~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 14, 2010 1:42 pm

~ Algunas flores tardan mas que otras en florecer;
Pero al fin y al cabo, todas logran obtener su color ~

Una roja, una rosa, una blanca y una amarilla. Iba recogiendo flores por aquel prado que se situaba cerca de las montañas. Era un sitio agradable, pues la brisa era pura y fresca. Había ido allí a pasar el día con su padre, pero se había alejado lo suficiente de él. Recién estaba atardeciendo, y si había algo que le fascinaba era admirar la puesta del sol desde un sitio alto, sin que nada se interponga en su vista al encontrarse con la estrella poniente.
La naturaleza era divina. Sus colores y sus formas eran audaces y diversas. Nunca iba a terminar de maravillarse con cada descubrimiento que hiciese sobre este mundo.

Los ojos azules de Fraiah visualizaron el camino que la llevaría hasta un sitio mas o menos alto entre las montañas. No iba a arriesgarse a caer por un precipicio, pero el peligro le gustaba. Era la adrenalina que la envolvía y la hacía sentir parte de la tierra, del agua, del aire e incluso, del fuego mismo. Sentir que juega con lo que arde le da valentía, pero hasta ahora nunca ha estado verdaderamente cara a cara con un peligro auténtico. Bastarían unos días, horas, minutos quizás, para que suceda. El destino es juguetón y traicionero. Ella es astuta y observadora de la vida y cada movimiento. Siempre se ha encargado de ir codo a codo on el destino, y así poder instalarse en su juego infinito.

Se quedó de pie en una zona bastante elevada, mientras delante de sus ojos se extendía el paisaje que yacía a unos cuantos metros abajo.
El sol en el horizonte descendía lentamente, y teñía con suavidad de un dorado intenso el cabello rubio de Fraiah, su piel clara y sus ojos encandilados.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 14, 2010 2:25 pm

No había mejor lugar para estar a solas que las afueras de la ciudad. Mezclarse con la naturaleza, perderse en sus senderos y encontrarse a uno mismo en soledad, aquello era lo que le gustaba, lo único que hacía a parte de expresarse mediante su violín. Era un lobo solitario, como solían llamarle, un chico alejado de la multitud y viviendo en su propio mundo, pero encontraba tan vacíos a los seres humanos que le era incapaz de relacionarse con ellos. Cierto que en ocasiones le habían sorprendido, había encontrado personas realmente merecedoras de admiración, pero eran tan pocas que con el tiempo prefirió no conocer a ninguna de ellas.

Sus pasos le llevaron por caminos de piedra y hierbas, tropezando alguna que otra vez con alguna piedra mal colocada. En aquellos momentos, tal como iba vestido, parecía un tipo de clase baja más que media, pues los pantalones gastados y la camisa deshilachada que escogió para moverse con comodidad eran ropas que hacía tiempo dejaba de ponerse. Pero nunca le había importado lo que los demás pensaran de él.

No muy lejos vio a una chica paseando como él. Durante un instante se quedó casi hipnotizado, observándola fijamente y con la mente vacía. Su cabello al viento, moviéndose alrededor de su fino rostro parecido a una muñeca de porcelana. Sus ojos curiosos y achispados que irradiaban vida, todo lo contrario a los de Rhys. Así se quedó todo el tiempo, mirándola, llenándose de aquella imagen hermosa que le devolvía la inspiración para componer nuevas obras.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 14, 2010 3:43 pm

El sol poco a poco seguía desendiendo, iluminándolo todo. Cubría con su luz anaranjada cada sitio sobre la tierra. Era mágico, era único. El universo escondía tantos secretos, y que amargo era el sabor de saber que ningún ser en el mundo podría conocerlos todos. Vago deseo de muchos, el saberlo todo, pero sentimiento verdadero de tan pocos. Ojalá ella pudiera tener una biblioteca en su diminuta pero reconfortable casa. Ojalá pudiera ser invitada a las grandes salas de documentos históricos, de obras clásicas, que poseían en sus palacios los de Alta Sociedad.

Un suspiro se escapa de sus labios de fresa en medio de estos pensamientos. No bastó mucho para que mantuviera su concentración firme, cuando sintió pasos tras ella. La paranoia.. la paranoia. Si se ha sentido ella observada miles de veces, si se ha sentido amenazada y ni su padre le creyó. A veces llega a pensar que en verdad está loca y que su imaginación le hace jugarretas pesadas. Igualmente, dicen que las personas 'locas' son, en verdad, las mejores personas. Del dicho al hecho hay un largo trecho.

Se voltea con cuidado, mientras el viento sigue enredando su cabello, y puede vislumbrar a un joven a unos cuantos metros.
Lo mira curiosa, pues no era normal encontrar a alguien por aquí a estas horas. Generalmente solían andar mas en la tarde, cuando se dedicaban a cazar algún que otro animal montés.
Fue un cruce de miradas que duró bastante. Ninguno de los dos se conocían. La apariencia humilde del chico le daba tranquilidad, como a la vez podría esperarse lo peor, como que fuera un ladrón, un secuestrador...
Se quita esos pensamientos vanos de la mente, y se limita a contemplarlo.
La mirada misteriosa y cargada de sentido de Fraiah contrastaba con el vacío que la del chico representaba.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 14, 2010 4:13 pm

La miraba sin ver, simplemente perdido en sus pensamientos. Aquella chica le recordaba a su madre, tanto por su hermosura como por la serenidad que transmitían sus movimientos. Eso le hizo pensar en ella, en Eliza, y en su dulce voz cuando le tranquilizaba después de un mal sueño o una mala experiencia con su padre. Y sintió la terrible curiosidad de saber si aquella chica sonaba igual que Eliza, si su voz le calmaría tanto como lo hizo la de su madre en su momento.

¿Pero cómo comprobarlo si él, el lobo solitario, huía de las personas? Se vio de repente descubierto cuando ella le miró y fue incapaz de apartar la mirada. Se quedó estático, allí de pie, mirándola hipnotizado. Decidió acercarse, movido por un resorte interior que desconocía y le era incomprensible, y terminó llegando a su lado, distanciado de unos pocos metros que él consideraba espacio vital.

-Hola... No era mi intención asustarla, si es que lo hice. Discúlpeme. - Dijo con voz suave, apenas grave. Su expresión era serena, neutra, no había ningún atisvo de sentimiento en sus rasgos suaves.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 14, 2010 4:22 pm

Por momentos sentía que la mirada de aquel joven la penetraba e, incluso, la traspasaba, dejando su corazón colgado a sus espaldas, donde se pudiese leer todo lo que en el llevaba. Tenía una mirada fuerte, sin duda, pese a que parecía tan carente de expresión que denotara sentimiento alguno. No le resultaba intimidante, aunque tal vez si un poco.
Se echó un mechón de cabello hacia atrás, colocandolo con cuidado tras su oreja, mientras veía al muchacho acercarse. Detrás de ella había un pequeño precipicio, pero que sea leve no quiere decir que no pudiera ser fatal.
Deseaba, ahora, que no fuera algún ladrón o vandido, pues ya se veía ella saltando hacia el abismo..

Los labios del joven se abrieron para dar paso a las palabras. Fraiah lo miró manteniendo la misma curiosidad de antes, pero la diferencia es que ya no tenía aquel ligero temor. La voz del moreno que estaba ante sus ojos era grave y algo apagada, pero incluso en ese tipo de sonidos ella encontraba lo melodioso de la vida.
- No, descuide señor, no me ha asustado..- susurra con suavidad, con una leve sonrisa formandose en sus labios. El carisma de su alma podía verse a través de sus ojos.
Ella siempre solía dirigirse con respeto a toda clase de personas. No hacía diferencias entre alguien de Elite y un simple campesino. Cada ser sobre la tierra era digno de respeto, incluso estas flores coloridas que ella traía en su diminuta mano.
Ahora estaban frente a frente, en un encuentro inesperado.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 14, 2010 6:48 pm

De cerca pudo apreciar mejor los rasgos de la chica, delinear con su mirada esa belleza natural que la envolvía. Destilaba por cada poro una delicadeza femenina adorable, digna de una dama con buena educación. Siguió ese gesto de colocarse el cabello tras la oreja, tan parecido al de su madre. Y su voz... sí, era igual de suave, como una melodía cantada al oído.

-Me alegra saberlo... - respondió bajando la cabeza pero sin romper el contacto visual. Las palabras salían de su boca de forma automática, Rhys no era alguien muy hablador, pero la costumbre de estar rodeado de gente en las fiestas de la alta sociedad donde tocaba le hacían ponerse la máscara de hombre más social. - Disculpe mi grosería. Mi nombre es Rhys Kynaston. - Se presentó con marcado acento inglés, dando a conocer sus raíces sin vergüenza. Le gustaba ser de Inglaterra, hasta ahora los franceses le habían parecido gente algo arrogante.

Inclinó un poco la cabeza en forma de saludo, recogiendo con una mano el cabello que caía por sus ojos para echárselo hacia atrás, un gesto inútil pues el viento lo regresaba a la misma posición.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 14, 2010 7:00 pm

La sonrisa se mantuvo en el rostro de Fraiah. El encuentro sorpresivo le había hecho dar cuenta de una cosa: este era el instante mágico del día.
Estar frente a un completo desconocido, que le cause esa sensación de curiosidad y cierta melancolía.. porque su mirar, su mirar era triste y sereno.
Escuchó aquel 'me alegra saberlo' que dijo tan bajo como un susurro, y al ver sus gestos se sintió algo avergonzada. Era un muchacho educado, y pese a que ella también era de las formalidades, estas cosas la inhibían un poco.

- Es un placer, mi nombre es Fraiah, Fraiah Eslin - mencionó ante él, mientras se tomaba ambos lados del vestido con ambas manos, y se inclinaba en una leve reverencia, bajando primero la vista al suelo, para luego alzarla y verlo a los ojos.
- Disculpe mi intromisión, pero es usted inglés, ¿cierto? - se atreve a preguntar, adelantandose un paso hacia él. No quería quitarle el espacio que él consideraba distancia perfecta entre ambos, pero el clamar de la brisa solía hacer por momentos un poco dificultosa la escucha a esas alturas.

Ella también era inglesa, y él sería el primer inglés con el que entablaba una conversación aquí. En todos estos años que estuvo viviendo con su padre en París, no se había cruzado con alguien de su tierra. Era raro, pero cierto.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 14, 2010 7:28 pm

Así como era incapaz de mostrar sus sentimientos al exterior, o de entenderlos él mismo, tampoco era muy bueno leyendo las expresiones de los demás, por ello no notaba la sutil incomodidad que tal vez había entre ambos al ser desconocidos. Sus ojos simplemente no se podían despegar de ella, sentía curiosidad por cómo le recordaba tanto a su madre fallecida.

-Fraiah... - susurró inconscientemente, le salió sin más. Su nombre era bonito, parecía el nombre de alguna musa. Se forzó a ampliar un poco más su sonrisa, no por falsedad, sino porque le costaba sonreír. No era algo que hiciera a menudo, pero sabía que a la gente le gustaba que los demás sonrieran cuando hablaban con ellos. - No es ninguna intromisión. Es cierto, nací en Inglaterra. ¿A caso usted también? - Preguntó cortés, ladeando un poco la cabeza.

No le incomodó que se acercara, al contrario, podía observar mejor sus rasgos angelicales.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 14, 2010 7:38 pm

Pudo ser capaz de oír el susurro de su nombre entre sus labios, y un ligero escalofrío la envolvió. La brisa fresca, sin duda, algo inoportuna.
Ella esperaba recordar su nombre, y si se lo proponía, lo haría. Generalmente no era un problema que ella tuviera esto de la memoria. Una amiga siempre le comentaba que solía tener 'memoria de pez dorado', porque dura poco, pero eso es solo para cuestiones vanales. Hay otras que requieren cierta importancia, y por ende, deben ser bien recordadas.

Cuando escucha la respuesta del hombre que estaba ante ella, asiente levemente con la cabeza.
- Así es, de Londres, para serle mas específica - comenta mientras junta ambas manos delante de su cuerpo, y las une entrelazando sus dedos. Aún tenía las flores entre ellas, y esperaba que no se marchitaran antes de volver a casa.
Él era mas alto que ella, le llevaba como mínimo una cabeza. Todo se debía a la contextura frágil y menuda de Fraiah, pues en comparación con él, podría decirse que era bastante pequeña. ¿Cuántos años tendría él? Parecía joven, e incluso casi de su misma edad.

El sol ya casi desaparecía por completo, dejando aquella tenue luz que apenas alcanzaba a iluminar el firmamento a la lejanía.
Era agradable, y mas aún porque no estaba sola. Él parecía una buena compañía, pues en sus ojos se denotaba los ojos de un artista.
Visualiza, entonces, un crucifijo que él traía consigo, colgando elegantemente de su cuello. Lo mira por unos segundos, y luego vuelve a mirarlo a los ojos.
- ¿Vive usted cerca de aquí? - preguntó para no quedar en silencio, aunque a veces las palabras están de más.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 14, 2010 7:52 pm

Su vista varió un instante para fijarse en las flores que sujetaba tan dulcemente. Era casi como un tópico, una dulce chica paseando por el campo con un ramo de flores, pero en lugar de encontrarlo aburrido, le pareció curioso y dulce. sólo la hacía verse más angelical, y si él hubiera estado un pintor, de bien seguro que le habría pedido que posara para él. Aunque ya de por sí la imagen de la joven le llevaba a pensar en una musa para sus composiciones.

-Londres... yo también soy de allí. - Dijo regresando la vista a sus ojos. - Aunque hace mucho tiempo que dejé mi hogar... - susurró mirando al horizonte, perdido durante unos segundos en su pasado. Se dio cuenta que se estaba haciendo tarde y la joven no parecía tener compañía. ¿Acaso fue allí sola? ¿No conocía los peligros que podían acecharla en las afueras? - Sí, vivo en la ciudad. - Contestó con el ceño ligeramente fruncido, y finalmente dio voz a sus preocupaciones. - Señorita... ¿está usted sola en este lugar? Tal vez sería más acertado acompañarla a casa, está oscureciendo y no es muy adecuado que esté por aquí sola...

Con una mano le indicó que empezaran a andar, una sutil invitación. Él estaba acostumbrado a la oscuridad, a menudo aprovechaba las noches de insomnio para salir al bosque y tocar su música, no la que le mandaban en el teatro, sino la que le salía de corazón.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 14, 2010 8:06 pm

Las palabras de ambos eran dichas de manera tan pausada que podían apreciarse en el silencio del lugar, en aquella paz que sólo era quebrantada por el aullar del viento en diversas ocaciones.
- Que agradable coincidencia - menciona amablemente, sonriendo con fluidez ahora - Yo hace unos 2 años, no es demasiado tiempo. Aún me cuesta acostumbrarme - comenta con confianza, como si estuviera ya todo bien. Al fin y al cabo debía admitir que su compañía la tranquilizaba.

Notó la melancolía con la que él enunciaba sus respuestas, y a veces temía que por un arrebato de ella, él se sintiera incómodo. Hablar con un desconocido no es fácil, pues no sabes que puede o no molestarle; pero lo cierto es que hablando es la única manera de conocerlo, mejor dicho, de conocer su historia, porque lo que esconde su alma se ve a través de sus ojos.
Su comentario la hizo caer a la realidad de nuevo, y darse cuenta de que su padre hace unos instantes era perfectamente visible desde aquí, pues estaba en el prado que se extendía abajo, pero se había marchado al parecer.
- Estaba con mi padre, pero..- se quedó en silencio unos segundos. Al fin y al cabo su padre estaba cansado, trabajaba muchas horas, acarreaba con las obligaciones mas pesadas como traer pan al hogar, y no podía estar siempre pendiente de las fantasías de su hija. Ella comprendía que para realizar sus andanzas no podía comprometerlo a él. No es fácil educar a un alma aventurera como la suya.

Voltea a ver a Rhys y se encoge ligeramente de hombros.
- Bueno, mi padre sabe que regresaré en algún momento - comenta algo graciosa, por no mostrarse nerviosa. En sí no le disgustaba caminar sola, el peligro de arriesgarse a andar a oscuras le parecía algo atrayente, pero su miedo a la oscuridad era lo que le impedía continuar tranquila.
Es entonces cuando oye el ofrecimiento de aquel joven.
- Oh señor, no por favor, no quiero comprometerlo, en verdad..- dice sonrojándose un poco, mientras sacude sus manos con suavidad delante de su cuerpo, en un gesto de despreocupación, para que él no se sienta en la obligación de caminar junto a ella por el extenso sendero a casa.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 14, 2010 8:22 pm

La sonrisa de la chica es como una oleada cálida que sorprendentemente llega a él, el príncipe de hielo como lo llamaban sus más conocidos, pero aún así extraños para él. Podía conocer sus nombres y saber acerca de sus familias, mas nunca indagaba más en sus vidas como no quería que los demás indagaran en la suya, era demasiado celoso de su intimidad para compartirla con nadie, demasiados fantasmas del pasado para poder contarlos libremente.

-Sin duda agradable... Ciertamente, hay muchos compatriotas nuestros aquí en Francia. - Dijo con voz pausada, asintiendo con la cabeza de forma inconsciente. No supo descifrar bien si lo que sentía la chica era preocupación por su padre, y más tras aquél comentario que entonó con cierta graciosidad. Por ello se vio con el deber de insistir, pues no quería crearle problemas. - Si es así creo que su padre se preocupará... No es ningún compromiso, de igual modo yo también me dirijo a la ciudad. Nos haríamos mútua compañía. - Dijo dibujando una nueva sonrisa para no incomodarla.

Con una mano le indica que empiece a caminar con él, prácticamente ha oscurecido y deberán ir con cuidado donde pisan, pues el suelo es irregular y hay obstáculos en todo momento. Sus manos permanecen laxas a ambos lados de su cuerpo, por primera vez no se siente realmente incómodo en tener compañía, al contrario, que aquella chica le recuerde a su madre le hace sentirse un poco mejor, y a la vez un poco más triste, pues le recuerda su pérdida.

-No desearía saber que puede ocurrirle algo si regresa sola. Su padre estará más tranquilo, puedo hablar con él si es preciso para que no sospeche de su tardía llegada. - Dijo cortés, preguntándose por qué se comportaba de aquel modo, si nunca daba importancia a nadie.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 14, 2010 8:37 pm

Puede sentirse envuelta en su presencia de manera íntegra. Ese joven tenía algo que despertaba curiosidad en Fraiah, a la vez que ciertas sensaciones escondidas en lo mas hondo de su ser. No conocía demasiadas personas con la profundidad con la que miraba Rhys, y eso había llegado a encantarle en tan poco tiempo.
Se asombra ante el comentario de que hay tantos compatriotas aquí, pues esta era la priemra vez que ella veía uno.
- Debo admitir, y disculpe mi ignorancia, pero usted es el primero al que veo que lleva nuestras raíces - comenta, y el silencio vuelve a reinar por unos lapsos de segundos.
Es entonces cuando él vuelve a insistir, y ella ya no iba a negarse.
- En verdad, se lo agradezco. Espero no serle una molestia en lo que queda del trayecto - dice mirándolo con transparencia, y se adelanta unos pasos hasta llegar a su lado, y así poder comenzar a caminar a la par.

Cuando escucha aquellas palabras, a ella se le hace la idea de que él se preocupó un poco por su bienestar. Se sonroja nuevamente, y agradecía que sea de noche, pues así evitaría que él advirtiece su ligero rubor.
Ya imaginaba a su padre creyendo que ella andaba de aventuras con un joven de la ciudad. Agradecía haberle escondido aquellos cuchillos artesanales que tenía como autodefensa. Lo único que faltara, que encima de que Rhys tiene la molestia de acompañarla, su padre lo saque de allí amenazando su muerte.
- No se preocupe por mi padre, se acuesta a dormir temprano, pues trabaja mucho y el cansancio lo vence. No lo verá - sonríe y lo mira a los ojos - Además está acostumbrado a que yo vuelva tarde, siempre suelo escaparme por aquí - comenta y vuelve su vista al camino.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 14, 2010 8:55 pm

-No hay que hacer preocupar a los padres... - susurró con una sutil sonrisa que no llegó a sus ojos, pues estos seguían teniendo la misma expresión fría y triste de siempre, la que hacía años arrastraba con él.

Prosiguió caminando, con la vista al suelo para vigilar dónde ponía los pies, mientras se mantenía en silencio. Aunque no lo pareciera para él era muy importante la familia, tal vez por el hecho de que la suya se rompió hasta el punto de romperse, creando dolor y tristeza en su corazón, y encerrándole a él mismo en su propio mundo donde nadie más tenía cabida. Después de ver cómo su madre moría sola dejó de creer en el amor.

Divisó a lo lejos que ya se acercaban a la ciudad, podía ver las luces mortecinas más allá de los últimos árboles, y deseó no encontrarse por el camino con ningún obstáculo que pusiera en peligro la vida de la joven, pues la suya misma nunca le había immportado demasiado.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 14, 2010 9:03 pm

Escucha aquello que ella define como un sutil regaño de su parte, y baja un poco la cabeza sonriendo.
- Lo se.. pero él me comprende. Luego de tantos años haciendo lo mismo, ha entendido que deseo ser un alma libre. La ciudad me agobia, por eso paso la mayor parte de mi tiempo entre la naturaleza misma - explica sonriente, como si el solo hecho de pensar en vivir en medio del bosque le diera alegría y la embriagara de ensueño.
Lo mira a los ojos cuando termina de hablar, y es cuando sus pies le hacen una mala pasada y se tropieza, pero logra estabilizarse a tiempo, antes de darse la cara de lleno contra las rocas.
Se siente bastante torpe luego de eso, y cree que está haciendo el ridículo.
Alza la vista y ve las luces lejanas de lo que en ese momento era civilización. Por un lado, no quería llegar nunca..

Había varios sonidos entre los árboles y arbustos. Probablemente perteneciaeran a animales que tenían su hábitat aquí. Mientras no sea ninguno feroz, estarían a salvo.
- ¿Estaba paseando por aquí? - pregunta olvidando un poco la torpeza anterior que la hizo sentir algo tonta.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 14, 2010 9:16 pm

La escucha atentamente, sintiendo cierta complicidad con sus palabras. Él también quería ser un alma libre, pero con el tiempo terminó dándose cuenta que nunca conseguiría serlo mientras siguiera atado a las cadenas del pasado, que tan ardientemente se aferraban a él imposibilitándole el escapar. No mientras viera en toda mujer el rostro de su madre, o en la voz de cada hombre la esencia de su padre. Sabía que mantenerse en recuerdos no le iba a llevar a ningún lado, pero era incapaz de simplemente borrarlos.

-Entonces debería aconsejarle que tenga cuidado cuando salga a pasear... estos terrenos son peligrosos, y más de noche... - estaba diciendo cuando, de repente, la vio caer a su lado. Se apresuró a ayudarla, con sutil expresión de preocupación, olvidando por un instante la aprensión que le da tener contacto con otras personas. Sí, tenía sexo, pero era distinto. Él escogía cuándo y cómo, a parte de eso nunca se dejaba tocar por nadie ni él tomaba la iniciativa de tocar. Pero, al verla en el suelo, no pudo evitar socorrerla. - Debe tener más cuidado, por favor...

Decide olvidar el asunto como ella ha hecho para no incomodarla, y sigue caminando esta vez tomando también en cuenta el terreno por el que ella pisa, tratando de avanzarse a próximos tropiezos. - Sí... yo también suelo pasear por el bosque. No me gusta estar rodeado de gente. - Admitió inconscientemente.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 14, 2010 9:28 pm

El joven acarreaba, sin duda, con una melancolía constante. No era asunto de ella menerse en sus problemas personales, pero por momentos sentía la necesidad de ayudarle y no sabía cómo, y lo que era peor, no sabía en qué hacerlo.
Él era enigmático, incluso mas que ella. Un aura de misterio lo rondaba al pasar, y sus ojos azules transmitían un vacío que por momentos parecía cargado de existencia.

Fraiah no alcanzó a contestar a su comentario cuando inmediatamente él la ayudó ante aquella caída. Realmente se sentía mas que torpe.
- Perdón - susurró casi de manera impersceptible, debido a lo avergonzada que estaba de aquel tropiezo. Maldita piedra que se cruzó en su camino. Le hacía recordar a todas las piedras que la vida le arrojó sin cesar, desde la muerte de su madre.

Y retomando el tema anterior, entonces, se dispone a responder.
- ¿Es tan peligroso? Nunca me ha sucedido nada, pero como dicen 'siempre hay una primera vez para todo..' - comenta mirando al frente. Otra vez estas piedritas no iban a jugar con ella.

Esta escena le recordaba a una de las tantas novelas que había leído, en donde la doncella era una despistada, reina de la torpeza, y el príncipe siempre estaba salvandola de los peligros y accidentes seguros. Una pena que ella no sea una doncella, ni tenga a un príncipe. A veces sueña con encontrar uno, pero que no sea príncipe sólo de nombre, sino que sus actitudes lo coloquen como tal.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 14, 2010 9:43 pm

-Lo es... - asiente, alzando la vista para ver que la ciudad no queda ya lejos. Incluso su oído fino empieza a escuchar el ruido incesante y molesto de las calles, molesto para él que disfruta del silencio como mejor compañía. En un instante toma la mano de la joven impidiendo que tropiece con un desnivel del suelo, separándose inmediatamente tanto por su propia incomodidad como para no incomodarla a ella.

-Me alegra saber que nunca se ha encontrado con nada peligroso... mas no se confíe. Aunque las cosas parezcan tranquilas, el mal siempre está ahí. - Susurró avanzando, llegando finalmente al camino que dirige directamente a la ciudad. El ruido se hace más intenso y las luces empiezan a iluminar sus pasos, guiándoles sin pérdida hacia sus calles.

La oscuridad ya ha tomado control del cielo y la luna se alza hermosa por encima de sus cabezas. Se queda brevemente hipnotizado por su luz, que cubre todo cuanto ve con un sutil manto plateado, dándole un aire bohemio y mágico a su alrededor.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 14, 2010 9:56 pm

- Lo es - repite para sí, como asimilando aquella información. Es conciente de que el peligro existe, que está ahí afuera para acecharnos, icnluso está dentro de ellos mismos. El peligro lo es todo y a la vez no es nada. Una simple hormiga podría ser peligrosa, al igual que un derrumbe inesperado en una iglesia.
- Me gusta el peligro, de todos modos - decide comentar - ¿Y sabe por qué pareciera que lo busco? - pregunta mirándolo a los ojos, y en ese momento, antes que pudiera continuar con la frase, él la sujeta de la mano para evitar que se tropieze de nuevo.
Sus mejillas automáticamente se ruborizaron otra vez, como si toda la sangre de su cuerpo se concentrara en sus pómulos.

Cuando la suelta, ella se queda mirando el suelo, y se dispone a finalizar el argumento antes enunciado.
- Porque dicen que si buscas algo, nunca llega - dice suavemente y vuelve a mirarlo, sintiendo la luz artificial de la ciudad mezclandose con la luna que resplandece en su grandeza en el firmamento. Como amaría estar ahora mismo tedida sobre la hierba, en medio de la nada, sola o en compañía de alguien que valga la pena.

por **Rhys Kynaston** Lun Nov 15, 2010 5:47 am

Se sorprendió de que a la joven le gustara el peligro. ¿Quién lo buscaba? Ser temerario no era sinónimo de valentía, sino de irracionalidad, pues buscar el peligro porque sí era buscar la misma muerte, de la que él tanto huía aunque no quisiera envejecer. - En eso debo darle la razón... - dijo sin embargo. - Cuánto más se busca algo, menos se consigue...

Observa que sus pasos finalmente les han llevado hasta la ciudad, y mira de reojo a Fraiah sonriendo sutilmente. - A partir de aquí me tendrá que guiar usted, para así poder acompañarla. - Dijo con voz suave, volviendo la vista al frente.

En las esquinas se veían personas de dudosa confianza, algunos observándoles de reojo como analizándolos, otros simplemente obviando su presencia. Agradeció en silencio que las calles estuvieran prácticamente vacías, pues odiaba tener que ir esquivando a gente para no notar el roce con ellos.

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