AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una bella reunion [Týr Sèitheach]
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Una bella reunion [Týr Sèitheach]
Comenzaba a temer que mi estadía en Paris quedara en una monótona rutina, mis días se habían extendido a clases matutinas, tardes de ballet y finalmente en la noche terminaba tan cansada que no me quedaba mas remedio que retirarme temprano a la cama.
Antes de que la situación empeorara decidí tomar el asunto en mis manos y darme una pequeña escapada, justo cuando mi tutor se disculpo para salir un momento, aproveche y prácticamente salí corriendo por la puerta, cosa difícil debido al vestido que llevaba.
Para mi primera parada seleccione la plaza del centro de Paris, había oído tantos comentarios sobre ella que apenas podía contener la emoción que obligaba a mis pies a ir mas aprisa. Una vez en el lugar no repare en dejarme llevar y explorar cada pequeño rincón. Me impresionaba la cantidad de olores y sonidos así como la cantidad y variedad de gente que desfilaba ante mi.
Finalmente me deje reposar en una pequeña banca en el centro de la plaza, la vista era perfecta y la refrescante brisa me ayudaba a mejorar la visita. Era un día especialmente caluroso por lo que me alegre haber recogido mi pelo en una sencilla coleta.
Me quede ahí observando como le gente iba y venia con una singular prisa como si estuvieran llegando tarde a mas de un lugar.
Antes de que la situación empeorara decidí tomar el asunto en mis manos y darme una pequeña escapada, justo cuando mi tutor se disculpo para salir un momento, aproveche y prácticamente salí corriendo por la puerta, cosa difícil debido al vestido que llevaba.
Para mi primera parada seleccione la plaza del centro de Paris, había oído tantos comentarios sobre ella que apenas podía contener la emoción que obligaba a mis pies a ir mas aprisa. Una vez en el lugar no repare en dejarme llevar y explorar cada pequeño rincón. Me impresionaba la cantidad de olores y sonidos así como la cantidad y variedad de gente que desfilaba ante mi.
Finalmente me deje reposar en una pequeña banca en el centro de la plaza, la vista era perfecta y la refrescante brisa me ayudaba a mejorar la visita. Era un día especialmente caluroso por lo que me alegre haber recogido mi pelo en una sencilla coleta.
Me quede ahí observando como le gente iba y venia con una singular prisa como si estuvieran llegando tarde a mas de un lugar.
Allegra Devlin- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 17/07/2011
Re: Una bella reunion [Týr Sèitheach]
¡Una tarde más en París!, pero por primera vez desde que llegué aquí no estoy perdido, no me he alejado tanto de mi casa temporal en este sitio después de todo. Tân, mi perro me sigue el paso muy de cerca, se distrae con las aves de la plaza pero apenas me ve que me he alejado pega una pequeña carrera y me alcanza, no hace falta que lo llame si quiera.
La plaza era sólo un punto que atravesaría para alejarme, y tal vez perderme, pero como siempre, olvido el motivo de mi caminata y mi destino y me detengo al escuchar el son de unas notas de violín, un joven toca en la plaza y antes de que termine deposito en el estuche de su instrumento más francos de los que ha de juntar en una semana entera de arduo trabajo. Me agacho para acariciar a Tân y un niño curioso se acerca a nosotros, tiene miedo de tocar al perro pero con sonrisa amable le digo que en apariencia mi mastín luce grande y poderoso, pero que es más dulce que un pan.
Así estamos un rato, el violinista se va, los niños de pronto nos rodean, entre Tân y yo, el popular es él. Las madres de los niños los llaman y regresan con ellas, dándonos un respiro, definitivamente no recuerdo a qué salí y a dónde iba, pero no importa, seguramente no era importante, y si lo era, quien me haya estado esperando ya me buscará para recordarme nuestro compromiso.
Doy vueltas por la plaza, el perro se mete a una fuente y sale empapado, se sacude a mi lado y me salpica a mí también.
-¡Te voy a matar! –le grito, aunque es broma, yo sería incapaz de hacerle algo a ese perro, la gente me voltea a ver, ya estoy acostumbrado, y para darles más razones de mirarme de ese modo inquisitivo, comienzo a corretear al perro por toda la plaza, las palomas emprenden el vuelo a nuestro paso.
Finalmente lo atrapo del cuello, después de tanto correr ya nos hemos secado, le digo improperios sobre su canina madre y río como niño pequeño, aunque nadie más lo haga, a mi no me importa. Si tengo ganas de reír lo hago hasta que pierda el sentido hacerlo. Me giré y junto a nosotros había una banca, pero lo interesante no era el mueble, sino quién estaba posado en ella. Enarqué una ceja al observar a la jovencita ahí, su rostro me parecía conocido, demasiado, pero he conocido a tanta gente que no sería raro que me estuviera confundiendo. Solté a Tân y me acerqué sin miramientos y me quedé observándola aunque dicen que eso es de mala educación, a mi no me importa y poco a poco la memoria se me encendió como candelabro de mil velas.
-¿Allegra? –no podía creerlo, la última vez que nos vimos ella era una niña pequeña y yo un adolescente problemático.
La plaza era sólo un punto que atravesaría para alejarme, y tal vez perderme, pero como siempre, olvido el motivo de mi caminata y mi destino y me detengo al escuchar el son de unas notas de violín, un joven toca en la plaza y antes de que termine deposito en el estuche de su instrumento más francos de los que ha de juntar en una semana entera de arduo trabajo. Me agacho para acariciar a Tân y un niño curioso se acerca a nosotros, tiene miedo de tocar al perro pero con sonrisa amable le digo que en apariencia mi mastín luce grande y poderoso, pero que es más dulce que un pan.
Así estamos un rato, el violinista se va, los niños de pronto nos rodean, entre Tân y yo, el popular es él. Las madres de los niños los llaman y regresan con ellas, dándonos un respiro, definitivamente no recuerdo a qué salí y a dónde iba, pero no importa, seguramente no era importante, y si lo era, quien me haya estado esperando ya me buscará para recordarme nuestro compromiso.
Doy vueltas por la plaza, el perro se mete a una fuente y sale empapado, se sacude a mi lado y me salpica a mí también.
-¡Te voy a matar! –le grito, aunque es broma, yo sería incapaz de hacerle algo a ese perro, la gente me voltea a ver, ya estoy acostumbrado, y para darles más razones de mirarme de ese modo inquisitivo, comienzo a corretear al perro por toda la plaza, las palomas emprenden el vuelo a nuestro paso.
Finalmente lo atrapo del cuello, después de tanto correr ya nos hemos secado, le digo improperios sobre su canina madre y río como niño pequeño, aunque nadie más lo haga, a mi no me importa. Si tengo ganas de reír lo hago hasta que pierda el sentido hacerlo. Me giré y junto a nosotros había una banca, pero lo interesante no era el mueble, sino quién estaba posado en ella. Enarqué una ceja al observar a la jovencita ahí, su rostro me parecía conocido, demasiado, pero he conocido a tanta gente que no sería raro que me estuviera confundiendo. Solté a Tân y me acerqué sin miramientos y me quedé observándola aunque dicen que eso es de mala educación, a mi no me importa y poco a poco la memoria se me encendió como candelabro de mil velas.
-¿Allegra? –no podía creerlo, la última vez que nos vimos ella era una niña pequeña y yo un adolescente problemático.
Invitado- Invitado
Re: Una bella reunion [Týr Sèitheach]
La tarde habia comenzado a refrescar a pesar de que el sol seguía brillando e iluminando esta bella tarde en Paris, el tiempo seguía transcurriendo mientras la gente andaba de un lado a otro, cumpliendo infinidad de tareas, inconscientes de mi mirada curiosa sobre ellas. Intentaba descifrar que era tan importante para que llevaran ese paso tan acelerado y como había otros, como yo, que simplemente se dedicaban a buscar lo bello de la vida sin un objetivo ocupando su mente, era solo un pequeño juego que me mantenía activa y alimentaba mi sagaz curiosidad.
Hice una pausa en mi pequeña actividad para alaciar mi vestido con las manos y cuando hube terminado me lleve las manos inconscientemente a mi peinado intentando averiguar como era mi aspecto tras haber pasado tantas horas sin haber asomado la nariz en un espejo, no era superficial, no me interesaba lo que los demás pensaran de mi por mas grande o pequeña que fuera su opinión, pero mi propio carácter detallista me obligaba a estas pequeñas manías.
Note la mirada curiosa de un joven un poco mas allá de la banca donde me encontraba, me sonreía de forma amable mas sin embargo pude notar un cierto tono burlón en su rostro. Aunque era de facciones bastante agraciadas no me interesaba cualquier tipo de relación en el momento, o simplemente no me apetecía prestarle atención en ese momento.
Apenas había dado dos pasos hacia mi cuando inmediatamente lo pare en seco al levantar mi mano haciéndole una seña de que se quedara en su lugar, era mi turno de sonreírle burlonamente al tiempo que negaba con la cabeza en caso de que no le quedara claro que no necesitaba de su compañía. Observe como el joven soltaba un suspiro molesto y se retiraba de la plaza.
La sonrisa seguía mostrándose en mi rostro como si de un trofeo se tratara, tenía unos minutos que habría regresado a mis asuntos cuando note otra mirada sobre mí.
Esta vez no voltee instantáneamente, trataba de mantener mis emociones bajo control para no pararme de un salto y gritarle a aquel pequeño intruso.
Solo me atreví a voltear cuando escuche escuche mi nombre, por un momento no pude borrar la evidente confusión en mi rostro, he ahí un joven que me miraba como si estuviéramos compartiendo un secreto, mi mente revoloteaba en un intento de recordar quien era cuando llego tan de repente que de seguro mi cara se convirtió en un escenario de muecas.
-¿Týr?-aunque el nombre salio tan natural aun intentaba entrelazar mis memorias con aquel adolescente que conocí cuando apenas sabía nada del mundo con este joven parado frente a mí.
Hice una pausa en mi pequeña actividad para alaciar mi vestido con las manos y cuando hube terminado me lleve las manos inconscientemente a mi peinado intentando averiguar como era mi aspecto tras haber pasado tantas horas sin haber asomado la nariz en un espejo, no era superficial, no me interesaba lo que los demás pensaran de mi por mas grande o pequeña que fuera su opinión, pero mi propio carácter detallista me obligaba a estas pequeñas manías.
Note la mirada curiosa de un joven un poco mas allá de la banca donde me encontraba, me sonreía de forma amable mas sin embargo pude notar un cierto tono burlón en su rostro. Aunque era de facciones bastante agraciadas no me interesaba cualquier tipo de relación en el momento, o simplemente no me apetecía prestarle atención en ese momento.
Apenas había dado dos pasos hacia mi cuando inmediatamente lo pare en seco al levantar mi mano haciéndole una seña de que se quedara en su lugar, era mi turno de sonreírle burlonamente al tiempo que negaba con la cabeza en caso de que no le quedara claro que no necesitaba de su compañía. Observe como el joven soltaba un suspiro molesto y se retiraba de la plaza.
La sonrisa seguía mostrándose en mi rostro como si de un trofeo se tratara, tenía unos minutos que habría regresado a mis asuntos cuando note otra mirada sobre mí.
Esta vez no voltee instantáneamente, trataba de mantener mis emociones bajo control para no pararme de un salto y gritarle a aquel pequeño intruso.
Solo me atreví a voltear cuando escuche escuche mi nombre, por un momento no pude borrar la evidente confusión en mi rostro, he ahí un joven que me miraba como si estuviéramos compartiendo un secreto, mi mente revoloteaba en un intento de recordar quien era cuando llego tan de repente que de seguro mi cara se convirtió en un escenario de muecas.
-¿Týr?-aunque el nombre salio tan natural aun intentaba entrelazar mis memorias con aquel adolescente que conocí cuando apenas sabía nada del mundo con este joven parado frente a mí.
Allegra Devlin- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/07/2011
Re: Una bella reunion [Týr Sèitheach]
Al escuchar mi nombre de su voz entonces sí estuve seguro que era ella, internamente suspiré con alivio al no haberla confundido, aunque de haber sido de ese modo seguramente hubiera hecho una broma al respecto, me puse a pensar en qué hubiera dicho en el caso de haberla confundido con alguien más, mi mente divagó por mil y un escenarios hasta que recordé que le había atinado a su identidad y regresé mi atención a ella. Poco a poco, pude sentirlo, una sonrisa se dibujó en mi rostro, si bien cuando nos conocimos, la evidente diferencia de edad hizo que no llegáramos a una amistad como tal, era bueno encontrar un rostro conocido. Golpeé el costado de mis piernas para que Tân se acercara y de inmediato mi fiel compañero se acercó a mí, se quedó observando a Allegra tan curioso como yo.
-Pero… ¿cómo?, ¿cuándo?... es… -traté de decir algo pero mis ideas estaban revueltas, más que de costumbre y eso ya era bastante decir, comencé a reír echando el cuerpo hacía atrás y juntando las manos, como dando un aplauso, uno sólo-, ¡ha pasado tanto tiempo! -por fin pude hilar una idea y esa era la única que parecía realmente importante, no recordaba que fuera… tan hermosa, la conocí siendo una niña así que desde luego nunca pensé en ella de ese modo, pero definitivamente había crecido para ser una hermosa mujer.
-¿Cómo estás? –sí, era una pregunta algo trillada, más viniendo de mí pero de verdad me interesaba saber-, ¿qué haces en París?, ¿cómo está tu familia?, ¿son muchas preguntas? –sí, sí, lo sé, suelo atacar a las personas con demasiadas preguntas y muchas veces ni siquiera les doy tiempo de hablar-. Es bueno encontrar un rostro conocido –finalmente declaro, estaba comenzando a sentirme solo en esta ciudad, quizá ahora la diferencia de edad no nos pese demasiado y podamos hablar mejor, quizá entablar una amistad, yo qué sé.
Me sentó a su lado sin pedirle permiso, de nueva cuenta llamé a mi perro con golpecitos a los que atendió de inmediato, se posó a mi lado gallardo como león resguardando la puerta de la Ciudad Prohibida en China, curioso, fue en esa región que me hice de este fiel compañero. Lo acaricié un par de veces y regresé mi atención a Allegra.
-La última vez que te vi eras así de alta –dije haciendo una ademán con la mano indicando la altura que según yo tenía en ese entonces.
-Pero… ¿cómo?, ¿cuándo?... es… -traté de decir algo pero mis ideas estaban revueltas, más que de costumbre y eso ya era bastante decir, comencé a reír echando el cuerpo hacía atrás y juntando las manos, como dando un aplauso, uno sólo-, ¡ha pasado tanto tiempo! -por fin pude hilar una idea y esa era la única que parecía realmente importante, no recordaba que fuera… tan hermosa, la conocí siendo una niña así que desde luego nunca pensé en ella de ese modo, pero definitivamente había crecido para ser una hermosa mujer.
-¿Cómo estás? –sí, era una pregunta algo trillada, más viniendo de mí pero de verdad me interesaba saber-, ¿qué haces en París?, ¿cómo está tu familia?, ¿son muchas preguntas? –sí, sí, lo sé, suelo atacar a las personas con demasiadas preguntas y muchas veces ni siquiera les doy tiempo de hablar-. Es bueno encontrar un rostro conocido –finalmente declaro, estaba comenzando a sentirme solo en esta ciudad, quizá ahora la diferencia de edad no nos pese demasiado y podamos hablar mejor, quizá entablar una amistad, yo qué sé.
Me sentó a su lado sin pedirle permiso, de nueva cuenta llamé a mi perro con golpecitos a los que atendió de inmediato, se posó a mi lado gallardo como león resguardando la puerta de la Ciudad Prohibida en China, curioso, fue en esa región que me hice de este fiel compañero. Lo acaricié un par de veces y regresé mi atención a Allegra.
-La última vez que te vi eras así de alta –dije haciendo una ademán con la mano indicando la altura que según yo tenía en ese entonces.
Invitado- Invitado
Re: Una bella reunion [Týr Sèitheach]
Una vez que mi mente se instalo en una zona segura, es decir, que habia confirmado que no me había vuelto loca o estaba sufriendo de alguna extraña alucinación una enorme sonrisa se instalo en mi cara y se negaba a salir de ahí. Tantos recuerdos cruzaban por mi mente, es cierto que debido a la diferencia de edad mis experiencias con Týr no habían sido tan extensas como hubiera querido, pero ahora mientras me quedaba allí intentando recuperar la movilidad de mi cuerpo, solo podía pensar en que mi sonrisa se debía a la nueva posibilidad que se abría a los dos.
Lo mas significativo de aquellos días con el era toda esa buen humor y carisma que le llevaba a mis días, y al notar como sus palabras se mezclaban y la enorme carcajada que salio de su cuerpo estaba segura que no había cambiado nada, me alegre por ello.
Definitivamente fueron muchas preguntas para contestarlas todas en un momento como este, así que me limite en su ultimo comentario, este pequeño encuentro iba a cambiar mis días en Paris.
-Perdona mi torpeza al hablar-comencé mientras mi sonrisa se expandía mas cuando se sentó a mi lado-Pero sigo intentando relacionar a este bello joven frente a mi con aquel adolescente que conocí cuando era...así de alta-
Alargue mi mano mientras hacia una seña para indicar mi altura tal como el lo había echo, claro, yo agregue un par de centímetros extra. Apenas había regresado mi mano sobre mi regazo cuando note otra presencia, incluso solté una risilla, como era que una persona podía no notar esa presencia.
-!Tân!-exclame aun mas sorprendida de encontrarme a alguien tan peculiar como este perro en Paris.-Tan guapo como siempre
Lo mas significativo de aquellos días con el era toda esa buen humor y carisma que le llevaba a mis días, y al notar como sus palabras se mezclaban y la enorme carcajada que salio de su cuerpo estaba segura que no había cambiado nada, me alegre por ello.
Definitivamente fueron muchas preguntas para contestarlas todas en un momento como este, así que me limite en su ultimo comentario, este pequeño encuentro iba a cambiar mis días en Paris.
-Perdona mi torpeza al hablar-comencé mientras mi sonrisa se expandía mas cuando se sentó a mi lado-Pero sigo intentando relacionar a este bello joven frente a mi con aquel adolescente que conocí cuando era...así de alta-
Alargue mi mano mientras hacia una seña para indicar mi altura tal como el lo había echo, claro, yo agregue un par de centímetros extra. Apenas había regresado mi mano sobre mi regazo cuando note otra presencia, incluso solté una risilla, como era que una persona podía no notar esa presencia.
-!Tân!-exclame aun mas sorprendida de encontrarme a alguien tan peculiar como este perro en Paris.-Tan guapo como siempre
Allegra Devlin- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/07/2011
Re: Una bella reunion [Týr Sèitheach]
Me quedé observándola un rato mientras ella intentaba armar palabras, apilarlas para crear frases como cubos de madera a riesgo de que se caigan, pero soy un hombre paciente, así que aguardé, además que la emoción de toparme con alguien conocido podía más, era increíble lo mucho y poco a la vez que había cambiado, sus rasgos estaban ahí, su misma mirada y sonrisa, pero ya no era una niña, era toda una mujer, creció para ser toda una hermosa dama y aunque su rubia cabellera y sus ojos claros como sólo ella puede tenerlos, delatan su identidad, me parece asombroso topármela tantos años después y verla de este modo tan radiante.
-¡Hey! –le digo con falsa ofensa-, no he cambiado tanto, ¿o sí? –sonrío de lado, es una broma, es evidente que he cambiado también, de adolescente era más flacucho y tenía el cabello más corto, mi madre me obligaba a cortármelo de ese modo, pero mi expresión siempre ha sido la misma, siempre he tenido esta cara de maniático, la locura es algo que conozco desde que nací, no sé lo que es otro estado, otra condición, siempre he sido este que soy, incluso creo que con los años me he hecho más inmaduro, más un niño.
Río cuando descubre a Tân a nuestro lado y estiro la mano para acariciarlo, cosa que mi perro parece disfrutar mucho, su textura es como la de una alfombra muy afelpada y lo contemplo pensando en aquella época en la que él me cabía entre los brazos y Allegra era una chiquilla.
-Se me olvidaba que lo conociste de cachorro –porque eso era cuando ella se topó con él la primera vez, un cachorro que aún no alcanzaba la estatura que ahora tiene, lo bueno es que nunca ha dejado de tener cara de tonto y eso suele atraer a los niños que, pese a su tamaño, les llama mucho la atención. Suspiré y eché la cabeza hacia atrás sonriendo.
-¿Y qué te trae a París? –me intrigaba de verdad, yo estaba ahí por mandato materno, ella… quién sabe, aunque ahora todo parecía mejor, ahora que tenía alguien conocido en esta ciudad era como si me hubieran concedido un deseo.
-¡Hey! –le digo con falsa ofensa-, no he cambiado tanto, ¿o sí? –sonrío de lado, es una broma, es evidente que he cambiado también, de adolescente era más flacucho y tenía el cabello más corto, mi madre me obligaba a cortármelo de ese modo, pero mi expresión siempre ha sido la misma, siempre he tenido esta cara de maniático, la locura es algo que conozco desde que nací, no sé lo que es otro estado, otra condición, siempre he sido este que soy, incluso creo que con los años me he hecho más inmaduro, más un niño.
Río cuando descubre a Tân a nuestro lado y estiro la mano para acariciarlo, cosa que mi perro parece disfrutar mucho, su textura es como la de una alfombra muy afelpada y lo contemplo pensando en aquella época en la que él me cabía entre los brazos y Allegra era una chiquilla.
-Se me olvidaba que lo conociste de cachorro –porque eso era cuando ella se topó con él la primera vez, un cachorro que aún no alcanzaba la estatura que ahora tiene, lo bueno es que nunca ha dejado de tener cara de tonto y eso suele atraer a los niños que, pese a su tamaño, les llama mucho la atención. Suspiré y eché la cabeza hacia atrás sonriendo.
-¿Y qué te trae a París? –me intrigaba de verdad, yo estaba ahí por mandato materno, ella… quién sabe, aunque ahora todo parecía mejor, ahora que tenía alguien conocido en esta ciudad era como si me hubieran concedido un deseo.
Invitado- Invitado
Re: Una bella reunion [Týr Sèitheach]
Los rayos del sol seguían quemando ligeramente mi piel mientras seguía dándole un ligero masaje con mis manos a Tân, y no pude evitar pensar en como le daba una bella imagen a este reencuentro tan particular. Sentía que hasta ahora, mi estancia en Paris no había sido mas que una carrera en círculos y ahora que me encontraba con este viejo amigo era como encontrar una salida que estuvo ahí, frente a mi todo el tiempo.
Deje que mis ojos tomaran vida propia y recorrieran cada una de las facciones de Týr, había superado la sorpresa para toparme de frente con el asombro, recordaba como me sentía cuando era una niña alrededor de Týr, era un adolescente apuesto con la apariencia de quien no rompe ni un plato, claro, hasta que dabas un pequeño vistazo en sus ojos y encontrabas toda esa picardía lista para explotar al primer impulso.
-No haz cambiado mucho-conteste sonriendo, mostrando en mi sonrisa toda la emoción que mi cuerpo apenas podía contener-Siempre me imagine que llegarías a ser un hombre guapo y al parecer tuve razón.
Sigo acariciando a Tân sintiendo sus suaves cabellos moverse rítmicamente al son de mi mano, sin duda entre todos los presentes era el pequeño, bueno ya no tan pequeño, Tân el que había sufrido drásticamente el paso de los años. Pero al igual que Týr me alegre que no fuera mas que un cambio exterior.
Jugué un poco con mi cabello un poco nerviosa de su ultima pregunta, no era ni el lugar ni el momento de actualizarlo con la tragedia que había llegado a mi familia tan solo unos meses antes de que perdiera contacto con el, decidí cubrir la verdad por ahora.
-Mi hermano y yo nos hemos mudado aquí recientemente, para el son cosas de trabajo y para mi el ballet-respondí no muy segura si recordaría a Aaron, puesto que mi hermano siempre se encontró lejos estudiando y rara vez llegaba a casa-¿Y que hay de ti? me parece que Paris puede ser un tanto tranquila para tu gusto
Deje que mis ojos tomaran vida propia y recorrieran cada una de las facciones de Týr, había superado la sorpresa para toparme de frente con el asombro, recordaba como me sentía cuando era una niña alrededor de Týr, era un adolescente apuesto con la apariencia de quien no rompe ni un plato, claro, hasta que dabas un pequeño vistazo en sus ojos y encontrabas toda esa picardía lista para explotar al primer impulso.
-No haz cambiado mucho-conteste sonriendo, mostrando en mi sonrisa toda la emoción que mi cuerpo apenas podía contener-Siempre me imagine que llegarías a ser un hombre guapo y al parecer tuve razón.
Sigo acariciando a Tân sintiendo sus suaves cabellos moverse rítmicamente al son de mi mano, sin duda entre todos los presentes era el pequeño, bueno ya no tan pequeño, Tân el que había sufrido drásticamente el paso de los años. Pero al igual que Týr me alegre que no fuera mas que un cambio exterior.
Jugué un poco con mi cabello un poco nerviosa de su ultima pregunta, no era ni el lugar ni el momento de actualizarlo con la tragedia que había llegado a mi familia tan solo unos meses antes de que perdiera contacto con el, decidí cubrir la verdad por ahora.
-Mi hermano y yo nos hemos mudado aquí recientemente, para el son cosas de trabajo y para mi el ballet-respondí no muy segura si recordaría a Aaron, puesto que mi hermano siempre se encontró lejos estudiando y rara vez llegaba a casa-¿Y que hay de ti? me parece que Paris puede ser un tanto tranquila para tu gusto
Allegra Devlin- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/07/2011
Re: Una bella reunion [Týr Sèitheach]
Solté una risa avergonzada ante sus palabras e hice un ademán con la mano para que se detuviera, como diciéndole que exageraba, crucé la pierna de modo que podía agarrar mi pie mientras observaba su mano peinar una y otra vez el pelaje rojizo de Tân, quien disfrutaba mucho del contacto con Allegra, supongo que después de estar tan acostumbrado a mi tacto un tanto más tosco le venía bien la delicadeza de una mano femenina.
-No digas eso –sonreí de lado, normalmente me gustaba referirme a mi cara como “mi hermoso rostro” y ese tipo de cosas pero era broma, y que me lo dijera otra persona lograba hasta sonrojarme-. Pero qué me dices tú –quise cambiar de tema –quién hubiera imaginado que la pequeña que conocí se convertiría en la bella mujer que tengo enfrente ahora –y lo decía con sinceridad, si bien siempre fue una niña hermosa no sabía qué estragos podía cometer la pubertad en su persona, por fortuna podía notar que ninguno.
Nos miramos y nos sonreímos en complicidad, como los viejos amigos que somos, con la posibilidad de hacer crecer eso que hace muchos años no pudimos por las diferentes circunstancias en las que estábamos, la edad, que ella quería jugar y yo, bueno divertirse, sacarle canas verdes a mis padres, causar desorden a donde quiera que iba.
-¡Vaya! –abro los ojos al escucharla decir que no tiene mucho que ha llegado a París, justo como yo –quizá podríamos conocer la ciudad juntos, nunca había estado aquí y me pierdo con facilidad –me río, eso que suena como un despiste total para mí es muy gracioso -¡claro!, tu hermano –ahora lo recuerdo, era mayor, tampoco llegué a entablar una amistad profunda con él pero era buen tipo –y quién sabe –me encojo de hombros –tal vez me invites a verte bailar algún día –le digo sonriendo, cuando la conocí recuerdo que daba vueltas por aquí y por allá, soñando ser una bailarina, y luego, con el tiempo me enteré que lo había conseguido, esas noticias corren rápido, yo estaba en el norte por ese entonces pero me alegré, porque la había visto de pequeña esforzándose para conseguirlo.
-Yo, bueno… -luego continué –vengo aquí por mandato de mi madre –dije con decepción, quizá si me casara como mi progenitora tanto quería ella dejaría de controlarme de ese modo –ya sabes, al negocio familiar, hay una nueva generación de pintores franceses que le interesan a mi familia, vengo a comprar obras que podamos vender dentro de algunos años al doble, debo tener buen ojo para eso –pero aparte de la magia, en mi familia la educación sobre el arte es parte fundamental, precisamente porque es la expresión gráfica la que nos permite vivir con los lujos a los que estamos acostumbrados y seguir sustentando otro tipo de artes, las mágicas.
-No digas eso –sonreí de lado, normalmente me gustaba referirme a mi cara como “mi hermoso rostro” y ese tipo de cosas pero era broma, y que me lo dijera otra persona lograba hasta sonrojarme-. Pero qué me dices tú –quise cambiar de tema –quién hubiera imaginado que la pequeña que conocí se convertiría en la bella mujer que tengo enfrente ahora –y lo decía con sinceridad, si bien siempre fue una niña hermosa no sabía qué estragos podía cometer la pubertad en su persona, por fortuna podía notar que ninguno.
Nos miramos y nos sonreímos en complicidad, como los viejos amigos que somos, con la posibilidad de hacer crecer eso que hace muchos años no pudimos por las diferentes circunstancias en las que estábamos, la edad, que ella quería jugar y yo, bueno divertirse, sacarle canas verdes a mis padres, causar desorden a donde quiera que iba.
-¡Vaya! –abro los ojos al escucharla decir que no tiene mucho que ha llegado a París, justo como yo –quizá podríamos conocer la ciudad juntos, nunca había estado aquí y me pierdo con facilidad –me río, eso que suena como un despiste total para mí es muy gracioso -¡claro!, tu hermano –ahora lo recuerdo, era mayor, tampoco llegué a entablar una amistad profunda con él pero era buen tipo –y quién sabe –me encojo de hombros –tal vez me invites a verte bailar algún día –le digo sonriendo, cuando la conocí recuerdo que daba vueltas por aquí y por allá, soñando ser una bailarina, y luego, con el tiempo me enteré que lo había conseguido, esas noticias corren rápido, yo estaba en el norte por ese entonces pero me alegré, porque la había visto de pequeña esforzándose para conseguirlo.
-Yo, bueno… -luego continué –vengo aquí por mandato de mi madre –dije con decepción, quizá si me casara como mi progenitora tanto quería ella dejaría de controlarme de ese modo –ya sabes, al negocio familiar, hay una nueva generación de pintores franceses que le interesan a mi familia, vengo a comprar obras que podamos vender dentro de algunos años al doble, debo tener buen ojo para eso –pero aparte de la magia, en mi familia la educación sobre el arte es parte fundamental, precisamente porque es la expresión gráfica la que nos permite vivir con los lujos a los que estamos acostumbrados y seguir sustentando otro tipo de artes, las mágicas.
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