La fortuna siempre gira ¿A tu favor o en Contra? - Privado

por **Deméter Tziolis** Miér Jun 08, 2016 5:51 pm

Oh, Fortuna,
Al igual que la luna
Tu cambias constantemente,
Siempre creciendo
Y decreciendo;
Vida detestable
Que ahora oprime
Y luego restablece
La agudeza de la mente;
La miser
El poder,
Como la nieve los disuelve.

Muchas veces me preguntaron cómo podía ver el destino o como predecir el futuro, no era simple no cualquiera lo podía hacer, era un don que venía con uno al momento de nacer, no todos los gitanos podían verlo solo unos pocos éramos los afortunados, si, aquella era mi fortuna la gracia de un don… mi mente comenzó a volar mientras mis pasos se volvían más lentos, saque cuentas mentales del tiempo que llevaba en París casi una semana y las cartas no se habían equivocado, hasta ahora, tenía miedo de tirarlas de nuevo y que con un solo de mis actos haya cambiado mi futuro, mi destino. Un escalofríos estremeció mi cuerpo mire a todos lados para ver si alguien me seguía aún habían luces, aún estaba de día.

Seguí adentrándome por los callejones de París mi extraño caminar llamaba la atención era como una danza de aquí y para allá. No me importaban las miradas, con los años me había acostumbrado a que me vieran de esa forma, como un extraño bicho inadaptado, ingenuos los que creían aquello pues por mis venas corría la misma sangre que aquellos, ser gitana era mi maldición aunque muchas veces llore por esa razón hoy no, estaba en París, tenía un hogar, tenía un amigo y todos los días me alimentaba como nunca antes lo había hecho, nadie ni nada quitaría aquella sonrisa de mis labios. Mi vestido era tan colorido como la misma primavera de telas comunes que se mecían a mi andar ligero, mis ojos iban y venían observando el lugar buscando con alguien a quien hablar, las auras cambiaban a medida que los segundos transcurrían ¿acaso miedo me tenían?, sabía que las leyendas decían que nosotros los gitanos tirábamos maldiciones y males pero aunque si se podía hacer, en mi corazón no cabía aquello. No deseaba mal porque no era necesario el mal ya estaba en el mundo y no precisamente porque yo lo haya lanzado, reí ante mi pensamiento y seguí mi caminar volviéndolo más lento, al llegar a una esquina me detuve ¿estoy perdida? Gire rápidamente y mire en dirección opuesta.

Fruncí el ceño y seguí caminando en otra diferente dirección, al final de cuentas no era tan grande París, siempre encontraría que camino elegir. Llegue hasta el centro de la ciudad y me deslice entre una multitud que veía a un niño tocar el violín, su melodía era hermosa y como si de un imán hacia mí me acerque al pequeño, deposite unos francos en su maleta y comencé a bailar al ritmo de esa melodía tan especial, moví mis brazos de aquí para allá lentamente mientras una vuelta volvía a dar otra vuelta al compás, la gente comenzó a animarse y poco a poco varios depositaron monedas en su maleta donde guardaba el violín, el último compás fue hermoso y con un gran final mi danza término y los aplausos nos envolvieron, el niño agradecido me tendió la mano yo le revolví la cabellera dedicándole una amplia sonrisa y me fui de ahí, era su espectáculo no el mío.

Estaba en la plaza de la ciudad me senté en una banca con las piernas arriba, tapándolas con mi vestido para no escandalizar a la multitud que poco a poco se dispersaba por el lugar, un acto de solidaridad nada más que eso había sido. Toque mi bolsito con las runas y las cartas sintiendo la energía provenir de aquellas cargadas ya estaban.

por **Sokolović Rosenthal** Jue Jun 16, 2016 8:10 pm

Poder, riquezas, señor de cualquier imperio anhelaba. ¡Oh, sí! ¡Que salve al Rey de los devastados! Que cuiden a sus reinas porque el Conde está ambicionando cada día más, no basta con el oro en el que se baña, ni con las mesalinas con las que se enriquece en cuerpo y en patrimonio. Necesitaba llegar a la cima, proclamarse el rey absoluto, pero para ello, las guerras, siempre las luchas se presentaban. Como una en la que fue victorioso, había unido las fuerzas del Imperio Germánico, y se revolcó en sus tierras como si fuese el único señor. Pues solo veía por el interés propio, nada ajeno le es de su interés, mientras no afecte o beneficie a su superficie imperial.

Por lo que en su pensamiento yació acudir a las fuerzas oscuras, no temía por vender el alma, ¡ja!, ¿Pues qué maldita alma han de quitar? Ni de maldiciones, o conjuros que solo son caricias para el Conde, no se burla de estas porque son poderosas, pero ni teme al igual por ellas, porque viste como la muerte misma. Entonces, ¿A qué se debe de jugar? … Solo uno, unirse para ser caprichosas uno como el otro. Y el Conde ansiaba tener cualquier arma a su favor, la que fuese, la que le diera el trono en las manos.

¡Jaque! Ahí se encontraba el meollo. Caminaba por la plaza, observando a todos, bien se sabía que los gitanos y hechiceros vagaba por el lugar, en busca de vender sus dones, porque que vayan al cielo de una buena vez, quien estuviera ahí por caridad.

Por alguna razón, se centró en una mujer, está de un módico vestido, notando sus gestos, y aunque fuese menesterosa, su belleza no se podía criticar.

Acercándose lentamente, con el porte de caballero en alto, su atuendo siempre de un señorío importante, no se da los aires, porque lo es. Con su refinada barba, y sus cabellos sujetados por un listón. Desprendiendo pisadas no muy precisas con sus zapatos negros, junto con su bastón que era mas un decorado que hacia mención de la leyenda de los lobos, pues se situó un ostro de ello, en la manojo, el cual presionaba con una fuerza impresionante, no una física sino emocional, por el afecto a su hermano, sin duda alguna.

Yendo como siempre a su objetivo, y no se iría hasta obtenerlo. Ya que, en ella, de entre toda la multitud, su referencia era. Y en sus ojos al sostenerlos con los propios; descubrió la posibilidad de desnudar futuros inciertos, apoderarse de la suerte y apostar con ella, a que ganaría.

—Señorita, ¿Está en horas de labor, o, debo esperar a mi turno?.—interrumpió, cuestiono y trato de interpretar sus irises, la magia predominaba, y llamó a la hilaridad, más no debía de fiarse, nunca lo hacía y esta vez no era la excepción, ya que, todo podía suceder.

por **Deméter Tziolis** Lun Sep 19, 2016 4:04 pm

Sobre la gran balanza de la fortuna,
raramente se detiene el fiel;
debes subir o bajar;
Debes dominar y ganar o servir y perder,
sufrir o triunfar;
ser yunque o martillo.

Existía una gran diferencia entre la magia y la fortuna, la magia era un conjunto de conocimientos técnicos y prácticos que ciertas personas podían poseer y levar a cabo cosas extraordinarias, en cambio la fortuna era una causa que no se puede determinar un largo periodo de tiempo no solo me daban la fortuna de las personas, sino también un poco más, algo del pasado, un poco del presente y un incierto del futuro, con eso podía guiar mis palabras, para guiar a cualquiera que necesitara un poco de fortuna de aquella forma tendrían un incierto de lo que podría suceder. ¿Verdad o Mentira? Realmente dependía de quien lo enfrentara, si me preguntaban a mí, solo tendría una respuesta, y esa era un rotundo sí; si yo no creía lo que hacía nadie podría creerme…

Mis conocimientos en la lectura de runas, en la forma de cargarlas era lo que hacía único mi trabajo, mi “magia” introducir mis manos en la bolsita y acariciando las frías runas de piedras fui sintiendo como iban cambiando de temperatura tome una mientras alzaba mi cabeza y prestaba atención a la silueta que se acercaba a mí, su aura de tonalidades pálidas dejaba en evidencia su condición, sentí un escalofríos aun antes de que me hablara, si bien no venía con hostilidad casi típica de su especie tenía algo en su aura que me incomodaba.

Su vozarrón causo que se me erizara la piel apreté una de las runas y la saque de su escondite, alce la mirada extendiendo la runa hacia el caballero que me observaba – Ya es tu turno – sonreí de medio lado y mire la piedra que yacía con su símbolo boca arriba, el símbolo era una mezcla de caminos diferentes direcciones- Tus caminos son inciertos hombre de la oscuridad - deje la runa a mi lado mientras le hacía un gesto para que tomara asiento a mi lado. – ¿que necesitas saber, en que te puedo ayudar? – saque un pañuelo color verde turquesa que colgaba al otro extremo de mi cadera y lo tendí sobre la banca, en completo silencio pase una de mis piernas por cada lado de la banca tratando de cubrir toda mi piel – El turquesa es de los caminos inciertos – señale a los diferentes pañuelos que colgaban de mi cintura, volví a mirar a sus oscuros ojos - Para saber tienes que creer… porque de lo contrario serian palabras al vacío… no puedo dar respuestas precisas… solo puedo darte una visión de lo que fue, de lo que es y de lo que será. – tome aire, me sentía inquieta, pero él se había ganado mi atención por los indicios de la fortuna que salían en su contra… algo en lo incierto de mis palabras buscaban indagar en lo que el ocultaba tras aquella aura inquieta, gris pero vibrante- Deméter es mi nombre – sentí que al pronunciar mi nombre volvía a sentir la melodía del violín danzar a mi alrededor…

El andaba en busca de algo y me había encontrado a mi… yo no andaba buscando a nadie y lo vi… al final todos necesitábamos respuestas unas más asertivas que otras… al final mi fortuna giraba según mis actos si hacia las cosas bien mi vida andaba bien… ahora solo faltaba seguir lo que su aura y las runas me decían sobre el…

por **Sokolović Rosenthal** Mar Oct 11, 2016 9:08 pm

Fuerza, poder, rareza, todas presentidas y anheladas en una voz recta, bien al Conde no se le podía hacer esperar, al diablo se le hizo su pedestal, su asiento de oro para dominar, sin ser distinto al inmortal, nadie podía resistirse a sus órdenes, a sus pedidos. Ya se conocía su presencia, ella lo sabía desde que fue mirada, ella ya lo esperaba para ofrecer la mano. ¡Que hermoso poder para un humano! Es atrayente, ambicioso, que mirándola fijamente, hizo posesión de la runa. No podría decir que algo cambio al presionar la piedra, porque no hubo impacto alguno, todo prosiguió con la normalidad, esperando que su futuro fuese predilecto.

Esperando… ¿Qué era lo que veía? ¿Lo que se veía en ese extenso mundo? , guardando silencio, era conocedor de la adivinación, y debían concentrarse, interpretar las energías, posando las irises en ella, en cada facción de su rostro, cada gesto emitido. Siendo su aura impresionante, una esfera de quietud, un latir controlado por la fluidez de su respirar, inundándose de esa sensación que pronto se quedó en la nada al escuchar su voz. “Caminos inciertos” ¿Por qué? Si sus intenciones eran bien sabidas, anhela poseer el poder suficiente para llevar a cabo su venganza, restaurar el linaje Rosenthal en la cima, devolviéndole el honor, el volver a construir la corte tras nombrar soldados que luchen contra la injusticia, señores que juzguen basados en la ley, entrenados como una máquina inteligente para hacer regir a los que osan incumplir con el deber de un verdadero pueblo, asesinos serían llamados por sus enemigos, puesto que el poder que representan los Rosenthal será insuperable, luchando por la justicia de poderes, que protejan más al Rey, porque el verdadero Rey es él. Aunque solo se lo entregue a uno, a quien es su hermano en realidad. Por ello, ¿porque son caminos inciertos?

Por el momento aguardo las interrogantes, liberando la runa, seguida de tomar asiento a su lado. ¿Cuánta cercanía se requería para dicha interpretación?, observando cómo esas piernas eran movidas, era una belleza sin igual pero no le atraía aquello, solo la necesita para hacer cumplir sus propósitos. —Quiero saber, si seré vencedor en la lucha que se aproxima, —el turquesa no era algo que fuese de su gusto, y peor, si era la representación de lo incierto con mayor razón. — Creo en tu habilidad, más no me confió en solo palabras…—ladeo el rostro, interpretando el brillo de sus pupilas. — Dime todo lo que veas, dime de mi pasado, del presente, de mi futuro, —el pasado y el presente ya eran suyos, él es el actor principal de estos, por lo que si acertaba, entonces su futuro sería descubierto. —Deméter, ¿qué es lo que ves? Dime, así que te pido que confíes tus visiones a mí, sea cual sea el resultado, no te haré ningún mal. —Llegó sin intenciones de hacer algún mal, no tenía motivo alguno o su interés no era despertado en esa ocasión, por lo que contenía seguridad en que no iba a salir lastimada. —Bertok Rosenthal, —declaró su nombre, la manera en que es conocido. — Sokolović Bertok Rosenthal es quien pide de sus servicios.

Hizo una ligera inclinación, preservando lo que el tiempo le deparará.

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