Вкус соленой воды [El sabor de la sal del agua] | Dasha

por Invitado Jue Sep 09, 2010 8:44 am

Recuerdo del primer mensaje :

La idea de trabajar como pescador no le había disgustado a Nad, y eso me alegró más de lo que esperaba. Me gustaba que mi hermana aceptase mis decisiones y las apoyase, ya que a fin de cuentas, lo hacía por el bien de los dos. Solo quería darle lo mejor y que no se viese obligada a seguir robando... no lo veía algo extremadamente malo, pero tampoco era algo que nuestros padres hubieran visto bien.
Ella siempre quería ayudar, aportar algo, trabajar... pero prefiero tener que trabajar un millón de horas seguidas antes de que ella se vea obligada a hacerlo. A fin de cuentas, las cosas no iban del todo mal.

El sol se ponía cuando el barco atracó en el puerto y el patrón nos dio su permiso para marcharnos. Como cada día, nos dejaba llevarnos algunos peces de los que habíamos atrapado. Bajé del barco charlando con algunos de mis compañeros y cargué los pescados a mi hombro con intención de volver a casa, Nad se pasaba los días sola cuando salía con el barco y la echaba muchísimo de menos, aunque nunca supiese como expresárselo. Esperaba que algún día encontrase una ostra con alguna perla dentro para hacerle un bonito collar. "Eres un tonto soñador" me susurré triste, las fantasías eran solo eso, fantasías, ya que la suerte y Dios nos habían abandonado hacía ya muchos años...

por Invitado Dom Oct 17, 2010 3:58 pm

Un suave cosquilleo invadió mi estómago, y un vuelco alteró a mi corazón cuando sus mejillas se colorearon de un tono rojizo. Sonreí cuando buscó mi mano de nuevo, como si tuviéramos un imán que nos impediese separar nuestras manos. Acaricié disimuladamente uno de sus dedos, sintiendo la suavidad de su piel. Eran tantas las razones por las que su presencia me llevaba a recordar a Adrianne...

-Eso no importa, lo importante es estar resguardado.- dijo su suave voz, y sus ojos se alzaron vergonzosos hasta los míos, provocando un choque enloquecedor entre ambos. Sentía que el corazón me palpitaba fuerte en el pecho, tanto que temía que por un momento escuchase mis latidos o se percatase del ligero temblor de mis manos. -¿Como es que un cascarrabias como tú acepta la compañía de una completa extraña? y ¿si soy una asesina o peor... un fantasma?.- bromeó, logrando que riese con suavidad.
Antes de que pudiera contestar, su brazo rodeó el mío, y su cabeza se apoyó en mi hombro, haciendo que la mirase sobresaltado. ¿Qué hacía? Me puse más nervioso y tenía la tentación de susurrar algo a su oído. De susurrarle Adrianne y decirle todas aquellas palabras de amor que se habían quedado en mi corazón tras su partido. Pero aquella no era Adrianne, o eso decía. El problema era que no lograba explicarle aquello a mi corazón, decirle que dejase de creer que aquella era mi Adrianne, que aquella chica no era el amor de mi vida.
Intenté calmar aquel fuerte latido de mi corazón y dejar de pensar en Adrianne para centrarme en sus palabras.
-¿Y serías capaz de atacarme con lo que me he esforzado por no ser tan cascarrabias?.- bromeé mirando sus ojos. -Contigo no puedo evitar pensar mil cosas buenas...
Me mordí la lengua. No debí decir aquello. ¿Como iba a explicarle que estaba siendo tan amable con ella porque era la vivia imagen de Adrianne?

por Invitado Dom Oct 17, 2010 5:04 pm

-¿Y serías capaz de atacarme con lo que me he esforzado por no ser tan cascarrabias?. Contigo no puedo evitar pensar mil cosas buenas...- no pararía de sonrojarme si él seguía así, pero disimulé mi ligera gracia con una sonrisa para él, mientras ladeaba la cabeza a un lado mirándolo con recelo y entrecerrando los ojos, aún con la gracia divertida en la sonrisa que no podía apagar mientras miraba sus perfectos ojos color cielo.

-¿Puedo saber al menos una de esas mil cosas buenas?...- pregunté con fingida dulzura, pero en mi interior estallaba de felicidad, sabía perfectamente que estaba pensando en mi, en la que fui, en la que él creía ver, él se refería a Adrianne, se refería a mi. La sonrisa no cesaba de mi rostro y no pude evitar que el nudo en mi estómago se hiciera más presente para mi, tanto así que tuve que llevarme una mano al estómago, pues un punzante dolor apareció por momentos, haciéndome parar unos segundos los pasos y soltase así su brazo.

"¿Qué te sucede Adrianne?, ¿es esto a causa de la alegría simplemente?, no, no solo es eso, no has descansado nada durante días y te has mantenido a base de café, ¿pretendes durar así mucho tiempo?... serás idiota y ciega por causa de tu curiosidad." Me había centrado tanto los últimos días en encontrarlo que me había olvidado por completo de mi misma y había dejado de lado el cuidar mi cuerpo, todo por volver a verlo.
Su mirada de preocupación se posó en la mía cuando levanté la mirada y el ligero mareo se hizo presente, sonreí con dificultad y entrecerré los ojos.
-Aveces olvido que debo comer...- Reí de nuevo y alcancé sus pasos de nuevo, mirándolo con cautela. -¿Me dirás entonces qué cosas buenas son esas?...-, volví a preguntar, como si no hubiese sucedido nada, como si el punzante dolor en el estómago hubiese desaparecido, aun que siguiera allí provocando estremecimiento en mi cuerpo, que ocultaba tras el interés por él, por mi querido Aleksandr.

por Invitado Mar Oct 19, 2010 5:12 pm

Tuve que soltar mi lengua para no hacerme sangre, y para sonreír como un bobo cuando su sonrisa y el rubor de sus mejillas chocaron en mis ojos. ¿Cómo podía ser tan hermosa? Me vi obligado a bajar la mirada mientras notaba como mis mejillas ardían por momentos.
-¿Puedo saber al menos una de esas mil cosas buenas?...- preguntó con dulzura, haciendo que alzase la mirada para buscar sus ojos.
Para cuando abrí la boca para contestar, se paró soltándome y echándose una mano al vientre, ¿qué le ocurría? Me giré preocupado hacia ella y aparté el cabello de su rostro para mirarla. Estuve a punto de preguntarle qué le ocurría, pero el choque de sus ojos con los míos me paralizó.
-Aveces olvido que debo comer...-dijo finalmente con una leve risa-¿Me dirás entonces qué cosas buenas son esas?...-, preguntó de nuevo.
Me paré delante de ella para posar ambas manos en su rostro y mirarla fijamente. ¡Estaba extremadamente palida!
-¿Te encuentras bien?.- alcancé a preguntar mientras colocaba su cabello para que no entorpeciese la vista entre sus ojos y los míos. -Te veo muy pálida... ¿quieres comer algo?.- pregunté con preocupación. -Una de las cosas buenas que pienso es en cuidar de una bella dama como tú para poder continuar disfrutando de su compañía....- dije dedicándole una cálida sonrisa.
Mi mente no dejaba de repetirme que era Adrianne, su piel, sus ojos, su pelo... ¿me había vuelto loco de verdad?
Aguardé mirando sus ojos, aún preocupado, una respuesta que esperaba fuera afirmativa. Solo había un problema: ¿adonde la llevaría si decía que sí?

por Invitado Mar Oct 19, 2010 6:26 pm

-¿Te encuentras bien?.- Preguntó él al reaccionar ante mis palabras, colocando sus manos en mi rostro y acomodando mis cabellos, mientras yo sentía como mis mejillas recobraban el calor que no se había desprendido de ellas durante toda la noche en su compañía. -Te veo muy pálida... ¿quieres comer algo?. Una de las cosas buenas que pienso es en cuidar de una bella dama como tú para poder continuar disfrutando de su compañía....-, preguntó preocupado, para luego dedicarme una cálida sonrisa tras esas palabras tan encantadoras suyas. ¡Cuantas ganas de abrazarlo tenía!, de sentir su calor aún más cerca, y con sus cálidas manos sobre mi rostro la concentración me era prácticamente imposible.

-No te preocupes por mi, por favor... agradezco tu gesto enserio, estoy bien, se me pasará- me costó pronunciar aquellas palabras, pues lo que en verdad pensaba era que no estaba bien sin él, me dolía el alma al no tenerlo conmigo.
Tomé sus manos entre las mías separándolas de mi rostro, con una dulce sonrisa, que empezaba a reflejar mi cara de tonta enamorada; ladeé la cabeza y lo invité a seguir caminando con un gesto.
-¿Por qué haces estas cosas?... digo, no es que me moleste, si no que me resulta agradable tu forma de tratarme, siendo yo nadie...- mis palabras se tornaron ausente, pues me prohibí mirarlo a los ojos, dirigiendo mi mirada hacia el camino desconocido que seguíamos, no podía delatar la dicha que sentía cuando él me miraba con aquella familiar dulzura.

por Invitado Vie Oct 22, 2010 8:04 pm

La preocupación se calmó cuando su boca se entreabrió para pronunciar las palabras.
-No te preocupes por mi, por favor... agradezco tu gesto enserio, estoy bien, se me pasará.- sus palabras salieron de su boca lentamente, de forma casi dificultosa. Cuando sus manos se posaron sobre las mías para separarlas de mi cara, sentí una necesidad horrible de aferrarme a ella y no soltarla más. Me invadía la presencia de Adrianne viendo a aquella chica. -¿Por qué haces estas cosas?... digo, no es que me moleste, si no que me resulta agradable tu forma de tratarme, siendo yo nadie....
-Es solo que me recuerdas a alguien a quien hecho mucho de menos.- murmuré en un arrebato de sinceridad del cual me arrepentí al instante. -No he debido decir eso... ha sido demasiado descortés por mi parte.- suspiré. -Déjame invitarte a cenar... déjame cuidarte al menos esta noche.- mentía, mentía una y otra vez solo para tenerla a mi lado, solo para que pasase un rato más a mi lado y pudiera seguir recordando a Adrianne. Estaba claro que no era justo, ¿pero era justo que siguiera sufriendo por su partida? Si ni siquiera sabía porqué había huido, si nunca sabría si solo fui su juego, su capricho...

por Invitado Vie Oct 22, 2010 8:39 pm

Entonces confirmó mis sospechas, afirmó con aquellas palabras lo que me venía dando vueltas en la cabeza desde el momento en que nuestras miradas se cruzaron después de tanto tiempo:
-Es solo que me recuerdas a alguien a quien hecho mucho de menos.- murmuró con sinceridad, agravando así mis ganas por decirle la verdad. -No he debido decir eso... ha sido demasiado descortés por mi parte.- aquellas palabras se me antojaron tiernas y quise rodearlo en un abrazo, quise calmar su dolor, susurrarle cuanto lo echaba de menos y que todo fue un estúpido error, error del cual nunca me dejaría de sentir culpable. -Déjame invitarte a cenar... déjame cuidarte al menos esta noche.- Sonreí presionando ligeramente su mano, sin poder apartar mi mirada de la suya, quería seguir viendo en ella el amor y el dolor que sentía al creerme una extraña con denotada similitud a su amada.

-Ella debió de ser muy afortunada a tu lado... ¿quién no lo sería?- la sonrisa no huiría de mis labios, el rubor no bajaría de mis mejillas y el cosquilleo no cesaría en mi estómago, aún así volví a negar con la cabeza, aferrándome a sus manos y acercándome un centímetro más a él. -Yo no quiero causarte más molestias, discúlpame...
Entonces mis labios se posaron en su mejilla, agradeciéndole lo que había hecho por mi aquella noche. Sonreí al cruzar de nuevo nuestras miradas, y solté delicadamente sus manos, empezando a alejarme de él paso a paso, pues si seguía allí lo más seguro sería que caería en mi propia trampa, desvelando aquella verdad que no estaba lista para revelar, rompiendo con mis planes de averiguar por qué nunca me buscó...
-Gracias, otra vez...- musité, despiéndome así de él, aun que por dentro moría por estar en sus brazos, por susurrarle aquello que ambos anhelábamos oír.

por Invitado Sáb Oct 23, 2010 9:25 am

Sus manos no soltaron las mías, pudiendo así continuar con aquel calor que hacía a mis mejillas ruborizarse. El tacto de su piel, sus ojos, todo, absolutamente todo era una réplica de Adrianne. Comenzaba a preguntarme si aquella chica era realmente real o me había desmayado y todo aquello era un sueño. Si así era, Dios cuanto deseaba que no terminase nunca.
-Ella debió de ser muy afortunada a tu lado... ¿quién no lo sería?.- su sonrisa detuvo mi corazón unido a aquellas palabras. Tuve ganas por un momento de comprobar si sus labios también eran como los de Adrianne... Боже мой, Саша!, me recriminé intentando controlar mis instintos. Pero agarrando más fuerte mis manos se acercó más a mí, logrando que latiese más fuerte mi corazón.-Yo no quiero causarte más molestias, discúlpame.... El corazón dejó de latir cuando sus labios se posaron en mi mejilla, y cerré los ojos con fuerza al sentirme embriagado por su aroma. -Gracias, otra vez...-, musitó separándose de mí.
Continué con los ojos cerrados durante un largo instante, recordando aquel inocente beso que me rememoró tiempos donde la felicidad iba siempre de mi mano. Busqué su brazo a ciegas y lo agarré con suavidad, deteniendo su paso.
-Quédate conmigo esta noche....- susurré abriendo los ojos y acercándome a ella propinando un fuerte choque entre nuestros ojos. Tuve que luchar contra todos mis instintos para no besar sus rojizos labios.

por Invitado Sáb Oct 23, 2010 9:55 pm

-Quédate conmigo esta noche....- susurró tras cogerme del brazo, obligándome a que nuestras miradas se cruzasen de nuevo. Por unos segundos olvidé respirar, pues la súplica que sus ojos transmitía me dejaba completamente atontada, con ganas de poder abrazarlo y susurrarle: "Me quedaré contigo siempre", pero no era capaz ya de pronunciar una sola palabra, el asimilar lo que había escuchado salir de su boca me había dejado completamente atontada... ¿Y qué diría yo ahora?, no me detuve si quiera a pensarlo.

-Yo...- empecé adoptando aquel mismo tono de voz con el que me había hablado él segundos atrás, acercándome para tomar su mano libre y poder desviar mi atención de aquellos profundos ojos azules. -...No... no quiero dejarte...- logré acabar aquella frase de forma lenta, para terminar apoyando mi cabeza en su hombro y aferrarme con fuerza a su mano. ¿Como podía dejarlo solo cuando yo moría por seguir a su lado? ¿como negarme a aquella petición cuando era la que estaba buscando desde hacía tanto tiempo?. No me importaba que él creyese que era otra, pues al fin y al cabo en la que pensaba cada vez que me miraba era en mi misma, en la que fui, en Adrianne y eso me ponía profundamente contenta, pues es imposible de olvidar aquellos sentimientos a los cuales nos aferramos cuando el tiempo vivido nos colmó de alegría.
-Саша...- susurré, necesitando pronunciar su nombre y saber que era él, a su oído con aquel acento poco ruso mío, pues lo poco que había logrado aprender siempre fue gracias a él.

por Invitado Sáb Oct 30, 2010 11:44 am

Nuestros ojos parecían imantados, destinados a estar así: clavados en los del otro.
-Yo...-comenzó con una tono de voz muy suave, acercándose para tomar su mano libre. -...No... no quiero dejarte...- dijo con dificultad, apoyando su cabeza en mi hombro mientras aferraba mi mano con fuerza. Abrí los ojos de par en par sonrojándome notablemente. О Боже, murmuré al sentir su cuerpo tan cerca del mío. El aroma de su pelo me trajo recuerdos lejanos, recuerdos de la buena vida, cuando aún recordaba lo que era poder ser feliz. -Саша...- susurró de pronto.
Mi corazón se detuvo un momento y luego comenzó a latir con fuerza. Me mordí el labio inferior para no pronunciar el nombre de Adrianne en alto. Lo había pronunciado tal y como ella lo hacía, con tanta dulzura, con tanta suavidad... ¿por qué Dios me ponía aquella difícil prueba?
Acaricié sus cabellos con la punta de mi nariz y caminé lentamente sin dejar que se soltase de mi mano. Ya no sabía que hacía, ya no lograba controlar mis impulsos, quería llevarla conmigo a cualquier sitio. La llevaría a la carreta y cocinaría cualquier cosa. Lo que fuera con tal de tenerla cerca, no quería perderla aquella noche.
Ya la había perdido una vez, no lo haría una segunda vez... aún sabiendo que aquella joven, era solo un parecido físico y no mi Adrianne.
La miré sin saber que decir, buscando sus ojos de forma casi desesperada. Temí por un momento no poder controlar aquella felicidad de saber a Adrianne conmigo de alguna forma.
-Ad... Dasha....- me mordí la lengua con fuerza y gemí de dolor al notar la sangre manando de ésta. ¡Como podía ser tan torpe!

por Invitado Sáb Oct 30, 2010 12:46 pm

Sonreí al escucharlo gemir, se había mordido la lengua por necesitar pronunciar el nombre de Adrianne; aquello me pareció tierno y quise poder abrazarlo como quien era en realidad, pero agité la cabeza ante aquel pensamiento, aún con la sonrisa en mis labios, poniéndome en el lugar que cumplía aquella noche, el papel de Dasha.

-¿Quien fue aquella que te rompió el corazón, Sasha?...- susurré buscando su mirada de nuevo, como si en ella pudiera encontrar todas las respuestas. -Lo siento... no es asunto mío... lo sé... Debería irme, Sasha, lamento el tiempo que te he robado... pero se me acaba el tiempo y la noche no es amiga de todos...- dije soltándome de su mano, sin dejarle pronunciar una sola palabra, bajando la mirada para no caer de nuevo en las ganas de tenerlo pegado a mi.
Volví la mirada hacia el camino, despidiéndome con un tonto ademán de mano, alejándome a paso apresurado de él. No quería que me siguiera, no quería tenerlo más cerca hasta tener mi mente fría y despejada de la idea de decirle que había vuelto, que yo era Adrianne y que aún lo necesitaba a mi lado, que lo amaba con locura y que lo haría toda mi vida.

Pero no era el momento, el lugar ni la forma correcta de hacerlo, antes tendría que poner mis pensamientos y sentimientos en claro, no podría seguir dando destellos de sentimientos ante él, cuando lo "acababa de conocer".
Llegué hasta las zonas abandonadas y una vez allí me derrumbé en el colchón de paja donde dormía, ahogando mis lágrimas en aquel lugar, teniendo en mente solo una imagen, un rostro, una mirada de brillantes ojos azules, solo podía pensar en él. Sasha.

por Invitado Jue Nov 04, 2010 5:07 pm

Su sonrisa calmó el dolor en mi lengua, y me hizo sonreír a mí como un tonto. Sentí unas tontas cosquillas en el estómago y aparté la mirada.
-¿Quien fue aquella que te rompió el corazón, Sasha?....- susurró, buscando mi mirada. Evité que nuestros ojos se encontraran de nuevo para evitar problemas... ¿qué pensaría si la llamaba Adrianne?-Lo siento... no es asunto mío... lo sé... Debería irme, Sasha, lamento el tiempo que te he robado... pero se me acaba el tiempo y la noche no es amiga de todos...
No me dio tiempo a responder nada. Alcé la mirada rápidamente buscando sus ojos, pero su mirada se clavaba con fuerza en el suelo. Quise tomar su brazo para que no se fuera, pero su apresurado paso la separó de mí, despidiéndose con un gesto de su mano.

Me quedé allí parado, sin saber cómo debía actuar. Sentía como los latidos de mi corazón se habían ralentizado de forma brusca, y la respiración me faltaba mucho más que cuando miraba sus ojos. ¿Por qué?, me habría gustado preguntar. ¿Por qué se iba así? Sin más... ¿acaso había hecho algo malo?
Repasé mentalmente nuestra conversación percatándome de que no había hecho nada que pudiera herirla, y el solo pensarlo me produjo una sensación de culpa y angustia que no podía entender o dar una razón de existir.
El corazón parecía doler y cada latido lastimaba de forma extraña, como solo había dolido al perder a Adrianne. ¿Acaso sentía que la había perdido una segunda vez...?

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