AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}
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~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}
Recuerdo del primer mensaje :
Una roja, una rosa, una blanca y una amarilla. Iba recogiendo flores por aquel prado que se situaba cerca de las montañas. Era un sitio agradable, pues la brisa era pura y fresca. Había ido allí a pasar el día con su padre, pero se había alejado lo suficiente de él. Recién estaba atardeciendo, y si había algo que le fascinaba era admirar la puesta del sol desde un sitio alto, sin que nada se interponga en su vista al encontrarse con la estrella poniente.
La naturaleza era divina. Sus colores y sus formas eran audaces y diversas. Nunca iba a terminar de maravillarse con cada descubrimiento que hiciese sobre este mundo.
Los ojos azules de Fraiah visualizaron el camino que la llevaría hasta un sitio mas o menos alto entre las montañas. No iba a arriesgarse a caer por un precipicio, pero el peligro le gustaba. Era la adrenalina que la envolvía y la hacía sentir parte de la tierra, del agua, del aire e incluso, del fuego mismo. Sentir que juega con lo que arde le da valentía, pero hasta ahora nunca ha estado verdaderamente cara a cara con un peligro auténtico. Bastarían unos días, horas, minutos quizás, para que suceda. El destino es juguetón y traicionero. Ella es astuta y observadora de la vida y cada movimiento. Siempre se ha encargado de ir codo a codo on el destino, y así poder instalarse en su juego infinito.
Se quedó de pie en una zona bastante elevada, mientras delante de sus ojos se extendía el paisaje que yacía a unos cuantos metros abajo.
El sol en el horizonte descendía lentamente, y teñía con suavidad de un dorado intenso el cabello rubio de Fraiah, su piel clara y sus ojos encandilados.
~ Algunas flores tardan mas que otras en florecer;
Pero al fin y al cabo, todas logran obtener su color ~
Pero al fin y al cabo, todas logran obtener su color ~
Una roja, una rosa, una blanca y una amarilla. Iba recogiendo flores por aquel prado que se situaba cerca de las montañas. Era un sitio agradable, pues la brisa era pura y fresca. Había ido allí a pasar el día con su padre, pero se había alejado lo suficiente de él. Recién estaba atardeciendo, y si había algo que le fascinaba era admirar la puesta del sol desde un sitio alto, sin que nada se interponga en su vista al encontrarse con la estrella poniente.
La naturaleza era divina. Sus colores y sus formas eran audaces y diversas. Nunca iba a terminar de maravillarse con cada descubrimiento que hiciese sobre este mundo.
Los ojos azules de Fraiah visualizaron el camino que la llevaría hasta un sitio mas o menos alto entre las montañas. No iba a arriesgarse a caer por un precipicio, pero el peligro le gustaba. Era la adrenalina que la envolvía y la hacía sentir parte de la tierra, del agua, del aire e incluso, del fuego mismo. Sentir que juega con lo que arde le da valentía, pero hasta ahora nunca ha estado verdaderamente cara a cara con un peligro auténtico. Bastarían unos días, horas, minutos quizás, para que suceda. El destino es juguetón y traicionero. Ella es astuta y observadora de la vida y cada movimiento. Siempre se ha encargado de ir codo a codo on el destino, y así poder instalarse en su juego infinito.
Se quedó de pie en una zona bastante elevada, mientras delante de sus ojos se extendía el paisaje que yacía a unos cuantos metros abajo.
El sol en el horizonte descendía lentamente, y teñía con suavidad de un dorado intenso el cabello rubio de Fraiah, su piel clara y sus ojos encandilados.
Última edición por Fraiah Eslin el Dom Dic 26, 2010 10:59 pm, editado 5 veces
Fraiah Eslin- Humano Clase Media
- Mensajes : 155
Fecha de inscripción : 13/11/2010
Edad : 31
Re: ~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}
El silencio formado se desvaneció con aquel comentario suyo tan agradable para sus oídos.
- Entonces cocinaré con gusto, y me esmeraré, para que esté a la altura de sus composiciones - comenta observándolo, algo maravillada tal vez.
Ya de antemano, sin ni siquiera saber cómo era su violín, suponía que él debía ser un músico maravilloso. Ve tu a saber por qué, pero ella lo intuía, sin más. La intuición de las mujeres no hay que subestimarla.
Todo parecía marchar bien. Fraiah había logrado conocer más sobre él, por mas mínimo que fuese, y eso le parecía sumamente imporante. Los motivos de su interés aún no podía definirlos bien, pero se contentaba con el simple hecho de saber que le importaba descubrir a la persona que tenía ante sus verdes ojos.
Dicen que los ojos oscuros son los más profundos, los que más sentido guardan; dicen que son los que tantos secretos callan, como dolor esconden.. ¿será cierto?
Quizás bastaron unos segundos para descubrir que parte de la voz que corre y 'dice' tantas cosas, es verdad.
'No tengo padres', mencionó. Las palabras dispararon de él como flechas que traspasaron el menudo cuerpo de Fraiah como finas agujas. La expresión del rostro de la joven era totalmente culposa. Se sentía mas torpe que nunca. Preguntó algo tan simple e inocente, y ocacionó aquel malestar evidente en él.
- Lo siento mucho - susurró bajando la mirada, permitiendo que sus ojos se perdieran en los restos del té casi frío. Se sentía tan culpable por haber hecho esa pregunta. Se sentía cruel y despiadada aunque fuera algo que no hizo intencionalmente. Ella sabía lo que era una pérdida de alguien tan cercano, y si bien desconocía los motivos por los que Rhys decía aquello, la sensación suponía que debería de ser igual. Ese vacío de que algo falta, y que será imposible llenar ese lugar.
El muro volvió a formarse, mas rápido de lo que tardó en desmoronarse. Qué sencillo es echarlo todo a perder, ¿cierto?
- Entonces cocinaré con gusto, y me esmeraré, para que esté a la altura de sus composiciones - comenta observándolo, algo maravillada tal vez.
Ya de antemano, sin ni siquiera saber cómo era su violín, suponía que él debía ser un músico maravilloso. Ve tu a saber por qué, pero ella lo intuía, sin más. La intuición de las mujeres no hay que subestimarla.
Todo parecía marchar bien. Fraiah había logrado conocer más sobre él, por mas mínimo que fuese, y eso le parecía sumamente imporante. Los motivos de su interés aún no podía definirlos bien, pero se contentaba con el simple hecho de saber que le importaba descubrir a la persona que tenía ante sus verdes ojos.
Dicen que los ojos oscuros son los más profundos, los que más sentido guardan; dicen que son los que tantos secretos callan, como dolor esconden.. ¿será cierto?
Quizás bastaron unos segundos para descubrir que parte de la voz que corre y 'dice' tantas cosas, es verdad.
'No tengo padres', mencionó. Las palabras dispararon de él como flechas que traspasaron el menudo cuerpo de Fraiah como finas agujas. La expresión del rostro de la joven era totalmente culposa. Se sentía mas torpe que nunca. Preguntó algo tan simple e inocente, y ocacionó aquel malestar evidente en él.
~ Pero acaso no hay nada más malicioso que la inocencia, o bien, mas inocente que la malicia ~
- Lo siento mucho - susurró bajando la mirada, permitiendo que sus ojos se perdieran en los restos del té casi frío. Se sentía tan culpable por haber hecho esa pregunta. Se sentía cruel y despiadada aunque fuera algo que no hizo intencionalmente. Ella sabía lo que era una pérdida de alguien tan cercano, y si bien desconocía los motivos por los que Rhys decía aquello, la sensación suponía que debería de ser igual. Ese vacío de que algo falta, y que será imposible llenar ese lugar.
El muro volvió a formarse, mas rápido de lo que tardó en desmoronarse. Qué sencillo es echarlo todo a perder, ¿cierto?
Fraiah Eslin- Humano Clase Media
- Mensajes : 155
Fecha de inscripción : 13/11/2010
Edad : 31
Re: ~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}
Se odió por haber roto el buen ambiente que había, pero que alguien tocara ese tema era algo que le alteraba demasiado. No se permitiría jamás contarle a nadie sobre sus padres, mucho menos a alguien con quien se sentía tan cómodo, pues él era el causante de la muerte de su padre, era su asesino, y nunca se permitiría romperle la inocencia a Fraiah con aquel suceso. Era algo que formaba parte de su oscuridad más íntima, aquello que guardaba bajo llave en lo más fondo de su ser.
-No se preocupe... - Dijo al fin, tras un largo silencio en el que solo se escuchó el crepitar del fuego. Ella no tenía la culpa, no sabía nada sobre su pasado, no era responsable de cómo le afectara. Fue pura inocencia. Así que tratando de recomponerse y devolver entre ellos el ambiente agradable que había momentos antes, se forzó a sonreír como al conocerse, pero sin poder mirarla, pues al fin y al cabo esconder la verdad era como mentir. - No alabe tan pronto mis composiciones sin escucharme primero. - Dijo cortés, dando otro sorbo al té para recuperar el calor que aquella pregunta le había arrebatado.
Quería hacer algo, cualquier cosa para no incomodarla, para borrar el momento de tensión tras la pregunta. Pero era inexperto en relaciones con los otros y sentía que cualquier cosa que hiciera sería torpe o grosera, incomodando a la joven. Así que retiró su mano que, sutilmente había tenido el intento de rozar la de la chica, y la mantuvo de nuevo en su regazo.
-No se preocupe... - Dijo al fin, tras un largo silencio en el que solo se escuchó el crepitar del fuego. Ella no tenía la culpa, no sabía nada sobre su pasado, no era responsable de cómo le afectara. Fue pura inocencia. Así que tratando de recomponerse y devolver entre ellos el ambiente agradable que había momentos antes, se forzó a sonreír como al conocerse, pero sin poder mirarla, pues al fin y al cabo esconder la verdad era como mentir. - No alabe tan pronto mis composiciones sin escucharme primero. - Dijo cortés, dando otro sorbo al té para recuperar el calor que aquella pregunta le había arrebatado.
Quería hacer algo, cualquier cosa para no incomodarla, para borrar el momento de tensión tras la pregunta. Pero era inexperto en relaciones con los otros y sentía que cualquier cosa que hiciera sería torpe o grosera, incomodando a la joven. Así que retiró su mano que, sutilmente había tenido el intento de rozar la de la chica, y la mantuvo de nuevo en su regazo.
Rhys Kynaston- Humano Clase Media
- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 13/11/2010
Re: ~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}
Se sentía fría por dentro ahora mismo. Se sentía helada y sin corazón. Tal vez fuera algo exagerado el sentirse así por algo de lo que no tuvo la culpa, pero para ella hacer sentir mal al prójimo era difícil de asimilar.
- Lo siento, en verdad - se disculpó de nuevo, y suspiró levemente, alzando nuevamente la mirada en la dirección de Rhys, e intentó mirarlo vanamente a los ojos, pues no sabía cómo hacer para sostener su mirada llena de dolor, y ahora algo hostil, que ella misma acababa de crear en un momento tan cálido.
Finalmente sus palabras rompieron el silencio, y pudo al fin mirarlo a los ojos nuevamente. Sonrió mediante un parpadeo lento, y se sintió algo aliviada del peso que había sumado hace instantes a su alma por haberle hecho sentir así.
- Yo veo en usted un gran talento, y no suelo equivocarme cuando estipulo esas cosas - comenta sintiendo como la pequeña confianza que tanto le había costado construír vuelve a recobrar su lugar en esta simple mesa.
Había notado el leve movimiento del brazo de Rhys, y supuso que fue un impulso. No iba a decirle nada al respecto, pues era algo similar que lo que ella había susurrado minutos antes, y como él se contuvo a preguntar y guardó silencio, ella también iba a hacer caso omiso a aquella acción, por mas que muriera de intriga o de ganas de alcanzar su mano y sentir su calor.
- Lo siento, en verdad - se disculpó de nuevo, y suspiró levemente, alzando nuevamente la mirada en la dirección de Rhys, e intentó mirarlo vanamente a los ojos, pues no sabía cómo hacer para sostener su mirada llena de dolor, y ahora algo hostil, que ella misma acababa de crear en un momento tan cálido.
Finalmente sus palabras rompieron el silencio, y pudo al fin mirarlo a los ojos nuevamente. Sonrió mediante un parpadeo lento, y se sintió algo aliviada del peso que había sumado hace instantes a su alma por haberle hecho sentir así.
- Yo veo en usted un gran talento, y no suelo equivocarme cuando estipulo esas cosas - comenta sintiendo como la pequeña confianza que tanto le había costado construír vuelve a recobrar su lugar en esta simple mesa.
Había notado el leve movimiento del brazo de Rhys, y supuso que fue un impulso. No iba a decirle nada al respecto, pues era algo similar que lo que ella había susurrado minutos antes, y como él se contuvo a preguntar y guardó silencio, ella también iba a hacer caso omiso a aquella acción, por mas que muriera de intriga o de ganas de alcanzar su mano y sentir su calor.
Fraiah Eslin- Humano Clase Media
- Mensajes : 155
Fecha de inscripción : 13/11/2010
Edad : 31
Re: ~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}
Algo en él se removió en su interior alver que realmente había hecho entristecer a la joven con su comentario y comportamiento frío. No era esa su intención, pues en verdad no quería romper el agradable ambiente que se había creado entre ellos. Así que, decidido a cruzar una barrera más aunque fuera para el bienestar de Fraiah, finalmente alzó la mano que antes dudaba y la posó sobre una de las de ella, un simple contacto mientras la miraba a los ojos.
-Por favor, le pido que me disculpe por mis palabras, siento que sonaron demasiado groseras. - Intentó sonreír, le costaba teniendo ahora el recuerdo de sus padres fresco en la mente, pero pudo dibujar una sincera sonrisa que, aunque no llegaba a sus ojos, era cálida. - No era mi intención romper este agradable ambiente, le soy sincero si le digo que lo estoy pasando bien. - Añadió sin separar la mano de la de Fraiah, notando su calidez que fluía hacia él, borrando cualquier incomodidad inicial. - Por favor, vuelva a sonreír. Su sonrisa es tan... alentadora.
Separó un poco la mano de la de ella para no incomodarla, aunque en el fondo no quería perder ese contacto. Era cálido y suave, muy agradable, y fantaseó por dentro cómo sería el tacto de esos dedos pequeños por su cabello, un gesto que tanto le relajaba.
-Por favor, le pido que me disculpe por mis palabras, siento que sonaron demasiado groseras. - Intentó sonreír, le costaba teniendo ahora el recuerdo de sus padres fresco en la mente, pero pudo dibujar una sincera sonrisa que, aunque no llegaba a sus ojos, era cálida. - No era mi intención romper este agradable ambiente, le soy sincero si le digo que lo estoy pasando bien. - Añadió sin separar la mano de la de Fraiah, notando su calidez que fluía hacia él, borrando cualquier incomodidad inicial. - Por favor, vuelva a sonreír. Su sonrisa es tan... alentadora.
Separó un poco la mano de la de ella para no incomodarla, aunque en el fondo no quería perder ese contacto. Era cálido y suave, muy agradable, y fantaseó por dentro cómo sería el tacto de esos dedos pequeños por su cabello, un gesto que tanto le relajaba.
Rhys Kynaston- Humano Clase Media
- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 13/11/2010
Re: ~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}
A pesar de haber retomado el tema anterior, a pesar de fingir que todo estaba bien, se notaba a millas de distancia que no era así. Fraiah había quedado algo distante, abatida quizás, por el hecho de haber tocado justo en la herida, como si con una simple palabra hubiera forjado mas aquella brecha inestable que permanecía en Rhys. Sin querer, había conocido algo mas de él, y eso le había costado hasta su propia inocencia.
De repente, visualizó su mano sobre la de ella, justo luego de sentir el tacto suave y fuerte de sus dedos. Fraiah apartó la vista de las manos para poder verlo a los ojos, y al encontrarse con éstos acompasados por aquellas palabras que dejaba escapar suavemente su boca, se vio sorprendida; sorprendida y confundida, pero el asombro podía mas. Quizás nunca creyó que él le diría algo así. Ahora ella se sentía tan vulnerable ante él. Se sentía frágil y dependiente. Todo lo contrario a lo que fue su vida hace años atrás, incluso hace unos minutos atrás.
Él deslizó su mano nuevamente, apartandola de la de ella. Fraiah cerró los ojos un momento, y se puso de pie con lentitud, soltando un suspiro suave y sublime al aire hogareño. Sus ojos expresaban cierta nostalgia, pero es que queriendo descubrirlo a él, se descubrió a sí misma.
Bordeó la mesa pausadamente, cortorneando la madera superior con una de sus manos, y llegó al otro extremo, situándose frente a él y encorbándose un poco para quedar a su altura. Estiró ambos brazos, y abrazó el cuello de Rhys, depositando su mentón en su hombro.
- No tiene por qué disculparse, yo se como duele perder a alguien - susurró en su oído, mientras lo abrazaba.
¿Había sido un impulso? Ella no lo definía así ahora. Siempre había sido una joven demasiado amorosa, y conocía cuánto se necesita de un abrazo a veces, y cuántas heridas son éstos capaces de solventar. Quizás hubiera una lágrima amenazado en salir, peo la contuvo. Ella ahora mismo no quería quebrarse, y menos ante él. No quería mostrar su debilidad ante un casi desconocido, pero entonces ¿por qué actuaba de modo tan amable y sin pensar que había un 'extraño' en su casa? De cierto modo, algo en ella movió sus piezas. Cerró su garganta, tratando de sellar esa angustia que la apoderó por momentos. Ya no le importaba si él reaccionaba mal a su abrazo, incluso al ser tan atrevida de animarse a tocarlo, como sucedía en esta ocación. Ahora sólo quería remediar lo que había hecho, y demostrarle que no está solo en este mundo.
De repente, visualizó su mano sobre la de ella, justo luego de sentir el tacto suave y fuerte de sus dedos. Fraiah apartó la vista de las manos para poder verlo a los ojos, y al encontrarse con éstos acompasados por aquellas palabras que dejaba escapar suavemente su boca, se vio sorprendida; sorprendida y confundida, pero el asombro podía mas. Quizás nunca creyó que él le diría algo así. Ahora ella se sentía tan vulnerable ante él. Se sentía frágil y dependiente. Todo lo contrario a lo que fue su vida hace años atrás, incluso hace unos minutos atrás.
Él deslizó su mano nuevamente, apartandola de la de ella. Fraiah cerró los ojos un momento, y se puso de pie con lentitud, soltando un suspiro suave y sublime al aire hogareño. Sus ojos expresaban cierta nostalgia, pero es que queriendo descubrirlo a él, se descubrió a sí misma.
Bordeó la mesa pausadamente, cortorneando la madera superior con una de sus manos, y llegó al otro extremo, situándose frente a él y encorbándose un poco para quedar a su altura. Estiró ambos brazos, y abrazó el cuello de Rhys, depositando su mentón en su hombro.
- No tiene por qué disculparse, yo se como duele perder a alguien - susurró en su oído, mientras lo abrazaba.
¿Había sido un impulso? Ella no lo definía así ahora. Siempre había sido una joven demasiado amorosa, y conocía cuánto se necesita de un abrazo a veces, y cuántas heridas son éstos capaces de solventar. Quizás hubiera una lágrima amenazado en salir, peo la contuvo. Ella ahora mismo no quería quebrarse, y menos ante él. No quería mostrar su debilidad ante un casi desconocido, pero entonces ¿por qué actuaba de modo tan amable y sin pensar que había un 'extraño' en su casa? De cierto modo, algo en ella movió sus piezas. Cerró su garganta, tratando de sellar esa angustia que la apoderó por momentos. Ya no le importaba si él reaccionaba mal a su abrazo, incluso al ser tan atrevida de animarse a tocarlo, como sucedía en esta ocación. Ahora sólo quería remediar lo que había hecho, y demostrarle que no está solo en este mundo.
Fraiah Eslin- Humano Clase Media
- Mensajes : 155
Fecha de inscripción : 13/11/2010
Edad : 31
Re: ~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}
Captó cada expresión y mirada de Fraiah mientras permanecía en silencio, a la espera, queriendo saber qué estaría pasando por su cabeza pero sabiendo que era imposible. ¿Si no lograba entenderse a sí mismo, cómo podía hacerlo con los demás? Nunca le importó lo que pensaran de él, aunque la seguridad en sí mismo no era tan fuerte como parecía cuando se encontraba ante alguien que le llamaba la atención, como esa joven. Le hizo pensar en Li, su antigua pareja, ahora una simple amiga de confianza. Las dos mujeres no se parecían en nada, incluso sus bellezas eran distintas, aunque ninguna estaba por debajo de la otra. Fraiah tenía la calidez e inocencia que a Li le faltaban y que fue la razón de que su relación no funcionara. Ambos eran demasiado fríos, distantes, y aunque traspasaron la barrera de la confianza no podían complementarse uno al otro. Fraiah, sin embargo, tan parecida a su madre, le incitaba a sentimientos que él ya creía muertos en su interior.
Se sorprendió al verla levantarse, temiendo por un instante que se hubiera molestado y decidido irse. Pero mientras se acercaba a él otro temor apareció, mezclado con la necesidad. No soportaba el contacto ajeno, que le tocaran o le rozaran, aunque él hubiera sido el primero en romper esa barrera. Sin embargo, la necesidad de sentir esa calidez de más cerca le hicieron permanecer estático en el sitio, sin mover un músculo, sólo el abrir grande sus ojos por la gran impresión que ese abrazo le causó. Tan íntimo y lleno de sentimiento que le abrumaba, a él, el hombre de hielo que creaba distancias con todo el mundo. No supo qué hacer o decir, así que simplemente bajó la mirada a un lado y levantó una mano, acariciando sutil y suavemente el cabello de Fraiah, capturando su aroma como un recuerdo que le perseguiría cuando partiera.
Las palabras le hicieron cerrar los ojos, con fuerza, intentando no pensar en el dolor. Sí, dolía, pero cuando alguien entierra tan al fondo sus sentimientos ese dolor desaparece dejando paso un enorme vacío... Vacío que Fraiah estaba llenando con sus actos y palabras, devolviéndole el dolor y el amor que sintió por sus padres, algo que hacía mucho tiempo que yacía olvidado.
La mano que acariciaba su cabello fue viajando por el brazo de la joven para desenroscarla un poco de su cuello, creando algo de distancia para poder verla a los ojos. La miró, fija y profundamente, sin sonrisa esta vez, pues estaba demasiado confuso. En sus ojos sólo estaba el brillo de todas esas emociones renacientes. - Señorita Fraiah... - susurró sin encontrar palabras.
Se sorprendió al verla levantarse, temiendo por un instante que se hubiera molestado y decidido irse. Pero mientras se acercaba a él otro temor apareció, mezclado con la necesidad. No soportaba el contacto ajeno, que le tocaran o le rozaran, aunque él hubiera sido el primero en romper esa barrera. Sin embargo, la necesidad de sentir esa calidez de más cerca le hicieron permanecer estático en el sitio, sin mover un músculo, sólo el abrir grande sus ojos por la gran impresión que ese abrazo le causó. Tan íntimo y lleno de sentimiento que le abrumaba, a él, el hombre de hielo que creaba distancias con todo el mundo. No supo qué hacer o decir, así que simplemente bajó la mirada a un lado y levantó una mano, acariciando sutil y suavemente el cabello de Fraiah, capturando su aroma como un recuerdo que le perseguiría cuando partiera.
Las palabras le hicieron cerrar los ojos, con fuerza, intentando no pensar en el dolor. Sí, dolía, pero cuando alguien entierra tan al fondo sus sentimientos ese dolor desaparece dejando paso un enorme vacío... Vacío que Fraiah estaba llenando con sus actos y palabras, devolviéndole el dolor y el amor que sintió por sus padres, algo que hacía mucho tiempo que yacía olvidado.
La mano que acariciaba su cabello fue viajando por el brazo de la joven para desenroscarla un poco de su cuello, creando algo de distancia para poder verla a los ojos. La miró, fija y profundamente, sin sonrisa esta vez, pues estaba demasiado confuso. En sus ojos sólo estaba el brillo de todas esas emociones renacientes. - Señorita Fraiah... - susurró sin encontrar palabras.
Rhys Kynaston- Humano Clase Media
- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 13/11/2010
Re: ~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}
El corazón no tiene tiempos ni momentos específicos. Nunca sabes cuando ocurrirá dentro de él una catástrofe que sucumbirá tu mundo, lo dejará de cabezas, o incluso cuándo ocurrirá un milagro, aquel que representa el hecho de pretender derramar una lágrima tras todos estos años en donde una sonrisa fuerte y firme lo afrontaba todo.
Si bien la debilidad de Fraiah estaba muy en su interior pese a su aspecto frágil de muñeca de porcelana, luchaba por salir cada día y desahogarse. Esto pasaba ahora, sin encontrar un motivo específico. Simplemente el universo conspiró contra ella, tal vez para un bien. No es bueno guardarse todo y sufrir en silencio a pesar de creer que eso sea lo correcto para mantener a los demás despreocupados.
Rhys se mantuvo quieto, estático, como si fuera la presa de algún animal feroz que percibe cada uno de sus movimientos, cada aroma que inspire temor, adrenalina, todo. Él se mantenía en aquel estado de hombre de piedra.
El joven hombre deslizó su mano por el cabello dorado de Fraiah, y aquellas carician le inspiraron a ella ciertas cosquillas en el estómago. Era una mezcla de angustia y anhelo que desconocía. Se mordió su labio inferior, para controlar aquel llanto que amenzaba desde el instante en que su cuerpo se levantó de aquella silla. Sostuvo la tensión de sus pequeños dientes azotando sus labios por un lapso de segundos, hasta que él la alejó delicadamente para mirarla a los ojos.
En aquel instante de leve movimiento, justo antes de verlo, ella respiró profundamente, canalizando su seriedad y dolor interno, para forjar una sonrisa de naturalidad extraña.
Lo miró a los ojos, y en ese instante en que él dijo aquellas dos simples palabras, ella sonrió, ladeando un poco el rostro y quitando sus manos de los hombros del muchacho, donde se habían posado hace unos instantes.
- Y bien.. ya.. está todo tranquilo de nuevo, ¿no? - dijo con cierto carisma, mientras se erguia nuevamente y se echaba el cabello hacia atrás en un gesto simple y rápido de sus manos.
Ya no podía demostrarse triste, ella simplemente no se permitía estarlo. Tal vez era un error, una gran equivocación, pero creía que con un segundo permitiendo aquella sensación de angustia en su interior era suficiente. Suficiente e insuficiente a la vez, pero siempre se conformó con poco.
- Yo creo que.. debo pedirle doble disculpa ahora - mencionó riendo un poco, dejando ver aquel brillo que la represión del llanto le ocacionó en su verde mirada.
Se volteó suavemente para caminar luego hacia su sitio anterior, para llegar a aquella silla que le había dado un empujón para ponerse de pie y realizar aquel acto tan inesperado e impulsivo.
Si bien la debilidad de Fraiah estaba muy en su interior pese a su aspecto frágil de muñeca de porcelana, luchaba por salir cada día y desahogarse. Esto pasaba ahora, sin encontrar un motivo específico. Simplemente el universo conspiró contra ella, tal vez para un bien. No es bueno guardarse todo y sufrir en silencio a pesar de creer que eso sea lo correcto para mantener a los demás despreocupados.
Rhys se mantuvo quieto, estático, como si fuera la presa de algún animal feroz que percibe cada uno de sus movimientos, cada aroma que inspire temor, adrenalina, todo. Él se mantenía en aquel estado de hombre de piedra.
El joven hombre deslizó su mano por el cabello dorado de Fraiah, y aquellas carician le inspiraron a ella ciertas cosquillas en el estómago. Era una mezcla de angustia y anhelo que desconocía. Se mordió su labio inferior, para controlar aquel llanto que amenzaba desde el instante en que su cuerpo se levantó de aquella silla. Sostuvo la tensión de sus pequeños dientes azotando sus labios por un lapso de segundos, hasta que él la alejó delicadamente para mirarla a los ojos.
En aquel instante de leve movimiento, justo antes de verlo, ella respiró profundamente, canalizando su seriedad y dolor interno, para forjar una sonrisa de naturalidad extraña.
Lo miró a los ojos, y en ese instante en que él dijo aquellas dos simples palabras, ella sonrió, ladeando un poco el rostro y quitando sus manos de los hombros del muchacho, donde se habían posado hace unos instantes.
- Y bien.. ya.. está todo tranquilo de nuevo, ¿no? - dijo con cierto carisma, mientras se erguia nuevamente y se echaba el cabello hacia atrás en un gesto simple y rápido de sus manos.
Ya no podía demostrarse triste, ella simplemente no se permitía estarlo. Tal vez era un error, una gran equivocación, pero creía que con un segundo permitiendo aquella sensación de angustia en su interior era suficiente. Suficiente e insuficiente a la vez, pero siempre se conformó con poco.
- Yo creo que.. debo pedirle doble disculpa ahora - mencionó riendo un poco, dejando ver aquel brillo que la represión del llanto le ocacionó en su verde mirada.
Se volteó suavemente para caminar luego hacia su sitio anterior, para llegar a aquella silla que le había dado un empujón para ponerse de pie y realizar aquel acto tan inesperado e impulsivo.
Fraiah Eslin- Humano Clase Media
- Mensajes : 155
Fecha de inscripción : 13/11/2010
Edad : 31
Re: ~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}
Era increíble cuánto podía transmitirle Fraiah sin decir palabra alguna. Como si sus gestos, sus miradas e incluso suspiros, todos unidos, le explicaran mucho mejor de lo que serían capaces de hacerlo las palabras. Comprendió entonces que aquello era lo que le hacía sentirse a gusto con la joven, ese canal de comunicación con el que él se sentía más seguro, pues las palabras solo estaban disfrazadas. Aquello era real, creible. La impulsividad no era uno de sus puntos fuertes, prefería calcular bien cada ínfima situación, pero debía admitir que en aquella ocasión el impulso de Fraiah le había llevado a él a cometer otro.
-Todo está bien... - sonrió de corazón, susurrando las palabras sin dejar de mirarla a los ojos. La vio alejarse sin borrar esa sonrisa, aunque muy en el fondo de su ser se sentía sutilmente sucio. Él, un hombre ya a su edad, estaba en casa de una joven cuyo padre dormía a escasos metros. Era un desconocido para ella, y aún así le abría las puertas de su casa. Y no solo eso, él, el hombre, debía controlar sus pensamientos que iban más allá de lo moralmente correcto, susurrándole al oído que se dejase guiar y capturara aquella belleza. Pero no era capaz, porque no se permitiría manchar con su pena a aquella dulce joven. Suficiente dolor le había causado ver esa expresión en su rostro.
-No hay nada que disculpar. - Dijo enterrando esos pensamientos.
-Todo está bien... - sonrió de corazón, susurrando las palabras sin dejar de mirarla a los ojos. La vio alejarse sin borrar esa sonrisa, aunque muy en el fondo de su ser se sentía sutilmente sucio. Él, un hombre ya a su edad, estaba en casa de una joven cuyo padre dormía a escasos metros. Era un desconocido para ella, y aún así le abría las puertas de su casa. Y no solo eso, él, el hombre, debía controlar sus pensamientos que iban más allá de lo moralmente correcto, susurrándole al oído que se dejase guiar y capturara aquella belleza. Pero no era capaz, porque no se permitiría manchar con su pena a aquella dulce joven. Suficiente dolor le había causado ver esa expresión en su rostro.
-No hay nada que disculpar. - Dijo enterrando esos pensamientos.
Rhys Kynaston- Humano Clase Media
- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 13/11/2010
Re: ~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}
Uno, dos, tres pasos bastaron para llegar al sitio inicial. Aquella silla de madera tallada que había hecho su padre cuando apenas se mudaron a París. Como en ese entonces aún no conseguía trabajo, se había puesto un pequeño taller de carpintería para obtener ingresos. Aún estaban todas las chucherías del oficio en un cuartito trasero de la casa, cruzando el amplio jardín verde, repleto de flores que Fraiah bien cuidaba.
Miró sus manos por unos momentos. Había oído las palabras de Rhys, sus últimas palabras que le daban cierto alivio e incertidumbre, pues si bien por un lado podía sentirse tranquila de que estaba desprovista de su enojo o molestia, por otro no sabía si lo decía son sinceridad o sólo para quedar bien y no proporcionarle a ella incomodidad alguna. Bastaría, entonces, echar un vistazo a sus ojos para averiguarlo.
Eso hizo. Levantó la vista y la clavó en él con una ligera sonrisa. Allí estaba su mirar, tan profundo y expresivo pese a lo sombrío de algunos gestos suyos. Una pequeña curvatura de sus delineados labios le indicaron a ella que él en verdad era sincero. Al menos eso transmitía. Esperaba no equivocarse y confiarse, y así evitar hacer el ridículo. Sin embargo, ya corría el riesgo de haberlo hecho. ¿Qué tal pasar un poco mas de verguenza? Ya da igual, relavitamente..
- Si todo está bien como dice..- susurró desviando un poco la mirada, con cierto rubor que permanecía permanentemente en sus mejillas - espero que no le moleste que le pida que me cuente algo mas de usted..- hizo una pausa y lo miró repentinamente - ¡lo que quiera! - exclamó de una manera que podría parecer desesperada, pero solo pretendía anticiparse al hecho de 'meter la pata' otra vez.
- No quiero parecer entrometida, pero es que me agrada saber acerca de las personas que me caen bien - lo mira a los ojos nuevamente - usted es una de esas personas, señor Kynaston - mencionó con una dulce sonrisa para finalizar.
Él le transmitía todo lo que a ella le faltaba. Aún no podía descubrir con claridad esa dicha que los había encontrado en medio de las montañas. Era algo increíble, pues no podía hacerse a la idea de estar dialogando ahora mismo con un 'extraño'. A pesar de todas las amenazas que Rhys pudiese significar, a Fraiah le atraía el riesgo que le fuera capaz de provocar. Ir de la mano con el destino no es fácil, y tampoco lo debe ser con el peligro. ¿Qué esconde este joven tras esos ojos claros llenos de vacío? Había en ellos un pozo profundo que los hacían atrayentes y enigmáticos, mas de lo que ella pudiera descifrar con sus miles de libros.
Miró sus manos por unos momentos. Había oído las palabras de Rhys, sus últimas palabras que le daban cierto alivio e incertidumbre, pues si bien por un lado podía sentirse tranquila de que estaba desprovista de su enojo o molestia, por otro no sabía si lo decía son sinceridad o sólo para quedar bien y no proporcionarle a ella incomodidad alguna. Bastaría, entonces, echar un vistazo a sus ojos para averiguarlo.
Eso hizo. Levantó la vista y la clavó en él con una ligera sonrisa. Allí estaba su mirar, tan profundo y expresivo pese a lo sombrío de algunos gestos suyos. Una pequeña curvatura de sus delineados labios le indicaron a ella que él en verdad era sincero. Al menos eso transmitía. Esperaba no equivocarse y confiarse, y así evitar hacer el ridículo. Sin embargo, ya corría el riesgo de haberlo hecho. ¿Qué tal pasar un poco mas de verguenza? Ya da igual, relavitamente..
- Si todo está bien como dice..- susurró desviando un poco la mirada, con cierto rubor que permanecía permanentemente en sus mejillas - espero que no le moleste que le pida que me cuente algo mas de usted..- hizo una pausa y lo miró repentinamente - ¡lo que quiera! - exclamó de una manera que podría parecer desesperada, pero solo pretendía anticiparse al hecho de 'meter la pata' otra vez.
- No quiero parecer entrometida, pero es que me agrada saber acerca de las personas que me caen bien - lo mira a los ojos nuevamente - usted es una de esas personas, señor Kynaston - mencionó con una dulce sonrisa para finalizar.
Él le transmitía todo lo que a ella le faltaba. Aún no podía descubrir con claridad esa dicha que los había encontrado en medio de las montañas. Era algo increíble, pues no podía hacerse a la idea de estar dialogando ahora mismo con un 'extraño'. A pesar de todas las amenazas que Rhys pudiese significar, a Fraiah le atraía el riesgo que le fuera capaz de provocar. Ir de la mano con el destino no es fácil, y tampoco lo debe ser con el peligro. ¿Qué esconde este joven tras esos ojos claros llenos de vacío? Había en ellos un pozo profundo que los hacían atrayentes y enigmáticos, mas de lo que ella pudiera descifrar con sus miles de libros.
Fraiah Eslin- Humano Clase Media
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