AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Trabaja en algo, para que el Diablo te encuentre siempre ocupado. [Scarlett Bouvier]
Página 1 de 1.
Trabaja en algo, para que el Diablo te encuentre siempre ocupado. [Scarlett Bouvier]
Eve Heikkinen entró a aquel edificio que la mayoría de las mujeres que se jactaran de ser “decentes” y de su honra “intachable” jamás entrarían. Claro que no entró por la puerta principal, lo hizo por la puerta de servicio, aquella por la que entraban el cocinero, el cantinero los mandaderos, las personas de limpieza lo hacían, por un momento pensó en cómo se sentiría entrar por aquella en la entraban los señores de gran de renombre o aquellas damas de llamativos atuendos, “Como entrar por cualquier otra puerta” se dijo a sí misma y se recriminó por tan boba pregunta, la pregunta era más bien ¿Que se sentiría no preocuparse por cuánto dinero se trae en los bolsillos? Y ser una de aquellas personas de clase que entraban por la puerta principal (por más clase media fueran), aquella clase de personas que podían darse el lujo de gastar dinero en un servicio como el que se ofrecía en ese lugar. Nunca, desde que tenía memoria, había podido presumir de algo así, siempre viviendo con lo justo por no decir lo mínimo y eso era precisamente lo que la había llevado a aceptar el empleo de ayudante en aquel lugar, para ella en aquel país no había nadie cuya opinión valiera o la hiciera desistir, prácticamente ya no tenía dinero, vivía y comía de milagro, trabajo era trabajo y no es que fuera a entrar a trabajar de cortesana ¿o si?
Saludó con una leve inclinación de cabeza y una sonrisa a cuanta persona vio al entrar, su francés todavía no era muy bueno y no quería dejar una mala impresión apenas con el saludo en su primer día de trabajo. El lugar por si sólo le cohibía, sus lujos, los aromas encantaban al mismo tiempo que empalagan seguramente no era el lugar más elegante del mundo o del mismo París pero era un ambiente al cual no estaba acostumbrada. No podía estarse quieta por lo que se adentró en el edificio para buscar encargada del lugar, la cual le señalaría sus deberes y obligaciones, sólo la había visto una vez en su vida, aquel día en el que le fue ofrecido el empleo y ella aceptó. Caminaba por los pasillos cuidando ser una sombra y no estorbar a clientes ni cortesanas, así tendría que ser de ahora en adelante, no estorbo sino una ayuda para que esas mujeres cumplieran con su trabajo y los clientes se sintieran cómodos y satisfechos.
Saludó con una leve inclinación de cabeza y una sonrisa a cuanta persona vio al entrar, su francés todavía no era muy bueno y no quería dejar una mala impresión apenas con el saludo en su primer día de trabajo. El lugar por si sólo le cohibía, sus lujos, los aromas encantaban al mismo tiempo que empalagan seguramente no era el lugar más elegante del mundo o del mismo París pero era un ambiente al cual no estaba acostumbrada. No podía estarse quieta por lo que se adentró en el edificio para buscar encargada del lugar, la cual le señalaría sus deberes y obligaciones, sólo la había visto una vez en su vida, aquel día en el que le fue ofrecido el empleo y ella aceptó. Caminaba por los pasillos cuidando ser una sombra y no estorbar a clientes ni cortesanas, así tendría que ser de ahora en adelante, no estorbo sino una ayuda para que esas mujeres cumplieran con su trabajo y los clientes se sintieran cómodos y satisfechos.
Invitado- Invitado
Re: Trabaja en algo, para que el Diablo te encuentre siempre ocupado. [Scarlett Bouvier]
Los nervios están consumiéndole a cada instante. Los minutos pasas como la eternidad para los seres mitológicos e inmortales, tan subjetivo que ha perdido toda noción del tiempo. ¿Cuánto más está dispuesta a soportarlo? La última vez había estado tan cerca de cometer una maldita imprudencia que en esta ocasión no quería arriesgarse de esa manera, pero los sentimientos son traicioneros y lentamente se tragan la poca paciencia que tiene. El dueño ¡¿Su dueño?! Le había dejado la tarea de contratar a nuevo personal, pues las rameras no se daban abasto con los clientes y por supuesto ella no se rebajaría a aceptar a cualquiera como las demás. Scarlett tiene su experiencia marcada en cada célula de su piel, ella no es una cualquiera… pero sea cual sea la razón por la cual él la eligió para llevar ese burdel hasta la cúspide, lo aprovecharía para distraerse al máximo de ese pensamiento torturador, su hijo. Quería verlo, necesitaba hacerlo, sentía la maldita necesidad de correr hasta él y decirle toda la puta verdad, pero no debe… por el bien de ambos no debe.
Su puño golpeo el escritorio, su movimiento al ponerse de pie derribo la silla tras ella, su mirada asesino a un par de mujerzuelas que la envidiaban con locura. No las despide porque son las desgraciadas que aceptan al desgraciado hombre miserable. Sale de la habitación con una sola idea en su cabeza, escapar de allí y olvidarlo todo. En su recorrido se topo con las caricias impúdicas de los caballeros que buscan algo más que una fina compañía, de respuesta únicamente recibieron una bofetada de su parte y a una ramera insignificante. Los pasillos de la casona se encuentran atiborrados de lujuria, en medio de todo el caos una figura femenina se pierde entre las alas de la depravación ese “hogar” - ¿Tú que diablos haces allí? – Le pregunta, sus orbes se clavan en esa flacucha silueta humanoide. Jamás la había visto por allí, conoce a cada una de las cortesanas, sabe perfectamente quien entra y quien ya no es bien recibido en ese lugar, así como puede reconocer a las “niñas” que tienen un futuro en ese negocio, las joyas.
Se aproxima hasta donde le ve de pie, con cada zancada que daba su memoria trataba de indicarle en donde demonios es que le había visto antes. De pie, frente a ella, de esa forma es que la recuerda – Ya veo… has venido por lo del empleo ¿cierto? – Hace una mueca. No muy lejos de allí se escucha la carcajada ebria de la puta más barata del lugar – ¡Por favor Romina, deja de denigrarte de esa manera! Si el imbécil no te quiere no le ruegues ¡carajo! Es él quien se perderá de tus buenos servicios – Sabe perfectamente que pronto nadie más le disfrutará pues será despedida de allí, su tacto no es el mismo que antes, los clientes por muy barata que sea ya no le solicitan por ende esa mujer esta acabada como ramera. – Perdona… ¿a qué exactamente has venido? – Pregunta que sonaría estúpida de no ser que tiene una buena razón de ser, al menos para Scarlett ser directa no es algo imposible – Vaya, sé que bienes de ayudante, pero la mayoría de ustedes termina por quedarse de cortesanas, así que… -
Su puño golpeo el escritorio, su movimiento al ponerse de pie derribo la silla tras ella, su mirada asesino a un par de mujerzuelas que la envidiaban con locura. No las despide porque son las desgraciadas que aceptan al desgraciado hombre miserable. Sale de la habitación con una sola idea en su cabeza, escapar de allí y olvidarlo todo. En su recorrido se topo con las caricias impúdicas de los caballeros que buscan algo más que una fina compañía, de respuesta únicamente recibieron una bofetada de su parte y a una ramera insignificante. Los pasillos de la casona se encuentran atiborrados de lujuria, en medio de todo el caos una figura femenina se pierde entre las alas de la depravación ese “hogar” - ¿Tú que diablos haces allí? – Le pregunta, sus orbes se clavan en esa flacucha silueta humanoide. Jamás la había visto por allí, conoce a cada una de las cortesanas, sabe perfectamente quien entra y quien ya no es bien recibido en ese lugar, así como puede reconocer a las “niñas” que tienen un futuro en ese negocio, las joyas.
Se aproxima hasta donde le ve de pie, con cada zancada que daba su memoria trataba de indicarle en donde demonios es que le había visto antes. De pie, frente a ella, de esa forma es que la recuerda – Ya veo… has venido por lo del empleo ¿cierto? – Hace una mueca. No muy lejos de allí se escucha la carcajada ebria de la puta más barata del lugar – ¡Por favor Romina, deja de denigrarte de esa manera! Si el imbécil no te quiere no le ruegues ¡carajo! Es él quien se perderá de tus buenos servicios – Sabe perfectamente que pronto nadie más le disfrutará pues será despedida de allí, su tacto no es el mismo que antes, los clientes por muy barata que sea ya no le solicitan por ende esa mujer esta acabada como ramera. – Perdona… ¿a qué exactamente has venido? – Pregunta que sonaría estúpida de no ser que tiene una buena razón de ser, al menos para Scarlett ser directa no es algo imposible – Vaya, sé que bienes de ayudante, pero la mayoría de ustedes termina por quedarse de cortesanas, así que… -
Scarlett Bouvier- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 28/02/2011
Re: Trabaja en algo, para que el Diablo te encuentre siempre ocupado. [Scarlett Bouvier]
Dio vuelta en aquel pasillo, miró de reojo una puerta entre abierta pero no se atrevió a definir alguna imagen lo que había dentro de ahí. Apenas tres o cuatros metros después de esa puerta una voz, una llamada de atención la sobresalta y le obliga a detenerse. Dirigió su mirada hacia la dueña de esa voz, y es ella, la mujer que había ido a buscar, la pregunta la desconcierta un poco pero tal vez no la recuerda, aquella mujer ha de ver tantas mujeres que una rubia más, una menos, no es relevante.
Pero de cualquier forma, la ve aproximarse y se para derecha apunto de contestarle pero inmediatamente ella misma se contesta.- Si, he venido por el empleo- afirma y no tiene oportunidad de preguntar nada más, no muy lejos, ahí donde la puerta yacía entreabierta, se escucha una carcajada floja, más bien etilica, y otra vez esa misma voz autoritaria resuena. Hasta las putas tienen su limite y es obvio que aquella mujer ebria lo ha pasado. Luego escucha como se dirige a ella de nuevo.
-He venido a ponerme a sus servicios por el puesto de ayudante - contesto, sin apartar la vista de aquella puerta entreabierta. La escucha y ese último comentario atrapa de nuevo su atención, por eso tantas preguntas. Le gusta que sea directa.- No sé como terminan las demás pero sólo vengo por el empleo de ayudante, quisiera saber cuales serán mis tareas - dice en tono serio más no grosero, no sabe cuales son las tareas de una ayudante en ese lugar. -para empezar de inmediato.- aquella mujer, su jefa, la cohíbe un poco al igual que todo el establecimiento pero no está dispuesta a que ese sentimiento pero disimula con tal de no demostrárselo.
Pero de cualquier forma, la ve aproximarse y se para derecha apunto de contestarle pero inmediatamente ella misma se contesta.- Si, he venido por el empleo- afirma y no tiene oportunidad de preguntar nada más, no muy lejos, ahí donde la puerta yacía entreabierta, se escucha una carcajada floja, más bien etilica, y otra vez esa misma voz autoritaria resuena. Hasta las putas tienen su limite y es obvio que aquella mujer ebria lo ha pasado. Luego escucha como se dirige a ella de nuevo.
-He venido a ponerme a sus servicios por el puesto de ayudante - contesto, sin apartar la vista de aquella puerta entreabierta. La escucha y ese último comentario atrapa de nuevo su atención, por eso tantas preguntas. Le gusta que sea directa.- No sé como terminan las demás pero sólo vengo por el empleo de ayudante, quisiera saber cuales serán mis tareas - dice en tono serio más no grosero, no sabe cuales son las tareas de una ayudante en ese lugar. -para empezar de inmediato.- aquella mujer, su jefa, la cohíbe un poco al igual que todo el establecimiento pero no está dispuesta a que ese sentimiento pero disimula con tal de no demostrárselo.
Última edición por Eve Heikkinen el Mar Mayo 10, 2011 1:51 am, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Trabaja en algo, para que el Diablo te encuentre siempre ocupado. [Scarlett Bouvier]
¿Cuántas veces ha escuchado lo mismo? Siempre la misma cantata, pero nadie mejor que ella sabía perfectamente lo que el hambre causaba en la voluntad “inquebrantable” de las personas. El diablo tiene formas inimaginables y entre ellas se encuentra precisamente la decadencia. Sin cuestionar más nada, Scarlett asiente con su cabeza, frunciendo el ceño, mirando fijamente a la muchacha frente a ella. Nota como se encuentra vestida, su miseria es opacada por la belleza que irradia ese rostro casi perfecto que posee. Su juventud es la virtud más explotable que pudiese tener y ni siquiera le había cruzado por la cabeza el dinero que puede obtener a cambio de esto. Una sonrisa en los labios de Scarlett despeja todo sombrío pensamiento que le embistió al verle allí, le dará la oportunidad de trabajar decentemente, no sería precisamente esa ramera quien la tentara con el placer del dinero, al menos por ahora. – Esta bien, como quieras… - dice fríamente, como siempre, como suele hacerlo con cada criatura que le dirige la palabra.
Necesitaba cualquier maldito pretexto para detenerse en la puerta y no salir corriendo tras el encuentro de su hijo. Nunca antes le había agradecido a alguien por su presencia en ese maldito prostíbulo, en esta ocasión lo hizo silenciosamente y con una mirada profunda. Se gira sobre sus talones para partir hasta su “camerino, oficina” al carajo, es lo mismo; frente a ella una silueta masculina se detiene a admirar su belleza, la atrapa por la cintura… Scarlett no tiene tiempo para lidiar con idiotas que jamás podrían pagar su compañía, lo abofetea – Lárgate Alfred – le dice a uno de los clientes más recurrentes del burdel y el mismo que había rechazado a Romina – Sabes que solo vengo por ti Scar… ¿Por qué no puedes hacerme ese favor? – Su tosca voz, su aliento a alcohol, todo se estampa contra el cuello de la puta quien hace una mueca de disgusto y lo aparta de ella con un puntapié en su pierna. El dolor lo hace callar el tiempo suficiente como para que la mujerzuela le responda con altanería – ¿Para que carajo quieres a una frígida como yo, cuando tienes varias posibilidades de cogerte a cualquiera de estas y llenarlas de orgasmos? ¡No me estés jodiendo! – Se adelanta con paso veloz y le hace una seña a la muchacha con la mano para que la siga. En sus intentos por escaparse de ese pasillo lo más rápido posible ignora el atrevimiento de Alfred contra la extraña.
Este sucio y despreciable ser, irgue su cuerpo, camina con cierta dificultad hasta la señorita Heikkinen, su mano derecha se posa insensata sobre el pecho de la dama – Si esa zorra no quiere, tú sí follaras conmigo – La acorrala contra la pared, sus manos inquietas buscan desvestir su frágil y delicado cuerpo, divertidas, llenas de lascivia tratan de encontrar un espacio libre hasta su intimidad. La locura se percibe en sus ojos, una demencia letal, acompañada por ese hedor infernal a licor, la marca del demonio… la razón por la cual infinidad de almas caen en el tártaro y se enfrentan a su condena eterna por el pecado y el vicio que “consagraron” en su mortalidad.
Necesitaba cualquier maldito pretexto para detenerse en la puerta y no salir corriendo tras el encuentro de su hijo. Nunca antes le había agradecido a alguien por su presencia en ese maldito prostíbulo, en esta ocasión lo hizo silenciosamente y con una mirada profunda. Se gira sobre sus talones para partir hasta su “camerino, oficina” al carajo, es lo mismo; frente a ella una silueta masculina se detiene a admirar su belleza, la atrapa por la cintura… Scarlett no tiene tiempo para lidiar con idiotas que jamás podrían pagar su compañía, lo abofetea – Lárgate Alfred – le dice a uno de los clientes más recurrentes del burdel y el mismo que había rechazado a Romina – Sabes que solo vengo por ti Scar… ¿Por qué no puedes hacerme ese favor? – Su tosca voz, su aliento a alcohol, todo se estampa contra el cuello de la puta quien hace una mueca de disgusto y lo aparta de ella con un puntapié en su pierna. El dolor lo hace callar el tiempo suficiente como para que la mujerzuela le responda con altanería – ¿Para que carajo quieres a una frígida como yo, cuando tienes varias posibilidades de cogerte a cualquiera de estas y llenarlas de orgasmos? ¡No me estés jodiendo! – Se adelanta con paso veloz y le hace una seña a la muchacha con la mano para que la siga. En sus intentos por escaparse de ese pasillo lo más rápido posible ignora el atrevimiento de Alfred contra la extraña.
Este sucio y despreciable ser, irgue su cuerpo, camina con cierta dificultad hasta la señorita Heikkinen, su mano derecha se posa insensata sobre el pecho de la dama – Si esa zorra no quiere, tú sí follaras conmigo – La acorrala contra la pared, sus manos inquietas buscan desvestir su frágil y delicado cuerpo, divertidas, llenas de lascivia tratan de encontrar un espacio libre hasta su intimidad. La locura se percibe en sus ojos, una demencia letal, acompañada por ese hedor infernal a licor, la marca del demonio… la razón por la cual infinidad de almas caen en el tártaro y se enfrentan a su condena eterna por el pecado y el vicio que “consagraron” en su mortalidad.
Scarlett Bouvier- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 28/02/2011
Re: Trabaja en algo, para que el Diablo te encuentre siempre ocupado. [Scarlett Bouvier]
Sabía que la necesidad y el hambre podían empujar a las personas a hacer muchas cosas, ella misma era una prueba fehaciente de eso, no muchas personas se atreverían a entrar en aquel establecimiento, es más muchas de esas personas que en ese momento se encontraban en el establecimiento se escabullían por las calles parisinas para poder entrar ahí debido a que para el resto de la sociedad, prestar o solicitar, aquellos servicios era malvisto, pero en este mundo ella podía reconocer cosas bastantes peores que ofrecer servicios carnales, cosas peores como robar o asesinar.
Le reconfortó lo rápido que aquella mujer desistía de asegurar que ella terminaría como una más de sus chicas en ese lugar y se disponía a seguirla a donde fuera que dirigía cuando ante ellas surge aquel desagradable que osa interceptar a su ahora jefa sosteniéndola por la cintura, toda la escena transcurrió tomándola por sorpresa pero trató de mantenerse impasible y no mostrar ni el más mínimo gesto de desazón en su rostro, suponía que vería más escenas como esas en ese lugar y por lo mismo tenía que aprender a lidiar con ellas sin embargó optó por alejarse lo más que podía de aquella escena cosa que era imposible y que la llevo a agazaparse contra la pared .
En cuanto vio como la mujer se deshizo del agarre de aquel personaje, inmediatamente se dispuso a llegar tan cerca de ella como le fuera posible pero falló en su intento. Aquel que antes sujetaba a la encargada del burdel ahora la sujetaba a ella, y la toma por pecho, empujándola y volviendo a tenerla contra la pared. Lo escucha y por un momento todo pensamiento es sustituido por el pánico. Siente sus manos toscas y torpes sopesar su cuerpo y ella desesperada trata de quitárselo de encima. Por un instante hace contacto visual con sus ojos y puede ver la demencia que yace en ellos, y por algún motivo ella misma se siente sucia. Siente como por fin alcanza a tocar su muslo y ella torpemente trata de mantener su falda en el lugar correcto. Siente y desearía no hacerlo, tener la habilidad de aquella mujer, a la que ahora apenas y puede ver alejándose por el pasillo, siente su aliento chocar contra su piel, sucio, cargado, casi tangible, la marea y la asquea cierra los ojos, alza el cuello tratando de alejar lo más posible su rostro de aquel sujeto, fija la mirada en el techo de aquel lugar, tratando de apartar la desesperación que la invadía, tratando de hacer cumulo de todas sus fuerzas para separarse de aquel sujeto. Logra empujarlo, y él en su estado, borracho, se tambalea y cae al suelo. Aprovecha el momento, y no duda en alejarse de ahí como le es posible, aunque ella misma se siente negada para andar.
-Madame Bouvier- jadea y la totalidad de la frase se pierde, pero es casi una súplica de ayuda. El esfuerzo le ha cansado, mira a su espalda y el sujeto se ha levantado. Teme que se atreva a tocarla de nuevo.
Le reconfortó lo rápido que aquella mujer desistía de asegurar que ella terminaría como una más de sus chicas en ese lugar y se disponía a seguirla a donde fuera que dirigía cuando ante ellas surge aquel desagradable que osa interceptar a su ahora jefa sosteniéndola por la cintura, toda la escena transcurrió tomándola por sorpresa pero trató de mantenerse impasible y no mostrar ni el más mínimo gesto de desazón en su rostro, suponía que vería más escenas como esas en ese lugar y por lo mismo tenía que aprender a lidiar con ellas sin embargó optó por alejarse lo más que podía de aquella escena cosa que era imposible y que la llevo a agazaparse contra la pared .
En cuanto vio como la mujer se deshizo del agarre de aquel personaje, inmediatamente se dispuso a llegar tan cerca de ella como le fuera posible pero falló en su intento. Aquel que antes sujetaba a la encargada del burdel ahora la sujetaba a ella, y la toma por pecho, empujándola y volviendo a tenerla contra la pared. Lo escucha y por un momento todo pensamiento es sustituido por el pánico. Siente sus manos toscas y torpes sopesar su cuerpo y ella desesperada trata de quitárselo de encima. Por un instante hace contacto visual con sus ojos y puede ver la demencia que yace en ellos, y por algún motivo ella misma se siente sucia. Siente como por fin alcanza a tocar su muslo y ella torpemente trata de mantener su falda en el lugar correcto. Siente y desearía no hacerlo, tener la habilidad de aquella mujer, a la que ahora apenas y puede ver alejándose por el pasillo, siente su aliento chocar contra su piel, sucio, cargado, casi tangible, la marea y la asquea cierra los ojos, alza el cuello tratando de alejar lo más posible su rostro de aquel sujeto, fija la mirada en el techo de aquel lugar, tratando de apartar la desesperación que la invadía, tratando de hacer cumulo de todas sus fuerzas para separarse de aquel sujeto. Logra empujarlo, y él en su estado, borracho, se tambalea y cae al suelo. Aprovecha el momento, y no duda en alejarse de ahí como le es posible, aunque ella misma se siente negada para andar.
-Madame Bouvier- jadea y la totalidad de la frase se pierde, pero es casi una súplica de ayuda. El esfuerzo le ha cansado, mira a su espalda y el sujeto se ha levantado. Teme que se atreva a tocarla de nuevo.
Invitado- Invitado
Re: Trabaja en algo, para que el Diablo te encuentre siempre ocupado. [Scarlett Bouvier]
El clamor de la muchacha le hace girar sobre sus talones rápidamente, sus zancadas le conducen por el pasillo hasta donde les había dejado. Ver al cerdo retorciéndose en el suelo y la mirada aterrada de la joven le concede una idea de lo que ocurrió. ¿Cómo olvidar la primera vez en que Scarlett se inmiscuyó en un atentado como ese? Es bastante deprimente el aceptar que hay hombres tan repugnantes como él que no merecen ni el sacrificio de su oficio. La molestia se ve inscrita en las facciones de su rostro, el desprecio se irradia desde cada uno de sus poros, la desesperación y esas ganas idiotas de arrancarle la cabeza son descomunales, nada puede hacer más que… Toma la mano de la chica y con su fuerza la atrae hasta ella, maniobra con su cuerpo para hacerla quedar tras su espalda, ahora es Scarlett quien está en medio de ambos, es ella quien le pondrá en definitiva un final a semejante barbarie. – Ya vete de aquí maldito engendro – Sus brazos lo empujan contra el muro, sus labios escupen sobre él y este como el maldito depravado que es se lo traga con obscenidad, vanagloriándose por ese hecho tan repulsivo como su rostro – ¡oh, maldición! Lárgate de mi burdel, ya no eres bienvenido… ¡Hasta las putas nos reservamos el derecho de admisión! – terminada su frase es tomada con fuerza por la cintura y azotada contra la pared de la misma manera en que ella lo había hecho contra él, pero la fuerza de un hombre de ochenta kilos no se puede comparar contra la de una ramera que pesa la mitad que él. El daño par Scarlett la dejo un tanto torpe y sumamente mareada. Hubiese deseado darle en la garganta pero lo único que consiguió con la daga que guardaba celosamente entre sus senos; fue abrirle la mitad de su mejilla.
El alarido de Alfred llama la atención de las otras putas que se encontraban trabajando y no exclusivamente de ellas si no también acaparo la curiosidad de los caballeros que llegaron buscar una noche de placer con una de las rameras. Uno de ellos se aproxima hasta su encuentro, toma al desgraciado por la espalda y lo saca a patadas del burdel. Scarlett se ha quedado pasmada en el muro sin lograr reaccionar, la arruga en su frente denota confusión y extrañeza. Sacude su cabeza un par de veces para ver si así logra encontrarse a si misma en medio de toda la conmoción y a lo lejos escucha una voz grave que le cuestiona si está bien, a lo cual asiente una única vez. Se relame los labios, un poco más enfocada a su realidad, equilibra su cuerpo y se dirige hasta su oficina –habitación- se da un pequeño masaje en la cien para después ir directo a su cuello – acompáñame – susurra al pasar cerca de la fémina, suspira y levanta su mirada al techo del pasillo. Las manchas en este dejan imaginar lo antigua que es la casona y las muchas veces en las que se ha visto en remodelación, las capas del tapiz se comienzan por desprender poco a poco. – si quieres trabajar aquí, tendrás que acostumbrarte a cosas como esa – Se detiene y posa su mirada en ella, un sentimiento de pena recorre su rostro, no por lo que le paso a ella, si no por lo que estuvieron a punto de hacerle a la mujer que únicamente desea un empleo para sobrevivir a la crudeza de la ciudad. – lo lamento, tendré que enseñarte a defenderte, supongo… - Se encoge de hombros y le sonríe con vergüenza. Este momento es uno de los pocos donde Scarlett expresa sus emociones y lo que le altera.
El alarido de Alfred llama la atención de las otras putas que se encontraban trabajando y no exclusivamente de ellas si no también acaparo la curiosidad de los caballeros que llegaron buscar una noche de placer con una de las rameras. Uno de ellos se aproxima hasta su encuentro, toma al desgraciado por la espalda y lo saca a patadas del burdel. Scarlett se ha quedado pasmada en el muro sin lograr reaccionar, la arruga en su frente denota confusión y extrañeza. Sacude su cabeza un par de veces para ver si así logra encontrarse a si misma en medio de toda la conmoción y a lo lejos escucha una voz grave que le cuestiona si está bien, a lo cual asiente una única vez. Se relame los labios, un poco más enfocada a su realidad, equilibra su cuerpo y se dirige hasta su oficina –habitación- se da un pequeño masaje en la cien para después ir directo a su cuello – acompáñame – susurra al pasar cerca de la fémina, suspira y levanta su mirada al techo del pasillo. Las manchas en este dejan imaginar lo antigua que es la casona y las muchas veces en las que se ha visto en remodelación, las capas del tapiz se comienzan por desprender poco a poco. – si quieres trabajar aquí, tendrás que acostumbrarte a cosas como esa – Se detiene y posa su mirada en ella, un sentimiento de pena recorre su rostro, no por lo que le paso a ella, si no por lo que estuvieron a punto de hacerle a la mujer que únicamente desea un empleo para sobrevivir a la crudeza de la ciudad. – lo lamento, tendré que enseñarte a defenderte, supongo… - Se encoge de hombros y le sonríe con vergüenza. Este momento es uno de los pocos donde Scarlett expresa sus emociones y lo que le altera.
FDR: Disculpa la demora, he estado un poco ausente.
Scarlett Bouvier- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 28/02/2011
Re: Trabaja en algo, para que el Diablo te encuentre siempre ocupado. [Scarlett Bouvier]
Aún estaba alterada, ver como aquella mujer regresaba y la tomaba de la mano atrayéndola hacia ella e interponiéndose entre aquel asqueroso hombre que hace apenas unos segundos la estuviera tocando… el rememorarlo le dio nauseas. Aquel acto le devolvió el alma al cuerpo. La señora Bouvier se enfrentó al hombre, fuerte y decidida con la experiencia que dan los años curtidos en ese oficio, con el derecho que da estar al mando de aquella casa tan peculiar.
Aquella paz fue tan sólo momentánea y en escasos segundos toda la escena cambió, invirtiéndose los papeles, al verla siendo azotada por la pared, quiso socorrerla pero se encontraba paralizada pero pronto se dio cuenta de que aquella mujer tenía varias cartas bajo la manga o mejor dicho una daga entre los senos. Observó como el hombre era despachado por uno de los clientes del lugar o al menos así lo suponía y se preguntó por que no les habían ayudado antes… la voz de la ahora su jefa le saca de sus cavilaciones, un susurro pero fue suficiente, no deseaba estar un segundo más en aquel pasillo al menos por esa noche.
Ante la aseveración, asiente pero luego su cerebro hace las conexiones pertinentes dándose cuenta de que la mujer no puede verla y lleva su ademán corporal a la oral.- Entiendo- su voz se escucha fuerte pero turbada.- no es como si este negocio fuese una florería–definitivamente este no era el empleo en el que el riegas plantas y armas arreglos florares esperando a que alguna pareja de enamorados atraviese la puerta. Una vez estando frente a ella, cara a cara oye su propuesta de enseñarle a defenderse y por reflejo vuelve a asentir.- No se preocupe, sólo fue una mala primera noche.- le sonríe, lo que ocurrió en aquel pasillo no era su culpa y ella al atravesar las puertas de ese edificio y aceptar el empleo tenía que hacerse a la idea de que situaciones así se daban.
-A partir de ahora estoy a sus servicios. Sólo quiero saber qué es lo que tengo que hacer -Ella no sabía qué era lo que hacía un ayudante en ese lugar, ¿trabajos propios de una casa? ¿Asistir a las cortesanas? ¿Mandados? Ella podía y estaba dispuesta a hacer todo eso- y cada cuanto recibiré la paga.- agregó, de aquel detalle no se había hablado en primera instancia, era un detalle que necesitaba para planear su día a día.
Aquella paz fue tan sólo momentánea y en escasos segundos toda la escena cambió, invirtiéndose los papeles, al verla siendo azotada por la pared, quiso socorrerla pero se encontraba paralizada pero pronto se dio cuenta de que aquella mujer tenía varias cartas bajo la manga o mejor dicho una daga entre los senos. Observó como el hombre era despachado por uno de los clientes del lugar o al menos así lo suponía y se preguntó por que no les habían ayudado antes… la voz de la ahora su jefa le saca de sus cavilaciones, un susurro pero fue suficiente, no deseaba estar un segundo más en aquel pasillo al menos por esa noche.
Ante la aseveración, asiente pero luego su cerebro hace las conexiones pertinentes dándose cuenta de que la mujer no puede verla y lleva su ademán corporal a la oral.- Entiendo- su voz se escucha fuerte pero turbada.- no es como si este negocio fuese una florería–definitivamente este no era el empleo en el que el riegas plantas y armas arreglos florares esperando a que alguna pareja de enamorados atraviese la puerta. Una vez estando frente a ella, cara a cara oye su propuesta de enseñarle a defenderse y por reflejo vuelve a asentir.- No se preocupe, sólo fue una mala primera noche.- le sonríe, lo que ocurrió en aquel pasillo no era su culpa y ella al atravesar las puertas de ese edificio y aceptar el empleo tenía que hacerse a la idea de que situaciones así se daban.
-A partir de ahora estoy a sus servicios. Sólo quiero saber qué es lo que tengo que hacer -Ella no sabía qué era lo que hacía un ayudante en ese lugar, ¿trabajos propios de una casa? ¿Asistir a las cortesanas? ¿Mandados? Ella podía y estaba dispuesta a hacer todo eso- y cada cuanto recibiré la paga.- agregó, de aquel detalle no se había hablado en primera instancia, era un detalle que necesitaba para planear su día a día.
[FDR: Ahora discúlpame tú a mi por la tardanza ]
Invitado- Invitado
Re: Trabaja en algo, para que el Diablo te encuentre siempre ocupado. [Scarlett Bouvier]
La desesperación nos hace actuar de forma irracional o tal vez no tanto. El hambre que puede tener un cuerpo es incluso más letal que cualquier daga atravesándote las entrañas y es que por un bocado hay quienes se atreven a cualquier cosa. Para la joven frente a Scarlett era trabajar en el burdel, un sitio de mala muerte en donde una vez que cruzas la puerta, las miradas de los extraños te clasifican en lo más ‘sucio’ de su mente. Simple hipocresía que se ve arraigada a tiempos inmemorables, eso para una puta como ella… está de sobra, si tan sólo comprendieran sus razones, quizá se detendrían a pensar y no a juzgar lo que se ve. Las putas vienen y van, con carcajadas sonoras que, como todo en ellas, son falsas y buscan complacer a sus clientes. Los varones se pasean por los pasillos observando la mercancía, adivinando con sus ojos cual de ellas será la que le hará berrear en la cama. Todas y cada una de ellas, son bastante buenas en su trabajo, los títulos que la experiencia o lo ágil de cada una, se ganan no por la cantidad de hombres que las solicita, si no por la cantidad de dinero que un sólo hombre está dispuesto a pagar por ellas. Puede sonar un poco crudo, pero ellas son objetos y el burdel el lugar de la subasta. Scarlett también está incluida en la lista.
Cristalinas gotas de sudor escurren la frente de Scarlett, aquella batalla le había agotado. No es posible comparar la fuerza de un hombre con la de una mujer, el esfuerzo ha tocado su piel y se ha reflejado en los jadeos que exhala. No, no era una opción a considerar la de enseñarle a la chica como defenderse de la agresión de los clientes del lugar, se tiene que hacer. La rubia no permitirse el lujo de que sucesos como ese se repitieran, tendría que hablarlo muy seriamente con Lucian. Esos lugares también se reservan el derecho de admisión. Una vez que la tensión se había disipado, o al menos eso se aparentaba entre ambas, la joven cuestiona sus deberes y la paga que obtendría por realizarlos. Scarlett asiente con su cabeza y hace una mueca pensativa, divagando quizá en algunas cosas fuera del tema. – Lo único que tienes que hacer es mantener las habitaciones ‘decentes’ cuando se han desocupado – Responde, aquella mueca se desparece de su rostro y una sonrisa amarga la sustituye. Cierto es que aquel lugar pocas veces se encuentra vacío, hombres desesperados y ansiosos por sentirse amados los hay por montones, en cualquier noche de la semana a cualquier hora. – Revisar las ropas de las cortesanas, que estén en perfectas condiciones y, cuando no sea así reportármelo inmediatamente – Antes que nada, la vista es lo que enamora, mantenerse hermosas para los clientes es una de las condiciones principales dentro de la casona, eso incluye la indumentaria. – Tu paga será por día, al término de la jornada, sea la hora que sea… puedes venir hasta mí y cobrar por tu trabajo. No será mucho, pero lo suficiente como para sobrevivir las primeras semanas, después de eso, conforme a tu desempeño veremos que aumento se te puede dar y que otros cargos, eso ya depende de ti –
Cristalinas gotas de sudor escurren la frente de Scarlett, aquella batalla le había agotado. No es posible comparar la fuerza de un hombre con la de una mujer, el esfuerzo ha tocado su piel y se ha reflejado en los jadeos que exhala. No, no era una opción a considerar la de enseñarle a la chica como defenderse de la agresión de los clientes del lugar, se tiene que hacer. La rubia no permitirse el lujo de que sucesos como ese se repitieran, tendría que hablarlo muy seriamente con Lucian. Esos lugares también se reservan el derecho de admisión. Una vez que la tensión se había disipado, o al menos eso se aparentaba entre ambas, la joven cuestiona sus deberes y la paga que obtendría por realizarlos. Scarlett asiente con su cabeza y hace una mueca pensativa, divagando quizá en algunas cosas fuera del tema. – Lo único que tienes que hacer es mantener las habitaciones ‘decentes’ cuando se han desocupado – Responde, aquella mueca se desparece de su rostro y una sonrisa amarga la sustituye. Cierto es que aquel lugar pocas veces se encuentra vacío, hombres desesperados y ansiosos por sentirse amados los hay por montones, en cualquier noche de la semana a cualquier hora. – Revisar las ropas de las cortesanas, que estén en perfectas condiciones y, cuando no sea así reportármelo inmediatamente – Antes que nada, la vista es lo que enamora, mantenerse hermosas para los clientes es una de las condiciones principales dentro de la casona, eso incluye la indumentaria. – Tu paga será por día, al término de la jornada, sea la hora que sea… puedes venir hasta mí y cobrar por tu trabajo. No será mucho, pero lo suficiente como para sobrevivir las primeras semanas, después de eso, conforme a tu desempeño veremos que aumento se te puede dar y que otros cargos, eso ya depende de ti –
Scarlett Bouvier- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 28/02/2011
Re: Trabaja en algo, para que el Diablo te encuentre siempre ocupado. [Scarlett Bouvier]
La escena anterior todavía yacía latente en su cabeza, como un corazón que late desbocado luego de haber corrido cuenta arriba un largo trayecto sumamente empinado, tal vez con el tiempo, esa recuerdo desaparecería o tal vez no, tal vez sería sustituido por algún otro mejor o peor, entendía perfectamente al lugar en el que se estaba metiendo y todos los riesgos que esto conllevaba pero estaba decidida a salir adelante en esa ciudad que sólo había sabido mostrarle adversidad.
La escuchó atenta a sus indicaciones y fijándose en el aspecto de su ahora jefa, era una mujer bella y por su porte debía juzgarse que nadie absolutamente nadie jugaba con ella pero tenía sus ratos en los que las circunstancias no le favorecían y claramente las gotas de sudor que corrían por su piel era muestra de ello y de la fuerza física que había superado a la propia y sin embargo ahí estado con cierto toque airoso que a pesar de todo la hacía distinguir como quien mandaba ahí. Asintió a cada una de las explicaciones a sus deberes, no era nada que no hubiera hecho ya al hacerse cargo de sus hermanos o en alguno de esos empleos temporales que tuvo en hostales en su viaje de su natal Porvoo hasta París, hasta el asunto de la paga le era comprensible, nadie podía arriesgarse a pagar sin ver resultados, a subir de sueldo sin observar antes que el empleado tenía la disponibilidad y entereza para quedarse y no salir huyendo a las primeras de cambio.
-Yo misma sé coser y podría hacer los arreglos en las ropas- Había aprendido el oficio de su madre una excelente costurera, desgraciadamente para trabajar como costurera hasta en el lugar más humilde al que había ido a solicitar empleo le habían pedido alguien quien respondiera por ella, una recomendación, cosa imposible para ella, recién llegada y sin ningún conocido -Claro, si a usted no le molesta- Seguramente un arreglo del vestuario de alguna de las cortesanas al momento sería de gran ayuda y les ahorraría un poco de trabajo -Adicional a mi trabajo y sin pago extra, podría ponerme a prueba, si no le gusta mi trabajo seguiré fiel a la escoba- trató de bromear y sonrió. Aquella mujer no lucía cruel, parecía una mujer estricta, si (un lugar como aquel no lo lleva una persona de carácter enclenque y regalandole dulces a todo el mundo) pero en el fondo justa, tal vez si ella lograba quedarse lo suficiente también recibiría una paga por ello.
La escuchó atenta a sus indicaciones y fijándose en el aspecto de su ahora jefa, era una mujer bella y por su porte debía juzgarse que nadie absolutamente nadie jugaba con ella pero tenía sus ratos en los que las circunstancias no le favorecían y claramente las gotas de sudor que corrían por su piel era muestra de ello y de la fuerza física que había superado a la propia y sin embargo ahí estado con cierto toque airoso que a pesar de todo la hacía distinguir como quien mandaba ahí. Asintió a cada una de las explicaciones a sus deberes, no era nada que no hubiera hecho ya al hacerse cargo de sus hermanos o en alguno de esos empleos temporales que tuvo en hostales en su viaje de su natal Porvoo hasta París, hasta el asunto de la paga le era comprensible, nadie podía arriesgarse a pagar sin ver resultados, a subir de sueldo sin observar antes que el empleado tenía la disponibilidad y entereza para quedarse y no salir huyendo a las primeras de cambio.
-Yo misma sé coser y podría hacer los arreglos en las ropas- Había aprendido el oficio de su madre una excelente costurera, desgraciadamente para trabajar como costurera hasta en el lugar más humilde al que había ido a solicitar empleo le habían pedido alguien quien respondiera por ella, una recomendación, cosa imposible para ella, recién llegada y sin ningún conocido -Claro, si a usted no le molesta- Seguramente un arreglo del vestuario de alguna de las cortesanas al momento sería de gran ayuda y les ahorraría un poco de trabajo -Adicional a mi trabajo y sin pago extra, podría ponerme a prueba, si no le gusta mi trabajo seguiré fiel a la escoba- trató de bromear y sonrió. Aquella mujer no lucía cruel, parecía una mujer estricta, si (un lugar como aquel no lo lleva una persona de carácter enclenque y regalandole dulces a todo el mundo) pero en el fondo justa, tal vez si ella lograba quedarse lo suficiente también recibiría una paga por ello.
Invitado- Invitado
Contenido patrocinado
Temas similares
» Una ramera como muchas otras {Scarlett Bouvier}
» Nunca olvides que basta una persona o una idea para cambiar tu vida para siempre,ya sea para bien o para mal || Xiang-Mei Relations
» Basta una persona o una idea para cambiar tu vida para siempre,ya sea para bien o para mal.
» Nadie sabe para quién trabaja [Regina's Relationship]
» Nadie sabe para quién trabaja [Geráldine Fontaine]
» Nunca olvides que basta una persona o una idea para cambiar tu vida para siempre,ya sea para bien o para mal || Xiang-Mei Relations
» Basta una persona o una idea para cambiar tu vida para siempre,ya sea para bien o para mal.
» Nadie sabe para quién trabaja [Regina's Relationship]
» Nadie sabe para quién trabaja [Geráldine Fontaine]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour