Diferentes puntos de vista.

La curiosidad en muchas ocasiones es mucho más grande que no puedo controlarla. Desde el momento en que Aleki apareció en la vida de todos ellos siempre había tenido curiosidad por saber un poco más de él, era un gran misterio poder estar a su lado, las preguntas iban y venían en mi mente pero no lograba formular ninguna. No era mi amigo, y aunque quisiera que lo fuera él era demasiado firme, demasiado cerrado y eso no ayudaba para poder acercarte. Se comportaba como alguien que esta y no esta, es decir que tienes su figura para no se puede tener una conversación con él. Detallar su rostro también me era complicado, podía ver algunos rasgos endurecidos pero otros finos. Decidí dejar aquel tema a un lado y seguir disfrutando del trayecto. - Me encuentro bien - Mis palabras fueron breves, el tono de voz era algo frío pero no tenía muchas ganas de conversar con alguien que no tenía interés de hacerlo. Desde que había llegado a París tenía la intención de poder relacionarme con muchas personas, de conocer lo que era la vida, de hacer viajes, de poder tener un buen trabajo, de poder leer más de un libro, de hacer buenos amigos, el amor, pero si nada de eso funcionaba tendría que volver a casa a retomar la vida que me tenían planeada. Me preguntaba si Aleki había tenido ya la vida planeada por sus padres. Este día no intentaría presionarlo con una platica larga porque incluso estaba harta de que la gente solo quisiera que yo diera el primer paso, era cansado. - ¿Extrañas la Milicia? - Pregunté apenas alzando un poco la voz.

No duro mucho tiempo el camino, daba gracias por que el silencio empezaba a ponerme los pelos de punta, empezaba a incomodarme, si Darcy se quejaba de la firmeza del teniente no me lo imagino estando a solas con Aleki. Solté una suave sonrisa mientras me relajaba y podía notar como nos íbamos adentrando a la zona comercial. De nuevo el estar ahí no me era muy grato, se podía notar la gran división de la clase social parisina. Aquellos nobles que venían con sus grandes vestidos pomposos, las joyas que adornaban su cuello, la manera de ver a los otros por encima del otro, y por otro lado ver aquellos hombres con las ropas sucias, rotas, que sostenían grandes bultos. -¿Que piensa sobre la diferencia social? - Pregunté soltando un suspiro prolongado que demostraba toda la tristeza que aquello que veía me parecía injusto. A lo lejos pude observar la puerta grande de mármol bien barnizada, brillaba en contraste con la luz del sol, pude sentir como mi piel se estiraba formando una sonrisa amplia y hermosa. Mi brazo se estiro señalando a mi acompañante nuestro destino - Ahí esta la galería - De manera un poco infantil toma su mano para darle un estirón un poco fuerte invitándolo a apresurar el paso. No tardamos mucho en llegar a la puerta principal, mi mano se escabullo entre el vestido y una pequeña abertura que simula una bolsa incorporada, era para la seguridad del dinero. Ahí traía la llave, pronto la saque y la introduje en la cerradura del local, voltee a ver a Aleki con una sonrisa llena de emoción en el rostro, como cuando los niños tienen un juguete nuevo, pero no se comparaba para nada. - Tienes que pensar con más sensibilidad, se que te cuesta pero el arte es así - Sugerí de manera firme mientras las grandes puertas se abrían dejando entrar la luz que los acompañaba a ellos.

Frustración. Si, eso era lo que Doreen sentía en ese preciso momento. Una frustración demasiado grande por ver la indiferencia del joven con el que iba. Había decidido guardar silencio pero no era lo más justo para él ni para ella. - Lamento mucho que el teniente te haya asignado a una tarea que no estas cómodo - La chica siguió observando el cuadro de la persona que más amaba. Paso sus dedos detallando cada parte y expresión que había hecho de él. Poco tiempo después dejo el cuadro en donde estaba y siguió mirando el lugar. La galería había quedado por completo hermosa, era mejor de lo que imaginaba, no habían escatimado en el costo, lo habían gastado todo sin importar que fuera confiando en el talento de la chica. Se dejo caer en uno de los sillones cerrando los ojos unos momentos. - La tranquilidad de este sitio en ocasiones me perturba, cuando un río esta tranquilo debes saber que después su marea viene con fuerza a destruir la estabilidad - Aquello que decía lo relacionaba 100% con la vida diaria. La chica volvió a abrir los ojos buscando la mirada de Aleki, que parecía una estatua. Sus rasgos de tranquilidad y rudeza al mismo tiempo hacían que ella sintiera inquietud. Pero ya no buscaría detrás de aquellos ojos. Sino quería decirle que sentía o que pensaba entonces no insistiría más.

Se quedo pensativa y después dio un brinco del sillón para ponerse de pie. - Quiero enseñarle algo que estoy aprendiendo ¿Me sigue por favor? -La chica camino desde el pasillo hasta el salón principal sin ni siquiera detenerse, después siguió hasta el fondo donde se encontraba una pequeña oficina. Abrió la puerta de golpe dejando que la luz entrará a esta. Pero al hacer falta más luz se adentro a prender algunos candelabros con cuidado subiendo a unas sillas para poder alcanzar y encender la mecha de las velas. En el pequeño salón se veía un escritorio, una mesa de centro y una pequeña sala para descansar, lo curioso era que en el fondo había un piano. Un piano grande y viejo. La chica sacó la sabana que estaba encima de este descubriendolo por completo. - Darcy me esta enseñando a tocar - Sonrió para sentarse en la silla frente a este - Solo unas notas - Pasó sus dedos con cuidado y luego el sonido hermoso del aparato comenzó a salir cuando empezó a plasmar sus conocimientos. - ¿Le gusta la música Aleki? - Detuvo lo que hacía para verlo sonriente.