Love song for Nicolas.

Aquí me tienes frente a este lienzo en blanco, aquí estoy porque me lo has pedido, porque me lo has rogado con esa mirada, tan pura, tan sacra, tan pulcra como esta hoja en blanco, estoy sosegado por el ambiente, tratando de decirle a mi mente que recobre, que me inspire y transporte a aquel día, sé que tengo la capacidad de ver claramente, de oler el perfume que te envolvía, aquellos rayos de luna que tus cabellos deslizaban meciéndolos mágicamente en aquel cementerio. ¿Cómo olvidar todo aquello?, ¿Cómo borro tu rostro de mis pensamientos si cada vez se intensifican más?...

Nicolás, permíteme decirte, que desde que me has pedido esto, ha sido todo un reto para mí, porque se me abre el corazón, porque aquí me tienes rindiéndome como idiota postrado ante una hoja, como si a una iglesia lo hiciera, aquella campanadas dentro del templo, anunciándome la media noche, aquí en la inmensidad de esta casa, rodeado de libros, soledad, polvo y oscuridad, solo la luz de una vela me acompaña, mientras pienso en como comenzar a relatar con bella poesía nuestro ligero encuentro, la llama se mese al bufido que dejo salir por no tener la inspiración máxima que deseo, camino un rato por el salón con la mente en blanco y desesperada, mis palabras son como esta tinta tan negra, tan única, tan fuerte, tan potente, pero sin el brillo del color.

Me paseo por la frialdad que se respira, por el olor de rosas que me germina en lo que he llamado hogar, y me llevan frente a este piano, tan cristalino como la luz de tus ojos, vamos, mírame, comparándote con cada cosa que me rodea, con cada destello de luz, con cada hermosa cosa que encuentro en la cotidianidad. Tomo asiento, mientras pienso, pienso y analizo, ¿Qué nueva creación sería la indicada para que lleve tu nombre al, compas de la melodía que mis yemas quieren hacer sonar? Y mi voz a capela empieza a sonar, gravada con un eco hermoso, con una nota que flaquea como yo al cerrar los ojos, al acomodar las piernas, al sentir las teclas y el sonido salir, y el ver tu imagen venir como un hermoso holograma.

No negare que me estoy cargando de dolor en cada segundo, que la sangre me hierve, que soy capaz de llorar al solo recordarte, que soy capaz de narrar y contarte lo que a nadie me atreví a hacer. Deseo hacer esta noche la mejor poesía para ti, sin embargo mi mente acumula palabras, oraciones, solo tu nombre, aquel que jamás podre borrar ese que marco mi mente, corazón y alma…

Mí querido… Nicolás…

El suministro de amor, de veneno, de sangre, que mi corazón se llevo, jamás borrado será, así pueda “acostarme” con la humanidad, con los de mi especie, nadie se compara a ti, mi ángel, tu piel en color magenta, en una noche como esta, si, como esta, donde la luna está en su punto cumbre, anaranjada, amarilla, rojiza, como la sangre, me envolvieron con el deseo de locura. Y hoy aquí al cerrar los ojos recuerdo tu amor, tu calidez, me atrevo a decir que para mi eres perfecto, más que el mismísimo Lucifer, eres más cruel que Dios, tienes el don del amor mejor que Afrodita, hechizas peor que Cupido, pero eres la caja que a Pandora se le ha dado.

Una noche como esta. En medio de mis pensamientos, me sumergía entre el océano que mis ojos poseen, entre las palabras cálidas de mi seriedad y caballerosidad, entre lo correcto, cuando me dirigía con aquel ramo de rosas cultivado por mí mismo, al campo sagrado, visitando aquella lapida anónima, con el puro deseo de burlarme, de descargar y gritar mi dolor, porque la herida ahí estaba sanando después de tantos años, correteándome en pesadillas, en ilusiones y con el viento, vislumbrando la misma obra mental, el mismo monologo estúpido, yo en la misma fila en la misma posición, mirando a los actores interpretar lo que era un episodio reciproco de mi vida.

La luz de la luna, dos caminos, una sola persona, el protagonista perdido, prefiriendo la tentación, renunciado a su todo, por una traición, por un engaño, por una ilusión banal, haciendo un drama misericordioso, preguntándose, ¿Por qué una bestia como él, sucumbió ante el amor?, ¿Será el amor el peor enemigo que tiene en esta vida?, no, no lo era, lo negó aunque todos sabíamos que mentía, no acepta lo que es, lo que ha pasado, lo que está viviendo y lo que está sintiendo. De nuevo aquí me tienes en este traje negro, mirando la misma escena, pero de pronto de la nada, un actor, menospreciado aparece, “El poeta del infierno, el Lucifer de la humanidad, el Dios de mis ojos” fue tan hermoso verte ahí parado recitando unas líneas que estaban fuera de contexto, el director se levanto exaltado, sorprendido, con miedo, pensado en la ruina de la obra, pero yo me levante en aplausos admirando toda tu belleza, toda tu poesía, me había encandilado, ¿otra vez cayendo?, si, estaba sucumbiendo a cada segundo, mientras mis ojos te acariciaban, Nicolás, si esas caricias fueran reales, hubiéramos terminado desnudándonos con las miradas, este martirio inocente que se mal interpretaba cuando decía que te deseaba, mirándome tachado por una sociedad incomprendida y tu solo tomabas mi rostro y susurrabas que ellos no sabían de las verdaderas pasiones, del amor, del deseo, de lo carnal, solo nosotros lográbamos hacerlo. Mi corazón gritaba tu nombre cada vez más rugiendo con ferocidad, mi mente te hallaba en sueños, en la demás gente, me trastornabas, cada madrugada despertando en la nada, con ese bello rostro en todo mi mundo.

Esa noche lo supe, mi alma que estaba perdida tú la habías encontrado y te habías llevado mi corazón a cambio, te atreviste a eso, sin perdir permiso, solo lo arrancaste de mi pecho y como una fruta bebiste todo de él, tu consumiste su sangre, su vida, todo, me asesinaste aquel día. Puedo ver tus alas, aquellas plumas que se desprenden de estas, rodeándome, mientras sigo con la melodía, te veo en esta habitación, siento tus brazos rodeando tu cuello y pecho sobre mi espalda, mientras susurras mi nombre y me haces enloquecer, de dolor, de amor, no tengo control sobre mis emociones cuando se trata de ti, al que digo llamar Amor, soy un ave perdida que surca un cielo desconocido, que necesita regresar a su jaula, con su dueño.

Mi cielo oscuro es, tan hermoso, tan divino, la tormenta pronto llegara y no se podrá notar el dolor, caminare entre las calles, llorando y derramando lagrimas añorando tu cuerpo, tu alma y amor, pero nadie se dará cuenta, porque se confundirán con las gotas de esta lluvia, nadie será capaz de sacarme de esta crueldad dirección perdida, no sabré como llegar a casa, hasta que no te escuche gritar mi nombre, entre el cielo divino veo un cuarto de luna, la nubes me dibujan el hogar, pero es una mentira, una ilusión misma, y el dolor se grava mas a cada paso.

El viento de esta playa en invierno, me congela, en este estado adormecido y anestesiado, donde solo pronuncio tu nombre, solo estoy herrado aquí, en algo que parece inadmisible, entonces soñaba contigo, entonces mi mundo eras tú… y todo se hizo trizas, cuando descubrí que después de ese viaje…