Magdalene Assunta Orsini.

Una noche Dios se apareció en sus sueños. El Señor tenía un rostro familiar, no podía reconocerlo fácilmente pero sabía que era parte de su vida, su voz era clara y firme, sin dudas ni vacilaciones, el mensaje aún más fuerte. “Si no respira debe morir, si sus colmillos pueden matar a alguien debe morir, si cree tener más poder que el Todopoderoso debe morir, si tiene garras pero también uñas debe morir. Si no es completamente humano y vulnerable debe morir”. Vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos y gitanos, todos deben morir, nadie de ellos pertenece al mundo que fue entregado a Adán y Eva, algunos sufrirán más que otros, especialmente esos hombres y mujeres que juegan a tener bajo su control cosas como la fortuna, los elementos y el destino. Magdalene no tiene piedad ni tampoco la tendrá, ella es una enviada de Dios, él personalmente le encomendó la misión y ella lo obedece sin pensarlo dos veces, protegerá a los que debe bajo su condición de realeza y matará a quienes los que debe bajo su condición de cazadora.

A simple vista y para ojos inexpertos es una niña, un señorita, una pequeña mujer que aún está en camino de serlo, esta es sin dudas su mejor arma, nadie duda de sus ojos claros, su cabello rubio, esa piel pálida y los labios carnosos, nadie creería lo que hay detrás de todo eso. Radical sin dudas, su más grande entretención es quitarle la piel a tiritas a los licántropos y arrancarle de raíz los colmillos a un vampiro, cambiaformas, brujos, incluso gitanos y prostitutas, todos son seres de Satán que no merecen consideración alguna. Ellos son quienes están destruyendo a la raza humana y es por eso que deben ser eliminados. Sanguinaria, sádica, cualquier excusa es buena para torturar y disfruta con ellos, los gritos de esos demonios son el incentivo que tiene para continuar día a día.

Cruel, salvaje incluso, vengativa, puede llegar a ser más inhumana aún que los mismos seres sin alma a los que le da caza. Brutal, no teme mancharse las manos con sangre pese al mucho asco que esto le causa, cree firmemente en lo que le han inculcado en su vida y se rige bajo esos parámetros sin tener la opción de alejarse de lo establecido. Humillante, ofensiva, es directa y le gusta que quienes la rodean lo sean del mismo modo, sonríe poco y si lo hace es sólo en su círculo interno, sabe guardar las apariencias y puede lucir frágil, jamás revelará lo que realmente piensa, ni siquiera a Matteo quien es la única persona en la que confía plenamente. No es tímida sólo precavida, la experiencia y el entrenamiento le han enseñado a mantener los ojos y el resto de sus sentidos abiertos.

Si quieres hacer bien tu trabajo no deben existir las excepciones, ni siquiera dentro de tu propia casa. Casi cinco siglos atrás cualquiera que pensara que las diferencias eran más notorias, estaría profundamente equivocado, criaturas de poca humanidad solían mezclarse con aquellos de existencia natural, los que realmente debían poblar la tierra. Surgió entonces la necesidad de frenar aquello que iba en contra de la voluntad de Dios, lo que corrompía la única raza que él mismo habría creado, esa que incluso había recibido a su propio hijo. Jesús es sinónimo del bien y es su palabra la que los hombres deben seguir, todo aquel que no lo acepte entrega su vida a Satanás y debe ser llevado de vuelta al camino del Señor. Desde la nobleza hasta las clases bajas, todos finalmente se vieron afectados de una u otra forma por estos seres demoniacos que amenazaban la paz en las aldeas, aquellos de mayores recursos decidieron que era necesaria la instrucción y el abastecimiento de elementos con los que pudieran combatir y exterminar a estas plagas dañinas para todos.

Magdalene y Matteo nacieron en el seno de las familias nobles más importantes de Italia durante la Edad Media y el Renacimiento, hijos de Luca Orsini y María Beatrice d’ Este, vinieron a completar el linaje del que ya formaban parte Marco Antonio y Mariano. La familia Orsini, tradicionalmente una de las más antiguas, ilustres y por siglos la más poderosa de las familias reales italianas, históricamente poseedores de grandes territorios tanto en Italia como en el reino de Hungría, cuentan entre sus miembros importantes figuras políticas, militares y sobre todo religiosas, resaltando los papas Celestino III (1191-1198), Nicolás III (1277-1280) y Benedicto XIII (1724-1730), pero más importante aún, así como menos conocido, han sido un largo linaje de cazadores de criaturas sobrenaturales. Por vía materna son miembros de la importante casa d’ Este, otra noble familia que brilló con luz propia durante la Edad Media y el Renacimiento, ejerciendo todo tu poderío en el Ducado de Ferrara y el de Módena, donde fueron primordiales mecenas de las artes durante el Renacimiento, cercanos a la Iglesia durante mucho tiempo ostentaron cargos como vicarios papales en su tierra.

Católicos, apostólicos y romanos, los niños de la casa Orsini fueron instruidos bajo la gracia de los sacerdotes pontificios cercanos a la familia y las más estrictas institutrices, los cuatro pequeños del hogar siguieron los pasos de sus padres no sólo aprendiendo idiomas, artes, ciencias básicas y filosofía, también estudiando a fondo aquellos libros que hablaban de los especímenes sobrenaturales a los que algún día deberían enfrentarse. Fue su propio tío, el sacerdote Alfonso D’Este quien impartió personalmente el entrenamiento que él mismo había recibido antes de su propio padre, cada uno de los integrantes de la familia Orsini-D’Este formaría parte del gran linaje de cazadores dispuestos a entregar su propia vida con tal de cumplir la misión que nuestro señor Jesucristo les ha encomendado. En palabras del reverendo padre Alfonso: “"A Deo rex, a rege lex", y para ellos la ley de Dios era clara y única, era por aquella ordenanza por la cual pasaron gran parte de su vida recibiendo la educación adecuada y recordando que todo aquel que sea diferente es producto del Diablo o alguno de sus aliados, el mal se erradicará como sea.

Marco Antonio era enviado a un principado de la Casa de Habsburgo conocido como Transilvania, historias de concentraciones de seres de la noche habían llegado hasta oídos de los líderes de la Orden de Verona, bautizada así en nombre del inquisidor de Lombardía, Pedro de Verona, quienes sin dudarlo dos veces seleccionaron al mayor de los Orsini para esa tarea, a la luz pública sólo se informaban las muertes de los miembros como ataques de animales o enfermedades repentinas, debían lucir como una familia normal con el mismo tipo de obligaciones, es por esto que pese a que pudiera interferir con su trabajo Magdalene es comprometida en matrimonio con el duque Francisco IV, quien desconoce lo que hay detrás del bello rostro de su esposa. Cuatro meses antes de que la boda se lleve a cabo Mariano es atacado una noche de luna llena, la cantidad de heridas producidas en él indicaban que era muy probable que se convirtiera en uno de ellos, un Lupo, es el mismo Matteo quien debe seguir la tradición al no estar presente el hermano mayor de la familia, empuñar la daga de plata y clavarla en el corazón de su ser querido antes de que el demonio lo posea por completo, una muerte lamentable susurra el resto de la comunidad, una muerte necesaria afirman quienes conocen la verdad.

Descuartizado y sin el corazón en lo que queda del pecho, así aparece el cuerpo del duque Francisco IV apenas dos semanas después del que parecía un perfecto matrimonio se llevara a cabo, las posibles opciones para el culpable se van llenando de nombres que probablemente ni siquiera lo conocían, un cocinero del castillo es castigado por un crimen cuyo verdadero ejecutante jamás pagaría. Matteo no comparte, menos si es a su hermana, es él quien le quitó la pureza y es sólo él quien la visita en su habitación cuando la noche cae, son ambos los que disfrutan de estar juntos, nadie sospecha pero todos lo intuyen, los gemidos se escuchan a través de las paredes y los sirvientes sólo deben agachar la cabeza y seguir en lo suyo, hablar significaría seguir los pasos de aquel que fue la fachada de un asesinato que terminó escondiendo un crimen pasional. Con 16 años Magdalene se convierte en viuda y la situación queda clara para sus padres, no hay más matrimonios concertados pero si nuevas misiones que ayuden a desviar la atención de la a veces descarada cercanía de los fratelli, con la cruz colgando del cuello y el hermano en la misma cama es imposible callar las voces de una comunidad muy pequeña que alimenta el fuego de los rumores, deben partir y hacerle creer a todos que sus destinos son diferentes.

Paris parece convertirse en poco tiempo en la capital del culto a los demonios, las noticias son claras y viajan rápido, no sólo vampiros y licántropos se han apoderado de la ciudad, también lo hacen hombres que pueden transformarse en más de un animal y brujos que de seguro son además cómplices de lo que allí se esconde. Más cazadores se unen a la tarea de volver al origen a una de las urbes con mayor potencial de Europa, Matteo y Magdelene ven una doble oportunidad frente a sus ojos, se alejarán de las historias, bastante ciertas, que los rondaban y podrán por fin poner en práctica todo lo que por tanto tiempo fue más de teoría, ambos sólo han tenido encuentros ocasionales en los que han salido vencedores, pero también tienen la certeza de que la verdadera batalla recién comienza, a través de cartas y mensajeros de confianza han hecho los contactos necesarios para que nada falte, estacas y cuchillos afilados, libros, biblias y el agua bendita por si se debe usar. Las máscaras puestas y ellos sólo son dos hermanos de visita en una ciudad distinta, un par de jóvenes que se deslumbran con los colores que ofrece, la fachada ideal la tienen y el poder para disimular también, el trabajo será bien hecho como todo lo que siempre se proponen, nada de cosas a medias o depender de alguien más, cuando eres un cazador es debilidad y traición siquiera considerar la compasión o comprensión por alguna de las criaturas no humanas. No es tan culpable el que desconoce un deber como el que lo acepta y lo pisa.