Digna de ser gitana: Layla J. Kristiansen

Layla Juliette Kristiansen



-Nombre del Personaje:
Layla J. Kristiansen

-Edad:
18

-Especie:
Humano

-Tipo y Clase Social:
Clase Media -Gitana

-Orientación Sexual:
Bisexual

-Lugar de Origen:
Noruega

-Habilidad/Poder:
- Adivinación de futuro: Habilidad para conocer hechos aun antes de que ocurran mediante la lectura de cartas, lectura de manos, etc.
- Percepción de poder: Habilidad para sentir y reconocer poderes superhumanos.
- Control de aura: Habilidad que consiste en poder usar la propia Aura para potenciarse a sí mismo o utilizarla como arma o poder.

-Descripción Física:
Layla podría ser fácilmente descrita con una sola palabra: Exótica.
La apariencia física de ella no es algo que se pueda pasar por alto, incluso a pesar de la discriminación hacia los suyos, ella es constante blanco de miradas tanto lujuriosas como envidiosas.
Su descendencia escandinava, y como muchos lo expresan: “sucia”; es aquello que ha hecho de Layla, portadora de una belleza exótica y difícil de encontrar, comúnmente llamado “fruto de la maldición”.

Mide aproximadamente 1.60 cm, estatura que se considera baja en su gremio. A pesar de ser menuda, posee un cuerpo que aún por debajo de las faldas largas acampanadas y las blusas ligeras con mangas anchas, resalta con inverosimilitud.
Es de contextura delgada, pero no es escuálida; al contrario; a pesar de ser pequeña, su cuerpo está bien distribuido en comparación con muchas de sus semejantes.
Posee un busto que resalta aun por debajo de sus blusas anchas, y que es bien formado. A pesar de no ser voluminoso, es proporcional a su complexión y estatura. Sus caderas, son definitivamente una de las características físicas que es más apreciada (por no decir, codiciada), aquellas que al caminar y al bailar, hipnotizan a cualquiera, bien formadas que hacen juego con la bien delineada curva de su cintura estrecha y con abdomen plano. Su retaguardia, a pesar de no ser tan descomunal, es proporcional a su tamaño y al resto de sus medidas.

¿Por qué es tan exótica y murmurada Layla?
Sencillo, es debido al color de su piel, de sus ojos, y de su cabello, sus labios, su cuerpo, todo de ella es un misterio, mismo que hace juego con el aire o aura que la rodea, difícil de descifrar y tan envolvente que podrías perder la cordura. Tal vez es lo que los gitanos llaman “Encantamiento”.
Al verla por primera vez, de seguro lo primero que llama la atención es la larga cabellera roja, libre de frizz, con frecuencia suelto, que rodea todo el contorno de su rostro con sus ondas enruladas en las puntas. Y seguido, la ansia y deseo imposibles de retener, de poder tocar su piel, misma que es blanca como la nieve, a pesar de no llegar a lo pálido gracias al rubor natural de sus mejillas, da la impresión de ser tan suave como la misma seda; y es que lo es.
De piel tersa que casi invita a cualquiera en un deseo impasible de tocarla y saborear la sensación suave de su cuerpo.
Sus ojos son definitivamente, aquello que más controversia trae, y que más llamativa la hace, y no porque el color esmeralda de sus ojos fuese algo poco común, sino que la profundidad y el misterio que encierra en ellos, es demasiado intenso. Como si te ahogaras en ellos. De rasgos algo felinos, bien dibujados y adornados con largas pestañas y enmarcados con cejas bien delineadas en dos arcos caoba que resaltan en su frente acortinada por los mechones de fuego que caen arremolinados. Muchas mujeres catalogan su mirada, como altanera y provocativa, recibiendo calificativos como mustia y muchos otros adjetivos. La envidia es tan venenosa como la misma sed de matanza.
Su nariz es perfilada y pequeña, algo puntiaguda al final, dándole un aspecto delicado, como una muñeca de porcelana famosa en las niñas de clase alta y de la realeza. Sus labios son provocativos por naturaleza. De un rosa suave que cuando normalmente es mordido o emperlado por su lengua, toma un color rosa intenso, casi rojizo. Sus dientes son perfectos, blancos, relucientes y sin ninguna imperfección salvo su lengua afilada a la hora de defenderse.

Spoiler:

-Descripción Psicológica:
Layla no es alguien con quien se pueda tener una descripción definitiva.
Es libre como el viento, sin rumbo fijo, simplemente vive su vida como puede y como le de la gana.
Las reglas son algo que la tienen sin cuidado, y no sabe otra cosa mas que luchas y sobrevivir como sea, a pesar de querer aparentar ser una chica fuerte, es alguien con un corazón noble y toda una caja de sorpresas.
Por fuera emite un aura misteriosa, y es que lo es, ella posee la habilidad de causar curiosidad en otros, no solo por su ambigüedad de carácter, sino por la forma de expresarse.
Directa, franca, sincera, incluso a veces podrían catalogarla como una víbora o una maleducada o simplemente expresarse con un “es gitana, no es de sorprenderse.”
Arrebatada e impulsiva, temeraria y que tiene bien en claro sus valores, a pesar de que para un gitano, tener valores iguales a la sociedad que les califica, eran muy diferentes.
Una chica indomable, coqueta y seductora, a pesar de parecer toda una experta en hombres, es alguien que se avergüenza con facilidad.
Si la haces enfadar, no te va a gustar, a pesar de su apariencia angelical, ella es un ser humano, y cuando se enfada, puede convertirse en alguien de temer, y tu vida podría peligrar.
Consigue lo que quiere, y a pesar de que intente no ser egoísta, tiene un lado caprichoso, aunque aquello solo lo muestra con personas que tiene mucha confianza –mismas que son pocas –
A pesar de ser gitana, sabe de modales, sabe de cultura, y es muy astuta, gracias a ello a podido sobrevivir tantos años. Su forma de pensar es idealista, y revolucionaria, muy rebelde y casi siempre un dolor de cabeza para quienes la quieren. Y es que no se puede estar quieta, siempre revoloteando, siempre contradiciendo, discutiendo, y sin poder obedecer las reglas sociales.

Con los de su grupo, es alguien alegre y querida, y aunque los gitanos, por naturaleza velan por su propios intereses, ella es todo lo contrario, servicial y amable, dispuesta a sacar su daga y degollar a cualquiera que quiera dañar a quienes considera su familia.
Amorosa y bromista, aunque tiende a esconder sus sentimientos, dice lo que piensa de forma altanera.
Nunca ha conocido el amor, y ella tiene la idea de que no lo necesita, es más, el amor entre un hombre y una mujer para ella es algo imposible puesto que en la sociedad en que vive, las apariencias y el dinero son los que rigen la vida de los demás.

-Historia:
Layla= "anochecer"
De descendencia escandinava, noruega.
Su nacimiento fue marcado por la traición y sangre, e incluso por la abominación de los status sociales en que vive.
Su madre, era una bruja de clase social media, que sobrevivía por los negocios clandestinos que realizaba a las mujeres de clase alta. Su padre, era un gitano que estaba de paso en París, miembro del circo gitano que visitaba la ciudad cada vez.
Su madre, inmediatamente se enamoró de su padre, y él de ella. Una historia como cualquiera, a diferencia de que aquello, era una abominación para los gitanos, mismos que se pusieron en contra de ellos, puesto que a pesar de que los gitanos y brujos tenían una cierta afinidad mística, seguían siendo de diferentes “clanes”, grupos, razas, como os queréis llamar.

Una costumbre fija de los gitanos, son las peleas a muerte por parejas, y Loreine no iba a permitirse el lujo de perder a su amado por algo costumbrista, por lo que decidió realizar el enfrentamiento con la que en ese entonces, era la amante de Drilion.
El enfrentamiento se realizó con dagas y armas que estaban colocadas al azar en una alfombra negra a los pies del arenal del circo. Aquel enfrentamiento fue motivo de apuestas, risas y un entretenimiento para la “familia”, misma que acabo con la muerte de Zalay, la amante de Drilion. Como era de esperarse, la palabra de los gitanos no era muy fiable, al menos no de parte de la familia de Zalay, pero la palabra de gitanos entre gitanos, era ley, y la bruja parisiana había ganado el derecho de renunciar a la brujería corriente y envestirse como una gitana más, y así fue. La ceremonia de entrada fue callada por todos, y solamente revelada entre ellos.
Dos meses después, Loreine había quedado embarazada, y eso era algo que molestaba a muchos, puesto que a pesar de que el bebé iba a nacer en el clan gitano, seguiría llevando la sangre de una bruja convertida, y ello no era de mucho agrado para aquellos que se llevaban sus costumbres a lo radical.

El nacimiento de la hija de Loreine y Drilion, se dio en uno de los viajes del circo, en plena carretera, en donde la hermana de Drilion, Seren, lleve acabo el parto. Una niña nació en plena luna llena, y era tan blanca como la nieve, tan suave y tersa que era incluso difícil de concebir tanta maravilla. Tanta alegría no podía durar mucho. Habían pasado 2 años cuando todo terminó.
Drilion, era un ladrón, no porque quisiese, sino porque tenía que hacerlo para mantener a su hija y mujer. Una mañana, atraparon los guardias reales a Drilion en la plaza inglesa, después de haber hecho un espectáculo de magia, para distraer al público y vaciar sus bolsillos.
Fue condenado a la horca pública.
La muerte de Drilion significó una vergüenza para el circo, y una quiebra en la ciudad londinense, misma, que tenía que ser castigada por su mujer.
Loreine no pudo hacer mucho, el castigo era definitivamente algo que no estaba dispuesta a pagar, y vivir una vida sin el amor de su vida, era algo que una bruja orgullosa no se podía dar el lujo de hacer, por lo que encontró el camino más fácil y práctico. La muerte.
El cuerpo de Loreine fue hallado en la orilla del río por debajo del puente, su pecho estaba agujereado y una daga estaba en su mano.
Layla, quien aún no tenía nombre, había estado a lado del cuerpo de su madre, ensangrentada e inerte, mirando temerosa y vacía.

Los gitanos no perdonan, la paga de sus padres debía asumirla la pequeña, y su libertad era condicionada hasta que pagase la pena que el líder y los demás lo exigiesen, hasta eso, sería cuidado por su tía, Sere. El nombre de Layla, fue dado días después, como una burla al suicidio de su madre, y a la desgracia de su nacimiento, repudiado sin razón por algunos de los gitanos, en especial, por los más rastreros.

Desde pequeña, se dedicó al baile. Sere era una bailarina del circo, muy conocida y cada año que transcurría junto a su sobrina, la iba queriendo más, y la culpa al igual que el cariño, iba creciendo…la culpa de que su adorada pequeña sería esclava de Danzul, líder del circo, hasta que el decidiese lo contrario. Su talento innato para el baile desde pequeña fue llenando de ingresos al circo. En cada ciudad que paraban a dar su espectáculo, la pequeña llamaba la atención de todos, en especial por la peculiaridad de su físico y de la intensa aura que la rodeaba, misma que era molesta para algunas bailarinas.
Su educación, fue dada por algunas mujeres del circo, mismas que antes de ser lo que eran, habían sido institutrices, e incluso, habían pertenecido a cunas de oro, y que habían escapado por libertad dejando a su familia en la quiebra. A pesar de ser egoístas, habían sido amables y condescendientes con la más pequeña de todas, o tal vez era que veían un potencial que a futuro, daría minas de oro a todo el circo.

Siendo Layla, una adolescente, mostró su carácter fuerte y severo más de una vez, en especial ante los incesantes ataques de Danzul, y de otros más. Layla había nacido con una particularidad, y era de haber heredado los dones tanto de gitanos como de brujos, cosa que daba más motivos para retenerla.
A los 16 años, se había enterado de su naturaleza indigna, mestiza, a pesar de que ella se consideraba completamente gitana, ella no podía negar su otro lado, y mucho menos, permitirse el lujo de cargar con los errores que sus engendradores habían cometido, mucho menos, cargar con la deshonra y el suicidio de ellos.
En un intento de escapar, Danzul la atrapó en pleno camino hacia el bosque.
…..ÉL era mas alto que yo, más robusto que yo, y mucho mas fuerte que yo. Su piel se veía mas oscura con la negrura de aquella noche sin luna, y su barba negra tupida contrastaba con la reluciente cocoliza de su cabeza.
Sus manos eran grandes, y yo pensé que me iban a aplastar como a un insecto, pero en cambio, esas manos me apresaron y me tumbaron contra el césped.
Cargaba una falda larga multicolor, azul, verde, morado, eran los colores que resaltaban en aquella mezcolanza; la blusa blanca con encajes a los lados de los botones se había ensuciado con el barro, y era lógico, era época de lluvia, y mientras mi cuerpo se arrastraba en busca de una escapatoria, sus manos gigantes me agarraban de los tobillos y me hacían girar sobre mi misma boca arriba para ver su sonrisa torcida y ojos malévolos.
La lluvia comenzaba a humedecer el ambiente y poco a poco se hacían presentes las pequeñas gotas del diluvio que se confundían con mis lágrimas y próximamente, mis gritos.
La falda había quedado hecho un asco cubriendo mi abdomen, y mis piernas abiertas estaban llenas de barro, supongo que la cabeza de Danzul también estaba ensuciándose, esperaba que sí, y era algo lógico ya que estaba entre mis piernas, con la barbilla casi tocando el suelo, o tal vez muy ocupado como para tocar el barro y sentir la lluvia caer.
Mi cuerpo estaba inmóvil y deje de emitir gritos y llantos, simplemente me dedique a ver el cielo hasta que sentí que Danzul retiraba su cabeza calva de mis piernas y comenzaba lamiéndose los labios mientras se aflojaba la cuerda que mantenía sujeto su pantalón de chándal negro. Me horroricé después de ver aquella cosa colgando entre sus piernas. Pero fue demasiado tarde.
Un grito desgarro mi garganta y seguidamente paré de sentir el dolor y algo caliente emanaba de mis manos, o tal vez, se derramaba de mis manos.
La lluvia se hizo más intensa y la piedra que estaba en mi mano derecha, era la responsable del líquido rojo, caliente, que se deslizaba por mis muñecas mezclándose con el agua.
Me di cuenta que no podía respirar puesto que el cuádruple de mi peso estaba justo encima de mi. Empujé con todas mis fuerzas el cuerpo de Danzul y este rodó fácilmente y salpico algo de barro a mi ya de por si, sucia ropa.
Tiré la piedra y al querer pararme me resbalé y mi cara se ensucio con el barro, aunque se fue limpiando a medida que lo alzaba, ya que la lluvia torrencial ayudaba mucho.
Me fue algo lento asimilar lo ocurrido, en especial cuando vi que comenzaba a deslizarse un líquido rojo y caliente por mis piernas mojadas y enlodadas. Entonces la cólera se asomó y mi rostro albino se lleno de bilirrubina. Comencé a patear el cuerpo inerte de ese mastodonte de dos metros y medio, hasta el cansancio, lo maldije, lo maldije una y otra y otra vez, condené su alma con palabras que nunca había pensado decir, mucho menos conjurar, y entonces llevé su alma al infierno.
Tomé su daga y la puse junto a la que Sere me había dado, misma que quería dejar tirada en el camino, pero que pensé en que podía darle un buen uso.
Mi ropa estaba deshilachada, mi blusa desgarrada y sucia, mis bustos estaban en pleno contacto con el agua, y mis manos estaban semi-limpias, mi cabello hecho una maraña.
Pronto corrí y corrí sin rumbo, sin darme cuenta, simplemente con el cuidado de no tropezarme, de no caerme, de no toparme con algo desconocido, que bien y no sabía que era, pero lo podía sentir. La luna estaba por salir de entre las nubes que la cubrían, y eso no era buena señal…
Después de huir de Danzul, Aimeé logró llegar hasta un pueblo, con fiebre y en condiciones deplorables. Fue recogida por una pareja de ancianos que fueron amables al darle comida, techo, y calor hogareño, mismo que no estaba acostumbrada a tener. Meses después de lo ocurrido, se marchó de aquella casa, dejando su corazón con esos ancianos.
Sin como sobrevivir, comenzó a ingeniárselas, viajando a pueblos cercanos, en donde se topó con otro grupo de los suyos, que la acogieron aún sin conocerla, muy diferentes a los de su otro grupo.
Desde ya hace dos años que ella vive con el “circo del amanecer”, como bailarina y como adivinadora de cartas. Es conocida como la flor de la discordia, ya que ha provocado muchos disturbios con los hombres que se han topado con ella, ya que ella simplemente juega con ellos, puesto que todos ellos, siempre le han recordado a Danzul.
Layla, a pesar de mantenerse sola, y de trabajar con los del circo, también trabaja en burdel, aunque sin revelar su identidad. Llegó a Paris en una de las giras en donde conoce a la dueña de un famoso burdel, ya que Sere le había contado de ella, puesto que siempre que iban para allá, ella le leía las cartas, y la buena fortuna siempre tenia la dicha de tocar su puerta.
Aimeé desde que llegó, había causado un escándalo en toda la ciudad, en especial, en el burdel en que trabaja como bailarina, aunque mas de una vez le han propuesto algo más, y ella ha reaccionado de una manera muy peculiar, ganándose la fama de indomable.
Intenté no reírme cuando ese hombre se me acercó con una bolsa de oro repleta, yo cargaba una máscara y muy poca ropa, cosa que no dejaba mucho a la imaginación, ¿o tal ve si?. A primera vista, le calculada unos 45 años, no mas, un hombre joven, rico, casado, con hijos, en especial mujeres, y que no le importaba matar a su madre para tener mas dinero. Un asco de hombre.
Bailé aquella noche y como siempre, las miradas de las personas estaban sobre mí, me gustaba, el sentir el poder, el sentirme deseada, y a la vez, me asqueaba la simple idea de tener no solo la mirada de ese sujeto, sino que también sus manos sobre mí.
“vale” le contesté y este puso una cara de satisfacción, y nuevamente contuve mis ganas de reírme. La dueña del burdel, no dijo nada, a pesar de que yo no era una “trabajadora regular” y que solo bailaba porque me gustaba, y si venían las pagas pues tampoco las rechazaba, aunque mas lo hacia por diversión, porque me gustaba, y porque a esa mujer le debía el favor de darme sus piernas cuando necesitaba descansar de tanta culpa. A pesar de ello, dejó que fuera a la habitación con ese hombre.
Aún conservaba mi mascara negra con plumones en el lado derecho del borde de la parte superior de la mascara con lentejuelas brillantes. Mis ligas negras hacían juego con el corset negro de cuero y cuerdas de algodón que hacían parecer mi piel aun más blanca, aun más deseada, como un trozo de lomo fino ante los ojos de esa bestia devora mujeres.
Me recosté en la cama mientras sonreía, ni siquiera tenia la necesidad de parecer coqueta, simplemente sonreí e hice que mi cabello cayera en catarata por sobre mis hombros, divertida, sin afán de apresurarme ante mi juego entretenido de media noche.
El hombre se desvistió rápidamente y se fue recostando en la cama, acechándome, mientras yo le miraba con jugueteo y un leve atisbo de inocencia.
El hombre intento atraparme pero antes de que hiciera eso, pude montarme encima de su abdomen y alcancé las cuerdas de mi corset, jalándolas de un tirón.
“juguemos” dije con el timbre de mi voz suave y delicada, pude sentir como el cuerpo de ese señor se estremeció, y como su mirada se torno más lujuriosa, más lascivas, más salvaje.
Amarré sus manos contra la cabecera de la cama, y sus piernas también, ese hombre estaba deseando que le bajara los calzoncillos, pero yo simplemente me puse de pie y sacudí mis manos. Me miró con desconcierto y no pude más y solté una sonrisa titiriteante, que retumbo elegante en la habitación.
“espero que disfrute su posición de macho domador…oh…cachorro domado” dije pasando mi dedo índice por mi labio inferior, manchando mí uña con un poco de labial.
Bajé las escaleras a trote mientras intentaba contener mi risa, y acomodaba mi mascara –no me podía dar el lujo de revelar mi rostro, aunque mi cabellera pelirroja podría delatarme, siempre podía recurrir al mestizaje que aunque quisieran negarlo, ya estaba por toda Europa.
Los amigotes de ese hombre ¿Cómo era que se llamaba?....bueno, de ese hombre de clase alta, me miraban expectantes, y yo solo les dedique una sonrisa, y estos parecían perros detrás de mi. Me gustaba llamar la atención, pero tampoco me gustaba recibir miradas amenazantes de las mujeres del burdel, no, no de las que se consideraban las reinas de aquí, y no era como si yo fuera una de ellas, yo solamente bailaba, nada mas, solo bailaba y no era mi culpa ser la “atracción” del burdel. Casi río por aquella paradoja.
“¿Y bien?” Preguntó Agathe con una mirada cómplice y divertida
“Se divirtió jugando al cervatillo amarrado” le respondí y la besé en la mejilla dejando una marca de labial
“solo dejo que te diviertas porque me das dinero, no es cosa de este lugar si algo te pasa” dijo como quien no quiere la cosa
“de eso despreocúpate, soy mitad bruja y mitad gitana, se cuidarme sola” le dije en un susurro y salí por la puerta trasera del burdel mas citado de París.

-Datos Extras:
-Le gustan mucho los dulces
-Es buena con el truco de los cuchillos, tiene buena puntería
-No se sabe si heredó el “encandilamiento” o es debido a que su belleza es curiosa, pero lo cierto es que llama mucho la atención, aunque a ella no le guste hacerlo –no sin mascara –
-Su nombre significa “anochecer” fue impuesto como condena y burla para sus padres
-No le gusta su nombre
-Lleva siempre encima la daga de su madre, nunca supo que significaban las runas que estaban grabadas en el mango
-A pesar de ser gitana, es muy culta, y a veces se hace pasar por “Lady” para robar comida para los niños del circo
-Piensa que todos los hombres son como Danzul, por eso no confía en ellos.
-le gustan los gatos y los perros
-odia los insectos
-Es amante del flamenco y el tango, cuando baila, no se le pueden quitar los ojos de encima
-Sabe tocar los instrumentos de su pueblo.
-A pesar que no le gusta cantar, tiene una voz hermosa
-Tiene un leve caso de miopía