Bienvenue Dans la Famille [Clan Tremere]

- Endereza la espalda, Vladik - ordené mientras caminaba al rededor de la extensa mesa ubicada en el comedor de la mansión. En la punta yacía Vladik, sentado, con los servicios correspondientes a cada lado de su plato, servilleta, mantel y pan. Tres clase de vasos distintos y un frasco con agua, con el cual limpiarse las manos. - En una cena con la aristocracia la presencia es lo primero. El andar, el caminar, la forma de expresarte puede marcar diferencias abisamantes - señalaba mientras caminaba al rededor de dicha mesa con la corbata mal anudada y la camisa completamente fuera de lugar. ¡Ah! Y sin zapatos, claro. - Si, sé que yo no lo parezco, pero sé comportarme frente a extraños... Al menos sobrio - añadí deteniendo mi caminar a su lado. - Y si, también nos embriagamos, estaremos muertos pero nuestro cuerpo sigue funcionado - aclaré y me incorporé nuevamente.

Estiré mi mano y señalé los cubiertos que rodeaban el plato con mi mano extendida. - Debes comenzar de afuera hacia dentro, es decir del más grande al más chico. Lo primero siempre será la clásica sopa o entrada, el plato de fondo, la ensalada, el postre. Debes acomodarte a ése orden, ¡y debes masticar con la boca cerrada, Vladik! - exclamé ésto último alzando mi mirada hasta Nicolette quien permanecía de brazos cruzados, apoyada en el marco de la puerta, observando el espectáculo como si de un show de circo se tratara, sonriendo ampliamente y divertida, tan hermosa como siempre. Aunque no estaba muy lejos de la realidad, pues aquel era MI experimento, y pretendía convertirlo no solo en un hombre refinado sino también en todo un casanova, que el chico era bastante guapo y podría desempeñarse bien en aquel aspecto.

Ya llevábamos algunos días con él, y mucho había costado mantenerlo a raya, su sed de sangre era desesperante a momentos, y aveces parecía olvidarse de que no podía salir al sol. Impulsivo, descontrolado, inconsecuente. Un novato nada más, pero a la vez el chico aprendía rápido. Tomé la cuchara y se la enseñé moviendola de arriba a abajo. - Y se pronuncia "Cuillère", no "Cuiyaj" - añadí con un tono severo mientras lo observaba con el ceño fruncido.

La espalda del joven se puso recta de un golpe como si de un resorte se tratara ante la orden de su padre, el muchacho podía tener muchas dudas de lo que estaba pasando, pero si había algo que tenía más que claro era que no podía desobedecer a esa voz, aunque le estaba costando un poco más de lo que había pensado en hacer todo lo que se le pedía, una porque a penas entendía lo que le decían, el francés no era para nada su fuerte y Logan se había empeñado en darle sus clases en ese idioma para que se acostumbrara; y segundo porque era demasiado difícil concentrarse en otra cosa que no fuera la sed de sangre que lo consumía, cuando salían a dar paseos o a buscar la cena era imposible para Vladik controlarse al oler todo ese exquisito aroma, escuchar esa sangre correr por diferentes venas, desear beberla sin pensar en consecuencias... aquella sensación era demasiado abrumadora para el pequeño.
Sus oídos estaban atentos a las palabras que salían de su maestro, sus ojos fijos en la mesa, su boca curvada levemente en una sonrisa al pensar en el alcohol, otro vicio que había adquirido luego de volver a la vida, y sus manos estaban inquietas sobre sus piernas tratando de calmarse de alguna forma al sentir cómo la sed volvía a ser parte de su pensamiento. Miro los cubiertos fijamente intentado memorizar todo, o lo que alcanzó a entender, para no defraudar, todo fuera para estar un paso más cerca a su propósito, a aquel motivo que lo mantenía en esa capilla al lado de esa mujer que tanto odiaba, afortunadamente la paciencia era algo que el pequeño tenía desarrollado desde su tierna infancia - Cuiyaj... cuiyaaje... cuiiiyaeerreej - trató de imitar el sonido que había salido de la boca de Logan, pero le fue imposible - este ser extraña... nombrre difícil parra mi - miró a su padre aburrido de no entender aquel idioma, el pequeño en sí era bastante inteligente, pero cuando de idiomas se trataba era todo un fracaso y no entendía por qué no hablaban en ruso que era en demasía más fácil.

Sus ojos, que se habían atrevido a mirar directamente los de su creador, se desviaron hacia la nueva voz que se dejó oír en la estancia provocando que un brillo de ira y frustración se posara en ellos bajando la cabeza de inmediato para ocultarlos, apretó sus manos formando dos puños que de tener las uñas largas hubiese salido sangre de sus palmas por la fuerza extrema que estaba realizando, tratando de controlarse y no enfrentar a es maldita asesina que lo volvía loco con tan sólo su presencia. Cerró sus ojos y respiro profundamente cuando sintió su mano sobre su cuello tentado a tomarla y partirla en dos de un sólo movimiento, pero sabía que no era lo suficientemente rápido, no aún - Довольно! - una exclamación en Ruso se dejó escuchar en la habitación al tiempo que Vladik se levantaba de la silla furioso, podía tolerar todo, menos a Nicolette, esa mujer era "la gota que rebalsaba el vaso" en su entera vida. - yo calmado ahorra... querrerr aprrenderr... - explicó, como el típico adolescente berrinchudo y testarudo, a Logan tratando de buscar su apollo al entender lo que Nicolette había intentado insinuar, por la buena relación que quería mantener con su padre trataba de no insultar directamente a la más antigua de los que estaban ahí, pero eso no significaba que cuando la encontrara sola no desatara toda su ira hacia ella y si hasta ahora no lo había hecho era porque Logan no lo dejaba solo ni a sol ni a luna. - ella serr distrractorr, irrse... irrse - sus manos se movieron escandalizadas como si estuviera espantando a un perro o a un gran pájaro. Por primera vez, desde que estaba junto a ellos, se atrevió a mirar su rostro, pero sin posar sus ojos directamente en los de la vampiresa.

Volví a dejar la cuchara en su lugar mientras a Vladik, dando cabezazos al aire, trataba de pronunciar correctamente la palabra. Aveces creía que era un caso perdido, que no llegaría a ningún lado, pero debía aprender, debía comprender por él mismo por qué le había dado una segunda oportunidad, y para eso debía comenzar por lo más básico; saber comportarse frente al mundo sin sentir aquella necesidad de drenar a quien se le cruce.

Si bien se me hacía algo complicado enseñarle a alguien que apenas hablaba nuestro idioma, Nicolette no ayudaba demasiado. Desde aquella noche había notado ciertos cambios en su actitud. Por lo menos conmigo fue una persona muy amable mientras Charles me adiestraba, y lo mismo con Lyam. No obstante con Vladik parecía divertirse y burlarse de él a cada momento, a sabiendas de que ésa actitud no ayudaría al muchacho. Pero... ¿Quien era yo para juzgarla? Era divertido hasta para mi, que me frustraba el hecho de que no aprendiera.

Noté la tensión entre ambos y me aproximé a Vladik apoyando mis manos en su hombro - Ya, basta - señalé tratando de devolverlo a su asiento. - Nicolette, el muchacho tiene razón - negué con la cabeza tratando de esconder la sonrisa que quería aparecer. - Ya tiene suficiente que aprender como para que tu lo distraigas - añadí con una mirada suplicante a Nicolette, aunque aquel gesto era solo actuación pues eso era lo que yo buscaba. Necesitaba que aprendiera a lidiar con Nicolette y que comprendiera que su objetivo no era el de la venganza, sino uno muy distinto de éste.

Me separé del muchacho y noté que las miradas de ambos se posaron a mis espaldas. Una voz se alzó y volteé frunciendo el ceño por inercia para enfrentar con la mirada a quien osaba entrar a la Capilla Tremere sin autorización. Una mujer, pálida como las escamas de un pez. Su mirada gris se cruzó con la mía, y su cabello alborotado se mecía incluso estando dentro de un lugar techado. Sus harapos degastados señalaban que no era más que una mendiga vagabunda. - ¿Quien eres? ¿Cómo has entrado? - pregunté adelantándome hasta ella. Paso a paso, mi corbata mal anudada parecía desligarse de mi pecho, mientras la escuchaba lamentarse por la intromisión. ¿Cómo había podido entrar sin ser detectada por el hechizo que mi padre había puesto antes de su muerte en el marco de la puerta. Solo una especie podía atravesar el umbral de la puerta sin que nos alertara a los que estábamos a dentro y ésa especie claramente era la de los vampiros.

Cuando estuve a su lado la observé nuevamente de pies a cabeza, o mejor dicho de cabeza a pies, donde mis ojos se posaron abriéndose de forma abismante al notar que aquellos cafés zapatos no eran más que sus pies descalzos hundidos en barro. Barro que se impregnaba en el piso de la capilla, capilla que yo mismo había limpiado ésa tarde!. Mi mirada subió nuevamente hasta la muchacha y la ira se detonó en el brillo de mis ojos. - No te irás hasta que limpies el piso tal como lo tenía - demandé señalando el suelo y el barral que había dejado sobre éste mismo.

El pequeño vampiro hizo una típica rabieta de niño, diciendo que yo lo distraía. Puras calumnias, si mi intención era ayudar…o quizás no, pero de todas formas exageraba. Y lo peor de todo, se atrevía a gritar en un acto de total descontrol y encima en otra lengua. Como si no fuera a entender que era lo que decía. Todos mis siglos me habían servido para aprender en exceso, y eso incluía la mayoría de los idiomas que usaban en la actualidad e incluso los que ya no. Y lo que me faltaba, Logan dándole la razón. Aunque lo conocía lo suficiente como para darme cuenta de que estaba aguantando una sonrisa – Ya deberías saber de sobra que no me retiraré solo porque al pequeño le moleste mi presencia – miré a Logan y a su suplicante mirada, sonriendo con un encanto muy propio de mi, pero que siempre ocultaba una que otra mala acción de mi parte. Alguien que no me conocía y me viera sonreír así seguramente pensaría que yo realmente era encantadora, pero Logan me conocía mejor que nadie y sabía que yo era de todo, menos un encanto, al menos con otros individuos.

Dirigí mi mirada hacia el nuevo y solo entonces noté que miraba mi cara, algo que jamás hacía, pero aún así no estaba mirando a mis ojos. Sin darle tiempo a reaccionar a él o a Logan, agarré la su barbilla con la fuerza suficiente como para evitar que desviara el rostro y lo obligué a mirarme a los ojos, acercando demasiado mi rostro al suyo – Solo para que veas lo amable que puedo llegar a ser, te dejaré aprender tranquilo – le sonreí muy poco amigable a pesar del odio que desprendía al mirarme luego lo solté y volví a erguirme y comencé a alejarme, dándole la espalda y ahora mirando fijamente a Logan pero dirigiendo mis palabras a Vladik – y solo para que entiendas, si un vampiro estorba, se elimina, así de simple – me detuve y volví a girarme para verlo ahí sentado. Lo dejaría de molestar, pero tampoco me iría de la habitación – así que te recomiendo que no te distraigas haciendo caso de mi presencia y realmente aprendas algo de lo que tu maestro te está enseñando – no sabía si había entendido algo de lo que había dicho, apenas y estaba aprendiendo nuestro idioma, pero si no lo comprendía, ya me encargaría yo de que le quedara claro.

De pronto una extraña sensación me puso en alerta. No sabía si Logan si habría dado cuenta, lo más probable era que no, pero todos mis sentidos me indicaban que había alguien a una distancia peligrosamente corta de nuestro hogar. Humano, lobo o vampiro, no estaba del todo segura, pero si debía ser un ser bastante tonto como para acercarse a una con vampiros dentro. Solo esperaba que fuera un humano, me alimentaría y divertiría un rato. Dirigí mi mirada a Logan, que comenzaba a apartarse de Vladik y justo entonces apareció el intruso. Efectivamente, mis acompañantes no se habían dado cuenta de su presencia hasta que la muchacha se había hecho presente. No era humana, aunque su aspecto dejaba bastante que desear, pareciendo una vulgar pordiosera. Qué extraño era ver a una vampiresa con aquellas fachas, solo los vampiros nuevos que carecían de riquezas, solían mostrar aquel nivel de pobreza, pero podía ver en la mirada de la mujer, que era lo bastante antigua como para haber reunido algo con lo que vestirse mejor. Bastante extraña y a decir verdad, me provocó tal repulsión, que su presencia en mi hogar no me gustaba nada, eso sin contar que estaba ensuciándolo todo.

Comenzó a alejarse luego de su interrupción y mi primera reacción, casi por inercia, fue moverme tan rápido que no le di tiempo a reaccionar y me paré detrás de ella - ¿A dónde vas? Ya escuchaste, no te irás sin haber limpiado lo que estropeaste – señalé el piso donde había dejado unas claras marcas de barro – eso si es que dejamos que te marches ¿nadie te enseñó que no se debe entrar a una casa sin invitación? Y mucho menos a una donde puedan matarte – traté de no acercarme demasiado, podía sentir que ella no era débil, los años le habían dado poder, pero era claro que ni ese poder le permitiría irse si nosotros lo impedíamos – No nos gustan los intrusos en nuestro hogar, especialmente a mi – dirigí una dura mirada a Vladik en cuanto dije aquellas palabras. Para mi mala suerte, seguramente Logan no me dejaría lastimarla, había demasiada bondad aún dentro de él, para su propia mala suerte, así que todo rastro de diversión se había ido de mi. Aún así no me moví de donde estaba, seguí tras ella, esperando a ver su reacción.

Sus ojos no se desviaron en ningún momento de los de la vampiresa, aquello había sido un ataque directo, decidido, algo que el joven jamás se atrevería a hacer hasta que no se sintiera completamente seguro de sus capacidades. No hizo ningún ademán por soltar su barbilla de las femeninas manos, no quería, no podía, temía que cualquier movimiento pudiera echar a perder lo mucho que él pensaba que había avanzado en el último tiempo y era algo que simplemente no podía permitirse, no se rendiría aunque aquello fuera lo último que hiciera en la vida.
Las palabras de Nicolette llegaron fuerte y claro a sus oídos al tiempo que abría y cerraba la boca una vez lo soltó, tratando de mitigar el malestar que le había proporcionado las manos de la vampiresa a su mandíbula, la poco angelical criatura tenía más fuerza de la que nadie podría llegar a imaginar y así lo había demostrado con tan sólo sujetar su barbilla por unos cuántos segundos ¡Unos míseros segundos!

Agachó la mirada cediendo a la tentación de sobarse la zona mal herida, no quería demostrar debilidad, mas no podía fingir fuerza, destreza u otra cualidad que aún no poseía, aunque debíamos admitir que, por otro lado, el chico no tenía ninguna intención en demostrar su fuerza y habilidad una vez las adquiriera, era mil veces más seguro para él que todos pensaran que era un completo idiota, de hecho el muy astuto ni siquiera les había comunicado que ya podía hablar y entender el francés casi a la perfección, lo que fuera con tal de no levantar sospechas sobre sus verdaderas intenciones, Vladik creía firmemente que nadie sabía lo que realmente se proponía y así quería que permaneciera... aunque el neonato no contaba con lo astuto que era su creador, algo que de seguro le traería enormes problemas más adelante.

Se giró - aún sin decir palabra, no quería pasar por encima de ninguno de los que estaban en la sala - con el fin de volver a sentarse, si embargo antes de que pudiera ejercer aquel simple movimiento una cuarta figura apareció en la estancia llamando la atención de todos los presentes. Los ojos de Vladik comenzaron a brillar de una forma para nada usual en él, su mirada no podía despegarse del rostro y pelo de la recién llegada, el muchacho no sabía si era vampiresa o era una humana común, sin embargo no le importaba, por alguna extraña razón su mera presencia lo hacía sentir mucho más tranquilo de lo que había estado en semanas.
Rodó los ojos evidentemente molesto por como sus padres estaban tratando a la recién llegada sin poder verla como una intrusa que merecía ser crucificada por haberse aparecido en una residencia privada y sin decir palabra ni alertar a nadie de sus intenciones desapareció de la estancia para ir a la cocina a buscar un trapero con el fin de poder limpiar lo que la hermosa morena habían ensuciado él mismo.

La velocidad con la que fue y volvió no podía ser detectada por el ojo humano, Vladik aún estaba aprendiendo a controlar sus nuevas habilidades, sin embargo eso de la velocidad se le daba de una forma nata, quizás debido a que cuando era pequeño muchas veces tuvo que correr como el demonio para poder salvar su integridad física de aquellos comerciantes que no aceptaban a niños pidiendo limosnas cerca de sus puestos de trabajo. - yo poder... yo limpiar - cerró los ojos simulando estar recordando las palabras adecuadas de forma muy creíble - usted no preocupar - seguía diciendo mientras pasaba el trapero por al rededor de la delgada mujer, el hecho de verla en harapos le recordó a como había sido su infancia, no podía no ofrecer ayuda a una joven que probablemente estaba pasando por lo mismo que a él le había tocado vivir.

Como era de esperarse Nicolette se unió a mis ordenes, rodeando a la vagabunda encapuchada, cerrándole tanto el paso como los espacios por una eventual huida. Por su parte, Vladik se aproximó con un trapeador mientras limpiaba el rastro de barro que la morena había dejado. ¿Cuando aprendería a no meter sus narices donde no le llaman?. Una mujer que irrumpe en propiedad ajena de ésa forma no merece la más mínima muestra de generosidad ni consideración. Así como violaba la privacidad debía hacerse cargo de sus actos.
Una sonrisa arrogante se posó en mi rostro al ver como la muchacha comenzaba a limpiar el desastre que había dejado con su propio traje. No obstante, aquella marcada sonrisa se desvaneció de golpe al oírle hablar de mi padre. Mi mirada se cruzó con la de Nicolette, interrogadora, pero era claro que ella tampoco le había visto en su vida. Sentí la necesidad que pedirle que parara su trabajo, si conocía a mi padre entonces no era una intrusa, era de la familia, y yo la había obligado a comportarse como una sucia esclava. Si Charles estuviera vivo...
Cuando reaccioné la morena ya había terminado su trabajo y se atrevía a inquirir a Nicolette en su cara. Touché, pensé mientras le sonreía a Nicolette de forma burlona. Lo más probable es que no se quedara callada ante tal insulto, por lo que preferí intervenir una vez se presentó ante nosotros como Giara Duran. Conocía nuestros nombres, conocía nuestra existencia, de seguro Charles le había comentado de nosotros y no le fue difícil reconocernos. Después de todo el odio que sentía nuestro padre por abandonarlo no dejaba una buena descripción para con nosotros. Fue en ése momento que comprendí lo mucho que me faltaba por vivir para llegar a ser como él.
Me incliné a los pies de Giara tomando antes que ella la capucha con la que había limpiado el suelo. Su andar sutil me permitió adelantarme a ella con facilidad. Me arrodillé a sus pies y con dicha capucha comencé a limpiar la mugre de sus dedos, uno a uno, tallando con delicadeza hasta liberarlos de cualquier rastro de barro.
- Lamento lo sucedido, Giara - mi voz se alzó susurrante en una disculpa que evocó tantos recuerdos de mi pasado que si tratara de describirlos no terminaría en meses de hacerlo. - Tienes razón, mi padre siempre fue un buen anfitrión, pero su muerte nos ha descolocado de forma descomunal - señalé mientras comenzaba a tallar su otro pie. - es difícil querer proteger lo que él nos dejó sin saber como hacerlo, es difícil no perder los estribos cuando todo está en tu contra, es difícil perder a un ser querido... - añadí alzando mi mirada hasta la muchacha. La suciedad de su rostro dejaba mucho que desear, pero en su mirada se dibujaba aquella sabiduría que Charles siempre me inspiraba. Por otro lado, sus pies eran tan finos que con cada presión que ejercía en ellos parecía rasparlos y herirlos aunque los estuviera tallando con la punta de una pluma. Después de todo en el vacío todo pesa igual, después de todo el vacío que se creó en mi corazón con la muerte de Charles y Lyam jamás se podría llenar.
- Por favor, disculpa nuestra imprudencia, y quédate en nuestra morada lo que estimes conveniente. No aceptaré un no por respuesta. - anuncié poniéndome de pie frente a ella, sin apartar mi mirada de la suya, con porte, clase, pero aún con mi corbata mal anudada y mi apariencia relajada. - Con Nicolette queremos saber tu historia, como conociste a mi padre y darte la hospitalidad que él te hubiera dado, ¿cierto, Nicolette? - cuestioné observando a mi maestra con una amplia sonrisa. Ladeé mi rostro y esperaba que entendiera, a pesar de que su humor no era el mismo desde la muerte de Charles, quizás Giara podría ayudarnos a comprender por qué o quienes le habían matado. Sin contar que parecía tener química con el muchacho, y eso ayudaría mucho en su entrenamiento. Necesitaba que se sintiera cómodo y quizás con Giara no prestaría tanta atención a Nicolette ni se enfocaría tanto en la venganza, quizás con ella aprendería más de lo que yo podría enseñarle.

Antes de que ella respondiera a nuestras palabras, mi atención fue captada por Vladik, que desapareció del lugar y enseguida volvió con un trapo entre sus manos, con la clara intención de ayudar a la intrusa. Alce una ceja con algo de curiosidad por la repentina bondad del chico, mientras veía como se inclinaba para comenzar a limpiar cuando no le correspondía a él. Segundos después se le unió ella, y pude llegar a notar que incluso sonreía. Bueno, realmente me daba igual cual de los dos hacía el trabajo, no había diferencia para mí.

Solo me limité a sonreír aunque no había ningún rastro de alegría en mi expresión, más bien de arrogancia mientras seguía observando a aquel par, hasta que la extraña mencionó un nombre que abría heridas en mi interior, Charles. Todo rastro de mi mala actitud se esfumó en cuanto escuché su nombre. Mi rostro se descompuso en un claro tono de dolor. Odiaba sentirme así cada vez que alguien mencionaba a algún miembro de mi fallecida familia y el hecho de que una desconocida que a primeras me había desagradado nombrara a uno de ellos, no me lo tomé del todo bien. No por algo en contra de ella, más bien porque aún sufría mucho con sus muertes y no me gustaba hablar de ellos.

Traté de volver al control inmediatamente, y a responder a sus palabras – Espero que perdones nuestra descortesía – realmente no lo sentía, la perdida de mi familia me había vuelto más dura, especialmente con extraños – pero la última vez que alguien se atrevió a entrar aquí sin una invitación, la mitad de mi familia acabó muerta y eso no es algo que vaya a permitir nuevamente – me alejé de donde estaba la desconocida y me paré justo frente al enorme retrato donde salíamos Íkaro, Charles y yo en nuestros primeros años juntos. Luego de unos cuantos segundos de contemplarlo volví a dirigir una fría mirada a la extraña – Tiendo a desconfiar de cualquiera que irrumpa en nuestro hogar y también a querer sacarlo a la fuerza si es necesario – podía imaginar que mi rostro estaba inexpresivo, pero en cuanto dijo sus siguientes palabras, un brillo de completo poder brillo en mis ojos.

Nuevamente me acerqué al lugar donde ella estaba parada, sin la intención de atacar, solo quería acercarme y que no le quedara ninguna duda sobre lo que le diría – Oh por favor, no me malentiendas. Aprendí mucho de mi maestro y también de Charles. Puedo ver en tu mirada que tienes tantos años como yo y quizá más, seguramente solo eso te brinda bastante poder y que para cualquiera sería difícil acabarte – sonreí de medio lado mientras la miraba directamente a los ojos – Pero hay algo que me mantiene viva aun, y eso es el único miembro de mi familia que queda con vida – di una rápida mirada a Logan – y me enfrentaría a ti o cualquier ser más poderoso que yo con tal de mantenerlo así – sabía que él podía mantenerse perfectamente solo, con vida, pero eso no cambiaba el hecho de que yo estaría siempre guardándole la espalda – como te imaginarás, no me importaría morir defendiéndolo, pero estoy segura que no me iría sola, me llevaría conmigo a cualquiera que atente contra él – iba a decir que también defendería a Vladik, pero me detuve antes de hablar. El chico me odiaba, pero yo a él no, y por más que me costara aceptar que ahora era un miembro de nuestra pequeña familia, ahora lo era, por lo tanto lo protegería tanto como a Logan, aunque quisiera verme muerta. Dicho mis últimas palabras me volví a alejar de ella, nuevamente con mi mirada arrogante. Solo había querido dejarle claro que era capaz de acabar con cualquiera que tratara de quitarme lo único importante que me quedaba, aunque tuviera que enfrentarme a muerte.

Dejé que Logan siguiera hablando, aunque él se mostró más amable de lo que yo hubiera querido, y me sorprendió bastante cuando se inclinó para limpiar sus pies. Un poco irritada me alejé de ellos y caminé hacia uno de los ventanales, mirando hacia la oscuridad y nuevamente observando la luna que aquella noche estaba completamente llena. No volví a prestarles atención hasta el momento en que escuché como él invitaba a la mujer que hacía llamarse Giara, a quedarse con nosotros. Esa idea no me gustaba en absoluto, a diferencia de Logan, yo no confiaba tan fácilmente. El que ella nombrara a Charles no significaba que hubieran sido amigos en el pasado, bien podía ella mentir con respecto a la relación que llevaron, aún así, no cuestioné la invitación de mi discípulo. En algo tenía razón, y era que quería saber su historia y como es que había conocido a Charles y muy probablemente a Lyam también. Miré a Logan, asintiendo, dejandole ver que no me opondría a su invitación, mientras esperaba a escuchar la historia de aquella mujer.