Una criatura... compasiva? [Libre]

por **Janelle Chifflet** Miér Jun 01, 2011 6:43 am

Recuerdo del primer mensaje :

Soñaba... estaba con mis padres en el bosque... no, era un recuerdo... era la tarde y me estaban enseñando a hacer conjuros elementales... recordaba ese día... la escena cambio, ahora me veía en casa, todavía pequeña, haciendo una poción o mejor dicho una medicina que de paso no me estaba saliendo bien. Mi madre, con una sonrisa me dio una ayuda y sugerencias. Mi padre ese día enfermo y como querían ahorrar dinero y de paso enseñarme, preparamos una poción que le ayudo a sanar en medio día.

De pronto todo se oscureció y sentí mi cuerpo... sentí los ojos pesados y note que estaba recostada sobre algo cómodo... una cama. Gruñí un poco...

-Oh, ya ha despertado. Por favor, señorita, no se esfuerce.-dijo una voz femenina.

-Donde estoy?-dije con la voz ronca como si hubiera dormido durante horas.

-Se encuentra en el hospital ahora. Tuvo un accidente... alguien le trajo y nos pidió ayuda.-me explico, lo que parecía ser, una enfermera.

Escuche sus pasos alejándose... era curioso, no recordaba nada... es decir, recordaba haberme despertado tarde por la mañana y tuve que tomar un atajo por los callejones para llegar al trabajo... luego... luego... no conseguía recordar... pesadamente lleve una mano a mi frente y de pronto olfatee algo en mi mano... no era mi perfume ni mucho menos... era algo diferente... un olor que solo podía despedir una criatura no humana... de pronto escuche una voz que me hablo. Como aun sentía los parpados pesados y tratando de abrirlos, solo pude ver una figura borrosa.

por **Gianella Massone** Mar Jul 26, 2011 7:05 pm

Dejo pasar por sus oídos todos los esfuerzos que la humana empleaba en hacerla hablar "por las buenas" tanto por el desinterés obvio y repetitivo que siempre demostraba ante las personas que no le agradaban, como por el estado actual en el que se encontraba: shock. - Janelle... - murmuró como si le hubieran movido los labios con la mano para que dijera algo, pero la verdad sea dicha, Gianella estaba casi ida de aquel lugar.

Repentinamente sintió cómo las ramas que le apresaban se movían y se expandían hasta formar algo similar a una silla, y de no ser por esas mismas ramas que el movieron hasta apoyar su espalda en el "respaldo", ella no lo habría hecho. No tenía ganas de nada. Excepto hasta cuando la vampira pronunció repentinamente su nombre. La miró de reojo con rabia, alzando la cabeza para que viera ese rostro demacrado contrastar con la perfección de porcelana que estaba atrás suyo. Todo lo que hizo fue un gruñido, uno muy fuerte. Presionó sus puños anunciando un ataque que nunca se iba a producir por su debilidad temporal y volvió a la postura anterior, débil y vulnerable...como más odiaba estar.

- Déjenme ir... - susurró apenas audible para ambas .- Déjenme ir...- insistió negando con la cabeza, luchando contra sentimientos desconocidos en su interior hasta para ella misma.- Por favor... - terminó suplicando.

por **Janelle Chifflet** Miér Jul 27, 2011 12:33 pm

La loba había murmurado mi nombre casi inconsciente, pero fue casi como una alegría para mi el haberme escuchado al menos. Cuando Carmmine dijo su nombre la apresada la miro y soltó un gruñido. Era evidente que no le había gustado que la vampira supiera su nombre. De nuevo, volvió a su compostura tranquila y murmuro de nuevo que la dejáramos ir junto con un por favor. El estado anterior hacia que no me fiara de ella y yo quería hacerlo... Trate de pensar en alguna solución.

-Así que tu nombre es Gianella? Es un bonito nombre.-le dije con una sonrisa amable.-Que opinas de esto? Te ayudare a llegar a casa y para que pases mejor noche te daré una pócima para que puedas dormir. Suena bien?-le ofrecí. Siempre traía conmigo alguna que otra poción y por alguna razón llevaba la pócima de dormir. Una gota podría dormir hasta a un elefante.

Carmmine me miro de reojo y estaba segura de que a ella eso no le parecía una buena idea. No la culpaba... la loba podría recuperar sus fuerzas y probablemente perder la conciencia y atacarnos de nuevo... Pero mientras yo estuviera allí, no recurriríamos a nada serio. Tenia intenciones de visitar a la licantropa luego de que pasara la luna llena para asegurarme de que estuviera bien. Pero si hasta consciente quisiera matarme, no tendría mas opción que irme y dejarla a su suerte. No le dañaría hasta morir ni nada parecido.

-Algún día perros y gatos se llevaran bien...-pensé para mi misma. Recordé que Carmmine estaba allí y no podía imaginar que haría ella respecto a la loba. Esperaba que al menos no quisiera matarla a mis espaldas solo para asegurarse nuestra protección... Eso no lo perdonaría... Pensé en decírselo cuando pasara todo el peligro, esperando que me entendiera.

por **Carmmine Von Misson** Sáb Jul 30, 2011 12:14 am

Carmmine suspiró aliviada cuando la licántropo dijo en nombre de Janelle, eso era un claro signo de que su consciencia animal estaba casi por completo reprimida. Y aquel tono de súplica, lejos de hacerle sentir algún tipo de superioridad o algo similar, le ocasionó una fuerte punzada en el pecho. Era como ver de nuevo a su madre resignándose y dejando su nobleza de lado para obedecer unas cuantas órdenes arbitrarias de su padre, como si su noble galgo fuese pisoteado con una horrible facilidad. Casi prefería a la licántropo agresiva y orgullosa…

Le puso una mano en el hombro a Janelle luego de oír sus palabras, seguramente guiadas por la amabilidad y esperanzadora ingenuidad que a su corta edad podía permitirse. Carmmine era mucho mayor, pero no por ello se consideraba sabia, y es que hubiese preferido seguir teniendo aquellos sueños e ilusiones, bueno, no sacaba nada con lamentarse por el paso del tiempo.

Le dolía tener que contarle a la joven bruja sobre el estado de Gianella, su pasado era algo que ni ella misma tenía derecho a saber pero sin duda uno de esos pequeños extractos de información que había obtenido involuntariamente, destrozarían el plan que había trazado.

- Ella no… - cortó la frase buscando palabras más adecuadas – Ella no tiene un hogar, Janelle – dijo negando con cortos y suaves movimientos de su cabeza.

Y es que había visto los recuerdos de esa mujer que ahora yacía constreñida aun por las raíces, siendo infinitamente peor que la temporada que ella pasó cautiva en aquel navío, si su creador no la hubiese rescatado, posiblemente habría terminado como ella o aun peor…

La lican… Gianella vivía en uno de los oscuros y sucios callejones del centro del París, en condiciones tan deplorables, que de no ser por su condición, probablemente no hubiese podido sobrevivir mucho tiempo. Solo una triste manta y un par de cajas de madera hacían las veces de inmobiliario. Seguramente se mantenía de los pequeños robos que le permitían tener algo que llevarse a la boca, y que por lo tanto, más bien eran desesperados actos de sobrevivencia. Lo más probable era que no pidiese limosna ni que soportara mucho en esos terribles y mal pagados empleos en que las personas en su condición laboraban, ya que ese orgullo que momentos antes había demostrado no se lo habría permitido.

Sin embargo, no sentía lastima por ella, ya que poseía algo que Carmmine no había comenzado a tener sino hasta que decidió huir a París, y ese algo era la libertad para vivir y decidir sus actos.

por **Gianella Massone** Dom Jul 31, 2011 9:25 pm

Ni siquiera ese ofrecimiento tan sincero y amable mermaba la férrea voluntad de la licántropa. Pobre ingenua, pobre y desgraciada niña que vería trancados sus esfuerzos por ayudar a la italiana que no dejaba de negar con la cabeza ante cada palabra que la mujer de voz suave y piel caliente le decía. - Si quieren ayudarme, déjenme ir... - susurró queriendo escapar, queriendo huir de aquella prisión hecha con la manipulación más pura del hombre sobre la naturaleza. Esa sensación se incrementó cuando la vampira una vez más se involucraba en sus pensamientos y recuerdos para decirle a Janelle lo que ella no quería contarle: no tenía hogar, y estaba completamente sola.

- No quiero nada, no quiero tu ayuda...no quiero que me ayuden... - volvió a susurrar con voz rasposa, lo que le obligó a carraspear y a quejarse un poco por las molestias en su garganta. Y en cuanto se recuperó miró con furia a la vampira que permanecía al lado de la humana. - Y tú deja de meterte en mi cabeza...repugnante chupasangre... - dijo en un claro gruñido de desagrado, demostrando que su lengua permanecía afilada a pesar de todas las heridas que tenía. Tomó aire profundamente y las miró a ambas con fuerzas de voluntad renovadas, mas no así su cuerpo. - Suéltenme, y no volveré a acercarme a ustedes. Pero déjenme ir ya, maldita sea...

por **Janelle Chifflet** Lun Ago 01, 2011 12:12 pm

La loba hablo un poco mas, rogando libertad. Cuando Carmmine me dijo que no tenia a donde ir, me sentí como una tonta ignorante por haber dicho tal cosa y a la apresada tampoco le gusto nada que hurgara en su cabeza. La mujer hacia promesas que no podíamos confiar... Y yo quería, pero no estaba segura de nada... Me pare y retrocedí un paso, cerré los ojos y trate de pensar... Que debía hacer? No quería recurrir a mi ultimo recurso porque seria hacerlo en contra de la voluntad de la licantropa. Dormirla y borrarle la memoria de ese día no era de mucha ayuda para nadie. Pero si no se dejaba ayudar y nos daba alguna señal de confianza, no me quedaría mas opción. Abrí los ojos y rece que mi ultimo intento tuviera éxito.

-Muy bien.-dije con voz clara.-No quiero tener que lastimarte ni siquiera que Carmmine te mate... Pero si vuelves a atacar, temo que ya no intentare ser buena...-le dije refiriéndome a dormirla aunque ella no supiera eso. Sabia que Carmmine no aprobaba eso, pero aun así retrocedí unos pasos mas, dado que a pesar de ser humana, también era una criatura salvaje y de eso yo sabia... Cuando liberas a un animal salvaje debes retroceder lo suficiente para que sepa que lo dejaras irse en paz. Murmure mi conjuro de nuevo para que las ramas liberaran a la loba y volvieran de donde habían venido, esperando que la loba al menos olvidara por ella misma lo que había sucedido y se fuera en paz.

-Si no puedo ayudarla, entonces debo dejarla ir... Triste, pero es lo único que puedo hacer ahora...-pensé para mi misma.

por **Carmmine Von Misson** Miér Ago 03, 2011 12:36 am

Podía entender perfectamente el orgullo de aquella mujer, y claro que también entendía su motivo, aunque en su lugar, Carmmine hubiese aceptado ayuda, pues aunque odiase esa parte de ella, era una persona extremadamente dependiente de los demás. Sin su maestro, sin Victorio, seguramente no hubiese sido capaz de resistir como lo había hecho la licántropo durante el tiempo que llevaba convertida. Era tristemente admirable.

- No lo hago apropósito – dijo luego de chasquear la lengua, enfadada, pues le molestaba enormemente que sus modales fueran criticados – Tú eres la que me hace ver esas cosas –

Se cruzó de brazos, mirando a Janelle para hacerle saber que lo que decía era cierto, ella no sabía controlar sus poderes a la perfección y aquello que había traído más de un mal rato. Recordó aquella ocasión, en el barco, en que la sensibilidad que le provocaba volver a sentir el vaivén de las olas meciendo el navío le hizo escuchar, o al menos eso creyó, los pensamientos de toda la gente a su alrededor. Esta ocasión era lo mismo, se conmovió con los recuerdos de la mujer, y su mente involuntariamente recibió el resto.

¿Matarla? ¿Ella? No pudo evitar extrañarse al sentir que esa era la imagen que la joven bruja tenía de ella, una bestia igual de despiadada como la que la atacó antes. Tal vez le había dado motivos, haría su propio mea culpa después, pero su consciencia ya estaba bastante sucia como para mancharla con la sangre de una licántropo… Ella solo quería proteger a Janelle y a ella misma… Pero sería algo que se quedaría en su mente, aquella duda, y el asqueroso sentimiento de rechazo al que Carmmine tanto le temía, era mejor callar.

- Hubiese sido mejor hacerlo a una distancia más prudente – susurró casi para ella misma cuando escuchó los rezos y sintió como las raíces levemente se iban aflojando – Pero bien, lo haremos a tu modo –

Se puso entre ella y Gianella, si decidía no cumplir su promesa y atacarlas, lo más probable era que Carmmine pudiese recibir sin sufrir un daño mayor como le ocurriría al frágil cuerpo de Janelle, que por cierto, aun debería estar resentido por el golpe en la cabeza. La tensión se apoderó de su cuerpo y del ambiente, si tuviese a un dios al que rezarle, le hubiese pedido que los rezos funcionasen, pero no era el caso, solo estaban ellas tres con las brillantes estrellas como testigos.

por **Gianella Massone** Vie Ago 05, 2011 5:27 pm

- Pues lamento no tener unos gratos recuerdos para alimentar tus deseos enfermizos - respondió bruscamente a Carmmine, siendo el movimiento de retroceso de Janelle lo que le detuvo de seguir hablando. Las ramas dejaron de apresarla y por eso cayó de rodillas, apoyando ambas manos en el suelo para no permitirse daños en el rostro. Apenas pudo ponerse de pie, pero sí tuvo voluntad de sobra para mirar a la pareja que le vigilaba fijamente y responder con fiereza a pesar de su cuerpo tambaleante .- No quiero tu lástima...en primer lugar...no quiero que seas buena conmigo...y segundo...no quie-...

Su cuerpo cayó otra vez de rodillas, esta vez afirmándose con los codos para evitar un estruendo seguro. Se volvió a levantar con más dificultades que antes para poder terminar su palabrería y marcharse, pero las molestias eran demasiado evidentes. Juntó los dientes gruñiendo de impotencia y les dio la espalda por fin, dando pasos lentos y suaves, tan suaves que parecía que su cuerpo caería en un soplido.

por **Janelle Chifflet** Sáb Ago 06, 2011 7:18 am

Una de mis ideas era que la licantropa no cediera con mi pena a ella y tuve razón. No le importaba realmente... Quizás no quería hacer para no humillarse y herir su orgullo... Sin embargo la loba comenzó a tambalearse. Hasta era evidente que se esforzaba para mantenerse de pie cuando nos dio la espalda y trataba de marcharse. Quizás fuera porque la había apresado muy fuerte o porque no había comido y por eso no tenia fuerzas. Quise ayudarla pero sabia que no me dejaría... No me quedo mas remedio...

-Parece que deberé hacerlo después de todo... Mis disculpas, Gianella.-le decía en mi mente a pesar de ella no podía leerla, pero Carmmine si y no me importo. Busque en mi bolso unos frascos, siempre tenia los ingredientes para cosas como aquella. En un frasco vació mezcle con un palillo de madera, recite un conjuro de agua en pequeña cantidad, mezcle y la poción estuvo lista en un minuto. No era difícil hacer una poción de dormir, pero aquella no era tan fuerte como para dormirla toda la noche, solo una media hora como mucho. El problema seria que se lo comiera... Bastaba que hiciera contacto con la lengua y surtiría el efecto en unos pocos segundos. Recordé un hechizo de niños y con una hoja que estaba en el suelo, luego de limpiarla con el agua que me quedo en las manos, hice un colibrí en miniatura.

Hice que aquel colibrí llevara una buena cantidad dentro de el para escupirselo dentro de la boca de la loba y se puso en marcha. Con la oscuridad lo perdí de vista, por suerte la poción no tenia aroma alguno así que Gianella no podría saber lo que llevaba dentro. O al menos hasta que viera al colibrí mágico... Esperamos unos cuantos segundos, rezando que no se diera cuenta... Hasta que al fin, vi caer a la loba de rodillas y un momento después, cayo definitivamente al suelo. Corrí hasta ella y vi al colibrí que asentía por el éxito de su trabajo y se deshizo. Examine a Gianella, que estaba bien y luego Carmmine se acerco.

-Debemos llevarla a algún lado... No podemos simplemente dejarla así...-le pedí con tristeza al ver a Gianella. Espere una reacción, una idea, lo que fuera... Si aun le quedaba algo humano, me entendería y me ayudaría...

por **Carmmine Von Misson** Jue Ago 11, 2011 7:41 pm

No ignoró las palabras de Gianella, pero no las dejó pasar, entendía perfectamente la reacción que había tenido hacia ella, era algo obvio si se ponía a pensar. Ambas eran algo orgullosas, así que los líos de sus especies no hacían más que sumar hostilidad, pero no era tiempo de considerar cosas como esas, era momento de abstraer y verla como una persona herida, solo eso.

Cuando la vio caer de rodillas frente a ella tuvo que armarse de fuerza de voluntad para no bajar a detener su caída, aquello solo la haría enfadar más, y probablemente se ganase un par de desesperados golpes a los que le costaría resistir una respuesta similar. La observó impasible dar unos cuantos pasos para alejarse de ellas e irse a un lugar más seguro, pero su cuerpo no resistiría mucho, Janelle seguramente lo sabía también.

Simplemente se apartó hasta ponerse al lado de la joven bruja, mirándola con una expresión con un pequeño dejo de tristeza. Ella debía tener un plan, pues se puso a buscar en su bolso, haciendo sonar unos cuantos frascos, así que se limitó a observar y esperar a que ella pidiese algo si necesitaba su ayuda, pero al parecer no era así ¿Qué iba a hacer? No sabía de medicina, brujería, nada que fuese útil en una situación, algún día tendría que remediarlo, pensó.

La miró extrañada mientras comenzaba a plegar y darle forma a una hoja que había por ahí cerca, cuando vio el resultado no pudo evitar abrir los ojos y observar el pequeño animalito con una curiosidad infantil. Solo cuando lo vio acercarse a los labios de licántropo se dio cuenta de la misión de la pequeña ave, haciéndola esbozar una ligera sonrisa. Unos segundos después Gianella ya estaba dormida, o eso le pareció a ella.

Suspiró profundamente y se acercó a Janelle que en esos momentos estaba al lado de la licántropo, seguramente tratando de asegurarse de que no estuviese herida por la caída o comprobando qué tan bien había funcionado su plan. Luego la oyó hablar, evidentemente afectada por lo sucedido con la mujer, entonces supo que tendría que encargarse de ambas. Solo rogó porque el efecto de aquel líquido que le dio a beber el ave durara lo suficiente.

- Supongo que no tengo opción – dijo encogiéndose de hombros y arrebatándole suavemente el cuerpo de la licántropo para acabar de cogerla en brazos – Mi carruaje debe estar cerca de la entrada –

No le molestaba en absoluto el peso, pero no quería tenerla cargada al momento que se despertara. Janelle ya había hecho su parte, era el momento de que Carmmine tomara las riendas del asunto para que acabase de la forma más satisfactoria para las tres. Su casa quedaba algo lejos, pero era el lugar más seguro y cómodo, más porque tenía prohibida la presencia del personal de servicio durante las horas en que el sol no estaba presente, así que nadie más saldría herido en caso de cualquier eventualidad.

- La llevaré a mi casa – dijo con seguridad mientras comenzaba a caminar hacia donde deberían estarla esperando – Te agradecería que vinieras, será mejor que te vea a ti cuando despierte, a mí parece odiarme –

Ya en el carruaje, simplemente cerró los ojos, esperando que las cosas no empeoraran, era un largo trecho hasta su casa en las afueras de la ciudad…

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