Makoto Inoue

-De cabello negro, ojos cafés y piel morena. Al verlo se relaciona inmediatamente con un indígena de algún pueblo. Hasta que el explica su origen es cuando salen de dudas, aunque no se los dice a muchos.
-Suele sonreír mucho, aunque sea hipócrita. Cuando tiene un nuevo objetivo, su cara se vuelve fría y rígida.
-Lleva un tatuaje del ave fénix en su brazo derecho. El ave lo abraza con sus alas
-Suele colocarse pendiente en las orejas, caracteristicos de los aztecas.
-Viste conforme a su clase social, pero cuando viaja suele andar en harapos
-Comúnmente lleva su cabello algo largo y con ciertos cambios de clima se puede llegar a enchinar

Sigue al pie de la letra su propia filosofía de que el fin justifica los medios. Se le ha considerado despiadado por esta actitud, porque no se detiene por nada si lo que quiere esta frente a él.
Se considera a sí mismo seguidor del Bushido (código del guerrero) pero lo sigue a su gusto y a su propia forma de verlo.
Es cortes con las personas pero cruel con los considera sus enemigos. Aprendió, a lo largo de los años, a considerar su condición para usarla como un arma y no una carga, sin embargo, los primeros años sufría de arrepentimiento y dolor, que suelen volver en forma de pesadillas que no le permiten dormir. Su arrepentimiento por el asesinado de su esposa lo atormenta a veces. Tormento que usa de conbustible para seguir viviendo.
Habiendo vivido en varias culturas, no tiene un religión fija, pero lleva varios objetos de creencia japonesa y azteca.

Tenochtitlán era prospera y bella. Una ciudad en medio de un lago, con jardines flotando en el agua y con guerreros fuertes dispuesto a dar la vida por si ciudad y muchos lo hicieron.

XóloltlCoyotl (Coyote de fuego) combatió durante la invasión española. Luchó al lado de los tres últimos emperadores aztecas y logró matar a varios soldados enemigos, pero al final, igual que todos, perdió.
Fue esclavizado por los invasores. Así, vivió una vida miserable durante una buena temporada hasta que conoció a Xochitl, a la que hizo su esposa bajo las leyes aztecas, a escondidas de los grotescos españoles. Aunque eran ambos esclavos, fueron felices. Hasta que una noche de luna llena, Xóloltl fue atacado por una monstruosidad de cabello rubios, mordiéndolo y dejándolo gravemente herido. Se recupero de las heridas, pero a la siguiente luna llena, continuó la pesadilla.

Bajo la luz de la noche Xóloltl se transformo en un hombre lobo y, según supone, masacro a todo el que vio. Las pesadillas aun lo invaden durante la noche, puede verse a sí mismo matando a su propio pueblo y a su esposa, lo cierto es que no recuerda un sólo segundo de esa noche, esas pesadillas son pura imaginación.
Al siguiente día despertó desnudo. Huyo hacia las colonias vecinas y se encontró con Akiki, un hombre ciego proveniente de Egipto, al verle, este sonrío y le hizo beber un agua de color morado, el licántropo perdió el conocimiento. El anciano, dispuesto a usar a quien quiera como una excusa para recordar las costumbres de su pueblo perdido, le marco el brazo con un tatuaje del ave fénix abrazándole con sus alas y, dormido en un sueño que el mismo desconocía, fue envuelto en vendajes, los mismos usados para la momificación, y metido a un sarcófago, encadenándolo para evitar que saliera. Con la falta de aire y alimento, el cuerpo de Xóloltl entro a un estado de hibernación durante años.

El sarcófago fue robado por piratas japoneses que ,al ver a un hombre en vendas, creyeron que era una broma y lo arrojaron al mar, donde se despertó, débil y con hambre. Entro en estado bestial y cazo peses con sus manos durante horas, alimentándose todo animal que viera, hasta que llego a la orilla y se desmayo.

Un anciano de clase baja lo miraba cuando abrió los ojos en su pequeña cabaña. El anciano, un antiguo samurái y herrero, lo había visto en la arena y decidió salvarlo en lugar de dejarlo morir ahí. El joven trato de decirle que huyera, que él no era de confianza, pero el humilde pescador no pude entenderle por, obviamente, el náhuatl no es entendible por el japonés, así que no le quedo más remedio que quedarse con él. El licántropo huía cada noche de luna llena para no herir al anciano, aunque nunca ha sabido a cuantos más mato esas noches por querer salvar una vida.

Con el paso de los años, XóloltlCoyotl aprendió japonés y cambio su nombre a Makoto tomando el apellido del pescador, Inoue. Le explico al anciano su estado, y este lo siguió recibiendo, enseñándole más que un idioma, el camino del guerrero, del que Makoto, decidió tomar sólo algunas ideas.

Shakku Inoue, como se llamaba el anciano, en su lecho de muerte le entrego una espada a Makoto. Esta, le dijo, había sido diseñada exclusivamente para él, llevando en el mango lo que parecía el dios Quetzalcóatl y el resto de la serpiente emplumando gravada en su hoja. Era más especial que el resto, pues según el samurái había sido forjada con “magia”. Makoto salió de la cabaña esa noche y nunca regreso.

Se presento ante el Shogunato Tokugawa como un samurái, pero estos lo rechazaron por su raza diferente, transformandose así en un Ronin (vagabundo) que pasaba de pueblo en pueblo haciendo trabajos para las personas, salvándolas de los peligros y defendiéndolas de las injusticias. Juro seguir el Bushido, código samurái, hasta el final, lo cierto era que lo seguía, y todavía sigue, hasta donde le place el momento.

Al conseguir los recursos necesarios, asalto un barco pirata y huyo al Nuevo Mundo. Ahí vio su antiguo hogar devastado, aplastado por la autoridad de los gachupines, la tristeza lo invadió, no sin antes escuchar rumores de futura rebelión, lo que lo hizo sonreír al regreso a Japon.

Decidió moverse de país en país, haciendo viajes que duraron años, dándose cuenta así que su edad no avanzaba, incluso para in licántropo, pues el estado de momificación que había aplicado el egipcio en él, le causo una mutación, haciendo que su edad avanzara aun con menor velocidad para su especie.
Se decidió por quedarse en París una temporada y como es un nómada que no piensa quedarse mucho tiempo busco a sus similares en ese aspecto…los gitanos.

Al llegar a la ciudad, se dio cuenta de las múltiples criaturas de la noche que viven en ella, por su propia decisión, ve a los cazadores como la amenaza principal. Ahora se considera un cazador de cazadores, despiadado en sus métodos y siguiendo “El fin justifica los medios”, así considerándose un mercenario.