AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
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Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Alanis no era considerada ni por ella misma una de esas personas que dejaban la comodidad del hogar sin una razón meramente justificable. Pues cada ida a un sitio en particular tenía su justificación; ya fuese la atención a alguno de sus reservados clientes, el generar sus propias compras dada su extrema meticulosidad al seleccionar todo aquello que sería suyo, o simplemente el disfrutar del aire fresco en algún parque en donde su mente solía liberarse de toda la pesadez psicológica que generaba a veces el tratar con ciertas almas en pena desesperadas por expresarse. Pero por más simple que fuese la excusa del porqué salir, siempre existía una.
Sin embargo, hasta para la mente más planificadora y organizada hay momentos en que ciertos sucesos se presentan tan peculiar e inesperadamente que el atenderlos suele desmoronar todo lo planeado anteriormente. Como sí de una ficha de domino que bruscamente aparecida se cae haciendo que todas las demás fichas perfectamente posicionadas con detalle caigan una tras otra en una inevitable secuencia que desordena fugazmente lo previamente hecho.
Ese era uno de esos días para la hechicera, que desde tempranas horas de la mañana había despertado con una extraña sensación en su pecho, una que solo se generaba cuando su intuición así como alguna otra fuerza desconocida trataban de avisarle sobre algo.
Dejó ciertas actividades rutinarias de lado tratando de recordar todo aquello que su inconsciente le había transmitido en forma de sueños. Una taza de té y un par de horas sentada observando cómo transcurría el día desde un ventanal hizo que esas imágenes buscadas se hicieran más nítidas. El resultado de lo analizado se entrelazo automáticamente con aquella sensación intuitiva y una especial joya que desde hace años la misma tenía en su poder, misma que le recordaba estar siempre alerta de aquellos que podían ubicar su vida en un sendero peligroso.
- ¿Quién podría defender el honor de dos personas que nunca compartieron lo que realmente eran? - se cuestiono aquella que visualmente y dependiendo de su vestimenta era confundida con un hombre siendo en realidad una mujer, cuando ligeramente pensó en que algún cazador conocido de aquellos que años atrás intentaron acabar con su vida podría haber adquirido un entrenamiento para seguir el legado de esos “justicieros” que avocaban su vida en eliminar la “maldad” del mundo. Y sí, para Alanis la visión de lo bueno y malo era diferente al resto, pero una cosa siempre se imponía a todos sus pensamientos; ningún humano debe creerse capaz de poseer el derecho de acabar con la vida de alguien.
Un peculiar brillo se reflejo en sus verdosos ojos al recordar cómo habían muerto su madre y hermana. Su destino no sería el mismo, pues no lo permitiría.
Cada paso hacia su no planificada salida le hacían resonar los detalles de su particular sueño - Frente al tranquilo mar azul la sombra que me perseguía se hará presente deseosa de cobrar venganza. Y aunque mis ojos no lo notasen, la sombra estaría a mi lado conociéndome para esperar el momento exacto en que su sed de justicia fuese finalmente saciada - finalizo de pronunciar en voz baja al momento en que cerraba la puerta de su casa y decidida se dirigía hacia el puerto de la ciudad. El chofer que generosamente tenía asignado por uno de sus acaudalados clientes la llevaría hacia allí sin ninguna pregunta de por medio.
La bruja apretó con fuerza la parte más inferior del colgante que pendía de su cuello con su mano derecha, mientras en su interior sabía que aquella sensación que desde la mañana rondaba en su ser provenía de esa joya, esa premiación que la misma Alanis había tomado en posesión en son de recordarse lo cruel y despiadada que podía llegar a ser cuando en la mesa nada menos que su bienestar estaba en juego.
- La ley de la vida; comer o ser comido - pensó cuando su transporte se detuvo y amablemente el chofer abría la puerta de su pequeño carruaje. El sol empezaba a teñir el agua y los alrededores con matices rosáceos y naranjas, a la par que el puerto continuaba con un movimiento algo ajetreado, como si la vida allí nunca cesase; navíos partiendo y otros llegando, hombres yendo de un lado a otros con encomiendas, mensajes y jóvenes prostitutas enfocadas en saciar sus placeres.
Y entre todo ese cardumen al que la hechicera no parecía prestar mucha atención estaría “la sombra”, la persona no definida en el sueño de Alanis y que secretamente vigilaba a la misma con intención de conocer a su vulnerable víctima, a aquella que debía morir tanto por su acto maléfico realizado años atrás, así como por su simple naturaleza, esa que por determinados dones le permitía ejercer practicas sobrenaturales avaladas por el demonio.
Alanis conocía la vulnerabilidad que su persona poseía en ese momento, pero algo en su interior sabía que la única forma de acabar con aquel tormento era finalmente de la curiosidad de su enemigo le dejase conocer también a lo que esta se enfrentaba. La bruja estaba lista para el desafío, pues un as bajo la manga la impregnaba con cierta confianza, aquella que se tiene cuando se sabe de antemano que la partida esta ganada.
Sin embargo, hasta para la mente más planificadora y organizada hay momentos en que ciertos sucesos se presentan tan peculiar e inesperadamente que el atenderlos suele desmoronar todo lo planeado anteriormente. Como sí de una ficha de domino que bruscamente aparecida se cae haciendo que todas las demás fichas perfectamente posicionadas con detalle caigan una tras otra en una inevitable secuencia que desordena fugazmente lo previamente hecho.
Ese era uno de esos días para la hechicera, que desde tempranas horas de la mañana había despertado con una extraña sensación en su pecho, una que solo se generaba cuando su intuición así como alguna otra fuerza desconocida trataban de avisarle sobre algo.
Dejó ciertas actividades rutinarias de lado tratando de recordar todo aquello que su inconsciente le había transmitido en forma de sueños. Una taza de té y un par de horas sentada observando cómo transcurría el día desde un ventanal hizo que esas imágenes buscadas se hicieran más nítidas. El resultado de lo analizado se entrelazo automáticamente con aquella sensación intuitiva y una especial joya que desde hace años la misma tenía en su poder, misma que le recordaba estar siempre alerta de aquellos que podían ubicar su vida en un sendero peligroso.
- ¿Quién podría defender el honor de dos personas que nunca compartieron lo que realmente eran? - se cuestiono aquella que visualmente y dependiendo de su vestimenta era confundida con un hombre siendo en realidad una mujer, cuando ligeramente pensó en que algún cazador conocido de aquellos que años atrás intentaron acabar con su vida podría haber adquirido un entrenamiento para seguir el legado de esos “justicieros” que avocaban su vida en eliminar la “maldad” del mundo. Y sí, para Alanis la visión de lo bueno y malo era diferente al resto, pero una cosa siempre se imponía a todos sus pensamientos; ningún humano debe creerse capaz de poseer el derecho de acabar con la vida de alguien.
Un peculiar brillo se reflejo en sus verdosos ojos al recordar cómo habían muerto su madre y hermana. Su destino no sería el mismo, pues no lo permitiría.
Cada paso hacia su no planificada salida le hacían resonar los detalles de su particular sueño - Frente al tranquilo mar azul la sombra que me perseguía se hará presente deseosa de cobrar venganza. Y aunque mis ojos no lo notasen, la sombra estaría a mi lado conociéndome para esperar el momento exacto en que su sed de justicia fuese finalmente saciada - finalizo de pronunciar en voz baja al momento en que cerraba la puerta de su casa y decidida se dirigía hacia el puerto de la ciudad. El chofer que generosamente tenía asignado por uno de sus acaudalados clientes la llevaría hacia allí sin ninguna pregunta de por medio.
La bruja apretó con fuerza la parte más inferior del colgante que pendía de su cuello con su mano derecha, mientras en su interior sabía que aquella sensación que desde la mañana rondaba en su ser provenía de esa joya, esa premiación que la misma Alanis había tomado en posesión en son de recordarse lo cruel y despiadada que podía llegar a ser cuando en la mesa nada menos que su bienestar estaba en juego.
- La ley de la vida; comer o ser comido - pensó cuando su transporte se detuvo y amablemente el chofer abría la puerta de su pequeño carruaje. El sol empezaba a teñir el agua y los alrededores con matices rosáceos y naranjas, a la par que el puerto continuaba con un movimiento algo ajetreado, como si la vida allí nunca cesase; navíos partiendo y otros llegando, hombres yendo de un lado a otros con encomiendas, mensajes y jóvenes prostitutas enfocadas en saciar sus placeres.
Y entre todo ese cardumen al que la hechicera no parecía prestar mucha atención estaría “la sombra”, la persona no definida en el sueño de Alanis y que secretamente vigilaba a la misma con intención de conocer a su vulnerable víctima, a aquella que debía morir tanto por su acto maléfico realizado años atrás, así como por su simple naturaleza, esa que por determinados dones le permitía ejercer practicas sobrenaturales avaladas por el demonio.
Alanis conocía la vulnerabilidad que su persona poseía en ese momento, pero algo en su interior sabía que la única forma de acabar con aquel tormento era finalmente de la curiosidad de su enemigo le dejase conocer también a lo que esta se enfrentaba. La bruja estaba lista para el desafío, pues un as bajo la manga la impregnaba con cierta confianza, aquella que se tiene cuando se sabe de antemano que la partida esta ganada.
Última edición por Alanis Borgette el Mar Jul 05, 2011 3:23 pm, editado 1 vez
Alanis Borgette- Hechicero Clase Media
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Bajo del barco ya sin las ropas de cazadora que había usado hacia unos momentos. Aquel viaje había sido en vano, Souhard la había dejado ir sola por que ella así lo había exigido, desde que había salido lastimada en una pelea intentaba no depender tanto de su hermano. Ahora quería probarse que podía cazar por ella misma, a ratos su razón le decía que estaba cometiendo una locura. Pero su orgullo le doblegaba.
Bajo del barco, los rayos de la mañana apenas comenzaban a calentar y suspiro acomodándose el cabello que caía rebelde en torno a su rostro.
- una noche larga- murmuro y camino por el puerto des preocupadamente. Escuchaba los comentarios impropios de uno que otro marinero y reia solo de imaginar l rostro de los mismos si supieran a quien dirigían sus “cumplidos”. Movió el cuello quitando la tensión que había sobre sus hombros y su mirada se quedo momentáneamente absorta en una mujer frente a ella... con el cabello casi demasiado rubio...aun a unos metros de distancia podía apreciar el verde de sus ojos... había conocido a mucha gente aun con su corta edad y había adquirido una especie de instinto para con los sobrenaturales... esa mujer... no parecía una humana común. Pero no podía asegurarlo, no tenia ninguna clase seguridad que se lo abalara y el cansancio tampoco ayudaba.
A la luz del sol podía ser humano o cualquier cosa a excepción de un vampiro... sus pasos se movieron algo mas lento... de alguna manera sentía alguna especie de presentimiento raro mas allá del instinto normal... como... reconocimiento... pero nunca la había visto no la recordaba al menos. No había olvidado un solo rostro desde los ocho años. Cuando su padre le había sometido a entrenamientos para la memoria... cabía la posibilidad de haberla visto alguna vez antes de eso... pero casi le parecía irrelevante... al menos era lo que le dictaba la razón...
Bajo del barco, los rayos de la mañana apenas comenzaban a calentar y suspiro acomodándose el cabello que caía rebelde en torno a su rostro.
- una noche larga- murmuro y camino por el puerto des preocupadamente. Escuchaba los comentarios impropios de uno que otro marinero y reia solo de imaginar l rostro de los mismos si supieran a quien dirigían sus “cumplidos”. Movió el cuello quitando la tensión que había sobre sus hombros y su mirada se quedo momentáneamente absorta en una mujer frente a ella... con el cabello casi demasiado rubio...aun a unos metros de distancia podía apreciar el verde de sus ojos... había conocido a mucha gente aun con su corta edad y había adquirido una especie de instinto para con los sobrenaturales... esa mujer... no parecía una humana común. Pero no podía asegurarlo, no tenia ninguna clase seguridad que se lo abalara y el cansancio tampoco ayudaba.
A la luz del sol podía ser humano o cualquier cosa a excepción de un vampiro... sus pasos se movieron algo mas lento... de alguna manera sentía alguna especie de presentimiento raro mas allá del instinto normal... como... reconocimiento... pero nunca la había visto no la recordaba al menos. No había olvidado un solo rostro desde los ocho años. Cuando su padre le había sometido a entrenamientos para la memoria... cabía la posibilidad de haberla visto alguna vez antes de eso... pero casi le parecía irrelevante... al menos era lo que le dictaba la razón...
Antiette y Souhard- Inquisidor/Realeza
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Algo innegable para toda persona por más errores que haya cometido a lo largo de su vida, es que los años son innatos proveedores de sabiduría y experiencia. Cada día trae consigo una nueva enseñanza y solo aquellos suficientemente atentos como para notarlo absorben agradecidos las herramientas que su propio destino les entrega para que la lucha no sea tan desbalanceada.
Alanis era una de esas personas que adhería fugazmente a su conocimiento todo lo que la vida le enseñaba, tanto de buena como de mala manera, pues a veces hay que tocar fondo en la desgracia para comprender las complejas lecciones del vivir. Y cada arruga presente en el blanco rostro de la dama parecía demarcar cada aprendizaje transcurrido, cada paso en esa búsqueda interminable por saber más y más. Pues para la bruja, ningún arma era tan poderosa como la sabiduría.
“Mirar sin mirar” era una de aquellas cosas que la hechicera había aprendido a hacer muchos años atrás, pues una dama en aquellas épocas no podía darse tan simplemente el gusto de observar fijamente a muchas cosas, una falta de respeto hacia aquella sociedad que creía que matar personas con dones especiales era algo bueno.
Así fue que en base a esa particular habilidad de observar algo cuando en verdad se mira otra cosa, que la bruja noto con claridad y disimulo como era atentamente contemplada por una joven y hermosa damisela, que lejana a parecer una amenaza avanzaba por el puerto con un andar similar a quien por cansancio arrastra obligadamente sus pies en el suelo.
-A veces las apariencias engañan- mentó para sí misma la astuta Alanis. ¿Podría ser una informante del o la persona quien me busca, o simplemente una curiosa chiquilla a quien le llame la atención por quien sabe qué extraña razón? No estaba en los planes de la hechicera quedarse con la duda y aprovechando la proximidad de la damisela con su persona, fugazmente dejo caer al suelo el parasol que mantenía apoyado en el piso como si de un bastón se tratase. Una acción tan simple pero que de seguramente bastaría para entrar en contacto con aquella que si gozaba de respeto y educación hacia las personas adultas, no dudaría en auxiliar a la “tonta” y descuidada dama.
Alanis era una de esas personas que adhería fugazmente a su conocimiento todo lo que la vida le enseñaba, tanto de buena como de mala manera, pues a veces hay que tocar fondo en la desgracia para comprender las complejas lecciones del vivir. Y cada arruga presente en el blanco rostro de la dama parecía demarcar cada aprendizaje transcurrido, cada paso en esa búsqueda interminable por saber más y más. Pues para la bruja, ningún arma era tan poderosa como la sabiduría.
“Mirar sin mirar” era una de aquellas cosas que la hechicera había aprendido a hacer muchos años atrás, pues una dama en aquellas épocas no podía darse tan simplemente el gusto de observar fijamente a muchas cosas, una falta de respeto hacia aquella sociedad que creía que matar personas con dones especiales era algo bueno.
Así fue que en base a esa particular habilidad de observar algo cuando en verdad se mira otra cosa, que la bruja noto con claridad y disimulo como era atentamente contemplada por una joven y hermosa damisela, que lejana a parecer una amenaza avanzaba por el puerto con un andar similar a quien por cansancio arrastra obligadamente sus pies en el suelo.
-A veces las apariencias engañan- mentó para sí misma la astuta Alanis. ¿Podría ser una informante del o la persona quien me busca, o simplemente una curiosa chiquilla a quien le llame la atención por quien sabe qué extraña razón? No estaba en los planes de la hechicera quedarse con la duda y aprovechando la proximidad de la damisela con su persona, fugazmente dejo caer al suelo el parasol que mantenía apoyado en el piso como si de un bastón se tratase. Una acción tan simple pero que de seguramente bastaría para entrar en contacto con aquella que si gozaba de respeto y educación hacia las personas adultas, no dudaría en auxiliar a la “tonta” y descuidada dama.
Alanis Borgette- Hechicero Clase Media
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Antiette vio el objeto caer y sin detenerse a pensarlo se agacho y le recogió. No tarado en notar a quien pertenecía y le extencio el objeto...que coincidencias de la vida que tuviese ese acercamiento precisamente con la persona que habia llamado tanto su atención.
-parece que se le ah caido- hablo mientras se lo devolvía y al hacerlo sus ojos repasaron brevemente en la mujer, solo un vistazo lo suficiente como para poder recrear su imagen en su memoria. Era mayor pero tenia algo... una extraña escencia que la envolvía. No poseía la presencia de los licanos asi que tal vez en algun tiempo habia sido gitana o bruja... o simplemente una de aquellas personas que por si misma imponen su presencia de una o de otra forma- que hace por el puerto sola? si busca algo puedo ayudarle...- ofrecio con la simple intención de solo saciar su curiosidad con un acercamiento mas. Todo lo que no fuese ni licano ni vampiro estaba fuera de su área de caza asi que... a veces simplemente la curiosidad le ganaba.
Las palabras apenas habían alcanzado a salir de sus labios cuando reparo en el colgante que pendía del cuello de la mujer, en el distinguía el simbolo de la familia de su madre... ella tenia uno igual pero no lo usaba, aun no era tiempo pues aun era una cazadora activa... seria aquella mujer un familiar?... no lo parecía... aunque bien. Las apariencias engañan.
- por cierto disculpe los modales, Antiette d'Lux- se presento usando uno de los apellidos usados por su familia... por la familia de su madre.
-parece que se le ah caido- hablo mientras se lo devolvía y al hacerlo sus ojos repasaron brevemente en la mujer, solo un vistazo lo suficiente como para poder recrear su imagen en su memoria. Era mayor pero tenia algo... una extraña escencia que la envolvía. No poseía la presencia de los licanos asi que tal vez en algun tiempo habia sido gitana o bruja... o simplemente una de aquellas personas que por si misma imponen su presencia de una o de otra forma- que hace por el puerto sola? si busca algo puedo ayudarle...- ofrecio con la simple intención de solo saciar su curiosidad con un acercamiento mas. Todo lo que no fuese ni licano ni vampiro estaba fuera de su área de caza asi que... a veces simplemente la curiosidad le ganaba.
Las palabras apenas habían alcanzado a salir de sus labios cuando reparo en el colgante que pendía del cuello de la mujer, en el distinguía el simbolo de la familia de su madre... ella tenia uno igual pero no lo usaba, aun no era tiempo pues aun era una cazadora activa... seria aquella mujer un familiar?... no lo parecía... aunque bien. Las apariencias engañan.
- por cierto disculpe los modales, Antiette d'Lux- se presento usando uno de los apellidos usados por su familia... por la familia de su madre.
Antiette y Souhard- Inquisidor/Realeza
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Alanis era una de esas personas que de una forma u otra siempre buscaba salirse con la suya. Ya sea que la suerte y el destino se alineaban con lo que ésta deseaba o simplemente porque lo que la misma añoraba no era codicioso o imposible de conseguir, pues la hechicera era muy consciente de lo que estaba al alcance de sus capacidades.
Y esta vez no sería la excepción ¡El truco había funcionado a la perfección! Un reflejo también de la educación de la joven y agotada damisela quien amablemente le alcanzaba el parasol a la “despistada” bruja quien lo tomaba con un agradecimiento solamente reflejado en la apacible sonrisa que su entrado en años rostro reflejaba con serenidad y sosiego.
-Suelo venir a menudo a observar el movimiento del agua, pues es algo que relamente me distrae. Y por esa misma razón a veces torpemente pierdo algunas de mis pertenencias- respondió la dama a la curiosa jovencita, la que parecía muy interesada en lo que podría traer a la hechicera al puerto de la ciudad, aquel lugar que nunca reflejaba descansar por la llegada de extranjeros de nacionalidades muy variadas.
Sin embargo y pese a todo ese movimiento que con facilidad podría distraer a cualquiera, la joven reflejaba una atención particular hacia su mayor, como si algo de la misma le fuese conocido o merecedor de una vista más analítica y atenta.
Y toda esa sensación tuvo una respuesta automática cuando la damisela frente a los esmeraldinos ojos de Alanis se presentó, lo que para la hechicera fue mucho más que un simple gesto de protocolo y simpatía; la presentación de alguien que poseía el mismo linaje de aquella mujer que años atrás oso con intentar acabar con la vida de la bruja.
Un rostro inexpresivo se mantuvo por parte de la mujer mayor, que por dentro contenía centenares de sensaciones encontradas, pero bien sabía que no sería conveniente el posicionarse en evidencia con alguien quien podría estar en búsqueda de su propia persona para continuar la cacería que nunca fue concretada con éxito por su familiar.
Aquél apellido tenía un peso en la mente de la bruja, más un instante alcanzó para que su ingenio buscara la forma más conveniente de salir de aquel percance – Mi nombre es Alanis ¡vaya coincidencia que poseamos el mismo apellido!- comento reflejando una sorpresa completamente falsa hacia la joven, como si la dama realmente creyera cada una de las palabras y sentimientos que trataba de transmitir.
-Mantener a los enemigos cerca será lo mejor para cuando el momento de acabar con ellos se presente- pensó Alanis sin quitarle la mirada de encima a Antiette, como si lo único que le importase en ese momento fuese el reaccionar de la bella y delicada jovencita -Espero no estés sola en París ¿alguien te acompaña?- cuestionó curiosamente aquella interesada en saber si d’Lux contaba con algún tipo de protector u ayudante para sus tareas. Para ese entonces el parasol de la dama ya estaba firmemente apoyado desde su vértice en el suelo del puerto.
Y esta vez no sería la excepción ¡El truco había funcionado a la perfección! Un reflejo también de la educación de la joven y agotada damisela quien amablemente le alcanzaba el parasol a la “despistada” bruja quien lo tomaba con un agradecimiento solamente reflejado en la apacible sonrisa que su entrado en años rostro reflejaba con serenidad y sosiego.
-Suelo venir a menudo a observar el movimiento del agua, pues es algo que relamente me distrae. Y por esa misma razón a veces torpemente pierdo algunas de mis pertenencias- respondió la dama a la curiosa jovencita, la que parecía muy interesada en lo que podría traer a la hechicera al puerto de la ciudad, aquel lugar que nunca reflejaba descansar por la llegada de extranjeros de nacionalidades muy variadas.
Sin embargo y pese a todo ese movimiento que con facilidad podría distraer a cualquiera, la joven reflejaba una atención particular hacia su mayor, como si algo de la misma le fuese conocido o merecedor de una vista más analítica y atenta.
Y toda esa sensación tuvo una respuesta automática cuando la damisela frente a los esmeraldinos ojos de Alanis se presentó, lo que para la hechicera fue mucho más que un simple gesto de protocolo y simpatía; la presentación de alguien que poseía el mismo linaje de aquella mujer que años atrás oso con intentar acabar con la vida de la bruja.
Un rostro inexpresivo se mantuvo por parte de la mujer mayor, que por dentro contenía centenares de sensaciones encontradas, pero bien sabía que no sería conveniente el posicionarse en evidencia con alguien quien podría estar en búsqueda de su propia persona para continuar la cacería que nunca fue concretada con éxito por su familiar.
Aquél apellido tenía un peso en la mente de la bruja, más un instante alcanzó para que su ingenio buscara la forma más conveniente de salir de aquel percance – Mi nombre es Alanis ¡vaya coincidencia que poseamos el mismo apellido!- comento reflejando una sorpresa completamente falsa hacia la joven, como si la dama realmente creyera cada una de las palabras y sentimientos que trataba de transmitir.
-Mantener a los enemigos cerca será lo mejor para cuando el momento de acabar con ellos se presente- pensó Alanis sin quitarle la mirada de encima a Antiette, como si lo único que le importase en ese momento fuese el reaccionar de la bella y delicada jovencita -Espero no estés sola en París ¿alguien te acompaña?- cuestionó curiosamente aquella interesada en saber si d’Lux contaba con algún tipo de protector u ayudante para sus tareas. Para ese entonces el parasol de la dama ya estaba firmemente apoyado desde su vértice en el suelo del puerto.
Alanis Borgette- Hechicero Clase Media
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Su rostro mostro sorpresa que no trato de ocultar y después se mostro nerviosa- de la familia eh? No…por ahora estoy sola- se encogió de hombros, no romperé las reglas si eso le preocupa. Cazare hasta que gane mi derecho a regresar a casa- se encogió de hombros. No le gustaba darle demasiada información a su familia y habia aprendido que la mejor forma de hacerlo es darles mucha información a medias… además… aquella mujer aun le daba cierta desconfianza.
-cuantos años lleva retirada?- pregunto con mucha mas “confianza” -debe disfrutar de la vida tranquila y sin preocupaciones no?- sonrió ladeando el rostro. Ese apellido solo lo usaba su familia...edicto real... asi podian indentificarce. Ellos podían vivir tranquilamente después de haber terminado su legado. Su madre se habia retirado antes de tiempo y al parecer ese habia sido su eror. Habia decidido vivir sin la protección de la familia como una ciudadana normal, compartiendo su vida con el hombre que amaba y criando a sus hijos… en aquella posición habia sido un blanco fácil y habia terminado muerta. Ella no cometería jamás semejante equivocación.
Bostezo un poco mostrando lo tranquila que estaba y lo “relajada” que podia estar frente a alguien de la familia- estoy algo cansada pero siempre es un placer encontrar alguien de la familia, le gustaría ir a comer o beber algo?
-cuantos años lleva retirada?- pregunto con mucha mas “confianza” -debe disfrutar de la vida tranquila y sin preocupaciones no?- sonrió ladeando el rostro. Ese apellido solo lo usaba su familia...edicto real... asi podian indentificarce. Ellos podían vivir tranquilamente después de haber terminado su legado. Su madre se habia retirado antes de tiempo y al parecer ese habia sido su eror. Habia decidido vivir sin la protección de la familia como una ciudadana normal, compartiendo su vida con el hombre que amaba y criando a sus hijos… en aquella posición habia sido un blanco fácil y habia terminado muerta. Ella no cometería jamás semejante equivocación.
Bostezo un poco mostrando lo tranquila que estaba y lo “relajada” que podia estar frente a alguien de la familia- estoy algo cansada pero siempre es un placer encontrar alguien de la familia, le gustaría ir a comer o beber algo?
Antiette y Souhard- Inquisidor/Realeza
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Para ser partícipe de una mentira y que la misma se mantenga sin sospecha alguna, hay ciertos factores que nunca hay que pasar por alto. Alanis no era una persona a la que le gustaba engañar a otros, es más, generalmente era criticada por decir verdades sin anestesia alguna hacia las personas, pues por más dura que sea, la verdad para ella siempre sería la verdad. Algo irrefutable, algo no negociable.
Pero en la vida siempre hay excepciones, y la bruja estaba frente a una de ellas en ese momento, mientras sus esmeraldinos y serenos ojos observaban a la jovencita que cuan inocente infante caía en la mentira de la bruja. Y ahora no quedaba más que hacer fluir aquel engaño naturalmente, así como no olvidar ninguna de las palabras dichas, pues es muy común notar como en sus relatos los mentirosos suelen enredarse en sus propios engaños. Alanis no cometería esa clase de errores, o por lo menos, se había prometido no hacerlo. Lo que estaba en juego era mucho como para darse el gusto de perder, sobre todo cuando era la vida de la misma bruja la que se sorteaba en aquel peculiar encuentro.
- Llega un momento que por la misma edad, una desea contemplar ciertas cosas que van más allá que acabar con la vida de otros – confirió Alanis con su cotidiano temple, recordando en su interior que parte de su plan radicaba también en reflejar convicción y seguridad en cada una de las palabras que la misma promovía hacia la joven, tanto para ganar su confianza, como para alejar cualquier sensación de duda en ella. Aunque eso significara el ponerse en la piel de esos humanos asesinos que tanto le desagradaban. ¿Eran dioses acaso para tener decisión sobre la vida o muerte de alguien con dones especiales? Borgette tenía una respuesta muy clara para eso en el fondo de su alma.
El puerto continuaba con su indetenible movimiento, así como las olas que se mecían y que con una peculiar tranquilidad chocaban contra los navíos anclados en la ciudad. Alanis desvío su mirada por un instante notando como rodeada de tantas personas, nadie tenía la suspicacia suficiente como saber que ella era una bruja. Sonrío por dicho pensamiento y volvió su mirar hacia la joven “familiar” – Sería un placer ¿gustarías de ir a algún café y así disfrutar de un rato en familia? – cuestionó la confiada hechicera sin un mínimo reflejo de duda en sus palabras, incluso cuando en su interior solo cruzaban ideas de cómo ganar la confianza de aquella que hasta el momento no vislumbraba ningún designio de peligro para Alanis.
Pero en la vida siempre hay excepciones, y la bruja estaba frente a una de ellas en ese momento, mientras sus esmeraldinos y serenos ojos observaban a la jovencita que cuan inocente infante caía en la mentira de la bruja. Y ahora no quedaba más que hacer fluir aquel engaño naturalmente, así como no olvidar ninguna de las palabras dichas, pues es muy común notar como en sus relatos los mentirosos suelen enredarse en sus propios engaños. Alanis no cometería esa clase de errores, o por lo menos, se había prometido no hacerlo. Lo que estaba en juego era mucho como para darse el gusto de perder, sobre todo cuando era la vida de la misma bruja la que se sorteaba en aquel peculiar encuentro.
- Llega un momento que por la misma edad, una desea contemplar ciertas cosas que van más allá que acabar con la vida de otros – confirió Alanis con su cotidiano temple, recordando en su interior que parte de su plan radicaba también en reflejar convicción y seguridad en cada una de las palabras que la misma promovía hacia la joven, tanto para ganar su confianza, como para alejar cualquier sensación de duda en ella. Aunque eso significara el ponerse en la piel de esos humanos asesinos que tanto le desagradaban. ¿Eran dioses acaso para tener decisión sobre la vida o muerte de alguien con dones especiales? Borgette tenía una respuesta muy clara para eso en el fondo de su alma.
El puerto continuaba con su indetenible movimiento, así como las olas que se mecían y que con una peculiar tranquilidad chocaban contra los navíos anclados en la ciudad. Alanis desvío su mirada por un instante notando como rodeada de tantas personas, nadie tenía la suspicacia suficiente como saber que ella era una bruja. Sonrío por dicho pensamiento y volvió su mirar hacia la joven “familiar” – Sería un placer ¿gustarías de ir a algún café y así disfrutar de un rato en familia? – cuestionó la confiada hechicera sin un mínimo reflejo de duda en sus palabras, incluso cuando en su interior solo cruzaban ideas de cómo ganar la confianza de aquella que hasta el momento no vislumbraba ningún designio de peligro para Alanis.
Alanis Borgette- Hechicero Clase Media
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Asintió con una leve sonrisa, a diferencia de la bruja a ellos les habían educado para mentir, su vida entera era una mentira, una que llevaban día a día y habían vuelto suya… ellos acostumbraban cazar en pareja…su madre lo había hecho con su padre y ahora ella con su hermano…era raro que no le preguntara sobre por que estaba sola… había quienes lo estaban en su familia pero tenían buenas razones… además… que hacia un cazador retirado en aquel lugar? Y que recordara nadie de aquella edad estaba en parís ahora. Pensó en preguntarle que numeración tenia su collar…tal vez así podría compararlos con los registros de aquella familia a la que no le hacia ninguna gracia pertenecer… pero seria demasiado sospechoso… ella notaria que dudaba de su procedencia. Así que simplemente dejo que las cosas siguieran.
-definitivamente necesito comer y la compañia me cae bien- sonriendo con aquel rostro bello que poseia.
El centro de su atención estaba en los lobos y los licanos… en aquellos que le habían arrancado a su padre y en el posible ser que se había llevado a su madre… el que sospechaban era un vampiro… desde donde lo veía ella podía ser una bruja o un licano… pero su temperatura no era la característica de los lobos…la había tocado y le había parecido mas que fresca… si era una bruja o una humana normal no el interesaba demasiado… aunque definitivamente le había intrigado que poseyese aquel collar…mas aun que mintiese sobre el.. . a que cazador podría habérselo quitado? Por supuesto no descartaba del todo la posibilidad de que hablase con la verdad.
-definitivamente necesito comer y la compañia me cae bien- sonriendo con aquel rostro bello que poseia.
El centro de su atención estaba en los lobos y los licanos… en aquellos que le habían arrancado a su padre y en el posible ser que se había llevado a su madre… el que sospechaban era un vampiro… desde donde lo veía ella podía ser una bruja o un licano… pero su temperatura no era la característica de los lobos…la había tocado y le había parecido mas que fresca… si era una bruja o una humana normal no el interesaba demasiado… aunque definitivamente le había intrigado que poseyese aquel collar…mas aun que mintiese sobre el.. . a que cazador podría habérselo quitado? Por supuesto no descartaba del todo la posibilidad de que hablase con la verdad.
Antiette y Souhard- Inquisidor/Realeza
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Un simple gesto de avance por parte de la hechicera invito a su nueva acompañante a emprender viaje sobre las transitadas aceras pertenecientes al puerto de la ciudad. Seguramente algún café se presentaría a medida que estás avanzaban tranquilamente entre las ajetreadas personas que no se detenían nunca.
El andar de Alanis tenía la particularidad de reflejar su mismo estado característico, aquel que no parecía desequilibrarse externamente por nada, irradiando una serenidad única incluso cuando con cada paso sobre el adoquín implicara un acercamiento hacia lo peligroso, hacia lo desconocido.
- El puerto es una zona bastante interesante para encontrar determinadas cosas ¿sabías? – confirió la dama manteniendo su mirada hacia el frente, como si de por hecho tomara que cada una de sus palabras serian escuchadas por su joven compañía – Cuando crees que nunca hallarás algo, asomas tu presencia al puerto y sorpresivamente allí estará eso que buscas – pasó a adherir de una forma particular, como si sus mismos vocablos tuviesen una connotación simbólica, no solo reduciéndose a meros comentarios hechos al azar. Alanis se encontraba allí porque una advertencia se plantó en sus sueños y la había enviado al puerto parisino, y para extrema coincidencia la bruja parecía intuir internamente que lo que había de buscar ya estaba frente a ella.
La caminata no fue muy extensa hasta que un desapercibido establecimiento fue captado por los atentos ojos de la bruja. A diferencia de otros cafés del puerto, donde los extranjeros y marineros acechaban por doquier, aquel lugar mantenía una tranquilidad fuera de lo común, como si de alguna forma no encajase con su entorno. –Me parece que hemos encontrado el lugar – comentó madame Borgette a la par que efectuaba una leve señalización con la mano diestra, invitando de alguna manera a la agotada Antiette a adentrarse al mismo.
- Este es su final, o el comienzo de algo diferente – mentó para sí la hechicera luego de escoger una mesa y recordar que no estaba allí solamente para relacionarse con alguien desconocido. Automáticamente noto que el lugar donde se encontraba era perfecto para dar lugar al as que guardaba bajo su manga, bueno, más precisamente en uno de sus bolsillos.
- Iré a ordenar algo, no soy muy tolerante con los meseros ¿qué puedo traerte? – cuestionó con suma amabilidad, a la par que con un delicado gesto impartía su deseo de que la damisela a su lado tomase asiento, como si la bruja reflejase preocupación por el cansancio de la misma, haciendo muestra de su servicial y atenta consideración. Pero para Alanis, muy pocos gestos se realizaban simplemente porqué si.
El andar de Alanis tenía la particularidad de reflejar su mismo estado característico, aquel que no parecía desequilibrarse externamente por nada, irradiando una serenidad única incluso cuando con cada paso sobre el adoquín implicara un acercamiento hacia lo peligroso, hacia lo desconocido.
- El puerto es una zona bastante interesante para encontrar determinadas cosas ¿sabías? – confirió la dama manteniendo su mirada hacia el frente, como si de por hecho tomara que cada una de sus palabras serian escuchadas por su joven compañía – Cuando crees que nunca hallarás algo, asomas tu presencia al puerto y sorpresivamente allí estará eso que buscas – pasó a adherir de una forma particular, como si sus mismos vocablos tuviesen una connotación simbólica, no solo reduciéndose a meros comentarios hechos al azar. Alanis se encontraba allí porque una advertencia se plantó en sus sueños y la había enviado al puerto parisino, y para extrema coincidencia la bruja parecía intuir internamente que lo que había de buscar ya estaba frente a ella.
La caminata no fue muy extensa hasta que un desapercibido establecimiento fue captado por los atentos ojos de la bruja. A diferencia de otros cafés del puerto, donde los extranjeros y marineros acechaban por doquier, aquel lugar mantenía una tranquilidad fuera de lo común, como si de alguna forma no encajase con su entorno. –Me parece que hemos encontrado el lugar – comentó madame Borgette a la par que efectuaba una leve señalización con la mano diestra, invitando de alguna manera a la agotada Antiette a adentrarse al mismo.
- Este es su final, o el comienzo de algo diferente – mentó para sí la hechicera luego de escoger una mesa y recordar que no estaba allí solamente para relacionarse con alguien desconocido. Automáticamente noto que el lugar donde se encontraba era perfecto para dar lugar al as que guardaba bajo su manga, bueno, más precisamente en uno de sus bolsillos.
- Iré a ordenar algo, no soy muy tolerante con los meseros ¿qué puedo traerte? – cuestionó con suma amabilidad, a la par que con un delicado gesto impartía su deseo de que la damisela a su lado tomase asiento, como si la bruja reflejase preocupación por el cansancio de la misma, haciendo muestra de su servicial y atenta consideración. Pero para Alanis, muy pocos gestos se realizaban simplemente porqué si.
Alanis Borgette- Hechicero Clase Media
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Diferente a la mujer, que con su rostro maduro y sereno caminaba impasible entre la gente el andar de antiette no se asemejaba ni por asomo, aunque con el rostro alto y la espalda recta no reflejaba ni cercana la serenidad de la mujer, si andar era decidido y su gesto impasible, incluso sus cabellos sueltos parecían tener vida propia. Como ver al día y la noche andar en el mismo tiempo, era observar a aquellas mujeres andar una junto a la otra.
Escuchando lo que la bruja decía levanto una ceja sin girarce a mirarla- ah si? Tal vez debería pasarme mas por aquí- pues en su vida habia sido mas las cosas que no buscaba y que la encontraban que las que buscaba y llegaba a encontrar. Tal vez por ello su cruzada por el asesino de su madre había ido tan mal. Habia cazado a seres que se le habían cruzado al camino, a los que había comenzado a seguirlos mas por rumores o hechos que precensiava que por odio natural. En su vida los únicos moustros eran los licanos, completamente inconscientes de lo que el demonio que les poseía los que no podían controlarlo sufrían una pesada maldición… pero no peor que la de aquellos que aun consientes disfrutaban de la muerte y desgracia que causaban… Licanos…esa era su presa favorita… después los vampiros y lo demás le era indiferente a menos que hicieren algo mereciese su desprecio… Y aunque habia triunfado en cada camino que tomaba… solo uno seguía inconcluso… el que cumplía su promesa a su padre…darle caza al asesino de su madre.
Entro al lugar que le indicaba sintiendo como si saliese del puerto…como si el ajetreo se alejara y aunque fue extraño también fue agradable- es un buen lugar…- murmuro para si. Vio que la mujer se levantaba y le imito- iré yo si los meseros le importunan, que clase de persona dejaría que alguien mayor le sirviese? Soy joven algo de cansancio no hace nada en mi.
Escuchando lo que la bruja decía levanto una ceja sin girarce a mirarla- ah si? Tal vez debería pasarme mas por aquí- pues en su vida habia sido mas las cosas que no buscaba y que la encontraban que las que buscaba y llegaba a encontrar. Tal vez por ello su cruzada por el asesino de su madre había ido tan mal. Habia cazado a seres que se le habían cruzado al camino, a los que había comenzado a seguirlos mas por rumores o hechos que precensiava que por odio natural. En su vida los únicos moustros eran los licanos, completamente inconscientes de lo que el demonio que les poseía los que no podían controlarlo sufrían una pesada maldición… pero no peor que la de aquellos que aun consientes disfrutaban de la muerte y desgracia que causaban… Licanos…esa era su presa favorita… después los vampiros y lo demás le era indiferente a menos que hicieren algo mereciese su desprecio… Y aunque habia triunfado en cada camino que tomaba… solo uno seguía inconcluso… el que cumplía su promesa a su padre…darle caza al asesino de su madre.
Entro al lugar que le indicaba sintiendo como si saliese del puerto…como si el ajetreo se alejara y aunque fue extraño también fue agradable- es un buen lugar…- murmuro para si. Vio que la mujer se levantaba y le imito- iré yo si los meseros le importunan, que clase de persona dejaría que alguien mayor le sirviese? Soy joven algo de cansancio no hace nada en mi.
Antiette y Souhard- Inquisidor/Realeza
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Una leve molestia interna se generó en el interior de Alanis en el preciso momento que la atenta joven se ofrecía a realizar lo que la hechicera había pronunciado antes. Ningún gesto delató su malestar ante aquella acción de amabilidad, pese a que la misma anulaba en su totalidad a la trampa meditada por la bruja para sacar del camino a Antiette, la que a esas horas ya ocupaba el puesto de enemiga para la dama frente a sí aunque no reflejase indicio de peligro alguno como dicha cazadora que parecía ser.
- Es un simple gesto de atención por lo de mi parasol. Y también un reflejo maternal el de traer la comida a la mesa. Descansa querida, no te preocupes – profirió la astuta hechicera con un dejo de dulzura en sus palabras, haciendo que las mismas perdieran esa sensación de orden y resonaran tan solo como los vocablos de una amable mujer con un gran gusto por complacer a otros.
¿Y quién sospecharía que una persona así podría llevar intenciones ocultas? Alanis tenía por seguro de que nadie normal lo haría, pues luego de tantos años e innumerables personas que la habían tratado sin saber ni tener indicios de conocer una pizca sobre sus dones innatos, esa no sería la excepción. ¡Y menos con una joven tan inocente pese a su condición de cazadora!
- Pero nunca hay que olvidar que nada de lo se ve, es realmente certero – mentó para sí la hechicera cuando sus esmeraldinos ojos se posaron fijamente sobre los orbes de la presente Antiette.
- Prometo traerte algo que recupere tus fuerzas, y espero ya tengas edad suficiente para degustar una copa de vino sin que te caiga mal – promovió la dama colgando su refinado parasol en el respaldo de su silla a la par que sonreía grácilmente por el comentario ejecutado, pasando a posar su vista sobre la barra del restaurante donde solicitaría el “especial” banquete para la damisela.
- No tardo – adhirió al momento de dirigirse hacia aquel lugar son su característica serenidad, no dando pista alguna de su sutil y silencioso plan.
- Es un simple gesto de atención por lo de mi parasol. Y también un reflejo maternal el de traer la comida a la mesa. Descansa querida, no te preocupes – profirió la astuta hechicera con un dejo de dulzura en sus palabras, haciendo que las mismas perdieran esa sensación de orden y resonaran tan solo como los vocablos de una amable mujer con un gran gusto por complacer a otros.
¿Y quién sospecharía que una persona así podría llevar intenciones ocultas? Alanis tenía por seguro de que nadie normal lo haría, pues luego de tantos años e innumerables personas que la habían tratado sin saber ni tener indicios de conocer una pizca sobre sus dones innatos, esa no sería la excepción. ¡Y menos con una joven tan inocente pese a su condición de cazadora!
- Pero nunca hay que olvidar que nada de lo se ve, es realmente certero – mentó para sí la hechicera cuando sus esmeraldinos ojos se posaron fijamente sobre los orbes de la presente Antiette.
- Prometo traerte algo que recupere tus fuerzas, y espero ya tengas edad suficiente para degustar una copa de vino sin que te caiga mal – promovió la dama colgando su refinado parasol en el respaldo de su silla a la par que sonreía grácilmente por el comentario ejecutado, pasando a posar su vista sobre la barra del restaurante donde solicitaría el “especial” banquete para la damisela.
- No tardo – adhirió al momento de dirigirse hacia aquel lugar son su característica serenidad, no dando pista alguna de su sutil y silencioso plan.
Alanis Borgette- Hechicero Clase Media
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Antes de que pudiese hacer algo la mujer ya se había marchado, suspiro y se sento extrañada de su actitud, maternal habia dicho? pero si sus ojos eran frios como el hielo, o mejor dicho asi se lo habian parecido a ella. Recargo el rostro en las manos apoyando los codos en la mesa y se mostro pensativa, aquella mujer se mantenía perfectamente erguida a pesar de su edad. No era algo muy común en una cazadora retirada, no el hecho de que se mantuviese erguida...si no su andar, era tranquilo y elegante. Diferente al decidido de un cazador...
Estaba casi segura de aque aquella mujer no pertenecía a su familia, pero no ten ia como probarlo... de momento la habia seguido y hasta ahora la habia dejado tener el control completo de la situación.
Suspiro dejando caer los brazos a ambos lados de su cuerpo recargando la espalda en el asiento tras ella, le costaba un poco concentrarse con el cansancio de una noche en vela y casi 12 horas de casería corrida pero... si no queria terminar como comida para peces mejor mantenerse alerta. Giro la vista buscando a la mujer, verifivando que aun estuviese en el restaurante... haberla dejado ir por la comida habia sido un gran riesgo...
Estaba casi segura de aque aquella mujer no pertenecía a su familia, pero no ten ia como probarlo... de momento la habia seguido y hasta ahora la habia dejado tener el control completo de la situación.
Suspiro dejando caer los brazos a ambos lados de su cuerpo recargando la espalda en el asiento tras ella, le costaba un poco concentrarse con el cansancio de una noche en vela y casi 12 horas de casería corrida pero... si no queria terminar como comida para peces mejor mantenerse alerta. Giro la vista buscando a la mujer, verifivando que aun estuviese en el restaurante... haberla dejado ir por la comida habia sido un gran riesgo...
Antiette y Souhard- Inquisidor/Realeza
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
El menú ya había sido minuciosamente ordenado. No quedaba más que esperarlo pacientemente para luego dar el toque preciso y que el sigiloso plan de la bruja se llevase a cabo en su totalidad.
Desde la barra del café, Alanis giró lenta y sutilmente su cuello observando por encima de su hombro a la agotada joven que la acompañaba. Sin duda todo había transcurrido de manera perfecta y hasta sin quererlo el mismo estado de cansancio de Antiette parecía aportar un empujón más hacia el resultado óptimo que Alanis deseaba.
Después de todo el seguir los pasos de aquellos avisos en forma de sueños no había resultado ninguna pérdida de tiempo.
- Una gota es cansancio, dos es sueño, tres es una dulce muerte – murmuro casi imperceptiblemente con sus finos labios la precavida hechicera al momento en que de uno de los ocultos bolsillos de su falda sacaba un pequeño recipiente de cristal que contenía una acuosa solución transparente. Una pócima. Un líquido compuesto por diferentes hierbas silvestres que perfectamente había sido creado por la hechicera con la clara intención de ser utilizado en su favor. Una idea magnífica fue la de traer una pequeña muestra de aquel brebaje consigo ¿Pero quién iba a decir que fuese a ser necesario en aquellas instancias donde el dialogo era tan ameno? Sin dudas la vida era muy paradójica.
Finalmente un mesero apoyo sobre la barra donde Borgette se situaba esperando, una bandeja con dos platos que poseían el “menú del día”. Perdiz asada con unas patatas hervidas, bañadas en una extraña salsa color verdoso. Alanis supuso que sería de brócoli o alguna planta similar, pues en esa instancia ya no recordaba lo que había leído en la cartilla de orden sobre la descripción del suculento plato que saciaría el hambre de su jovial acompañante.
¡Y allí se encontraban! Junto a los platos y sobre la plateada bandeja yacían aquellas dos copas de vino que la hechicera tanto esperaba. Sonrío levemente al mesero con la intención de invitarle a retirarse para luego en un imperceptible y fugaz movimiento, verter exactamente dos gotas de la peligrosa pócima en la bebida que le correspondía a Antiette.
- ¡Ya estaba hecho! – mentó para sí la bruja hasta con cierto dejo de malicia, cuando luego de liberar un triunfal suspiro tomo con firmeza la bandeja y se dirigió a paso firme hacia la mesa donde era esperada.
- Perdona la tardanza, a veces estos cocineros olvidan que la gente viene a estos sitios a comer – comentó sonriente aquella que sin tiempo a acción ajena alguna le entrego a la damisela su correspondiente plato, tenedores y sobre todo, su copa de intoxicado vino, ese que le permitiría a la astuta mujer hacer lo que le apeteciese con su adormecida víctima.
-Que sea de tu provecho – adhirió Alanis al sentarse con su característica serenidad, abriendo una blanca servilleta sobre su falda y posteriormente mojando sus labios sobre la copa que yacía de su lado de la mesa. El lado que hasta el momento proyectaba quedarse con la victoria de aquel peculiar encuentro.
Desde la barra del café, Alanis giró lenta y sutilmente su cuello observando por encima de su hombro a la agotada joven que la acompañaba. Sin duda todo había transcurrido de manera perfecta y hasta sin quererlo el mismo estado de cansancio de Antiette parecía aportar un empujón más hacia el resultado óptimo que Alanis deseaba.
Después de todo el seguir los pasos de aquellos avisos en forma de sueños no había resultado ninguna pérdida de tiempo.
- Una gota es cansancio, dos es sueño, tres es una dulce muerte – murmuro casi imperceptiblemente con sus finos labios la precavida hechicera al momento en que de uno de los ocultos bolsillos de su falda sacaba un pequeño recipiente de cristal que contenía una acuosa solución transparente. Una pócima. Un líquido compuesto por diferentes hierbas silvestres que perfectamente había sido creado por la hechicera con la clara intención de ser utilizado en su favor. Una idea magnífica fue la de traer una pequeña muestra de aquel brebaje consigo ¿Pero quién iba a decir que fuese a ser necesario en aquellas instancias donde el dialogo era tan ameno? Sin dudas la vida era muy paradójica.
Finalmente un mesero apoyo sobre la barra donde Borgette se situaba esperando, una bandeja con dos platos que poseían el “menú del día”. Perdiz asada con unas patatas hervidas, bañadas en una extraña salsa color verdoso. Alanis supuso que sería de brócoli o alguna planta similar, pues en esa instancia ya no recordaba lo que había leído en la cartilla de orden sobre la descripción del suculento plato que saciaría el hambre de su jovial acompañante.
¡Y allí se encontraban! Junto a los platos y sobre la plateada bandeja yacían aquellas dos copas de vino que la hechicera tanto esperaba. Sonrío levemente al mesero con la intención de invitarle a retirarse para luego en un imperceptible y fugaz movimiento, verter exactamente dos gotas de la peligrosa pócima en la bebida que le correspondía a Antiette.
- ¡Ya estaba hecho! – mentó para sí la bruja hasta con cierto dejo de malicia, cuando luego de liberar un triunfal suspiro tomo con firmeza la bandeja y se dirigió a paso firme hacia la mesa donde era esperada.
- Perdona la tardanza, a veces estos cocineros olvidan que la gente viene a estos sitios a comer – comentó sonriente aquella que sin tiempo a acción ajena alguna le entrego a la damisela su correspondiente plato, tenedores y sobre todo, su copa de intoxicado vino, ese que le permitiría a la astuta mujer hacer lo que le apeteciese con su adormecida víctima.
-Que sea de tu provecho – adhirió Alanis al sentarse con su característica serenidad, abriendo una blanca servilleta sobre su falda y posteriormente mojando sus labios sobre la copa que yacía de su lado de la mesa. El lado que hasta el momento proyectaba quedarse con la victoria de aquel peculiar encuentro.
Alanis Borgette- Hechicero Clase Media
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Antiette le sonrió nada mas verla y tuvo que decir que al ver la comida habia recordado que como toda humana necesitaba de alimento, haciendo aun lado los cubiertos de la cocina saco los suyos propios moviendo un poco la comida, con discrecion- es una costumbre-comento viendo que los cubiertos de plata permanecian brillantes y comenzó a comer sin preocuparse, aunque habia diferentes condimentos en la comida no alcanzaba a persivir ninguno que fuese dañino... ella rara vez comía fuera de casa, dado su trabajo ella y souhard eran especialmente quisquillosos con lo que se llevaban a la boca.
- al parecer no era consciente del todo del apetito que tenia- comento mientras descubria que el sabor le agradaba y seguía comiendo, cuando llevo la copa a sus labios se detuvo un segundo... el color del liquido era normal... y no estaba el olor almendrado del veneno mas comun... aun asi, uso una cucharilla mas pequeña metiendo la en la copa, siempre podia inventarle cualquier excusa a su acompañante pero el mal presentimiento no desaparecía. Cuando saco la cuchara, espero unos segundos y esta se oscureció... signo de la presencia de algun tipo de veneno en la bebida... - que le has puesto...a mi copa?- pregunto lentamente mientras sacaba la cuchara y se la mostraba... - no me dirás ahora que tampoco eres de mi familia- actuó con naturalidad, como si aquellas cosas fuesen muy comunes... esperando...esperando... realmente no sabia que esperaba... solo...tal vez un indicio que le dijese quien era realmente aquella mujer.
Si antes la sospecha de que aquella mujer no pertenecía a su familia era latente, ahora era una seguridad, lo que deseaba saber ahora era...quien era...y mas importante aun, como es que tenia aquel collar y de quien era... debía mantenerse tranquila...necesitaba ver aquel collar mas de cerca.
- al parecer no era consciente del todo del apetito que tenia- comento mientras descubria que el sabor le agradaba y seguía comiendo, cuando llevo la copa a sus labios se detuvo un segundo... el color del liquido era normal... y no estaba el olor almendrado del veneno mas comun... aun asi, uso una cucharilla mas pequeña metiendo la en la copa, siempre podia inventarle cualquier excusa a su acompañante pero el mal presentimiento no desaparecía. Cuando saco la cuchara, espero unos segundos y esta se oscureció... signo de la presencia de algun tipo de veneno en la bebida... - que le has puesto...a mi copa?- pregunto lentamente mientras sacaba la cuchara y se la mostraba... - no me dirás ahora que tampoco eres de mi familia- actuó con naturalidad, como si aquellas cosas fuesen muy comunes... esperando...esperando... realmente no sabia que esperaba... solo...tal vez un indicio que le dijese quien era realmente aquella mujer.
Si antes la sospecha de que aquella mujer no pertenecía a su familia era latente, ahora era una seguridad, lo que deseaba saber ahora era...quien era...y mas importante aun, como es que tenia aquel collar y de quien era... debía mantenerse tranquila...necesitaba ver aquel collar mas de cerca.
Antiette y Souhard- Inquisidor/Realeza
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
¿Acaso era posible que todo aquello que se presentaba frente a sus ojos fuese cierto? Alanis apenas podría creerlo. Su mente se vio bruscamente golpeada, pisoteada el captar todas y cada una de aquellas acciones preventivas por parte de la jovial cazadora.
¿Qué estuvo mal? ¿Acaso su dulzura y atención para con ella no había sido suficiente? ¿Sus acciones se habrían tornado muy obvias, o tal vez, la cazadora ya había pasado por ese tipo de situaciones con otras personas? Muchas cuestiones abordaban la cabeza de la hechicera, quien pese a ese acribillamiento de pensamientos, mantenía aún la serenidad en su pálido rostro.
Otro tipo de persona hubiese dado la partida como perdida, sin embargo la bruja no era una de esas. Sabía que una reacción brusca, notoria, palpable podría revelar cuan involucrada se encontraba en aquel inesperado suceso. Mantuvo la calma como nunca antes. Sus esmeraldinos ojos reflejaron una actoral sorpresa ante los vocablos acusantes de Antiette. Una mano sobre el pecho y la otra dejando su servilleta sobre la mesa se adherían a ese comportamiento de “incredulidad” de Alanis sobre lo sucedido. Con un confiado parlamento, las sospechas debían de ser aniquiladas, pues no había espacio para más equivocaciones.
- ¿Qué intentas insinuar jovencita? Soy más experimentada que tú en esta vida y sobre todo en esta profesión ¿Cómo te crees capaz de acusarme tan vilmente Antiette? Tú madre no hubiese permitido este tipo de falta para conmigo – profirió casi sin pausa la inteligente dama, quien sin un reflejo de inseguridad en sus palabras ahora daba un particular detalle que podría arrasar perfectamente con todas las dudas y sospechas presentes en su acompañante; el haber conocido en vida a la progenitora de la desconfiada d’Lux.
Una respiración casi imperceptible. Un mirar firme y sereno. Y por sobre todo, el haberse quedado firme en su silla sin realizar ningún tipo de reacción abrupta eran las herramientas que astutamente Alanis había utilizado a su favor para dispersar cualquier idea de culpa que pudiese recaer sobre su persona. Ésta esperaba que aquellas maniobras funcionasen a su favor, no como su perdido intento de envenenar a su desconfiada víctima, que poco a poco reflejaba detalles de su verdadera naturaleza como cazadora.
¿Pero qué alma tan corrompida podría buscar malicia en una anciana tan atenta y dulce que reflejaba sinceridad y paz hasta en aquella situación tan inesperadamente tensa?
¿Qué estuvo mal? ¿Acaso su dulzura y atención para con ella no había sido suficiente? ¿Sus acciones se habrían tornado muy obvias, o tal vez, la cazadora ya había pasado por ese tipo de situaciones con otras personas? Muchas cuestiones abordaban la cabeza de la hechicera, quien pese a ese acribillamiento de pensamientos, mantenía aún la serenidad en su pálido rostro.
Otro tipo de persona hubiese dado la partida como perdida, sin embargo la bruja no era una de esas. Sabía que una reacción brusca, notoria, palpable podría revelar cuan involucrada se encontraba en aquel inesperado suceso. Mantuvo la calma como nunca antes. Sus esmeraldinos ojos reflejaron una actoral sorpresa ante los vocablos acusantes de Antiette. Una mano sobre el pecho y la otra dejando su servilleta sobre la mesa se adherían a ese comportamiento de “incredulidad” de Alanis sobre lo sucedido. Con un confiado parlamento, las sospechas debían de ser aniquiladas, pues no había espacio para más equivocaciones.
- ¿Qué intentas insinuar jovencita? Soy más experimentada que tú en esta vida y sobre todo en esta profesión ¿Cómo te crees capaz de acusarme tan vilmente Antiette? Tú madre no hubiese permitido este tipo de falta para conmigo – profirió casi sin pausa la inteligente dama, quien sin un reflejo de inseguridad en sus palabras ahora daba un particular detalle que podría arrasar perfectamente con todas las dudas y sospechas presentes en su acompañante; el haber conocido en vida a la progenitora de la desconfiada d’Lux.
Una respiración casi imperceptible. Un mirar firme y sereno. Y por sobre todo, el haberse quedado firme en su silla sin realizar ningún tipo de reacción abrupta eran las herramientas que astutamente Alanis había utilizado a su favor para dispersar cualquier idea de culpa que pudiese recaer sobre su persona. Ésta esperaba que aquellas maniobras funcionasen a su favor, no como su perdido intento de envenenar a su desconfiada víctima, que poco a poco reflejaba detalles de su verdadera naturaleza como cazadora.
¿Pero qué alma tan corrompida podría buscar malicia en una anciana tan atenta y dulce que reflejaba sinceridad y paz hasta en aquella situación tan inesperadamente tensa?
Alanis Borgette- Hechicero Clase Media
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
-Mi madre murió mucho antes de que pudiese enseñarme cualquier cosa- aclaro on voz calmada y dejo la cucharilla en un lado de la copa- o dígame, que otra cosa que las hiervas venenosas oscurecen la plata? Sin duda el licor no lo hace- hablo entrecerrando los ojos, no estaba en las mejores condiciones para un enfrentamiento, estaba cansada y somnolienta, pero por suerte habia recordado las precauciones que siempre tomaban cuando comían fuera de casa, incluso las tomaban en ella.
Ella parecía realmente indignada, su rostro…su expresión… pero sus ojos aun le parecían frios, quien era y que pretendía? Dudaba realmente que fuese de su familia, aunque siempre era posible que lo fuese y estuviese probándola de alguna manera. Entrecerró los ojos y la observo, que la pusiera a prueba era extraño aun para su familia, por otro lado, su encuentro había sido “casualidad” cazadora o presa por que el atentar contra ella? Que motivo podía tener para querer dañarla? Simplemente por ser cazadora? Podía ser ellos cazaban lobos y vampiros simplemente por serlo. Por que odiaba a los vampiros con una obsesión enfermiza, los vampiros eran parte de su búsqueda… unos por su padre, otros por su madre. Debía haber quien odiara a los cazadores asi… querer acabar con ellos simplemente por serlo. Pero cual de las dos opciones era? Difícil de decir en la situación en la que estaba.
Se enderezo en la silla y aparto los platos de ella, comenzaba a preocuparle que la comida hubiese tenido alguna cosa diferente al veneno, algo a lo que la plata no reaccionara. Si asi era… estaba en problemas, ojala souhard estuviese ahí. Esa mujer parecía tan “inocente” que desconfiaba…las apariencias siempre engañan.
Ella parecía realmente indignada, su rostro…su expresión… pero sus ojos aun le parecían frios, quien era y que pretendía? Dudaba realmente que fuese de su familia, aunque siempre era posible que lo fuese y estuviese probándola de alguna manera. Entrecerró los ojos y la observo, que la pusiera a prueba era extraño aun para su familia, por otro lado, su encuentro había sido “casualidad” cazadora o presa por que el atentar contra ella? Que motivo podía tener para querer dañarla? Simplemente por ser cazadora? Podía ser ellos cazaban lobos y vampiros simplemente por serlo. Por que odiaba a los vampiros con una obsesión enfermiza, los vampiros eran parte de su búsqueda… unos por su padre, otros por su madre. Debía haber quien odiara a los cazadores asi… querer acabar con ellos simplemente por serlo. Pero cual de las dos opciones era? Difícil de decir en la situación en la que estaba.
Se enderezo en la silla y aparto los platos de ella, comenzaba a preocuparle que la comida hubiese tenido alguna cosa diferente al veneno, algo a lo que la plata no reaccionara. Si asi era… estaba en problemas, ojala souhard estuviese ahí. Esa mujer parecía tan “inocente” que desconfiaba…las apariencias siempre engañan.
Antiette y Souhard- Inquisidor/Realeza
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Manteniendo aquel semblante teatral por la acusación recibida, la bruja no tuvo más opción que llevar aquella escena a otro punto donde las sospechas generadas se difuminaran, asumiendo en aquel instante que ese no sería el momento en que finalmente conseguiría frente a sus ojos la muerte de aquella cazadora.
- Para llevar honorablemente el apellido d’Lux eres una jovencilla algo descuidada. Y es cierto, sé que el destino no dejó que tu madre te enseñase muchas cosas – confirió la hechicera transportando ya la atención del momento a otro suceso, más específicamente a lo que ahora sus palabras narraban.
- Nuestro encuentro fue muy casual para creer que pertenecías a la familia. Solo tu presente desconfianza ante lo servido podía asegurarme que en verdad has sido entrenada como cazadora – adhirió la astuta bruja, llevando toda aquella situación a una simple prueba, a un necesario testeo que afirmarse que Antiette era quien pronunciaba ser.
- Sé que lo comprenderás querida. Y si no, pues deberías levantarte de esa silla y cobrar venganza por quien trato de asesinarte – promovió serenamente, tan solo extendiendo su brazo derecho para alcanzar con su delicada y blanquecina mano a la copa que le correspondía y así poder humedecer sus finos labios con el oscuro vino que había ordenado.
Aquella actitud tan serena y confiada no podía ser la de alguien que haya sido descubierto y menos aún la de alguien que tuviese miedo a morir en aquel lugar. Eso era lo que reflejaba Alanis. Eso era lo que la joven y agotada cazadora debía de captar para alejar cualquier sospecha de su mente.
- Para llevar honorablemente el apellido d’Lux eres una jovencilla algo descuidada. Y es cierto, sé que el destino no dejó que tu madre te enseñase muchas cosas – confirió la hechicera transportando ya la atención del momento a otro suceso, más específicamente a lo que ahora sus palabras narraban.
- Nuestro encuentro fue muy casual para creer que pertenecías a la familia. Solo tu presente desconfianza ante lo servido podía asegurarme que en verdad has sido entrenada como cazadora – adhirió la astuta bruja, llevando toda aquella situación a una simple prueba, a un necesario testeo que afirmarse que Antiette era quien pronunciaba ser.
- Sé que lo comprenderás querida. Y si no, pues deberías levantarte de esa silla y cobrar venganza por quien trato de asesinarte – promovió serenamente, tan solo extendiendo su brazo derecho para alcanzar con su delicada y blanquecina mano a la copa que le correspondía y así poder humedecer sus finos labios con el oscuro vino que había ordenado.
Aquella actitud tan serena y confiada no podía ser la de alguien que haya sido descubierto y menos aún la de alguien que tuviese miedo a morir en aquel lugar. Eso era lo que reflejaba Alanis. Eso era lo que la joven y agotada cazadora debía de captar para alejar cualquier sospecha de su mente.
Alanis Borgette- Hechicero Clase Media
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Asi que una prueba? Sonaba de alguna forma lógico pero aun asi extraño… asi es como era su familia? Capaz de matar solo para probar algo? Ella habia dicho que eran familia y entonces que la mujer la asesinaba? Sin contar el hecho de que por como se habían presentado no habia sido ella que que dijo que eran familia…si no al revez. Aquello le seguía pareciendo extraño, pero lo que mas le preocupo es que la mujer dijese la verdad. Que si no mentía? Que si su familia era realmente aquel tipo de gente? Despues de todo no le habían dado la espalda a su madre cuando habia renunciado a sus derecho reales? Posiblemente ella fuese ahora un recordatorio de su desaprobación…lo cual era ilógico, ellos mismos la habían contactado para darle su lugar en cuento supieron de la muerte de su padre…
Levanto el rostro y tomando la copa, la vertió sobre la comida de la mujer y su bebida- señora- hablo acentuando la palabra silaba a silaba, nota nota mientras se levantba del asiento con una po atrás-sonrisa en los labios, cínica y despótica- por mi, pueden irse usted yu sus pruebas por donde mejor le convenza- hablo en tono suave y bajo- tengo mi vida y no me mancho las manos a menos que sea necesario, asi que…con permiso. Yo no tengo mas que hacer aquí- hablo y mientras lo hacia vio a su hermano parado en la puerta del lugar, al parecer buscándola. La noto y camino hacia ella.
-Sali a buscarte pór que te esperaba tiempo atas, dijo a modo de saludo al llegr a su altura, sin que le pasace desapersivida la anciana, lo cual no le gustaba- quien es?- pregunto simplemente, sin modales algunos.
Levanto el rostro y tomando la copa, la vertió sobre la comida de la mujer y su bebida- señora- hablo acentuando la palabra silaba a silaba, nota nota mientras se levantba del asiento con una po atrás-sonrisa en los labios, cínica y despótica- por mi, pueden irse usted yu sus pruebas por donde mejor le convenza- hablo en tono suave y bajo- tengo mi vida y no me mancho las manos a menos que sea necesario, asi que…con permiso. Yo no tengo mas que hacer aquí- hablo y mientras lo hacia vio a su hermano parado en la puerta del lugar, al parecer buscándola. La noto y camino hacia ella.
-Sali a buscarte pór que te esperaba tiempo atas, dijo a modo de saludo al llegr a su altura, sin que le pasace desapersivida la anciana, lo cual no le gustaba- quien es?- pregunto simplemente, sin modales algunos.
Antiette y Souhard- Inquisidor/Realeza
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
La situación no podía haber arribado a un momento más tenso, pero sí lo hizo.
Después de todo, aquella jovencita parecía tener más agallas y personalidad de lo que su agotado semblante reflejaba. Sin duda alguna Alanis había grabado en su mente que no debía tomar a la damisela frente a sí tan a la ligera, de lo contrario sus planes podrían volver a truncarse tal y como sucedía en aquellas instancias.
¿Había una forma conveniente de reaccionar ante los repulsivos actos de Antiette? La hechicera no lo sabía bien. Optó simplemente por morder levemente su lengua y así soportar aquella falta de respeto hacia su persona, pues una manifestación de molestia podría generar aun más inconvenientes de los ya presentes.
¡Y hablando de inconvenientes! Allí estaba. El joven hermano de la cazadora. Un mancebo con un porte tan detestable como lo poseía su padre. Seguro de todo, incrédulo de que existiese alguien o algo capaz de aniquilarlo.
Los esmeraldinos ojos de la bruja se posaron automáticamente sobre él, haciendo que la misma se levantase de su asiento, y tras dejar unos cuantos francos sobre la mesa, dirigirse hacia donde los dos parientes yacían.
- Soy la única que conoce al asesino de vuestra madre – profirió justamente tras aquella pregunta del muchacho. Reflejando una seriedad única les observó a los ojos a ambos y como si nada hubiese ocurrido, se abrió paso entre los dos, abandonando el restaurante.
- Con su persimo- adhirió un instante antes de cerrar la cristalina puerta del local, apoyando la punta de su parasol nuevamente en el suelo y comenzar un avanzar tranquilo, como si todo aquello sucedido fuese algo normal, cotidiano. Una reacción llamativa para cualquiera, sin dudas.
Después de todo, aquella jovencita parecía tener más agallas y personalidad de lo que su agotado semblante reflejaba. Sin duda alguna Alanis había grabado en su mente que no debía tomar a la damisela frente a sí tan a la ligera, de lo contrario sus planes podrían volver a truncarse tal y como sucedía en aquellas instancias.
¿Había una forma conveniente de reaccionar ante los repulsivos actos de Antiette? La hechicera no lo sabía bien. Optó simplemente por morder levemente su lengua y así soportar aquella falta de respeto hacia su persona, pues una manifestación de molestia podría generar aun más inconvenientes de los ya presentes.
¡Y hablando de inconvenientes! Allí estaba. El joven hermano de la cazadora. Un mancebo con un porte tan detestable como lo poseía su padre. Seguro de todo, incrédulo de que existiese alguien o algo capaz de aniquilarlo.
Los esmeraldinos ojos de la bruja se posaron automáticamente sobre él, haciendo que la misma se levantase de su asiento, y tras dejar unos cuantos francos sobre la mesa, dirigirse hacia donde los dos parientes yacían.
- Soy la única que conoce al asesino de vuestra madre – profirió justamente tras aquella pregunta del muchacho. Reflejando una seriedad única les observó a los ojos a ambos y como si nada hubiese ocurrido, se abrió paso entre los dos, abandonando el restaurante.
- Con su persimo- adhirió un instante antes de cerrar la cristalina puerta del local, apoyando la punta de su parasol nuevamente en el suelo y comenzar un avanzar tranquilo, como si todo aquello sucedido fuese algo normal, cotidiano. Una reacción llamativa para cualquiera, sin dudas.
Alanis Borgette- Hechicero Clase Media
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Re: Cuando el destino llama, solo queda afrontarlo [Privado]
Souhard abrió un poco los ojos pero dejo que la mujer se marchara, el impulso de tomarla por el brazo al pasar a su lado fue grande pero contuvo las manos en puños a sus costados, sintiendo como sus dedos picaban por detenerla. Su mirada se quedo fija durante unos segundos en la dirección por donde había ido la mujer, al volverla a antiette, aun sentada donde estaba la noto observando con seguramente la misma expresión que el habia tenido justo donde el había estado mirando.
-quien es esa mujer?- frunció el ceño y antiette levanto sus cansados y desconfiados ojos a su hermano.
-la verdad es que no lose, me la eh encontrado por aparente casualidad, se ah presentado como un miembro de la familia de mama, tenia un collar igual al que me dieron a mi- souhard frunció el ceño aun mas, sabia por el tono de su hermana que estaba apunto de decirle algo que definitivamente no le iba a gustar.
-que mas?- pregunto animándola a continuar y la mirada de antiette viajo a la copa intacta en la mesa, una rápida mirada a lo que ahí habia le hizo notar el color oscurecido de la plata, supo poco antes de que su hermana lo dijese lo que habia sucedido.
-intento envenenarme, ah dicho que solo fue para probarme pero no me lo creo, vi en sus ojos la chispa de la rabia y la frustración cuando no me lo tome, aunque fue tan rápido que incluso es posible que lo haya imaginado.
Souhard volvió a mirar en dirección de la partida de la mujer y decidió que era mejor actuar con prudencia, no podía seguirla de inmediato y permitirse caer en una trampa, su hermana ya casi había caído en una.
-vamos a casa, necesitas descansar un poco antes de continuar con esto, me encargare de revisar lso registros familiares por cualquier coincidencia, ahora, anda. A descansar- antiette asintió y dejando unas monedas en la mesa se acercó a souhard rodeándole el cuello con sus brazos, este solo sonrió viéndola- niña mimada- hablo y la levanto en brazos llevándola de regreso a casa, gracias a los cielos ellos habían aprendido a desconectarse por completo para poder descansar, de otra forma las preocupaciones los recuerdos de muerte o el miedo jamás los dejarían dormir en paz, el podría comenzar a investigar, pro solo después de dejar a su hermana en cama, descansando en la seguridad de su casa.
-quien es esa mujer?- frunció el ceño y antiette levanto sus cansados y desconfiados ojos a su hermano.
-la verdad es que no lose, me la eh encontrado por aparente casualidad, se ah presentado como un miembro de la familia de mama, tenia un collar igual al que me dieron a mi- souhard frunció el ceño aun mas, sabia por el tono de su hermana que estaba apunto de decirle algo que definitivamente no le iba a gustar.
-que mas?- pregunto animándola a continuar y la mirada de antiette viajo a la copa intacta en la mesa, una rápida mirada a lo que ahí habia le hizo notar el color oscurecido de la plata, supo poco antes de que su hermana lo dijese lo que habia sucedido.
-intento envenenarme, ah dicho que solo fue para probarme pero no me lo creo, vi en sus ojos la chispa de la rabia y la frustración cuando no me lo tome, aunque fue tan rápido que incluso es posible que lo haya imaginado.
Souhard volvió a mirar en dirección de la partida de la mujer y decidió que era mejor actuar con prudencia, no podía seguirla de inmediato y permitirse caer en una trampa, su hermana ya casi había caído en una.
-vamos a casa, necesitas descansar un poco antes de continuar con esto, me encargare de revisar lso registros familiares por cualquier coincidencia, ahora, anda. A descansar- antiette asintió y dejando unas monedas en la mesa se acercó a souhard rodeándole el cuello con sus brazos, este solo sonrió viéndola- niña mimada- hablo y la levanto en brazos llevándola de regreso a casa, gracias a los cielos ellos habían aprendido a desconectarse por completo para poder descansar, de otra forma las preocupaciones los recuerdos de muerte o el miedo jamás los dejarían dormir en paz, el podría comenzar a investigar, pro solo después de dejar a su hermana en cama, descansando en la seguridad de su casa.
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