Вкус соленой воды [El sabor de la sal del agua] | Dasha

por Invitado Jue Sep 09, 2010 8:44 am

La idea de trabajar como pescador no le había disgustado a Nad, y eso me alegró más de lo que esperaba. Me gustaba que mi hermana aceptase mis decisiones y las apoyase, ya que a fin de cuentas, lo hacía por el bien de los dos. Solo quería darle lo mejor y que no se viese obligada a seguir robando... no lo veía algo extremadamente malo, pero tampoco era algo que nuestros padres hubieran visto bien.
Ella siempre quería ayudar, aportar algo, trabajar... pero prefiero tener que trabajar un millón de horas seguidas antes de que ella se vea obligada a hacerlo. A fin de cuentas, las cosas no iban del todo mal.

El sol se ponía cuando el barco atracó en el puerto y el patrón nos dio su permiso para marcharnos. Como cada día, nos dejaba llevarnos algunos peces de los que habíamos atrapado. Bajé del barco charlando con algunos de mis compañeros y cargué los pescados a mi hombro con intención de volver a casa, Nad se pasaba los días sola cuando salía con el barco y la echaba muchísimo de menos, aunque nunca supiese como expresárselo. Esperaba que algún día encontrase una ostra con alguna perla dentro para hacerle un bonito collar. "Eres un tonto soñador" me susurré triste, las fantasías eran solo eso, fantasías, ya que la suerte y Dios nos habían abandonado hacía ya muchos años...

por Invitado Jue Sep 23, 2010 4:18 pm

"Por lo que más quieras perdóname, perdona mi arrebato de ira y perdona mi huida", esas palabras no se alejaban de mi cabeza, hacía más de tres meses que le había enviado la última carta, pero nunca hubo respuestas, el silencio lo impregnaba todo, sola me he quedado... Pero ahora he vuelto, quiero oír ese rechazo con su propia voz, quiero encontrar todo aquello que soñé, por que vengo de muy lejos, vengo a cambiar una pena de amor por un beso... Por que te quiero.

Me habían dicho que se buscaba un puesto de pescador, esperaba que por ser mujer no me dijeran nada, al fin y al cabo era gitana y bien se sabía que las mujeres gitanas hacían de todo. La noche empezaba a hacerse sentir y con ella una brisa fresca que revoloteaba mis cabellos, provocaba que la piel se me tornase de gallina, pues el raído vestido oscuro que llevaba esa noche no era precisamente lo que se llamaba abrigar, así que cruzada de brazos, me guié por el puerto hasta llegar a una caseta, donde los dueños de los barcos se citaban con los pescadores después de una dura jornada de trabajo. Hablé con uno de los dueños de los barcos y de buena manera me dijo que pensaría el contratar a una chica, yo solo podía decir que mis ganas de trabajar eran enormes, "Vengo del mar, de muy lejos, sé como hacerlo". Esas eran mis únicas alegaciones y esperaba que contara lo suficiente.

Salí de allí, ausente, pensando solo en él... Y él, solo él. Estaba allí, pude sentirlo; seguí el camino de tablas hasta quedar frente a los barcos que estaban desembarcando, los hombres se desperdigaban por todo el puerto, tomando distintos caminos en grupos diferentes, en cambio él, tan perfecto y ausente, caminaba solo con un pequeño saco cargando en hombros. No sabía como actuar, pero estaba decidida a no ser yo misma, debía aparentar lo que ya no era.Di la espalda y me acerqué al embarcadero, con una pulsera sin valor entre las manos, una tonta caminata y un fuerte viento hizo que me "tropezara", haciendo que soltase así la "joya".

-¡No, no, no!- sollocé en voz alta tumbandome en aquellas maderas, intentando alcanzar la prenda que se iba hundiendo poco a poco en aquellas aguas saladas. -No... ¡Ahh!- suspiré, mientras unas finas y fingidas gotas de lágrimas caían de mis ojos, resbalando por mi mejilla. Apoyé el rostro en un brazo, mientras con el otro intentaba alcanzar tocar las frías aguas dueñas de mi dolor.

por Invitado Vie Sep 24, 2010 5:56 pm

-¡No, no, no!.- oí como una mujer sollozaba en voz alta, tumbándose en las maderas intentando alcanzar algo con la mano. -No... ¡Ahh!.- suspiró al comenzar a llorar, y apoyó el rostro en su brazo intentando alcanzar aquello que le había caído.

Corrí hacia ella y dejé los peces que había obtenido como "plus" aquel mismo día.
-Dejeme que la ayude.- dije sin más tumbándome a su lado para intentar alcanzar aquello que había perdido. -¿Qué se os ha caído?.- murmuré subiendo las mangas de mi camisa dispuesto a ayudarla.

Giré el rostro para verlo y por un momento el aire me faltó. Sentí como mi corazón sufría una taquicardia momentánea y que un nudo en la garganta me apretaba las cuerdas vocales impidiendo la salida de mi voz.
Tuve que tragar saliva para poder recuperar un poco el aliento. ¿Adrianne? ¿Podía ser ella? ¿Eran sus ojos realmente, era aquella su boca, aquella que tanto había deseado besar tantas y tantas veces? ¿Era ella el amor de mi vida? ¿Era ella la que me había dejado solo en los peores momentos?
Intenté ordenador un poco mi cabeza y seguí mirándola atónito, como un tonto que ve la luna por primera vez. Agité la cabeza disimuladamente e intenté mirarla con normalidad, a lo mejor solo era mi mente la que se había vuelto algo loca después de las batallas con aquel vampiro, Eric, y las heridas de dichos combates me habían enloquecido. Aunque realmente lo que me había enloquecido, había sido el abandono de Adrianne.

por Invitado Vie Sep 24, 2010 8:59 pm

-Dejeme que la ayude. ¿Qué se os ha caído?.- murmuró acudiendo a mi ayuda, él siempre tan preocupado por los demás y olvidándose por completo de sí mismo, nunca cambiaría, mi dulce soñador...
Posé mi mirada en la suya, sus perfectos ojos azules se alejaron de la realidad al visualizarme, ¿me recordaba con dolor?, ¿le había despertado aquel silencioso amor que ambos sentimos en un pasado no muy lejano?, o simplemente avivé la llama del odio que debía sentir por mi... Sí, ambos estábamos lo suficientemente trastornados por nuestro pasado.

Agitó levemente la cabeza, y yo haciéndome la tonta hice como si no entendiera su reacción, pero los sentimientos me tentaban a tirarme encima suya, abrazarlo y no volver a soltarlo nunca más, susurrando te amo, saboreando cada letra de esas perfectas palabras...
Me sequé las lágrimas con dificultad, aun que en aquél momento quería estallar a llorar, por todo el dolor que su mirada me transmitía, ¿tanto mal pude llegar a hacer?,¡cuanto me odiaba en aquél momento!. Solo podía repetirme a mi misma que lo amaba, mientras con cada gesto sufría en silencio, el simple echo de tenerme enfrente y no saber si era yo misma u otra parecida... Y en ese momento preferí aparentar, volver a mentir, que decir la doloras verdad.

-S-se h-ha caído m-mi p-pulsera- sollocé, dejando caer de nuevo esas gruesas lágrimas de mis ojos, lágrimas que esta vez reflejaban mi auténtico dolor, el dolor de verlo conmigo, pero a la vez tan lejos de mi, ¡qué impotente me sentía! y cuantas ganas de gritar tenía. -E-era d-de mi m-madre...- hipé un par de veces, sentándome en aquellas tablas y tapando mi rostro con mis manos, para dejar de ver ese dolor perfectamente gravados en sus ojos, me odiaba por saber que aquella mirada tan llena de sentimientos encontrados se debían a mis estúpidas acciones.

-Lo... siento... no, no os preocupéis, es una tontería... perdón- susurré, enfatizando la última palabra, aún tapándome el rostro con las manos. Esa era la única forma que tenía de pedir perdón en aquella situación, sin decir quién era en realidad....

por Invitado Vie Sep 24, 2010 9:37 pm

Esperaba ansioso su respuesta, quería comprobar si era su voz, la voz de Adrianne.
-S-se h-ha caído m-mi p-pulsera.- sollozó, y mis ojos se abrieron de par en par, como si acabase de ver un fantasma. -E-era d-de mi m-madre...- hipó un par de veces,
sentándose en aquellas tablas y tapando su rostro con las manos, así no tuve que disimular mi completo asombro y confusión. ¿Era realmente Adrianne o me estaba volviendo loco?
-Lo... siento... no, no os preocupéis, es una tontería... perdón.- dijo casi en un susurro.
Negué con la cabeza y le destapé la cara con suavidad.
-Yo... yo recuperaré tu pulsera.- dije con dificultad, mirando a sus ojos en busca de alguna respuesta. ¿Podría ser verdaderamente Adrianne?
Estiré el brazo entre las tablas de madera y alcancé, con esfuerzo, su pequeña pulsera. Sonreí tontamente sin darme cuenta y me incorporé para darle la pulsera.
-Merezco algo a cambio.- dije cerrando el puño y guardando en el interior la pulsera. -¿Cree que podría decirme su nombre?
Necesitaba saberlo, necesitaba saber si era o no Adrianne, si me estaba volviendo loco o había vuelto a buscarme, si, simplemente, mi mente estaba perdiendo su cordura.

por Invitado Vie Sep 24, 2010 10:06 pm

-Yo... yo recuperaré tu pulsera.- Dijo con dificultad, destapando mi rostro con suavidad, como si pudiéramos rompernos en pedazos al volver a cruzar las miradas. Estiró el brazo metiéndolos entre las tablas de madera, para alcanzar la pulsera; luego se incorporó con una sonrisa en los labios, aquella sonrisa hizo que mi mundo se parara, cerró el puño y me volvió a mirar a los ojos. -Merezco algo a cambio. ¿Cree que podría decirme su nombre?- ¿mi nombre?, Adrianne, sí, soy yo, la maldita loca que te abandonó...

-D-Dasha...- susurré con una sonrisa tonta, bajando la mirada y posándola en sus puños cerrados, mis manos acariciaron la suya y mis mejillas se encendieron a un rojo relativo... El tacto, el suave tacto, el sentir de nuevo su calor me elevaba al cielo. Abrí sus manos con delicadeza y le quité la pulsera con valor aparente para mi, con la más precisa suavidad. -Gracias...- volví a decir, esta vez levantando la mirada, pero no el rostro, presionando los labios para guardar mi vergonzosa sonrisa.

por Invitado Vie Sep 24, 2010 11:00 pm

-D-Dasha....- dijo, haciendo que algo en mí se rompiera por segundos. Vi una tonta sonrisa en sus labios y tuve la sensación de que era ella, de que era Adrianne. Aquella era la sonrisa de Adrianne, no podía estar tan loco como para ver en otra persona su sonrisa. Acercando sus manos a las mías, abrió mis manos con delicadeza y tomó la pulsera. -Gracias...- finalizó, ocultando una sonrisa.
Acaricié con suavidad sus manos, involuntariamente, sintiendo el calor de éstas, pensando en Adrianne, porque sabía que tenía que ser ella. Pensando en si realmente me estaba volviendo loco y necesitaba entrar en un sanatorio mental por aquel abandono. ¿Dasha? No podía ser ninguna Dasha, aquella era Adrianne, mi Adrianne...
Solté sus manos precipitadamente y me levanté incómodo, no podía quedarme alli, no tenía sentido, además si ella no era Adrianne, ¿para qué iba a quedarme?
Tomé su mano y la besé con gentiza:
-Yo soy Sasha... pero ya no importa.- susurré, soltando su mano suavemente con intención de irme ya a casa.

por Invitado Vie Sep 24, 2010 11:31 pm

Me ayudó a incorporarme y susurró su nombre casi con dificultad, pero cuando llevó mis manos a la altura de su rostro, para posar sus labios en ella, dejé de respirar... ¡Cuantas ganas de llorar tenía!, y de abrazarlo y gritar quien era, que lo quería y que lo necesitaba. Maldita la hora de mi vida en que lo callé todo...

-¡Sasha!- susurré posando una mano en su brazo, al ver que estaba a punto de marcharse, de dejarme sin él otra vez. -¿como... como puedo pagaros esto que habéis hecho?, significa mucho para mi...- mis ojos suplicaban piedad, pedían a gritos su compañía, mis palabras sordas solo pronunciaban su nombre con cautela, guardando entre ellos mi verdadero yo.

Tuve que bajar la mirada, no soportaba sostenérselas, pues en las suyas solo encontraba reproches, reproches del ayer, del hoy y del mañana. ¿Por qué tuvo que suceder esto?, ¿acaso el destino apostaba por nosotros?, ¿o en realidad estábamos destinados a olvidarnos...?, esperaba que no, esperaba que en realidad solo nos aguardara un poco más de amor.

por Invitado Sáb Sep 25, 2010 11:28 am

-¡Sasha!- susurró poniendo una mano en mi brazo, deteniéndome. Giré el rostro con dificultad. -¿Como... como puedo pagaros esto que habéis hecho?, significa mucho para mi...-
Aparté la mirada con dificultad, ¿cómo iba a negarme si su solo presencia me devolvía a Adrianne de un modo u otro? No podía evitar sentir que aquella chica era mi Adrianne... pero se llamaba Dasha, o eso había dicho. No podía evitar desear que todo fuera una mentira, que estuviera engañándome y que fuera realmente Adrianne. Eso, o que mi mente qme hubiera engañado y el parecido físico fuera, simplemente, un delirio de mi mente, un cruel y doloroso delirio de mi mente.
Suspiré confuso y la miré con debilidad a los ojos, no podía mirar aquellos ojos sin que las imágenes de Rusia revivieran en mi mente.
-No es necesario que me paguéis de ninguna manera... me basta con que hayáis recobrado vuestra pulsera y...- bajé el tono de mi voz considerablemente. -Y... que hayáis dejado de llorar...
No soportaba sus lágrimas, quemaban en mí como lo hacía la luna llena al transformarme. ¡Luna llena!, ¡claro! Si era una licántropa, podría sentir su olor y saber si era Adrianne, su olor era el primero que recordaba...

por Invitado Sáb Sep 25, 2010 8:11 pm

No quería apartar la mirada de sus precisos ojos azules... ¡cuanto deseaba poder abrazarlo!, preguntarle ¿por qué nunca respondió a mis cartas? y si ya me había olvidado... Me dolía la cabeza de tanto escrutar mi mente en busca de la mejor y sutil forma de saber de él.

-Gracias... de nuevo, yo insisto en pagarte de alguna manera... por favor déjame hacerlo- rogué una vez más para él, esperando que dejara llevarse por esa intriga que divisaba en su mirada. -Te invito un café y me regalas de tu compañía... prometo no robarte mucho tiempo...- insistí una vez más, tirando levemente de su brazo, y sonriendo de la forma más dulce y convincente que pude.

No soportaría más tiempo su ausencia en mi vida, lo amaba y eso nadie lo iba a cambiar, ni siquiera el odio que pueda llegar a sentir por mi, aun que volvería a romperme en pedazos como sepa que ama a otra... No lo dejaría, no, no y no, él siempre fue mío... ¡Me estaba volviendo una maldita loca sin él en mi vida!

por Invitado Miér Sep 29, 2010 12:59 pm

-Gracias... de nuevo, yo insisto en pagarte de alguna manera... por favor déjame hacerlo.-
rogó con voz débil, haciendo que apartase de nuevo la mirada, ¿pero por qué tenía que insistir tanto? Si su sola presencia me estaba matando... Adrianne, Adrianne, gritaba mi mente a cada instante. -Te invito un café y me regalas de tu compañía... prometo no robarte mucho tiempo...- insistió de nuevo, esta vez tirando levemente de mi brazo, obligándome a mirarla para dedicarme una sonrisa dulce y arrebatadora.
¿Como podría decirle a ella que no? Si era la viva imagen de mi Adrianne, de mi vida entera.. y mi dolor.

La miré con debilidad y asentí, no me salía la voz. Erguí el brazo para que se asiese en él pero lo bajé rápidamente ante el fuerte olor a mar y pescado que mi cuerpo desprendía. Me sonrojé sin poder evitarlo y recogí las capturas del día, sin atreverme a mirarla de nuevo.

-¿Conocéis algún sitio, mademoiselle?.- dije con aquel tosco francés, que me hizo reír por un momento. -Disculpe mi francés, mademoiselle, soy de la fría Rusia... .- murmuré con cierta nostalgia y un triste suspiro que se perdió entre el sonido de las olas chocando contra el puerto.

por Invitado Miér Sep 29, 2010 6:19 pm

Sonreí tontamente cuando su tosco acento apareció de nuevo tras su imperfecto francés, me llevé una mano a la boca para no parecer descortés y negué lentamente con la cabeza mientras me asía a su brazo libre, cuando se distrajo por un momento.

-Yo también soy rusa, pero llevo ya tanto tiempo en este país que recuerdo ya muy poco de mi idioma... - me encogí de hombros y bajé la mirada... estaba mintiendo tanto aquella noche que empezaba a creerme mis propias mentiras, ¿qué me sucedía?, necesitaba estar con él, no había otra explicación y temía que si le dijera la verdad el se alejara aún más de mi, no volvería a soportarlo.

Caminamos por las oscuras calles, hablando de tonterías, le dije que no recordaba a mis padres, que crecí como gitana y llegué hace poco de Toulouse, y mintiendo y mintiendo más, así pasaban los minutos hasta llegar a una cafetería abierta, él insistió en sentarnos fuera, pues sabía que se sentiría un poco fuera de lugar allí dentro, con esas pintas sensuales de pescador, sonreí nuevamente como tonta enamorada, mientras pedía dos tazas de café bien calientes.

-¿Y dime Sasha...?, es curioso la similitud de nuestros nombres...- bromeé llevándome la taza a la boca y probar un sorbo de aquel oscuro líquido. -¿cuanto tiempo llevas aquí?, espero no ser una molestia con todo esto... no deseo sacaros tiempo y luego vuestra familia se enfade por no teneros en casa a hora...- me apresuré a decir, Familia, esa palabra me costó pronunciarla, esperaba que siguiera siendo solo él y su dichosa hermana.

por Invitado Vie Oct 01, 2010 7:50 pm

Nos tomó un rato llegar a una cafetería en las cercanías de la ciudad, hablando de cosas banales y sin importancia que hacían más corta la distancia. Odiaba la sensación de sentir su voz tan conocida, odiaba aquella sensación que me decía que aquella joven, no era quien decía ser, sino Adrianne. ¿Me había vuelto loco?
Para cuando llegamos, la idea me había atormentado lo suficiente como para tener ganas de salir corriendo de allí o preguntarle directamente si era o no Adrianne.

-Yo también soy rusa, pero llevo ya tanto tiempo en este país que recuerdo ya muy poco de mi idioma... - dijo cuando llegamos a la cafetería. ¿Rusa? Abrí los ojos sorprendido, ¿como podía ser rusa y tener ese acento tan perfecto y dulce?
Intenté no darle demasiadas vueltas al tema, Adrianne no podía seguir atormentándome aún en aquel entonces, tanto tiempo después de su abandono. Nos sentamos fuera, tras varias de mis insistencias, pues me daba demasiada vergüenza meterme en una cafetería con aquel fuerte olor a pescado.
Pidió finalmente dos tazas da café caliente, y me senté en la silla agotado por el duro día de trabajo. Mis piernas agradecieron aquel momento de relax. Me incliné hacia delante, apoyando los codos en la mesa para mirarla más de cerca. Me encantaba, me encantaba la belleza de su rostro, a fin de cuentas, era un vivo retrato de Adrianne.
-¿Y dime Sasha...?, es curioso la similitud de nuestros nombres...- bromeó llevándose la taza a la boca, logrando que la mía se entreabriese al contemplar tan de cerca la belleza de sus labios. ¡Qué me pasaba! -¿Cuanto tiempo llevas aquí?, espero no ser una molestia con todo esto... no deseo sacaros tiempo y luego vuestra familia se enfade por no teneros en casa a hora...-.
Agité la cabeza, centrándome en sus palabras y no en sus labios, y apoyé la cabeza en el interior de la palma de la mano mientras la miraba.
-Un par de años, mi hermana y yo nos vimos obligados a viajar hasta aquí tras la muerte de nuestros padres....- las palabras parecían no querer salir de mi boca por miedo a lo que pronunciarlas me produjese, aquel dolor e impotencia sabiéndome tan débil y solo, pues a fin de cuentas, la muerte de nuestros padres casi no había afectado a Nadezhda por su corta edad a la hora de los sucesos. Cerré los ojos. -Estamos solos desde entonces... ella y yo, siempre juntos... aunque a veces sienta que se aleja de mí por mi horrible carácter....- me reí tontamente, abriendo los ojos para clavarlos en los suyos, tan verdes y puros que me transportaban a aquellos eternos días en Calais con Adrianne. ¿Por qué no salía de mi mente aquel atardecer?

por Invitado Vie Oct 08, 2010 12:36 pm

Las palabras de Aleksandr me conmovieron, su mirada demostraba verdadero dolor, dolor por la pérdida de sus padres, dolor por la soledad... y el cariño, ese cariño con el que hablaba de Nadezhda me enternecía completamente, quería abrazarlo, susurrarle que todo va a estar bien, que yo estaré a su lado, no le volveré a abandonar, no le volveré a dejar solo... quería tanto poder decirle la verdad...

Sin darme cuenta una tonta sonrisa tierna se había posado en las curvas de mis labios y mi mano posaba sobre la suya, acariciándola suavemente, bajé la mirada ligeramente y aparté la mano con lentitud. "¡Céntrate Adrianne, lo vas a arruinar todo!", giré el rostro para no encontrarme con su mirada, aquél acto fue muy tonto por mi parte.

-Yo.. no puedo decir nada... no la conozco y tampoco creo que tengas un horrible carácter, conmigo te has portado bien...- volví de nuevo la mirada hacia él con lentitud, encogiéndome ligeramente de hombros. -Ambos estamos solos, creo que es por eso que tendemos a parecer cascarrabias... la soledad duele y amarga...- sonreí negando con la cabeza, un tanto ausente, pues a mi mente llegó el recuerdo de aquella tarde lluviosa donde me había jurado que nunca me dejaría sola... ¡Qué lejano se me hizo aquel día!, el tiempo pasa rápido y castiga si no le prestas importancia a la vida; ¡cuanto me odié a mí misma por haberme marchado!, ¿¡cuanto me odiará él por haberlo dejado!?.

por Invitado Sáb Oct 09, 2010 12:21 pm

Sus ojos parecieron distantes un momento, llenos de algún sentimiento lejano a mi mente. ¿Le daba pena? Odiaba que la gente sintiera eso por mí, yo no pretendía darle pena con mi historia. La vida era dura, ya lo sabía, el tiempo se había encargado de hacérmelo saber.
Sorprendiéndome, su mano se posó en la mía para acariciarla con ternura y una leve sonrisa se dibujó en sus labios. ¡Ay mi corazón! Aquel cálido tacto, aquella bella sonrisa... ¡era Adrianne, era mi Adrianne! Tenía que serlo, o mi cuerpo no habría reaccionado como reaccionó, con un fuerte vuelco en mi pecho, como si de pronto mi corazón dejase de palpitar y luego lo hiciera con mucho más fuerza que antes.
El calor inundó mis mejillas ante el descaro con el que estaba mirándola, y sentí otra vez la falta de aire cuando su mano se separó de la mía. ¡Maldita mi suerte!

-Yo... no puedo decir nada... no la conozco y tampoco creo que tengas un horrible carácter, conmigo te has portado bien....- su mirada volvió a encontrarse con la mía, que la esperaba con absurda necesidad, como si se me fuera la vida en sus ojos. Se encogió ligeramente de hombros. -Ambos estamos solos, creo que es por eso que tendemos a parecer cascarrabias... la soledad duele y amarga....- su sonrisa hizo otra breve aparición, y negó con la cabeza con gesto ausente.
-¿Y qué podría hacer yo para alegrar a una cascarrabias?.- mierda, ya empezaba a hablar sin pensar. Contrólate Sasha, quizá el parecido físico sea solo una casualidad de la vida, una entre tantas, me dije intentando controlarme... pero todo fue en vano. -Gastaría todos mis esfuerzos por ver de nuevo esa sonrisa...
О Боже, Sasha, que estás haciendo, qué demonios estás haciendo...

por Invitado Dom Oct 10, 2010 10:52 am

Mis mejillas se encendieron al escuchar sus palabras, no pude evitar sonreír, aun que me llevé una mano a la boca, tapando aquella sonrisa un tanto vergonzosa. ¿Como podía aguantar las ganas de volver a declararle todo lo que sentía?, ¿como decirle que yo era aquella que sus ojos ansiaban ver cada vez que denotaba el parecido que teníamos?; quería llevarme las manos a la cabeza y tirar de mis pelos, me volvería loca como él siguiera así, pero si quería averiguar lo ocurrido lo mejor sería seguir ocultando la verdad.

-No deberías gastar tantos esfuerzos por mi... Sonreír para ti mismo vale mucho más que pedir una sonrisa a una completa desconocida- bajé la mirada, no podía ni quería perderme en sus perfectos ojos color cielo, no quería mirarlo con tanto... ¿amor?, si así podría ser llamado aquello, aun que la verdad de todos los sentimientos encontrados que allí mismo desesperaba, el amor era el más fuerte de todos.

-Sasha... la noche se nos ha adelantado... ¿deseas dar un corto paseo?, no me gustaría perder tan rápido tu compañía...- el sonido de mi voz iba bajando conforme pronunciaba aquellas palabras, ya no podía evitar parecer desesperada, pero era verdad que no quería alejarme de él; no aguantaría mucho más sin volver a buscarlo, no aguantaría mucho más sin su mirada, sin su perfecta sonrisa.

por Invitado Miér Oct 13, 2010 4:24 pm

Una boba e inexplicable sonrisa se dibujó en mis labios al ver como se sonrojaba. ¡Que me cayera un rayo si aquella no era Adrianne!
Alcé la vista al cielo dubitativo por unos segundos y reí tontamente volviendo a clavar mis ojos en los suyos, observando aquella reacción tan dulce que me inundó por completo. ¿Era su falta la que me invadía tanto y por eso creía que aquella joven era Adrianne?
-No deberías gastar tantos esfuerzos por mi... Sonreír para ti mismo vale mucho más que pedir una sonrisa a una completa desconocida.- me negó la posibilidad de sentirme iluminado por sus ojos, y busqué su mirada como un tonto enamorado que busca la sonrisa de su amada. ¿Qué demonios haces, Sasha? Es solo una completa desconocida... ¡Pero cuánta vida me daba aquella desconocida!
-Sasha... la noche se nos ha adelantado... ¿deseas dar un corto paseo?, no me gustaría perder tan rápido tu compañía....- su voz comenzaba a ahogarse como lo hacían los marineros en alta mar cuando éste se lo proponía, llevándose su vida y la de sus familias con ellos. Eso había hecho Adrianne conmigo, se había llevado mi vida con ella, se lo había llevado todo, mi sonrisa, mi felicidad... todo; y aquella joven, Dasha decía llamarse, me lo devolvía todo en un simple instante.
Cerré los ojos deleitándome con el sonido de su voz, tan dulce, tan maravillosa como la de mi pequeña Adrianne. Era un tonto romántico sin su damisela, sin la chica de sus sueños, pero quién podía saber si la vida no me la devolvería tarde o temprano... por el momento, me había devuelto su esencia en aquella chica.
Sonreí levantándome sin decir nada y extendí mi mano esperando que la tomase para acompañarla a su hogar.
-¿Puedo acompañarte hasta tu casa?.- le pregunté con aquella boba sonrisa en los labios. ¡Sasha!, me recriminaba una y otra vez, ¿qué iba pensar aquella chica de mí? ¿Que era uno de esos hombres que busca una joven con la que pasar la noche? Yo jamás podría ser así. Era solo que... solo que necesitaba su presencia un rato más, solo un poco, hasta que mi corazón volviese a descontrolarse aquella noche con una de sus sonrisas.

por Invitado Jue Oct 14, 2010 4:57 pm

-¿Puedo acompañarte hasta tu casa?.- preguntó al levantarse del asiento, tendiéndome su mano para asirme a ella, yo la tomé sin dudar un segundo y sin dejar de sonreír como una maldita estúpida. "Céntrate estúpida, o lo vas a arruinar todo", me daría a conocer rápido y fácil como siguiera así y no dejaría que todo se fuera a la mierda por este sentimiento tan fuerte.

-Yo... no hace falta que me acompañes a casa, no es un lugar agradable, pero si no tienes prisa podemos dar un pequeño paseo de camino...- Dije empezando a caminar, con él asido a mi mano, sintiendo el calor de su piel, sujetándola con cierta presión, como si se me fuera a escapar. Pronto me di cuenta de lo que hacía sujetándolo así y aflojé la mano rápido, bajando la mirada para que no intentase ver en mis ojos las ganas que tenía de abrazarlo, sí, de sentir su calor, el latir de su corazón. Y el miedo me inundaba, miedo de que no me quiera a su lado, miedo a que no me quisiera, miedo a dejar de sentir amor... Era una tonta enamorada cuando me marché y ahora lo sigo siendo, sigo perdiéndome en su mirada, fingiendo ser otra por temor a que me odiara, miedo, tanto miedo.

-¿Se enfadarán contigo si llegas un poco más tarde?, tal vez tu hermana me odie por raptarte.- Levanté de nuevo la mirada, y sentí una pequeña punzada en el pecho, no pude evitar tener cierta curiosidad por lo que pensaría Nadezhda de mi; ella siempre había cuidado de su hermano y dependido tanto de él que no me extrañaría nada si en realidad me odiara o intentara alejarme de él si supiera que he vuelto, pues lo más seguro haya sido que tras mi huida ella quedara cuidando de él... o él me olvidara pronto... ¡No, no quería pensar en eso, no, esta noche no!. No pude evitar bajar la mirada y llevarme una mano al pecho, el solo hecho de creer que él ya no sentía nada me hizo sentir un hueco en el pecho, pero al encontrarme con su mirada, como buscando la mía, la sonrisa aparecía de nuevo en mi rostro y volvía a sujetar firme su mano, como si fuera la última vez.

por Invitado Sáb Oct 16, 2010 8:49 pm

No pude lograr disimular mi felicidad cuando tomó mi mano y sonrió. Me sentía de nuevo como aquel niño que había encontrado el amor por primera vez, me sentía como cuando Adrianne estaba a mi lado... ¿por qué no dejaba de pensar en ella?

-Yo... no hace falta que me acompañes a casa, no es un lugar agradable, pero si no tienes prisa podemos dar un pequeño paseo de camino...- dijo comenzando a caminar, tomando mi mano con fuerza. Que cosquillas más tontas invadieron mi estómago, logrando que un pequeño rubor apareciese en mis mejillas ante el suave calor de su mano. Me era misión imposible despegar mis ojos de su hermosísimo rostro. -¿Se enfadarán contigo si llegas un poco más tarde?, tal vez tu hermana me odie por raptarte.- dijo levantando de nuevo la mirada, haciendo que nuestros ojos se toparan de nuevo. Cuanta dicha en tan poco tiempo, ¿llegaría después un castigo por mi felicidad como creían los antiguos griegos? Una sonrisa iluminó de nuevo su rostro, alborotando todo en mí por un instante. ¡Me estaba volviendo loco!

-No creo que mi hermana tenga ningún problema si llego tarde a casa... seguro que le alegra saber que he entablado amistad con alguien y no he sido el mismo cascarrabias de siempre.- me reí sin pensar nada de lo que estaba diciendo. Me mordí la lengua en un gesto de vergüenza y bajé la mirada ligeramente, intentando ocultarme del poderoso brillo de sus ojos, aquel que podría llevarme a cualquier cosa en aquel preciso instante. ¿Por qué sentía de pronto que todos aquellos sentimientos eran practicamente similares a los que había sentido por Adrianne? No me daba tiempo a pensar en ello. -Acepto ese paseo... aunque no deberías avergonzarte por tu hogar, el mío tampoco es una mansión.- me reí torpemente con aquel tosco acento francés en un tonto intento por hacerla sonreír otra vez. Me atreví a colocar un mechón de su cabello tras su oreja para poder seguir observando la sencilla pero irresistible belleza de su rostro. Mierda, qué me estaba pasando...

por Invitado Sáb Oct 16, 2010 10:22 pm

Cuando su mano rozó mi rostro, colocándome bien un mechón de pelo tras la oreja, me estremecí ligeramente y lo miré con cierta sorpresa, al momento en que mis mejillas se encendieron de nuevo. Mi mano, casi actuando por sí sola, volvió a buscar la suya, por haberse soltado para colocarme el mechón, sonreí tontamente y bajé la mirada, me había pasado la noche en su compañía sonriendo así y empezaba a sentirme una verdadera tonta niña enamorada, sí enamorada de él y no lo podía evitar, siempre lo amaría.

-Eso no importa, lo importante es estar resguardado- levanté vergonzosa la mirada, buscando sus ojos color cielo, me perdería en ellos una y mil veces si el tiempo me dejara, amaría su mirada para siempre. -¿Como es que un cascarrabias como tú acepta la compañía de una completa extraña? y ¿si soy una asesina o peor... un fantasma?- fingí bromear, aun que mis palabras guardaban un perfecto doble sentido, por que yo sí era una letal asesina y también era un fantasma, el fantasma del doloroso pasado.

Rodeé su brazo con el mío, apoyando ligeramente la cabeza en él, a causa del frío viento que soplaba, y no me atreví a mirarlo a los ojos, temiendo que viera en los míos la verdad de mis palabras, las ganas de llamarlo Amor y el dolor que me provocaba no tenerlo de nuevo conmigo, como antes, como la verdadera Adrianne.

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