Todo comienza por tequila [Libre]

Extrañamente, este lugar, de olores Fuertes y hostiles para un olfato normal, que se multiplican en uno como el mío, me tranquiliza. Ese sentido de peligro constante que se activa como loco, desesperado por una nueva pelea de bar, es delicioso. Si mi maestro me viera, creo que estaría preocupado, pero he estado en lugares peores, me alimentado de cosas que no es bueno recordar y hecho cosas en mis viajes que pocos, incluso inmortales, podrían decir que fue divertido, para mí lo fue.
Mientras camino a la barra, mi la funda gruesa de mi espada llama la atención, tal vez piensan que es algo grande para traerlo en mi espada, pero mejor que crean que son planos a que vean lo que realmente es. Mi saco negro se luce poco por la correa de la unfda que llevo en la espalda, mis pantalones negros, al igual que mis zapatos, quedan perfectos con la oscuridad del lugar, sólo mi camisa blanca parece resaltar en mi.
La coloco recargada en la madera y me siento en un banquillo frente a las botellas, buscando con mi vista el mejor licor que existe, al menos para alguien como yo.

-¿Tienen tequila?-le pregunto al hombre de barba larga y cuerpo fornido que atiende la barra.

-No creo que puedas con él, jovencito-me dice confiado.

-¿Quieres probarme?- le digo con amenaza

El hombre toma una botella del líquido algo dorado-Perfecto-pienso al ver que si hay. Me sirve en un vaso pequeño, esos llamados caballitos por los gachupines. Lo tomo de golpe y sin pensarlo, dejando salir un ruido de satisfacción de mi boca.

-Otro-le digo al hombre, que de inmediato me lo pasa.

Lo bebo de igual forma, sin pensar, sintiendo ese picar tan delicioso en la garganta, me recuerda a mi tierra, a mi querida tierra desaparecida, ahora bautizada con el repugnante nombre de la Nueva España.
Ahora recuerdo que en Japón probé el sake, tenía un sabor sumamente diferente, pero su sensación en la garganta era muy similar. Busco con mi vista el alcohol del país del arroz, no lo encuentro en ningún estante, tal vez esta taberna no es tan grande como su ciudad.

-Otro-le repito al hombre después de tomarme seis de ellos. Este me lo da, entre asombro y miedo-Parece que el chico te sorprendió, anciano.

Escucho un grito, algo parecido a “Devuélveme mi dinero” seguido por un golpe sordo contra una mesa, seguido por golpes rápidos, pero tontos, casi no dan en el blanco. Mi sentido se activa y me agacho rápidamente, una botella pasa sobre mi cabeza rosándome el cabello-Suficiente para mi-pienso mientras me levanto y pongo mi espada cruzada en mi cuerpo, sin que se revele que es.
Camino hacia el conflicto, uno de los sujetos se arroja hacia mí, es muy delgado, así que lo detengo con la mano izquierda y lo arrojo hacia una mesa donde un gran hombre gordo se reía en la compañía de unas cortesanas, su risa se olvida en el momento en que miran al sujeto estrellarse contra la madera y romperla.

Otro se acerca a mí, lo golpeo con el codo tan fuerte que se levanta unos centímetros del suelo, hasta hacer un ruido sordo en las tablas del piso-Hace mucho que no entro en una pelea de bar-pienso mientras dos más vienen hacia mí, creo que son los que comenzaron a pelear, parece que el enemigo de mi enemigo es mi amigo.
Me arrojan una navaja que atraviesa mi hombro izquierdo, rompiendo mi saco negro.

-Este saco me gustaba-digo mientras los veo con ira.

-Creo que lo sano a abandonado esta mente desde hace mas de un siglo, señorita- Le digo suspirando y dando otro trago al pequeño baso de tequila- Sólo busco hacer justicia a mi manera.

La justicia depende de cada persona, de cómo la veamos y como queramos aplicarla. Yo prefiero seguir mi propio camino del guerrero, ese camino que acaba con los que tratan de acabar conmigo, no me detengo por nada y para nada. No necesito respirar para ver a los ojos de los que necesito matar.

-Se escucho como mi maestro, un viejo samurái que me dijo que nunca abandonara el camino del guerrero, no lo hice, pero cree el mío propio. Para seguir ese camino estoy en esta ciudad, un simple mercenario buscando hacer su trabajo.

Le sonrío, es relajante hablar de lo que hago, aunque no muchos escuchan con calma a lo que hago.

-Creo que todos tenemos diferentes cosas a las que dedicarnos ¿No?-le sonrío suavemente

-Entonces ambos estamos en busca de justicia para esta ciudad. Sólo tenemos métodos diferentes para aplicarla. Eso me alegra- le digo mirándola mientras bebo.

Ahora veo por qué hay maleantes que huyen de los callejones, cuando antes eran sus lugares de escondite, pues de seguro Jaqueline los está esperando en algún lugar oscuro, para acabar con ellos. No creo que sea lo única que lo hace, de seguro hay mas como ella.

-Sólo espero que no te pasen algún de ese sabor a tu mente, sería una lástima una linda vampira con un corazón como el de esos seres. No sería igual de agradable tomármela en esta taberna..
Bebo un poco mas de mi tequila, que ya escasea y pronto se acabara

-Si un día, alguno la busca para vengarse por algún amigo caído, búsqueme y yo le ofreceré mi espada en ayuda, aunque claro, dudo que la necesite.

-Una vez escuche a un japonés preguntarle a un chino: “¿Tu qué haces aquí?” a lo que le chino respondió: ¿Por qué no estarlo?-le digo sonriendo-¿Por qué no usar una espada?

Me parece interesante que mi acompañante tuviera una como yo, me hace sentir algo que no suelo sentir por todos, simpatía. No es que sea enemigo de las personas, pero no es fácil para mi permitir conectarme con los otros.

-Como ya de seguro notó, mis facciones no son del oriente, sin embargo, viví ahí mucho tiempo. Aprendí de un antiguo samurái todo lo que se, el me construyo mi espada antes de morir. Viaje como un vagabundo en Japon y me estuve moviendo durante mucho tiempo. Lo cierto es que puedo usar un hacha de piedra, pero eso era en el siglo XVI, no creo que ahora me vería moderno cargando un arma como esa.

Es triste tener que deshacerse de un arma, pero siempre hay un mejor destino para un espada. El mejor fin que puede tener, es el de servir de honra a alguien, ser considera sagrada.

-Mi espada tiene una gemela, debe de estar en algún templo en Okinawa, si es que aun se mantiene en pie la estructura. Se les entregaba a los dioses una, la verdadera, se supone que la mía es la sombra. Bueno, no sé si el viejo siguió esa tradición, el tiempo que estuvo en Japon, los samuráis ya no eran como antes.

Así que tengo enfrente a una mujer bastante interesante, yo que pensé que no encontraría nada entretenido esta noche y seria uno de esos días en los que regresaría aburrido a casa, realmente esperaba usar la espada y partir a algún cazador, pero esto tampoco esta mal.

-Seria una pena ocultar semejante belleza tras el rostro falso de un hombre-le digo cordialmente, cosa que rara vez hago-El oriente suele ser injusto con las mujeres. Salvé a algunas campesinas que sus esposos las castigaban por tener hijas, creo que en un futuro eso se volverá un problema muy grabe

En China, hace mucho, deje un barco que robe, me buscaron algunos años en ese lugar, dijeron que una bestia peluda había bajado del bote y nunca volvió. No me gusta que me llamen bestia.

-El honor esta sobre valorado, yo digo que sigo el bushido, pero la realidad es que hago lo que me plazca, aunque, no tolero que se derrame sangre inocente. Tal vez, en algún momento, nos cruzamos en Japon y no nos enteramos, a lo mejor, en bandos separados. El shogunato Tokugawa y yo…no tenemos buena relación.-suspiro al decirlo-Aunque, escuche de una antigua bruja, que caerá a finales de este siglo y un nuevo emperador único se levantara después de una guerra de samuráis y espadachines, hombres reales, campesinos y habitantes, que sólo quieren un futuro mejor. Pero no lo se, tal vez la mujer estaba loca.

Me carcajeo un poco al pensar eso.
La realidad es que seria una locura ¿no? Que de repente se levante en armas el pueblo y que un tal Meiji llegue a destruir todo. Aunque esa misma adivina dijo que la opresión de mi nación, bueno la que solía ser la mía, bajo los gachupines, acabara en sólo 20 años más. Espero que sea verdad y pueda tener paz el pueblo que ahora radica en mi tierra. Que puedan correr libres como lo hacíamos nosotros y creen sus propias rices y futuro glorioso.

La volteo a ver después de cavilar un poco.

-Es una mujer encantadora-le digo con sinceridad.

Tal vez el hecho que uso una espada o tenga un pasado similar al mio es lo que me termino llamando la atención, que interesante noche, definitivamente

Off: Chin, me descubriste jajaja, mi personaje se llama Makoto por Makoto Shishio, de hecho la espada de mi monito se llama Homura, por una técnica de Shishio. Y si, lo de la espada verdadera y la sombra lo saque de ahí. Rurouni Kenshin es mi manga favorito (no me gustan mucho los animes por que le meten mucho relleno y de hecho quitaron un pedaso muy bueno de este) atesoro sus volúmenes como las joyas de la corona inglesa jaja.

Nunca es educado preguntarle a una dama su edad, pero ella me lo dice sin titubear, interesante forma de hablar de mi compañera.

-Yo no he llegado a los 3 siglos, bueno, si tiene en cuenta que estuve dormido casi 100 años.

Levando mi brazo hacia la mesa y subo mi saco y camisa, dejando ver el tatuaje del fénix abrazando mi brazo con sus alas.

-Un loco esclavo egipcio me embalsamo en un sarcófago, según el, para salvarme de ser asesinado por nuestros amos. Yo creo que lo hizo sólo para entretenerse-digo sonriendo mientras acomodo mi ropa de nuevo-Llegue a Japon por que unos piratas me encontraron cerca de la costa. Recuerdo las okinas y las geishas, claro, eran un lujo y yo nunca estuve muy cerca de ellas, como nunca servir un emperador, no fue visto con buenos ojos.

Notar su sorpresa ante mis palabras alentador, no estoy acostumbrado a hablar de esta manera tan educada, si quiera el hecho de hablar con alguien, estoy acostumbrado a cortarles la garganta.

]b]-Pues espero, verle antes de esos 300 años. ¿Por qué no hacer una apuesta? Verla en Japon, dentro de esa supuesta guerra, si sucede, iré de inmediato ahí, si no, pues tendré que pensar en la manera de encontrarle.[/b]

Off: Yo soy raro, me gustan los villanos mas que los héroes jeje Hajime Saito, Makoto Shishio y Enishi Yukishiro son mis favoritos. Si escuche de Hellsing salió cuando yo estaba dejando el anime Pues en todo caso, creo que debemos de hacer un post de la guerra meiji en universo alterno, es una señal jajaja

Tomo su mano, que ya suponía tendría una textura algo fría y la estrecho sonriendo

-Parece que usted tiene más enemigos que yo, tanto esta de mas decir que yo me dedico a matar cazadores así que el mismo papa me mando a matar una vez, creo que piensa que lo logro, pues nunca volvió a enviar otro cazador.

Es interesante cuestionarse el que pasara dentro de tantos años, incluso es difícil pensar en el mañana. No sabremos si mañana el sol saldrá para nosotros, y aun así estamos perdiendo el tiempo, algunas veces, en las situaciones más vanas y tristes de esta vida, en lugar de disfrutarla.

-Veo que acabo su bebida-le digo sonriendo mientras doy el ultimo de la mía.

Le entrego el pequeño vaso de tequila, que tiembla un poco ante mi gesto, aunque fuera delicado, la mesa esta ligeramente inclinada, no se puede pedir mucho de una taberna como esta, no es un restaurante lujoso.

-No tiene sangre pero si gusta probar, sería una excusa para que se quede más tiempo conmigo.

Ni el mismo poeta habría tenido idea más atrevida que convencer a una mujer así, de quedarse unos instantes más.

No estoy acostumbrado a ver como paga la cuenta una mujer, comúnmente, en esta sociedad, dejan que las mujeres sean las que son invitadas por los hombres. En mi pueblo, las mujeres tenían los mismos derechos básicos, claro está, que todo dependía del as resistencia de una mujer y hombre. Por lo anterior, los hombres éramos guerreros y ellas eran las esposas, sin embargo, eran fuertes y dedicadas y siempre recuerdo los fuertes brazos de mi madre, llena de energía y alegría para cuidar a mis hermanos y alimentarnos con el fruto de su trabajo. No creo que los hombres y mujeres puedan hacer exactamente lo mismo de algo, pero hay que permitir las cosas nuevas.

Al escucharle hablar al tabernero, no hago más que sonreír.

-Jaqueline…-digo casi en susurro y la jalo hacia mí.

Una bala atraviesa su vientre, si no la hubiera movido, posiblemente habría atravesado su corazón, aunque no la asesina, presiento que sería un problema más grande. La coloco en el suelo, poniendo mis manos en su herida, no me importa que mis mangas se manchen de sangre, por lo que me quito el saco y lo presiono contra su ella, que espero tenga curación acelerada, como yo.

-Heriste a mi amiga-digo con amargura mientras me levanto.

El tipo es grande, lo suficiente para partir en dos a un cocodrilo. De seguro es ex luchador, de esos que pelean en un ring cerrado, como animales salvajes. De seguro perdió una apuesta en el lugar y ahora necesita dinero, es común que entren en desesperación esa clase de personas.

Suspiro y coloco la funda falsa de mi espada en el suelo, la golpeo y, como si fuera un proyectil, la funda real sale a la luz. De color negro brillante, con el mango reflejando la escasa luz contra la cabeza de Quetzalcóatl. Hago una mueca, me muevo entre la gente y antes que el sujeto hago un movimiento, el cañón del revolver yace en el suelo.

-Ya estamos iguales-digo sonriente.

Enfundo a Homura y la coloco en mi cinturón. Volteo hacia mi compañera, para mi sorpresa, otros sujetos se paran de la mesa, el gigante no venia solo

El calor del combate, la sangre de los golpes, las heridas y las bestialidades. Me hace recordar otros tiempos, me hace recordar las pesadillas que he intentado acabar durante años, esas que aun me acompaña cuando el sol sale. El aroma me infecta los pulmones y me hace recordar tantos combates en mi tierra. Que tremenda nostalgia.

Antes de que yo pueda reaccionar, puedo ver claramente como mi acompañante de esta noche acaba con uno de los hombres con una facilidad casi mágica. Como si estuviera hecha para hacer esto de manera natural.

-Jaqueline-digo girando mi vista hacia ella.

Parece que el tiempo se detiene cuando giro mi cuerpo para verla de frente. Como si las personas, ahora levantándose y dejando la taberna, no sean mas que fantasmas para mi. Sólo la miro con detenimiento, con sus ojos inyectados en sangre y su rostro marcado de ese rojo escarlata, que harían que cualquier vampiro perdiera el control.

Antes de que uno de los sujetos huya, arranco su camisa y lo pateo de regreso hacia la puerta, el hombre asustado no opone resistencia, sigue corriendo hasta desaparecer por el corredor. Camino hacia Jaqueline y le limpio la cara.

-Parece que el combate la volvió algo descontrolada-le digo mientras limpio su rostro.

No se que pasa a continuación, tal vez la excitación del combate que siento expirar de sus poros, o la misma pasión que siento de buscar el combate que no tuve hoy. Tomo por la cintura a la vampiresa y le clavo un beso con la fuerza de una estaca a sus labios, como si quisiera sacarle el alma por su boca y que se enredase con la mía.

De nuevo el tiempo se detiene alrededor.

-Debe de disculparme, simplemente me deje llevar por el momento-le digo mientras mis labios siguen sumamente cerca de los suyos, tanto que podría darle otro beso antes de que cruzara por mi mente.

Su aliento esta invadido por la sangre y el alcohol, sin embargo, parece continuar dándome tentaciones, que bien podría ignorar.

-Debo de confesar, que es la primera vez que me sucede, estoy avergonzado.

Mientras le hablo, claramente puedo ver a las personas alejándose asustadas, algunos otros ignoran la situación, como le tabernero, que de seguro esta sumamente acostumbrado a pelear como estas, donde la sangre parece llover con facilidad.

Cuando su beso acaba, me siento sin habla, como si se hubiera ido mi habilidad de hacerlo en el momento que separo sus labios de los míos. Los lobos tenemos la mala costumbre de dejarnos llevar por el instinto, esta vez, al verla cubierta de sangre y el calor de la misma batalla me llevo a un estado de éxtasis, comúnmente este estado termina en una ardiente noche de sexo que dura varias horas, esta vez me controle.

-Que interesante, no sabia que las vampiresas tuvieran tan gran habilidad en besar-le digo sonriendo, mientras veo a todos lados.

Los pocos clientes que quedaron en la taberna, nos miran con un rostro de extrañeza, algunos son de mi especie, lo se por el aroma que tienen, así como otros varían entre brujos, vampiros y cambiaformas. Seguramente ya se dieron cuenta, algunos, que acaban de presenciar un beso entre seres de diferentes especies, no es algo que se ve todos los días.

-Creo que deberíamos de irte a asear-le digo con calma ayudándola al levantarse, viendo su ropa manchada con un poco de rojo-Después podremos pensar que hacer con el otro asunto.