AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Encuentro gitano [Libre]
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Encuentro gitano [Libre]
Sacudo la espada en el aire y la sangre cubre los arboles próximos. Miro como las gotas escarlata parecen gritar por piedad mientras van bajando por la corteza del árbol. Las veo con atención, durante unos segundos desearía no tener que hacer esto, no tener que usar mi espada, no tener por que matar, seguir un camino de paz -¿Pero como tendría paz mientras hay seres como el alrededor?
Frente a mí, en el suelo, yace el cadáver de un cazador. Lleva un revolver negro en la mano, con el que me disparo una bala de plata, me dio en el hombro, no me ha dejado de sangrar los últimos quince minutos. Que tonto fui por no poder esquivar ese disparo, puede haber acabado conmigo y no hice nada.
El cazador me embosco en el bosque, al menos eso pensó él, porque mi sentido del peligro se activo y logre atacar su muslo derecho, cayó al suelo y desde esa posición me disparo, no pensé que fuera tan rápido. Mi espada acabo con su vida cortándole la yugular, ahora debo darle un entierro digno, fue un gran guerrero.
Cargo el cadáver sobre mi hombro, mis ropas viejas, las cuales uso para viajar, se manchan un poco con la sangre, no importa, en una maleta escondida en el bosque tengo mis otras prendas con las que llegare a mi destino.
-Este será un buen lugar-digo al encontrarme con tres rocas cerca de un árbol enorme.
Dejo al hombre en el suelo y comienzo a cavar rápidamente. Mis manos se ensucian de tierra, bastante dura, pero sigo pensando que el lugar es digno para este hombre.
Cuando termino, cargo al cazador y arrojo sus armas a su pecho.
-Un guerrero muere con sus objetos preciados-le digo al mirar sus ojos inertes que cierro con mis dedos.
Al enterrarlo acomodo la tierra, coloco las piedra sobre él y dibujo una cruz con mis pies. Camino hacia el árbol y hago una línea por todo el tronco con mi espada, marcándolo. Regreso para mirar la tumba de frente e inclino mi cabeza. Susurro rezos en japonés, náhuatl, chino, rusa, italiano, español e ingles. Sin importar su religión, todos merecen un rezo antes de morir, por eso lo hago.
-Hasta luego, cazador-le digo y me retiro por mis cosas.
Me quito los harapos que llevaba y me lavo en un arroyo cercano. Pronto me siento limpio y comienzo a vestirme. Una camisa blanca, un saco negro con pantalones y zapatos del mismo color. La ropa como esta es la que mas cuido, cuando llega la luna llena suelo asegurarme de llevar los harapos, no es correcto romper la ropa cara.
Después de limpiar mi espada en el agua, la coloco en su otra funda, esa que hace parecer que llevo planos de algún lugar, así la gente no sospecha de mí. Tomo la maleta y me la hecho al hombro, junto con la espada.
Sigo mi camino por el bosque, no quise llegar por la ciudad, así no podría haberme divertido destruyendo a ese cazador. Estoy consciente que era un hombre con experiencia, puede que a la próxima no tenga la misma suerte, eso me hace emocionarme.
Pronto escucho la música, los cantos, el pandero, la magia del fuego y el color. Cuando la noche apremia, una noche sin luna, obviamente llevo la cuenta de los días para luna llena, puedo ver el zona de los gitanos. Nómadas como yo, personas sin nación, algunos la tienen y la ignoran otros la olvidaron. Yo no tengo a donde volver, mi tierra cayó ante los malditos españoles y Japón, nunca fue mi tierra realmente.
-Veamos que tan parecidos son a mi-digo para mi mismo mientras me acerco a la fiesta mágica de los gitanos, sin poder evitar sentirme infectado por ella.
Frente a mí, en el suelo, yace el cadáver de un cazador. Lleva un revolver negro en la mano, con el que me disparo una bala de plata, me dio en el hombro, no me ha dejado de sangrar los últimos quince minutos. Que tonto fui por no poder esquivar ese disparo, puede haber acabado conmigo y no hice nada.
El cazador me embosco en el bosque, al menos eso pensó él, porque mi sentido del peligro se activo y logre atacar su muslo derecho, cayó al suelo y desde esa posición me disparo, no pensé que fuera tan rápido. Mi espada acabo con su vida cortándole la yugular, ahora debo darle un entierro digno, fue un gran guerrero.
Cargo el cadáver sobre mi hombro, mis ropas viejas, las cuales uso para viajar, se manchan un poco con la sangre, no importa, en una maleta escondida en el bosque tengo mis otras prendas con las que llegare a mi destino.
-Este será un buen lugar-digo al encontrarme con tres rocas cerca de un árbol enorme.
Dejo al hombre en el suelo y comienzo a cavar rápidamente. Mis manos se ensucian de tierra, bastante dura, pero sigo pensando que el lugar es digno para este hombre.
Cuando termino, cargo al cazador y arrojo sus armas a su pecho.
-Un guerrero muere con sus objetos preciados-le digo al mirar sus ojos inertes que cierro con mis dedos.
Al enterrarlo acomodo la tierra, coloco las piedra sobre él y dibujo una cruz con mis pies. Camino hacia el árbol y hago una línea por todo el tronco con mi espada, marcándolo. Regreso para mirar la tumba de frente e inclino mi cabeza. Susurro rezos en japonés, náhuatl, chino, rusa, italiano, español e ingles. Sin importar su religión, todos merecen un rezo antes de morir, por eso lo hago.
-Hasta luego, cazador-le digo y me retiro por mis cosas.
Me quito los harapos que llevaba y me lavo en un arroyo cercano. Pronto me siento limpio y comienzo a vestirme. Una camisa blanca, un saco negro con pantalones y zapatos del mismo color. La ropa como esta es la que mas cuido, cuando llega la luna llena suelo asegurarme de llevar los harapos, no es correcto romper la ropa cara.
Después de limpiar mi espada en el agua, la coloco en su otra funda, esa que hace parecer que llevo planos de algún lugar, así la gente no sospecha de mí. Tomo la maleta y me la hecho al hombro, junto con la espada.
Sigo mi camino por el bosque, no quise llegar por la ciudad, así no podría haberme divertido destruyendo a ese cazador. Estoy consciente que era un hombre con experiencia, puede que a la próxima no tenga la misma suerte, eso me hace emocionarme.
Pronto escucho la música, los cantos, el pandero, la magia del fuego y el color. Cuando la noche apremia, una noche sin luna, obviamente llevo la cuenta de los días para luna llena, puedo ver el zona de los gitanos. Nómadas como yo, personas sin nación, algunos la tienen y la ignoran otros la olvidaron. Yo no tengo a donde volver, mi tierra cayó ante los malditos españoles y Japón, nunca fue mi tierra realmente.
-Veamos que tan parecidos son a mi-digo para mi mismo mientras me acerco a la fiesta mágica de los gitanos, sin poder evitar sentirme infectado por ella.
Invitado- Invitado
Re: Encuentro gitano [Libre]
Unos minutos más con la pandereta en manos y perdería la cabeza, danzando alrededor de la fogata, su sombra cubría a los demás gitanos como el presagio de un suceso poco fortuito. Sus caderas recorrían con naturalidad las puntas de las llamas, un respeto mutuo de los elementos naturales, hermanos nacidos del útero de la madre tierra. Inhaló más del humo incandescente que quemaba sus pulmones, antes de lanzarse a una cama de hojas secas, colocando el instrumento musical encima de su pecho.
Pensó en cerrar los ojos y descansar, después de todo, la única tragafuegos del circo gitano no podía darse el lujo de ofrecer una mala presentación a las pocas personas que se adentraban al lugar. Parisinos y sus prejuicios, nunca había sido así en Moscú. Honestamente, no podía recordar un sitio tan frío y desolado como París; su gente era grosera y frívola, las reglas sociales llevarían la sociedad al colapso. Por un segundo, sintió pena, luego soltó una carcajada, siendo alertada de la presencia de un observador por el distintivo sonido de pisadas.
El olor a plata y perro mojado lo hace indiscutiblemente un hombre lobo, rara vez ha tenido encuentros de primera mano con la especie, por lo que no duda en hacerse conocer de inmediato.
Levantándose del suelo con agilidad, aparta los arbustos y se muestra al desconocido, estrechando sus manos para demostrar sus pacificas intenciones; aún no sabía si le agradaban los gitanos o únicamente se hallaba perdido.
– ¿Estás bien? –inquirió casi de inmediato, el olor metálico de la sangre alertándole de una herida que quizás ya no existía–. Mi nombre es Luna, bienvenido al circo gitano, extraño.
Pensó en cerrar los ojos y descansar, después de todo, la única tragafuegos del circo gitano no podía darse el lujo de ofrecer una mala presentación a las pocas personas que se adentraban al lugar. Parisinos y sus prejuicios, nunca había sido así en Moscú. Honestamente, no podía recordar un sitio tan frío y desolado como París; su gente era grosera y frívola, las reglas sociales llevarían la sociedad al colapso. Por un segundo, sintió pena, luego soltó una carcajada, siendo alertada de la presencia de un observador por el distintivo sonido de pisadas.
El olor a plata y perro mojado lo hace indiscutiblemente un hombre lobo, rara vez ha tenido encuentros de primera mano con la especie, por lo que no duda en hacerse conocer de inmediato.
Levantándose del suelo con agilidad, aparta los arbustos y se muestra al desconocido, estrechando sus manos para demostrar sus pacificas intenciones; aún no sabía si le agradaban los gitanos o únicamente se hallaba perdido.
– ¿Estás bien? –inquirió casi de inmediato, el olor metálico de la sangre alertándole de una herida que quizás ya no existía–. Mi nombre es Luna, bienvenido al circo gitano, extraño.
Luna Angerona- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/07/2011
Localización : Riding A Lighting With Fairies
Re: Encuentro gitano [Libre]
Qué raro olor tiene, no tiene el aroma de un gitano, pero tiene ese aroma a feria, fuego, tierra y aceites. Parece ser que vive con ellos pero huele a magia, a ese aroma a hierbas y conjuros que tienen los magos. Qué extraño ver una bruja entre los gitanos, creía que no se llevaban tan bien, en especial porque un gitano parece un brujo con menos poder.
-Gracias por preocuparte-le digo con media sonrisa-pero estoy bien.
Saco una bala de plata, con un poco de sangre, de mi saco. Era el objeto principal que hacia tener ese olor, la verdad es que la traía para que me creyeran un licántropo herido, hace tiempo que mi herida se cerro y la plata no hace nada si toca mi piel solamente.
Ahora, esta niña frente a mí, no es una gitana es una hechicera. La mejor manera de averiguar el porqué de las cosas siempre a sido preguntando.
-Tu no eres una gitana ¿Verdad?-le digo acercándome curiosamente hacia ella, su vestuario es interesante, muchos colores y formas para una simple persona cuerda- Vistes de una forma interesante, Bruja.
Sostengo bien mi carga en la espalda y lo pasa pasó a que la cruce, liberando mi mano que la sostenía sobre mi hombro. Mi espada está sujeta por tela dentro de la funda falsa, por lo que no se escucha ningún movimiento, no importa cuánto zangolotee su funda.
Volteo a ver donde estaba acostada en las hojas y veo un pandero-Música, me recuerda a mis días en mi tierra, mi tierra que ya no existe…
-Eres traga fuegos ¿Verdad? Tu boca huele un poco a petróleo, es difícil quitar el olor de eso, tal vez deberías de conseguir un poco de eucalipto es bueno, experiencia propio…sólo que no era petróleo el olor que quería quitarme-confieso avergonzado.
-Gracias por preocuparte-le digo con media sonrisa-pero estoy bien.
Saco una bala de plata, con un poco de sangre, de mi saco. Era el objeto principal que hacia tener ese olor, la verdad es que la traía para que me creyeran un licántropo herido, hace tiempo que mi herida se cerro y la plata no hace nada si toca mi piel solamente.
Ahora, esta niña frente a mí, no es una gitana es una hechicera. La mejor manera de averiguar el porqué de las cosas siempre a sido preguntando.
-Tu no eres una gitana ¿Verdad?-le digo acercándome curiosamente hacia ella, su vestuario es interesante, muchos colores y formas para una simple persona cuerda- Vistes de una forma interesante, Bruja.
Sostengo bien mi carga en la espalda y lo pasa pasó a que la cruce, liberando mi mano que la sostenía sobre mi hombro. Mi espada está sujeta por tela dentro de la funda falsa, por lo que no se escucha ningún movimiento, no importa cuánto zangolotee su funda.
Volteo a ver donde estaba acostada en las hojas y veo un pandero-Música, me recuerda a mis días en mi tierra, mi tierra que ya no existe…
-Eres traga fuegos ¿Verdad? Tu boca huele un poco a petróleo, es difícil quitar el olor de eso, tal vez deberías de conseguir un poco de eucalipto es bueno, experiencia propio…sólo que no era petróleo el olor que quería quitarme-confieso avergonzado.
Invitado- Invitado
Re: Encuentro gitano [Libre]
– ¿Gitana? –repitió, meditando su respuesta; técnicamente vendría a ser una de ellos, había convivido entre ellos tanto tiempo que negarlo sería insólito, pero no podía enterrar sus raíces en la brujería, su crianza o su actual residencia no cambiaban nada–. No, supongo que no lo soy.
El comentario le pareció curioso, nadie había realizado un cumplido a su estilo de vestir, cuestionado por supuesto, pero jamás de una forma que simplemente denotara intriga sobre la elección de telas, colores y texturas. Si todos los licántropos eran igual a este individuo, de seguro podría tomarles cierto afecto: lo que en el mundo de Luna significaba que no intentaría quemar a ninguno pronto.
Al notar la mirada al instrumento, sonríe, cualquiera que sepa apreciar el arte merece cordialidad de su parte. La mención de su acto en el circo sólo sirve para ensanchar su ya gran sonrisa y animarle aún más a continuar la conversación a pesar de lo estoico de su interlocutor.
– ¿Eucalipto? No lo había pensado, pero rara vez pienso algo que no sea quema esto o lo otro –habló como quien demuestra lo bello que está el clima. Se llevó la mano a la boca, exhalando para oler su aliento, efectivamente, el aroma de su arte impregnaba su cavidad oral–. ¿Tendrás un poco de esa cosa allí? –preguntó señalando el ligero equipaje del visitante–. ¡Ah, por cierto, mi nombre es Luna! –se presentó con rapidez, avergonzada de no haberlo hecho antes, realizando una pequeña inclinación.
El comentario le pareció curioso, nadie había realizado un cumplido a su estilo de vestir, cuestionado por supuesto, pero jamás de una forma que simplemente denotara intriga sobre la elección de telas, colores y texturas. Si todos los licántropos eran igual a este individuo, de seguro podría tomarles cierto afecto: lo que en el mundo de Luna significaba que no intentaría quemar a ninguno pronto.
Al notar la mirada al instrumento, sonríe, cualquiera que sepa apreciar el arte merece cordialidad de su parte. La mención de su acto en el circo sólo sirve para ensanchar su ya gran sonrisa y animarle aún más a continuar la conversación a pesar de lo estoico de su interlocutor.
– ¿Eucalipto? No lo había pensado, pero rara vez pienso algo que no sea quema esto o lo otro –habló como quien demuestra lo bello que está el clima. Se llevó la mano a la boca, exhalando para oler su aliento, efectivamente, el aroma de su arte impregnaba su cavidad oral–. ¿Tendrás un poco de esa cosa allí? –preguntó señalando el ligero equipaje del visitante–. ¡Ah, por cierto, mi nombre es Luna! –se presentó con rapidez, avergonzada de no haberlo hecho antes, realizando una pequeña inclinación.
Luna Angerona- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/07/2011
Localización : Riding A Lighting With Fairies
Re: Encuentro gitano [Libre]
Que chica mas curiosa, es como si viera el mundo como un caleidoscopio o algo así, al menos eso se me figura al verla.
Saco una hoja de eucalipto de mi moral y se lo entrego en la mano.
-Eso ayudara mucho al aliento, lo utilizo cuando pasan ciertas cosas no deseadas-le digo sonriendo viendo hacia la luna, casi oculta por completo.
No buscaba una bruja al venir a visitar a los gitanos, esperaba encontrarme con la conexión que podríamos establecer. Ellos se mueven de ciudad en ciudad, conociendo pueblos diferentes y encontrando gente en cada viaje. Yo he estado haciendo eso por mas de 100 años, viviendo de los callejones, matando gente para vivir, creándome nombres falsos. El que utilizo aquí ni siquiera es el verdadero.
-Mi nombre es Makoto, se que mi nombre no parece quedarme muy bien, es una larga historia, algo triste-le digo sonriendo.
Veo su pandereta, al lado de una cama de hojas y la tomo. La acaricio durante unos segundos y la golpeo suavemente contra la palma de mi mano, lo repito varias veces, pronto creando una ritmo de mi país, de mi región olvidada y de mi tierra antigua. El sonido parece escucharse como una melodía triste, solía usarse para relatar historias de guerreros.
-De donde yo vengo, originalmente, este ritmo era usado para cantar un cuento de guerreros. Algunas inspiraron los nombres alas tierras y los cerros. Los nombres son olvidados por los que nos conquistaron-miro hacia el cielo frunciendo el seño-supongo que su castigo llegara pronto.
Sigo tocando la melodía, recordando la leyenda de aquel cerro de la mujer dormida.
Saco una hoja de eucalipto de mi moral y se lo entrego en la mano.
-Eso ayudara mucho al aliento, lo utilizo cuando pasan ciertas cosas no deseadas-le digo sonriendo viendo hacia la luna, casi oculta por completo.
No buscaba una bruja al venir a visitar a los gitanos, esperaba encontrarme con la conexión que podríamos establecer. Ellos se mueven de ciudad en ciudad, conociendo pueblos diferentes y encontrando gente en cada viaje. Yo he estado haciendo eso por mas de 100 años, viviendo de los callejones, matando gente para vivir, creándome nombres falsos. El que utilizo aquí ni siquiera es el verdadero.
-Mi nombre es Makoto, se que mi nombre no parece quedarme muy bien, es una larga historia, algo triste-le digo sonriendo.
Veo su pandereta, al lado de una cama de hojas y la tomo. La acaricio durante unos segundos y la golpeo suavemente contra la palma de mi mano, lo repito varias veces, pronto creando una ritmo de mi país, de mi región olvidada y de mi tierra antigua. El sonido parece escucharse como una melodía triste, solía usarse para relatar historias de guerreros.
-De donde yo vengo, originalmente, este ritmo era usado para cantar un cuento de guerreros. Algunas inspiraron los nombres alas tierras y los cerros. Los nombres son olvidados por los que nos conquistaron-miro hacia el cielo frunciendo el seño-supongo que su castigo llegara pronto.
Sigo tocando la melodía, recordando la leyenda de aquel cerro de la mujer dormida.
Invitado- Invitado
Re: Encuentro gitano [Libre]
Sin meditar demasiado su acción, tomó el eucalipto y lo introdujo en su boca, masticándolo como había observado a los animales engullir el pasto. Extraordinariamente ilógico pensamiento para alguien más, para Luna era la idea más natural que podría haber intentado.
Arrugó la nariz ante el sabor, no era lo que había esperado, por alguna razón consideró que sabría a verde. Verde era delicioso, pero prefería el rojo carmesí, ése era exquisito. Los colores sabían, estaba completamente segura y no podrían persuadirla de ello. Ya había superado aquella etapa en la que intentaba explicarse frente a los demás, ahora entendía que no podían juzgarle y que ni siquiera lo intentaran, sería una gran pérdida de tiempo para ambos.
– Todas las historias son tristes –acotó, devolviendo la sonrisa.
Observó con curiosidad cuando el licántropo se aproximó a su instrumento. No se vanagloriaba de saber tocarlo a la perfección, pero se conformaba con su habilidad actual; el fuego era su especialidad, no la pandereta.
– La venganza se come en tazas de té –afirmó, sin saber si había dicho bien la frase o no
Arrodillándose junto a Makoto, cerró los ojos, dejándose llevar por la música y la melancólica sensación que ésta le causaba. Casi podría imaginar la historia que contaba, pequeñas figuras de guerreros interpretando una guerra sólo para ella, un campo de muerte en su mente.
– ¿Podrías contarme la leyenda? –preguntó con ojos tan abiertos que cualquier hubiera considerado que intentaba imitar la mirada distraída de un gatito.
Arrugó la nariz ante el sabor, no era lo que había esperado, por alguna razón consideró que sabría a verde. Verde era delicioso, pero prefería el rojo carmesí, ése era exquisito. Los colores sabían, estaba completamente segura y no podrían persuadirla de ello. Ya había superado aquella etapa en la que intentaba explicarse frente a los demás, ahora entendía que no podían juzgarle y que ni siquiera lo intentaran, sería una gran pérdida de tiempo para ambos.
– Todas las historias son tristes –acotó, devolviendo la sonrisa.
Observó con curiosidad cuando el licántropo se aproximó a su instrumento. No se vanagloriaba de saber tocarlo a la perfección, pero se conformaba con su habilidad actual; el fuego era su especialidad, no la pandereta.
– La venganza se come en tazas de té –afirmó, sin saber si había dicho bien la frase o no
Arrodillándose junto a Makoto, cerró los ojos, dejándose llevar por la música y la melancólica sensación que ésta le causaba. Casi podría imaginar la historia que contaba, pequeñas figuras de guerreros interpretando una guerra sólo para ella, un campo de muerte en su mente.
– ¿Podrías contarme la leyenda? –preguntó con ojos tan abiertos que cualquier hubiera considerado que intentaba imitar la mirada distraída de un gatito.
Luna Angerona- Hechicero Clase Baja
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Localización : Riding A Lighting With Fairies
Re: Encuentro gitano [Libre]
No puedo evitar reírme un poco al verla masticar. Me recuerda a los caballos y lo curiosos que estábamos mi pueblo y yo la primera vez que los vimos. Seres extraños y desconocidos, usados para transportar a los gachupines que nos dominaron. Cuando viaje a Japón, el ver esos animales ya era completamente normal, ya fui a tantos países que conozco animales que muchos de mi tierra no han ni imaginado. Vi pandas, tigres, leones, gorilas y hasta extrañas criaturas que parecían dragones en cuatro patas, en aquellas lejanas islas olvidadas por los dioses.
-Eres cómica, pequeña-le digo, aunque en edades no nos vemos tan diferentes, la realidad seguramente es otra.
Mi melodía, me hace recordar esa leyenda, que dicen que lo es, pero fue verdad, cada palabra y cada suceso, haya sido de los dioses o no, sucedió de verdad.
-Con gusto, Luna-dejo de tocar por un momento
Suspiro tratando de hacer memoria hasta llegar a la versión que me contaban mis abuelos, la misma que le contaban los suyos, la misma historia que vio uno de mis antepasados. Pronto vuelvo a tocar la música.
-En esos años, un poderoso y compasivo emperador dominaba mandaba Tenochtitlán. Todos lo amaban y lo seguían sin cuestión. El y su esposa tuvieron una hermosa hija, Iztaccíhuatl.
Todos querían a la princesa, era amada por su pueblo y la preparaban para que un día fuera la emperatriz de la nación.
Popoca, un increíble guerrero, jefe de un ejercito que nunca había perdido una guerra, se enamora de Izta. El emperador, feliz de que un guerrero como el podría ser el siguiente emperador, lo acepto. Sin embargo, vino una guerra y Popoca tuvo que ir a luchar, el emperador le pidió la cabeza del oponente para que, por fin, pudiera desposar a su hija.
Así que Popoca se fue a la guerra. Había guerreros celosos del poderío de su líder y, con mentiras, le mandaron un mensaje al emperador, el cual dictaba que habían ganado la guerra, pero Popoca había muerto.
Cuando el Emperador le dio la noticia a su hija, ella dejo de salir de su casa, dejo de comer y pronto, la tristeza la abordo hasta matarla.
El día del funeral, Popoca regreso, pero cuando vio a su amada muerta, la tomo en sus brazos y la llevo lejos de la ciudad. Una vez ahí, le construyo una cama de piedra y la lleno de rosas, el encendió una antorcha y se quedo con ella, hasta que el también murió de tristeza.
Los dioses, conmovidos con el amor que se tenían-suspiro un poco y sonrío- los cubrieron de nieve y tierra, transformándolos en dos bellas montañas.
Iztaccíhuatl, la mujer dormida, cuidada eternamente por su amado Popocatépetl , montaña que humea.
Dejo de tocar la pandereta al acabar mi historia. Mi abuelo solía decirme que veía en mi la fuerza de Popoca y que un día conocería a mi propia Izta. La conocí y la perdí, parece que solo me queda la valentía.
-Eres cómica, pequeña-le digo, aunque en edades no nos vemos tan diferentes, la realidad seguramente es otra.
Mi melodía, me hace recordar esa leyenda, que dicen que lo es, pero fue verdad, cada palabra y cada suceso, haya sido de los dioses o no, sucedió de verdad.
-Con gusto, Luna-dejo de tocar por un momento
Suspiro tratando de hacer memoria hasta llegar a la versión que me contaban mis abuelos, la misma que le contaban los suyos, la misma historia que vio uno de mis antepasados. Pronto vuelvo a tocar la música.
-En esos años, un poderoso y compasivo emperador dominaba mandaba Tenochtitlán. Todos lo amaban y lo seguían sin cuestión. El y su esposa tuvieron una hermosa hija, Iztaccíhuatl.
Todos querían a la princesa, era amada por su pueblo y la preparaban para que un día fuera la emperatriz de la nación.
Popoca, un increíble guerrero, jefe de un ejercito que nunca había perdido una guerra, se enamora de Izta. El emperador, feliz de que un guerrero como el podría ser el siguiente emperador, lo acepto. Sin embargo, vino una guerra y Popoca tuvo que ir a luchar, el emperador le pidió la cabeza del oponente para que, por fin, pudiera desposar a su hija.
Así que Popoca se fue a la guerra. Había guerreros celosos del poderío de su líder y, con mentiras, le mandaron un mensaje al emperador, el cual dictaba que habían ganado la guerra, pero Popoca había muerto.
Cuando el Emperador le dio la noticia a su hija, ella dejo de salir de su casa, dejo de comer y pronto, la tristeza la abordo hasta matarla.
El día del funeral, Popoca regreso, pero cuando vio a su amada muerta, la tomo en sus brazos y la llevo lejos de la ciudad. Una vez ahí, le construyo una cama de piedra y la lleno de rosas, el encendió una antorcha y se quedo con ella, hasta que el también murió de tristeza.
Los dioses, conmovidos con el amor que se tenían-suspiro un poco y sonrío- los cubrieron de nieve y tierra, transformándolos en dos bellas montañas.
Iztaccíhuatl, la mujer dormida, cuidada eternamente por su amado Popocatépetl , montaña que humea.
Dejo de tocar la pandereta al acabar mi historia. Mi abuelo solía decirme que veía en mi la fuerza de Popoca y que un día conocería a mi propia Izta. La conocí y la perdí, parece que solo me queda la valentía.
Invitado- Invitado
Re: Encuentro gitano [Libre]
Un gran bullicio se armó entre las carpas de manera sorpresiva. A veces sucedía que después de las funciónes en el Circo, los malabaristas, ilusionistas, tunantes, brujos y payasos regresaban al campamento a beber y seguir la fiesta. Era como si por obra de un milagro el circo se transladase hasta el campamento; un espectáculo solo para nosotros, los gitanos. Aunque bien sabíamos compartirlo con quien viniese de fuera si este sabía covivir y compartir nuestra alegría. Sin embargo el olor de un hombre lobo, siempre consigue llamar mi atención, pues son por naturaleza volubles e impredecibles; y este aroma en particular por resultarme totalmente desconocido. Ninguna de las familias francesas huele así. De modo que hay otro forastero entre nosotros.
La curiosidad es demasiada y tengo que acercarme. Esta contando una historia a una chica, cuya aura destila magia. Las palabras que dicen me son familiares, los nombres tienen esa cualidad armoniosamente musical. ¡Parece la lengua de Oxún! La curiosidad es cada vez mayor. ¿De donde viene este hombre?
La mujer-cóndor también me había contado de estos Hombres-Montaña de los que hablaba el extraño lobo. Los antiguos habitantes de México... "el ombligo de la luna". Al otro lado del mundo ¿será?... Oxún cuenta que antes de que existieran los humanos, moraban la tierra otros seres parecidos a nosotros, pero de proporciones gigantes. Oxun refiere que la estas supuestas montañas eran en realidad los cuerpos petrificados del principe Popóca y la Iztac Cihuátl.
- En verdad deseo que encuentre a su doña "Blanca" señor Lobo. Si acaso no la ha encontrado ya...
(* Iztac Cíhuatl: Señora Blanca.)
Me vuelvo a la mujer que le acompaña sonriendo y haciendo un guiño sutil.
- Bonsoir madame. Espero no ser un entrometido. ¿Sabe usted que este caballero viene tierras allende el mar?
La curiosidad es demasiada y tengo que acercarme. Esta contando una historia a una chica, cuya aura destila magia. Las palabras que dicen me son familiares, los nombres tienen esa cualidad armoniosamente musical. ¡Parece la lengua de Oxún! La curiosidad es cada vez mayor. ¿De donde viene este hombre?
La mujer-cóndor también me había contado de estos Hombres-Montaña de los que hablaba el extraño lobo. Los antiguos habitantes de México... "el ombligo de la luna". Al otro lado del mundo ¿será?... Oxún cuenta que antes de que existieran los humanos, moraban la tierra otros seres parecidos a nosotros, pero de proporciones gigantes. Oxun refiere que la estas supuestas montañas eran en realidad los cuerpos petrificados del principe Popóca y la Iztac Cihuátl.
- En verdad deseo que encuentre a su doña "Blanca" señor Lobo. Si acaso no la ha encontrado ya...
(* Iztac Cíhuatl: Señora Blanca.)
Me vuelvo a la mujer que le acompaña sonriendo y haciendo un guiño sutil.
- Bonsoir madame. Espero no ser un entrometido. ¿Sabe usted que este caballero viene tierras allende el mar?
Última edición por Epoch el Mar Sep 13, 2011 4:02 am, editado 1 vez
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Re: Encuentro gitano [Libre]
Afino mi olfato a la llegada del otro hombre. Este tampoco es un gitano, sin embargo, lleva tanto con ellos que su aroma se a hecho un remolino de diferentes olores, sería fácil confundirlo con alguien como ellos, justo como me paso con Luna. Este hombre huele a bosque, pero no como si viviera en el, casi como si fuera parte de el. Sólo los que estamos acostumbrados a movernos de un lado otro olemos así. Su aroma n oes de licántropo o de vampiro, ni de humano o brujo. Supongo que es un cambiaformas pero ¿Cómo estar seguro?
-Gracias, Buen hombre-le digo haciendo una reverencia-Pero sólo el gran Popoca merecía el amor de tan bella mujer como era Iztaccihuatl, todos los demás. Pero ante los ojos de un enamorado, nuestra mujer siempre será la más hermosa ¿No le parece? La mía lo era-digo con un poco de tono de tristeza.
Sonrío al escuchar al hombre darse cuenta que no pertenezco a esta tierra, interesante que lo diga. Tal vez su conocimiento de mi mundo va mas allá que el de las leyendas.
-Mas allá del mar estaba mi hogar, si, pero ya no existe, hace ya casi más de 300 años. Un tiempo en el que yo ni siquiera pude morir por mi pueblo ¿Que es una vida si tú no puedes morir por los que amaste?
Parece que este hombre sólo vino a recordarme hechos tristes. Mi esposa muerta, mi tierra desaparecida, no son recuerdos que suelo reprimir, pero tampoco aquellos que mantengo vivos con mucha alegría.
-Gracias, Buen hombre-le digo haciendo una reverencia-Pero sólo el gran Popoca merecía el amor de tan bella mujer como era Iztaccihuatl, todos los demás. Pero ante los ojos de un enamorado, nuestra mujer siempre será la más hermosa ¿No le parece? La mía lo era-digo con un poco de tono de tristeza.
Sonrío al escuchar al hombre darse cuenta que no pertenezco a esta tierra, interesante que lo diga. Tal vez su conocimiento de mi mundo va mas allá que el de las leyendas.
-Mas allá del mar estaba mi hogar, si, pero ya no existe, hace ya casi más de 300 años. Un tiempo en el que yo ni siquiera pude morir por mi pueblo ¿Que es una vida si tú no puedes morir por los que amaste?
Parece que este hombre sólo vino a recordarme hechos tristes. Mi esposa muerta, mi tierra desaparecida, no son recuerdos que suelo reprimir, pero tampoco aquellos que mantengo vivos con mucha alegría.
Invitado- Invitado
Re: Encuentro gitano [Libre]
La tristeza afloró a la piel del lobo al pensar en aquella a quien tan bellamente recordaba. En verdad que se halla lejos de casa. Su nostalgia deja un sabor a polvo del camino en cada poro de mi cuerpo. Este hombe ha caminado mucho.
- En verdad te hallas lejos de casa. Tu pueblo no ha desaparecido, duerme. Oxun dice que pronto despertará. le dije con una sonrisa mientras desviaba mi mirada para no ofender al recien llegado y me concentraba en otra aura sobrenatural.
La mujer que le acompaña tiene una esencia como de hojas quemadas. La primera imagen que viene a mi mente es un incendio en el bosque. Fuego!... su espíritu se expande como lenguas de fuego. ¡Salamandra!
- Toda mujer es hermosa -por que es mujer- cada una a su manera, según su espíritu...
Hice una ligera reverencia mientras tomaba con gran delicadeza la delgada mano de Luna.
- Luna... ¿es su nombre verdad? Luna, su espíritu brilla como un fuego tan radiante que podría derretir el corazón mismo de una montaña. ¿Será que vuestro acompañante esta ciego? ¿Cómo puede tener esa expresión tan severa estando en tan cálida compañia?
(* le besa la mano, sintiendo en la palma que la sostiene la caricia involuntaria de las delgadas uñas de la bruja)
Los brujos a veces compartían algunos secretos. Como sus mentes eran mas afines a las nuestras, transmitían la voz de su conciencia, algunos incluso podían comunicarse con nosotros por medio de la telepatía y mostrarnos recuerdos, sueños y otros pernsamientos no siempre agradables; muchas veces sin el conocmiento del brujo. Recibíamos de ellos experiencias que de otro modo jamás conoceríamos, parte de nuestra esencia también impregna al humano y le incrementa en todos los sentidos. Este intercambio de energías - por que ¿que otra cosa es el pensamiento, sino energía- resulta muy beneficioso para brujos y cambiaformas por igual. Gran curiosidad me provocaba la misteriosa Luna.
- Pecando de inoportuno me acerqué a ustedes al escucharles, yo iba camino a mi Remolque a traer un par de garrafas de vino que quiero compartir con los músicos amigos. Me haría muy feliz poder contarles entre estos.
(* Sigue caminando en dirección a su remolque que esta unos cuantos metros lejos del campamento)
- Ánimo, ¡que estamos de fiesta!
- En verdad te hallas lejos de casa. Tu pueblo no ha desaparecido, duerme. Oxun dice que pronto despertará. le dije con una sonrisa mientras desviaba mi mirada para no ofender al recien llegado y me concentraba en otra aura sobrenatural.
La mujer que le acompaña tiene una esencia como de hojas quemadas. La primera imagen que viene a mi mente es un incendio en el bosque. Fuego!... su espíritu se expande como lenguas de fuego. ¡Salamandra!
- Toda mujer es hermosa -por que es mujer- cada una a su manera, según su espíritu...
Hice una ligera reverencia mientras tomaba con gran delicadeza la delgada mano de Luna.
- Luna... ¿es su nombre verdad? Luna, su espíritu brilla como un fuego tan radiante que podría derretir el corazón mismo de una montaña. ¿Será que vuestro acompañante esta ciego? ¿Cómo puede tener esa expresión tan severa estando en tan cálida compañia?
(* le besa la mano, sintiendo en la palma que la sostiene la caricia involuntaria de las delgadas uñas de la bruja)
Los brujos a veces compartían algunos secretos. Como sus mentes eran mas afines a las nuestras, transmitían la voz de su conciencia, algunos incluso podían comunicarse con nosotros por medio de la telepatía y mostrarnos recuerdos, sueños y otros pernsamientos no siempre agradables; muchas veces sin el conocmiento del brujo. Recibíamos de ellos experiencias que de otro modo jamás conoceríamos, parte de nuestra esencia también impregna al humano y le incrementa en todos los sentidos. Este intercambio de energías - por que ¿que otra cosa es el pensamiento, sino energía- resulta muy beneficioso para brujos y cambiaformas por igual. Gran curiosidad me provocaba la misteriosa Luna.
- Pecando de inoportuno me acerqué a ustedes al escucharles, yo iba camino a mi Remolque a traer un par de garrafas de vino que quiero compartir con los músicos amigos. Me haría muy feliz poder contarles entre estos.
(* Sigue caminando en dirección a su remolque que esta unos cuantos metros lejos del campamento)
- Ánimo, ¡que estamos de fiesta!
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