Maullando a Paris...

Ronroneos fuertes que retumbaban en las paredes de la habitación, mezclados con el vibrar de los vidrios y los libros que habían en el lugar, mis ojos eran la conexión que tenia con el mundo real, y ver al vampiro ahí sin querer hacerme daño hacia que mi mente viajara y se conectara con mi parte humana que estaba ahí escondida en alguna parte de mi cuerpo. Sus palabras llegaban a mí como si me hablara de lejos y no era malo aquello mis oídos estaban acostumbrados a oír mas allá de las paredes y mas estando en esa forma. Sentí como una de las manos de Daniil acariciaba mi lomo peludo pero sedoso, si algún defecto teníamos los felinos era la vanidad y ahí estaba yo mostrando la belleza de mi pelaje amarillento con manchas circulares y redondas, mis garras no las podía esconder era una característica típica de nosotros los guepardos.

En ese momento recordé algo que me gustaría que supiera mi singular amigo, y como un gato domestico encorve mi cuerpo para dejar caer su mano hasta donde mi cola lo permitía, amaba mi cola porque era más larga que la de cualquier otro y otra cosa claro cómo podría olvidarme aquello yo era más rápida que cualquier otro. Con mi cabeza busque la mano del vampiro para que me siguiera haciendo cariño esperaba que no lo tomara a mal, pero me gustaba ser el centro de atención cuando era un felino, sabía que ahí se mostraba mi grandeza y belleza, no por nada éramos los animales más hermosos de la tierra, sabía que exageraba pero era una cualidad nata cuando me encontraba de esa forma, podría decir que seguía consiente de mis actos pero una parte de mi también era aquel felino.

Di un paso hacia atrás o tal vez dos pasos y mire al vampiro que con la frialdad de su mano hacia que mi pelaje se erizara, de alguna forma era fantástico sentir aquello pero por otra podría ser peligroso, moví mi cabeza y sentándome sobre mis patas traseras le mire con algo de curiosidad, quería saber ¿Qué sentía conmigo ahí? ¿Qué opinaba sobre mi pelaje? También quería saber si mis ojos cambiaban si podría el suponer que mi corazón crecía ya que estando en esta forma era muy diferente mi nariz era más grande ya que necesitaba más aire para mi cuerpo… cada vez que el miraba otra pregunta se formulaba en mi cabeza.

Me levante de un salto de mi puesto botando algunas cosas que habían a mi alrededor y me acerque con paso seguro al vampiro quizás imponiéndome en su dominio, buscando la manera de decirle algo pero a la vez dejando que el misterio se apoderara de toda la situación y cuando lo tuve muy cerca le lamí el rostro como si fuera lo más normal del mundo, mi lengua seguía áspera pero no le haría daño era una manera de decir… estoy bien… hablemos… no te hare daño una extraña u curiosa manera de comunicarse. Bueno n me quedaría callada y quizás lamentaría lo que a continuación haría di un rugido fuerte que seguro todo Paris me escucharía.

Normalmente me convertía en guepardo para correr, cazar, o simplemente para imponer algo de miedo, aunque muchas veces lo hacía para escapar, ahora me sentía verdaderamente extraña ahí siendo un animal que feroz, salvaje, caprichoso, y mucho más podía ser. Mi respiración era bastante notoria, pero no me importaba podía sentir que aquel doctor no me temía y eso era bueno, ya que podía controlar muchas cosas estando así pero los instintos animales iban mucho más allá del mismo raciocinó humano. Si bien era humana una parte de mi era salvaje, acerque mi cabeza al pecho de Daniil no estaba midiendo mi fuerza así que esperaba que estuviera bien parado para que no se cayera, quería hablarle pero no me entendería, mas solo podía en ese momento rugir.

Gruñí suavemente para que solo se oyera en la habitación que nos encontrábamos, mi lamida al parecer le había tomado por sorpresa pero muy pocas veces por no decir nunca interactuaba con humanos, ya que el solo hecho de verme o se aterrorizaban o me querían cazar, de alguna forma era una experiencia nueva poder tener esa libertad para con él. Como si fuera un pequeño gatito comencé a ronronear, no podía parar por aquello, claro que no, lo estaba pasando de maravilla y cualquiera que entrara por aquella puerta notaria la cara de felicidad que traía el vampiro, porque esa risa solo hizo que mi pelaje se suavizara aún más. Escuche su agradecimiento y reí claro interiormente. Volví a darle una lamida en su mejilla, esperando no incomodarlo, quizás algún día podríamos salir a pasear por los campos de Paris.

Gire en mi propio eje buscando la cortina, no quería gastar energías innecesariamente y di algunas vueltas marcando de alguna forma mi territorio, alce una de mis patas delanteras haciendo un espacio en la cortina acomodando tanto con mi hocico como con mis patas la tela dejando algo parecido a un nido. Me senté y volví a rugir mientras mi cuerpo se hacía una bola, mi patas se estiraron, otra vez tendría que volver a la normalidad. Aunque fuera algunos minutos la experiencia lo había valido.

Mi respiración acelerada comenzó a recortarse, mis ojos buscaron un punto fijo en la habitación y mis pupilas completamente dilatadas dieron paso a que no pudiera ver nada más que aquel puto, mi olfato se llenó de los más exóticos aromas y mi corazón dio una clavada como si de un infarto fuera, de mi garganta salió un rugido que de primera salió fuerte y ronco al cabo de unos segundos fue disminuyendo tanto de intensidad como de agudeza. El musculo de mi corazón no dejo de latir y como corrientes eléctricas recorriendo mi cuerpo sentí aquello todo volvía a su lugar las piernas, los brazos, la garganta, los dientes y por último el pelaje que parecía desaparecer por arte de magia, mis ojos siguieron aquel punto fijo y sentí como ya podía volver a ver todo con la misma normalidad, de costumbre estire mi cuerpo, como si recién viniera despertándome tenía que asegurarme que todo volviera a la normalidad, ya no me importaba la mirada de aquel, porque ¡era doctor! Había visto varios cuerpos, de igual forma volví en mis cinco sentidos y cubrí mi cuerpo, moví la cabeza de un lado a otro y por fin ya estaba Sophia D`Luca en cuerpo y alma.

Gracias, por dejarme ser – mi voz salió suave de mis labios un pequeño escalofríos recorrió por mi cuerpo y termine de arreglar la cortina alrededor de mi cuerpo, lo mire con una sonrisa amplia esperando que dijera algo, lo más probable que tuviera algún comentario al respecto.

Yo, Sophia D`Luca era esclava de mi propio cuerpo, y aunque todos así lo éramos, mi particularidad hacía de esto una manera para seguir con vida. Extraña manera de pensar cuando todo a tu alrededor parece tan pequeño, en cada transformación demostraba mi grandeza interior, la voluntad opacando al instinto animal que llevaba dentro, definitivamente éramos lo mejores ejemplares de lo que la naturaleza podía recrear, mi orgullo crecía cada vez que sentía el poder en mí, el poder de aquella fiera en la que me convertía Leis, pero solo bastaba sentirme humana para que todos los temores llegaran de nuevo a mí y siguiera siendo tan normal como cualquier otro humano.

Lleve mi mano hacia mi cabellera, para enredar mis dedos en ella, sentir de alguna forma que el pelaje se había ido, que mi piel volvía a ser suave, tersa, que ya era la misma mujer indefensa que todos conocían, porque con el tiempo te dabas cuenta que las apariencias eran más engañosas y que detrás de cada rostro había un acertijo por resolver, llene mis pulmones de aire inflando mi pecho para que la sangre se oxigenara y repartiera aquel oxigeno por todo mi cuerpo, cerré los ojos suavemente y volví abrirlos el zumbido en mi cabeza había empezado y antes de poder decir algo Daniil ya había dado en el clavo.

Estire mi brazo para afirmarme de algo, sentí como mi brazo era tomado y luego mi cuerpo quedó clavado en una silla tome aire – Normalmente… - dije tragando saliva – la transformación en buenas condiciones de vida – afirme una parte de la cortina para sentir la textura necesitaba un punto de distracción – no debería causar menor problema, ósea, luego de la transformación siempre quedas agitado pero si, uno se alimenta bien, y sigue un régimen normal todo anduviera muy bien – sonreí suavemente – pero yo no tengo todo aquello y como hace tiempo que no me convertía en Guepardo… creo que me ha jugado una mala pasada – respire sintiendo como mi boca se llenaba de saliva y forzosamente tragaba aquello – estoy mareada… pero me pondré bien- ya conocía aquel malestar – La adrenalina que corre por mi cuerpo al momento de la transformación es tan fuerte que hace que todo se opaque, pero basta con llegar a la normalidad para sentir como todo decae – de alguna forma hablar me tranquilizaba porque me concentraba en otra cosa y no en mi misma – las transformaciones son limitadas, es más fácil convertirse en gato las veces que desee pero en guepardo conlleva mayor… esfuerzo – aguarde silencio unos segundos – en realidad necesito comer – si era cierto – o si no la fatiga vendrá a mí – dije lo último de una manera divertida.

Vi el vaso de leche aún quedaba de aquel liquido blanquecino, estire mi brazo para alcanzarlo y bebí en completo silencio, mis movimientos parecían lentos, o en cámara lenta, divertido me pareció, en realidad mis ojos estaban jugando con mi mente, podría decir que no media profundidad y todo se tornaba ligeramente irreal.

Lo quede mirando, directo a los ojos, viendo todo lo que hacía, sentí nuevamente la frialdad de su piel en contacto con la mía, no me molestaba pero sentía que todo lentamente daba vueltas en mi cabeza, ya ni siquiera sabía si mi rostro mostraba la sonrisa que mi mente quería formular, mis ojos a medio abrir buscaban algo en que concentrarse, mis manos seguían tocando la tela sin darle tregua, lograba sentir la textura de esta de alguna forma me tranquilizaba. Una última gota de leche se quedó en mi lengua, me dedique a saborearla mientras las palabras de Daniil parecían más lejanas que nunca, ¿estaba cayendo? Así parecía serlo. “Lo siento” escuchaba una y otra vez, entre palabras no podía oír bien, nuevamente sentí aquel zumbido en mis oídos y ese extraño calor que emanaba de ellos. Él se alejó y sentí una necesidad de salir de aquel lugar de tomar aire libre, de sentir el sol sobre mi piel, sofocada así era como me sentía, hasta podría decir que un poco de paranoia me invadió, era algo que solía pasarme si… pero siempre había un riesgo atrás, trague saliva y el sabor amargo me invadió ya no habían rastro de leche, un sabor parecido al de algún metal comencé a saborear, me levante para acercarme a la ventana, mis pulmones parecían arder pero en realidad no sé qué fue lo que mi cuerpo hizo a continuación, sentí como todo subía y bajaba, no tenía forma de hablar mi corazón parecía latir ¿muy lento o tal vez muy rápido? – Daniil – mi voz sonó entre quebrada y sentí como todo se desplomo a mi alrededor ¿o acaso yo había caído?... Luces pasaron frente de mi sentí como todo poco a poco se adormecía y de un lugar tan brillante todo se volvió negro como la noche.

No podía escuchar nada, ni palabras, ni gritos, ni gente… no olía nada, ni siquiera mi propio aroma, no podía ver nada, la realidad era solo una noche oscura, el frio me inundo envolviendo mi cuerpo de pies a cabeza, ahora sentía escalofríos recorrer mi cuerpo, pero no podía decir que era lo que realmente estaba ocurriendo. Seguía inmersa en la oscuridad mi respiración era tan lenta que parecía que ni siquiera entraba oxígeno en mí, me había jugado una mala pasada, mis fuerzas estaban pero no para poder levantarme…

¿Era fuerte o lo seguía siendo?, ya pasaría era mi consuelo siempre al final me levantaba y todo seguía como siempre, quería que la noche llegara ya que por las noches era donde mi fuerza se incrementaba, donde podría transformarme las veces que deseara y nada me pasaría, el error había sido mío, sabia el riesgo que poseía aquella transformación y por un capricho solo mío de demostrar mi grandeza lo había hecho, a esas alturas media lo que mis actos habían provocados, irresponsable había sido, pero ya no lo volvería hacer, no bajo aquellos medios, tenía que cuidarme ya que un futuro me esperaba, lo tenía todo y nada al mismo momento. Mi mente vagaba en pensamientos tan extraños pero verdaderos, centre mis fuerzas en ms ojos en mi cabeza para poder abrir los ojos, o al menos para poder observar algo… - ¿Daniil? – ahora era una pregunta, no sabía si estaba ahí ni cuánto tiempo había pasado pero me había quedado con lo último que mi mente lograba recordar sus palabras…

El cansancio al final tomo mi cuerpo las palabras de Daniil se desvanecieron, en mi somnolencia, mis ojos se sentían pesados mis parpados ayudaron a que no pudiera abrir de ninguna forma mis ojos, mis oídos en un principio escuchaban todo a su alrededor pero, poco a poco inmersa en la oscuridad que me había impuesto todo desapareció, absolutamente todo. Ya no podía hacer nada los brazos de Morfeo me acurrucaban de manera que mi cuerpo se había terminado por acomodar y el sueño me inundo. Segundos, minutos… horas… todo paso de manera que cada parte de mi cuerpo recobraba las energías suficientes para poder levantarme de nuevo.

Con la llegada de la noche mi interior se ponía más fuerte, si algo en común tenía con los vampiros era aquello que la noche era el mejor momento para cualquier transformación, como si fuera un gato recién despertando estire mis piernas y brazos, se escuchó el rugido de algún hueso que volvía a su lugar, mi piel se tensó y mis ojos se abrieron en primer momento no vi nada, luego basto unos segundos para que mi vista se acostumbrara y con una sonrisa amplia sentí reconfortada al cien por ciento. Lentamente quede mirando el lugar y me aferre a lo que parecía una cortina, lleve mi mano a mi cabeza y los recuerdos volvieron a mi memoria, el vampiro, la leche fresca, la conversación, la transformación… si la transformación… - ¿Daniil, estas? – pregunte mientras miraba por el lugar, lentamente me acerque a la ventana y mire hacia mi piso, la ventana aún estaba abierta y en completa oscuridad, aun no llegaba el pintor. Suspire notoriamente y me quede mirando hacia arriba.

Corría un poco de viento y por la ventana se colaba aquello, cubrí mis hombros con la pesada cortina y me quede ahí esperando que apareciera Daniil, quizás se había ido alimentar o – brrrrr – hice un sonido mientras un escalofríos recorría mi cuerpo y moví de pies a cabeza mi cuerpo un ruido me tomo por sorpresa y me di vuelta casi en un salto – ¿Daniil? – volví a preguntar….