Las Diferentes Caras de La Fortuna (privado)

No había podido dormir bien durante las pasadas noches, me la había pasado en un estado de semivigilia sin poder alcanzar ese sueño profundo al que estaba acostumbrada y luego ya de día no había sentido el usual interés en dejar la cama. Un año más había transcurrido desde el fallecimiento de mi padre... lo sabía aunque no fuese de manera consciente, intentaba relegar los recuerdos a un rincón de mi mente al resultarme estos demasiado dolorosos. Sin embargo no podía pasarlo por alto tampoco, papá no se merecía que le olvidase. Me di cuenta de esto durante la noche así que abandoné el calor de mi hogar para dirigirme al cementerio. Antes de hacerlo recorté una rosa que encontré a lo largo del camino, era de color blanco, quería dejarla sobre la lápida de papá, en lugar de una roja, la blanca para mi significaba paz, la cual esperaba que él tuviese en donde se encontraba ahora.

Al llegar al cementerio no encontré a nadie, cosa de esperarse por las altas horas, estaba ya cerrado para el público pero eso no me detendría. Tenía una idea bastante exacta de por donde podia escurrirme hacia el interior, involucraba tener que trepar a un árbol para lo cual era bastante buena debido a la constante práctica desde que era una niña. De esa manera me vi del otro lado de la cerca caminando entre las tumbas y abandonando el área adonde enterraban a los ricos para dirigirme a otra muchísimo más modesta, aún en el cementerio existía la distinción de clase. En un área más aislada, encontré finalmente la lápida que buscaba, Lensar Isaacs... las letras resaltaron ante mi vista. No sabía leer pero si podía reconocer el nombre de mi padre. Me acerqué sintiendo que mis pies se volvían repentinamente muy pesados, tanto que me costaba llegar hasta ella, finalmente lo logré y me incliné para depositar la rosa. Tenía tanto que contarle y al mismo tiempo no encontraba las palabras. -Te extraño...- De mi garganta no brotó más que un susurro pero la emoción era demasiado fuerte y me embargaba por completo. Los recuerdos acudieron en tropel a mi mente pero uno solo resaltaba. Podía recordar el trapecio, el traje inmaculado de papá, el brillo de sus ojos al mirarme antes de comenzar el espectáculo, su sonrisa... se encontraba tan entusiasmado esa noche...

-Perdóname batú, no puedo...- Retrocedí unos pasos, No podía hacer esto... Giré sobre mis zapatos y miré al frente, caminando rápidamente entre las lápidas que se encontraban a mi paso, aumentando la velocidad, conteniendo las lágrimas que no derramaría. Mi corazón latía muy rápido mientras intentaba sosegarme y recuperar mi dominio, ante mi vista sólo se presentaban más tumbas, los restos de algún familiar otrora querido para algunos. ¿Pero cuántos habían fallecido injustamente antes de tiempo? Caminé ahora más despacio, la luna iluminaba el lugar con su luz de plata permitiéndome distinguir el lugar con bastante claridad. Me pregunté entonces si ese también sería mi destino. ¿Moriría joven o alcanzaría la misma longevidad de la abuela? El rostro de la romaní de profundas arrugas y cabellos grises a quien quería como si se tratase de mi propia sangre acudió a mi mente. Suspiré pensando que la fortuna no era justa al decidir quien viviría largo tiempo y quien no lo haría, de hecho parecía regodearse en hacer todo lo contrario...

El día era tan aburrida encarcelado en la casa a oscuras hasta que caiga la noche no tenía muchas cosas que hacer.Paseando por los viejos y polvorientos comedores de mi enorme mansión recuerdos de mi familia y de la vida que tuve una vez hace mucho tiempo atras.Objetos cubiertos de polvo crucifijos mi familia era muy creyente y espiritual.Las horas pasaban mientras estaba ahí con mis recuerdos el sol se iba del cielo.Ya podría salir fuera aire muy fresco y frío me fue caminando hasta que llegue a las ruidosas calles parisianas.No me hacía ningun tipo de placer el ruido y un montón de gente.Me metí en la taberna donde estaba un poco mas tranquilo me senté en un rincón y me tomé una cerveza fría, no suelo tomar alcohol pero hoy me hizo falta un poco.No se cuanto tiempo pasó pero se hizo mas tarde y me fui.Estaba en las nubes como se suele decir y mis pies me fueron caminando hacia el cemeterio.Un muerto viviente entre los muertos era el mejor lugar que estar salté al otro lado sin ser visto y me fuí caminando entre las tumbas.Mientras caminaba pensaba cuantas vidas perdidas cuantas lagrimas cuantas historias el común de los mortales no sabe lo que hay detras de la muerte.Las horas pasaban sin darme cuenta y los primeros rayos de la madrugada estaba saliendo, me escondí en la primera tumba que pude penetrar y ahí me quedé dormido.Al despertarme estaba ya de noche otra vez oía unas pisadas pasando podría oir el latido de su corazón salí con cuidado era una chica muy bella pasando con una rosa en la mano me quedé a distancia mirandola con atención.Se sentía triste dejo la rosa en una de las tumbas empezando a llorar y se puso a correr la seguí hasta que se paró.Me fuí caminando mas ruidoso para no asustarla dandose la vuelta y mirandome en la cara.

La idea de mi propia muerte se hacía presente con más ímpetu a medida que continuaba caminando entre las lápidas. Las letras que se veían sobre ellas carecían de significado para mi pero sabía que se trataba de los nombres de los fallecidos. Todos eran amados hijos, esposos, esposas, padre, madre de alguien... Nadie odiaba a los muertos, una vez que se iban parecía que de alguna manera la gente olvidaba los malos momentos, hasta un redomado borracho recibía una bonita ceremonia y unas elocuentes palabras en su memoria... Tal vez hubiera sido más fácil para mi si mis recuerdos fueran desagradables, entonces tal vez hubiese olvidado, tal vez pudiese haber visto hacia adelante y recibido con mejor ánimo el futuro, pero sabía que nunca olvidaría por más tiempo que transcurriese... no podía ni deseaba hacerlo, aunque tal vez no tuviese que esperar tanto para reunirme con papá, tal vez moriría joven como él...

Salí de mi ensimismamiento cuando me percaté de que mis pasos no eran los únicos que resonaban sobre el suelo de mármol, disminuí el ritmo de los mismos y llevé mi mano a mi costado, llevaba oculto un cuchillo, no es que fuese a echar mano de el a menos que fuese absolutamente necesario... pero había aprendido a las malas que no debía andar desprotegida de noche... y ¿quién iba a estar en el cementerio a estas horas? No creía que se tratara de un guarda nocturno...

Me detuve a la sombra de una blanca estatua que se levantaba junto a una losa de mediano tamaño y desde allí pude ver como un hombre se acercaba, lo observé un momento en silencio. Él me había visto perfectamente al igual que yo a él pero al distinguir su elegante traje de hombre blanco no sentí precisamente confianza. ¿Qué haría ahora él... delatar mi presencia? Y por otro lado qué hacía alguien como él a estas horas por acá?

Estabamos mirando uno al otro de repente la mujer se puso tensa y saco una navaja teniendo una cara muy asustada.Casi me entró la risa como manejaba la navaja era horrible.-Cálmense señora soy policía no te voy a hacer ningun daño- ante mis palabras la mujer se relajó y guardó el cuchillo dando un suspiro de alivio.Me acercé mas para estudiar su rostro bella joven que puedo decir -Pásate conmigo a patrullar el cemeterio no quiero dejarte a solas en este lugar quien sabe las cosas que te podrian pasar-tomé la marcha con gracia y la chica seguía mis pasos.Me había pasado dias sin comer y la sangre fresca que tenía a mi lado me ponía muy nervioso.Nos hemos pasado de largo medio cemeterio sin decir nada el silencio me estaba pesando encima sentía millones de ojos que nos estaban mirando -no me vas a contar nada querida? este silencio me da miedo-seguía sin hablar y la llamada de su sangre me ponía aun mas nervioso.Ya es casi de madrugada y estoy en un dilema como me escapo sin llamar la atención? el hambre me pesa aun mas y estoy a punto de hacer algo muy lamentable.