Noche de verde azulado [Yasmín Boot]

por Invitado Lun Mayo 23, 2011 12:35 pm

-Uno se cansa de atender en la tienda, no es que no me guste la gente, pero no es fácil-pienso para mi mismo- La señorita Di Beauté a sido una gran ayuda, sin embargo aun debo de estar cerca para ayudarla de vez en cuando.

Camino una fría noche primaveral, por lo que llevo mi saco oscuro cerrado, quitándole el relucir a mi corbata y camisa claras. Camino por cerca de los restaurantes, puedo ver al so meseros apresurándose para servir las mesas y sentir sus corazones agitados y con miedo de fallar ante su jefe-pobres de ellos-pienso para mi mismo mientras veo la escena.
Bien podrían comer algo y relajarme por primera vez en algunos días, la tienda puede estar a salvo mientras estoy separada de ella. Entro en el primer restaurante que veo y me dan la bienvenida.

-Bienvenido, Caballero-me dice el encargado en un francés perfecto-¿Viene usted solo?
-Si, así es-le contesto en mi francés de acento ingles-una mesa cerca de la ventana si es posible, por favor.
-Por aquí-me contesta el.

Me guía atreves del establecimiento sumamente cuidado. Las sillas de madera clara, con sus cojines rojos y bien limpios, los manteles de las mesas blancos como nubes y todas con un florero de cristal adornando el centro. En cada florero hay una flor distinta, que caracteriza esa mesa, cada flor parece nueva, como si la remplazaran cada día para que se mantenga decorado el lugar. En el centro del establecimiento, un piano precioso capta la atención, donde seguramente el pianista deleita a todo aquel que almuerza en un lugar tan bello. Me sientan cercar de la ventana así que puedo ver la gente que pasa cerca.

-¿Qué va a beber?-me pregunta el hombre antes de retirarse.
-Whisky, por favor.-lecontesto

El hombre se retira para continuar con su labor, pues seguramente un mesero me traerá la carta y mi bebida. Mientras espero puedo ver como el restaurante está repleto de personas que cenan en compañía de alguien más, hay muy pocos que se sientan solos. Los que están solos, puedo notar como arrojan algunas miradas hacia una mesa del otro lado de lugar, hay una muchacha rubia toma con tranquilidad su taza de té. Sus ojos están delineados en negro haciendo que se noten más, contrarrestando con esto, viste de color claro.
Noto que la muchacha sonríe entre cada sorbo de su taza, como si supiera que la miran todos. Me volteo y continuo viendo hacia la ventana-uno menos entonces señorita-pienso para mi mismo.

Cuando el mesero llega con mi whisky y la carta, noto que incluso el voltea a ver a la muchacha y busca alguna instante en que ella mueva la cabeza para que pueda verlo.

-¿Sabe?-dice el mesero mientras me entrega el menú-esa muchacha es sumamente bella.
-Ya sabe lo que dicen, entre mas bellas, mas nos van a herir-le digo suspirando sin voltear a ver la chica.
-¿Pero que acaso no la ve?-dice el mesero casi ofendido.
-Si la veo, solo que no se me hace interesante-le contesto-es sólo una muchacha mas debería dejar de…

Me interrumpo a mi mismo y lo siento, ese sentir que pasa cuando alguien como yo tiene una cierta habilidad. Ya me he encontrado con mujeres así, es por eso que no le preste atención a la chica. Sólo dos seres pueden tener encandilamiento vampiros o brujos. -¿Qué eres tu muchacha?