Disfrutando de "La Traviatta" (LIBRE)

Un día más finalizaba en el College de France. Había tenido dos alumnos a última hora, se trataba de una chica de 12 años que acusaba a un chico de los más mayores de tocamientos inapropiados cuando la abordo en los vestuarios, el muchacho negaba que hubiera hecho lo que la joven le acusaba pero era la palabra contra la suya y los padres del muchacho no creían que éste dijera la verdad. La solución fue expulsarlo durante tres días.

Aproveché para revisar varios papeles que requeria el centro hasta que vino Alfred a interrumpirme y recordarme que si quería llegar a tiempo a ver la ópera "La Traviatta" había que marcharse ya -Tienes razón, vayámonos ya ¿has comprado todas las entradas de mi palco acostumbrado?- le pregunté, su respuesta fue afirmativa pero que la compañía de una pretendienta sería mejor que la suya, que debería sentirme muy sólo -No me siento sólo Alfred, te tengo a ti.- le dije mientras apagaba las lámparas de gas de mi despacho cuando mi fiel mayordomo me replico que yo no era precisamente su tipo. Reí sonoramente ante su comentario -Lo tendré en cuenta entonces.- contesté cogiendo mi sombrero y mi abrigo antes de que Alfred apagará la última lámpara de gas.

En la puerta del College esperaba a la hora acordada mi cochero con el carruaje tirado por mis caballos, Alfred me abrió la puerta y subí delante de él. Nos pusimos en marcha de nuevo hacia casa, una de las criadas llevaba varios días que no se encontraba bien y hoy mandé a mi médico para que la examinara y pudiera darle algún remedio para su malestar.

Llegamos a tiempo a casa y lo primero que hice fue ir a visitar a la doncella que me comunicaron que estaba en su habitación con su esposo que también trabajaba para mí. Entré en la habitación antes tocando a la puerta acompañado por Alfred, me comunicaron que el motivo de su malestar era porque se encontraba en estado me dijeron bastante preocupados esperando mi reacción. Les di mi más sincera enhorabuena, el esposo preocupado me preguntó si aquello era un impedimento para seguir trabajando para mí -¡Por supuesto que no!- le contesté con una amplia sonrisa, traían una nueva vida al mundo y aquello no tenía que ser un obstáculo para ellos. Se alegraron y el esposo sin poderlo evitar me abrazó el cuál le correspondí. Les dejé descansar.

Me dirigí a mi habitación a vestirme con el esmoquín que me habian dejado preparado sobre mi cama, me peiné correctamente para asistir como era debido al Palacio Royal. Cogí mi capa y mi sombrero de copa y bajé las escaleras dirigiéndome a la puerta principal donde Alfred me esperaba también bien vestido. Le indiqué a las sirvientas que podían ir descansar cuando quisieran, no era necesario esperarme.

Subí al carruaje y nos pusimos en camino hacia mi destino. Alfred, desde que tengo memoria, había estado siempre a mi lado, sirviéndome, siendo mi compañía durante los juegos, consolándome con la muerte de mis padres, era para mí como de la familia y también me daba consejo. Últimamente no dejaba de recordarme que ya tenía 33 años de edad y que alguien de mi categoria era necesario formar una familia, la verdad que tenía razón ¿pero con quién?

Llegámos a nuestro destino y empezamos a hacer cola para poder entrar y dirigirme a mi palco a disfrutar de la ópera.

Entré en el Palacio Royal acompañado de Anfred y durante mi recorrido hacia el primer palco situado a la derecha del teatro fue encontrándome con varios socios con los que tenía negocios con ellos. Sabían que tenía la costumbre de comprar todas las entradas del palco para mí y mi mayordono y me soltaban bromas sobre ello -Señores, yo vengo a disfrutar de una ópera y no me gusta que me esten hablando durante la obra.- fue una de mis contestaciones acompañadas de una amable sonrisa, para algunos llegaba a ser muy estúpido pero como toda persona tenía mis manias y no poder escuchar una ópera con un hombre al lado todo el tiempo comentándola era una de ellas.

Llegué al palco vacio y me acomodé en los primeros asientos de éste, me quité mi sombrero de copa y mi capa y se las entregué a Alfred que las colocó debidamente y se sentó detrás de mí. Del palco de al lado pude escuchar comentarios como: -Ahí está de nuevo el estúpido de Monsiuer Queen, comprando las entradas del palco para él sólo- me giré hacia ellas dándoles a entender que las habia oído -Buenas noches señoras, espero que disfruten de la ópera.- les saludé. Me dirigí a Alfred -Me veré obligado a comprar también las entradas del palco de al lado.- le susurré al oír los comentarios de las mujeres y Alfred rió por lo bajo.

Todo el mundo se acomodaba en sus asientos, miré de nuevo hacia el palco de al lado donde por detrás de las molestas mujeres había una joven acompañada al parecer también por su mayordomo que parecia vigilar que no se tirara palco hacia abajo.

Estaba leyendo una pequeño panfleto que hablaba sobre la ópera: argumento, los actores, un poco de historia del compositor,... cuando los chismeos del palco de al lado subian de volumen. Sólo esperaba que durante la obra se mantuvieran en silencio, lo había decidido, a partir de ahora compraría también las entradas del palco de al lado.

Escuché como la joven de antes se quejaba de los chismeos de las señoras y le pidió a su mayordomo que buscara otro sitio -Alfred.- y la respuesta de mi mayordomo fue la de: "-Sí, señor.-" entendiendo cual era mi intención.

Alfred salió del palco en busca del mayordomo de la muchacha que al parecer se llamaba Lucas y le comunicaba que les invitaba a disfrutar de la ópera siempre que el barullo de las señoras del palco donde se encontraban antes no les molestara demasiado. Yo de mientras leía la pequeña publicidad en espera de su regreso.

La orquesta estaba ensañando los primeros acordes mientras yo leía el panfleto hasta que oír la palabra señor detrás de mí, Alfred me indicaba que la mujer había aceptado mi invitación. Dejé el panfleto frente a mí y me levanté como indicaba el protocolo.

Coloqué mis manos detrás de mí y me pusé recto haciendo una pequeña reverencia a la muchacha -Buenas noches.- la saludé con una amable sonrisa mientras ofrecía mi mano para que la tomara y poder besar el dorso de su mano -Me llamo Oliver Queen.- me presenté y le ofrecí el asiendo de mi derecha para que se sentará -Sentiros como en vuestra casa.- le indiqué al mayordomo que la acompañaba que estaba junto a Alfred que parecian haber congienado.

Me senté de nuevo en mi asiento después de que lo hiciera ella.

Quedaba tan sólo pocos minutos para que empezará la ópera ya que los músicos cesaron en preparar y afinar sus instrumentos -El places es mío.- dije antes de sentarme.

Me acomodé en la mullida silla para ver y escuchar la ópera desviando unos instantes mi mirada hacia el palco de al lado donde las chismosas mujeres nos criticaban. Me acerqué a Soteria ligeramente -Parecen molestas pero yo cuando vengo a la ópera es para escuchar cada nota y cada tono de la partitura, no a hacer negocios ni cotillear sobre los asuntos de los demás ¿no lo veis vos así?- dije mi opinión y pregunté la suya para saber si había cometido un error en invitarle y tendría a una mujer criticando el vesturario de los sopranos y tenores.

-Me alegra oír que vuestra opinión es la misma que la mía.- dije con una ligera sonrisa al escuchar que ella también venía a disfrutar de la ópera no para otra cosa.

Saludó a las mujeres y comentó que parecía que no era adecuado que ella estuviera conmigo en el palco -No está sola conmigo, también estan ellos.- dije divertido señalando a Alfred y a su mayordomo.

Las luces se atenuaron y el telón se abrió empezando el primer acto de la ópera. En ese momento puse toda mi atención hacia el escenario, hacia cada nota que emitian los músicos con sus instrumentos, cada palabra entonada que procedian de las gargantas de las sopranos y tenores, disfrutaba de todo aquello olvidándome de todo a mi alrededor pero molesto cuando oía los comentarios poco inteligentes de las mujeres de al lado y comprobando que no entendian que era una ópera. "La Traviatta" había sido definida como una de las mejores óperas de la historia y lo estaba comprobando -Shhhhh.- hice el sonoro ruido con mis labios hacia las incultas mujeres que callaron al instante.

No entendí que quiso decirme Soteria con lo de: "Espero que eso lo tomen como una excusa". No le di explicaciones porque empezó la ópera y puse toda mi atención en ella. Por suerte las mujeres de al lado no las oía gracias a la música que sonaba por todo el teatro.

Cuando escucha todo a mi alrededor desaparecia, sólo estaba yo y el espectáculo, ver la escenografía, escuchar cada nota que realizaba el violín, el canto agudo del cantante... sabiendo tocar el piano era algo que me fascinaba, la música me daba esa relajación que no me la daba ni el College ni los negocios.

La ópera fue bastante larga pero para mí fue corta, cuando alguien disfruta se le hace las cosas más amenas. Aplaudí al unísono con todo el teatro, los actores, cantantes, músicos, etc. saludaron al público y una vez que las luces se encendieron del todo la gente empezó a abandonar el lugar. Yo me quedaba un poco más para poder salir al mismo paso y no quedarme parado en medio del pasillo porque la gente quisiera salir toda a la vez.

Enseguida que las luces se encendieron Alfred me preparó una copa de whisky y me la entregó -Gracias Alfred, sírvete tú también ¿Has disfrutado?- le pregunté a mi fiel mayordomo que me contestó afirmativamente y también se sirvió una copa de whisky, era una costumbre que teníamos ambos: al final de cada ópera, teatro, o lo que fuera, nos quedábamos tomando una copa hasta que todo el mundo saliera y poder salir con tranquilidad.

-Señortia Kafieri ¿desean tomar algo ustedes?- pregunté refiriéndome a ella y a su mayordomo.

Seguía sentado cómodamente en mi silla cuando Alfred me entregó el whisky y le di un sorbo, entonces Soteria me preguntó que me había parecido la ópera -Fantástica, debo dar la razón a aquellos que dicen que no hay ninguna ópera como "La Traviatta"- contesté con naturalidad.

Saboreaba el whisky y notaba como recorria mi garganta cada vez que tomaba un trago, sin prisa -¿Y a usted que os ha parecido?- le hice la misma pregunta. La verdad que había sido agradable, Soteria no habló en toda la ópera y eso que fue larga.