AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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En el camino...
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En el camino...
Era de madrugada, el frio era intenso y la lo cubría todo, estaban a las afueras de parís y al parecer una de las ruedas del carruaje se había roto con una piedra en el camino.
Klett bajo del coche aun a pesar de los reniegos de su cochero, su paje y su dama de compañía, no viajaban ostentosos para evitar llamar la atención.
- No importa lo que digan necesitaremos ayuda y solo yo hablo francés…- hablo a sus criados y estos no tuvieron más opción que dejarla bajar. La falda azul roso el suelo húmedo al bajar y sus zapatos de bajo tacón y botones se hundieron un poco, no había lodo pero aun así la tierra cedía bajo su peso. El aire olía a humedad y aunque estaban en medio de la nada el frio que golpeo su cuerpo no le molesto- puedes alcanzarme la capa?- pregunto a su dama de compañía que enseguida se la paso, hacia frio y la camisa blanca de mangas largas no le cubriría demasiado.
Se acerco a la rueda rota y suspiro, ella no sabía nada de aquella cosas pero no creía que aquella rueda tuviese solución… Una de sus manos fue hasta su mejilla y noto que no se había puesto maquillaje. Después de todo iba a viajar de noche para que hacerlo? Llevaba el pelo casi suelto y se lamento por ello. Sin maquillaje y de aquella forma se veía mucho más joven de lo que era. Culpa de su condición de cambiaformas su envejecimiento era lento. Según sabia conforma fuera creciendo, el envejecimiento seria cada vez más lento hasta prácticamente no notarse… Aunque estaba en la veintena no parecía mayor de 17. El maquillaje ayudaba a verse mayor pero en aquel momento no tenía nada a mano…
Se cubrió un poco mas con la capa y se abrazo a si misma combatiendo contra la inclemencia… preguntándose cuanto tendrían que esperar antes de que alguien pudiese ayudarlos… si es que los maleantes no los encontraban antes… Bajo la mirada un segundo…podría arriesgarse a ir caminando…pero temía que aquello fuese aun más inseguro… sin contar que solo dios sabia cuanto podrían caminar sus piernas antes de que el dolor fuese insoportable… Daba gracias a dios por el envejecer lento, de lo contrario habría crecido más y las molestias serian mayores…
Estaba totalmente sumida en sus pensamientos cuando el crujir de algunas ramas la desconcertó, su cuerpo se enderezo instantáneamente y sus sentidos se agudizaron… alguien se acercaba y esperaba que fuese ayuda.
-¿quien está ahí?- levanto la voz deseando recibir buena respuesta.
Klett bajo del coche aun a pesar de los reniegos de su cochero, su paje y su dama de compañía, no viajaban ostentosos para evitar llamar la atención.
- No importa lo que digan necesitaremos ayuda y solo yo hablo francés…- hablo a sus criados y estos no tuvieron más opción que dejarla bajar. La falda azul roso el suelo húmedo al bajar y sus zapatos de bajo tacón y botones se hundieron un poco, no había lodo pero aun así la tierra cedía bajo su peso. El aire olía a humedad y aunque estaban en medio de la nada el frio que golpeo su cuerpo no le molesto- puedes alcanzarme la capa?- pregunto a su dama de compañía que enseguida se la paso, hacia frio y la camisa blanca de mangas largas no le cubriría demasiado.
Se acerco a la rueda rota y suspiro, ella no sabía nada de aquella cosas pero no creía que aquella rueda tuviese solución… Una de sus manos fue hasta su mejilla y noto que no se había puesto maquillaje. Después de todo iba a viajar de noche para que hacerlo? Llevaba el pelo casi suelto y se lamento por ello. Sin maquillaje y de aquella forma se veía mucho más joven de lo que era. Culpa de su condición de cambiaformas su envejecimiento era lento. Según sabia conforma fuera creciendo, el envejecimiento seria cada vez más lento hasta prácticamente no notarse… Aunque estaba en la veintena no parecía mayor de 17. El maquillaje ayudaba a verse mayor pero en aquel momento no tenía nada a mano…
Se cubrió un poco mas con la capa y se abrazo a si misma combatiendo contra la inclemencia… preguntándose cuanto tendrían que esperar antes de que alguien pudiese ayudarlos… si es que los maleantes no los encontraban antes… Bajo la mirada un segundo…podría arriesgarse a ir caminando…pero temía que aquello fuese aun más inseguro… sin contar que solo dios sabia cuanto podrían caminar sus piernas antes de que el dolor fuese insoportable… Daba gracias a dios por el envejecer lento, de lo contrario habría crecido más y las molestias serian mayores…
Estaba totalmente sumida en sus pensamientos cuando el crujir de algunas ramas la desconcertó, su cuerpo se enderezo instantáneamente y sus sentidos se agudizaron… alguien se acercaba y esperaba que fuese ayuda.
-¿quien está ahí?- levanto la voz deseando recibir buena respuesta.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
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Re: En el camino...
-espero que disfrutes del viaje, mi querido amigo… ¡oh! Y lamento haberte cortado las manos, pero me pareció un necesario bien, no podía arriesgarme a que fueses por allí lanzándome “conjuros malos” o “hechizos para liberarte” o peor aun…”maldiciones de Satanás”-. Y lance una buena carcajada al aire, mientras avanzaba arrastrando al joven muchacho de negros cabellos y ambarinos ojos, el cual ya poco se notaban sus facciones de un joven bien parecido, sobre todo porque la sangre cubría sus brazos, su torso desnudo y los magullones de su rostro eran demasiado grandes, solo quedaba el rubio y largo y despeinado cabello y uno de sus dos ojos azules…
Y mientras el caballo avanzaba lento y sin apuro, por el oscuro bosque en camino a Paris, yo sentía por alguna extraña magia, quizás Dios me indicase que algo malo estaba a punto de suceder, pero con este brujo me había quedado casi sin armas, tenía pocas balas, una que otra estaca y…por suerte al menos estaba rodeado de leña verde, mucha leña verde; Y observo a mi derecha, Sirrio, mi fiel perro negro avanza hasta perderse de vista, si bien sabía que Sirrio era una especie de perro huargo, era mi fiel amigo en estas tierras podridas de anti naturales como lo eran parís, y yo, aquella noche, no portaba la toga de monjes, simplemente la capa de este, con su cruz blanca y su franja roja resaltando en la oscuridad del bosque…
<<Te matare cazador, juro que lo hare…daré mi vida por matarte cazador…>> Observe al brujo que arrastraba, y miraba hacia delante mientras avanzaba, quizás no hubiese sido buena idea que ESTA noche saliese sin mi toga de cura.
-Usted ya está muerto, lord hechicero, solo me divierto arrastrándole por el bosque de noche, pero si viese a un hombre lobo por aquí ahora mismo y…shhh-. Le hice callar al brujo cuando a lo lejos, veía unas luces y escuchaba unas voces, femeninas y masculinas, parecían que discutían algo acerca de que una rueda se había roto…maldita suerte, Dios estaba y al mismo tiempo no estaba de mi lado, no me apetecía que me viesen esta noche con mi armadura de plata resaltando contra la luna y casi vacío de armas…
<< ¡SOCORRO! ¡ESTE HOMBRE ME ESTA TORTURANDO! ¡MATO A MI FAMILIA Y ME QUIERE MATAR A MI! ¡SOCORRO!>>
Estúpido brujo, solo atine a bajarme del caballo negro en el que iba y le di una certera patada en su rostro, dejándolo completamente desmayado, luego de asegurarme de esto, también me asegure de que la cuerda a la cual estaba atada a mi caballo y la otra punta a los pies del pobre infeliz que estaba arrastrando, se viesen firmes y tensas, y eso parecía que estaba bien hecho al menos…hora de acercarse entonces, y subí nuevamente a la silla de montar, silbando en voz baja y mirando a quien sea que hablase delante, hasta que encontré a una muchacha delante y, mientras arqueaba una ceja, intente descifrar ese acento extraño que solo había escuchado en la familia de Rumania, con un dejo de sonar caprichoso y exigente, seguí andando hasta llegar delante de la mujer, y le mire con el ceño fruncido y esperando yo mismo respuestas, acariciando inconscientemente el revólver que se encontraba en su funda, ajustada en el cinturón de mi cintura…solo me quedaban 4 balas de las 6, estaba como casi perdido si había un ataque…
Y mientras el caballo avanzaba lento y sin apuro, por el oscuro bosque en camino a Paris, yo sentía por alguna extraña magia, quizás Dios me indicase que algo malo estaba a punto de suceder, pero con este brujo me había quedado casi sin armas, tenía pocas balas, una que otra estaca y…por suerte al menos estaba rodeado de leña verde, mucha leña verde; Y observo a mi derecha, Sirrio, mi fiel perro negro avanza hasta perderse de vista, si bien sabía que Sirrio era una especie de perro huargo, era mi fiel amigo en estas tierras podridas de anti naturales como lo eran parís, y yo, aquella noche, no portaba la toga de monjes, simplemente la capa de este, con su cruz blanca y su franja roja resaltando en la oscuridad del bosque…
<<Te matare cazador, juro que lo hare…daré mi vida por matarte cazador…>> Observe al brujo que arrastraba, y miraba hacia delante mientras avanzaba, quizás no hubiese sido buena idea que ESTA noche saliese sin mi toga de cura.
-Usted ya está muerto, lord hechicero, solo me divierto arrastrándole por el bosque de noche, pero si viese a un hombre lobo por aquí ahora mismo y…shhh-. Le hice callar al brujo cuando a lo lejos, veía unas luces y escuchaba unas voces, femeninas y masculinas, parecían que discutían algo acerca de que una rueda se había roto…maldita suerte, Dios estaba y al mismo tiempo no estaba de mi lado, no me apetecía que me viesen esta noche con mi armadura de plata resaltando contra la luna y casi vacío de armas…
<< ¡SOCORRO! ¡ESTE HOMBRE ME ESTA TORTURANDO! ¡MATO A MI FAMILIA Y ME QUIERE MATAR A MI! ¡SOCORRO!>>
Estúpido brujo, solo atine a bajarme del caballo negro en el que iba y le di una certera patada en su rostro, dejándolo completamente desmayado, luego de asegurarme de esto, también me asegure de que la cuerda a la cual estaba atada a mi caballo y la otra punta a los pies del pobre infeliz que estaba arrastrando, se viesen firmes y tensas, y eso parecía que estaba bien hecho al menos…hora de acercarse entonces, y subí nuevamente a la silla de montar, silbando en voz baja y mirando a quien sea que hablase delante, hasta que encontré a una muchacha delante y, mientras arqueaba una ceja, intente descifrar ese acento extraño que solo había escuchado en la familia de Rumania, con un dejo de sonar caprichoso y exigente, seguí andando hasta llegar delante de la mujer, y le mire con el ceño fruncido y esperando yo mismo respuestas, acariciando inconscientemente el revólver que se encontraba en su funda, ajustada en el cinturón de mi cintura…solo me quedaban 4 balas de las 6, estaba como casi perdido si había un ataque…
Argus Berthaneon- Inquisidor Clase Alta
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Re: En el camino...
No recibió respuesta a su pregunta, solo un grito que le hizo dar un pequeño salto en su lugar, que había sido eso? Su dama de compañía, su paje, su cochero y hasta ella retrocedieron un poco como esperando ver lo que aparecía.
Lo que apareció frente a ellos fue un caballero… parecía alguien de la orden por la armadura… pero no es que tuviese mucha seguridad con la niebla cubriéndolo todo…entrecerró un poco sus ojos y alcanzo a verle mejor… se veía amenazante alerta y no muy feliz de verles.
-se ah roto la rueda- hablo en francés como si eso lo explicara todo… su mirada se desvió despacio hacia abajo y como por mero instinto y en un segundo sus ojos se abrieron grandemente, que era lo que se veía entre la niebla, era eso…un cadáver? Se llevo las manos a la boca para acallar un grito de sorpresa y esta vez su mirada se dirigió completamente asustada al sujeto frente a ella. Sus ojos azules estaban abiertos de par en par, sorprendentemente grandes y expresivos- quien e s usted?- se aventuro a preguntar mientras sus sirvientes también notaban la forma humana que el caballo parecía arrastrar. Su reacción no fue mas valiente que la de ella. Retrocedieron un poco mas y solo el cochero se adelanto un poco como cubriéndola parcialmente con su cuerpo. Más aun con aquel arranque de valor, klett podía ver la mano frente a el temblando… posiblemente más asustado que ella- Soy Klett Wilhem McLeod, duquesa del McLeod y señora del ducado, le exijo se identifique!- hablo con algo más de seguridad, manteniendo el cuerpo derecho y superando la sorpresa y el miedo. No debía amedrentarse. La familia McLeod no era una familia cobarde y no seria ella quien manchara el nombre de su familia.
Posiblemente el hombre frente a el era un asesino, pero actuar como un ratoncillo asustado no iba a ayudar a salvar su cuello, si es que asi era.
Lo que apareció frente a ellos fue un caballero… parecía alguien de la orden por la armadura… pero no es que tuviese mucha seguridad con la niebla cubriéndolo todo…entrecerró un poco sus ojos y alcanzo a verle mejor… se veía amenazante alerta y no muy feliz de verles.
-se ah roto la rueda- hablo en francés como si eso lo explicara todo… su mirada se desvió despacio hacia abajo y como por mero instinto y en un segundo sus ojos se abrieron grandemente, que era lo que se veía entre la niebla, era eso…un cadáver? Se llevo las manos a la boca para acallar un grito de sorpresa y esta vez su mirada se dirigió completamente asustada al sujeto frente a ella. Sus ojos azules estaban abiertos de par en par, sorprendentemente grandes y expresivos- quien e s usted?- se aventuro a preguntar mientras sus sirvientes también notaban la forma humana que el caballo parecía arrastrar. Su reacción no fue mas valiente que la de ella. Retrocedieron un poco mas y solo el cochero se adelanto un poco como cubriéndola parcialmente con su cuerpo. Más aun con aquel arranque de valor, klett podía ver la mano frente a el temblando… posiblemente más asustado que ella- Soy Klett Wilhem McLeod, duquesa del McLeod y señora del ducado, le exijo se identifique!- hablo con algo más de seguridad, manteniendo el cuerpo derecho y superando la sorpresa y el miedo. No debía amedrentarse. La familia McLeod no era una familia cobarde y no seria ella quien manchara el nombre de su familia.
Posiblemente el hombre frente a el era un asesino, pero actuar como un ratoncillo asustado no iba a ayudar a salvar su cuello, si es que asi era.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
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Re: En el camino...
-¿“duquesa”? ¿Que se supone que hace una duquesa en un lugar como este? ¿Tiene idea de lo que habita en la oscuridad? ¿Qué ha sucedido para quedarse aquí?-. Todas mis preguntas salieron juntas, apremiantes, exigiendo respuestas, me baja del caballo y me acerca al brujo, el cual comenzaba a levantar su cabeza, sabiendo que estaba despertando, y decidí rematar a ese joven con un disparo en la frente, haciendo que el arma suene con eco en la profundidad del bosque, luego voltee, mire a la muchacha, al chofer y a las otras personas, lance un gruñido al aire y me acerque a la carreta para mirarla más detenidamente…
-La rueda está rota si…parece que llevaban mucho equipaje, puedo acompañarles y ofrecerles la seguridad de mi escolta por una suma de unos 2000 francos, digamos 1800 por usted ser una bella dama en apuros y por la valentía que muestra su chofer, además de que creo que podre hacer que la carreta se levante, y poner mi caballo como remplazo de esta…-. Gire y comencé a pasear alrededor de la carreta mirando atento a las demás y sonriendo de costado, como burlándome y pensando en que quizás no respondería las preguntas de la condesa, a menos claro que pagase por las respuestas y yo…simplemente siempre solía tener un precio para todo…-entonces, ¿Por qué la madame delante mío aprecia saber la identificación de su servidor cuando puede no haber identificación y simplemente aceptar la ayuda del mismo? La noche está bastante pesada, y aunque no haya hombres lobo pueden haber muchos vampiros por aquí, las leyendas de ellos abundan…-
Entonces vuelvo a asomarme por detrás del carruaje y me acerco a los caballos, unos muy bellos animales y los acaricio, miro al chofer y a las dos mujeres, a la otra persona que parecía realmente no tener miedo de lo que podría hacer o no, ni siquiera sabía por qué ofrecía mis servicios, no pensaba decirle exactamente la verdad claro, si me insistía entonces si quizás le dijese un falso nombre y me revolcaría de risa luego de hacerlo, pero mi honor era mucho mas así que sin más me freno delante de uno de estos animales, los acaricio y sonriendo miro a la joven que había hablado antes.
-Sir Michelangelo Dagnual, un humilde caballero que fue a buscar un preso que se escapo para recuperar la recompensa, espero que no se sienta asustada por mi presencia joven, intento hacerle un bien a las tierras en las que vivimos-
-La rueda está rota si…parece que llevaban mucho equipaje, puedo acompañarles y ofrecerles la seguridad de mi escolta por una suma de unos 2000 francos, digamos 1800 por usted ser una bella dama en apuros y por la valentía que muestra su chofer, además de que creo que podre hacer que la carreta se levante, y poner mi caballo como remplazo de esta…-. Gire y comencé a pasear alrededor de la carreta mirando atento a las demás y sonriendo de costado, como burlándome y pensando en que quizás no respondería las preguntas de la condesa, a menos claro que pagase por las respuestas y yo…simplemente siempre solía tener un precio para todo…-entonces, ¿Por qué la madame delante mío aprecia saber la identificación de su servidor cuando puede no haber identificación y simplemente aceptar la ayuda del mismo? La noche está bastante pesada, y aunque no haya hombres lobo pueden haber muchos vampiros por aquí, las leyendas de ellos abundan…-
Entonces vuelvo a asomarme por detrás del carruaje y me acerco a los caballos, unos muy bellos animales y los acaricio, miro al chofer y a las dos mujeres, a la otra persona que parecía realmente no tener miedo de lo que podría hacer o no, ni siquiera sabía por qué ofrecía mis servicios, no pensaba decirle exactamente la verdad claro, si me insistía entonces si quizás le dijese un falso nombre y me revolcaría de risa luego de hacerlo, pero mi honor era mucho mas así que sin más me freno delante de uno de estos animales, los acaricio y sonriendo miro a la joven que había hablado antes.
-Sir Michelangelo Dagnual, un humilde caballero que fue a buscar un preso que se escapo para recuperar la recompensa, espero que no se sienta asustada por mi presencia joven, intento hacerle un bien a las tierras en las que vivimos-
Argus Berthaneon- Inquisidor Clase Alta
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Re: En el camino...
Klett cruzo los brazos al pecho, posiblemente el gesto pareció arrogante. Pero simplemente intentaba darse a si misma la sensación de protección. Agradecía a su cochero la preocupación aun a pesar del miedo y se dijo que se alegraba de haber acabado en una situación, así. Normalmente la soledad le consumía, ver algo de preocupación humana por su persona le reconfortaba.
-Disculpe si para mí las leyendas no son más que leyendas, temo mas de los ladrones y asesinos que de supuestos seres que cambian bajo la etérea luz de luna- agradeció que su voz sonara segura y hasta sarcastica, después de ver como había asesinado a aquel sujeto casi sintió que su temple se veía al suelo. Viéndole así no dudaba que las palabras que había escuchado antes de divisar quien se acercaba fueran ciertas. El sujeto que tenia frente a si era un mercenario, por un momento pensó rechazar su ayuda, pero no era ayuda lo que ese sujeto ofrecía, era trabajo y bien pagado… Se debatió entre simplemente negarse… ese sujeto le daba escalofríos… pero finalmente levanto el rostro, sus ojos permanecieron entrecerrados y finalmente las palabras salieron de sus labios.
- te daré los 2000 si en vez de mi equipaje subes a ese hombre y nos llevas a parís- le ofreció haciendo apenas una seña había el cadáver, no creía poder verlo y soportar el impacto… la sola sombra que había alcanzado a distinguir la había dejado helada. Mantener una careta en diversas situaciones era algo que tenia bien ensayado… pero permanecer impasible frente a la muestra de tal acto de barbarie… no creía poder hacerlo- pero antes… necesito una muestra de que podemos confiar en que hará bien su trabajo, no nos hace usted ningún favor señor, nos está ofreciendo un trabajo y yo eh aceptado pagar su precio- hablo con tono duro, seco y decidido. El tono que usaba cuando tenía que hablar con los condes que aunque en menor importancia nobiliaria deseaban menospreciarla por su condición de género. El mismo tono que usaba con la corte, el mismo que su abuelo se había esforzado tanto en sembrar en ella.
No era idiota, aquel sujeto era a simple vista peligroso, ellos eran físicamente inferiores y cuando eso pasaba, solo quedaban las palabras, para ganar algo de respeto. Solo quedaba la fuerza y la solidez del carácter propio.
-Disculpe si para mí las leyendas no son más que leyendas, temo mas de los ladrones y asesinos que de supuestos seres que cambian bajo la etérea luz de luna- agradeció que su voz sonara segura y hasta sarcastica, después de ver como había asesinado a aquel sujeto casi sintió que su temple se veía al suelo. Viéndole así no dudaba que las palabras que había escuchado antes de divisar quien se acercaba fueran ciertas. El sujeto que tenia frente a si era un mercenario, por un momento pensó rechazar su ayuda, pero no era ayuda lo que ese sujeto ofrecía, era trabajo y bien pagado… Se debatió entre simplemente negarse… ese sujeto le daba escalofríos… pero finalmente levanto el rostro, sus ojos permanecieron entrecerrados y finalmente las palabras salieron de sus labios.
- te daré los 2000 si en vez de mi equipaje subes a ese hombre y nos llevas a parís- le ofreció haciendo apenas una seña había el cadáver, no creía poder verlo y soportar el impacto… la sola sombra que había alcanzado a distinguir la había dejado helada. Mantener una careta en diversas situaciones era algo que tenia bien ensayado… pero permanecer impasible frente a la muestra de tal acto de barbarie… no creía poder hacerlo- pero antes… necesito una muestra de que podemos confiar en que hará bien su trabajo, no nos hace usted ningún favor señor, nos está ofreciendo un trabajo y yo eh aceptado pagar su precio- hablo con tono duro, seco y decidido. El tono que usaba cuando tenía que hablar con los condes que aunque en menor importancia nobiliaria deseaban menospreciarla por su condición de género. El mismo tono que usaba con la corte, el mismo que su abuelo se había esforzado tanto en sembrar en ella.
No era idiota, aquel sujeto era a simple vista peligroso, ellos eran físicamente inferiores y cuando eso pasaba, solo quedaban las palabras, para ganar algo de respeto. Solo quedaba la fuerza y la solidez del carácter propio.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
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Re: En el camino...
-¿Subir este asqueroso cadáver a la carreta? Oh créame señorita, en mi vida he escuchado cosas incoherentes, tontas, absurdas y estúpidas, pero nunca como la suya, usted págueme lo que le pedí, ¿bien? Y el cadáver este será calcinado ahora mismo antes de que…-. Iba a decir “despierte”, pero para que quedar en evidencia, solamente estaba haciéndome pasar por algún sheriff o comisario de pueblo u otro sitio alejado, pero no por el cura que solía ser siempre disimulando o aparentando, pase la mano por mi barba y la afile un poco más, observe que el cadáver aun, muy levemente, respiraba, y si seguía dejándolo mucho rato se levantaría con un humor de asesinar a todos allí presentes, una bala de plata no les hacía mucho a esos brujos asquerosos…
-Tú, el gordo, ayúdame a buscar leña verde -. Lleve la mano a mi boca y silbe con fuerza, entrecerré entonces los ojos y observe que Sirrio llegaba corriendo, y sobre su cabeza llevaba dos ojos dibujados con pintura de color blanco y en el centro el dorado de una cruz, mi viejo amigo mueve su cola contento de que este entero y le señalo al chofer, el entiende perfectamente y se pone a su lado, sentado, el perro le llegaba a la cadera con la cruz, asi que estaría bien protegido el acompañante de la dama, luego levanto la mano y señalo a la muchacha que hablo y a la otra mujer. –Usted señorita, deberá esperar dentro por favor-.
Entonces comencé la exhaustiva tarea de meterme en el bosque, de noche, y buscar la madera que necesitaba, obviamente fue más fácil arrancarla de los arboles que estaban parados, y escuchaba como el otro tipo también rompía ramas para ayudarme, pero cuando me había alejado de la muchacha, sinceramente me importo poco si se había metido o no dentro del coche; Fue cuando escuche un quejido y un jadeo, luego un grito y algo que se arrastraba, no crei que fuese el tipo que conducía la carreta por que podía oír que Sirrio le distraía con sus ladridos y gruñidos, pero si la dama del coche no se había metido…corría peligro…
Y vuelvo a escuchar esos jadeos, unos gemidos de dolor y otro grito, gárgaras…silencio, ¿Qué sucedió? Realmente no podía entenderlo, pero…pero…
¡Las mujeres! …
Fue cuando mire el revólver y vi que solo quedaban cinco balas de las seis, ya había gastado una, esto me pasaba por entretenerme hablando de mas, negocios, dinero…dinero, el asqueroso dinero, esperaba que Dios perdonase mi pecado de la avaricia, porque de lo contrario debería de fustigarme cuando termine el trabajo; Y saco entonces también la espada de plata, ¿plata? No le haría mucho daño, pero quizás si pudiese quedar mal herido y lo suficientemente inmóvil como para quemarle en la hoguera verde…
-¿Señoritas?-Comente mientras comenzaba a acercarme, pero solo había silencio en el bosque oscuro, salvo por los ladridos de Sirrio…
Rayos, ¿Por qué tanto silencio? Me estaba molestando la falta de sonidos, y dudaba que la vejez me haya dejado sordo, pero esto no era por la vejez, era por algo mas, estaba totalmente seguro de eso…
-Tú, el gordo, ayúdame a buscar leña verde -. Lleve la mano a mi boca y silbe con fuerza, entrecerré entonces los ojos y observe que Sirrio llegaba corriendo, y sobre su cabeza llevaba dos ojos dibujados con pintura de color blanco y en el centro el dorado de una cruz, mi viejo amigo mueve su cola contento de que este entero y le señalo al chofer, el entiende perfectamente y se pone a su lado, sentado, el perro le llegaba a la cadera con la cruz, asi que estaría bien protegido el acompañante de la dama, luego levanto la mano y señalo a la muchacha que hablo y a la otra mujer. –Usted señorita, deberá esperar dentro por favor-.
Entonces comencé la exhaustiva tarea de meterme en el bosque, de noche, y buscar la madera que necesitaba, obviamente fue más fácil arrancarla de los arboles que estaban parados, y escuchaba como el otro tipo también rompía ramas para ayudarme, pero cuando me había alejado de la muchacha, sinceramente me importo poco si se había metido o no dentro del coche; Fue cuando escuche un quejido y un jadeo, luego un grito y algo que se arrastraba, no crei que fuese el tipo que conducía la carreta por que podía oír que Sirrio le distraía con sus ladridos y gruñidos, pero si la dama del coche no se había metido…corría peligro…
Y vuelvo a escuchar esos jadeos, unos gemidos de dolor y otro grito, gárgaras…silencio, ¿Qué sucedió? Realmente no podía entenderlo, pero…pero…
¡Las mujeres! …
Fue cuando mire el revólver y vi que solo quedaban cinco balas de las seis, ya había gastado una, esto me pasaba por entretenerme hablando de mas, negocios, dinero…dinero, el asqueroso dinero, esperaba que Dios perdonase mi pecado de la avaricia, porque de lo contrario debería de fustigarme cuando termine el trabajo; Y saco entonces también la espada de plata, ¿plata? No le haría mucho daño, pero quizás si pudiese quedar mal herido y lo suficientemente inmóvil como para quemarle en la hoguera verde…
-¿Señoritas?-Comente mientras comenzaba a acercarme, pero solo había silencio en el bosque oscuro, salvo por los ladridos de Sirrio…
Rayos, ¿Por qué tanto silencio? Me estaba molestando la falta de sonidos, y dudaba que la vejez me haya dejado sordo, pero esto no era por la vejez, era por algo mas, estaba totalmente seguro de eso…
Argus Berthaneon- Inquisidor Clase Alta
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Re: En el camino...
Nego suavemente al verle marcharse, ese hombre le había pedido dinero a cambio de su guardia mas sin embargo se creía con el derecho de dispones de sus sirvientes como si fuesen propios.
De reojo vio el cadáver que se encontraba en el suelo y un gesto de dolor se reflejo en su rostro... pobre hombre... su muerte había sido horrible. Se llevo una mano a los labios solo de pensar en el dolor de perder las manos... ella había sufrido durante semanas los ardores de las quemaduras y no habia sido bonito... Sin saber por que y aun a pesar de los malos recuerdos que le traían se acerco un poco al cadaver... deseaba darle al menos santa sepultura. Pero aquel sujeto se había largado antes de que pudiese decirle nada.
Levanto la mirada al bosque, que era lo que pretendía hacer? Quemar el cadáver? Ahora que lo pensaba... había mencionado leña verde... osea que aquel sujeto había sido un brujo... había terminado asi por eso... sonrió con amargura. Que pensaría la sociedad si supiesen de su habilidad para controlar insectos? Seguramente le techarían de maligno y de practicante de las artes del demonio...
Su vista estaba perdida en los arboles cuando un quejido llego a sus oídos... aquel hombre aun estaba vivo!... y viendo el estado en el que estaba casi deseo que estuviese muerto... Debía estar sufriendo horrores. Lo observo y sus ojos se encontraron con los ajenos...estaba molesto... estaba enloquecido por el dolor y muy a pesar de la lastima que le causaba no era estúpida. Dio varios pasos hacia atrás viendo a sus sirvientes- corran- ordeno pero esos no lo hicieron sin antes jalarla con ellos. Estaban asustados, para ellos, aquel era un cadáver que se había levantado de l muerte, un demonio...
Klett intento seguirlos el paso pero pronto recordó el por que casi no caminaba...las piernas comenzaron a molestarle y pronto no pudo correr como los demás... el brujo les seguía y klett se planteo seriamente atacarle...
“señoritas?” escucho a no mucha distancia, no les había dado tiempo de alejarse mucho.
- Aqui!- grito con aire autoritario cuando noto que las piernas no le dejarían avanzar mas...
De reojo vio el cadáver que se encontraba en el suelo y un gesto de dolor se reflejo en su rostro... pobre hombre... su muerte había sido horrible. Se llevo una mano a los labios solo de pensar en el dolor de perder las manos... ella había sufrido durante semanas los ardores de las quemaduras y no habia sido bonito... Sin saber por que y aun a pesar de los malos recuerdos que le traían se acerco un poco al cadaver... deseaba darle al menos santa sepultura. Pero aquel sujeto se había largado antes de que pudiese decirle nada.
Levanto la mirada al bosque, que era lo que pretendía hacer? Quemar el cadáver? Ahora que lo pensaba... había mencionado leña verde... osea que aquel sujeto había sido un brujo... había terminado asi por eso... sonrió con amargura. Que pensaría la sociedad si supiesen de su habilidad para controlar insectos? Seguramente le techarían de maligno y de practicante de las artes del demonio...
Su vista estaba perdida en los arboles cuando un quejido llego a sus oídos... aquel hombre aun estaba vivo!... y viendo el estado en el que estaba casi deseo que estuviese muerto... Debía estar sufriendo horrores. Lo observo y sus ojos se encontraron con los ajenos...estaba molesto... estaba enloquecido por el dolor y muy a pesar de la lastima que le causaba no era estúpida. Dio varios pasos hacia atrás viendo a sus sirvientes- corran- ordeno pero esos no lo hicieron sin antes jalarla con ellos. Estaban asustados, para ellos, aquel era un cadáver que se había levantado de l muerte, un demonio...
Klett intento seguirlos el paso pero pronto recordó el por que casi no caminaba...las piernas comenzaron a molestarle y pronto no pudo correr como los demás... el brujo les seguía y klett se planteo seriamente atacarle...
“señoritas?” escucho a no mucha distancia, no les había dado tiempo de alejarse mucho.
- Aqui!- grito con aire autoritario cuando noto que las piernas no le dejarían avanzar mas...
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 28/03/2011
Localización : Ducado McLeod, Inglaterra.
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Re: En el camino...
-¡Vaya! De haber sabido Galadriel que volverías tan rápido de tu muerte, me abría tomado la molestia de aplastarte la cabeza…-.
Me acerque lentamente hacia aquel cadáver manco y deformado por el dolor de las heridas, y en cuanto este se dio la media vuelta y me miro, y yo lo vi, sentí lo que pocas veces en todos mis años de cazador había sentido, y eran esos escalofríos helados ante la perturbadora imagen de un cadáver reanimado como el que tenía delante de mis ojos…
Era tan horrible…daba miedo verlo, con sus enrojecidos ojos inyectados en sangre y llorando el mismo contenido del liquido vital por sus cuencas hundidas, parecía como si fuese un cadáver podrido hacía muchos años, pero no…lo había matado hacia unos minutos, bueno “matado”, pero no era así realmente…había vivido a la plata en su cerebro y parecía que su castigo por mano de dios había sido una putrefacción rápida en apenas minutos o segundos, ya que cada paso que daba hacia la luz de una antorcha del carruaje podía observar claramente como su piel se había tornado del color del cemento seco y su cabello rubio se había tenido de verde en algunos sitios, así como sus carnosos labios que otrora fueran rojos y carnosos ahora simplemente no existían, habían desaparecido y mostraban sus pocos y ennegrecidos dientes…
Y se arrastraba en mi dirección, con su mano en aire y mirándome con odio, tanto odio que lo sentía en la piel…me daba tantos escalofríos, que no encontraba la manera de pensar rápido, ¿Qué hacia? Le disparaba…bueno, eso fue lo primero que hice, dispararle a la cabeza dos veces en cuanto lo tuve cerca, pero el simplemente grito y su putrefacta boca salieron insectos y pestilencia podrida que me hizo marear y perder el equilibrio…facilitando el bajar mi guardia y recibir a la altura de mi estomago un golpe propinado por el muñón que tenia donde antes hubo una mano y el sentir como una costilla mía se quebraba bajo su contacto; Para tener mis buenos cuarenta y cinco años, salir volando de esa manera por el golpe anti natural de aquella aberración había sido demasiado, y sobre todo caer y rodar y abrirme la frente, ¿y mi perro? ¿Dónde diablos estaba Sirro? Cierto, ese tonto perro…
<<Te matare Berthaneon>>
Su voz, incluso su voz era aterradora, lleve a mi boca la mano con la que no me tomaba por el costado y silbe lo más fuerte que pude, aunque luego sentí otra fuerte patada y vi como el bosque se movía a mi alrededor, para luego caer como un saco de papas, y llamar nuevamente a Sirrio esta vez si me costó demasiado, aunque lo hice, y el ladrido de mi fiel amigo, aquel perro negro y enorme como un jabalí se acerco a toda velocidad, tomando al cadáver por el cuello y llevándoselo lejos; Mientras veía como Sirrio y el muerto reanimado luchaban, me levante de forma pesada, estaba algo herido, si, pero seguía vivo después de todo, y apoyándome sobre mi espada, comienzo a acercarme hacia la mujer que aun estaba en el suelo, sus acompañantes ya no se veían por ningún sitio…
-Señorita, sus florines quedaran a deuda, mándelos con dirección al Vaticano y con la nota que deben de ser enviados al Pater Berthaneon…- Me agache pata toser por el dolor que sentía en mi cuerpo y vi la sangre teñir la tierra, un sonido metálico y los chillidos llegaron a mis oídos…Sirrio… -Llévese mi caballo, el sabe dónde ir, así que…no se preocupe señorita, un gusto haberle salvado-
Una sonrisa salvaje y maniática asomo por mi rostro, mientras me dejaba caer sentándome contra la rueda del carruaje y miraba en dirección por donde venían los ruidos, respire hondo varias veces y cerré los ojos, intentando frenar el dolor de las heridas causadas solo con concentrarme en que ya no había dolor…pero si lo había.
Me acerque lentamente hacia aquel cadáver manco y deformado por el dolor de las heridas, y en cuanto este se dio la media vuelta y me miro, y yo lo vi, sentí lo que pocas veces en todos mis años de cazador había sentido, y eran esos escalofríos helados ante la perturbadora imagen de un cadáver reanimado como el que tenía delante de mis ojos…
Era tan horrible…daba miedo verlo, con sus enrojecidos ojos inyectados en sangre y llorando el mismo contenido del liquido vital por sus cuencas hundidas, parecía como si fuese un cadáver podrido hacía muchos años, pero no…lo había matado hacia unos minutos, bueno “matado”, pero no era así realmente…había vivido a la plata en su cerebro y parecía que su castigo por mano de dios había sido una putrefacción rápida en apenas minutos o segundos, ya que cada paso que daba hacia la luz de una antorcha del carruaje podía observar claramente como su piel se había tornado del color del cemento seco y su cabello rubio se había tenido de verde en algunos sitios, así como sus carnosos labios que otrora fueran rojos y carnosos ahora simplemente no existían, habían desaparecido y mostraban sus pocos y ennegrecidos dientes…
Y se arrastraba en mi dirección, con su mano en aire y mirándome con odio, tanto odio que lo sentía en la piel…me daba tantos escalofríos, que no encontraba la manera de pensar rápido, ¿Qué hacia? Le disparaba…bueno, eso fue lo primero que hice, dispararle a la cabeza dos veces en cuanto lo tuve cerca, pero el simplemente grito y su putrefacta boca salieron insectos y pestilencia podrida que me hizo marear y perder el equilibrio…facilitando el bajar mi guardia y recibir a la altura de mi estomago un golpe propinado por el muñón que tenia donde antes hubo una mano y el sentir como una costilla mía se quebraba bajo su contacto; Para tener mis buenos cuarenta y cinco años, salir volando de esa manera por el golpe anti natural de aquella aberración había sido demasiado, y sobre todo caer y rodar y abrirme la frente, ¿y mi perro? ¿Dónde diablos estaba Sirro? Cierto, ese tonto perro…
<<Te matare Berthaneon>>
Su voz, incluso su voz era aterradora, lleve a mi boca la mano con la que no me tomaba por el costado y silbe lo más fuerte que pude, aunque luego sentí otra fuerte patada y vi como el bosque se movía a mi alrededor, para luego caer como un saco de papas, y llamar nuevamente a Sirrio esta vez si me costó demasiado, aunque lo hice, y el ladrido de mi fiel amigo, aquel perro negro y enorme como un jabalí se acerco a toda velocidad, tomando al cadáver por el cuello y llevándoselo lejos; Mientras veía como Sirrio y el muerto reanimado luchaban, me levante de forma pesada, estaba algo herido, si, pero seguía vivo después de todo, y apoyándome sobre mi espada, comienzo a acercarme hacia la mujer que aun estaba en el suelo, sus acompañantes ya no se veían por ningún sitio…
-Señorita, sus florines quedaran a deuda, mándelos con dirección al Vaticano y con la nota que deben de ser enviados al Pater Berthaneon…- Me agache pata toser por el dolor que sentía en mi cuerpo y vi la sangre teñir la tierra, un sonido metálico y los chillidos llegaron a mis oídos…Sirrio… -Llévese mi caballo, el sabe dónde ir, así que…no se preocupe señorita, un gusto haberle salvado-
Una sonrisa salvaje y maniática asomo por mi rostro, mientras me dejaba caer sentándome contra la rueda del carruaje y miraba en dirección por donde venían los ruidos, respire hondo varias veces y cerré los ojos, intentando frenar el dolor de las heridas causadas solo con concentrarme en que ya no había dolor…pero si lo había.
Argus Berthaneon- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/06/2011
Edad : 34
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Re: En el camino...
Como si alguien pidiese marcharse después de semejante situación… se agacho a su lado y frunció el ceño- le contrate para que me escoltara no para que me vuelva a dejar tirada aquí mismo recuerda?- hablo intentando ver sus heridas- no soy ni de cerca conocedora pero esas heridas que no se ven nada bien.
Grito para que sus sirvientes regresaran, estos tardaron en venir, desconfiados de si era ella quien les llamaba o si seria aquel ser que parecía tener incluso la capacidad de volver de la muerte. Para cuando volvieron el amanecer se aproximaba. Soltaron los caballos y se las arreglaron para viajar llevándose solo lo mas indispensable abandonando el carruaje. Al llegar a parís dejaron a argus en un hospital pues klett estaba segura que lo ultimo que aquel hombre desearía seria verlos. No envió el dinero como se lo dijo, si no que se lo dejo junto a una nota.
“mi agradecimiento, es para usted. No para la iglesia, que hacer con el es decisión suya”
Fue todo cuanto hizo antes de buscar un lugar donde quedarse y ropas que vestir pues a excepción del dinero, todo había sido dejado en el carro… y ni el mas inocente tendría la esperanza de recuperarlo.
Grito para que sus sirvientes regresaran, estos tardaron en venir, desconfiados de si era ella quien les llamaba o si seria aquel ser que parecía tener incluso la capacidad de volver de la muerte. Para cuando volvieron el amanecer se aproximaba. Soltaron los caballos y se las arreglaron para viajar llevándose solo lo mas indispensable abandonando el carruaje. Al llegar a parís dejaron a argus en un hospital pues klett estaba segura que lo ultimo que aquel hombre desearía seria verlos. No envió el dinero como se lo dijo, si no que se lo dejo junto a una nota.
“mi agradecimiento, es para usted. No para la iglesia, que hacer con el es decisión suya”
Fue todo cuanto hizo antes de buscar un lugar donde quedarse y ropas que vestir pues a excepción del dinero, todo había sido dejado en el carro… y ni el mas inocente tendría la esperanza de recuperarlo.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
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Fecha de inscripción : 28/03/2011
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Re: En el camino...
CERRADO
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
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Fecha de inscripción : 28/03/2011
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