Ylchaweke Lautaro [Giara]

● -Descripción Física:

Cabello negro como la misma noche, si se tratase de las plumas de un cuervo, aquel era el tono que la melena de Gia mantenía consigo, es largo cayendo más debajo de su delgada y pequeña cintura, suele traerlo desaliñado. Sus ojos son cristalinos y de un extraño grisáceo, que en las noches se ven del mismo color del cielo, su mirada es profunda y posesiva, mientras que su piel es extremadamente blanca, a pesar de que sus raíces eran usualmente de un dulce color mate, ella fue un extraño caso en su Tribu, bajo sus ojos trae siempre unos leves toque purpuras, haciéndola parecer frágil y enferma. Sin embargo a pesar de todo esto trae unas lindas facciones, con un rostro pequeño, ojos grandes y largas pestañas, una nariz acorde con el tamaño de su rostro.

Su Complexión es delgada y mide a penas 1,58, haciéndola pesar incluso menos de 50 kilos, pequeña cintura, caderas medianamente anchas, manos delgadas y finas como las de un mismo pianista, su pecho va acorde a su pequeño cuerpo. Una cicatriz cubre su muñeca derecha, está tiene la forma de una hermosa mariposa… la cual la hizo años atrás, cuando solo era una novata. Es una persona muy desaliñada en ese sentido. Aunque tiene siempre una cautivante y atrayente sonrisa, sus labios son carnosos.



● -Descripción Psicológica:

Giara, tiene dos partes… es extraña, más de lo normal en un ser de tantos años, en ella puedes encontrar un terrible trastorno de personalidad, ligero, a veces… otras veces muy llamativo.

Una parte de ella, es soñadora, pensadora, con un dulce semblante, es muy comprensiva con los que ama, fiel y responsable. Nunca le a gustado ser el centro de atención, lo mejor según ella sobre todo para un ser como es ahora es pasar desapercibida, es responsable, ordenada y lo suficientemente perfeccionista.

Gia, es en realidad una “muchacha” que solo a querido saber lo que era lo bueno en la vida, haciendo que su carácter sea voluble, pero a pesar de esto es una mujer muy inteligente, sagaz, carismática y honesta, aunque siempre con una timidez por delante, sí, porque a pesar de sus tantos años el hecho de permanecer sola y ver morir a los que más a querido la ha hecho estar al margen de todos y todo.
Cuando está muy nerviosa tartamudea, aquello solo le a pasado una vez y fue cuando conoció a Stefan, un humano común y corriente que ocupo su corazón por muchos años, hasta que éste murió.


Sabe muy bien que las apariencias son engañosas, esto la hace odiar a los hipócritas, mentirosos e incluso engreídos, porque la gente petulante no es lo suyo, pero a sabido mantenerlo a margen, por que Gia es un ser único, la cual se volvió durante a través de todos los años de su no-vida, los recuerdos y la acumulación de experiencias en el trayecto de su aventura, desde la niñez hasta más allá de una simple adultez. Una joven sobreviviente de una sociedad tan injusta, siempre quiso ser tratado de igual a igual, pero eso jamás seria así… porque ni ella misma podía verle con ojos corrientes. Aunque muchas veces parece despistada de su alrededor, se da cuenta de cada una de las cosas y detalles de las personas, si de lo contrario pásese que no toma atención es que simplemente no le importa aquella persona. Aquello la hace observadora, siempre fijándose en detalles que los demás no logran ver, la belleza del alma… la pureza en los ojos.


En resumen Giara es una persona humilde, es graciosa, es un ser espontanea, amable, Es una persona irascible, aunque no lo parezca oculta muchas cosas, muchas veces es demasiado confiada, le gusta contradecir a las personas, sabiendo que es negro ella simplemente dirá blanco, es demasiado curiosa, lo cual le traerá más de un problema, Terca, ama la música, la música de la naturaleza, la lluvia cayendo por su piel, haciéndola sentir viva, odia a los hipócritas, detesta a los mentirosos, no le gusta que se metan en sus problemas y mucho menos que le den ordenes. Tiene miedo a encontrar el amor.


● -Historia:
Debes escribirla en un mínimo de 20 líneas, no menos.

Yo, sí yo… nací hace muchos años en Sudamérica, en una tribu en un país cerca del mar, llamado ahora por Chile, llena de hermosas cordilleras con increíbles bosques y con cuatro estaciones del año, todas ellas creaban muy bien diferentes paisajes a lo largo de mi patria. Mi nombre realmente es Ylchaweke Lautaro, una de las primeras Mapuches que dieron vida a la tribu, todos siempre fuimos unidos, le dimos este nombre porque Mapu significaba Tierra, y Che, era gente, nosotros éramos Gente de la tierra, cosechadores y artesanos, eso fui hace más de 700 años atrás.

Allí conocí lo que era realmente la humanidad entre personas, cariño y simpatía, la inocencia de mi pueblo y su amor por las tierras siempre fueron dignas de ver, yo me dedicaba a mi familia nada mas, cual estaba compuesta por 6 hombres incluyendo a mi padre y 3 mujeres, incluyendo a mi madre. Yo era la mayor, pero jamás fui ofrecida a nadie, el matrimonio estaba prohibido para mí, porque mi deber seria cuidarles hasta que fallecieran por lo cual cuando alguien de otra tribu venía en busca de mi mano, está jamás fue entregada. Aun tengo los recuerdos de las vestimentas, simples trapos de cuero y tejidos de pelo de llamas, el alimento que nos daba la madre tierra, como los cultivos de maíz, la papa, quinao, calabazas y habas, incluso el ají, frutas como la manzana, la mora y la pesca de mariscos, muchas veces hicimos trueques con otras tribus, siempre con paz y respeto de territorios, en especial de su tierra cultivada. Esa había sido mi vida indígena, mi vida humana, mi vida… verdadera.

Con el tiempo empezó a desaparecer nuestra gente, al principio fueron muy pocos, pero de pronto fue en gran masa, pensábamos que habíamos sido maldecidos o simplemente el mismo Satanás rondaba en nuestras puertas, al menos eso creo hoy… ahora que conozco el mundo, sé que no era así. Luego de unos meses una tribu diferente se instalo cerca nuestros, con enormes casuchas, estos no salían en los días, tampoco cosechaban para alimentarse, sin embargo jamás envejecían, tampoco enflaquecían… siempre eran iguales, sus ojos intimidaban haciendo sentir a cualquiera como si fuese hacer cazado en cualquier momento y la supervivencia lo era todo. El más alto de esa tribu, iba cada noche a pedir mi mano y cada una de esas noches él fue rechazado por mi padre.

En los restos de los años que me quedaban como humana, ayude a mi madre a tener tres de mis cinco hermanos, la noche en que nacía mi quinta hermana había sido el día en que yo había nacido, el día en que había cumplido 27 años y el día en que desaparecí.

Hacía frió, era agosto y llovía, pero mi madre necesitaba agua, mi abuela estaba ayudándola a tener su hijo, mi tía ayudaba a mía vuela con los harapos y mi padre esperaba en la chacra conjunta a que le fuera entregada la placenta para enterrarla secretamente, como era la costumbre… solo quedaba yo y necesitábamos el agua con urgencia, tome unos garrones de greda y me dirigí al rió, por el bosque… estaba oscuro y el cielo seguía llorando, mientras que yo llenaba un enorme jarrón. Un ruido me espanto, y giré mi rostro, pensé que podría haber sido un animal, así que no tomé importancia… mi madre lo era mucho más que cualquier cosa, pero lo que nadie sabia es que yo jamás llegaría…
Me levante a duras penas y al voltear él estaba parado allí, con su cabello oscuro sus ojos del color del cielo en pleno día, con sus labios entreabiertos y su alta contextura, si bien para mi nunca fue indiferente algo en él me atemorizaba, tanto que apenas podía verle a los ojos, no tenía permitido dirigirle la palabra, así que simplemente baje el rostro y me encamine hasta mi chacra, donde los gritos de mi madre aun se podían escuchar desde allí. Pero él se puso al frente mío.

-No te vayas… - murmuro, mientras yo solo movía ligeramente el rostro en negativa, le temía, le temía a tal punto de sentir como mi corazón saltaría desde mi pecho. Como ahogaba mi respiración, - ¿por qué? Es que no soy para ti… qué deseas? Te lo daré todo, - incluso aun puedo sentir su voz ronca en mis oídos, aclamando de mi y yo temiendo por mi. Pero me hacia querer dejar todo, porque cada vez que él había llegado a chacra a pedir mi mano yo había deseado que mi padre dijera que si. Intente esquivarlo para continuar mi viaje, pero él se cruzo frente mío más rápido de lo que cualquier humano hubiera hecho, brinque de sus susto, sin embargo no huí, mi mirada se levanto hacia sus ojos… y allí fue cuando paso algo diferente. Un jarrón caía al suelo haciendo un sonido hueco en la tierra, mientras que el agua que contenía se derramaba lentamente creando barro, unos brazos tocaban mi cuerpo, un árbol estaba en mi espalda, mientras que un cuerpo me apresaba contra el suyo, mis pies ya no tocaban el suelo… a pesar de todo no grite, más bien solo un grito ahogado de impresión, mi rostro se escondió en su hombro, sus labios rondaron mi cuello y mis ojos solo se cerraron, era frió como el mismo viento de esa noche, era tan duro como el árbol, pero… estaba allí solo para mi. – Perdóname… - murmuro repentinamente, con su voz ronca… pero aterciopelada y una fuerte punzada en mi garganta me hizo gemir de dolor, me aferre con todas mis fuerzas a su cuerpo, mientras escuchaba el beber de su garganta y cada vez sentía más frió… más y más… un sonido gutural salió desde su pecho que me descoloco, era tan inhumano, pero ya no podía retroceder el tiempo… porque lo deseaba más que nada en el mundo… era él… mi Stefan.
Ya casi no veía, solo sentía frió, una voz lejana hablando y algo tibió en mis labios, los sonidos estaban tan lejos, sin embargo… mi cuerpo comenzó a doler, como si se estuviera rompiendo por pedazos me retorcí de dolor, deseaba morir, no lo soportaba, hasta que… simplemente paro. Alguien me tenía en sus brazos, mi mirada lo busco era él… tocándome, de una forma en que nunca nadie lo había hecho… su cuerpo a pegado al mío, sabor a culpa y agonía, fui suya. Fui creada por él, fui amada por él… fue solo él… él… y solo él…

Me enseño a cazar, aprendí a comer, al principio no lo tomé bien… muchas veces pedí explicaciones de por qué yo?, - porque a ti te amo… - era cierto, y yo a él… no había sido vendida, no había sido cambiada en trueque yo lo había escogido de la misma forma que él a mi, cada día en que le había dado la espalda… lo había deseado a mi lado. Pero mi felicidad duro nada más que doscientos años, en esos conocí a el mundo, recorrimos lugares, solo los dos, me olvide de mi tribu, de mi pasado y viví el presente solo para él… mi eterno enamorado. Me enseño a hablar en distintos idiomas, jamás supe la edad que tenía… puesto que murmuro tantas veces que ya había pasado tantos que no los recordaba, que para él… vivir había comenzado desde el momento en que había posado sus ojos en los míos. Aprendí a hablar, comencé hacer cortes y respetuosa.

En esas aventuras conocí aun amigo de Stefan, Charles con una hermosa familia o nido, pasamos una larga temporada cerca de los suyos, París, era bastante hermoso, lleno de gente deliciosa, bastante acostumbrada a lo suyo, pero como siempre Stefan quiso seguir nuestro viaje deseaba mostrarme todos los rincones existentes y yo… yo solo deseaba estar con él sin importar nada, aunque primero deseaba salir sola y así lo hice, dejando a Stefan con Charles y su familia, esa noche volví temprano, porque presentía algo… al entrar a la mansión algo andaba mal, se escuchaban gruñidos, fuertes golpes, e incluso un repugnante olor a animal, a pelo de perro.

Charles luchaba por un lado con una bestia que jamás en mi vida había visto, pero que Stefan me había hablado, pegue un gritó y uno se abalanzo encima, pero de la nada salió él, el hombre que reinaba mis pensamientos –Vete!, - negué, viendo como luchaba no podía dejarlo, me enfrente con ellos pero la lucha estaba siendo demasiado para mi, poco a poco comenzaron a caer, hasta que lo vi caer a él… no podía irme, pero lo hice… corrí de ese lugar con animal detrás mío, como estaba herida, estaba dolida y por primera vez en mi vida, estaba realmente muerta.

Recorrí el mundo en soledad, dejando todo atrás no di la espalda… y no volví a París… hasta hoy…

Un mendigo parado en una esquina pidiendo limosna, con harapos, sus ojos llenos de tristeza, sus labios partidos y su piel pálida, su ojos mostraban unas notorias ojeras, cubierta por una manta cubriendo incluso su cabello, estiraba su mano cada vez que pasaba una persona, - por favor mi Lord… sea usted gentil… de compartir un poco con esta vagabunda, - hasta que punto habías caído tras la perdida de su compañero, no existía nada que valiera la pena.

Nunca más volveré a nacer en una vida como esta, la siguiente… será mejor.

● -Datos extras:
Le gusta dar abrazos.
Juega con su propio destino.
Le gustan los animales.
A veces es demasiado caprichosa.
Una de sus grandes paciones es tocar el violín, cantar.
Escribir sus pensamientos en un cuaderno.