Reencuentro inesperado {Layla J. Kristiansen}

por **Khayla Di Beauté** Sáb Mayo 21, 2011 12:37 pm

Khayla había decido dar un paseo, había oído que hoy era día de mercado y no quería perderselo.
Había mucho murmullo, la gente iba y venia cargada hasta los topes, los críos corrían de un lado a otro y los vendedores gritaban el precio de sus artículos.
Le recordó a los meses que pasó en las carpas gitanas, donde le enseñaron todo lo que sabe de brujería, esa gente, aunque la mayoría no era de fiar, no eran tan estirados como los parisinos corrientes, acomodados en sus carruajes de lujo y mirando por encima del hombro.

Se acercó a un puesto de fruta, recibió varios empujones de las personas que estaban al lado, luego suspiró. Empezaba a agobiarle tanto ajetreo, la gente estaba loca por realizar sus compras como si su vida dependiera de ello.
Finalmente compró varias manzanas y le dio un mordisco a una mientras reprendía la marcha, pero tras varios pasos recibió un empujón y esta se le cayó de las manos dando vueltas por el suelo.

-Eh!- chilló girándose para ver quien había sido, quien de las veinte personas podría haber sido. Dio un gruñido, alzó la barbilla y siguió caminando. Quería salir de allí cuanto antes, ya se había cansado.

Miró a ambos lados para buscar una salida, pero de repente alguien le llamó la atención, una chica pelirroja la cual conocía bastante bien caminaba cerca suyo. A Khayla se le iluminaron los ojos, no esperaba encontrar a nadie conocido desde que llegó a París, aquello era un milagro.

-Layla!- dijo alzando la voz y levantando una mano para llamar su atención.- Dios mio que sorpresa! Que estas haciendo aquí!?- consiguió llegar hasta ella con una sonrisa complice de oreja a oreja y le dio un fuerte abrazo.- No puedo creerlo!

por **Layla J. Kristiansen** Sáb Mayo 21, 2011 6:04 pm

Las compras no eran mi fuerte, y Marianne lo sabía, ya saben. "Magrrrian" esa gitana que no paraba de sorprenderme con sus relucientes 45 años.
Como siempre, las tareas me las dejaban a mí, no porque faltase personal, sino porque simplemente era parte de mi "enderezamiento" a las costumbres de los nuestros.
¡Bah! como si mi vida dependiese de robar y engatusar...no señor, yo simplemente hacía "colectas" eso era todo. Nunca nada de qué avergonzarme.

Pasé por la verdulera y compré lo que había en la lista. Estaba predispuesta a irme de ese lugar. No toleraba las miradas y murmullos de los demás. No porque me importasen, sino que como todo ser humano, no le gustaba el ruido, y más si venía de gente como ellos, los burgueses, y peor aún ¡los lacayos de ellos!

-Gracias.-dije con un francés pulcro. Al menos podía decir palabras sencillas como esa, sin sacar a relucir mi acento noruego. Le di los francos a la mujer quien me los aceptó con una mirada inquirente, y por supuesto, le devolví de la misma manera
-¿Qué?¡ ¿¡Tengo monos en la cara o qué?!-le dije y fruncí el ceño, y aún así conservé la belleza maldita de mi linaje. Ser mitad bruja y mitad gitana era duro, y más aún tener que soportar ahora las miradas acusadoras de ellos. No señor, se equivocaban conmigo.

Refunfuñé el camino mientras jugaba con el tomate que tenía en la canasta para cuando alguien gritó mi nombre. Precisamente "Layla" no era un nombre común por estos lugares, pero precisamente....lo habían gritado, y la voz, definitivamente, aunque me volviera sorda, jamás podría confundirla con otra.

Me giré y entonces algo se abalanzó contra mí. Dejé caer la canasta descuidadamente y di gracias porque no se hubiese rodado ninguna mercancía.
-¡Oh! ¡Dioses! ¡Dioses! ¿Khayla? ¡Rayos! ¡pero si eres tú! ¡cría! -dije igual de eufórica, o tal vez mas, que ella. La miré de pies a cabeza y la escruté ante la mirada de todos -¡¡yo tampoco puedo creerlo!! -dije y esbocé una sonrisa tan reluciente que podía pasar fácilmente como una princesa y no como una gitana -Vine a hacer unas compras pero...pero ¿desde cuando estas aquí? ¿porque no me haz ido a ver?-dije con una mueca muy parecida aun puchero

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