AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El Opio de los muertos ~Libre~
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El Opio de los muertos ~Libre~
-Sentir la respiracion viajar a los sórdidos mundos de la desigualdad, agitada, confundida por el ritmo cardiaco del traficante humano comenzaba a ser una verdadera molestia en momentos como este donde un espiritu escurridizo podía revelarle información sobre un asesino en busca y captura. Ese asesino era la via de escape a la monotonía de mujeres con arranque emocional pues pocos hombres se atrevian a practicar el deshuso de encender velas o quemar hojas de árboles del bosque eso bien lo sabia el brujo que habia pasado toda su vida observando a la raza humana inclusive sus propios movimientos ya que tambien contaba como un humano más.
Habia perdido al alma errante, escurridiza...los susurros modificaban los pensamientos de su sien nada más encontrarse en el mundo de los callejones donde los vagabundos parecian haber extendido su territorio por el olor que alli habia, almas errantes de suicidios, asesinatos, prostitutas que parecian ejercer aun estando muertas pero nada del espiritu que él deseaba, Aetos acabó por cansarse exprimiendo una sonrisa delgada en su rostro porque despues de todo esto lo hacia por mera diversión ya que el dinero no le importaba demasiado-
Debo estar perdiendo mi toque -Habló para si mismo sacando con lentitud una pipa que no contenua tabaco sino algunas hierbas menos nocivas pero que eran incluso más fuerte que la droga que ataba al país, dispuesto a hecharse mierdas al cuerpo preferia alguna que no le perjudicase en corto tiempo como sería los efectos del tabaco. Tomó asiento en una de las calles sin importar la mugre que crecía en ellas empezando a fumar reconociendo las siluetas del humo a pesar de todas las almas que aun no habian advertido de la presencia del brujo-
Habia perdido al alma errante, escurridiza...los susurros modificaban los pensamientos de su sien nada más encontrarse en el mundo de los callejones donde los vagabundos parecian haber extendido su territorio por el olor que alli habia, almas errantes de suicidios, asesinatos, prostitutas que parecian ejercer aun estando muertas pero nada del espiritu que él deseaba, Aetos acabó por cansarse exprimiendo una sonrisa delgada en su rostro porque despues de todo esto lo hacia por mera diversión ya que el dinero no le importaba demasiado-
Debo estar perdiendo mi toque -Habló para si mismo sacando con lentitud una pipa que no contenua tabaco sino algunas hierbas menos nocivas pero que eran incluso más fuerte que la droga que ataba al país, dispuesto a hecharse mierdas al cuerpo preferia alguna que no le perjudicase en corto tiempo como sería los efectos del tabaco. Tomó asiento en una de las calles sin importar la mugre que crecía en ellas empezando a fumar reconociendo las siluetas del humo a pesar de todas las almas que aun no habian advertido de la presencia del brujo-
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: El Opio de los muertos ~Libre~
Aquella había prometido ser una buena noche para Brigitte. Si hablamos de en cuanto a clientes debe tener una cortesana claro, pues para ella la mejor noche era en la que se quedaba e su cuarto sin hacer nada más a parte de dormir cómodamente en su cama. O bien leer alguno de los libros que le había traido la madame por petición propia. La cuestión es -volviendo a la actualidad- que un cliente la habia pedido para la noche entera, por ese mismo motivo la madame la había felicitado y prometido la noche siguiente libre. En eso habia tenido suerte; solía hacerlo a aquellas que conseguía engatusar tan bien a uno como para que pagara un dineral por una noche entera.
Sin embargo, la "diversión" se fastidió a medio camino. Iban caminando por las calles de parís. El hombre parecía ser bastante adinerado más aún así lo suficientemente discreto como para no tener su carruaje esperandole en alguna parte. Lo más seguro es que nadie supiese lo que hacia en ese momento y añadiendole algo más posiblemente también tendría una buena mujer esperandole en su mansión, casa o lo que tuviera por vivienda. Una bella pero posiblemente recatada; lo suficiente como para no cumplir los deseos mas oscuros de su marido. Deseos que solo alguien como Brigitte podria cumplir.
A menudo se encontraba de ese tipo de clientes; ya nada podía sorprenderla. Se equivocaba. ¿El que a mitad del camino se encontrara con otro y empezaran a intentar follarsela debía sorprenderla? No le había ocurrdio hasta entonces más realmente no acababa de sorprenderla del todo. Únicamente, como es de entender, la sobresaltó el momento.
Por fortuna escapó. Si hubiese sido un acto del que la habia comprado no hubiese puesto objeción por mucho que le desagradara, más él solo habia pagado por una noche con ella no habia pagado el precio por tenerla dos hombres. Claro, eso subia el coste y habían intentado colarsela. Nunca mejor dicho. Sin embargo, la madame ya se habia asegurado de que allí supiesen defenderse en lo mínimo por si ocurrían situaciones parecidas. Y así aplicó la defensa que conocía. No los dejó demasiado inválidos pues la persiguieron pero si lo suficiente como para que ella tuviera unos cuantos metros de distancia.
Corrió y corrió, no encontraba un lugar donde esconderse. A lo lejos pudo divisar a una figura sentada en la calle, en ese momento era la única de por allí ¿qué hacer?. Ellos se acercaban, cada vez más y más. Cerró los ojos y sus pies volvieron a correr hasta que la figura que a lo lejos era algo borrosa se tornó visible. Un hombre sentado. Se arrepentiria de lo que iba a hacer o de las consecuencias que traeria, sin embargo, no le quedaba de otra.
-- Disculpeme por esto, señor -- fue lo que susurró justo cuando estuvo lo fucientemente cerca del joven como para que lo escuchara, agarrandole por la camisa y haciendo que se le tirara encima. Besandole mientras le pegaba bien a su cuerpo. No solo para ocultar su melena si no también para que el cuerpo ajeno le ocultara la ropa. Era el único modo de que ellos pasaran de largo pensandose que eran simplemente una pareja más.
Sin embargo, la "diversión" se fastidió a medio camino. Iban caminando por las calles de parís. El hombre parecía ser bastante adinerado más aún así lo suficientemente discreto como para no tener su carruaje esperandole en alguna parte. Lo más seguro es que nadie supiese lo que hacia en ese momento y añadiendole algo más posiblemente también tendría una buena mujer esperandole en su mansión, casa o lo que tuviera por vivienda. Una bella pero posiblemente recatada; lo suficiente como para no cumplir los deseos mas oscuros de su marido. Deseos que solo alguien como Brigitte podria cumplir.
A menudo se encontraba de ese tipo de clientes; ya nada podía sorprenderla. Se equivocaba. ¿El que a mitad del camino se encontrara con otro y empezaran a intentar follarsela debía sorprenderla? No le había ocurrdio hasta entonces más realmente no acababa de sorprenderla del todo. Únicamente, como es de entender, la sobresaltó el momento.
Por fortuna escapó. Si hubiese sido un acto del que la habia comprado no hubiese puesto objeción por mucho que le desagradara, más él solo habia pagado por una noche con ella no habia pagado el precio por tenerla dos hombres. Claro, eso subia el coste y habían intentado colarsela. Nunca mejor dicho. Sin embargo, la madame ya se habia asegurado de que allí supiesen defenderse en lo mínimo por si ocurrían situaciones parecidas. Y así aplicó la defensa que conocía. No los dejó demasiado inválidos pues la persiguieron pero si lo suficiente como para que ella tuviera unos cuantos metros de distancia.
Corrió y corrió, no encontraba un lugar donde esconderse. A lo lejos pudo divisar a una figura sentada en la calle, en ese momento era la única de por allí ¿qué hacer?. Ellos se acercaban, cada vez más y más. Cerró los ojos y sus pies volvieron a correr hasta que la figura que a lo lejos era algo borrosa se tornó visible. Un hombre sentado. Se arrepentiria de lo que iba a hacer o de las consecuencias que traeria, sin embargo, no le quedaba de otra.
-- Disculpeme por esto, señor -- fue lo que susurró justo cuando estuvo lo fucientemente cerca del joven como para que lo escuchara, agarrandole por la camisa y haciendo que se le tirara encima. Besandole mientras le pegaba bien a su cuerpo. No solo para ocultar su melena si no también para que el cuerpo ajeno le ocultara la ropa. Era el único modo de que ellos pasaran de largo pensandose que eran simplemente una pareja más.
Brigitte Guielle- Humano Clase Baja
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Re: El Opio de los muertos ~Libre~
-Pensar, pensar era el unico trato a la vida que debia de poseer en aquellos instantes mientras las agujas del reloj marcaban sonidos agudos para ser escuchados estrechando lazos entre ellos mismos manipulando la propia realidad para que el tiempo fuera siempre el desconocido maltratado, pasos ¿Seria su victima? no pues el aroma era distinto al que deseaba además era una mujer asi como lo advertian los graciosos espiritus que siempre rodeaban al brujo hasta que desapareciesen cuando el contrato se cumpliera era capaz de hacer todo lo que deseaba con ellos incluso que sembrasen el caos en una noche más no era su forma de trabajar.
La mujer se detuvo ante él pidiendo perdon, segundos bastaron para comprobar lo que decia para comprobar lo que debia de perdonar aunque en si no era ningun problema él no acostumbraba a socializar pues los muertos eran la unica via de escape que utilizaba para evadirse del mundo pues de los vivos habia tenido demasiado como para contribuir a la necesidad de seguir con ellos sin obtener nada a cambio que pudiera ayudarle a su ascension al infierno, trás escuchar otros pasos comprobo de quien huia-
Mademoiselle no rechazo sus pretensiones o sus besos falsos pero ¿De que huiriais vos, acaso no tenia dinero? -cruel o directo podia llamarse de muchas maneras pero el hecho de que le hubieran robado un beso no le habia hecho demasiada gracia manteniendo las manos firmes en la cintura de la mujer ayudándole por una vez mientras una de las gitanas que siempre le acompañaban señalaba hacia la mujer con una carta, la carta de la muerte, del peligro inconsciente la afirmó contra su cuerpo siendo ahora el brujo quien le robase un beso de los que demandaría en aquella noche pues si perdia el toque que lo perdiese aun asi cuando se separó por completo la gitana atraveso el cuerpo de la mujer colocándose en frente de Aetos entregándole la carta-
Serás mi compañia esta noche -la ojeó, si era peligrosa o si corrian peligro no importaba pues eso indicaba que aquel espiritu que buscaba apareceria, la carta que aquella mujer no podía observar se deshizo en cuestión de segundos volviendo a la "normalidad" todo a su alrededor pues no presentia espiritu alguno que pudiera poner fin a la conversacion u dialogo que habian formado tan extrañamente aquestos dos extraños-
No hay señal de ellos por aqui podrás reposar en paz -se volvió a sentar en el suelo tomando las caderas de la mujer para volver a aquel teatro de cercanias sentándola sobre su regazo afirmandola de manera que no pudiese escapar de sus brazos marcando sus músculos sin hacer esfuerzos sin presumir como muchos varones harían permanecia con los ojos fijos sobre aquella mujer permaneciendo en tranquila posicion esperando pues que ella hablase-
La mujer se detuvo ante él pidiendo perdon, segundos bastaron para comprobar lo que decia para comprobar lo que debia de perdonar aunque en si no era ningun problema él no acostumbraba a socializar pues los muertos eran la unica via de escape que utilizaba para evadirse del mundo pues de los vivos habia tenido demasiado como para contribuir a la necesidad de seguir con ellos sin obtener nada a cambio que pudiera ayudarle a su ascension al infierno, trás escuchar otros pasos comprobo de quien huia-
Mademoiselle no rechazo sus pretensiones o sus besos falsos pero ¿De que huiriais vos, acaso no tenia dinero? -cruel o directo podia llamarse de muchas maneras pero el hecho de que le hubieran robado un beso no le habia hecho demasiada gracia manteniendo las manos firmes en la cintura de la mujer ayudándole por una vez mientras una de las gitanas que siempre le acompañaban señalaba hacia la mujer con una carta, la carta de la muerte, del peligro inconsciente la afirmó contra su cuerpo siendo ahora el brujo quien le robase un beso de los que demandaría en aquella noche pues si perdia el toque que lo perdiese aun asi cuando se separó por completo la gitana atraveso el cuerpo de la mujer colocándose en frente de Aetos entregándole la carta-
Serás mi compañia esta noche -la ojeó, si era peligrosa o si corrian peligro no importaba pues eso indicaba que aquel espiritu que buscaba apareceria, la carta que aquella mujer no podía observar se deshizo en cuestión de segundos volviendo a la "normalidad" todo a su alrededor pues no presentia espiritu alguno que pudiera poner fin a la conversacion u dialogo que habian formado tan extrañamente aquestos dos extraños-
No hay señal de ellos por aqui podrás reposar en paz -se volvió a sentar en el suelo tomando las caderas de la mujer para volver a aquel teatro de cercanias sentándola sobre su regazo afirmandola de manera que no pudiese escapar de sus brazos marcando sus músculos sin hacer esfuerzos sin presumir como muchos varones harían permanecia con los ojos fijos sobre aquella mujer permaneciendo en tranquila posicion esperando pues que ella hablase-
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: El Opio de los muertos ~Libre~
Para ser sinceros Brigitte no prestó demasiada atención a las palabras del desconocido al que acababa de besar, inevitablemente, sus ojos estaban puestos en la calle por donde acababa de venir. Mirando en todo momento hasta que por fin vió pasar a esos dos hombres, no caminaban lento pero tampoco corrían y miraban hacia todos los lugares. Antes de poder seguir fijandose en ellos esta fue fue ella la besada. Cerró los ojos y simplemente le abrazó con algo más de fuerza, correspondiendo. Obviamente no iba a apartarlo con los granujas todavía corriendo por ahí. Para cuando se separaron ellos ya se habían ido más antes de poder mediar palabra fue interrumpida por su "salvador".
Alzó una ceja, no sorprendida pero si incrédula. Se había ido a meter del cazo a la olla, del fuego a las brasas ardientes. Pues acabaría haciendole compañía a un hombre aquella noche, al único que había en la calle a esas horas de la madrugada ¿Qué podía esperarse? De cualquier modo suspiró resignada y se dejó transportar hasta las piernas ajenas, por un momento, se sintió como una muñeca a la que movían a su antojo. Sabía que su peso no era el más pesado del mundo pero tampoco extremadamente liviano.
Puso ambas manos sobre el pecho ajeno más no para agarrarlo si no para que el suyo propio se separara un poco. Dándole a entender que el momento de peligro ya había pasado y, por tanto, las cercanían no la agradaban - ¿Usted cree? Ha dicho que seré su compañía esta noche, ¿será eso sinónimo de paz? - contestó ¿borde? no, solo indiferente, atrevida e irónica aunque siempre educada. Lo miró fijamente a los ojos, no se dejaba intimidar ni tampoco pretendía hacerlo, dudaba que ocurriera con ese hombre aunque nunca sabía, a muchos otros de aspecto más masculino sus palabras tan directas lo habían echado para atrás.
Una sensación extraña invadió el cuerpo de Brigitte y el bello se le erizó de repente. Parpadeó, dejando cerrados sus ojos por unos segundos, posiblemente, habría sido el pequeño viento frio que corría a esas horas. Tal vez estaban casi en verano pero aun así no había otra forma de explicar el que de repente se sintiera de esa manera.
Alzó una ceja, no sorprendida pero si incrédula. Se había ido a meter del cazo a la olla, del fuego a las brasas ardientes. Pues acabaría haciendole compañía a un hombre aquella noche, al único que había en la calle a esas horas de la madrugada ¿Qué podía esperarse? De cualquier modo suspiró resignada y se dejó transportar hasta las piernas ajenas, por un momento, se sintió como una muñeca a la que movían a su antojo. Sabía que su peso no era el más pesado del mundo pero tampoco extremadamente liviano.
Puso ambas manos sobre el pecho ajeno más no para agarrarlo si no para que el suyo propio se separara un poco. Dándole a entender que el momento de peligro ya había pasado y, por tanto, las cercanían no la agradaban - ¿Usted cree? Ha dicho que seré su compañía esta noche, ¿será eso sinónimo de paz? - contestó ¿borde? no, solo indiferente, atrevida e irónica aunque siempre educada. Lo miró fijamente a los ojos, no se dejaba intimidar ni tampoco pretendía hacerlo, dudaba que ocurriera con ese hombre aunque nunca sabía, a muchos otros de aspecto más masculino sus palabras tan directas lo habían echado para atrás.
Una sensación extraña invadió el cuerpo de Brigitte y el bello se le erizó de repente. Parpadeó, dejando cerrados sus ojos por unos segundos, posiblemente, habría sido el pequeño viento frio que corría a esas horas. Tal vez estaban casi en verano pero aun así no había otra forma de explicar el que de repente se sintiera de esa manera.
[Disculpa quedó algo corto :/]
Brigitte Guielle- Humano Clase Baja
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Re: El Opio de los muertos ~Libre~
No soy un pervertido ni busco nada en tu cuerpo -Directo como siempre habia tomado la opción de serlo escuchaba los latidos del corazón de aquella mujer, reconociendo que su tranquilidad (la del corazon ajeno) le habia hecho sonreir de una manera prominente asi seria mejor no queria a su lado a una gata huidiza y asustadiza que tenia como objetivo sobrevivir un día más a costa de su orgullo. Depositó la mano derecha a un lado dejando que sus dedos rastreasen cualquier cambio en el suelo pues como mania de brujo le gustaba sentir las vibraciones no solo de los seres humanos sino tambien de los fantasmas que habia a su alrededor ¿como? la frialdad o el ligero estremecimiento que la gravilla notaba era simples sinonimos de la presencia de un espirítu pero estaba perdiendo sus facultades- ¿Crees en los fantasmas?
-Un sonrisa cruel volvió a su boca, era impredecible o predecible como se comportaria aquella mujer podía marcharse para que la locura de Aetos no le estorbase o por otro modo asentir y esperar a que las horas pasaran para poder decir que habia vivido con éxito un día más aunque ¿en que se basaba la vida de una prostituta? no eran nada mas que juguetes del mundo aunque eran parte importante del mundo, reconocia que no tenia timidez alguna a estar cerca suya o de tocar su cuerpo porque de por sí ella era impura dentro de su pureza igual que los dedos manchados de él- Está cerca -dijo seriamente notando las vibraciones en el suelo.
Miró a la derecha donde se localizaba más temor ¿quien era? no era el espiritu que él buscaba pero la frialdad que los estaba envolviendo era clara, un fantasma fuerte e incluso con instintos asesinos estaba rondando por alli...una risa, solo una suave sonrisa estaba inundando el lugar que como decian muchas novelas gradualmente fué subiendo el tono del volumen hasta convertirse en una carcajada que podía poner el vello de punta a cualquiera que se lo escuchase, cualquiera que no estaba rodeado de esa muerte pues Aetos se levantó cubriendo a la mujer entre sus brazos para que no viese el espectáculo que estaba a punto de suceder. El fantasma tenia una cabeza humana que parecia fresca reía como un loco- Julien, muerto ayer mejor dicho, ejecutado ayer por sus asesinatos
-Resolvio con tranquilidad, el espiritu al principio se sentia confuso al ver que alguien podia mirarle, de hecho parecia mas solido al saber que alguien le estaba prestando atención, una sonrisa aparecio aun mas ancha distorsionando el rostro del hombre mientras miraba la cabeza de un hombre que recian habia cortado dejando que la hilera de sangre fuera una especie de camino desprovisto de amarres o señales para seguirle. Suspiró, Odiaba a esos fantasmas que aun fuertes se dedicaban a asesinar por venganza al final tiró la cabeza en dirección a ellos que rodó, rodó hasta chocar con los pies de Aetos y despues de varias carcajadas desapareció con la promesa helada de volver a por mas-
-Un sonrisa cruel volvió a su boca, era impredecible o predecible como se comportaria aquella mujer podía marcharse para que la locura de Aetos no le estorbase o por otro modo asentir y esperar a que las horas pasaran para poder decir que habia vivido con éxito un día más aunque ¿en que se basaba la vida de una prostituta? no eran nada mas que juguetes del mundo aunque eran parte importante del mundo, reconocia que no tenia timidez alguna a estar cerca suya o de tocar su cuerpo porque de por sí ella era impura dentro de su pureza igual que los dedos manchados de él- Está cerca -dijo seriamente notando las vibraciones en el suelo.
Miró a la derecha donde se localizaba más temor ¿quien era? no era el espiritu que él buscaba pero la frialdad que los estaba envolviendo era clara, un fantasma fuerte e incluso con instintos asesinos estaba rondando por alli...una risa, solo una suave sonrisa estaba inundando el lugar que como decian muchas novelas gradualmente fué subiendo el tono del volumen hasta convertirse en una carcajada que podía poner el vello de punta a cualquiera que se lo escuchase, cualquiera que no estaba rodeado de esa muerte pues Aetos se levantó cubriendo a la mujer entre sus brazos para que no viese el espectáculo que estaba a punto de suceder. El fantasma tenia una cabeza humana que parecia fresca reía como un loco- Julien, muerto ayer mejor dicho, ejecutado ayer por sus asesinatos
-Resolvio con tranquilidad, el espiritu al principio se sentia confuso al ver que alguien podia mirarle, de hecho parecia mas solido al saber que alguien le estaba prestando atención, una sonrisa aparecio aun mas ancha distorsionando el rostro del hombre mientras miraba la cabeza de un hombre que recian habia cortado dejando que la hilera de sangre fuera una especie de camino desprovisto de amarres o señales para seguirle. Suspiró, Odiaba a esos fantasmas que aun fuertes se dedicaban a asesinar por venganza al final tiró la cabeza en dirección a ellos que rodó, rodó hasta chocar con los pies de Aetos y despues de varias carcajadas desapareció con la promesa helada de volver a por mas-
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: El Opio de los muertos ~Libre~
"No soy un pervertido ni busco nada en tu cuerpo"
¡Ey! Eso si era algo nuevo para Brigitte. Que lo dijeran directamente desde luego, aunque, claro. En el lugar dónde ella vivía y trabajaba no había nadie que dijese "no soy un pervertido" Sí, claro, solo había ido a follar por amor a la vida y al arte. Y como una mala costumbre ese tópico se lo trasladaba a todos los demás hombres. No debía olvidar que no estaba en el burdel ni que él era su cliente. Por lo que, aunque no se lo creyera demasiado, si que podía no ser un pervertido ni buscar nada en el cuerpo de Brigitte. Esa idea la hizo sentir un poco mejor, después de la carrera que había tenido, si es verdad que necesitaba a alguien que no fuese un pervertido. Y que si la miraba la mirara a la cara y no a los pechos. Que se le vieran sus intenciones. Sus no tan malas intenciones. Tal vez, se confiaría un poco. Solo un poco.
Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que si bien o sería un pervertido si sería alguien muy extraño. Que creía en los fantasmas..tal vez, que hasta incluso los veía. Sí, definitivamente los veía. ¿Sería por eso que le habían dado algunos escalofríos cuando la subió encima suyo? La verdad es que siempre había preferido no pensar en esas cosas. Ciertamente, le recordaban al pasado. Le hacían preguntarse si su padre estaría bien dónde fuese que hubiera ido después de morir. Si ella, a pesar de todas sus locuras, lo había echo feliz en el tiempo de vida. Y si se habría reunido con su madre. Aunque no le hablara de ella, siempre supo que la quiso mucho. De echo, nunca volvió a casarse. Ni siquiera a tener alguna relación formal. Era un hombre guapo y Brigitte veía como algunas mujeres del vecindario lo miraban con ojos de deseo -por mucho que intentara hacer la vista gorda- sin embargo, su padre solo había tenido ojos para una sola mujer. Y esa había sido su madre. Tal vez, por eso, no le gustaba hablar de ella. Le debía traer demasiado dolor.
Y por eso a ella tampoco le gustaba recordar el pasado. Porque siempre acababa sintiendo esa punzadita de dolor en el pecho. Una punzada bien molesta que cuando su padre le asaltaba la mente siempre la recorría entera, concentrándose en el pecho como un dolor singular.
Sin más soltó un suspiro y se levantó, ayudándose de las rodillas del chico para ponerse en pie. - No, no creo en esas cosas - mintió para que él no profundizara en el asunto. Tal vez, intentaría convencerla. Y eso sería divertido. O tal vez no. En cualquier caso si se lo afirmaba acabaría preguntándole el porqué, el como y blablabla. Una serie de cosas que desde luego a ella no le interesaban. - Pero me da que tú si y bastante ¿me equivoco? - se alisó el milagroso vestido que llevaba encima. Milagroso porque, aunque fuese finito, para ella era mucha ropa. No solía llevar prácticamente nada de ropa y, para su suerte, antes de irse había cogido algo. Sí, a partir de ese momento, siempre cogería algo cuando se fuera con un cliente. No era una costumbre, solo dependía del momento en que le pillara.
¡Ey! Eso si era algo nuevo para Brigitte. Que lo dijeran directamente desde luego, aunque, claro. En el lugar dónde ella vivía y trabajaba no había nadie que dijese "no soy un pervertido" Sí, claro, solo había ido a follar por amor a la vida y al arte. Y como una mala costumbre ese tópico se lo trasladaba a todos los demás hombres. No debía olvidar que no estaba en el burdel ni que él era su cliente. Por lo que, aunque no se lo creyera demasiado, si que podía no ser un pervertido ni buscar nada en el cuerpo de Brigitte. Esa idea la hizo sentir un poco mejor, después de la carrera que había tenido, si es verdad que necesitaba a alguien que no fuese un pervertido. Y que si la miraba la mirara a la cara y no a los pechos. Que se le vieran sus intenciones. Sus no tan malas intenciones. Tal vez, se confiaría un poco. Solo un poco.
Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que si bien o sería un pervertido si sería alguien muy extraño. Que creía en los fantasmas..tal vez, que hasta incluso los veía. Sí, definitivamente los veía. ¿Sería por eso que le habían dado algunos escalofríos cuando la subió encima suyo? La verdad es que siempre había preferido no pensar en esas cosas. Ciertamente, le recordaban al pasado. Le hacían preguntarse si su padre estaría bien dónde fuese que hubiera ido después de morir. Si ella, a pesar de todas sus locuras, lo había echo feliz en el tiempo de vida. Y si se habría reunido con su madre. Aunque no le hablara de ella, siempre supo que la quiso mucho. De echo, nunca volvió a casarse. Ni siquiera a tener alguna relación formal. Era un hombre guapo y Brigitte veía como algunas mujeres del vecindario lo miraban con ojos de deseo -por mucho que intentara hacer la vista gorda- sin embargo, su padre solo había tenido ojos para una sola mujer. Y esa había sido su madre. Tal vez, por eso, no le gustaba hablar de ella. Le debía traer demasiado dolor.
Y por eso a ella tampoco le gustaba recordar el pasado. Porque siempre acababa sintiendo esa punzadita de dolor en el pecho. Una punzada bien molesta que cuando su padre le asaltaba la mente siempre la recorría entera, concentrándose en el pecho como un dolor singular.
Sin más soltó un suspiro y se levantó, ayudándose de las rodillas del chico para ponerse en pie. - No, no creo en esas cosas - mintió para que él no profundizara en el asunto. Tal vez, intentaría convencerla. Y eso sería divertido. O tal vez no. En cualquier caso si se lo afirmaba acabaría preguntándole el porqué, el como y blablabla. Una serie de cosas que desde luego a ella no le interesaban. - Pero me da que tú si y bastante ¿me equivoco? - se alisó el milagroso vestido que llevaba encima. Milagroso porque, aunque fuese finito, para ella era mucha ropa. No solía llevar prácticamente nada de ropa y, para su suerte, antes de irse había cogido algo. Sí, a partir de ese momento, siempre cogería algo cuando se fuera con un cliente. No era una costumbre, solo dependía del momento en que le pillara.
Brigitte Guielle- Humano Clase Baja
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Re: El Opio de los muertos ~Libre~
-el exceptico era ignorante más la ignorancia era lo que ayudaba a los humanos a vivir con una tranquilidad que nunca antes hubiera sido posible empezando desde el más rico hasta el más pobre. No importaba nada que el viento desviara las conversaciones del infierno atrayendo la irónica brisa que a todos gustaba dejándo los retazos de los demonios al descubierto para quien sepa escuchar pero al parecer la mujer que tenia a su lado no habia visto nada de lo que habia pasado ¿acaso no tenia ojos? el fantasma era una cosa pero al brujo le extraño que tampoco hubiera contemplado los restos de sangre o la cabeza humana con los ojos perdidos cual si estuviera comunicandose con su otro yo ¿la habría marcado con su esencia? estaba ante un asesino que robaba cabezas. Carcajada de indiferencia e incluso diversión sabiéndose inmortal y creyéndose poderoso atacaria aquella noche a todo el que se cruzase por el mero motivo de que era un fantasma- Tan ciega sois que ni siquiera lo habeis visto ¿no? - se colocó las manos en los bolsillos buscando a tientas unos papeles que siempre llevaba consigo ¿ciega? no tenia derecho a decirlo pues solo constituia la parte de un humano normal que tenia una visión normal del mundo que para ella sería normal era por ello que aun hoy dia adoraba lo que la ignorancia era capaz de ejercer en las personas-
Si quieres irte puedes hacerlo supongo que si mueres esta noche ya me dirás en que creer o no creer - estaba marcada, si la habia visto con Aetos era claro que el fantasma iría pimero a por ella intentando que él acudiese en su ayuda pero la humanidad no era algo que tuviera Aetos sino más bien la molestia de ser o no ser. Implacable con las decisiones tomadas no dejó un solo momento para dudar pues la mujer que tenia a su lado más que una compañera era una vida más. "Como todas" divagó por unos segundos tomando al fin un pergamino de color extraño e incluso su olor (una mezcla humedad agria y cerezas ) era extraño. lió el papel cuando si fuera un cigarrillo colocándoselo en los labios lo encendio, dando parecer la vista de que al carecer de cigarrillos habia ultrajado un documento que habia cumplido su función por dos veces. Por último se acerco a ella mirándo fijamente los ojos de la mujer hechó una bocanada de humo cerca del rostro de la mujer- Ahora verás lo que veo, como una forma de protección - El humo de aspecto amarillento buscó al instante como un gusano desprotegido los orificios de la boca, oidos y nariz de la mujer para adentrarse en sus entrañas. Era un humo especial que muy pocas veces usaba pues solo sus protegidos eran los únicos que se aprovechaban de aquello... un humo capaz de hacer que la ignorancia se debastase e incluso saliera a comprar con otro cliente subastándose al mejor postor- Durará solo un día -Dijo y acto seguido señaló una calle donde pasaba una mujer con un tajo en el vientre y una sonrisa cariñosa en los labios, seguramente victima de algun marido maltratador- ¿la ves? -el pergamino se desvaneció en sus propios dedos a pesar de que solo habia sido usado unos pocos segundos, aunque no lo mostró la irritacion era parte de su estado anímico por haber gastado uno de aquellos pergaminos-
Si quieres irte puedes hacerlo supongo que si mueres esta noche ya me dirás en que creer o no creer - estaba marcada, si la habia visto con Aetos era claro que el fantasma iría pimero a por ella intentando que él acudiese en su ayuda pero la humanidad no era algo que tuviera Aetos sino más bien la molestia de ser o no ser. Implacable con las decisiones tomadas no dejó un solo momento para dudar pues la mujer que tenia a su lado más que una compañera era una vida más. "Como todas" divagó por unos segundos tomando al fin un pergamino de color extraño e incluso su olor (una mezcla humedad agria y cerezas ) era extraño. lió el papel cuando si fuera un cigarrillo colocándoselo en los labios lo encendio, dando parecer la vista de que al carecer de cigarrillos habia ultrajado un documento que habia cumplido su función por dos veces. Por último se acerco a ella mirándo fijamente los ojos de la mujer hechó una bocanada de humo cerca del rostro de la mujer- Ahora verás lo que veo, como una forma de protección - El humo de aspecto amarillento buscó al instante como un gusano desprotegido los orificios de la boca, oidos y nariz de la mujer para adentrarse en sus entrañas. Era un humo especial que muy pocas veces usaba pues solo sus protegidos eran los únicos que se aprovechaban de aquello... un humo capaz de hacer que la ignorancia se debastase e incluso saliera a comprar con otro cliente subastándose al mejor postor- Durará solo un día -Dijo y acto seguido señaló una calle donde pasaba una mujer con un tajo en el vientre y una sonrisa cariñosa en los labios, seguramente victima de algun marido maltratador- ¿la ves? -el pergamino se desvaneció en sus propios dedos a pesar de que solo habia sido usado unos pocos segundos, aunque no lo mostró la irritacion era parte de su estado anímico por haber gastado uno de aquellos pergaminos-
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: El Opio de los muertos ~Libre~
Todo era la mar de raro y Brigitte no entendía nada. No entendía a ese sujeto extraño que hablaba de muerte y de fantasmas ¡Estaba loco!. Genial, no es un pervertido pero se escapó de un manicomio. Pensó junto a un bufido cuando continuó insistiéndole sobre que era lo que había o no había visto. Pues no, ella no había visto nada ¿Y qué? Tampoco quería verlo. Ella quería seguir en su mundo de humanos. En su mundo de simpleza en la que pueden existir otros seres pero que se quede en un simple "puede". En su mundo de ignorancia porque, aunque muchos lo detestaran, ella prefería ser ignorante a conocer todo lo oscuro del mundo. ¿Cuánta maleza habría? Empezando por la gente de barrios pobres y acabando por los más apoderados. Sin duda, esos tendrían mucho más que esconder. Tenían muchas más cosas que ocultar a aquellos ajenos a ellos, es decir, la mayoría. A veces Brigitte dejaba volar su mente, pero solo eso.
Por cada paso que daba él hacia delante ella daba uno corto hacia detrás, alejándose por milímetros pero al fin y al cabo alejándose. Si, iba a marcharse de allí o eso había pensado hasta que recalcó lo de su muerte. Vale, no quería morir. ¡Era muy joven! Y le quedaban muchas cosas por vivir. Quería estar libre de ese mundo de barrios bajos y, aunque fuese durante un solo día en su vida, sentir lo que era tener mucho dinero. Lo que sería tenerlo todo hasta inclusive aburrirte como sabía que a muchos les pasaba. A muchos de sus clientes. Después de los polvos a algunos les daba por hablar y hablar, Brigitte simplemente se mantenía con los ojos cerrados, consciente y simplemente reteniendo la información en el cerebro. Por puro cotilleo podía resultarle interesante, claro que, para ser un cotilleo debía tener alguien a quien contárselo. Y ella carecía de alguna compañera con la que compartir sus experiencias, tampoco es que la buscara. Estaba bien sola después de todo.
El humo que de repente inundó sus pulmones la sacó de sus pensamientos, haciendo que automáticamente diera un salto hacia detrás e intentara apartarlo de ella con una de sus manos. Mano que viajo de un lado a otro, buscando mandar dicho humo hacia otro lugar de la calle. Por desgracia, no pudo quitarlo todo pues sintió como se tragaba algo, algo que obviamente le hizo toser - No vuelvas a hacer eso - ordenó casi en un gruñido entre tos y tos. "Ahora ves lo que veo" Otra vez volvía a decir cosas estúpidas. Se incorporó, dispuesta a reclamar esa insistencia pero en cuanto sus ojos se entreabrieron todo su cuerpo quedó completamente paralizado.
Estoy alucinando. Pensó automaticamente al ver..al ver eso que andaba por la calle. Una figura transparente con forma de mujer y con un "pequeño" detalle; tenía un reverendo tajo en la parte del vientre. Quitando eso y que era transparente parecía humana ¡Salvo que eso no se puede quitar! ¡Dios! Se le pusieron los pelos de punta y parpadeó con los ojos muy abiertos [cosa rara en ella]. Claramente estaba sorprendida, sí, había conseguido sorprenderle. - Vale, muy bien..¿Qué droga era esa? ¿Algo alucinógeno? Mire, no sé con qué trafica pero que tenga esta pinta no quiere decir que me meta de todo en el cuerpo. Lo siento..no me van esas cosas.. - volvió a parpadear y se inclinó ligeramente hacia delante, como si fuese a tocarla a pesar de que ella estaba bastante lejos. En un instante se le acercó, quedándose frente a ella, rostro con rostro. - ¡Ah! - gritó espontáneamente y se abalanzó sobre el chico, ocultando su rostro en él. No sabía qué había sido eso ni qué era lo que le había metido en el cuerpo pero, desde luego, le daba miedo.
Por cada paso que daba él hacia delante ella daba uno corto hacia detrás, alejándose por milímetros pero al fin y al cabo alejándose. Si, iba a marcharse de allí o eso había pensado hasta que recalcó lo de su muerte. Vale, no quería morir. ¡Era muy joven! Y le quedaban muchas cosas por vivir. Quería estar libre de ese mundo de barrios bajos y, aunque fuese durante un solo día en su vida, sentir lo que era tener mucho dinero. Lo que sería tenerlo todo hasta inclusive aburrirte como sabía que a muchos les pasaba. A muchos de sus clientes. Después de los polvos a algunos les daba por hablar y hablar, Brigitte simplemente se mantenía con los ojos cerrados, consciente y simplemente reteniendo la información en el cerebro. Por puro cotilleo podía resultarle interesante, claro que, para ser un cotilleo debía tener alguien a quien contárselo. Y ella carecía de alguna compañera con la que compartir sus experiencias, tampoco es que la buscara. Estaba bien sola después de todo.
El humo que de repente inundó sus pulmones la sacó de sus pensamientos, haciendo que automáticamente diera un salto hacia detrás e intentara apartarlo de ella con una de sus manos. Mano que viajo de un lado a otro, buscando mandar dicho humo hacia otro lugar de la calle. Por desgracia, no pudo quitarlo todo pues sintió como se tragaba algo, algo que obviamente le hizo toser - No vuelvas a hacer eso - ordenó casi en un gruñido entre tos y tos. "Ahora ves lo que veo" Otra vez volvía a decir cosas estúpidas. Se incorporó, dispuesta a reclamar esa insistencia pero en cuanto sus ojos se entreabrieron todo su cuerpo quedó completamente paralizado.
Estoy alucinando. Pensó automaticamente al ver..al ver eso que andaba por la calle. Una figura transparente con forma de mujer y con un "pequeño" detalle; tenía un reverendo tajo en la parte del vientre. Quitando eso y que era transparente parecía humana ¡Salvo que eso no se puede quitar! ¡Dios! Se le pusieron los pelos de punta y parpadeó con los ojos muy abiertos [cosa rara en ella]. Claramente estaba sorprendida, sí, había conseguido sorprenderle. - Vale, muy bien..¿Qué droga era esa? ¿Algo alucinógeno? Mire, no sé con qué trafica pero que tenga esta pinta no quiere decir que me meta de todo en el cuerpo. Lo siento..no me van esas cosas.. - volvió a parpadear y se inclinó ligeramente hacia delante, como si fuese a tocarla a pesar de que ella estaba bastante lejos. En un instante se le acercó, quedándose frente a ella, rostro con rostro. - ¡Ah! - gritó espontáneamente y se abalanzó sobre el chico, ocultando su rostro en él. No sabía qué había sido eso ni qué era lo que le había metido en el cuerpo pero, desde luego, le daba miedo.
Brigitte Guielle- Humano Clase Baja
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Re: El Opio de los muertos ~Libre~
-El brujo permaneció impasible ante la orden que le fue dada aunque todos habrian dicho lo mismo era solo por eso por lo que se mantenia quieto con el rostro hieratico e impasible mientras aquel espíritu rondaba las calles ¿que pasaria por la cabeza de esos espíritus? pensó una vez más mientras pensaba que creerían que el mundo podia verles o disfrutar de los encantos de la vida una vez más, solo se sentían vivos cuando alguien más los veía porque entonces parecían poseer e incluso se habia llegado a profanar los escritos admitiendo que los espíritus recibían su fuerza de las miradas ¿no sabian que en paris había muertos caminando, trabajando, luchando, gritando, sin necesidad que nadie les mirase? para que entrar en palabras necias cuando solo prestaba atencion al espíritu de la mujer y a su acompañante aun cuando raro sonaba haberla reclamado, su cuerpo era impuro según dirían muchos hombres pero daba igual si fuera pura o no su cuerpo era el de toda una mujer...encogió hombros prometiendose alguna vez visitarla con el ofrecido saco de francos para que estuviese más calmada de aquel trato.
Le gustaba tratar a veces con los humanos porque la monotonía era parte ya de las entrañas pasajeras de los mismos ¿como poder rechazar el dinero cuando se vendia por el?- Tu misma -dijo claramente cuando empezó un discurso del que tras reconocer mentalmente que había sido ignorado tuvo un estrepitoso final, se habia dado cuenta de que la veían y el desfigurado rostro de la mujer que antaño hubiera sido bello les sonreía cruelmente- Aqui no hay nada para ti mujer - tomó instintivo el cuerpo de aquella desconocida apretandole con ademán protector mientras alzó la mano con violencia atravesando el cuerpo de la mujer, con un grito sordo ésta se desvaneció para volver a aparecer como si nada lejos con la diferencia de aquel "corte" que habia causado con su mano, estaba débil, preguntándose aún que demonios era lo que había pasado desvaneciéndose del todo dejando finalmente tranquilos a ambos-
¿lo ves? -Tomó las mejillas de Brigitte para que mirase el reguero de sangre que habia dejado el fantasma que había señalado, aparentaba inocencia aquel dibujo cruel de sangre mientras se reconocían algunos aspectos de la sangre como su color metálico o el hedor que empazaba a emanar con tal naturalidad que como si estuviera a condenado a vagar formándose en extraña siluetas invisibles, soltó las mejillas de la misma manera que las habia tomado alejándose de su cuerpo- Ahora ves lo que yo veo no te tomará con la guardia baja cuando aparezca ante ti - dudó ante aquellas palabras pero de nada le importaba aquella mujer ¿o si? no, no debía de importarle alguien que solo habia conocido en unas horas además de que había tenido la desfachatez de haberle robado uno de sus besos, besos que claramente si se dedicara a la posición de ella, cobraría bien caros-
¿Necesitas algo más antes de que me vaya? -"Que poco caballero" escuchó decir, apareciendo a su lado la figura de un cuervo que se posó en su hombro, miró a la muchacha y acto seguido se transformó en un muchacho como siempre de apariencia normal hasta que se fijaba alguien en los huesos quebrados propios de las torturas que ejercían en las cárceles. Otra mirada a la mujer y después volvió a ver a su dueño "El que buscais va causando estragos, se mueve rapido y ya ha matado a otra persona" Aetos asintió y aquel espíritu se esfumó dejando trás de si la confusa aparición como el ruidoso silencio que se habia instalado allí-
Le gustaba tratar a veces con los humanos porque la monotonía era parte ya de las entrañas pasajeras de los mismos ¿como poder rechazar el dinero cuando se vendia por el?- Tu misma -dijo claramente cuando empezó un discurso del que tras reconocer mentalmente que había sido ignorado tuvo un estrepitoso final, se habia dado cuenta de que la veían y el desfigurado rostro de la mujer que antaño hubiera sido bello les sonreía cruelmente- Aqui no hay nada para ti mujer - tomó instintivo el cuerpo de aquella desconocida apretandole con ademán protector mientras alzó la mano con violencia atravesando el cuerpo de la mujer, con un grito sordo ésta se desvaneció para volver a aparecer como si nada lejos con la diferencia de aquel "corte" que habia causado con su mano, estaba débil, preguntándose aún que demonios era lo que había pasado desvaneciéndose del todo dejando finalmente tranquilos a ambos-
¿lo ves? -Tomó las mejillas de Brigitte para que mirase el reguero de sangre que habia dejado el fantasma que había señalado, aparentaba inocencia aquel dibujo cruel de sangre mientras se reconocían algunos aspectos de la sangre como su color metálico o el hedor que empazaba a emanar con tal naturalidad que como si estuviera a condenado a vagar formándose en extraña siluetas invisibles, soltó las mejillas de la misma manera que las habia tomado alejándose de su cuerpo- Ahora ves lo que yo veo no te tomará con la guardia baja cuando aparezca ante ti - dudó ante aquellas palabras pero de nada le importaba aquella mujer ¿o si? no, no debía de importarle alguien que solo habia conocido en unas horas además de que había tenido la desfachatez de haberle robado uno de sus besos, besos que claramente si se dedicara a la posición de ella, cobraría bien caros-
¿Necesitas algo más antes de que me vaya? -"Que poco caballero" escuchó decir, apareciendo a su lado la figura de un cuervo que se posó en su hombro, miró a la muchacha y acto seguido se transformó en un muchacho como siempre de apariencia normal hasta que se fijaba alguien en los huesos quebrados propios de las torturas que ejercían en las cárceles. Otra mirada a la mujer y después volvió a ver a su dueño "El que buscais va causando estragos, se mueve rapido y ya ha matado a otra persona" Aetos asintió y aquel espíritu se esfumó dejando trás de si la confusa aparición como el ruidoso silencio que se habia instalado allí-
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