~ Los momentos mágicos del día ocurren, es nuestro deber captar su mensaje ~ {Rhys}

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 14, 2010 1:42 pm

Recuerdo del primer mensaje :

~ Algunas flores tardan mas que otras en florecer;
Pero al fin y al cabo, todas logran obtener su color ~

Una roja, una rosa, una blanca y una amarilla. Iba recogiendo flores por aquel prado que se situaba cerca de las montañas. Era un sitio agradable, pues la brisa era pura y fresca. Había ido allí a pasar el día con su padre, pero se había alejado lo suficiente de él. Recién estaba atardeciendo, y si había algo que le fascinaba era admirar la puesta del sol desde un sitio alto, sin que nada se interponga en su vista al encontrarse con la estrella poniente.
La naturaleza era divina. Sus colores y sus formas eran audaces y diversas. Nunca iba a terminar de maravillarse con cada descubrimiento que hiciese sobre este mundo.

Los ojos azules de Fraiah visualizaron el camino que la llevaría hasta un sitio mas o menos alto entre las montañas. No iba a arriesgarse a caer por un precipicio, pero el peligro le gustaba. Era la adrenalina que la envolvía y la hacía sentir parte de la tierra, del agua, del aire e incluso, del fuego mismo. Sentir que juega con lo que arde le da valentía, pero hasta ahora nunca ha estado verdaderamente cara a cara con un peligro auténtico. Bastarían unos días, horas, minutos quizás, para que suceda. El destino es juguetón y traicionero. Ella es astuta y observadora de la vida y cada movimiento. Siempre se ha encargado de ir codo a codo on el destino, y así poder instalarse en su juego infinito.

Se quedó de pie en una zona bastante elevada, mientras delante de sus ojos se extendía el paisaje que yacía a unos cuantos metros abajo.
El sol en el horizonte descendía lentamente, y teñía con suavidad de un dorado intenso el cabello rubio de Fraiah, su piel clara y sus ojos encandilados.

por **Fraiah Eslin** Lun Nov 15, 2010 7:36 am

- Como los momentos mágicos - dijo en voz alta, pero sin querer. Ella no era de hablar de estas cosas con cualquiera, es más, no hablaba con nadie mas que la naturaleza misma. Nadie podía comprenderla, y a ella tampoco le interesaba demasiado que la entiendan. Simplemente era feliz sabiendo que podía contar con ella misma para convencerse de que la magia existe, que estamos rodeados de ella, y que sólo pocos pueden verla, porque en verdad se animan a sentirla.

Este era un momento mágico. Lo iba a recordar siempre. Este encuentro había sido inesperado, y por eso mismo sucedió. Ninguno de los dos debe haber buscado encontrarse con el otro, y he aquí la magia.
- Que nos hayamos conocido, señor, es un ejemplo nato de esto. Creo que ninguno de los dos ha de haber buscado al otro - comentó con simpleza, sonriendo ligeramente.
Escucha, entonces, que él le pide que lo guíe. Eso haría, pues de ambos, solo ella podría conocer la dirección a su hogar. A no ser que el fuera un mirón y la haya estado espiando durante días, y ese encuentro no haya sido casual, pero.. no; esas son tonterías. Si bien sabe que las casualidades no existen y todo pasa por algo, él no debe ser ningún mirón.
- Entonces, pues, sígame - mencionó mientras se adelantaba un poco, pero no demasiado, pues no quería perderlo de vista. Ahora mismo él formaba parte de su seguridad, y que ella no se sintiera sola en este camino. Su compañía, le agradaba.

por **Rhys Kynaston** Lun Nov 15, 2010 8:35 am

"Mágicos"... Se le escapó una sonrisa sincera, de corazón, distinta a las que hasta ahora había ofrecido, pues eran pura cortesía. Él a veces también creía en la magia, aunque sólo fuera por creen en un mundo donde cosas maravillosas pudieran suceder... Pero luego regresaba a la dura realidad y se convencía de que la magia no existía ni existiría jamás. Prefirió no decir nada acerca de eso, eran pensamientos que él prefería mantener guardados en lo más hondo de su ser.

Miró a la joven de reojo por su filosófica frase, sonriendo de nuevo como instantes antes, saliéndole del alma. Era una joven muy lista, sin duda, y con la mente clara aunque un poco llena de pájaros, supuso que era algo normal en alguien tan joven. Le gustaba su forma de pensar, la encontraba dulcemente curiosa.

-Me resulta interesante su forma de ver el mundo, señorita Eslin. - Comentó con una sonrisa ladina, dejando entrever sutilmente su sinceridad. - Me gustaría que siguiera iluminándome con sus curiosas filosofías. - Esperó que no sonara con burla, no era esa su intención, pero su torpeza al sincerarse le hacía verse distinto a como quería.

La siguió tranquilo, relajándose poco a poco con su compañía de forma inconsciente.

por **Fraiah Eslin** Lun Nov 15, 2010 9:01 am

Pudo vislumbrar una sonrisa en él. Una sonrisa diferente a las demás. ¿Era acaso de burla, o de sinceridad por haber acertado ella con alguna de sus frases y así haberlo 'conmovido' por dentro? El joven parecía un baúl cerrado, era como si un muro se extendiese entre ambos pese a que ella pueda verlo. Aún así, le interesaba poder derribarlo, por alguna extraña sensación. Una corazonada, quizás..

Cuando él decide comentar aquello, Fraiah lo mira con cierto asombro, pero una cálida sonrisa se forma en sus labios. Él era la primera persona que aceptaba su forma de pensar y ver las cosas, y no la trataba de loca fantasiosa. Y es que nada mejor que aislarse del mundo creyendo en otro que -si bien existe en lo abstracto de la vida- está compuesto de ideas, de esperanza, y de almas que se han animado a saber más allá de sus narices, y de los bienes materiales.
- Me es muy grato oír esas palabras suyas, amable caballero. Y cuando quiera y guste, podré hacerle oír mas de mis disparates - sonríe con cierta chispa de gracia, y lo mira a los ojos, justo en el instante que esquiva a un hombre que corría a gran velocidad por la acera. Parecía estar en una persecución, pues a la lejanía se oían gritos como 'allí va' o 'atrápenlo'. ¿Sería una de esas peleas callejeras?
Mira curiosa a Rhys, y también un tanto extrañada. Eran alrededor de las 9 pm, y no creía que tan 'temprano' salieran a lucirse los bandidos.

por **Rhys Kynaston** Miér Nov 17, 2010 8:59 am

De nuevo se le escapó una sonrisa, esta vez acompañada de una sutil risa suave al sentir su comentario. No creía que fueran disparates, porque aunque era cierto que resultaba una forma fantasiosa de ver las cosas, la encontraba adorable. Hacía ver el mundo de una forma más agradable, le hacía creer que valía la pena vivir. Se llevó una mano al cuello de la camisa al darse cuenta que había reído, volviendo a ponerse inexpresivo. No le gustaba perder el control de sus emociones, ni que aparecieran nuevas que le desconcertaran.

La invitación le hizo darse cuenta que la joven proponía volver a verse y se incomodó un poco. ¿Quería realmente volver a verla? No empezaba ninguna relación, de amistad o lo que fuera, con nadie por miedo a que traspasaran el muro que él tan concienzudamente alzaba a su alrededor, pero tampoco quería dejar de verla. En verdad tenía curiosidad por su forma de pensar, y empezaba a sentir que su compañía no le incomodaba tanto como otras veces con otras personas.

-Está bien... - dijo al fin, mirándola brevemente de reojo. - Pero no diga que son disparates... a veces los que parecen más locos son los más sabios. - Añadió con media sonrisa, mirándola aún de reojo.

por **Fraiah Eslin** Miér Nov 17, 2010 9:09 am

Le daba la sensación de que por un lapso de segundos lo había incomodado, pues ya conocía esas expresiones de acomodarse el cuello de la camisa cuando se está nervioso o quiere alguien pasar desapercibido por alguna acción. Su padre siempre lo hacía con su madre, cuando esta le regañaba por algún motivo, y ahora él lo hacía con ella, cuando por ejemplo entraba con las suelas de las botas sucias a la casa, y ensuciaba el piso que tanto le costaba limpiar. Ella se había vuelto la ama de casa de su hogar, y no es que le desagradara, pero asumir esas responsabilidades a tan temprana edad la hacían verse diferente a las demás jóvenes. ¿Eso era malo? No, en lo absoluto. Ser diferente no es malo, todo lo contrario, permite ver otra perspectiva de las cosas y hace la vida mas dinámica. Todo igual sería sumamente aburrido.

Cuando escuchó un 'está bien' de los labios de Rhys, se sintió extrañamente feliz. Ella sin querer había propuesto verse de nuevo, y sin duda fue un juego de su inconsciente, pero que ella agradecía.
- Puede que tenga razón, pero hoy en día están quienes consideran que un filósofo morirá de hambre - sonríe viéndolo.
- Aún así, ya quisiera yo comprarme todos los libros habidos por haber, y morirme de hambre - comenta como si nada, con cierto aire risueño.
La biblioteca de su casa era pequeña, y soñaba con agrandarla, y hasta conventirla en una pequeña sala de estudio para el futuro.

Ya estaban a menor distancia de la casa. Habían estado caminando alrededor de dos horas. En verdad las montañas quedaban bastante lejos.

por **Rhys Kynaston** Miér Nov 17, 2010 8:03 pm

Se sentía realmente observado por la joven, contínuamente sentía su mirada clavada en él, analizándole incluso, y aunque le incomodaba en gran parte, por otro lado se mantenía sereno. Sentía curiosidad por lo que pensara ella de él, si sería lo mismo que pensaban los demás, pero aunque quisiera escucharlo de sus labios no se atrevía a preguntar.

Sonrió sutilmente ante su comentario, mirando un instante al suelo y de nuevo al frente, tratando de contener la sonrisa. - Cierto es, pero también dicen lo mismo de los artistas bohemios... y yo soy uno de ellos. - Admitió mirándola de reojo, esperando ver su reacción. - Tal vez mis ropas no lo demuestren en estos momentos, pero no paso día sin comer. - En ese momento deseó llevar otras ropas, pues aún vestía la ropa de campo vieja que eligió para el paseo, esperando que con aquella apariencia los ladrones no le molestaran. Ahora, en cambio, era un obstáculo para... ¿impresionar? bueno, no exactamente, pero sí que hubiera preferido llevar sus ropas de diario ante ella.

-Si gusta de los libros, en mi casa tengo algunos. Tal vez le interese alguno, podría traérselo. - Dijo inconscientemente, dándose cuenta inmediatamente de lo que dijo. Ahora era él quien proponía verse otra vez, y decidió que, si le había salido de forma inconsciente, es que realmente lo quería. ¿No?

por **Fraiah Eslin** Miér Nov 17, 2010 8:20 pm

Podía ser capaz de advertir ciertas sonrisas que escapaban de los labios del joven. Parecía como si quisiera reprimir cada una de ellas, ¿qué secretos escondería él en su interior? Y lo más curioso: ¿Algún día llegaría a conocerlos?
Parecían ser ambos de dos mundos diferentes, y eso le generaba a Fraiah aún mas interés en conocer de él.
Escucha sus palabras y lo mira sorprendida, manteniendo una sonrisa cálida en su rostro.
- Como usted tendrá la oportunidad de escuchar mis desvaríos, espero poder escuchar algo de su música - comentó amigable, y nuevamente, el inconsciente actuaba. Era otra manera más de decir que pretendía verle de nuevo.

Es verdad que sus ropas en este momento no demostraban mucho que él tuviera con qué subsistir, pero es que ella tampoco estaba vestida de pinturita. Siempre fue de andar por la vida sencilla, con humildad, pues ¿para qué tanto alardear lo que se tiene y lo que no? Eso es para cobardes que no se aceptan a sí mismos. Y no es que con esto ella estuviera discriminando, pero siempre ha sido de las que creen que los que tienen más deben ser solidarios, y los que tienen menos, no deben ser haraganes. Todo lo había aprendido viendo el arduo trabajo de cada día que emprende su padre.
- No me interesan las apariencias, así que puede estar tranquilo. Siendo campesino, ladrón o letrado, me hubiera agradado su compañía de igual modo - comenta y vuelve su vista al frente. Ya casi llegaban.

Finalmente, luego de caminar unos metros más, ella se frena ante una casita sin mucho lujo realmente, pero parecía reconfortante, y de hecho lo era. Acogedora, como todo hogar levantado con amor y sacrificio.
Escucha las palabras de Rhys y lo mira con cierto brillo en los ojos.
- ¿No sería mucha molestia para usted? - preguntó con respecto a lo del libro - En ese caso, prometo devolverlo en perfectas condiciones - dice dulcemente, mirándolo, un poco alzando el mentón, pues era mas alto.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 21, 2010 7:05 pm

La invitación a escuchar su música le hizo incomodarse un poco. Él, un alma solitaria que iba siempre de la mano de la soledad, tocaba sus más íntimas piezas sin la compañía de nadie más que su violín. No quería que Fraiah conociera la música que tocaba cuando trabajaba en fiestas sociales, aquella música vacía de sentimiento e historia, para él eran solo piezas que le obligaban a tocar... Pero mostrarle a la joven su verdadera música le hacía sentirse vulnerable, como si al escucharle pudiera llegar a su corazón.

Aún así, supo que prefería que escuchara aquello. Tal vez por su comentario. Fraiah demostraba que no era una chica superficial como la mayoría de la sociedad a su alrededor, le alegraba saber que no se basaba en apariencias ni le juzgaba. Aquello le animaba a dejarla entrar en su mundo. - Entonces traeré a mi más fiel compañero, mi violín, para mostrarle cuánto sé. - Dijo con media sonrisa, sin querer mostrarse arrogante. No era su intención querer alardear de sus conocimientos.

-No es ninguna molestia cuando se trata de compartir sabiduría. Es más, me complace saber que le interesa la lectura. - Admitió mirándola de reojo con una sonrisa, poco a poco despegándose de la burbuja que le envolvía separándole de los demás. Fraiah estaba consiguiendo que se pelara como una cebolla y mostrara su verdadero rostro, aunque aún le costaría mucho ver su verdadero interior, para él tan oscuro.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 21, 2010 7:18 pm

Él pareció por momentos incomodarse un poco. Una pequeña sonrisa se mantuvo en el rostro de Fraiah sin saber por qué. Era como si ella hubiera notado el muro que él tanto se esmeraba en construír, y por alguna razón ella quería derribarlo.
- Espero que no le moleste..- susurró de manera casi impersceptible, escapándosele esas palabras de su boca, sin querer. Esperaba que no la haya escuchado, y si eso sucedía, sabría como remediarlo. Al menos eso esperaba..

Cuando escucha lo de su fiel compañero, una sutil risa procedente de ella envuelve el ambiente. Se cubre la boca con delicadeza mientras ríe, con una de sus finas manos que suelen trabajar duro.
- Me sentiré complacida de conocer a su fiel amigo, señor - susurra luego de reír, intentando componerse y que el estómago no le duela luego de tal gracia. Esperaba que no lo tome como una grosería, porque solo le había causado cierta diversión aquel comentario.
- Es adorable oír a las personas que traten a sus objetos como algo más que simples materiales sin vida - sonríe mirándolo - a mi me pasa con los libros, pues aunque suene algo irónico, muchos saben mas que nosotros - admite su opinión con tranquilidad y libertad, al fin y al cabo, muchos libros de historia saben mas que muchos humanos acerca de su propio mundo.

Finalmente se queda en silencio observándolo. Ya debería entrar a casa, pues se hacía tarde, pero antes tenía que agradecerle la molestia de acompañarla.
- Caballero, ¿no gusta de tomar una taza de te antes de partir? - le invita sin desviar su vista de la suya. Era lo menos que podía hacer, además la brisa fresca podría tolerarse mas con algo que caliente su sangre.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 21, 2010 7:54 pm

No comprendió qué fue lo que le hizo tanta gracia a Fraiah, para él ciertamente su violín era lo más cerca que tenía de un amigo, pero entonces se dio cuenta de lo absurdo que sonaba aquello y también se le escapó una sutil risita, bajando la cabeza resignado al darse cuenta del error. - Seguro que usted le cae bien... - comentó divertido, siguiendo con la broma. - Para mí mi violín es con quien comparto más, me conoce más que yo a mí mismo. - Admitió desviando la mirada, dejando de reír. Pues era cierto.

El comentario de "espero que no le moleste" no le pasó desapercibido, pero no inquirió en el tema, pensó que simplemente había escuchado mal, y prefirió no indagar. Aunque cierta curiosidad sí le despertó. ¿Qué era lo que debía molestarle? Prefirió no pensar en ello.

Ante la invitación se quedó momentáneamente estático, mirándola a los ojos pero terminando desviando la mirada en último momento, incapaz de sostener la mirada. ¿Quedarse? Aquello significaba pasar más tiempo con otro "humano", entablar conversación... cosa que a él le costaba tanto. Sin embargo, la compañía de esa joven le había sentado bien, le hizo sentir un poco menos solo, y tampoco quería que, si su padre estaba despierto, le tomara represalias por llegar tarde.

-Acepto. - Dijo finalmente, regresando la mirada. - Tomaré encantado ese té.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 21, 2010 8:08 pm

La luna de aquella noche se extendía sobre sus cabezas, junto con un cielo que presagiaba las esperanzas de muchos que no quieren ser pisoteadas.
Fraiah se encontraba con la vista en dirección a la infinidad de estrellas. Había oído que muchas personas se las regalaban entre sí, y las apodaban con su nombre; incluso algunas se creían capaz de comprarlas.. ¿Cómo pueden ponerle precio a algo tan bello e inalcanzable? Da pena sentir que las personas creen que con dinero lo pueden todo.

Los pensamientos de ella divagaban entre toda esa sarta de temas que quizás no tuvieran sentido ahora mismo, pues no guardaban ninguna relación con lo que Rhys y ella estaban hablando, pero.. qué mas da. Fraiah es así. No puede contener ni su mente ni su imaginación. Anhela tanto que muchas de sus fantasías leídas en libros fueran realidad..
Sus ojos seguían concentrados en la nada, pero oía perfectamente las palabras del joven caballero. Aún así, bastó sólo que dijera 'acepto' para que ella vuelva a la realidad.

- Oh, disculpa - dijo avergonzada y bajó la cabeza, mirando al suelo. Se sentía realmente apenada, porque quizás él pensara que en ese lapso de segundos no le prestó atención, pero en verdad le había prestado mas atención de la que pudiera creer.
- Lamento mi distracción - se disculpó de nuevo y extendió un brazo hacia atrás para sujetar la puerta y abrirla sin hacer demasiado ruido.
- Pase, por favor - susurra luego, levantando la vista en su dirección, sonriendo apenas, con cierto rubor en sus mejillas.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 21, 2010 8:21 pm

Se quedó observando distraído su rostro mientras esperaba, y al darse cuenta que había estado medio distraída ella también sonrió sutilmente, guardándose en la memoria aquel rubor en sus mejillas que se le antojó adorable. La siguió, imitándola al tratar de no hacer ruido sabiendo que a aquella hora podrían despertar a alguien. Se sintió de nuevo incómodo al saber que estaba en casa de una joven, menor que él, a horas en las que las visitas ya no iban a casas de los demás. ¿Estaba siendo desconsiderado?

-Con su permiso... - Susurró siguiéndola, mirando curioso alrededor para ver la casa. Podía sentir el ambiente familiar y hogareño que en la suya no existía, pues era solitaria y fría, justo como él. Las casas hablan de las personas, y en la de Fraiah encontraba muchas semejanzas con ella. Transmitía la misma calidez que la joven, y que a él poco a poco le iba calando.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 21, 2010 8:32 pm

Cuando él entró a la casa, ella lo hizo también. Cerró la puerta, no sin antes echarle un vistazo al vecindario. Estaba demasiado silencioso, pero ya se imaginaba a las tantas mujeres cotillas que se escondían tras la ventana. Sólo esperaba que no le comenten nada a su padre, pues armaría un alboroto sin antes escucharla, como es de costumbre. Su madre la hubiera comprendido, sin duda. Que pena que ya no estuviese aquí. Volverse la ama de casa a tan corta edad no es tarea fácil.

Mientras Rhys se encontraba de pie, ella se dirige a la mesa que estaba a unos metros de la pequeña chimenea, y desliza una silla hacia atrás.
- Tome asiento, por favor - le ofrece al joven mientras se dirige a la puerta que da al pequeño pasillo que conduce a las habitaciones. Los ronquidos de su padre eran evidentes, y una risita vuelve a escaparse de sus labios.
- Mi padre debe estar en el décimo noveno sueño, así que no habrá de qué preocuparse - comenta mirándolo y se dirige, luego, a buscar una pequeña jarra donde colocó agua, para luego llevarla al fuego que lograban hacer esos leños, y así esperar a que se caliente en su punto exacto para el té.

Una vez que hizo aquello, se dirigió a la mesa y se sentó en una silla que estaba frente a la que le había ofrecido a Rhys.
- Ha sido un día extraño, ¿no cree? - comenta con simpatía y amabilidad, mientras le observa con atención.
El sonido del chillar de los leños con el fuego era agradable de algún modo. Le traían los recuerdos de su vieja morada en Londres. Como echaba de menos esa ciudad y su gente..

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 21, 2010 8:48 pm

Se mantuvo a la espera, siguiéndola para no incomodar, pues cuando estaba en una casa ajena, cosa que pocas veces ocurría, se sentía como un títere del anfitrión, moviéndose a su son y sus órdenes. Tomó asiento asintiendo sutilmente, observándola de reojo con disimulo, sonriendo abiertamente por su comentario. El calor del fuego le obliga a quitarse el abrigo, dejándolo doblado en el respaldo de la silla, dejando a la vista la camisa de fina tela color blanco roto, con los tirantes sujetando el pantalón viejo.

Se queda observando el crepitar del fuego, obteniendo su calor que va asentándose en su cuerpo dándole calidez. Regresa la vista a ella, manteniéndose sereno, sin máscara, pero sin sonrisa. - Lo ha sido... al menos para mí. - Admite, pues es la primera vez que hacía algo como aquello.

No puede dejar de contemplar las finas facciones de Freiah, ahora ensombrecidas por la ténue luz de las llamas, otorgándole una apariencia más cálida. Más adulta, tal vez, aunque sus ojos siguen brillando jóvenes. Se pregunta qué vida debe llevar para no ser tan infantil como su edad debería hacerla, pues su aspecto parece no ir acorde con su forma de pensar. O tal vez sí y es él el equivocado.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 21, 2010 8:58 pm

Observa como él se quita el abrigo y no puede evitar observar su contextura corporal. Parecía un hombre fuerte, tanto física como espiritualmente. Sin embargo, parecía que era fortaleza la había logrado tras muchos años de situaciones difíciles, pues su mirada a veces algo distante y sombría le transmitía aquello. Era una pena no poder admirar esos ojos con aires esperanzados. Fraiah deseaba que algún día pueda contemplar aquello. No sabía por qué, pero Rhys era distinto a otros hombres y eso le agradaba.

Coloca sus manos entrelazadas bajo su mentón, donde lo apoya con suavidad y sonríe.
- En verdad lo ha sido. No esperaba encontrarme en las montañas con un amable caballero que me acompañe hasta casa y acepte una taza de té - comenta algo divertida, mientras el fuego de la chimenea le va dando calidez a su espalda.

El otoño era triste, y había leídos en uno de sus tantos libros que 'El otoño es la agonía, el invierno la muerte, la primavera el nacimiento, y el verano la vida'. Era una comparación muy cierta a su parecer.
El agua hirviendo a sus espaldas comenzaba a emitir un leve chillido desde aquella jarra, por lo que Fraiah se voltea para asegurarse que no se derrame nada y apague el fuego. Aún faltaba un poco para que estuviera en el punto de cocción adecuado..

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 21, 2010 9:07 pm

Ya no le incomodaba tanto como antes la fija mirada de Fraiah sobre él, se sorprendía a sí mismo sintiéndose cómodo en una situación como aquella, pero la albergaba, no quería escapar de ese momento, lo atesoraría siempre como un ejemplo de que la soledad no siempre era buena. Sus manos permanecen quietas sobre su regazo, sin saber dónde ponerlas, mientras la espalda se mantiene erguida, con la cabeza alta observándola.

-Gracias por el cumplido. - Sonríe un ínfimo instante, ladeando un poco la cabeza. - A decir verdad... - vaciló un momento, pero decidió seguir adelante con ese momento de sinceridad. - A decir verdad no iba a aceptar su invitación. Soy... un lobo solitario, como algunos me llaman. - Buscó sus ojos. - Pero por alguna razón no pude negarme. - Le abrió sus pensamientos, la duda de por qué había aceptado entrar en su hogar. No fue curiosidad, ni siquiera gratitud, simplemente sentía que no quería irse sin más.

Se abre incómodo el botón superior de su camisa, el sincerarse siempre le hacía incomodarse y sentir un sutil nudo en la garganta que ni siquiera suavizando la presión de ese botón se le pasó.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 21, 2010 9:20 pm

La sonrisa de Fraiah se desvaneció por unos momentos, pues ahora sentía que podía ver mas allá de él, incluso, mas allá de esos oscuros ojos tan tristes.
Los labios de la joven volvieron a curbarse en un sutil gesto comprensivo y amable, mientras continuaba viéndolo.
- Incluso un lobo solitario a veces necesita algode compañía - susurra suavemente y por unos momentos sintió que se había perdido en el mar negro de su mirada, cual naufrago en una noche estrellada.
Parpadea un par de veces al verlo abrirse el botón superior de su camisa, y otra vez sus mejillas se ruborizan un poco. Si bien no era la gran cosa, y era lo mas normal del mundo que hiciera aquello, ya sea por calor o nervios, le causaba a ella cierto pudor. Tal vez fuera por la inocencia que acarreaba tras ese semblante aparentemente maduro.

Se pone de pie y se dirige a tomar dos tazas, en donde deja caer el agua caliente y realiza el té con unas hierbas que había comprado ayer en el pequeño mercado cercano.
Se voltea y regresa a la mesa con ambas tazas, y las apoya con cuidado. Vuelve a buscar unas cucharas, el azúcar, y algo de pan. Sería una 'cena' bastante sencilla, pues no se había dado cuenta antes de que ninguno de los dos había cenado como corresponde.
Se sienta de nuevo y hace una mueca con sus labios, como si estuviera molesta con ella misma.
- Debería haber preparado una sopa al menos, que descortés - comenta mas para ella misma que otra cosa, pero aún así lo mira y sonríe encogiéndose ligeramente de hombros.

Ahora que se encontraba frente a él de nuevo, tenía ganas de leer su alma como a un libro. No entendía por qué le causaba tanta intriga, tanta curiosidad. El simple hecho de ser tan amable como distante, le producía un efecto extraño. Quién sabe qué locura se le habrá ocurrido al destino para hacer que ellos dos se encuentren de esa manera tan poco convencional pero tan grata.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 21, 2010 9:40 pm

Vio el rubor en sus mejillas y tuvo sentimientos contradictorios. Una parte muy en el fondo de su ser sonreía al haberle sacado ese rubor con un simple gesto, pero la parte más superficial de sus pensamientos, la que controlaba la moralidad y los modales, le hizo darse cuenta que debía controlarse, estaba ante una señorita, con su padre durmiendo a unos metros, y era descortés gestos como aquellos. Por no decir que todo lo que le involucrara a él en una relación le tensaba, alejándose inmediatamente, tal vez por miedo a que sucediera lo mismo que con sus padres. La experiencia con otras mujeres se lo había demostrado. Aunque... nunca se sabe.

-No se preocupe, el té estará bien. - Sonrió, cogiendo la taza para dar un primer sorbo, pasándose la lengua por los labios saboreándolo. El sabor era... extraño, distinto, no por ello malo. A él nunca le sabía de ese modo, ya fuese en casa o en otro local. Este era... no tenía palabras. ¿Tal vez fuera por la compañía? Sonrió, si era ese el caso no le importaría repetir la experiencia. - Es cierto... los lobos solitarios como yo a veces agracedemos compañóa como la de hoy... - susurró mirándola fijamente a los ojos por encima de su taza de té, dándole un nuevo sorbo.

El calor del té enseguida se extendió su cuerpo, quitándole el frescor de la calle y envolviéndole en una sensación cálida y hogareña. Sentía que era como volver a los brazos de su madre.

por **Fraiah Eslin** Dom Nov 21, 2010 9:53 pm

La profundida con la que sus ojos la miraron, le provocó cierta intimidación. Ella no era de esas personas que rápidamente se sentían inhibidas ante alguien, y menos ante un hombre, pero costumbres en la época provocaban ese accionar en la mayoría de las mujeres. Ella tal vez sería la excepción, pero hoy.. hoy no. Rhys la dejaba por momentos sin palabras y algo confundida, no sabía cómo descifrarlo exactamente. Era un desafío, y le agradaba.

Se llevó la taza de té a la boca, sosteniéndola con ambas manos, mientras le miraba. Cuando la alejó, sonrió un poco apenada.
- Prometo que la próxima vez, no seré tan descuidada y cocinaré algo para usted - comentó sin darse cuenta que, nuevamente, incitaba a un nuevo encuentro. Su inconsciente en verdad se divertía generando en ella esa aparente sorpresa que era en el fondo, agradable. Las cosas que salen sin pensar son mas sinceras, dicen.

Al escuchar que a veces necesitaba compañía, como la de hoy, lo miró y una sonrisa algo tonta surcó el rostro de Fraiah. Eso quiere decir que no le asienta bien cualquier compañía, pero yo he logrado que al menos por hoy deje de lado su soledad habitual.. eso está bien, ¿no? Pensó con cierta ilusión, y sin saber por qué. De algún modo eso la hacía sentirse especial para alguien, aunque acabase de conocerlo y no significase mucho ese gesto a la vista de cualquiera, pero ella.. lo agradecía.

Tras unos momentos disfrutando del silencio que proporcionaban sus pensamientos, decidió romper el hielo y preguntarle algo muy común, pero creía que no lo había preguntado antes.
- Rhys, ¿vive usted con sus padres? - preguntó para saber algo mas de él, y esperaba que no le incomodase la pregunta.
Se llevó nuevamente la taza de té a los labios, disfrutando de la calidez que éste proporcionaba a su cuerpo.

por **Rhys Kynaston** Dom Nov 21, 2010 10:09 pm

Al ver su sonrisa la curiosidad le tomó por completo. ¿Qué pasaría por la mente de aquella chiquilla para sonreír de aquel modo? Lucía justo como... sí, como cuando su madre le veía practicar con el violín, o cuando las cosas aún iban bien entre sus padres. Una sonrisa que nunca aprendió a descifrar, pero que le hacía sentir bien.

Esta vez no se incomodó por la sutil invitación, porque en verdad había aceptado que quería volver a quedar con ella. No quería perder las sensaciones que la joven le ofrecía y le daba, eran demasiado cálidas para olvidarlas. - En ese caso hagamos algo. - Dijo mirándola con una sonrisa sincera. - La próxima vez que cocine para mí, yo trairé mi violín y le ofreceré mi música como agradecimiento.

Mantuvo de igual modo el silencio, en verdad no era para nada incómodo, más bien cómplice. Pero todas las barreras que habían caído a lo largo del paseo con Fraiah, se volvieron a alzar ante esa pregunta. Su rostro se tornó serio y la mirada se desvió al fuego, respondiendo en pocas palabras que zanjaban ese tema, dejando claro que no quería que indagaran en él. - No tengo padres.

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