Terra y yo

por **Matthew Corax** Mar Jul 26, 2011 4:56 pm

Caminabamos juntos, entre la fauna de París, comerciando con el deseo. Paseabamos juntos abrazados. Rodeados oir la muchedumbre y sin embargo solos. Terra y yo.

- Me mentiste. En realidad nunca acordaste reunirte aqui con nuestros hermanos.

StellaMaris rió echando su cabeza hacia atrás. Reconocí el ritmo maduro de su pecho al respirar, pero mis manos permanecían en sus caderas.

Era mi hermana, pero noté un gran cambio en ella en el período de un año. Su piel se hizo tersa y clara, sus mejillas florecían, también sus miembros me parecían haberse perfeccionado. Apenas me llegaba al hombro y semejaba una flor que de pronto en una sola noche hubiera salido del capullo.

casi siempre guardaba silencio. Sin embargo, escuchaba muy atentamente a las demás cuando hablaban de mí. Muchas veces sorprendí su mirada sobre mí, abierta, cálida y brillante como el mar. Entonces me sentía más alegre que nunca y mi corazón se ensanchaba y se sentía fuerte.

—Eres bella como Diana- le dije; -no, más bella todavía.

Stella frunció las cejas, se sintió halagada, pero pude sentir en su esencia que tuvo miedo.

— No tientes a los dioses. Todas nuestras palabras las oyen y nada les es oculto.
— Nos crean a su semejanza. Incluso a la del maestro cuya obra es tan perfecta.

—¿Soy realmente hermosa? —preguntó Maris.

Era el arte de las mujeres lo que hablaba en ella. De madres a hijas se lo transmiten y para las mujeres miles de afirmaciones son preferibles a cien o sólo diez.

—Eres hermosa como el sol que de pronto sale de entre las nubes —le dije, y rocé sus cabellos.

StellaMaris me miraba y sus ojos, como su corazón, me golpeaban. Un fuego ardía en mi pecho, mi corazón parecía una brasa.

- Terra!

por **Stellamaris Schöenberg** Mar Ago 09, 2011 3:58 am

Caminando suavemente te llevo hasta un lugar previamente dispuesto. Es un cuartito modesto, poco mas que una cama de blancas sabanas. Tu y yo somos el resto. El amor me sube al pecho y desde ahí estalla por todo mi cuerpo, con cada segundo de expectativa. Las delicias de tu cuerpo recorro con caricias y besos. Al fin nos recibe el umbral de la puerta que habrá de llevarnos al cielo. ¡Cuatro francos pagué!

- ¡Con tan poco he comprado el cielo!. me digo antes de perderme en esos dulces labios, en los salvajes besos que nos envuelven. Las manos se van enredando entre botones, liberando las pieles para que se encuentren y su tibieza se toque. Se saboréan con las manos el deseo que perla en por cada poro excitándose primero tierna y ahora violentamente.

La puerta cierran tras nosotros y nos es dado olvidar por un momento que existe un universo fuera de esas suaves sábanas blancas y esa penumbra encendida por el calor de nuestros cuerpos.

Finalmente desnudos, enredados uno al otro en estrecho abrazo; permanecimos amándonos, sin saber a ciencia cierta si pasaron sobre nosotros horas o días enteros...

Terra y yo

Terra y yo

Re: Terra y yo