Terpsícore Tsartsaris

-Nombre del Personaje:

Terpsícore Tsartsaris

-Edad: 4267 - 28

-Especie: Vampiresa

- Tipo y Nivel Social: Clase Alta - Extranjera

- Sexualidad: Hetrosexual

-Lugar de Origen: Atenas, Grecia.

-Fecha de Muerte: otoño del 2495 a. C.

-Habilidad/Poder:

Agilidad y reflejos sobrehumanos
Sentidos aumentados
Telepatía
Ilusión
Infringir dolor por medio de la mente.

-Descripción Física:

Terpsícore es una mujer de aproximadamente 1’82, con una figura esbelta y estilizada. Es bastante hermosa. Su rostro posee unos ojos bonitos y alargados de color marrón claro y mirada penetrante y seductora, una sonrisa amable y cálida y una expresión que transmite confianza, con unos labios que son tan carnosos y finos que casi siempre se curvan en una sonrisa.
Su cabello es de una tonalidad intermedia entre el castaño claro y el rubio, el cual cuida delicadamente, pues le gusta llevarlo siempre bien cuidado.
Su piel es pálida debido a su condición, por lo que suele vestir prendas oscuras para contrastar.

Spoiler:

-Descripción Psicológica:

Terpsícore es una mujer de fuertes sentimientos. Es muy desconfiada y rencorosa, aunque eso no quiere decir que no tengas unas palabras amables para aquel que quiera intercambiarlas con ella. No obstante, si ve algo interesante, dejará todo su alto orgullo a un lado y será capaz de todo con tal de conseguir aquello que se proponga.

Algo promiscua, no dudará en hacerse con el hombre al que le eche el ojo, sin importarle las consecuencias. La última vez que se enamoró aún era humana, de modo que lleva siglos sin conocer ese sentimiento en su interior. De todas formas, espera no volver a encontrarlo.

Es fogosa y apasionada en cuanto al sexo se refiere, y si se cansa de alguno, sencillamente lo abandona como un perro en la carretera. No suele durar mucho con los hombres, a los que considera menos que ella y los llama amantes, no dejando nunca que ellos gobiernen sobre su persona.

Solitaria e independiente, no le gusta estar rodeada de gente, aunque si es esa situación la que vive, no dudará en sacar sus armas para buscar provecho de ella.

Es una mujer extremadamente culta, debido a su edad y a su curiosidad por todo lo que la rodea, y siempre que puede busca y encuentra personas con las que se pueda medianamente mantener una agradable conversación. Casi siempre anda buscando cosas nuevas y, aunque parezca mentira, se sigue sorprendiendo cuando encuentra algo como si fuera la primera vez. De una experiencia impresionante a cuanto relaciones se refiere, y no solamente las sexuales. Suele llevarse bien con todo el mundo, ya que sus decantaciones no impiden que se vea en ella, a pesar de su, a veces frecuente, agrio carácter, a una mujer ansiosa por conocer cosas desconocidas hasta el momento.

A veces se despierta en ella algo parecido a un instinto maternal que la hace querer cuidar o proteger a todo aquel que en ella ese sentimiento despierte, siendo paradójicamente con eso fiel a esa persona.

-Historia:

Se dice que Athena baja al mundo de los mortales una vez cada cien años. Se dice que ella viene a este mundo a purgar nuestras penas y pecados, para que cuando lleguemos al Tártaro los dioses no nos castiguen por nuestros crímenes. Algunos no creen en este mito, y otros prefieren no comentarlo... Pero yo, yo sé la verdad.

Me llamo Terpsícore, y vine al mundo para pagar por otros. Esa fue la única misión que me dieron los dioses y no me arrepiento de llevar aquella pesada carga sobre mis hombros… No me arrepentí antes cuando era mortal, menos lo haré ahora que me he unido a las filas del mismísimo Hades.

Nací en el seno de una familia tradicional, apegada a las costumbres de mi tierra, Grecia, donde la palabra de los antiguos se respetaba sobre todas las cosas, y donde sus palabras eran ley para el resto de nosotros, aunque aquellas leyes significaran arrancarnos de los mismísimos brazos de nuestros seres queridos.

En mi casa todo funcionó siempre por y para el trabajo de mi padre, quien amaba a mi madre de una forma muy especial y hermosa. Por desgracia, cuando yo contaba apenas seis años de edad, mi madre cayó enferma y murió a los pocos meses. Desde entonces mi padre no hizo sino trabajar para lograr sacarnos a mis dos hermanos grandes y a mí adelante. Pero resulta que el tiempo iba pasando, nosotros íbamos creciendo, y mi padre no superaba la ausencia de nuestra madre. A mis doce años ya me tocaba hacer las tareas del hogar como si de mi propia casa se tratara… Cosa que no tardaría en suceder, pues mi padre, angustiado por la escasa economía y la falta de recursos, decidió mi futuro por mí, sin pararse a pensar en las consecuencias de sus buenas intenciones, las cuales no reprocho.
Un matrimonio concertado con un viejo y degenerado comerciante fue mi muerte en vida por diez largos años, entre los cuales mi padre murió en un accidente laboral y mis hermanos fueron ejecutados tras haber sido detenidos por robo de animales. Apartada del mundo que una vez conocí y amé, diez años en los que mi único consuelo fue saber que aquel hombre que era mi marido no era capaz de consumar el matrimonio debido a su edad, quizá unos cincuenta y tantos años, diez años en los que lo único que recibí fue el maltrato y despotismo de ese humano asqueroso... Yo ya estaba muerta antes de entregarme por completo a los cálidos brazos de la muerte.

No alcancé a ver llegar la vigésimo cuarta primavera. Mi miedo más grande se había consumado aquel a quien le debía respetos por los votos matrimoniales. Una noche, borracho como tantas otras, descargó su mano y su cuerpo contra mí con una bestialidad jamás antes vista; un animal hubiera tenido mas suerte que yo. Era mi primera vez, y en aquel momento yo deseé y me juré a mí misma que habría sido la última.
Y yo gritaba y gritaba, pero mis gritos ahogados no eran capaces de entrar por aquellas inmundas orejas que parecían sólo deleitarse con mis lamentos y sus jadeos de gloria.
Me hizo suya a la fuerza durante tanto rato que mi interior acabó por no ser capaz de albergar más inmundicia dentro, y me desmayé. Aquel bastardo me creyó muerta seguramente, y el miedo lo invadió por completo, pensando entonces en lo que a él realmente le importaba…: su nombre y prestigio, su posición social y su riqueza… Aquello se veía amenazado por mi sangre, sangre que estaba en sus manos y en su alma. El engendro se largó como si nada, abandonándome a mi suerte medio muerta, una vez más.

- Si vives... que este dinero baste para pagar por tu silencio... Si no... que lo aproveche quien te encuentre.-

Esas fueron sus palabras mientras cruzaba el umbral de la habitación y dejaba caer despreocupadamente una bolsa con monedas...
Su silueta es lo único que tengo grabado en mi alma, algo que no podré borrar jamás… Su nombre ya no lo recuerdo, lo he enterrado en mi pasado. No sé cuanto tiempo estuve tirada en aquella habitación, como tampoco sé de dónde saqué las fuerzas ni cómo me arrastré y llegué hasta la calle, no sé, no sé, no sé… Todavía no sé cómo pude hacerlo…
Sólo sé, que los dioses me dieron otra oportunidad, poniéndolo ahí, o, mejor dicho, poniéndome a mí en su camino, en aquel momento para que yo viviera nuevamente. Solamente recuerdo su voz que me calmaba, unas manos suaves que me acariciaban y consolaban tan cálidamente que no pude creer que aquel ser fuera también un hombre como el que me había hecho aquello.
Me cogió en brazos, y después no recuerdo nada más que el cariño y la atención que me prestó intentando salvarme, pero mi cuerpo estaba destruido… No respondía ni a los más pequeños y simples pensamientos de mi trastornada cabeza. No podía más… Sencillamente, no podía más. Él me reveló entonces su secreto. Un secreto que había estado guardando desde que me salvó. Era un vampiro. Era un ser de la noche que me ofreció seguir a su lado. Y yo, que no tenía nada más que a él en ese momento, me asusté. Pero fue eso precisamente lo que me hizo decidirme. Él me pidió que me quedara con él, porque empezaba a sentir algo muy intenso por mí. Y lo cierto era que… yo por él también. Y eso hice. Y esa misma noche, los dioses misericordiosos se apiadaron de mí y él me entregó el tesoro que corría por sus venas, dándome a beber del auténtico elixir de la vida.
El mostró la mayor de las benevolencias conmigo… Él fue el único..

A partir de aquel entonces, de aquella hermosa noche tras lo sucedido con mi reencarnado cuerpo en la que nos entregamos apasionadamente el uno al otro, emprendí una nueva vida, una nueva forma de sanarme, una nueva forma de ser valorada. Él me lo dio todo con tan sólo un soplido, me dio la vida y la oportunidad, me dio aquello que desconocía por completo y aquello que me era familiar, me lo dio todo y nunca pidió nada a cambio. Me enseñó y amaestró con dedicación… Hasta que un día desapareció, dejándome una enorme fortuna a mi nombre. Nunca más lo he vuelto a ver. ¿Qué pasó? ¿A dónde se fue? Salí a buscarle, todas las noches, todas las malditas noches… Pero nunca más lo volví a ver… Hasta que una noche encontré su capa negra y su ropa clavadas en el suelo por estacas. Y recuerdo que lloré tanto que cuando me quise dar cuenta e intentar volver a seguir las cosas a mi alrededor habían cambiado desde que las conocía. Lo amé. Lo amé más que a mi vida. Y me lo arrebataron… Desde entonces han pasado tantas lunas, que no he sido capaz de contarlas.



-Datos Extras:

A) Ha aprendido a cerrar su corazón al amor, aún latiendo dentro de él el amor por ese alguien a quien amó.

B) Tiende a rechazar todo lo que vaya en contra de la voluntad y el derecho de las personas.

C) Debido a su longeva edad y a ese dinero se ha podido permitir el viajar casi alrededor del mundo, preocupándose por conocer todo lo posible acerca de cuantos más campos del conocimiento mejor. Está completamente en contra de los dogmatismos, de las masas y de las falacias por parte del poder hacia el pueblo y el no tan pueblo.