Poesía para el alma de una cortesana [Libre]

por **Juliette Blackwood** Lun Jul 05, 2010 1:49 pm

Había sido una ardua de una ardua noche de trabajo, pero había acabado temprano, no era más allá de media noche. Tomé la loca decisión de salir a pasear, a pesar de que sabía lo peligroso que era, pensé que llevar un cuchillo en el liguero me protegería -Al menos de los humanos- pensé, pero sabía que los humanos no eran los seres más peligrosos de la noche. Pero me arriesgué a tentar al destino, ya que quería alejarme un poco del mundo, no quería verme rodeada de gente en las atestadas calles de la ciudad, lo mismo de siempre…

Era por eso que había emprendido rumbo hacia la laguna, con paso rápido y firme, sin mirar atrás, sin temores, casi suicida. Vestía como una mujer normal, un vestido sencillo e iba cubierta con un chal, pero todo mi ser gritaba lo que era, mi cuerpo, mi andar cadencioso, sensual por naturaleza… Era una cortesana y no había nada que hacerle al asunto, y a pesar de mis sueños de dejar el trabajo algún día por el amor de un hombre, sueño que nunca admitiría en voz alta, no tenía pensado dejarlo por ahora, no hasta que el hombre adecuado llegara a mi vida.

Vi la laguna extenderse ampliamente ante mí, y me senté bajo un árbol, mirando en dirección al agua, buscando algo de paz del barullo del burdel. Llevaba un libro de poesía entre las manos, el poema que aquel vampiro me había dado, me había dejado con ganas de seguir leyendo poesía. El libro estaba escrito en inglés idioma que hablaba con fluidez, después de todo había nacido en Inglaterra, pero que aun me costaba leer.

-I saw her upon nearer view,
A Spirit, yet a Woman too!
Her household motions light and free,
And steps of virgin-liberty;
A countenance in which did meet
Sweet records, promises as sweet;
A Creature not too bright or good
For human nature's daily food,
For transient sorrows, simple wiles,
Praise, blame, love, kisses, tears, and smiles.-

She Was a Phantom of Delight
William Wordsworth.

Leí aquello en voz alta con lentitud casi reverencial, de seguro era extraño ver a una cortesana leyendo poesía a la orilla de la laguna.

por **M. Esprit Blorktenkwrock** Sáb Jul 31, 2010 7:59 pm

No había nada que le apegara a quedarse en su casa por más tiempo, tampoco había algo que le hiciese salir de ella, pero aun así, aquella sensación de vacío que le proporcionaba su casa mientras que su madre no estaba, le asqueaba, a tal punto de querer incendiar toda su finca, reducirla a cenizas. No podía, aunque su madre trabajara en una linda joyería, no podía darse el gusto de destruir su hogar. Se aproximó hacia el único balcón que tenía la finca. Con una buena vista, se podía distinguir distintos lugares de la ciudad; la laguna, la ciudad, algún que otro edificio. Era hermoso, pero aun así, aquel olor putrefacto que emanaba el cuarto de huéspedes, dónde se encontraba el balcón, mataba de a poco las narinas del muchacho.

Salió rápido de su finca, tomando solo su gran sobretodo color negro, dando zancadas sobre la tierra algo húmeda que bordeaba su casa. Extrañaba su antigua casa, en la primera que vivió dentro de Francia; se encontraba en un lugar residencial y con mucha facilidad, caminaba sobre los tejados, admirando las luces de aquella vulgar ciudad. Extrañaba Londres, pero sabía que pronto volvería.

Se encaminó con cierta rapidez hacia la laguna, la cual había divisado con cierto encanto mientras su tiempo en aquel balcón, del cual estaba seguro, pronto caería en pedazos, todo lo relacionado con el cuarto de huéspedes, era desastroso. Desde lejos sintió la voz de una fémina, y su olor le encantó, haciendo que le lleve hacia ella, en un caminar silencioso, iluminado solo por la luna. Se adentró por un sendero, el cual estaba bordeado de árboles frondosos, al estar cerca de ella, se subió a uno, quedando a una corta distancia de la muchacha que ahora, recitaba un poema. Su oído se agudizó, y observándole con cierta lascivia, penetró en la mente de la joven, hurtando de ella sus preciadas memorias. Sonrió con cierta diversión, pensándose en aquel pequeño dueto de bastardas. Al término de aquel poema, Esprit bajó silencioso de aquel árbol, aproximándose con cierta elegancia hacia dónde la muchacha, con un aire de tranquilidad que pocos sabían adoptar. -¿Sabes cómo salir de aquí?- preguntó, con cierto miedo en sus ojos; la mentira le sentaba muy bien

[Permiso]

por **Juliette Blackwood** Dom Ago 22, 2010 1:40 pm

Me sentía algo aliviada de estar lejos del ruido y la algarabía del burdel, podía pensar en paz, necesitaba alejar de su mente algunos recuerdos que parecían no querer abandonarla. Mantuve los ojos cerrados unos segundos y luego volví la vista al lago. A esa hora la vista era maravillosa, como la más bella pintura de mejor de los paisajistas, pero que sabía de arte, solo era una prostituta sin educación. El agua parecía llamarme, invitarme a sumergirme en ella, como si quisiera rozar mis curvas al sumergirme, me limité a morderme el labio.

Volví la vista a mi viejo y raido libro, con la intensión de continuar mi lectura, necesitaba desesperadamente algo a lo que aferrarme para no seguir mis locos impulsos, si ya era peligroso estar ahí a esa hora, ceder a aquella tentación era bastante estúpido, no hacía falta llamar más la atención, ya era lo suficientemente atrayente para cualquier criatura, y estaba consciente de eso. Así que aclaré mi garganta, antes de continuar mi lectura:

–And now I see with eye serene
The very pulse of the machine;
A Being breathing thoughtful breath,
A Traveler between life and death;
The reason firm, the temperate will,
Endurance, foresight, strength, and skill;
A perfect Woman, nobly planned,
To warm, to comfort, and command;
And yet a Spirit still, and bright,
With something of angelic light.-

Me quedé pensando un poco en lo que había leído, no sabía por qué pero aquel poema me fascinaba. No oí ningún ruido nada que anticipara la voz que me sacó de mi libro y mis cavilaciones, alcé mi rostro con delicadeza para ver al dueño de esta e instintivamente me lleve la mano a la pierna, donde bajo mi falda, en el liguero se encontraba el cuchillo que llevaba para mi defensa. Era un hombre guapo, que al igual que otro que había conocido antes me recordaba a una perfecta escultura de mármol.

Cerré el libro –Buenas noches, monsieur- lo saludé, tranquilizándome un poco cuando vi su expresión temerosa. Aun así me mantuve atenta, solo por si acaso, sin quitarle los ojos de encima. –Debe caminar por ese pequeño sendero que hay ahí- dije indicándole a mi izquierda, mientras me ponía de pie.

por Contenido patrocinado

Poesía para el alma de una cortesana [Libre]

Poesía para el alma de una cortesana [Libre]

Re: Poesía para el alma de una cortesana [Libre]

Re: Poesía para el alma de una cortesana [Libre]

Re: Poesía para el alma de una cortesana [Libre]