Ainsel Rochefoucald

por **Ainsel Rochefoucald** Mar Jun 21, 2011 10:54 am

Nombre del Personaje
Ainsel Rochefoucald

Edad
16 años

Especie
Humana Cazadora

Tipo y Clase Social
Clase Media

Orientación Sexual
Heterosexual

Lugar de Origen
Virogens, Francia

Descripción Psicológica
Es muy dificil desribir a una persona, lo que piensa, lo que siente, todo su ser puesto en palabras... y mucho menos cuando ni ella misma se conoce. Yo soy y seré siempre una de esas personas. Todavía no me conozco lo suficiente como para describirme. Mi padre diría que soy un encanto, una chica fuerte y decidida, dificil de predecir, con empuje para hacer todo lo que me proponga, amable con quien me conviene y fiera si lo necesito. Mi madre me describiría como una chica soñadora y dulce, tremendamente dulce, con talento para cocinar, un poco cabezota, buena dando consejos y muy divertida. ¿Y que es lo que yo pienso? Que ni con una enciclopedia entera conseguiría describir mi personalidad. El que sepa decir como es en tres palabras, yo, personalmente, pensaría o que es estúpido o que su cerebro está tan desarrollado como el de una ameba. Sería capaz de hacer un esbozo, un pequeño proyecto de mi misma, pero comprender la totalidad de mi mente lo veo bastante complicado. Siempre he sido bastante tozouda y decidida, no creo mucho en Dios, no después de lo que le pasó a mi padre. Me considero una persona enamoradiza y al mismo tiempo fuerte, realista cuando hace falta y fatalista en la mayor parte de las ocasiones. Esa soy yo, o al menos una pequeña parte de mi. El resto está oculto bajo llave, un secreto muy bien guardado que con el tiempo comenzará a abrirse paso hacia el exterior.

Historia
Todos los niños mitifican su nacimiento. Es un rasgo universal ¿Quieres conocer a alguien? ¿Su corazón, su mente, su alma? Pídele que te hable de cuando nació. Lo que te cuente no será la verdad: será una historia. Y nada es tan revelador como una historia...

Cuando yo nací era una tarde de Diciembre, el día veinticinco más concretamente. ¿Quien le iba a decir a mi padre que cuando llegó de trabajar se encontraría el mejor regalo de su vida, una pequeña niña de piel sonrosada y mejillas coloradas? Ni él mismo lo imaginaba, faltaba aun un mes entero para su nacimiento, o al menos eso les había dicho el médico del pueblo. Una niñita precoz sin duda. El joven Yannick miró a su esposa Arelis, lo mas bonito que había visto en su vida. Su mirada iba de su hija recién nacida a la de su mujer, una mirada cargada de amor y cariño, afán de protección y deseos de hacer mejor el mundo para ellas.

Tal vez no fuera una decisión consciente que hizo mi padre aquella blanca tarde invernal, pero el caso es que al cabo de un año ya era un cazador experto. Yo por mi parte seguía creciendo bien alimentada, uan de mis costumbres era ir pidiendo comida por el pueblo, andando sobre mi rechonchas piernecitas y con los hoyuelos marcados en mis mejillas, que de tanto sonreir prácticamente me dolían todo el día. Una estación sucedió a otra, mientras mi padre percibía un salario mayor y cada vez faltaba mas en casa. Pero aquello daba igual, era una época feliz, mi madre cuidaba de mi y me enseñaba a leer con esmero y dedicación, aunque yo prefiriera irme a jugar por ahi con los demás niños del pueblo o que me leyera ella misma esas historias que tanto me apasionaban.

Pasaron los años, aprendí a leer perfectamente, mi madre me enseñó a coser, a confeccionar vestidos (su trabajo antes de casarse), a cocinar... Con tan solo siete años y no mas de un metro de altura ya era la perfecta ama de casa. Ese año, una noche en que mi madre ya dormía, mi padre se quedó observando todos mis movimientos y sonrió. Imagino que fue justo ese el instante en que decidió mostrarme todo lo que actualmente sé. En la primavera de mis ocho años aprendí a manejar una espada y un arco como complemento a mi aprendizaje como cazadora. Si de algo se maravillaba mi padre era de mi habilidad a la hora de escapar de algún supuesto peligro interpretado por mi padre, de la rapidez de movimientos que poseía.

Quizá no era una chica con una inteligencia digna de mención, pero lo que si tenía era una capacidad extraña para aplicar mi inteligencia de la forma mas eficaz posible. Al cumplir los quince años, como regalo mi madre me regaló un nuevo vestido y mi padre mi primera presa. Llevaba ya tiempo rastreando a un vampiro que parecía lo suficientemente inofensivo como para dejarmelo a mi. Parecía. Algo salió mal y comenzó a perseguirme. Con poco esfuerzo por su parte el vampiro me atrapó contra un árbol. Sin embargo antes de que se cobrara mi vida mi padre intervino. No con la suiciente rapidez. El vampiro le mordió y consiguió, sin que ninguno de los dos pudiera evitarlo que tragara parte de su sangre, en el instante que mi padre le clavaba una estaca de madera en el corazón.

Me llevé las manos a la boca, sabía lo que significaba eso. Con los ojos llenos de lágrimas arrastré a mi padre hasta nuestra casa, donde mamá nos esperaba impaciente. Me ayudó a meter a mi padre en la cama. Dormí a su lado, aun a sabiendas de los peligros que aquello conllevaba. Era mi padre comprendedlo, en el fondo sabía que mi padre estaba alli. Cuando aquella noche su corazón dejó de latir no pude derramar más lágrimas. Debía encargarme de él. Abrió los ojos bajo la intensa luz de la luna llena, que pasaba a través de la ventana del lado de su cama. Había esperado ese momento durante toda aquella noche. Os imaginaréis que le clavé con mucho dolor en mi corazón la estaca. Pues estáis equivocados. Ni yo misma pude atribuir este fallo garrafal a otra cosa que no fuera el cariño que le profesaba a mi padre.

Sea como fuere cuando le miré a los ojos, aquellos ojos que yo misma había heredado no pude hacer otra cosa que tirar la estaca y abrazarle, sin lágrimas y sin la pena contenida en el pecho. Quise creer que mi padre, tan racional y tan calmado, seguiría siendo igual después de aquel mordisco. Para mi desgracia no fue asi. Me apartó bruscamente tirándome contra la pared. Parecía confuso. Tiró la puerta abajo y ese fue mi último recuerdo antes de desnayarme por el golpe.

Me despertó el sol dándome en la cara y el sonido de algún cuervo que se había aposentado en el desnudo manzano de nuestra propiedad. Agucé el oido. Silencio. Nada mas que el silencio. Nada quedaba del silbido despreocupado de mi padre mientras se preparaba un cigarrillo, ni tampoco el entrechocar de ollas que mi madre siempre hacía por las mañanas. Me levanté con cuidado, mareándome y volviendo a caer. ¿Que había pasado? No recordaba absolutamente nada de lo sucedido la noche anterior. Al siguiente intento me conseguí mantener en pie. Apoyada contra la pared fui recorriendo la estancia y al llegar a la ocina encontré a mi madre siendo devorada por las moscas. Todo acudió a mi mente como una bofetada.

Mi cumpleaños.
El vampiro.
El mordisco.
Mi padre transformado.
Y ahora mi madre muerta.

En menos de 72 horas todo mi mundo se había desmoronado. Había perdido a mis padres. Toda oportunidad de ser feliz parecía demasiado lejana. Casi echaba de menos a mi tio y su horrible hijo, casi deseaba volver a sentir como mi primo me pegaba y me retenía contra mi voluntad. Casi echaba de menos la sangre que había manado de mi cuando en aquel pajar me tomó por la fuerza. Casi... Pero asi como mi vida se había hecho pedazos en aquel instante del verano pasado y lo había superado, con esto debía ocurrir lo mismo. Todo eso debía quedar guardado bajo llave, sepultado bajo sentimientos buenos. No podía permitirme el lujo de derramar una amarga lágrima, tampoco podía permitirme el pensar que si mis padres estaban muertos era por mi culpa. Cogí el estuche de madera que mi padre llevaba todos lados y comprobé su contenido. Alli estaba todo lo necesario para cazar criaturas de la noche, vampiros, hombres-lobo, brujos hereticos, cambiaformas...

Sin embargo todo aquello que había estado tan claro para mi hasta hacía un par de días, comenzaba a difuminarse, como los contornos de las casas en la capital inglesa un día con niebla. ¿Si Dios existía porque permitía que pasaran cosas malas? ¿Porqué permitó que mi padre fuera transformado en un monstruo? ¿Porque había creado esos monstruos? Con todas esas preguntas salí de mi casa, con tan solo el vestido que me había regalado mi madre y el kit de mi padre, con destino a París. Alli me curtiría como cazadora, matando en aquel tiempo mas vampiros que hombres lobo. Cambiaformas y brujos no pensaba tocarlos, hasta donde sabía eran peligrosos, pero no mataban por el puro placer de destruir...

¿Ha sido revelador este relato? ¿Os ha abierto una entrada entre los muros de piedra de mi corazón? No me cabe la menor duda, al menos si sabéis leer entre líneas... Un secreto mas os desvelaré. Ainsel Rochefoucald no es el nombre que me dieron mis padres aquella noche de Diciembre tan lejana. Ainsel significa yo misma, y eso es lo que soy ahora, yo misma.

por **Nigel Quartermane** Miér Jun 22, 2011 4:37 am

OBSERVACIONES:

Los cazadores solo pueden ser de clase alta o media como se ha especificado en la descripción de la raza con su debida explicación. Modifica eso y adapta tu historia si es que lo crees necesario. Postea aquí avisando cuando lo hayas realizado para poder aprobar tu ficha.

por **Ainsel Rochefoucald** Miér Jun 22, 2011 4:50 am

Disculpad las molestias, ya está modificado ^^

por **Nigel Quartermane** Miér Jun 22, 2011 5:03 am

FICHA APROBADA
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