de cualquier humano y casi en completo silencio abrí un poco la cortina para ver al vampiro… - ¿Me ayudas? – le pregunte aun sin dejar ver mi cuerpo que estaba desnudo, tan solo cubriéndolo con la tela que aún estaba colgada de aquel palo de madera que la contenía.
NO esperaba que reaccionara inmediatamente, nadie lo hacía cuando veían o sentían ese cambio tan drástico de felino a humano… aun sin respuesta saque mi cabeza entre las dos cortinas… -Yo… yo… soy la gata anaranjada o mejor dicho era... – comencé a dar explicaciones, necesarias a mi parecer – Y me gustaría hablar con usted Monsieur… siento si lo asuste… pero como Felino no me puedo comunicar… - baje la mirada y volví a esconderme tras la cortina.
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Re: Maullando a Paris...
El gato siguió con la mirada lo que le estaba diciendo, mientras hablaba de que ahí sería mi consultorio lo visualicé terminado, con una cama en la esquina, un escritorio en la otra y lleno de los utensilios necesarios, brillando todos con la luz exterior. Sonreí inevitablemente y por un momento el gato regresó a mi regazo sólo para posteriormente saltar, ya la había hartado seguramente. Estuvo un momento en la pila de libros que tenía mal acomodados y luego simplemente desapareció tras las gruesas cortinas de terciopelo, supuse que era normal, que ya habría ido con su dueño si es que lo tenía pero un maullido me hizo saber que seguía ahí.
Lo observé ¿recorrer la cortina?, eso parecía que hacía, que recorría una de las cortinas, era un comportamiento extraño y fascinante, nunca había visto algo similar, y luego hubo silencio. ¿Había recorrido la cortina para que no lo viera marcharse?
Lo que vino después fue algo totalmente inesperado, en donde el gato se había perdido, detrás de las cortinas, ahora se asomaba una joven. ¡Una joven!, ¿de dónde había salido?, la miré fijamente con expresión de tonto y me pidió ayuda pero no supe qué hacer, sacó la cabeza y entre ambas cortinas que eran como un telón parecía una cabeza flotante, la escuché hablar aunque el significado de aquellas palabras llegaron con retraso a mi cabeza, pues aún no sabía qué demonios pasaba. ¿Ella era el gato?, sí, eso había dicho. Entonces todos esos mitos que había escuchado eran reales, era la primera vez que lo corroboraba.
¡Por todos los cielos!, todas las tonterías que le había dicho, le había guiñado un ojo... ¡había visto entre sus patas traseras para ver si era macho o hembra!, al menos estuve agradecido que no me dejara decir más estupideces como las que estaba diciendo. Reaccioné, había pedido ayuda y me acerqué con cuidado a la ventana para no ser tocado por el sol, me estiré para desenganchar la cortina y que pudiera envolverse con facilidad.
A esas alturas, estuve seguro, ya estaba sonrojado como adolescente torpe.
-Listo, puede usar la cortina -dije titubeante pero con voz suficiente para que me escuchara detrás de la cortina, una vez que logré bajar la cortina aguardé-, lo siento señorita, yo... -agaché y subí la mirada en un segundo, quería darle privacidad para que usara ese pedazo de tela y cubriera su desnudez, pero recordé que había dicho que quería hablar, no sabía que quería decirme, tal vez que era un idiota por todo lo que había dicho pensando que era un simple gato.
Lo observé ¿recorrer la cortina?, eso parecía que hacía, que recorría una de las cortinas, era un comportamiento extraño y fascinante, nunca había visto algo similar, y luego hubo silencio. ¿Había recorrido la cortina para que no lo viera marcharse?
Lo que vino después fue algo totalmente inesperado, en donde el gato se había perdido, detrás de las cortinas, ahora se asomaba una joven. ¡Una joven!, ¿de dónde había salido?, la miré fijamente con expresión de tonto y me pidió ayuda pero no supe qué hacer, sacó la cabeza y entre ambas cortinas que eran como un telón parecía una cabeza flotante, la escuché hablar aunque el significado de aquellas palabras llegaron con retraso a mi cabeza, pues aún no sabía qué demonios pasaba. ¿Ella era el gato?, sí, eso había dicho. Entonces todos esos mitos que había escuchado eran reales, era la primera vez que lo corroboraba.
¡Por todos los cielos!, todas las tonterías que le había dicho, le había guiñado un ojo... ¡había visto entre sus patas traseras para ver si era macho o hembra!, al menos estuve agradecido que no me dejara decir más estupideces como las que estaba diciendo. Reaccioné, había pedido ayuda y me acerqué con cuidado a la ventana para no ser tocado por el sol, me estiré para desenganchar la cortina y que pudiera envolverse con facilidad.
A esas alturas, estuve seguro, ya estaba sonrojado como adolescente torpe.
-Listo, puede usar la cortina -dije titubeante pero con voz suficiente para que me escuchara detrás de la cortina, una vez que logré bajar la cortina aguardé-, lo siento señorita, yo... -agaché y subí la mirada en un segundo, quería darle privacidad para que usara ese pedazo de tela y cubriera su desnudez, pero recordé que había dicho que quería hablar, no sabía que quería decirme, tal vez que era un idiota por todo lo que había dicho pensando que era un simple gato.
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Re: Maullando a Paris...
Agradecía que fuera primavera y no invierno los rayos de sol abrigaban mucho más, una suave briza se hizo presente y mi piel se erizo por completo, me sentía un tanto estúpida por lo que había hecho pero de verdad era la mejor opción tanto para el como para mí. Sonreí ante sus palabras y lo quede mirando un tanto confundida, con rapidez y agilidad envolví mi cuerpo con la cortina tenía una sonrisa en mi rostro que mostraba lo nerviosa que me sentía en ese momento. Di un suspiro y dejando mis hombros al descubiertos, acomode bien la tela para que no se cayera y no pasara ningún improvisto. Di un paso hacia adentro y termine por dejar bien cerrada la cortina, di otro suspiro y me di vuelta para mirar al vampiro.
No, no, no – dije moviendo mis brazos haciendo señas de negativa – No lo sienta… Yo… bueno… usted… un gato… - Dios mi cabeza daba vueltas entre múltiples ideas, me quede en completo silencio intentando ordenar todo en mi cabeza. Cuando ya parecía tener un orden abrí mi boca para hablar con más calma, del principio así sería más fácil – Primero, Gracias por la leche, llevaba días que no probaba algo de comida, Segundo los cambiaformas no tenemos dueño propiamente tal por nuestra condición… yo vivo allá en el último balcón del edificio que está en frente mi nombre como gata es Lit y Como humana Sophia – con la última di una amplia sonrisa – Al parecer con el salto perdí mi collar – levante mis hombros lamentándome aquel hecho, algo se me olvidaba y no sabía que cosa era – Otra cosa… no pienses que eres el único que habla con los animales o con una gata… todo humano y no humano hace lo mismo – aquello era una especie de consuelo. Yo solía escuchar a las personas hablarme contarme sus secretos y anhelos pensando de que solo era una simple gatita, aunque un tiempo fui espía ya eso había quedado atrás. – Y ahora si me presento formalmente soy Sophia D`Luca – Hice una pequeña reverencia ya que la cortina era algo pesada y me costaba hacer muchos movimientos con ella.
Bien había hablado lo suficiente por el momento y no quería incomodar al vampiro que se había portado tan bien con mi forma felina, aquello me hizo recordar eso de las caricias y que me había acostado sobre su regazo… y mi nariz en su mentón… y que había intentado… abrí mis ojos ben grandes sintiendo como mis mejillas se enrojecían…
No, no, no – dije moviendo mis brazos haciendo señas de negativa – No lo sienta… Yo… bueno… usted… un gato… - Dios mi cabeza daba vueltas entre múltiples ideas, me quede en completo silencio intentando ordenar todo en mi cabeza. Cuando ya parecía tener un orden abrí mi boca para hablar con más calma, del principio así sería más fácil – Primero, Gracias por la leche, llevaba días que no probaba algo de comida, Segundo los cambiaformas no tenemos dueño propiamente tal por nuestra condición… yo vivo allá en el último balcón del edificio que está en frente mi nombre como gata es Lit y Como humana Sophia – con la última di una amplia sonrisa – Al parecer con el salto perdí mi collar – levante mis hombros lamentándome aquel hecho, algo se me olvidaba y no sabía que cosa era – Otra cosa… no pienses que eres el único que habla con los animales o con una gata… todo humano y no humano hace lo mismo – aquello era una especie de consuelo. Yo solía escuchar a las personas hablarme contarme sus secretos y anhelos pensando de que solo era una simple gatita, aunque un tiempo fui espía ya eso había quedado atrás. – Y ahora si me presento formalmente soy Sophia D`Luca – Hice una pequeña reverencia ya que la cortina era algo pesada y me costaba hacer muchos movimientos con ella.
Bien había hablado lo suficiente por el momento y no quería incomodar al vampiro que se había portado tan bien con mi forma felina, aquello me hizo recordar eso de las caricias y que me había acostado sobre su regazo… y mi nariz en su mentón… y que había intentado… abrí mis ojos ben grandes sintiendo como mis mejillas se enrojecían…
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Re: Maullando a Paris...
Finalmente ingresó nuevamente a la habitación teniendo cuidado de no permitir el paso del sol, nunca había interactuado con alguien como ella, o no que yo lo supiera al menos (ahora tendría más cuidado con los animales), pero al parecer sabía lo que yo era y al menos le agradecí la molestia de mantener el sol fuera de estas cuatro paredes.
Trataba de no mirarla mucho por dos razones, primero que nada porque era una atractiva mujer envuelta en una cortina y nada más que eso sobre su cuerpo, y segundo porque seguía avergonzado de haberle hablado y acariciado. La escuché hablarme en un inicio desordenadamente pero luego pudo decir algo estructurado, alcé la mirada cuando me dijo dónde vivía y que se le había perdido su collar, podría ayudarle a buscarlo pero sólo hasta que la noche cayera y para eso faltaba mucho. Sonreí con torpeza cuando trató de consolarme.
-Lo sé, lo sé -tal vez no era el único, pero estoy seguro que no muchos le cuentan lo apestosa que es su vida como yo lo había hecho-, creo que nos volveríamos locos si no habláramos con animales o... solos -apunté, porque a parte de todo, también hablaba solo.
Escuché su nombre, pero me enfoqué más en observarla, era complicado para ella moverse con aquel trozo de pesada tela sobre su cuerpo, y luego, de la nada comenzó a sonrojarse, yo volví a sonreír porque al menos, pensé, no era el único abochornado con lo que ambos hicimos siendo ella un gato. Jalé una silla y la puse a su lado.
-Tome asiento señorita D'Luca -ofrecí para que no batallara más con la cortina-, soy Daniil Stravinsky -finalmente me presenté-, creo que todo entre nosotros ha comenzado algo atropellado -reí al tiempo que yo mismo tomaba asiento en el sofá donde previamente me había sentado, justo al frente de la silla que había colocado para ella.
Trataba de no mirarla mucho por dos razones, primero que nada porque era una atractiva mujer envuelta en una cortina y nada más que eso sobre su cuerpo, y segundo porque seguía avergonzado de haberle hablado y acariciado. La escuché hablarme en un inicio desordenadamente pero luego pudo decir algo estructurado, alcé la mirada cuando me dijo dónde vivía y que se le había perdido su collar, podría ayudarle a buscarlo pero sólo hasta que la noche cayera y para eso faltaba mucho. Sonreí con torpeza cuando trató de consolarme.
-Lo sé, lo sé -tal vez no era el único, pero estoy seguro que no muchos le cuentan lo apestosa que es su vida como yo lo había hecho-, creo que nos volveríamos locos si no habláramos con animales o... solos -apunté, porque a parte de todo, también hablaba solo.
Escuché su nombre, pero me enfoqué más en observarla, era complicado para ella moverse con aquel trozo de pesada tela sobre su cuerpo, y luego, de la nada comenzó a sonrojarse, yo volví a sonreír porque al menos, pensé, no era el único abochornado con lo que ambos hicimos siendo ella un gato. Jalé una silla y la puse a su lado.
-Tome asiento señorita D'Luca -ofrecí para que no batallara más con la cortina-, soy Daniil Stravinsky -finalmente me presenté-, creo que todo entre nosotros ha comenzado algo atropellado -reí al tiempo que yo mismo tomaba asiento en el sofá donde previamente me había sentado, justo al frente de la silla que había colocado para ella.
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Re: Maullando a Paris...
Sonreí con lo que el decía, al parecer ambos estábamos incomodos de alguna forma con la presencia del otro, a veces y eso ya lo tenía más que claro como gata las oportunidades eran múltiples, muy por el contrario como humana todo se veía reducido a tan solo unas escasas oportunidades, más si no tenías dinero como para satisfacer algunas necesidades básicas, por aquella razón era que la mayoría de las veces estaba como Lit, todo para ella era mucho más fácil.
Deje caer mi cuerpo en la silla que me ofrecía el vampiro- Gracias – musite con una amplia sonrisa en mis labios. Acomode la cortina para que no fuera un estorbo en ese lugar ahora si tenía un poco más de movilidad. Monsieur Stravinsky mucho gusto – dije observándolo, mi vista aprovecho de recorrer el lugar que ahora si lo podía apreciar mejor, siendo Lit todo era un poco más grande de lo común volví mi atención al vampiro y me quede ahí pensando en las palabras que decía y en las que no – Si, nuestro comienzo ha sido algo diferente. – hice una mueca con la cara buscando alguna idea en mi interior para – Pero siempre podemos empezar de nuevo. – añadí, era cierto nunca había un solo comienzo siempre podíamos cambiar… - Monsieur, ¿le puedo hacer una pregunta? - Bien así era la mejor forma de empezar algún tipo de conversación me dije para mí.
Una de mis manos comenzó a jugar con la tela, envolviéndola en uno de mis dedos, no podía quedarme quieta en ningún momento, me sentía algo nerviosa en ese momento ¿por qué? no lo sabia en realidad. Me quede en silencio esperando una respuesta por parte del que tenia en frente.
Deje caer mi cuerpo en la silla que me ofrecía el vampiro- Gracias – musite con una amplia sonrisa en mis labios. Acomode la cortina para que no fuera un estorbo en ese lugar ahora si tenía un poco más de movilidad. Monsieur Stravinsky mucho gusto – dije observándolo, mi vista aprovecho de recorrer el lugar que ahora si lo podía apreciar mejor, siendo Lit todo era un poco más grande de lo común volví mi atención al vampiro y me quede ahí pensando en las palabras que decía y en las que no – Si, nuestro comienzo ha sido algo diferente. – hice una mueca con la cara buscando alguna idea en mi interior para – Pero siempre podemos empezar de nuevo. – añadí, era cierto nunca había un solo comienzo siempre podíamos cambiar… - Monsieur, ¿le puedo hacer una pregunta? - Bien así era la mejor forma de empezar algún tipo de conversación me dije para mí.
Una de mis manos comenzó a jugar con la tela, envolviéndola en uno de mis dedos, no podía quedarme quieta en ningún momento, me sentía algo nerviosa en ese momento ¿por qué? no lo sabia en realidad. Me quede en silencio esperando una respuesta por parte del que tenia en frente.
Off: siento lo corto ._.
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Re: Maullando a Paris...
Su sonrisa me tranquilizó, saber que ambos estábamos en igualdad de condiciones era de cierto modo justo, o así lo sentía. Me ponía nervioso con facilidad, pero cuando la gente me demostraba que no había motivos, como la joven D'Luca frente a mi, me calmaba rápidamente. La miré unos segundos, tratando de leer en sus ojos, por lo que podía notar hasta ahora, a parte de su belleza, era que su posición económica no era privilegiada, y que disfrutaba bastante de su forma felina, pero claro, para conocerla mejor no había mejor método que platicar.
-Pero no hace falta la formalidad, dime Daniil -respondí en cuanto ella se dirigió a mi por mi nombre, entre nosotros ya se había roto una especie de barrera, además que nunca me había gustado que me hablaran con tanta solemnidad, yo era todo menos solemne.
Sonreí ampliamente cerrando los ojos cuando propuso un nuevo comienzo, era complicado teniéndola a ella con una cortina envolviéndola frente a mi, pero haría el intento. Suelo conocer a las personas en las situaciones más extrañas pero esta en definitiva se lleva el premio.
-Claro que sí, pregunte señorita D'Luca -yo había pedido un alto a la formalidad, pero no sabía si ella pensaba igual, me iba a referir a ella por su nombre hasta que me diera permiso. Entorné los ojos tratando de saber qué duda podía tener, quiero decir, despierto muchas, cuál de todas iba a ser lanzada a mi en forma de pregunta.
off: creo que a mi también me quedó corto ._.
-Pero no hace falta la formalidad, dime Daniil -respondí en cuanto ella se dirigió a mi por mi nombre, entre nosotros ya se había roto una especie de barrera, además que nunca me había gustado que me hablaran con tanta solemnidad, yo era todo menos solemne.
Sonreí ampliamente cerrando los ojos cuando propuso un nuevo comienzo, era complicado teniéndola a ella con una cortina envolviéndola frente a mi, pero haría el intento. Suelo conocer a las personas en las situaciones más extrañas pero esta en definitiva se lleva el premio.
-Claro que sí, pregunte señorita D'Luca -yo había pedido un alto a la formalidad, pero no sabía si ella pensaba igual, me iba a referir a ella por su nombre hasta que me diera permiso. Entorné los ojos tratando de saber qué duda podía tener, quiero decir, despierto muchas, cuál de todas iba a ser lanzada a mi en forma de pregunta.
off: creo que a mi también me quedó corto ._.
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Re: Maullando a Paris...
Sophia, llámame Sophia- dije con una amplia sonrisa en mi rostro al tiempo que él me decía por mi apellido, era extraño que alguien me tratara con ese tipo de formalidad, más cuando la mayoría de las veces me conocían simplemente como Lit o Sophie. Daniil, me quede pensando escasos segundos en su nombre al parecer nunca antes lo había escuchado. Continué mirándolo, observando sus expresiones y la forma en como me hablaba, en realidad hacia que me sintiera bastante más cómoda.
Bueno mi pregunta – dude un momento antes de hacerla ya que él había hablado hacia mi forma felina en ese momento y no a mi como humana, pero, tenía esa duda y la curiosidad estaba en cada espacio de mi cabeza. – Antes cuando estaba como Gata, dijiste que te arrepientes de la vida que escogiste… Y de verdad me gustaría saber por qué.- dije mientras acomodaba la cortina para poder mover mis piernas bajo esta, no era de quedarme quieta. Mis dedos tocaban la tela suavemente, sentir la textura era algo que de verdad me gustaba bastante.
Y otra cosa, bueno si estas arrepentido no te culpare, me invitaste a venir a tu consulta cuando yo quisiese bueno a la gatita anaranjada. ¿Sigue en pie aquello? – no mencione sobre su hogar aquello ya era más, íntimo y el al saber mi condición quizás ahora le entrara la duda al respecto de si dejarme entrar o no, al final de cuentas éramos prácticamente unos desconocidos.
Bueno mi pregunta – dude un momento antes de hacerla ya que él había hablado hacia mi forma felina en ese momento y no a mi como humana, pero, tenía esa duda y la curiosidad estaba en cada espacio de mi cabeza. – Antes cuando estaba como Gata, dijiste que te arrepientes de la vida que escogiste… Y de verdad me gustaría saber por qué.- dije mientras acomodaba la cortina para poder mover mis piernas bajo esta, no era de quedarme quieta. Mis dedos tocaban la tela suavemente, sentir la textura era algo que de verdad me gustaba bastante.
Y otra cosa, bueno si estas arrepentido no te culpare, me invitaste a venir a tu consulta cuando yo quisiese bueno a la gatita anaranjada. ¿Sigue en pie aquello? – no mencione sobre su hogar aquello ya era más, íntimo y el al saber mi condición quizás ahora le entrara la duda al respecto de si dejarme entrar o no, al final de cuentas éramos prácticamente unos desconocidos.
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Re: Maullando a Paris...
Asentí con un dejo de una risa que jamás concreté, golpeando suavemente el brazo del sillón donde estaba.
-Sophia -repetí, haciéndole caso, respondiendo a su petición y para acostumbrarme, era un bello nombre, pensé. Pero después mi semblante cambió en un segundo al escuchar su pregunta, casi lo había olvidado, todas las tonterías que dije cuando creí que era sólo un gato.
Carraspeé y me rasqué detrás de la oreja incómodo, eran temas que estaba dispuesto a discutir con un gato que no me juzgaría, mucho menos haría preguntas, pero con un humano era diferente, era un asunto delicado para mí y aunque habían pasado muchos años aún me costaba ponerle palabras, a veces yo mismo me castigaba mentalmente, era demasiado tiempo ya como para seguir aferrado a una tristeza que lucía deslavada con el tiempo, pero que sin embargo, seguía ahí, presente como un fantasma que viene a asustarme todas las noches.
-Yo... bueno... -titubeé, ¿cómo explicarlo sin ahondar demasiado pero respondiendo su duda?-, yo, como usted, no soy una persona normal -ojalá entendiera lo que trataba de decirle-, sin embargo, hace muchos años yo tuve la elección en mis manos, seguir con mi normalidad o convertirme en lo que soy, la situación que estaba viviendo en ese entonces -la garganta se me secó y tragué saliva -era un poco fuera de lo ordinario, lo que me llevó a tomar una decisión negligente, y lo que me llevó a ser lo que ahora soy -odiaba esa clase de eufemismos, pero por ahora era correcto usarlos.
Esbocé una sonrisa tímida esperando haber satisfecho su curiosidad y escuchando lo que a continuación me preguntó, aquella pregunta relajó el ambiente y esta vez sí, reí abiertamente.
-Por supuesto que sí, puede venir cuando lo deseé y en cualquiera de sus formas -dije amable y con un dejo de broma-, puede sólo visitarme o si tiene alguna urgencia médica, aunque espero que ese no vaya a ser el caso.
-Sophia -repetí, haciéndole caso, respondiendo a su petición y para acostumbrarme, era un bello nombre, pensé. Pero después mi semblante cambió en un segundo al escuchar su pregunta, casi lo había olvidado, todas las tonterías que dije cuando creí que era sólo un gato.
Carraspeé y me rasqué detrás de la oreja incómodo, eran temas que estaba dispuesto a discutir con un gato que no me juzgaría, mucho menos haría preguntas, pero con un humano era diferente, era un asunto delicado para mí y aunque habían pasado muchos años aún me costaba ponerle palabras, a veces yo mismo me castigaba mentalmente, era demasiado tiempo ya como para seguir aferrado a una tristeza que lucía deslavada con el tiempo, pero que sin embargo, seguía ahí, presente como un fantasma que viene a asustarme todas las noches.
-Yo... bueno... -titubeé, ¿cómo explicarlo sin ahondar demasiado pero respondiendo su duda?-, yo, como usted, no soy una persona normal -ojalá entendiera lo que trataba de decirle-, sin embargo, hace muchos años yo tuve la elección en mis manos, seguir con mi normalidad o convertirme en lo que soy, la situación que estaba viviendo en ese entonces -la garganta se me secó y tragué saliva -era un poco fuera de lo ordinario, lo que me llevó a tomar una decisión negligente, y lo que me llevó a ser lo que ahora soy -odiaba esa clase de eufemismos, pero por ahora era correcto usarlos.
Esbocé una sonrisa tímida esperando haber satisfecho su curiosidad y escuchando lo que a continuación me preguntó, aquella pregunta relajó el ambiente y esta vez sí, reí abiertamente.
-Por supuesto que sí, puede venir cuando lo deseé y en cualquiera de sus formas -dije amable y con un dejo de broma-, puede sólo visitarme o si tiene alguna urgencia médica, aunque espero que ese no vaya a ser el caso.
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Re: Maullando a Paris...
Ladee mi cabeza mientras lo escuchaba hablar sobre lo que había ocurrido o mejor dicho sobre su transformación, había leído de que aquella conversión era una de las más mortales y redundando era de lo más fatal prácticamente eran muertos en vida que se alimentaban de la sangre de los mortales. Aquel pensamiento hizo que mi piel se erizara por completo y como acto reflejo me aferre a la cortina enterrándole las uñas, aun en mi forma humana tenían un filo diferente a lo normal, lo bueno era que no le haría el mismo daño como si fuera gata. Di un suspiro, dos tres y le quede mirando con cierta ternura.
Tú has podido elegir en cambio yo… es como una maldición a veces – dije mirando al suelo, aun no sabía el porqué, ni como había sucedido… solo había pasado… pero tenía la esperanza que un día llegaría a conocer mi verdadera historia, desde mi nacimiento hasta el momento que me convertí en esto y aunque habían pasado muchos años… siempre sería un verdadero secreto.- Vendré cuando no tenga trabajo en el restaurante, en el piso del pintor me la paso sola… y a veces me siento aún más sola… - sabía que no tenía que decir aquellas palabras pero habían salido así nada mas de mi boca. Una sonrisa tímida se posó en mis labios pero no fue impedimento para levantar mi vista y volver a conversar.
Espero no venir por ayuda, una vez… un… - me quede completamente en silencio, sentí como mis pupilas se dilataron a mas no poder, el miedo invadió mi cuerpo el solo recordar aquellas imágenes desgarradoras hacia que mi corazón se acelerara más de lo normal, miedo… nada más que miedo era lo que sentía en ese segundo y aunque, sabía que era de día… los podía oler… y en las calles de parís habían más de lo que uno se pudiera imaginar… - un hombrelobo – dije bien bajito, como si las paredes pudieran oír – me ataco, dejándome mal herida, me rompió dos costillas casi una perfora mi pulmón – mi vos sigue sonando algo tensa, pero algún día tendría que superarlo, claro estaba ese no era el día. Me quede en silencio recordando el dolor, la sangre el aroma a perro y muchas cosas más que comenzaron a envolverme poco a poco… - lo siento… es un recuerdo… que espero olvidar algún día- hice una mueca y le quede mirando.
Tú has podido elegir en cambio yo… es como una maldición a veces – dije mirando al suelo, aun no sabía el porqué, ni como había sucedido… solo había pasado… pero tenía la esperanza que un día llegaría a conocer mi verdadera historia, desde mi nacimiento hasta el momento que me convertí en esto y aunque habían pasado muchos años… siempre sería un verdadero secreto.- Vendré cuando no tenga trabajo en el restaurante, en el piso del pintor me la paso sola… y a veces me siento aún más sola… - sabía que no tenía que decir aquellas palabras pero habían salido así nada mas de mi boca. Una sonrisa tímida se posó en mis labios pero no fue impedimento para levantar mi vista y volver a conversar.
Espero no venir por ayuda, una vez… un… - me quede completamente en silencio, sentí como mis pupilas se dilataron a mas no poder, el miedo invadió mi cuerpo el solo recordar aquellas imágenes desgarradoras hacia que mi corazón se acelerara más de lo normal, miedo… nada más que miedo era lo que sentía en ese segundo y aunque, sabía que era de día… los podía oler… y en las calles de parís habían más de lo que uno se pudiera imaginar… - un hombrelobo – dije bien bajito, como si las paredes pudieran oír – me ataco, dejándome mal herida, me rompió dos costillas casi una perfora mi pulmón – mi vos sigue sonando algo tensa, pero algún día tendría que superarlo, claro estaba ese no era el día. Me quede en silencio recordando el dolor, la sangre el aroma a perro y muchas cosas más que comenzaron a envolverme poco a poco… - lo siento… es un recuerdo… que espero olvidar algún día- hice una mueca y le quede mirando.
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Re: Maullando a Paris...
La escuché con atención y entonces dos cosas llamaron mi atención de todo aquello que me decía. Hablaba de soledad, porque tal parece que esa palabra me persigue y me perseguirá no importa en qué rincón del mundo me esconda y sé, por lo que ella dice y porque simplemente lo sé, que como yo hay más personas solitarias que caminan en líneas paralelas que nunca se cruzan ni se rozan, sin embargo, de vez en cuando el pautado de esas líneas se ve de lado un poco y dos solitarios se encuentran, tal vez la señorita D'Luca y yo somos esos afortunados de andar líneas que se han tocado sin querer, quien sabe. La otra cosa que llama mi atención aterriza en el plano de lo profesional, entorné los ojos mirándola, cómo una joven en apariencia tan delicada pudo sobrevivir un ataque tan terrible como el que me describía.
Le sonreí como sólo yo puedo hacerlo, con expresión de tonto, porque tal vez de hecho lo soy.
-Siempre será bienvenida, tal vez así podamos hacernos compañía de vez en cuando -mi mano pareció sortear el aire en el extraño ademán que hice en un afán de restarle importancia a lo que estaba diciendo-, y esa condición suya... yo la vería como una bendición, las cosas maravillosas que se pueden ver como gato y a las que el humano no puede acceder -era verdad, en verdad pensaba eso, ojalá yo pudiera hacer eso y no ser lo que era, esto de verdad era una maldición.
-Entonces es usted más fuerte de lo que pudiera imaginarse, sobrevivir a un ataque como ese... no cualquiera -me puse de pie y me acerqué, esperaba no ponerla nerviosa, muchas personas no reaccionan bien ante la cercanía de un vampiro-, soy un terrible anfitrión -le dije-, ¿quiere algo de beber? -porque una cosa era que tomara la leche como gato, pero ahora que era una bella mujer quien sabe, tal vez gustaría de jugo, un té o alguna otra bebida.
Le sonreí como sólo yo puedo hacerlo, con expresión de tonto, porque tal vez de hecho lo soy.
-Siempre será bienvenida, tal vez así podamos hacernos compañía de vez en cuando -mi mano pareció sortear el aire en el extraño ademán que hice en un afán de restarle importancia a lo que estaba diciendo-, y esa condición suya... yo la vería como una bendición, las cosas maravillosas que se pueden ver como gato y a las que el humano no puede acceder -era verdad, en verdad pensaba eso, ojalá yo pudiera hacer eso y no ser lo que era, esto de verdad era una maldición.
-Entonces es usted más fuerte de lo que pudiera imaginarse, sobrevivir a un ataque como ese... no cualquiera -me puse de pie y me acerqué, esperaba no ponerla nerviosa, muchas personas no reaccionan bien ante la cercanía de un vampiro-, soy un terrible anfitrión -le dije-, ¿quiere algo de beber? -porque una cosa era que tomara la leche como gato, pero ahora que era una bella mujer quien sabe, tal vez gustaría de jugo, un té o alguna otra bebida.
Invitado- Invitado
Re: Maullando a Paris...
Los mejores regalos de la vida eran aquellos que no venían envueltos en con una bella ros si no que alguien te escuchara y así apaciguara la soledad que muchas veces mi propio corazón sentía en medio de una gran multitud. De los pocos vampiros que tenía el placer de conocer la mayoría eran solitarios y cabía decir que los entendía al cien por ciento, su naturaleza los hacia alejarse de las personas y más algunos les temían, yo podría tenerles miedo pero… no, no sentía eso al menos no con Danil.
A decir verdad ser felino o mejor dicho ser gato es una de mis mayores fortunas, la mayoría aman a los gatos así que tengo ciertos privilegios con algunos. Pero cuando estoy como guepardo el miedo invade a todos los que están a mi alrededor ¿le conté que también puedo transformarme en guepardo? – en realidad no recordaba si lo había mencionado o no. Esa era una de mis defectos podía recordar un millar de cosas, caras, personas nombres pero a veces no podía recordar nada ni aunque hubiera pasado segundos atrás. – Mi suerte fue que como guepardo pude defenderme o al menos intentarlo. Si no fuera por una bru… por una mujer que me ayudo en primeras instancias no habría pasado la noche… luego con mis pocas fuerzas llegue a casa del pintor y el limpio mis heridas… y si no fuera por un vampiro amigo de el… habría muerto… estaba en el limbo ese día-noche y gracias a un doctor vampiro… estoy viva – levante mis hombros y los deje caer. Podía hablar poco… o a veces más de la cuenta pero… necesitaba hablar con alguien, desahogarme, conversar pasar un buen rato… y Danil me lo estaba ofreciendo, algún dia le devolvería la mano.
Danil, has sido un muy buen anfitrión, me diste leche sin saber lo que en realidad era yo – le sonreí mientras le seguía con la mirada – Pero ya que me vuelves a ofrecer…. – dude unos instantes - ¿Tienes más leche? – amaba la leche en todas mis formas. - Sabes… - quede mirando la habitación poniéndole más atención…-Si quieres te puedo ayudar a ordenar este lugar; al parecer con mi maullar te interrumpí. – abrí los ojos mirándole, esperaba que fuera así. Mientras le ayudaba podíamos hablar, conocernos más y tener otro amigo en cual poder confiar. – No quiero que te retrases por mi culpa y si puedo ser de ayuda yo encantada de hacerlo.
A decir verdad ser felino o mejor dicho ser gato es una de mis mayores fortunas, la mayoría aman a los gatos así que tengo ciertos privilegios con algunos. Pero cuando estoy como guepardo el miedo invade a todos los que están a mi alrededor ¿le conté que también puedo transformarme en guepardo? – en realidad no recordaba si lo había mencionado o no. Esa era una de mis defectos podía recordar un millar de cosas, caras, personas nombres pero a veces no podía recordar nada ni aunque hubiera pasado segundos atrás. – Mi suerte fue que como guepardo pude defenderme o al menos intentarlo. Si no fuera por una bru… por una mujer que me ayudo en primeras instancias no habría pasado la noche… luego con mis pocas fuerzas llegue a casa del pintor y el limpio mis heridas… y si no fuera por un vampiro amigo de el… habría muerto… estaba en el limbo ese día-noche y gracias a un doctor vampiro… estoy viva – levante mis hombros y los deje caer. Podía hablar poco… o a veces más de la cuenta pero… necesitaba hablar con alguien, desahogarme, conversar pasar un buen rato… y Danil me lo estaba ofreciendo, algún dia le devolvería la mano.
Danil, has sido un muy buen anfitrión, me diste leche sin saber lo que en realidad era yo – le sonreí mientras le seguía con la mirada – Pero ya que me vuelves a ofrecer…. – dude unos instantes - ¿Tienes más leche? – amaba la leche en todas mis formas. - Sabes… - quede mirando la habitación poniéndole más atención…-Si quieres te puedo ayudar a ordenar este lugar; al parecer con mi maullar te interrumpí. – abrí los ojos mirándole, esperaba que fuera así. Mientras le ayudaba podíamos hablar, conocernos más y tener otro amigo en cual poder confiar. – No quiero que te retrases por mi culpa y si puedo ser de ayuda yo encantada de hacerlo.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Maullando a Paris...
Era fascinante todo lo que me estaba diciendo, escuché con atención, de sólo imaginarlo me parecía maravilloso, ojalá yo tuviera una capacidad como esa, ser un gato y luego humano a placer (¿o tendría restricciones?, debería preguntarlo tal vez), pero mi sorpresa fue mayor cuando dijo que no se limitaba a un pequeño gato doméstico, que también podía ser un guepardo, y entonces su enfrentamiento con el hombre lobo tuvo sentido en mi cabeza.
-Aún así es admirable que haya sobrevivido a ese ataque -me atreví a apuntar, se le había enfrentado a un licántropo y no cualquiera, incluso yo los evitaba, pero algo más llamó mi atención-, ¿doctor vampiro? -reí, era gracioso en mi mente, tal vez ella no entendiera el motivo de risa -quiere decir que no soy el único -ya no reía pero una sonrisa se instaló en mi rostro.
-Como supondrá, siendo yo un ignorante de una condición como la de usted, tengo muchas preguntas -dije, mi tono y ademanes eran desenfadados, por alguna razón me inspiraba confianza y esa tranquilidad de que no debía ser el acartonado caballero de alta sociedad que a veces tengo que ser en aras de mi profesión -así que dígame si la agobio demasiado -pedí, ante todo no quería incomodarla y eso ya se estaba complicando considerando que por única prenda llevaba una cortina-. ¿Entonces usted tiene la capacidad de transformarse en gato y guepardo? -quise aclarar ese punto, enfatizando en la "y", tal vez tenía una tercera transformación o tal vez podía transformarse en lo que quisiera, o en el felino de su elección, era fascinante y estoy seguro que cualquier otro no lo creería, la hubiera acusado de bruja por tener esa capacidad, pero yo... quién soy yo para juzgar esas cosas, yo que bebo sangre para vivir y que el sol me resulta mortal.
-Leche -repetí ante su petición haciéndo énfasis con el dedo índice, como si fuera mesero y ella el comensal-, claro que sí -salí de la habitación y estuve en el cuarto contiguo, aún podía escucharla-, la verdad no tengo prisa con esto -le dije desde la otra alcoba con voz fuerte para que me escuchara pero sin llegar a gritar, pronto estuve de regreso con un vaso de leche en una mano y la botella en la otra por si quería beber un poco más, le ofrecí el vaso y coloqué el recipiente una repisa-, no se preocupe, no me vendría mal una mano -acepté -, ¿le parece si lo dejamos para después?, de todos modos me estaba cansando ya, pasé toda la noche arreglando lo más que pude -miré a mi al rededor y todo seguía siendo un desastre -lo cual no fue mucho -reí.
-Aún así es admirable que haya sobrevivido a ese ataque -me atreví a apuntar, se le había enfrentado a un licántropo y no cualquiera, incluso yo los evitaba, pero algo más llamó mi atención-, ¿doctor vampiro? -reí, era gracioso en mi mente, tal vez ella no entendiera el motivo de risa -quiere decir que no soy el único -ya no reía pero una sonrisa se instaló en mi rostro.
-Como supondrá, siendo yo un ignorante de una condición como la de usted, tengo muchas preguntas -dije, mi tono y ademanes eran desenfadados, por alguna razón me inspiraba confianza y esa tranquilidad de que no debía ser el acartonado caballero de alta sociedad que a veces tengo que ser en aras de mi profesión -así que dígame si la agobio demasiado -pedí, ante todo no quería incomodarla y eso ya se estaba complicando considerando que por única prenda llevaba una cortina-. ¿Entonces usted tiene la capacidad de transformarse en gato y guepardo? -quise aclarar ese punto, enfatizando en la "y", tal vez tenía una tercera transformación o tal vez podía transformarse en lo que quisiera, o en el felino de su elección, era fascinante y estoy seguro que cualquier otro no lo creería, la hubiera acusado de bruja por tener esa capacidad, pero yo... quién soy yo para juzgar esas cosas, yo que bebo sangre para vivir y que el sol me resulta mortal.
-Leche -repetí ante su petición haciéndo énfasis con el dedo índice, como si fuera mesero y ella el comensal-, claro que sí -salí de la habitación y estuve en el cuarto contiguo, aún podía escucharla-, la verdad no tengo prisa con esto -le dije desde la otra alcoba con voz fuerte para que me escuchara pero sin llegar a gritar, pronto estuve de regreso con un vaso de leche en una mano y la botella en la otra por si quería beber un poco más, le ofrecí el vaso y coloqué el recipiente una repisa-, no se preocupe, no me vendría mal una mano -acepté -, ¿le parece si lo dejamos para después?, de todos modos me estaba cansando ya, pasé toda la noche arreglando lo más que pude -miré a mi al rededor y todo seguía siendo un desastre -lo cual no fue mucho -reí.
Última edición por Daniil Stravinsky el Mar Jun 14, 2011 2:07 am, editado 1 vez
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