AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Persiguiendo a la Muerte [Jared]
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Persiguiendo a la Muerte [Jared]
Por todos los parisinos, y por la mayoría de extranjeros, era sabido de sobra que acercarse a la zona pantanosa casi siempre resultaba ser una mala idea. Siempre habían circulado oscuras leyendas en torno a ese lugar, leyendas sobre seres de la noche, sobre bestias de la luna y sobre magia. Solo un incauto, un temerario o un suicida acudiría allí en plena noche, teniendo en cuenta que el negro cielo estaba cubierto por unas nubes que, a ratos, hacían a la luna llena quedar parcialmente oculta... Toda una atmósfera de terror, sin lugar a dudas.
Los pasos de Violine apenas resonaban cuando avanzaba entre los húmedos matorrales, abriéndose paso por el césped fangoso. Las bailarinas que calzaba probablemente quedarían inservibles después de esa noche, cubiertas por entero de ese peculiar barro que manchaba sus tobillos. No parecía, sin embargo, que aquello le importase demasiado a la joven de cabellos rojos, tan intensos como la sangre que aparecía como elemento principal de los cuentos sobre vampiros, puesto que en su forma de caminar se apreciaba una sorprendente serenidad. La misma que, en su porcelanoso rostro de muñeca, se veía reflejada.
¿Por qué iba a temer ella toparse con una de esas criaturas de siniestra fantasía que, a fin de cuentas, representaban a la Muerte? Más bien era eso lo que buscaba encontrar, o mejor dicho, con quien encontrarse... Con la mísmisma Muerte. Siendo que la susodicha la esperaba desde hacía años, frotándose las manos con ávidez conforme las agujas de su reloj vital iban ralentizando su ritmo, Violine se veía con todo el derecho del mundo a adelantar el encuentro si le daba la gana, o a tener una primera cita antes de que se desposase con esa temida Parca. Al fin y al cabo ella la perseguía desde las sombras, ¿quién era pues para negarle el derecho de jugar un rato a invertir los papeles?
-Bien, verdugo inevitable... Aquí me tienes -La incesante melodía de los animales nocturnos, vio su oscuro compás interrumpido por esas palabras, que la joven pronunció en voz alta- ¿Ahora eres tú quien se esconde, después de tanto tiempo siendo mi acechante sombra? -Preguntó, con sus grises ojos fijos en las aguas del pántano.
Los pasos de Violine apenas resonaban cuando avanzaba entre los húmedos matorrales, abriéndose paso por el césped fangoso. Las bailarinas que calzaba probablemente quedarían inservibles después de esa noche, cubiertas por entero de ese peculiar barro que manchaba sus tobillos. No parecía, sin embargo, que aquello le importase demasiado a la joven de cabellos rojos, tan intensos como la sangre que aparecía como elemento principal de los cuentos sobre vampiros, puesto que en su forma de caminar se apreciaba una sorprendente serenidad. La misma que, en su porcelanoso rostro de muñeca, se veía reflejada.
¿Por qué iba a temer ella toparse con una de esas criaturas de siniestra fantasía que, a fin de cuentas, representaban a la Muerte? Más bien era eso lo que buscaba encontrar, o mejor dicho, con quien encontrarse... Con la mísmisma Muerte. Siendo que la susodicha la esperaba desde hacía años, frotándose las manos con ávidez conforme las agujas de su reloj vital iban ralentizando su ritmo, Violine se veía con todo el derecho del mundo a adelantar el encuentro si le daba la gana, o a tener una primera cita antes de que se desposase con esa temida Parca. Al fin y al cabo ella la perseguía desde las sombras, ¿quién era pues para negarle el derecho de jugar un rato a invertir los papeles?
-Bien, verdugo inevitable... Aquí me tienes -La incesante melodía de los animales nocturnos, vio su oscuro compás interrumpido por esas palabras, que la joven pronunció en voz alta- ¿Ahora eres tú quien se esconde, después de tanto tiempo siendo mi acechante sombra? -Preguntó, con sus grises ojos fijos en las aguas del pántano.
Violine- Gitano
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Persiguiendo a la Muerte [Jared]
Nadie en su sano juicio se atrevería a pasear por los aledaños del pantano por el mero hecho de pasear... Pero él sí lo hace, aunque claro, él de normal tiene más bien poco... La oscuridad, opresiva y nebulosa, siempre presente a estas horas de la noche, el canto de las aves nocturnas, el miedo de los roedores ante la actitud acechante de las aves... Logra sentir todas y cada una de las características de una zona tan siniestra y, sin embargo, no le sirve absolutamente de nada. Un tenue suspiro, apenas un resquicio de aire que parece escapar de sus pulmones aunque no lo necesite, fluye a través de sus labios y se dispersa en el cargado ambiente, Sus manos, enguantadas en guantes de cuero negro, se encuentran resguardadas de frío, así como su cuerpo, cubierto por un traje negro y una gabardina del mismo color, todo conjuntado con un sombrero a juego con el resto. Sus ojos azules parecen más oscuros de lo normal, perdidos en la inmensidad del suelo, en la hojarrasca en constante descomposición, en la búsqueda de algo que no puede obtener con solo mirar y pensar...
Sin embargo, algo decide interrumpir uno de sus momentos, uno en el una mínima parte de lo que antaño fue sale a la luz, recordándole que sigue estando ahi, que sigue esperando a ver algo diferente, distinto... Algo que parece incitarle a abandonar la inhumanidad que lleva adoptando desde hace ya varios siglos, intentando hacerle recordar que no todo el grupo debe pagar el pecado de unos pocos... Por suerte la distracción adquiere voz y forma en apenas segundos, y Jared se esconde de forma elegante y perfecta detrás de un nudoso árbol. Escucha las palabras de la joven, ladeando el rostro por el lado contrario del tronco una vez la muchacha pasa de largo y se planta delante de las oscuras aguas del pantano, que parecen dispuestas a engullírsela literalmente... Llamar a la Muerte de esa forma tan directa y en cierto modo desesperada le hace alzar una ceja, entretenido ante el nuevo comportamiento que acaba de ver. Su mente de astuto negociador se pone en funcionamiento en cuánto tiene todo el cuerpo de la chica a la vista. Lo primero que ve es una cabellera ígena, roja como el mismo fuego del Averno, en conjunto con una figura delgada y estilizada, armoniosa...
Lo segundo que ve, o mejor dicho, huele, es ese dulzón olor que emana, el de la pureza, la inocencia, ese olor que parece indicarle que siguen quedando cosas buenas y puras en este mundo, cosas que, por una cosa u otra, no han sido corrompidas.
Patrañas, como tantas otras, pero no por ello descarta la posibilidad de ampliar su abanico de mercancías, su colección de muñecas y su gama de ofertas al consumidor. Quizá por ello mismo es por lo que sale de su escondite, plántandose detrás de ella, con unos pocos metros de cómoda distancia:
-Aquí el único que se esconde soy yo, Mademoiselle... La muerte, para desgracia de algunos o suerte de otros, no se presenta por una mera llamada... Aunque cierto es que pocos son los que se atreven a intentarlo.-Lo que ella no sabrá, lo que le da cierto divertimento a todo esto, a la situación en sí misma es que la muerte ha acudido a la llamada, quizá no en su forma más directa y tenebrosa... Pero poca diferencia hay entre morir y caer en las redes de Jared, puesto que hacerlo significa que, una vez atrapado, nadie vuelve a ser el mismo...
Nadie vuelve a sentirse vivo.
Sin embargo, algo decide interrumpir uno de sus momentos, uno en el una mínima parte de lo que antaño fue sale a la luz, recordándole que sigue estando ahi, que sigue esperando a ver algo diferente, distinto... Algo que parece incitarle a abandonar la inhumanidad que lleva adoptando desde hace ya varios siglos, intentando hacerle recordar que no todo el grupo debe pagar el pecado de unos pocos... Por suerte la distracción adquiere voz y forma en apenas segundos, y Jared se esconde de forma elegante y perfecta detrás de un nudoso árbol. Escucha las palabras de la joven, ladeando el rostro por el lado contrario del tronco una vez la muchacha pasa de largo y se planta delante de las oscuras aguas del pantano, que parecen dispuestas a engullírsela literalmente... Llamar a la Muerte de esa forma tan directa y en cierto modo desesperada le hace alzar una ceja, entretenido ante el nuevo comportamiento que acaba de ver. Su mente de astuto negociador se pone en funcionamiento en cuánto tiene todo el cuerpo de la chica a la vista. Lo primero que ve es una cabellera ígena, roja como el mismo fuego del Averno, en conjunto con una figura delgada y estilizada, armoniosa...
Lo segundo que ve, o mejor dicho, huele, es ese dulzón olor que emana, el de la pureza, la inocencia, ese olor que parece indicarle que siguen quedando cosas buenas y puras en este mundo, cosas que, por una cosa u otra, no han sido corrompidas.
Patrañas, como tantas otras, pero no por ello descarta la posibilidad de ampliar su abanico de mercancías, su colección de muñecas y su gama de ofertas al consumidor. Quizá por ello mismo es por lo que sale de su escondite, plántandose detrás de ella, con unos pocos metros de cómoda distancia:
-Aquí el único que se esconde soy yo, Mademoiselle... La muerte, para desgracia de algunos o suerte de otros, no se presenta por una mera llamada... Aunque cierto es que pocos son los que se atreven a intentarlo.-Lo que ella no sabrá, lo que le da cierto divertimento a todo esto, a la situación en sí misma es que la muerte ha acudido a la llamada, quizá no en su forma más directa y tenebrosa... Pero poca diferencia hay entre morir y caer en las redes de Jared, puesto que hacerlo significa que, una vez atrapado, nadie vuelve a ser el mismo...
Nadie vuelve a sentirse vivo.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Persiguiendo a la Muerte [Jared]
En aquella noche en la que hasta la luna buscaba cobijo entre las nubes, como si también ella temiera ver los horrores que acechaban bajo su plateada luz, lo último que Violine esperaba encontrarse era una contestación a su llamada. No era una joven dada a las fantasías, aunque tampoco se negaba de primeras a creer en nada, puesto que en aquel París, todo parecía ser posible y hasta lo más delirante o surrealista podíoa convertirse en verdad. Pero dudaba que la mísmisma Muerte fuese a acudir a su llamada, aunque eso no quitaba que su mirada gris siguiera fija en las pantanosas aguas, absorta..
No escuchó ruído alguno, ni latido o respiración, que pudiera anticiparle la presencia que en un determinado momento sientióa su espalda. Había una distancia justa y necesaria que, sin embargo, no conseguía evitar que algo se le removiera por dentro, como si el extraño fuese poseedor de un magnetismo poderoso que la atraía sin sentido alguno, algo a lo que se sobrepusocerrando los ojos e inspirando hondo. Dejó así que su cuerpo se viera inundado por esa frangacia a noche y oscuridad, a verde y a peligro, y, por encima de todo a... muerte.
Sonrió, cuando sus palabras fueron pronunciadas, paladeando el sentido que estas pudieran tener. Él, por supuesto, no vería su sonrisa, porque Violine no se había girado en ningún momento. Para muchos sería una estúpidez digna del más loco el darle la espalda a un desconocido en mitad de la noche, en un lugar apartado de todo núcleo urbano... Ella no debió caer en ese detalle, o no le dio la importancia que la mayoría le otorgaría, porque siguió sin darse la vuelta, con la única diferencia de que su rostro estaba ahora alzado hacia el cielo, hacia ese astro blanquecino semiescondido, encogiéndose de hombros con ligereza anes de contestar:
-Pocos son también aquellos a los que esta persigue día a día recordándoles que cada día esta más cerca de envolverles... Por tanto, eso hace a mi llamada dejar de ser meramente eso -Susurra, sabedora de que no necesita alzar más el tono para ser escuchada- De todas formas, aunque no tengáis guadaña alguna, no creo que seais tan diferente a aquella a la que convocaba...
No escuchó ruído alguno, ni latido o respiración, que pudiera anticiparle la presencia que en un determinado momento sientióa su espalda. Había una distancia justa y necesaria que, sin embargo, no conseguía evitar que algo se le removiera por dentro, como si el extraño fuese poseedor de un magnetismo poderoso que la atraía sin sentido alguno, algo a lo que se sobrepusocerrando los ojos e inspirando hondo. Dejó así que su cuerpo se viera inundado por esa frangacia a noche y oscuridad, a verde y a peligro, y, por encima de todo a... muerte.
Sonrió, cuando sus palabras fueron pronunciadas, paladeando el sentido que estas pudieran tener. Él, por supuesto, no vería su sonrisa, porque Violine no se había girado en ningún momento. Para muchos sería una estúpidez digna del más loco el darle la espalda a un desconocido en mitad de la noche, en un lugar apartado de todo núcleo urbano... Ella no debió caer en ese detalle, o no le dio la importancia que la mayoría le otorgaría, porque siguió sin darse la vuelta, con la única diferencia de que su rostro estaba ahora alzado hacia el cielo, hacia ese astro blanquecino semiescondido, encogiéndose de hombros con ligereza anes de contestar:
-Pocos son también aquellos a los que esta persigue día a día recordándoles que cada día esta más cerca de envolverles... Por tanto, eso hace a mi llamada dejar de ser meramente eso -Susurra, sabedora de que no necesita alzar más el tono para ser escuchada- De todas formas, aunque no tengáis guadaña alguna, no creo que seais tan diferente a aquella a la que convocaba...
Violine- Gitano
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Persiguiendo a la Muerte [Jared]
Jared no se toma ni con molestia ni con ofensa el hecho de que, aún habiéndole hablado, la joven no se gire en su dirección, así como él tampoco acorta las distancias, manteniendo los mismos metros de margen que antes. Cierto es que para ojos de muchos le resultaría arriesgado y probablemente mortal si de otro vampiro se tratase... Pero mil seiscientos años dan para mucho, lo suficiente como para haber aprendido a alimentarse de otras maneras más finas y recatadas y menos salvajes. Por ello mismo esboza un amago de sonrisa, sus ojos azules cubiertos por el ala del sombrero, analizando la delgada figura que tiene delante encogerse de hombros.
Escucha con atención e interés todas las palabras de ella, alzando una ceja cuando no parece encontrar diferencias entre la Parca y él... Es imposible que se haya percatado tan rápido de su condición, y quizá sea ese pensamiento el que le haga mantenerse sin inmutarse lo más mínimo, enterrando las manos en los bolsillos de su gabardina en lo que una ráfaga de frío aire se lleva diversas hojas, las cuales comienzan a volar sin albedrío alguno:
-Os olvidáis de que es sumamente caprichosa... Puede que os persiga día a día, medemoiselle, pero los juegos y tejemanejes que ésta se puede llevar escapan a toda comprensión. -Responde, firme y al mismo tiempo seductor, acariciante, dejando que sus palabras sean arrastradas por el viento hasta el oído de la joven, penetrando en forma de dulce e inocuo veneno... ¿Cuánto pagarían por un ejemplar así? Sin duda bastante dinero, aunque no puede adelantar acontecimientos, las cosas suceden a su debido tiempo... Siempre suceden a su debido tiempo.- Sin embargo, me intriga saber qué es eso que provoca el comprarme con algo tan aterrador y magnífico al mismo tiempo... Si gustáis satisfacer mi curiosidad, por supuesto, si no, no os perturbaré más.
Escucha con atención e interés todas las palabras de ella, alzando una ceja cuando no parece encontrar diferencias entre la Parca y él... Es imposible que se haya percatado tan rápido de su condición, y quizá sea ese pensamiento el que le haga mantenerse sin inmutarse lo más mínimo, enterrando las manos en los bolsillos de su gabardina en lo que una ráfaga de frío aire se lleva diversas hojas, las cuales comienzan a volar sin albedrío alguno:
-Os olvidáis de que es sumamente caprichosa... Puede que os persiga día a día, medemoiselle, pero los juegos y tejemanejes que ésta se puede llevar escapan a toda comprensión. -Responde, firme y al mismo tiempo seductor, acariciante, dejando que sus palabras sean arrastradas por el viento hasta el oído de la joven, penetrando en forma de dulce e inocuo veneno... ¿Cuánto pagarían por un ejemplar así? Sin duda bastante dinero, aunque no puede adelantar acontecimientos, las cosas suceden a su debido tiempo... Siempre suceden a su debido tiempo.- Sin embargo, me intriga saber qué es eso que provoca el comprarme con algo tan aterrador y magnífico al mismo tiempo... Si gustáis satisfacer mi curiosidad, por supuesto, si no, no os perturbaré más.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Persiguiendo a la Muerte [Jared]
Inspiró hondo, los ojos cerrados y una indescifrable sonrisa, que él no vería, pintada en su rostro; los brazos y piernas desnudos, dejando ver la blancura de su piel; el intensamente rojo cabello, azotado por el vieno que la impregnaba a toda ella de ese característico olor a verde... Pareció entonces formar parte de un cuadro prerrafaelita, ser una de esas Ofelias cuyo irreal aspecto quedaba inmortalizado e imperecedero, para que nunca se consumiera. Claro que ella era todo lo contrario, mortal, efímera, pasajera, y día a día iba consumiéndose como el arder de una chimenea, hasta ser reducida a cenizas, a polvo, a la más abrupta nada... Al igual que una flor ante la imparable llegada del invierno, Violine se marchitaba a cada golpear de las agujas del reloj de la vida, aún cuando quedaban varios pétalos por caer.
Al contrario de lo que aquel al que había comparado con la muerte creía, ella sí se había percatado de su condición de vástago de la noche. Su aura oscura y atrayente envolvía a la joven por completo, como un invisible hechizo, un hechizo que cobró del todo forma ante las palabras del vampiro... Para bien o para mal, conocía esa sensación: Firmeza y seducción, poder y enigma, peligro y atracción, oscuridad y belleza, juntos y presentes en una única voz que ahora acariciaba sus oídos... Se giró.
Abrió los ojos, cara a cara con el extraño, sin importarle ahora el riesgo. Sonrió, creyendo en su desesperado proseguir que en efecto, la muerte había enviado a uno de sus hijos para responder a su llamada. No le respondió, delatando esa peculiar costumbre de no hablar cuando a su parecer era innecesario, aquella por la que muchos desconocían el sonido de su voz y la creían muda. No, no dijo una sola palabra... Pero se encaminó hacia él.
Pasos lentos, fluídos, casi danzados, que se detuvieron al llegar a su altura. Y ahí llegó su respuesta, cuando estiró un brazo hacia el pecho del hombre, posando su delicada mano en el punto bajo el cual debería latir un corazón... Nada, ningún sonido, ningún palpitar, simplemente frío. La apartó, quedando el gesto fugaz y etereo, y, con sus ojos grises, le observó. Probablemente, o eso pensaba ella, ahora llegaría su hora, el pagó a esa osadía y al incauto comportamiento de haber acudido en la noche desierta a ese lugar...
Y precisamente por eso, Violine no se movió.
Al contrario de lo que aquel al que había comparado con la muerte creía, ella sí se había percatado de su condición de vástago de la noche. Su aura oscura y atrayente envolvía a la joven por completo, como un invisible hechizo, un hechizo que cobró del todo forma ante las palabras del vampiro... Para bien o para mal, conocía esa sensación: Firmeza y seducción, poder y enigma, peligro y atracción, oscuridad y belleza, juntos y presentes en una única voz que ahora acariciaba sus oídos... Se giró.
Abrió los ojos, cara a cara con el extraño, sin importarle ahora el riesgo. Sonrió, creyendo en su desesperado proseguir que en efecto, la muerte había enviado a uno de sus hijos para responder a su llamada. No le respondió, delatando esa peculiar costumbre de no hablar cuando a su parecer era innecesario, aquella por la que muchos desconocían el sonido de su voz y la creían muda. No, no dijo una sola palabra... Pero se encaminó hacia él.
Pasos lentos, fluídos, casi danzados, que se detuvieron al llegar a su altura. Y ahí llegó su respuesta, cuando estiró un brazo hacia el pecho del hombre, posando su delicada mano en el punto bajo el cual debería latir un corazón... Nada, ningún sonido, ningún palpitar, simplemente frío. La apartó, quedando el gesto fugaz y etereo, y, con sus ojos grises, le observó. Probablemente, o eso pensaba ella, ahora llegaría su hora, el pagó a esa osadía y al incauto comportamiento de haber acudido en la noche desierta a ese lugar...
Y precisamente por eso, Violine no se movió.
Violine- Gitano
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Persiguiendo a la Muerte [Jared]
¿A qué se deberá la falta de palabras por parte de la joven...? Muda no es, él mismo lo ha comprobado al haberla escuchado en su particular petición y respuestas. Sin embargo, de los labios de la humana no se escapa ni un mero sonido, favoreciendo que el ambiente ya de por sí hostil de los pantanos se haga más notorio, palpable e intenso... Él se siente como pez en el agua, sin duda, pero, ¿y ella? Una pregunta que le gustaría responder, pero tras tantos siglos de experiencia ha aprendido que las respuestas llegan a su debido tiempo, ni más ni menos.
La humana se gira y él mantiene la misma postura, la misma sonrisa sempiterna. Es perfectamente consciente del efecto que crea su aura, el imposible equilibrio entre seductor y potencialmente peligroso que solo en un vampiro es capaz de crearse. Una parte de la mayoría de humanos quería caer entre sus brazos, dejarse llevar, y otra parecía dejarse la invisible garganta amenazando del peligro... Cuán débil era el espíritu humano, puesto que siempre cedían a la primera perspectiva y no a la segunda... Quizá algún día encuentre un caso excepcional y tenga que retractarse de sus pensamientos, pero por el momento, no es así. Tampoco parece inmutarse demasiado cuando ella va acercándose, entreteniéndose Jared en evaluarla por completo. Ya de por sí sus rasgos eran sumamente curiosos, y el penetrante olor de su sangre no hace más que aumentar esa sensación que pocas veces tiene...
La de haber encontrado un diamante en bruto en lo que respecta a su negocio. Su mente comienza a trabajar de forma incesante, barajando posibilidades e hipótesis. Cuenta con un claro factor en ventaja, y es que la ha escuchado pidiendo algo que, ya no solo puede concedérselo, si no que también puede evitarlo... Sin embargo, deja de pensar y de actuar cuando ella posa una mano en su pecho. Lo que en apariencia es un simple gesto a él le da muchas respuestas que, como resultado final, le hacen sonreír... ¿Se ha topado con una "sobrenatural" y no se ha dado cuenta...? La edad debe estar pasándole factura, sin duda alguna. Se lleva una mano al pelo con un movimiento difícil de seguir para la vista, echándoselo hacia atrás y, de forma sutil, rompiendo el contacto físico. La mira fijamente, gris contra azul, tormenta contra mar, ladeando el rostro al ver que ni se aparta ni huye despavorida:
-¿Y qué esperáis, mademoiselle...? ¿Que organice una sangría con vuestro líquido vital y os borre de este mundo? -La pregunta va matizada con un cierto tinte recíproco, porque es lo que parece estar pidiéndole. Sin embargo, no es eso, ni mucho menos, lo que hace, pasando por su lado, rozándola con su capa de forma casi penetrante, y volviendo a orientarse hacia la orilla del pantano.- Sois muy perspicaz... Tenéis un don, pero eso no significa que vaya a ser vuestro verdugo, no tengo hambre... - "Y si la tuviera, no os mataría, parecéis demasiado valiosa." Eso, por supuesto, no lo dice, girándose de nuevo hacia ella y tendiéndole la mano en señal de saludo... Puede que choque un vampiro con ese comportamiento, en mitad de una cerrada noche, perdidos entre los pantanos y teniendo a una perfecta víctima delante...
Pero Jared, para bien o para mal, piensa de forma diferente a la mayoría:
-Jared Stroganoff, para serviros.
La humana se gira y él mantiene la misma postura, la misma sonrisa sempiterna. Es perfectamente consciente del efecto que crea su aura, el imposible equilibrio entre seductor y potencialmente peligroso que solo en un vampiro es capaz de crearse. Una parte de la mayoría de humanos quería caer entre sus brazos, dejarse llevar, y otra parecía dejarse la invisible garganta amenazando del peligro... Cuán débil era el espíritu humano, puesto que siempre cedían a la primera perspectiva y no a la segunda... Quizá algún día encuentre un caso excepcional y tenga que retractarse de sus pensamientos, pero por el momento, no es así. Tampoco parece inmutarse demasiado cuando ella va acercándose, entreteniéndose Jared en evaluarla por completo. Ya de por sí sus rasgos eran sumamente curiosos, y el penetrante olor de su sangre no hace más que aumentar esa sensación que pocas veces tiene...
La de haber encontrado un diamante en bruto en lo que respecta a su negocio. Su mente comienza a trabajar de forma incesante, barajando posibilidades e hipótesis. Cuenta con un claro factor en ventaja, y es que la ha escuchado pidiendo algo que, ya no solo puede concedérselo, si no que también puede evitarlo... Sin embargo, deja de pensar y de actuar cuando ella posa una mano en su pecho. Lo que en apariencia es un simple gesto a él le da muchas respuestas que, como resultado final, le hacen sonreír... ¿Se ha topado con una "sobrenatural" y no se ha dado cuenta...? La edad debe estar pasándole factura, sin duda alguna. Se lleva una mano al pelo con un movimiento difícil de seguir para la vista, echándoselo hacia atrás y, de forma sutil, rompiendo el contacto físico. La mira fijamente, gris contra azul, tormenta contra mar, ladeando el rostro al ver que ni se aparta ni huye despavorida:
-¿Y qué esperáis, mademoiselle...? ¿Que organice una sangría con vuestro líquido vital y os borre de este mundo? -La pregunta va matizada con un cierto tinte recíproco, porque es lo que parece estar pidiéndole. Sin embargo, no es eso, ni mucho menos, lo que hace, pasando por su lado, rozándola con su capa de forma casi penetrante, y volviendo a orientarse hacia la orilla del pantano.- Sois muy perspicaz... Tenéis un don, pero eso no significa que vaya a ser vuestro verdugo, no tengo hambre... - "Y si la tuviera, no os mataría, parecéis demasiado valiosa." Eso, por supuesto, no lo dice, girándose de nuevo hacia ella y tendiéndole la mano en señal de saludo... Puede que choque un vampiro con ese comportamiento, en mitad de una cerrada noche, perdidos entre los pantanos y teniendo a una perfecta víctima delante...
Pero Jared, para bien o para mal, piensa de forma diferente a la mayoría:
-Jared Stroganoff, para serviros.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Persiguiendo a la Muerte [Jared]
El silencio, tan solo roto por el murmullo de los animales nocturnos y el golpetear de las hojas de los árboles al fluir del aire, prosiguió extendiéndose entre ambos. A ella, contra todo pronóstico, no le incomodaba que así fuera, pues siempre había pensado que era preferible la ausencia de palabras al malgasto de las mismas, dado que esto último era lo que, a su parecer, las desvirtualizaba y volvía banales. Amén de que, en su recelo particular -solo trascendible en momentos en los que, como aquel, veía posible lograr una concesión- no hablar se convertía en una forma de vida.
Violine sostuvo la mirada azul del vampiro, con la suya, gris y felina, perspicaz. Dejó caer ambos brazos a cada lado de su femenino cuerpo, toqueteando con los dedos de una mano la tela de su harapienta falda, compuesta por varios pañuelos rojos y negros. Lo pobre de esa prenda y de sus embarradas bailarinas contrastaba en sumo grado con el corsé, que aunque viejo aparentaba haber sido tiempo atrás valioso, dándole un aspecto aún más peculiar a toda ella, incrementado por la luz de la luna que acariciaba con su brillo las porciones desnudas de su piel. ¿Era la joven consciente de eso último? Probablemente no, o sí, pero le daría igual en caso de que así fuera.
Enarcó una ceja ante la verborrea lanzada por él, sin preocuparse por ocultar en su rostro el reflejo del escepticismo y la contrariedad. Sí, exacto, era justo lo que parecía: todo lo que él dijo se le antojó un ejemplo de lo arriba mencionado, del empleo del lenguaje de forma desmedida y charlatana, volviéndolo vulgar aún en lo exquisito de los modales presentes en esas palabras. Quizá por eso no le contestó, de nuevo guardando silencio, y se limitó a seguir su trayectoria con la mirada, aspirando el aroma a oscura belleza que ante el ondear de la capa había azotado su rostro.
Hasta que llegó el momento de las presentaciones, del absurdo pero siempre respetado protocolo, por muy irrisorio que resultase la presencia de este en un lugar como aquel, viniendo de dos criaturas tan distintas como ellos, y en una atmósfera que no invitaba precisamente a fomentar relaciones de ningún tipo. Violine sonrío una vez más, por mucho que esa sonrisa no fuese correspondida por su siempre empañada mirada, y se giró del todo para volver a quedar cara a cara con él:
-Es un honor para mí conoceros, monsieur... -Aceptó su mano con una elegancia presente en el gesto y en sus palabras, que de nuevo contrastaba con su apariencia mísera- ...Podéis llamarme Violine -Añadió, sin decir obviamente su nombre real, y después, soltando su mano, dio un par de pasos hacia atrás- Sin embargo, lo lamento, me he confundido con vos, ante lo cual os pido humildemente disculpas, pero... Viendo mi equivocación, creo que desaparece cualquier motivo para que traspasemos la presentación realizada -Ilusa de ella, dijo todo aquello con total normalidad, dedicando al terminar una grácil reverencia al vampiro...
Y, como si se negase a caer en la tentación pero tampoco desease ceder al miedo, se dio la vuelta, algo fácilmente interpretable como temerario, con la clara intención de echar a andar en dirección contraria al pantano.
Violine sostuvo la mirada azul del vampiro, con la suya, gris y felina, perspicaz. Dejó caer ambos brazos a cada lado de su femenino cuerpo, toqueteando con los dedos de una mano la tela de su harapienta falda, compuesta por varios pañuelos rojos y negros. Lo pobre de esa prenda y de sus embarradas bailarinas contrastaba en sumo grado con el corsé, que aunque viejo aparentaba haber sido tiempo atrás valioso, dándole un aspecto aún más peculiar a toda ella, incrementado por la luz de la luna que acariciaba con su brillo las porciones desnudas de su piel. ¿Era la joven consciente de eso último? Probablemente no, o sí, pero le daría igual en caso de que así fuera.
Enarcó una ceja ante la verborrea lanzada por él, sin preocuparse por ocultar en su rostro el reflejo del escepticismo y la contrariedad. Sí, exacto, era justo lo que parecía: todo lo que él dijo se le antojó un ejemplo de lo arriba mencionado, del empleo del lenguaje de forma desmedida y charlatana, volviéndolo vulgar aún en lo exquisito de los modales presentes en esas palabras. Quizá por eso no le contestó, de nuevo guardando silencio, y se limitó a seguir su trayectoria con la mirada, aspirando el aroma a oscura belleza que ante el ondear de la capa había azotado su rostro.
Hasta que llegó el momento de las presentaciones, del absurdo pero siempre respetado protocolo, por muy irrisorio que resultase la presencia de este en un lugar como aquel, viniendo de dos criaturas tan distintas como ellos, y en una atmósfera que no invitaba precisamente a fomentar relaciones de ningún tipo. Violine sonrío una vez más, por mucho que esa sonrisa no fuese correspondida por su siempre empañada mirada, y se giró del todo para volver a quedar cara a cara con él:
-Es un honor para mí conoceros, monsieur... -Aceptó su mano con una elegancia presente en el gesto y en sus palabras, que de nuevo contrastaba con su apariencia mísera- ...Podéis llamarme Violine -Añadió, sin decir obviamente su nombre real, y después, soltando su mano, dio un par de pasos hacia atrás- Sin embargo, lo lamento, me he confundido con vos, ante lo cual os pido humildemente disculpas, pero... Viendo mi equivocación, creo que desaparece cualquier motivo para que traspasemos la presentación realizada -Ilusa de ella, dijo todo aquello con total normalidad, dedicando al terminar una grácil reverencia al vampiro...
Y, como si se negase a caer en la tentación pero tampoco desease ceder al miedo, se dio la vuelta, algo fácilmente interpretable como temerario, con la clara intención de echar a andar en dirección contraria al pantano.
Violine- Gitano
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Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Persiguiendo a la Muerte [Jared]
Esta vez es él quién enarca una ceja al tenerla de nuevo de cara. Se mantiene expectante a la espera de respuestas, viendo como éstas llegan en vez de otro silencio. Y es que sí, le podrían resultar cómodos, pero no tanto cuando le interesaba saber cosas sin hacer trampas, por llamarlo de alguna forma... La educación de las palabras de Violine, como ha dicho que se "llama"; contrasta bastante, demasiado, con la mezcla de ropajes harapientos y otros de mayor calidad... Y es que sabe reconocer un corsé de buenos tejidos cuando lo ve, como el que lleva la joven pelirroja. Se le escapa algún detalle, lo sabe, pero necesita más tiempo para encontrarlo...
Y Violine no parece dispuesta a dárselo. La observa girar tras haberse presentado, manteniéndose estático, sus claros ojos fijos en la espalda de la joven. Unos instantes después suspira, un suspiro que parece de tristeza al verla marchar pero que, interiormente, implica cierto hastío. No va a dejarla marchar así porque sí sin tener referencia alguna sobre ella, resulta demasiado suculenta como para no indagar más y poder atraparla... Por ello mismo se decide a utilizar sus habilidades, perfectamente entrenadas por el paso del tiempo.
-Esperad. -Una única palabra es la que escapa inicialmente de sus labios, cargada con esa ponzoñosa y sugerente persuasión, su mayor habilidad y la que mejor maneja. El control emocional también entra en juego, buscando relajarla, intentar hacerle ver que el pantano no es un mal sitio para estar, intentar hacer que se sienta cómoda... Todo sea con tal de satisfacer su curiosidad y ganar una nueva muñeca, o quizá no la gane, se canse y la mate... El tiempo y el destino lo dirán. Da unos pocos pasos hacia ella, pareciendo dispuesto a posar una mano en su hombro, pero lo que hace, en vez de eso, es apoyarse en el mismo árbol en el que se había ocultado, mirándola fijamente, una mirada magnética, intensa y hechizante.¿Tanto deseáis morir que, si no os lo concedo, os marcharéis...? -Pregunta, haciendo gala de nuevo de sus habilidades, puesto que ahora es la lectura de mentes la que se decanta a utilizar, concentrándose, intentando penetrar sus barreras... Ha preguntado una cosa, pero conociendo la mente humana probablemente obtenga el "por qué" de los pensamientos de la joven... O se encuentre con un caso peculiar que, irremediablemente, aumente su curiosidad y su posible valor económico.
Y Violine no parece dispuesta a dárselo. La observa girar tras haberse presentado, manteniéndose estático, sus claros ojos fijos en la espalda de la joven. Unos instantes después suspira, un suspiro que parece de tristeza al verla marchar pero que, interiormente, implica cierto hastío. No va a dejarla marchar así porque sí sin tener referencia alguna sobre ella, resulta demasiado suculenta como para no indagar más y poder atraparla... Por ello mismo se decide a utilizar sus habilidades, perfectamente entrenadas por el paso del tiempo.
-Esperad. -Una única palabra es la que escapa inicialmente de sus labios, cargada con esa ponzoñosa y sugerente persuasión, su mayor habilidad y la que mejor maneja. El control emocional también entra en juego, buscando relajarla, intentar hacerle ver que el pantano no es un mal sitio para estar, intentar hacer que se sienta cómoda... Todo sea con tal de satisfacer su curiosidad y ganar una nueva muñeca, o quizá no la gane, se canse y la mate... El tiempo y el destino lo dirán. Da unos pocos pasos hacia ella, pareciendo dispuesto a posar una mano en su hombro, pero lo que hace, en vez de eso, es apoyarse en el mismo árbol en el que se había ocultado, mirándola fijamente, una mirada magnética, intensa y hechizante.¿Tanto deseáis morir que, si no os lo concedo, os marcharéis...? -Pregunta, haciendo gala de nuevo de sus habilidades, puesto que ahora es la lectura de mentes la que se decanta a utilizar, concentrándose, intentando penetrar sus barreras... Ha preguntado una cosa, pero conociendo la mente humana probablemente obtenga el "por qué" de los pensamientos de la joven... O se encuentre con un caso peculiar que, irremediablemente, aumente su curiosidad y su posible valor económico.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Persiguiendo a la Muerte [Jared]
Sus pasos se iniciaron, directos a los árboles que rodeaban el pantano y al trayecto que tras estos se ocultaba, de nuevo lentos pero fluidos. No parecía haber nada que pudiera detenerla, nada que la retuviera allí o lograse hacerla cambiar de idea, nada salvo él... "Esperad". Tan solo una palabra, en apariencia, que sin embargo sacudió su interior como una ola gigante, derrumbando todas las barreras autoimpuestas en forma de defensa al haberla pillado desprevenida. Conocía de las habilidades de los vampiros, de su capacidad de convinción, que se sumaba al magnetismo que siempre desprendían... Pero eso no quería decir que supiera frenarlas, más aún viniendo de alguien poderoso y sin previo aviso.
Por eso solo pudo resignarse y detener sus pasos, cerrando los ojos unos instantes en un intento, fallido por supuesto, de salir de esa especie de envoltura que él había impuesto de forma repentina. Le escuhó, olió y sintió llegar hasta su altura, y por un instante pensó que sentiría a esa mano posarse en su hombro y hacerla voltear... Pero en lugar de eso esta pasó de largo hasta el tronco de aquel árbol. Abrió los ojos, girando el rostro hacia él pero manteniendo el cuerpo en la misma postura... Error.
Error fatal, mejor dicho. Esa mirada terminó por traspasar cualquier muro que pudiera quedarle, y Violine no pudo sino observarle como si estuviese hipnotizada, sus ojos de gata fijos en la oscuridad azul que tenía delante, dejándose llevar... Sería tan fácil responderle, explicarle lo que en realidad deseaba y lo que, por despecho, buscaba como una manera de conformarse. Sí, debería hacerlo, ¿por qué no?
-Yo... Realmente solo... Busco ser quien decida cuando llegará algo que, en verdad, no puedo evitar... Adelantar algo que de todas formas se acerca, para así tener el consuelo de que mi voluntad se haya impuesto de alguna forma -Respondió, y, justo al momento de hacerlo, la parte más precavida de su mente pareció reaccionar sacándola a medias de ese extraño hechizo.
Parpadeó varias veces, algo confusa, y el recelo se abrió paso en su expresión. De forma instintiva dio un par de pasos hacia atrás, otro error, puesto que era él quien estaba a su espalda y la salida lo que tenía en frente. El que su cuerpo chocase con él, y la visión de su mano en el árbol que tenía delante, entre la mencionada vía de escape y ella misma, le hizo sentirse acorralada. Y, como ser humano que era, imperfecta, animal en algunos aspectos, racional en otros y, por encima de todo, eso mismo, humana, Violine sintió miedo. No era terror, pánico o ansiedad, era sencillamente eso, miedo, el miedo de la presa siendo acechada por el cazador, el de la persona que se enfrenta al peligro, el miedo más natural y lógico de todos.
Se mordió el labio inferior, buscando cualquier forma de vencer a ese miedo, de sobreponerse a él y no dejarse llevar. Y, en un acto desesperado de mantener la calma, se giró hacia Jared del todo, volteando su cuerpo para quedar de frente. Lo que hizo entonces fue una de esas cosas que, pese a ser desconfiada, le hacían parecer lo contrario: tomó una de las manos del vampiro entre las suyas, clavando en el dorso sus ojos felinos y observándola detenidamente, antes de voltearla con suavidad y hacer lo mismo con la palma, prestando atención a cada línea que la surcaba.
Lo que fuera que vio, hizo que entreabiera los labios con sorpresa, antes de alzar el rostro para volver a mirarle fijamente. Soltó su mano, y el silencio siguió presente durante largos instantes en los que no solo le observó, sino que se dejó observar, ahora de forma voluntaria. Violine parecía estar abriéndose como un libro que deja visibles sus páginas, para que la leyera, para que viera todo lo que no hubiera podido darle tiempo al haber reaccionado asustándose en el primer intento...
-De acuerdo, monsieur... -Dijo cuando creyó que había sido suficiente- Ahora que habéis penetrado en mi interior y desenmascarado mi secreto, ¿qué pedís a cambio de lo único que puede salvarme?
Por eso solo pudo resignarse y detener sus pasos, cerrando los ojos unos instantes en un intento, fallido por supuesto, de salir de esa especie de envoltura que él había impuesto de forma repentina. Le escuhó, olió y sintió llegar hasta su altura, y por un instante pensó que sentiría a esa mano posarse en su hombro y hacerla voltear... Pero en lugar de eso esta pasó de largo hasta el tronco de aquel árbol. Abrió los ojos, girando el rostro hacia él pero manteniendo el cuerpo en la misma postura... Error.
Error fatal, mejor dicho. Esa mirada terminó por traspasar cualquier muro que pudiera quedarle, y Violine no pudo sino observarle como si estuviese hipnotizada, sus ojos de gata fijos en la oscuridad azul que tenía delante, dejándose llevar... Sería tan fácil responderle, explicarle lo que en realidad deseaba y lo que, por despecho, buscaba como una manera de conformarse. Sí, debería hacerlo, ¿por qué no?
-Yo... Realmente solo... Busco ser quien decida cuando llegará algo que, en verdad, no puedo evitar... Adelantar algo que de todas formas se acerca, para así tener el consuelo de que mi voluntad se haya impuesto de alguna forma -Respondió, y, justo al momento de hacerlo, la parte más precavida de su mente pareció reaccionar sacándola a medias de ese extraño hechizo.
Parpadeó varias veces, algo confusa, y el recelo se abrió paso en su expresión. De forma instintiva dio un par de pasos hacia atrás, otro error, puesto que era él quien estaba a su espalda y la salida lo que tenía en frente. El que su cuerpo chocase con él, y la visión de su mano en el árbol que tenía delante, entre la mencionada vía de escape y ella misma, le hizo sentirse acorralada. Y, como ser humano que era, imperfecta, animal en algunos aspectos, racional en otros y, por encima de todo, eso mismo, humana, Violine sintió miedo. No era terror, pánico o ansiedad, era sencillamente eso, miedo, el miedo de la presa siendo acechada por el cazador, el de la persona que se enfrenta al peligro, el miedo más natural y lógico de todos.
Se mordió el labio inferior, buscando cualquier forma de vencer a ese miedo, de sobreponerse a él y no dejarse llevar. Y, en un acto desesperado de mantener la calma, se giró hacia Jared del todo, volteando su cuerpo para quedar de frente. Lo que hizo entonces fue una de esas cosas que, pese a ser desconfiada, le hacían parecer lo contrario: tomó una de las manos del vampiro entre las suyas, clavando en el dorso sus ojos felinos y observándola detenidamente, antes de voltearla con suavidad y hacer lo mismo con la palma, prestando atención a cada línea que la surcaba.
Lo que fuera que vio, hizo que entreabiera los labios con sorpresa, antes de alzar el rostro para volver a mirarle fijamente. Soltó su mano, y el silencio siguió presente durante largos instantes en los que no solo le observó, sino que se dejó observar, ahora de forma voluntaria. Violine parecía estar abriéndose como un libro que deja visibles sus páginas, para que la leyera, para que viera todo lo que no hubiera podido darle tiempo al haber reaccionado asustándose en el primer intento...
-De acuerdo, monsieur... -Dijo cuando creyó que había sido suficiente- Ahora que habéis penetrado en mi interior y desenmascarado mi secreto, ¿qué pedís a cambio de lo único que puede salvarme?
Violine- Gitano
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Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Persiguiendo a la Muerte [Jared]
Los reusltados de su jugada no tardan en aparecer. Violine pasa de esa especie de misticismo y silencio a comenzar a hablar sin siquiera darse cuenta, siendo Jared totalmente partícipe del duelo de opuestos entre lo que él impone y lo que el sentido común de la joven pelirroja le dicta, haciéndole ésta caso omiso a lo segundo... Mantiene el amago de sonrisa casi con un tinte comprensivo, como si escuchar eso le estuviese removiendo por dentro y le hiciese sentirse apenado por lo que Violine le cuenta. Son pocas palabras, sí, pero lo que está claro es que algo le sucede, que el tiempo corre en contra de la humana y que ella, en un acto de desesperación, bendita desesperación, casi prefiere morir por propio deseo que por lo que sea que le atañe...
Sumamente divertido, a decir verdad. Las enfermedades siempre han sido uno de sus beneficios más básicos, como si del mismo Diablo que las propaga se tratase, él se aprovecha de todas aquellas enfermas y enfermos sin remisión, ofreciéndoles un escape, una vida... Lo que se encuentran, sin embargo, es un mundo oscuro, lleno de placeres y dolor a partes iguales, un delicioso esclavismo del que muy pocas escapan... Y la muerte en la gran mayoría de los casos. Ah, si tuviese que convertir a todas a las que se lo promete habrían más vampiros que humanos en el mundo... Pocas son las privilegiadas, pero tampoco tiene mucho tiempo de sumirse en sus cavilaciones, ya que ese mismo sentido común que parecía desaparecido retorna.
Carichos del destino, Violine termina justo enfrente de él, habiendo ignorado el camino contrario, que es justamente la salida. Su rostro desciende unos pocos centímetros, sintiendo el corazón de la joven palpitar, notando como las defensas parecen querer volver a su cauce. Ha visto cosas, pensamientos, que le han hecho cerciorarse de que, en efecto, sufre una enfermedad. Lo que no se espera es que ella le lea la mano. Alza una ceja, intrigado por el repentino (e irracional y peligroso) comportamiento de la joven, dejando que lea lo que le plaza... No es consciente de lo que Violine está leyendo, y es que si lo fuese probablemente estaría en el suelo rodeada de un charco de sangre. No tiene que apartarla puesto que ya es ella quién lo hace y, cuando ambas miradas vuelven a entrecruzarse, se encuentra con algo sumamente interesante.
Ella se abre, dejando a la luz todos esos detalles que antes no había captado y que ahora se le antojan claros y simples, relacionando unos con otros en cuestión de segundos. Sin embargo, no ve tantas cosas como Violine probablemente creerá, puesto que solo es capaz de captar su hilo de pensamientos, y no indagar en todos los acontecimientos de su vida. Un tenue suspiro escapa finalmente de sus labios cuando termina, estirando una de sus manos y tomando la derecha de Violine, acariciándole el dorso, una caricia tan sutil como inquietante:
-Pobre oveja descarriada... Tanta desesperación, tanta tristeza, tanto rechazo... No debéis haber tenido una vida demasiado agradable. Sin embargo, os diré que soy un vampiro de confianza, si eso puede existir, y que solo he visto lo que me ha interesado ver... Las enfermedades parecen caprichos del destino dispuestos a terminar algo por que sí, ¿no creéis...? Pero no os entretendré más, no os preocupéis...
Y su actitud cambia. Un brillo en su mirada y tres segundos después es Violine quién está contra el árbol, con él delante. Su rostro ya está ladeado y su mano libre se aposenta en el cuello de ella, incitándola a ladearlo con una suavidad excepcional:
-Lo que pediís os lo puedo conceder, claro está... Lo que pido yo, es muy simple. -Ya la tiene, y el regocijo de una nueva adquisición se entremezcla, sin pretenderlo y de forma inconsciente, con el constante devenir de las cosas, siempre de la misma forma... Nada cambia, todo permanece y él se encuentra en medio de esa vorágine, atrapado, consumido... Los pocos trozos del hombre que una vez fue van desintegrándose con el paso de los siglos, olvidando lo que es vivir en sí mismo. Ninguno de esos pensamientos parecen pasar a su rostro, pero sí en su mirada, en la cual se percibe un tenue brillo en cierto modo melancólico.
Tampoco le da tiempo a Violine para que observe más de la cuenta, su cercanía resulta amodorrante, casi excitante... Más aún cuando sus labios rozan la yugular de la joven, ascendiendo y descendiendo en pocos movimientos.... Eso antes de que, al fin, termine de clavar sus colmillos. Esta vez se esmera, y logra que el placer sea prácticamente igual al dolor, en lo que comienza a beber de la sangre de la joven, denotando que, en efecto, es virgen, dulce, sumamente dulce...
Y amarga. ¿Amarga? Sus ojos azules se abren algo más de lo normal sin dejar de beber, dejando que esa explosión y curiosa mezcla de sabores inunde su paladar. ¿Acaso su enfermedad tiene algo que ver con la sangre...? No le encuentra otra explicación, y lo mejor de todo es que es un sabor tan inusual, tan peculiar, que el precio acaba de subir en varios centenares de monedas... Asombroso, sin duda alguna, y le cuesta, de hecho, separarse y dejar de beber, algo que finalmente consigue.
Clava sus ojos en los de ella, los labios rojizos y un fino hilo de sangre resbalando por la comisura de sus labios, respirando profundamente:
-Exquisito sabor... Jamás había probado algo similar. Por mis palabras sabréis que es lo que quiero... Dadme vuestra sangre, trabajad para mí, y yo os daré lo que buscáis: La vida eterna.
Sumamente divertido, a decir verdad. Las enfermedades siempre han sido uno de sus beneficios más básicos, como si del mismo Diablo que las propaga se tratase, él se aprovecha de todas aquellas enfermas y enfermos sin remisión, ofreciéndoles un escape, una vida... Lo que se encuentran, sin embargo, es un mundo oscuro, lleno de placeres y dolor a partes iguales, un delicioso esclavismo del que muy pocas escapan... Y la muerte en la gran mayoría de los casos. Ah, si tuviese que convertir a todas a las que se lo promete habrían más vampiros que humanos en el mundo... Pocas son las privilegiadas, pero tampoco tiene mucho tiempo de sumirse en sus cavilaciones, ya que ese mismo sentido común que parecía desaparecido retorna.
Carichos del destino, Violine termina justo enfrente de él, habiendo ignorado el camino contrario, que es justamente la salida. Su rostro desciende unos pocos centímetros, sintiendo el corazón de la joven palpitar, notando como las defensas parecen querer volver a su cauce. Ha visto cosas, pensamientos, que le han hecho cerciorarse de que, en efecto, sufre una enfermedad. Lo que no se espera es que ella le lea la mano. Alza una ceja, intrigado por el repentino (e irracional y peligroso) comportamiento de la joven, dejando que lea lo que le plaza... No es consciente de lo que Violine está leyendo, y es que si lo fuese probablemente estaría en el suelo rodeada de un charco de sangre. No tiene que apartarla puesto que ya es ella quién lo hace y, cuando ambas miradas vuelven a entrecruzarse, se encuentra con algo sumamente interesante.
Ella se abre, dejando a la luz todos esos detalles que antes no había captado y que ahora se le antojan claros y simples, relacionando unos con otros en cuestión de segundos. Sin embargo, no ve tantas cosas como Violine probablemente creerá, puesto que solo es capaz de captar su hilo de pensamientos, y no indagar en todos los acontecimientos de su vida. Un tenue suspiro escapa finalmente de sus labios cuando termina, estirando una de sus manos y tomando la derecha de Violine, acariciándole el dorso, una caricia tan sutil como inquietante:
-Pobre oveja descarriada... Tanta desesperación, tanta tristeza, tanto rechazo... No debéis haber tenido una vida demasiado agradable. Sin embargo, os diré que soy un vampiro de confianza, si eso puede existir, y que solo he visto lo que me ha interesado ver... Las enfermedades parecen caprichos del destino dispuestos a terminar algo por que sí, ¿no creéis...? Pero no os entretendré más, no os preocupéis...
Y su actitud cambia. Un brillo en su mirada y tres segundos después es Violine quién está contra el árbol, con él delante. Su rostro ya está ladeado y su mano libre se aposenta en el cuello de ella, incitándola a ladearlo con una suavidad excepcional:
-Lo que pediís os lo puedo conceder, claro está... Lo que pido yo, es muy simple. -Ya la tiene, y el regocijo de una nueva adquisición se entremezcla, sin pretenderlo y de forma inconsciente, con el constante devenir de las cosas, siempre de la misma forma... Nada cambia, todo permanece y él se encuentra en medio de esa vorágine, atrapado, consumido... Los pocos trozos del hombre que una vez fue van desintegrándose con el paso de los siglos, olvidando lo que es vivir en sí mismo. Ninguno de esos pensamientos parecen pasar a su rostro, pero sí en su mirada, en la cual se percibe un tenue brillo en cierto modo melancólico.
Tampoco le da tiempo a Violine para que observe más de la cuenta, su cercanía resulta amodorrante, casi excitante... Más aún cuando sus labios rozan la yugular de la joven, ascendiendo y descendiendo en pocos movimientos.... Eso antes de que, al fin, termine de clavar sus colmillos. Esta vez se esmera, y logra que el placer sea prácticamente igual al dolor, en lo que comienza a beber de la sangre de la joven, denotando que, en efecto, es virgen, dulce, sumamente dulce...
Y amarga. ¿Amarga? Sus ojos azules se abren algo más de lo normal sin dejar de beber, dejando que esa explosión y curiosa mezcla de sabores inunde su paladar. ¿Acaso su enfermedad tiene algo que ver con la sangre...? No le encuentra otra explicación, y lo mejor de todo es que es un sabor tan inusual, tan peculiar, que el precio acaba de subir en varios centenares de monedas... Asombroso, sin duda alguna, y le cuesta, de hecho, separarse y dejar de beber, algo que finalmente consigue.
Clava sus ojos en los de ella, los labios rojizos y un fino hilo de sangre resbalando por la comisura de sus labios, respirando profundamente:
-Exquisito sabor... Jamás había probado algo similar. Por mis palabras sabréis que es lo que quiero... Dadme vuestra sangre, trabajad para mí, y yo os daré lo que buscáis: La vida eterna.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Persiguiendo a la Muerte [Jared]
Y, de nuevo, silencio... Un silencio que no fue ella quien rompió, sino él, tras haber tomado su mano. No le impidió que lo hiciera, pero desvió, con cierto recelo, su mirada hacia la zona que sus dedos acariciaban. Parecía relajada, incluso tranquila, hasta que él comenzó a hablar... A cada frase, el ceño de Violine fue frunciéndose más, y una visible molestia comenzó a verse reflejada en su rostro de muñeca, que parecía haber sido tallado en la más exquisita porcelana. Arqueó una ceja, negando con la cabeza y apartando su mano para cesar el contacto con el dorso.
-¿Podríais por favor dejar de desvirtualizar así algo tan bello como lo es la compasión, por favor, monsieur? Y no solo eso, sino que de igual modo os pido humildemente que dejaseis tambien de transformar el lenguaje en algo vulgar e incluso chavacano... -Espetó, a modo de petición- Ambas cosas las hacéis al soltar toda esa verborrea innecesaria, falsa, y totalmente absurda... -Añadió, sin dejar de observarle- Os lo ruego, limitaos a decir lo que realmente os interesa o a no decir nada, las charlas insulsas me ponen enferma, valga la ironía -De nuevo actuaba de una forma comprensiblemente tachable como irracional e incauta, pero para ella, bajo su forma de pensar y ver las cosas, era racional actuar en consecuencia con la ideología de cada uno... Y eso acababa de hacer. La honestidad la valoraba por encima de todo, por eso prefería el silencio a la mentira, además de que, de nuevo, le fastidiaba que los conceptos perdieran su esencia por cosas como aquella.
Cuando él la apoyó contra el tronco del árbol, Violine creyó durante unos segundos que Jared quería hacerle pagar esa osadía matándola... Sin embargo, desechó esa idea ante la delicadeza con la que, habiendo posado una de sus manos sobre su blanco cuello, pareció invitarla a que ladeara del todo su rostro y se dejasee llevar. La joven le observó fijamente, y pudo percatarse de ese cambio en su mirada, intentando leer algo más en la misma, algo similar a lo que había visto en su mano sin que Jared lo supiera.... Y tampoco sabría él que era precisamente eso, lo que ella había podido contemplar en esas líneas, lo que le había hecho ofrecerse a cambio de una posible salvación, y no la susodicha salvación en si misma.
Sin más oportunidad de ver nada, la cercanía de él, unida al roce de sus labios, venció a su curiosidad y Violine terminó por estirar del todo su cuello, ofreciéndoselo en lo que cerró los ojos, respirando hondo. No tardó demasiado en sentir la primera punzada de dolor ante los colmillos que se abrieron paso por su yugula, mezclados con una placentera sensación que jamás había experimentado... De hecho, nunca había sentido placer de ningún tipo, por lo que tampoco podía comparar, solo saber que, aún doliéndole, le agradaba, a partes iguales.
Se mordió otra vez el labio inferior, llevando de forma inconsciente una mano hacia la nuca del vampiro, empujándole con suavidad de esa forma, como si pudiera así hacerle profundizar más. No se daba cuenta de lo que estaba haciendo, ni de que quizá a él le contrariase y que lo normal sería quedarse quieta y dejarle hacer. Ajena a todo sentido común, ennredó sus dedos en el rubio cabello, emitiendo un gemido mezcla de dolor y excitación...
Y de repente, esa sensación se desvaneció, igual que había llegado, y Violine abrió los ojos, volviendo en sí poco a poco y separándose rápidamente y a duras penas de Jared. Demasiado desconcertada, y clavando sus irises grisaceos en los azules de él, tras haberlo hecho en el hilillo de sangre, su sangre, que manchaba esos labios, atendió a sus palabras... Y esta vez su silencio no se debió a que no viera necesario decir nada, sino a que aún se encontraba atolondrada por lo sucedido, una reacción quizá exagerada pero no si se entendían las circunstancias que a ella le rodeaban.
Lentamente, como si todavía no hubiera regresado del todo a la realidad, la joven pelirroja asintió, firmando así una sentencia de la que conocía más de lo que parecía, pero ignoraba cuan difícil iba a serle...
-¿Podríais por favor dejar de desvirtualizar así algo tan bello como lo es la compasión, por favor, monsieur? Y no solo eso, sino que de igual modo os pido humildemente que dejaseis tambien de transformar el lenguaje en algo vulgar e incluso chavacano... -Espetó, a modo de petición- Ambas cosas las hacéis al soltar toda esa verborrea innecesaria, falsa, y totalmente absurda... -Añadió, sin dejar de observarle- Os lo ruego, limitaos a decir lo que realmente os interesa o a no decir nada, las charlas insulsas me ponen enferma, valga la ironía -De nuevo actuaba de una forma comprensiblemente tachable como irracional e incauta, pero para ella, bajo su forma de pensar y ver las cosas, era racional actuar en consecuencia con la ideología de cada uno... Y eso acababa de hacer. La honestidad la valoraba por encima de todo, por eso prefería el silencio a la mentira, además de que, de nuevo, le fastidiaba que los conceptos perdieran su esencia por cosas como aquella.
Cuando él la apoyó contra el tronco del árbol, Violine creyó durante unos segundos que Jared quería hacerle pagar esa osadía matándola... Sin embargo, desechó esa idea ante la delicadeza con la que, habiendo posado una de sus manos sobre su blanco cuello, pareció invitarla a que ladeara del todo su rostro y se dejasee llevar. La joven le observó fijamente, y pudo percatarse de ese cambio en su mirada, intentando leer algo más en la misma, algo similar a lo que había visto en su mano sin que Jared lo supiera.... Y tampoco sabría él que era precisamente eso, lo que ella había podido contemplar en esas líneas, lo que le había hecho ofrecerse a cambio de una posible salvación, y no la susodicha salvación en si misma.
Sin más oportunidad de ver nada, la cercanía de él, unida al roce de sus labios, venció a su curiosidad y Violine terminó por estirar del todo su cuello, ofreciéndoselo en lo que cerró los ojos, respirando hondo. No tardó demasiado en sentir la primera punzada de dolor ante los colmillos que se abrieron paso por su yugula, mezclados con una placentera sensación que jamás había experimentado... De hecho, nunca había sentido placer de ningún tipo, por lo que tampoco podía comparar, solo saber que, aún doliéndole, le agradaba, a partes iguales.
Se mordió otra vez el labio inferior, llevando de forma inconsciente una mano hacia la nuca del vampiro, empujándole con suavidad de esa forma, como si pudiera así hacerle profundizar más. No se daba cuenta de lo que estaba haciendo, ni de que quizá a él le contrariase y que lo normal sería quedarse quieta y dejarle hacer. Ajena a todo sentido común, ennredó sus dedos en el rubio cabello, emitiendo un gemido mezcla de dolor y excitación...
Y de repente, esa sensación se desvaneció, igual que había llegado, y Violine abrió los ojos, volviendo en sí poco a poco y separándose rápidamente y a duras penas de Jared. Demasiado desconcertada, y clavando sus irises grisaceos en los azules de él, tras haberlo hecho en el hilillo de sangre, su sangre, que manchaba esos labios, atendió a sus palabras... Y esta vez su silencio no se debió a que no viera necesario decir nada, sino a que aún se encontraba atolondrada por lo sucedido, una reacción quizá exagerada pero no si se entendían las circunstancias que a ella le rodeaban.
Lentamente, como si todavía no hubiera regresado del todo a la realidad, la joven pelirroja asintió, firmando así una sentencia de la que conocía más de lo que parecía, pero ignoraba cuan difícil iba a serle...
Violine- Gitano
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Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Persiguiendo a la Muerte [Jared]
Existen ciertos gafes en su oficio, como en todos los existentes en este mundo, y uno de ellos, psobilemente el principal, era tener que aguantar las insolencias de una persona inferior en todos los aspectos a él. Justamente como está sucediendo ahora. No entiende muy bien, es decir, no es capaz de comprender cómo Violine tiene el valor de hablarle de esa manera. Sí, estará siendo honesta o manifestando su opinión, pero eso no significa que lo esté haciendo con la persona equivocada. Lo único que quiere escuchar de esos carnosos labios es un "sí, señor" o "como deseeis", y no críticas a su forma de hablar o de expresarse.
Sin embargo, y en contrariedad a todo lo que acaba de surcar por su cabeza, asiente, pareciendo aceptar el consejo... No lo hace, pero eso no significa que no pueda ser tajante cuando la situación lo requiere, como en este caso:
-Como gustéis. -Se aparta del árbol con un único movimiento, ajustándose el sombrero de nuevo sobre su cabeza y dando un par de pasos hacia ella. Su dedo índice recorre sendas marcas de colmillos, memorizando las sensaciones que le ha hecho experimentar, más que evidentes por el gemido que había dejado escapar... Y es que el placer, a la larga, lo controla todo, al menos en la práctica totalidad de las personas... Tampoco le importa demasiado mientras sea él el beneficiado de todo esto.
Por ello mismo, y sin decir nada más, avanza hacia la salida de la zona pantanosa, dedicándole una última mirada de soslayo, una clara indirecta para que le siga...
Una clara indirecta para sumergirse en su mundo y acabar atrapada sin remisión alguna. Sin pararse a ver si la sigue o no, sabiendo que lo hará, se pierde entre la maleza a buen ritmo, desapareciendo de la escena.
OFF: TEMA CERRADO.
Sin embargo, y en contrariedad a todo lo que acaba de surcar por su cabeza, asiente, pareciendo aceptar el consejo... No lo hace, pero eso no significa que no pueda ser tajante cuando la situación lo requiere, como en este caso:
-Como gustéis. -Se aparta del árbol con un único movimiento, ajustándose el sombrero de nuevo sobre su cabeza y dando un par de pasos hacia ella. Su dedo índice recorre sendas marcas de colmillos, memorizando las sensaciones que le ha hecho experimentar, más que evidentes por el gemido que había dejado escapar... Y es que el placer, a la larga, lo controla todo, al menos en la práctica totalidad de las personas... Tampoco le importa demasiado mientras sea él el beneficiado de todo esto.
Por ello mismo, y sin decir nada más, avanza hacia la salida de la zona pantanosa, dedicándole una última mirada de soslayo, una clara indirecta para que le siga...
Una clara indirecta para sumergirse en su mundo y acabar atrapada sin remisión alguna. Sin pararse a ver si la sigue o no, sabiendo que lo hará, se pierde entre la maleza a buen ritmo, desapareciendo de la escena.
OFF: TEMA CERRADO.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/06/2010
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