AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cuando el destino habla [Eleonor Hwang]
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Cuando el destino habla [Eleonor Hwang]
Lo cierto es que no había visitado el burdel desde que vi a esa pelirroja de ojos Esmeralda, Mircalla.
Me estaba esforzando por mantenerme lejos de este lugar de vicios, de lujuria y de oscuridad. Aquí es casi tangible todos esos sentimientos negativos, desde la codicia hasta el crimen, parece caminar en dos patas de un lado a otro, es estresante y horrendo. Me hace cuestionar el por que tener que volver aquí.
Esta mañana comenzó como muchas de mi vida, con un subido movimiento al abrir los ojos y un rápido movimiento para tomar el pincel y comenzar a cruzar colores sobre el lienzo en blanco, que siempre hay uno al lado de mi cama. Trace una mujer oriental con un vestido dorado de alta sociedad, llevando un abanico en su mano cubriendo sus labios y mirando con romance hacia mí. La pintura continuo, junto a la chica, pegada a su espalda, se encontraba ella misma, vestida exóticamente con medias y ligero, corsé y colores rosas y negro, sin duda una cortesana.-Una mujer con doble vida-pensé sonriendo- ¿Qué tiene que ver conmigo? No es que no me interese es sumamente bella, pero no parece tener nada de malo. Ya soy de clase alta, en nada me afecta disfrutar de esa vida de vez en cuando-suspire y me prepare para mi día.
Al caer la noche, me cambia a un atuendo más elegante, con saco negro y camisa blanca, una corbata discreta y una sonrisa, como siempre. En el camino, antes de que el sol se ocultara, entre la multitud vi a la mujer de mi premonición, vestida elegantemente y sonreí al pensar que en la noche me encontraría con su otra personalidad.
Así que aquí estoy, pasando entre la multitud de hombres horrendos, acariciando pieles finas que al sentir su tacto, las chicas tiene que sonreír coquetamente, aunque mueran de asco por dentro. Algunas mujeres, no quisiera pensar que las mas atractivas, me miran pasar y se susurran entre ellas, cuando dirijo mi mirada recibo guiños y coqueteos, pero decido ignorar el caso, ya tengo mi objetivo definido.
-¿Dónde estarás?-digo en susurro deteniéndome al fin, recargándome en la barra y tomando una de las bebidas que me ofrece el cantinero-gracias-le comento y bebo lentamente.
Suspiro y siento de golpe la entrada a otro premonición, rara vez me suceden al estar despierto y esta parece más un golpe en el estomago que una visión del futuro. Ahora veo a la muchacha humillada, llorando y triste, luego me veo a mi mismo consolándola y sonriéndole, caminando a su lado por la calle-Esta vez estoy confundido, bastante]-pienso después de regresar a la realidad.
A la distencia visualiso a la joven y sonrio.
Me estaba esforzando por mantenerme lejos de este lugar de vicios, de lujuria y de oscuridad. Aquí es casi tangible todos esos sentimientos negativos, desde la codicia hasta el crimen, parece caminar en dos patas de un lado a otro, es estresante y horrendo. Me hace cuestionar el por que tener que volver aquí.
Esta mañana comenzó como muchas de mi vida, con un subido movimiento al abrir los ojos y un rápido movimiento para tomar el pincel y comenzar a cruzar colores sobre el lienzo en blanco, que siempre hay uno al lado de mi cama. Trace una mujer oriental con un vestido dorado de alta sociedad, llevando un abanico en su mano cubriendo sus labios y mirando con romance hacia mí. La pintura continuo, junto a la chica, pegada a su espalda, se encontraba ella misma, vestida exóticamente con medias y ligero, corsé y colores rosas y negro, sin duda una cortesana.-Una mujer con doble vida-pensé sonriendo- ¿Qué tiene que ver conmigo? No es que no me interese es sumamente bella, pero no parece tener nada de malo. Ya soy de clase alta, en nada me afecta disfrutar de esa vida de vez en cuando-suspire y me prepare para mi día.
Al caer la noche, me cambia a un atuendo más elegante, con saco negro y camisa blanca, una corbata discreta y una sonrisa, como siempre. En el camino, antes de que el sol se ocultara, entre la multitud vi a la mujer de mi premonición, vestida elegantemente y sonreí al pensar que en la noche me encontraría con su otra personalidad.
Así que aquí estoy, pasando entre la multitud de hombres horrendos, acariciando pieles finas que al sentir su tacto, las chicas tiene que sonreír coquetamente, aunque mueran de asco por dentro. Algunas mujeres, no quisiera pensar que las mas atractivas, me miran pasar y se susurran entre ellas, cuando dirijo mi mirada recibo guiños y coqueteos, pero decido ignorar el caso, ya tengo mi objetivo definido.
-¿Dónde estarás?-digo en susurro deteniéndome al fin, recargándome en la barra y tomando una de las bebidas que me ofrece el cantinero-gracias-le comento y bebo lentamente.
Suspiro y siento de golpe la entrada a otro premonición, rara vez me suceden al estar despierto y esta parece más un golpe en el estomago que una visión del futuro. Ahora veo a la muchacha humillada, llorando y triste, luego me veo a mi mismo consolándola y sonriéndole, caminando a su lado por la calle-Esta vez estoy confundido, bastante]-pienso después de regresar a la realidad.
A la distencia visualiso a la joven y sonrio.
Invitado- Invitado
Re: Cuando el destino habla [Eleonor Hwang]
Estaba a punto de terminar el día, cuando me percaté de que me faltaba algo de maquillaje. No solía hacerlo habitualmente, pero sentía que hoy debía arreglarme más de lo debido, quizás llegue un buen cliente, aunque últimamente no eh deseado a atender a muchos.
Retoque un poco mi maquillaje, mirándome en un espejo muy delicado, sentada a un lado de donde podría llamarse vestidor, no era muy cómodo, pero tenía la fortuna de tener un lugar donde no tendría que fingir, como muchas.
Arregle suavemente mi cabello, soltándolo con delicadeza, adornando mis hombros desnudos con este. Sonreí falsamente al verme de aquella forma.
- Quien pensaría que de día eres alguien completamente distinta – susurré mientras tomaba el perfume que solía usar, para rociarlo sobre mi cuello.
Me levanté delicadamente de mi asiento, sonriendo una última vez para el espejo, pareciendo ahora más convincente, para luego salir de aquel lugar, y llegar a la barra, mirando a mí alrededor si habría alguien interesante, hasta que escuche hablar a dos cortesanas que estaban a mi lado. Comentaban sobre un hombre, muy apuesto y de clase, lo que llamo mi atención, acercándome un poco a ellas, solo para escuchar mejor su conversación.
- Es el que esta allá – comentó una indicando hacia el otro extremo de la barra. Inconscientemente, lleve mi vista, posándola sobre aquel hombre, quien me miraba fijamente con una leve sonrisa. Por primera vez, desde que tengo memoria, sentí un gran nerviosismo por todo mi cuerpo, producido ni nada más ni nada menos que por aquel hombre.
Me gire suavemente, pidiendo una copa de vino, mientras esperaba que mi corazón dejara de latir tan rápido, de vez en cuando mirándole de reojo. Tome aquella copa, y como siempre, moje solo mis labios, aparentando que bebía, para luego tomar el valor necesario y acercarme a él. Camine lentamente a su dirección, sintiendo como de a poco mi nerviosismo desaparecía, y sacaba mi lado más frío. Podría estar muriendo por dentro, pero ya no me daba cuenta de eso, cuando interactuaba con las demás personas, era inevitable no ser fría y algo distante, sobre todo en mi…trabajo.
- Buenas noches - dije con aquella sonrisa que había ensayado hace un rato atrás – ¿Le molesta que le haga compañía? – pregunte sin esperar respuesta, sentándome a su lado. No sabía porque, pero no podía dejar de mirarle a los ojos, tratando de que estos me dijesen mas sobre aquel misterioso hombre que había llamado mi atención.
Retoque un poco mi maquillaje, mirándome en un espejo muy delicado, sentada a un lado de donde podría llamarse vestidor, no era muy cómodo, pero tenía la fortuna de tener un lugar donde no tendría que fingir, como muchas.
Arregle suavemente mi cabello, soltándolo con delicadeza, adornando mis hombros desnudos con este. Sonreí falsamente al verme de aquella forma.
- Quien pensaría que de día eres alguien completamente distinta – susurré mientras tomaba el perfume que solía usar, para rociarlo sobre mi cuello.
Me levanté delicadamente de mi asiento, sonriendo una última vez para el espejo, pareciendo ahora más convincente, para luego salir de aquel lugar, y llegar a la barra, mirando a mí alrededor si habría alguien interesante, hasta que escuche hablar a dos cortesanas que estaban a mi lado. Comentaban sobre un hombre, muy apuesto y de clase, lo que llamo mi atención, acercándome un poco a ellas, solo para escuchar mejor su conversación.
- Es el que esta allá – comentó una indicando hacia el otro extremo de la barra. Inconscientemente, lleve mi vista, posándola sobre aquel hombre, quien me miraba fijamente con una leve sonrisa. Por primera vez, desde que tengo memoria, sentí un gran nerviosismo por todo mi cuerpo, producido ni nada más ni nada menos que por aquel hombre.
Me gire suavemente, pidiendo una copa de vino, mientras esperaba que mi corazón dejara de latir tan rápido, de vez en cuando mirándole de reojo. Tome aquella copa, y como siempre, moje solo mis labios, aparentando que bebía, para luego tomar el valor necesario y acercarme a él. Camine lentamente a su dirección, sintiendo como de a poco mi nerviosismo desaparecía, y sacaba mi lado más frío. Podría estar muriendo por dentro, pero ya no me daba cuenta de eso, cuando interactuaba con las demás personas, era inevitable no ser fría y algo distante, sobre todo en mi…trabajo.
- Buenas noches - dije con aquella sonrisa que había ensayado hace un rato atrás – ¿Le molesta que le haga compañía? – pregunte sin esperar respuesta, sentándome a su lado. No sabía porque, pero no podía dejar de mirarle a los ojos, tratando de que estos me dijesen mas sobre aquel misterioso hombre que había llamado mi atención.
Eleonor Hwang- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 03/07/2011
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Re: Cuando el destino habla [Eleonor Hwang]
Actitud fría, confiada de que no puedo saber que guarda bajo esa mirada de falsa indiferencia. Si supiera que puedo sentir sus emociones y veo su nerviosismo con una facilidad exquisita. Parece como si fuera una novata en el burdel, pero se nota que no lo es, lleva experiencia y lo se por que lo vi en mi premonición. El hecho de que aun se ponga nerviosa se me hace tierno o tal vez yo creo ese efecto, aunque lo creo poco probable, esta señorita no parece tener poderes para darse cuenta que yo los tengo y que veo a través de su fachada con una gran facilidad.
-Es un gusto que una dama tan hermosa me acompañe esta noche-le contesto en su mismo tono de confianza, rayando en la prepotencia-Podría corregirme a mi mismo y decir que es un halago.
Me acerco a ella sonriendo y me inclino hacia su cuello, respiro su aroma unos segundos y luego soplo suavemente hacia su cabello.
-Su aroma es exquisito, señorita-le sonrío-pero debería de dar mas de su sonrisa con ese aroma, la frialdad no se lleva bien con el perfume tan dulce que esta usando o ¿tendría que ser necesario su frialdad para este trabajo? Debe de disculparme, soy un novato en estos asuntos, es apenas la segunda vez que visito este pintoresco lugar y la primera vez fue hace un par de años.
Bebo un poco mas de mi vaso y lo deposito en la barra, ya vacio. Muevo mis ojos de la preciosa compañía hacia los alrededores, notando que algunos hombres ya han visto a la dama en la que yo estoy concentrado. Tendré que ganar su atención entonces.
-Bien, señorita-le acaricio la mano nuevamente durante un segundo-¿Es usted una mujer muy famosa verdad? Parece que estoy compitiendo por su atención en estos momentos ¿Qué es lo que tiene que hacer un hombre para ser cliente de tan precioso tesoro?
-Es un gusto que una dama tan hermosa me acompañe esta noche-le contesto en su mismo tono de confianza, rayando en la prepotencia-Podría corregirme a mi mismo y decir que es un halago.
Me acerco a ella sonriendo y me inclino hacia su cuello, respiro su aroma unos segundos y luego soplo suavemente hacia su cabello.
-Su aroma es exquisito, señorita-le sonrío-pero debería de dar mas de su sonrisa con ese aroma, la frialdad no se lleva bien con el perfume tan dulce que esta usando o ¿tendría que ser necesario su frialdad para este trabajo? Debe de disculparme, soy un novato en estos asuntos, es apenas la segunda vez que visito este pintoresco lugar y la primera vez fue hace un par de años.
Bebo un poco mas de mi vaso y lo deposito en la barra, ya vacio. Muevo mis ojos de la preciosa compañía hacia los alrededores, notando que algunos hombres ya han visto a la dama en la que yo estoy concentrado. Tendré que ganar su atención entonces.
-Bien, señorita-le acaricio la mano nuevamente durante un segundo-¿Es usted una mujer muy famosa verdad? Parece que estoy compitiendo por su atención en estos momentos ¿Qué es lo que tiene que hacer un hombre para ser cliente de tan precioso tesoro?
Última edición por Rayner Andrews el Mar Ago 02, 2011 11:22 am, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Cuando el destino habla [Eleonor Hwang]
Le mire fijamente a los ojos, viendo su acercamiento, respirando en mi cabello, provocándome un pequeño escalofrío al sentir su aliento muy cerca de mí. ¿Quién es este hombre? ¿Por qué me siento tan extraña a su lado? Demasiadas preguntas pasaban por mi mente en ese instante, y yo solo podía quedarme en blanco, no podía cuestionarme aquellas cosas, ni menos en mi trabajo.
Sonreí por cortesía ante su pregunta, ¿acaso realmente nunca había venido a estos lugares? No parecía de ser ese tipo de hombres, incluso se veía sincero, sus ojos demostraban aquella sinceridad que era extraña de ver en otros hombres.
- No se preocupe – dije en un tono serio, esbozando una pequeña sonrisa – es solo que cuando se trabaja, se tiene que hacer con seriedad, ya que es eso, un trabajo, aunque sea de prostituta – comenté con tranquilidad. Sabía lo que hacía, a lo que me dedicaba, y no debía avergonzarme, el tiempo me hizo aprender eso.
Le observe beber su vaso hasta quedar vacío, para luego echar un vistazo al lugar, seguí disimuladamente su mirada, viendo a algunos hombres que me sonreían, quizás, me querían esta noche, pero yo ya había elegido a uno, desde el momento que le ví. Había elegido a él.
Sentí su mano sobre la mía, mostrando el interés que yo esperaba que tomara, al parecer no tendría que llamar su atención tanto como las otras, lo que me facilitaba el trabajo, creo.
- Al parecer muchos buscan mi compañía – dije mirándole fijamente a los ojos – tiene que ser educado, de clase – contesté a su pregunta – me desagradan los hombres vulgares, no refiriéndome en el sentido socioeconómico, más bien en educación – me detuve un rato, quedando en silencio, yo no estaba describiendo a mis clientes, mientras pagaran bien era lo que importaba, me estaba refiriendo a un hombre ideal, alguien a quien quizás amaría… amor, esa palabra no existe en mi, ¿Por qué estaba pensando ese tipo de cosas? ¿Por qué aquel extraño me hacía tener una gran confianza?
Mire con curiosidad su rostro, buscando algo familiar, algo que me hiciera sentir de esta manera, pero solo veía a un guapo occidental, el cual me intrigaba demasiado, más que cualquier otro hombre que haya conocido.
Sonreí por cortesía ante su pregunta, ¿acaso realmente nunca había venido a estos lugares? No parecía de ser ese tipo de hombres, incluso se veía sincero, sus ojos demostraban aquella sinceridad que era extraña de ver en otros hombres.
- No se preocupe – dije en un tono serio, esbozando una pequeña sonrisa – es solo que cuando se trabaja, se tiene que hacer con seriedad, ya que es eso, un trabajo, aunque sea de prostituta – comenté con tranquilidad. Sabía lo que hacía, a lo que me dedicaba, y no debía avergonzarme, el tiempo me hizo aprender eso.
Le observe beber su vaso hasta quedar vacío, para luego echar un vistazo al lugar, seguí disimuladamente su mirada, viendo a algunos hombres que me sonreían, quizás, me querían esta noche, pero yo ya había elegido a uno, desde el momento que le ví. Había elegido a él.
Sentí su mano sobre la mía, mostrando el interés que yo esperaba que tomara, al parecer no tendría que llamar su atención tanto como las otras, lo que me facilitaba el trabajo, creo.
- Al parecer muchos buscan mi compañía – dije mirándole fijamente a los ojos – tiene que ser educado, de clase – contesté a su pregunta – me desagradan los hombres vulgares, no refiriéndome en el sentido socioeconómico, más bien en educación – me detuve un rato, quedando en silencio, yo no estaba describiendo a mis clientes, mientras pagaran bien era lo que importaba, me estaba refiriendo a un hombre ideal, alguien a quien quizás amaría… amor, esa palabra no existe en mi, ¿Por qué estaba pensando ese tipo de cosas? ¿Por qué aquel extraño me hacía tener una gran confianza?
Mire con curiosidad su rostro, buscando algo familiar, algo que me hiciera sentir de esta manera, pero solo veía a un guapo occidental, el cual me intrigaba demasiado, más que cualquier otro hombre que haya conocido.
Eleonor Hwang- Mensajes : 28
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Re: Cuando el destino habla [Eleonor Hwang]
Sonrío con confianza al sentir las miradas, muchas de oído, de los otros potenciales clientes de la dama frente a mí. Seguramente muchos ya la conocen y la han solicitado antes. Pues sus emociones, entre las que siento, son envidia, coraje incluso celos. Ha encantado a muchos de los hombres que vienen aquí, no dudo que varios visiten el lugar sólo para verla y ahora que está conmigo, les he quitado su motivación para venir aquí.
-Opino que la seriedad es buena, pero habría que ver si esta se mantiene mientras su cuerpo siente la electricidad del placer de un trabajo bien hecho-le digo con confianza, alejándome un poco de su cabello.
Bien hay dichos que dicen no juzgar un libro por su cubierta, y esta chica, parece ser el más fino de ellos, envuelto en ceda y perfume que hipnotizarían a cualquiera. Mientras yo sigo con ese juego que me aleja de mi comentario sobre ser novato, pues parece que la llevo en la palma de la mano.
Sacudo un poco mi saco y tomo otra vaso de bebida, el cantinero me mira con algo de risa, como si supiera que me acabo de ganar el premio mayor de la casa, cuando ni siquiera me a llevado a las habitaciones de arriba, ahí seria digno de cantar victoria, seguramente, pero por el momento, me conformo que disfrutar de la compañía de la dama.
Le ofrezco un vaso mas de bebida, inclinándome hacia ella de una forma más cómica que educada, con el fin exacto de sacar una sonrisa de ese semblante serio.
-Más que un cliente, creo que describió a un hombre, señorita-la miro a los ojos mientras hablo-un buen corazón en medio del deseo, no es fácil de encontrar, espero que tenga alguien que cuide tan preciada joya, por que vale más que su fino y sensual cuerpo.
Mientras le hablo pongo la palma en el centro de su pecho, asegurándome de que queda suficientemente alta para no tocar sus senos, pues procuro dejar cualquier insinuación asi, para un comentario ajeno al que acabo de hacer.
-Opino que la seriedad es buena, pero habría que ver si esta se mantiene mientras su cuerpo siente la electricidad del placer de un trabajo bien hecho-le digo con confianza, alejándome un poco de su cabello.
Bien hay dichos que dicen no juzgar un libro por su cubierta, y esta chica, parece ser el más fino de ellos, envuelto en ceda y perfume que hipnotizarían a cualquiera. Mientras yo sigo con ese juego que me aleja de mi comentario sobre ser novato, pues parece que la llevo en la palma de la mano.
Sacudo un poco mi saco y tomo otra vaso de bebida, el cantinero me mira con algo de risa, como si supiera que me acabo de ganar el premio mayor de la casa, cuando ni siquiera me a llevado a las habitaciones de arriba, ahí seria digno de cantar victoria, seguramente, pero por el momento, me conformo que disfrutar de la compañía de la dama.
Le ofrezco un vaso mas de bebida, inclinándome hacia ella de una forma más cómica que educada, con el fin exacto de sacar una sonrisa de ese semblante serio.
-Más que un cliente, creo que describió a un hombre, señorita-la miro a los ojos mientras hablo-un buen corazón en medio del deseo, no es fácil de encontrar, espero que tenga alguien que cuide tan preciada joya, por que vale más que su fino y sensual cuerpo.
Mientras le hablo pongo la palma en el centro de su pecho, asegurándome de que queda suficientemente alta para no tocar sus senos, pues procuro dejar cualquier insinuación asi, para un comentario ajeno al que acabo de hacer.
- Spoiler:
- Señorita Hwang!! ya la hacia en la otra vida, me da gusto que regrese
Invitado- Invitado
Re: Cuando el destino habla [Eleonor Hwang]
Era inevitable no sentir miradas posadas en nosotros dos, y no solo de los clientes, sino también de las otras cortesanas que estaban esa noche cerca. Al parecer este hombre era codiciado, y como no, si aparte de educado y de notarse que tiene una buena situación económica, posee una belleza muy poco vista, lo que les hacía más atrayente a las cortesanas.
- Entonces tendrías que averiguar si mi seriedad se mantiene o no – dije en un tono seductor, respirando suavemente para mirarle fijamente a los ojos.
Le observé beber otro vaso, viendo de reojo la risa del cantinero ¿Acaso los hombres tienen una forma de comunicarse? Y es que esa sonrisa realmente traía cierta complicidad entre ambos.
Sonreí al ver que si se había dado cuenta de que describía a un hombre, no un cliente. ¿Acaso tan fácil era saber lo que yo realmente pensaba? Realmente me causaba gracia, con él me sentía extraña, en confianza, como si le conociera de toda la vida. Cuando comenzó a hablar sobre si alguien cuidara de mi, sentí un escalofrió por el cuerpo, desde años que nadie lo hacía, y no lo había pensado detenidamente hasta ahora. ¿Realmente cree que el corazón de una prostituta vale más que su cuerpo? Qué joven más raro y fascinante, los occidentales cada día me sorprenden mas, piensan de una manera diferente, en comparación con los poco hombres que he conocido de mi raza.
Al sentir su mano en mi pecho, me moví suavemente, pensando que quizás haría algo indebido, pero en vez de eso, seguía hablando, mirándome fijamente a los ojos. Sentí como mi expresión cambio radicalmente, esbozando una sonrisa al mismo instante que bajaba la mirada.
- Es realmente muy curioso – dije volviendo a mirarle – ¿me podría decir cuál es su nombre? – pregunté con una pequeña sonrisa – no es usual que lo haga, no con las personas que me interesan pero usted… - hice una pausa, sentía que estaba pasando la línea que solía mantener con los clientes, pero solo lo ignoré, tenía curiosidad de él, demasiado como para guardar los intereses que me causaba – usted es distinto – termine diciendo mientras me levantaba – ¿desea ir a otro lugar a conversar? Aquí hay mucha gente que nos está observando – susurré mirando a mi alrededor, encontrándome con varias miradas sobre nosotros dos.
- Entonces tendrías que averiguar si mi seriedad se mantiene o no – dije en un tono seductor, respirando suavemente para mirarle fijamente a los ojos.
Le observé beber otro vaso, viendo de reojo la risa del cantinero ¿Acaso los hombres tienen una forma de comunicarse? Y es que esa sonrisa realmente traía cierta complicidad entre ambos.
Sonreí al ver que si se había dado cuenta de que describía a un hombre, no un cliente. ¿Acaso tan fácil era saber lo que yo realmente pensaba? Realmente me causaba gracia, con él me sentía extraña, en confianza, como si le conociera de toda la vida. Cuando comenzó a hablar sobre si alguien cuidara de mi, sentí un escalofrió por el cuerpo, desde años que nadie lo hacía, y no lo había pensado detenidamente hasta ahora. ¿Realmente cree que el corazón de una prostituta vale más que su cuerpo? Qué joven más raro y fascinante, los occidentales cada día me sorprenden mas, piensan de una manera diferente, en comparación con los poco hombres que he conocido de mi raza.
Al sentir su mano en mi pecho, me moví suavemente, pensando que quizás haría algo indebido, pero en vez de eso, seguía hablando, mirándome fijamente a los ojos. Sentí como mi expresión cambio radicalmente, esbozando una sonrisa al mismo instante que bajaba la mirada.
- Es realmente muy curioso – dije volviendo a mirarle – ¿me podría decir cuál es su nombre? – pregunté con una pequeña sonrisa – no es usual que lo haga, no con las personas que me interesan pero usted… - hice una pausa, sentía que estaba pasando la línea que solía mantener con los clientes, pero solo lo ignoré, tenía curiosidad de él, demasiado como para guardar los intereses que me causaba – usted es distinto – termine diciendo mientras me levantaba – ¿desea ir a otro lugar a conversar? Aquí hay mucha gente que nos está observando – susurré mirando a mi alrededor, encontrándome con varias miradas sobre nosotros dos.
Eleonor Hwang- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 03/07/2011
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Re: Cuando el destino habla [Eleonor Hwang]
-Muy bien le diré mi nombre, sólo si usted me lo dice en cuanto se lo diga ¿De acuerdo? Pero eso será una vez que hallamos llegado a un lugar donde pueda apreciarla a una luz regular y no tenue como la de este lugar, donde los rostros son olvidados y solo se puede poner atención a los cuerpos.
Mientras hablo la miro a las ojos, evitando sonar hipócrita viéndole el cuerpo, que ya aprecie cuando se acercaba a mi dirección. No quise decir nada de su piel tan fresca y suave que se aprecia, ignorando por completo si será así, también no quise mencionar su cabello moviéndose suavemente al caminar o de su rostro exótico apenas visible por la luz ya mencionada. Sin duda, una de las mujeres más hermosa del lugar -¿Debería de venir como todos y ser un simple cliente? Nunca he sido así, ni lo sera
-Le diré mi nombre, una vez que eso bellos ojos suyos, solo puedan enfocar los mios y cuando me de cuenta si es cierto que esos suaves labios ocultan algo mas en medio de esa misteriosa seriedad. Ahí sabrá mi nombre y al a vez, yo sabré el suyo.
Estiro mi mano hacia ella, ofreciéndosela
-Supongo que no puede salir del burdel, ¿reglas de la casa? No me gustaría apreciarla como una mujer encerrada en este lugar, no quisiera verle como lo ven los otros en su habitación. No la quiero ver como el banquete principal de la noche. Pero dejo a su elección él a donde nos dirigiremos.
Si por mi fuera, la sacaría de aquí, la llevaría a la noche a que viera las estrellas y solo los grillos y yo fuéramos testigos de ese bello cuerpo desnudo, a la música de los pequeños cantores nocturnos, le haga cosas que ni el mejor de sus clientes fuera capaz de hacerlo.
Mientras hablo la miro a las ojos, evitando sonar hipócrita viéndole el cuerpo, que ya aprecie cuando se acercaba a mi dirección. No quise decir nada de su piel tan fresca y suave que se aprecia, ignorando por completo si será así, también no quise mencionar su cabello moviéndose suavemente al caminar o de su rostro exótico apenas visible por la luz ya mencionada. Sin duda, una de las mujeres más hermosa del lugar -¿Debería de venir como todos y ser un simple cliente? Nunca he sido así, ni lo sera
-Le diré mi nombre, una vez que eso bellos ojos suyos, solo puedan enfocar los mios y cuando me de cuenta si es cierto que esos suaves labios ocultan algo mas en medio de esa misteriosa seriedad. Ahí sabrá mi nombre y al a vez, yo sabré el suyo.
Estiro mi mano hacia ella, ofreciéndosela
-Supongo que no puede salir del burdel, ¿reglas de la casa? No me gustaría apreciarla como una mujer encerrada en este lugar, no quisiera verle como lo ven los otros en su habitación. No la quiero ver como el banquete principal de la noche. Pero dejo a su elección él a donde nos dirigiremos.
Si por mi fuera, la sacaría de aquí, la llevaría a la noche a que viera las estrellas y solo los grillos y yo fuéramos testigos de ese bello cuerpo desnudo, a la música de los pequeños cantores nocturnos, le haga cosas que ni el mejor de sus clientes fuera capaz de hacerlo.
Invitado- Invitado
Re: Cuando el destino habla [Eleonor Hwang]
No dejaba de mirar sus ojos en ningún momento, escuchar sus palabras me provocaban una extraña sensación, algo en mi pecho me decía que le conociera mas, que me quedara con él ¿Realmente quien era este hombre? Sentía que sus deseos precisamente no eran solo para saciar su placer, había algo más en sus ojos, algo que ocultaba.
Cada palabra, cada sonido que salía de sus labios me hacían tener más dudas. ¿Por qué sentía que él estaba buscando más que una noche? Los hombres normalmente llegan, se acuestan conmigo, pagan y se van, pero él, él es distinto, es como si en estos momentos tuviera en frente a un verdadero poeta, una persona que no debe estar en este lugar, alguien que no debería de estar conmigo esta noche, soy muy poco para él, lo siento en mi pecho, con cada palabra que da, siento como más insignificante soy. Realmente por mi cabeza solo pasan pensamientos sin sentido, cuestionamientos que nunca antes me había hecho. Quería decirle que se marchara, que buscara otra mujer, que yo no era digna de estar con él, pero a la vez, quería estar a su lado, seguir escuchando sus palabras, seguir mirando aquellos ojos tan profundos y sabios.
- Entonces es un trato –dije sorprendiéndome de mi misma con la facilidad que ocultaba mis verdaderos sentimientos – Le diré mi nombre, a pedido de todas sus peticiones –le sonreí levemente, mientras miraba hacia otro lado, buscando que aquellas miradas ya estuviesen concentradas en otras cosas, acertándole, ya que nadie nos miraba – Bueno – hice una pausa tomando su mano – acompáñeme –susurre soltando suavemente aquella tibia mano, para tomar uno de sus brazos y comenzar a caminar, sin mirarle, solo guiando a donde quería que fuésemos.
Pasé por un largo pasillo, donde estaban los cuartos, entrando a uno de ellos, pero antes deteniéndome para mirarle.
- Espéreme aquí –susurré mientras entraba por caro y largo abrigo, que tapaba aquel vestuario de burdel. Si, saldría de ahí, creo que nadie me extrañaría, además siempre ganaba bien, si se molestaban podía hasta pagarles, tengo la situación económica para hacerlo, por lo que realmente no me preocupo.
Salí rápidamente, dedicándole una sonrisa, mientras le volvía a tomar su brazo, pero ahora bajando mi mano hasta tocar la suya. Caminamos por el gran pasillo, llegando a una puerta grande de madera, deteniéndome nuevamente, dándole la espalda.
- Si realmente quiere salir, saldremos –dije sonriendo para mí misma, sabiendo que él no me vería. Abrí la puerta, saliendo del burdel, sintiendo el aire fresco golpeando mi rostro, sintiendo una agradable sensación, viendo la calle completamente iluminada, sonriendo de lado al saber que pronto podría saber el nombre de aquel caballero que me acompañaba – Y bien –dije dándome vuelta para ver su rostro a la perfección – ahora puede ver solo mis ojos y no mi cuerpo –hice una pausa, quedando un momento perdida en aquellos ojos tan profundos, pero solo fueron unos segundos, estaba segura de eso – ahora ¿me dirá su nombre? –pregunte sonriéndole, de una forma completamente natural, algo que no había hecho hace mucho, y es que extrañamente en ese momento me sentía bien, me sentía feliz.
Cada palabra, cada sonido que salía de sus labios me hacían tener más dudas. ¿Por qué sentía que él estaba buscando más que una noche? Los hombres normalmente llegan, se acuestan conmigo, pagan y se van, pero él, él es distinto, es como si en estos momentos tuviera en frente a un verdadero poeta, una persona que no debe estar en este lugar, alguien que no debería de estar conmigo esta noche, soy muy poco para él, lo siento en mi pecho, con cada palabra que da, siento como más insignificante soy. Realmente por mi cabeza solo pasan pensamientos sin sentido, cuestionamientos que nunca antes me había hecho. Quería decirle que se marchara, que buscara otra mujer, que yo no era digna de estar con él, pero a la vez, quería estar a su lado, seguir escuchando sus palabras, seguir mirando aquellos ojos tan profundos y sabios.
- Entonces es un trato –dije sorprendiéndome de mi misma con la facilidad que ocultaba mis verdaderos sentimientos – Le diré mi nombre, a pedido de todas sus peticiones –le sonreí levemente, mientras miraba hacia otro lado, buscando que aquellas miradas ya estuviesen concentradas en otras cosas, acertándole, ya que nadie nos miraba – Bueno – hice una pausa tomando su mano – acompáñeme –susurre soltando suavemente aquella tibia mano, para tomar uno de sus brazos y comenzar a caminar, sin mirarle, solo guiando a donde quería que fuésemos.
Pasé por un largo pasillo, donde estaban los cuartos, entrando a uno de ellos, pero antes deteniéndome para mirarle.
- Espéreme aquí –susurré mientras entraba por caro y largo abrigo, que tapaba aquel vestuario de burdel. Si, saldría de ahí, creo que nadie me extrañaría, además siempre ganaba bien, si se molestaban podía hasta pagarles, tengo la situación económica para hacerlo, por lo que realmente no me preocupo.
Salí rápidamente, dedicándole una sonrisa, mientras le volvía a tomar su brazo, pero ahora bajando mi mano hasta tocar la suya. Caminamos por el gran pasillo, llegando a una puerta grande de madera, deteniéndome nuevamente, dándole la espalda.
- Si realmente quiere salir, saldremos –dije sonriendo para mí misma, sabiendo que él no me vería. Abrí la puerta, saliendo del burdel, sintiendo el aire fresco golpeando mi rostro, sintiendo una agradable sensación, viendo la calle completamente iluminada, sonriendo de lado al saber que pronto podría saber el nombre de aquel caballero que me acompañaba – Y bien –dije dándome vuelta para ver su rostro a la perfección – ahora puede ver solo mis ojos y no mi cuerpo –hice una pausa, quedando un momento perdida en aquellos ojos tan profundos, pero solo fueron unos segundos, estaba segura de eso – ahora ¿me dirá su nombre? –pregunte sonriéndole, de una forma completamente natural, algo que no había hecho hace mucho, y es que extrañamente en ese momento me sentía bien, me sentía feliz.
Eleonor Hwang- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 03/07/2011
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Re: Cuando el destino habla [Eleonor Hwang]
Mientras nos movemos, me enfoco en su cabello, moviéndose con sus suave andar, soltando un aroma agradable hacia el aire a su alrededor. Cuando abre la puerta hacia fuera, su perfume me golpe, llenándome de él.
La luz ilumina su figura, ahora en su mayoría oculta bajo su saco. Cuando voltea y me habla regreso a la realidad.
-¿No le parece muy fácil así?-le digo tomando su mano-¿Qué hará una vez que sepa mi nombre? Ya no tendrá
Entrelazo mis dedos con los de ella y comienzo a caminar fuera del lugar. Ignoro si será sancionada por escapar de la cárcel de placeres que queda a nuestra espalda, nunca supe como funcionaba ese lugar, ni siquiera se si se les permiten ser felices- ¿Serán felices ahí?-pienso para mi mismo. No podría vivr para darle placer a otro ser, al menos no el carnal, sin amor, sin paciones reales, creo que no tendría sentido estar envueltos en los sabanas de alguien que su rostro se oculta ante otro.
Nadie puede ocultarme lo que es, ni siquiera mi acompañante de esta noche, que bien puede ser frio y ser cálida en la cama, como tengo la teoría, pero no puede ocultar el nerviosismo, ese cosquilleo que de seguro le está rodeando la piel.
-Bien-me acerco a ella sosteniendo ambas manos-sólo va la mitad del trato-me acerco suavemente hacia ella, hasta que me rostro se encuentra a escasos milímetros, siento mi rostro chocando contra su respiración-Pienso que sería justo decirle mi nombre, ¿Cómo se que no se irá en cuanto se lo diga?-mientras hablo no me separado de ella y nos mantenemos cerca del burdel.
La luz ilumina su figura, ahora en su mayoría oculta bajo su saco. Cuando voltea y me habla regreso a la realidad.
-¿No le parece muy fácil así?-le digo tomando su mano-¿Qué hará una vez que sepa mi nombre? Ya no tendrá
Entrelazo mis dedos con los de ella y comienzo a caminar fuera del lugar. Ignoro si será sancionada por escapar de la cárcel de placeres que queda a nuestra espalda, nunca supe como funcionaba ese lugar, ni siquiera se si se les permiten ser felices- ¿Serán felices ahí?-pienso para mi mismo. No podría vivr para darle placer a otro ser, al menos no el carnal, sin amor, sin paciones reales, creo que no tendría sentido estar envueltos en los sabanas de alguien que su rostro se oculta ante otro.
Nadie puede ocultarme lo que es, ni siquiera mi acompañante de esta noche, que bien puede ser frio y ser cálida en la cama, como tengo la teoría, pero no puede ocultar el nerviosismo, ese cosquilleo que de seguro le está rodeando la piel.
-Bien-me acerco a ella sosteniendo ambas manos-sólo va la mitad del trato-me acerco suavemente hacia ella, hasta que me rostro se encuentra a escasos milímetros, siento mi rostro chocando contra su respiración-Pienso que sería justo decirle mi nombre, ¿Cómo se que no se irá en cuanto se lo diga?-mientras hablo no me separado de ella y nos mantenemos cerca del burdel.
Invitado- Invitado
Re: Cuando el destino habla [Eleonor Hwang]
Miré fijamente sus ojos, sintiendo su respiración cerca de mi rostro. Ambos estábamos a una corta distancia, lo cual por un momento me hizo tener un leve escalofrío por el cuerpo. ‘Maldición’ pensé algo molesta, aquel hombre era tan extraño, intrigante, ¿por qué me sentía tan cómoda a su lado? Era solo un cliente, uno de los tantos que he tenido y de los tantos que tendré, no era nadie especial, aunque muy en el fondo sintiera lo contrario.
- Quizás no suene muy convincente –susurre sin desviar mi mirada- pero puedo darle mi palabra que no me iré de su lado aun sabiendo su nombre.
Examiné su rostro detenidamente, esperando su reacción, soltando levemente sus manos, pero sin alejarme de él. Me sentía estúpida, como una tonta niña estando tan cerca de él, como si fuera una jovencita quien está a punto de besar a su prometido. ‘Tonta’ me dije a mi misma con solo haber pensado en un instante aquellas palabras. Me sentía algo incomoda al estar en un lugar público con alguno de mis clientes y de esta forma, nunca nadie antes me había visto con un hombre en público, pero quizás ahora todo París lo había hecho.
Me aleje con cuidado de él sin saber bien por qué lo hacía, para luego hablarle nuevamente, aunque ahora volviendo con el tono frío de antes. Nunca podría mostrarme como era frente a los demás, aunque quisiese, no podía.
- Yo… me llamo Eleonor Hwang –dije sonriendo de lado, por cortesía- creo que si ahora usted sabe mi nombre, o huirá, o me dirá el suyo –reí leve ante mi comentario. Estaba actuando de una forma extraña y estúpida, pero de alguna forma me siento bien con su presencia.
- Quizás no suene muy convincente –susurre sin desviar mi mirada- pero puedo darle mi palabra que no me iré de su lado aun sabiendo su nombre.
Examiné su rostro detenidamente, esperando su reacción, soltando levemente sus manos, pero sin alejarme de él. Me sentía estúpida, como una tonta niña estando tan cerca de él, como si fuera una jovencita quien está a punto de besar a su prometido. ‘Tonta’ me dije a mi misma con solo haber pensado en un instante aquellas palabras. Me sentía algo incomoda al estar en un lugar público con alguno de mis clientes y de esta forma, nunca nadie antes me había visto con un hombre en público, pero quizás ahora todo París lo había hecho.
Me aleje con cuidado de él sin saber bien por qué lo hacía, para luego hablarle nuevamente, aunque ahora volviendo con el tono frío de antes. Nunca podría mostrarme como era frente a los demás, aunque quisiese, no podía.
- Yo… me llamo Eleonor Hwang –dije sonriendo de lado, por cortesía- creo que si ahora usted sabe mi nombre, o huirá, o me dirá el suyo –reí leve ante mi comentario. Estaba actuando de una forma extraña y estúpida, pero de alguna forma me siento bien con su presencia.
Eleonor Hwang- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 03/07/2011
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Re: Cuando el destino habla [Eleonor Hwang]
Acaricio suavemente su mejilla, estirando mi brazo hacia ella. Debo de decir que no he dejado de ser seductor, aun y cuando estemos en publico. Puede que ella, por su trabajo, ser vista con un hombre en publico no sea del todo normal.
-Muy bien, señorita Hwang-le digo sonriente- Mi nombre es Rayner Andrews. Como ya noto por mi acento soy ingles, un poco lejos de mi tierra.
Mue acerco hasta rodearla con uno de mi brazos, juntando sus caderas con las mías durante un minúsculo instante.
-¿Ve? No estoy huyendo-le digo acercándome peligrosamente a sus labios para luego separarme.
No sabia que las cortesanas tenían permitido salir del burdel con la normalidad que Eleonor lo hizo. Supongo, que si es algo ilegal para ella, en cualquier momento llegara uno de esos hombres que controlan el burdel, ignoro cual es su nombre técnico, para mi sólo son un maldito montón de proxenetas, si por mi fuera me encargaría de que ella fuera libre.-Suelo pensar demasiado positivo-pienso mientras sonrío levemente.
-Muy bien, ya sabe mi nombre-extiendo mi mano hacia ella-¿Qué tan lejos del burdel puede ir?
-Muy bien, señorita Hwang-le digo sonriente- Mi nombre es Rayner Andrews. Como ya noto por mi acento soy ingles, un poco lejos de mi tierra.
Mue acerco hasta rodearla con uno de mi brazos, juntando sus caderas con las mías durante un minúsculo instante.
-¿Ve? No estoy huyendo-le digo acercándome peligrosamente a sus labios para luego separarme.
No sabia que las cortesanas tenían permitido salir del burdel con la normalidad que Eleonor lo hizo. Supongo, que si es algo ilegal para ella, en cualquier momento llegara uno de esos hombres que controlan el burdel, ignoro cual es su nombre técnico, para mi sólo son un maldito montón de proxenetas, si por mi fuera me encargaría de que ella fuera libre.-Suelo pensar demasiado positivo-pienso mientras sonrío levemente.
-Muy bien, ya sabe mi nombre-extiendo mi mano hacia ella-¿Qué tan lejos del burdel puede ir?
Invitado- Invitado
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